
Bueno, en este capítulo me he dado cuenta de que estábamos traduciendo mal el mismísimo nombre del tomo. Disculpad. Soy de traducir al mismo ritmo que voy leyendo la historia, por tanto cosas como esta que se explican más adelante se me pueden pasar por completo. De hecho, esta traducción la estoy haciendo directamente del japonés (sin yo saber japonés), por lo que estoy obligada a ir editando el texto traducido mientras lo voy leyendo.
El nombre de «Kalvatia» (y no «Kaltciadia», como lo habíamos llamado antes) viene de la unión de Kaltcio y Polvatia. Es un pequeño spoiler; en este capítulo nos lo cuentan. Pero no os alertéis porque esta unión está en una fase muy inicial de negociaciones, no es que sea nada definitivo. Imagino que lo será, o si no el tomo no se llamaría así, pero bueno, eso no es spoiler porque el nombre del tomo fue ese desde el principio.
Aunque, hablando con propiedad, más que un tomo, es una secuela publicada por el autor en forma de webnovel. Nunca se ha editado la novela ligera de Kalvatia. Y eso que le veo todo el sentido, porque de hecho sigue la historia que en el Tomo EX quedó un poco a medias, ¿no? A mí me pareció un final un poco parche.
El caso es que he editado los nombres de las entradas anteriores, pero no he editado las imágenes, por si a alguien le parece extraño. Cuando saque el PDF de toda la historia esto quedará solo en una anécdota.
En fin, ¡disfrutad de la lectura!
-Xeniaxen
Cuando todos se reunieron en la sala de conferencias, antes de iniciar la sesión de crónica, los representantes de cada nación preguntaron al unísono por el caza polivalente de Gazetta.
—Me lo regalaron como recuerdo.
—¿Un regalo personal?
—Así es. Se lo pedí a Ced y me lo dio.
Ayuukas explicó que aquel caza de carga no había sido cedido por ningún estado u organización, sino como propiedad personal.
—¿Quién es Ced?
—Cedric Di Gloria. Es el verdadero nombre del sumo sacerdote, aunque normalmente lo mantiene en secreto.
—Vaya...
Yuusuke sabía por Sakuya que Ayuukas lo había seducido, pero no imaginaba que hubiera conseguido un caza como ofrenda.
—Es que lo tengo bebiendo de la palma de mi mano.
—...
Yuusuke sabía bien a lo que se refería, pero el resto de presentes inclinó la cabeza, tratando de descifrar las palabras de Ayuukas.
Para el sumo sacerdote, Ayuukas, con su aura de inmortalidad y su maternidad acogedora, era su prototipo de amante soñada: una joven de apariencia inocente que, al mostrarse seductora, encarnaba el ideal romántico que él había anhelado siempre. Había quedado completamente prendado de ella.
Ayuukas llevaba siglos codeándose con reyes y magnates. En la alta nobleza, donde se toleran todo tipo de excesos y excentricidades, no era raro que surgieran gustos peculiares. Y aquel sumo sacerdote, criado en el cerrado régimen de Polvatia, resultó ser un blanco irresistiblemente fácil.
—Al menos, ya nos hemos asegurado el apoyo de la máxima potencia de Polvatia.
—Eso es... impresionante.
La sala se maravilló al comprender la magnitud de la influencia de Ayuukas.
—Y esa máquina voladora es muy práctica. Quizá es más versátil que tus vehículos motorizados, Yuusuke.
—Ni pensarlo: no voy a replicarlo.
—Ñe.
Los otros dos representantes, de Blue Garden y Trent Rietta, seguían frunciendo el ceño: aquella mujer había superado con creces la imagen desenfadada que habían visto en la reunión informal previa. Alguno se preguntó con recelo si no habrían sido engañados.
El ambiente, que antes de comenzar la reunión era distendido, se tornó tenso. «Vaya... Ayuukas nos ha dejado en evidencia », suspiró Yuusuke.
Si Blue Garden, sedienta de tecnología polvatiense, se inclinaba ahora hacia Gazetta, la preocupación que comentaron cuando recibieron el informe de Hivodir en el palacio podría cobrar cuerpo. Como rostro de Fonkrank, Yuusuke no podía quedarse de brazos cruzados.
—Es cierto que el caza polivalente es poderoso y muy útil, pero de momento solo nos lo han prestado con tripulación, ¿no? —comentó Yuusuke, con intención de tomarse una pequeña revancha.
—Sí, así es.
—En mi opinión, extender su uso por Kaltcio no será fácil: hacen falta instalaciones específicas, formar a pilotos y técnicos, mantenimiento regular... Todo eso encarece muchísimo el proyecto.
A menos de ceder Gazetta entera a Polvatia para disponer de su personal y recursos, aquello no podría prosperar pronto.
—Además, un caza requiere infraestructura y un equipo dedicado solo a él. ¿Merecerá la pena el coste?
«Yo podría manejarlo solo, pero tú...» añadió Yuusuke en voz baja.
—Vaya, qué malvado eres —resopló Ayuukas.
Al escucharle, los demás representantes comprendieron que, pese a todo, Gazetta no tenía una ventaja insalvable. Relajaron su guardia y aliviaron la tensión. Ayuukas se encogió de hombros y fijó la vista en un rincón de la sala.
—Por cierto, ¿qué hace ese chico?
Al girar todos la mirada, vieron que Kou estaba generando unas pequeñas flores luminosas de magia y repartiéndolas entre los guardias y los sirvientes presentes en la sala.
—Toma, para ti.
—Ah, no. Yo...
Kou les ofrecía esas flores blancas, que se pegaban solas al pecho, brillando con un halo suave.
—Qué técnica tan curiosa. Si lo trajiste expresamente, quiere decir que no es un niño cualquiera, ¿eh?
—Bueno... supongo.
Ayuukas miró a Yuusuke como preguntando si debía tratarlo como un aliado de Sakuya, y este asintió de manera ambigua. Como parecía inofensivo, dejaron que Kou siguiera con su reparto.
Poco después, llegaría el grupo principal de embajadores polvatienses para la sesión en la Catedral de Kaltcio. Entonces se daría el parte de la misión, y se procedería con la selección y distribución de los diplomáticos según cada reino.
«¿Qué propósito tendrán esas flores...?», pensó Yūsuke, dispuesto a preguntárselo a Kou más tarde, mientras repasaba con la mirada la sala donde pronto empezaría la reunión.
En fin, ¡disfrutad de la lectura!
-Xeniaxen
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator
Traducido por: Xeniaxen
Capítulo 8
Hacia la reunión tras la vuelta de los emisarios
Dos días después de que Kou llegara a la mansión de Yuusuke, la delegación de Kaltcio enviada a Polvatia regresó. Los embajadores destinados al intercambio se quedaron allí, mientras que los representantes de Fonkrank y Gazetta fueron transportados de vuelta a sus respectivos países en cazas polivalentes. Los embajadores enviados desde Polvatia, sin embargo, vendrían directamente a la Catedral de Kaltcio cuando se celebrara la reunión de crónica de la misión diplomática. En ella se reunirían los representantes de las Cuatro Grandes Naciones, y ya se había decidido prácticamente dónde se alojaría cada uno.
—¡Representante principal de Fonkrank, Hivodir, informando mi regreso!
—Bien... Me alegra que hayáis vuelto sanos y salvos. Mi padre y los demás esperan tus noticias —respondió Violet dándole la bienvenida.
Acompañados por la princesa, Hivodir y su grupo subieron a la sala de audiencias del Palacio de Volance, donde aguardaban el Rey Esvobus, sus consejeros, altos funcionarios y los comandantes de las guardias reales.
Ante esa asamblea de dignatarios, Hivodir, sin un ápice de nerviosismo, expuso con firmeza los logros obtenidos en las negociaciones con Polvatia.
En primer lugar, se había acordado llamar «Kalvatia» al territorio fusionado de Kaltcio y Polvatia. Los nombres Kaltcio y Polvatia se conservarán para referirse a las respectivas regiones.
—La organización más numerosa de Polvatia, la «Venerable Cofradía de la Luz Verdadera», liderada por el sumo sacerdote, busca estrechar vínculos con Gazetta. Debemos vigilar con atención ese acercamiento. —El rey Esvobus y los presentes fruncieron el ceño ante esa última noticia, pero Hivodir prosiguió con buenas nuevas—. Como contrapeso, hemos forjado alianzas con varias organizaciones influyentes, empezando por «Viento del Alba», la facción respaldada por la heroína Alicia.
Un suspiro de alivio recorrió la sala, así como murmullos de reconocimiento ante la audaz maniobra de Hivodir: había preparado el terreno para tener conversaciones extraoficiales con esas fuerzas capaces de hacer frente a la Cofradía de la Luz Verdadera.
—También cabe destacar la intervención de la sacerdotisa Ayuukas —continuó Hivodir—. Nos facilitó esos vínculos gracias a sus maniobras secretas y al apoyo de la enigmática Sakuya, el ser mágico de alas negras.
Todas las miradas se volvieron hacia Yuusuke. Los asistentes habían oído rumores de que Sakuya había aparecido repetidamente en Gazetta.
—Le pedí que visitara Gazetta de vez en cuando para contener a los supremacistas. Su presencia allí les resulta muy incómoda y les hace temer sus movimientos.
Desde que se formó la Confederación de los Cinco Clanes, sabían que Gazetta no era un bloque. Ahora, con el auge de facciones extremistas que defendían la hegemonía y planeaban incluso el magnicidio contra el Rey Shinja, la situación era crítica.
Para preservar la paz entre las Cuatro Grandes Naciones y el buen funcionamiento de la Confederación, necesitaban que el rey Shinja, firme partidario de ese sistema, permaneciera a salvo y con vida.
—Entiendo. Entonces podemos considerar a esa dama como aliada de nuestro reino, ¿verdad? —inquirió un consejero.
—Así es. Pueden darlo por seguro —confirmó Yuusuke.
Satisfechos con su explicación, los funcionarios debatieron a continuación la estrategia contra Polvatia:
—Creo que lo mejor es reforzar nuestros lazos con Viento del Alba y las demás organizaciones aliadas de la heroína Alicia.
—De acuerdo, organicemos cuanto antes ese encuentro extraoficial con ellos.
Nadie se opuso, y el Rey Esvobus aprobó de inmediato la directriz como política de estado. En la próxima sesión informativa de la misión diplomática, Fonkrank expondría esa postura. Aunque existieran recelos tras aliarse con la Cofradía de la Luz Verdadera, Gazetta podría inclinarse hacia su lado.
Se esperaba que Trent Rietta siguiera a Fonkrank, pero Blue Garden, entusiasmada con la tecnología mágica polvatiense y con los vínculos de amistad de antaño entre la Reina Rishause y el Rey Shinja, podría actuar por su cuenta.
—Bueno, confío en que la Reina sabrá mantener bien el equilibrio —susurró Yuusuke.
Todos asintieron, convencidos de que no había motivo para preocuparse.
Esa noche, en la mansión de Yuusuke, los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro se reunieron con Kou para conocer su formidable habilidad de lectura mental.
Al principio, Yuusuke pensaba llevar a Kou al palacio para presentárselo, pero la tremenda potencia de la habilidad de lectura mental de Ku le hizo cambiar de planes: en lugar de exponerlo ante extraños, los invitó a todos a la mansión para que lo conocieran en un entorno de confianza. El objetivo era compartirles información sobre Kou y que, en caso de imprevistos, supieran actuar juntos con rapidez.
—Vaya, ¿otro viajero de otro mundo, como Sakuya? —comentó Hinke, sin inmutarse.
—A simple vista, parece un niño corriente —añadió Vermeer, que ya lo escudriñó de arriba a abajo.
Yuusuke explicó que, aunque Kou parecía un chico normal, en realidad era un «golem invocado con aspecto juvenil»: un cuerpo compuesto por pura energía mágica cuya habilidad física era la de un niño cualquiera, pero cuyo manejo de la magia (es decir, de los «espíritus divinos») superaba con creces al de cualquier persona.
—Su facultad de leer la mente del adversario es de otro mundo... ¡Dejó a Reifold hecho un lío! —resumió Yuusuke.
—Me habría gustado verlo —dijo Hinke.
—Mejor no. No le des más vueltas. Si lo molestamos demasiado, podría enfadarse y sacarnos los colores de un plumazo.
Reifold incluso se había atrevido a hipnotizar a Yuusuke, así que la Patrulla del Dios Oscuro no le guardaba mucha simpatía.
—¿Así que con Kou podremos sondear mejor las intenciones de los demás países? —preguntó Zhahid, sinceramente impresionado.
—No, no creo que sea necesario —contestó Yuusuke.
Las miembros restantes tomaron entonces la palabra:
—Yo soy Zaisha. Me encargo de las artes acuáticas curativas en la Patrulla del Dios Oscuro. Encantada, Kou.
—Y yo soy Hisotta... Me encargo de las artes aéreas de transmisión —dijo ella, tan asustada que apenas logró juntar esas sílabas.
—¡Encantado!
Yuusuke pensó que las chicas habían respondido con una cortesía ejemplar, digna de la gran Patrulla del Dios Oscuro.
Finalmente, llegó el día de la reunión de crónica de la delegación. Junto a Hivodir y su escuadrón, la Patrulla del Dios Oscuro subió a su vehículo motorizado y se dirigió, como la vez anterior, al pedestal de piedra en la periferia de Sanc Adiet.
Esta vez, Reifold no les acompañó.
—Estoy deseando probar esto de Shift Move —dijo Kou, emocionado desde el asiento central, refiriéndose al truco de intercambio de ubicación de parte del terreno—, esa trampa que os permite teletransportaros en un instante gracias a [Creación Personalizada].
—Listos... ¡Ejecutar! —con su habitual calma, Yūsuke dio la orden.
Y en un parpadeo, el vehículo desapareció de Sanc Adiet y reapareció junto a la gran Catedral de Kaltcio.
Junto al lago se alzaba la Catedral de Kaltcio. Al ir avanzando lentamente con el vehículo motorizado por el estacionamiento y cochera del recinto, Sun, que miraba por la ventanilla del asiento delantero, reparó en algo.
—Yuusuke, ¿eso no es un caza polivalente?
—¿Eh? Tienes razón... —El joven oscuro siguió con la mirada el dedo de Sun y vio un caza con una caja de carga acoplada—. ¿Ya habrán llegado los enviados por Polvatia?
—¿No os parece que viene de otra dirección? —señaló entonces Vermeer, que asomó la cabeza por la ventanilla trasera—. Además, ¿solo hay uno?
Un caza polivalente podía transportar apenas una decena de personas. Para traer a todos los embajadores de Polvatia destinados a los distintos reinos de Kaltcio harían falta al menos tres. Y, mientras Polvatia estaba al norte, aquella nave estaba sobrevolando el lago y se estaba aproximando desde el sur.
Cuando el caza empezó a descender, Sun vio algo más:
—¡Mirad! ¿No es el emblema de Gazetta?
—¿En serio...?
A punto de tocar tierra junto a su vehículo, vieron que el caza lucía el blasón de Gazetta. Entonces empezaron a descender los representantes de Gazetta, con Ayuukas al mando.
—¡Ayuukas!
—Me imaginé que vendríais hoy también, Yuusuke. Pero hay caras que no reconozco... ¿Quién es ese niño tan grandote junto a ti? —comentó ella con una sonrisa, al ver a Kou bajar del vehículo y fijarse después en Sun.
Sun se sonrojó al instante, pero Yuusuke, intrigado, preguntó:
—¿Y este caza? ¿De dónde ha salido?
— Ja, ja, ja... Pues ya ves.
Ayuukas desvió el tema y, con un aire divertido, los invitó a entrar en la catedral. Por lo demás, los enviados de Blue Garden y Trent Rietta habían llegado unos días antes, de modo que, según lo previsto, los representantes de las Cuatro Grandes Naciones estaban ya todos reunidos.
Los enviados de Blue Garden eran los mismos que en la anterior ocasión, pero Trent Rietta había reducido su contingente para desplazarse con más rapidez: asistía la imponente general Brentford y la resuelta señorita Valerie, mientras que sus ayudantes Welsh, Rufina y el joven esclavo Od permanecieron en el reino.
Cuando todos se reunieron en la sala de conferencias, antes de iniciar la sesión de crónica, los representantes de cada nación preguntaron al unísono por el caza polivalente de Gazetta.
—Me lo regalaron como recuerdo.
—¿Un regalo personal?
—Así es. Se lo pedí a Ced y me lo dio.
Ayuukas explicó que aquel caza de carga no había sido cedido por ningún estado u organización, sino como propiedad personal.
—¿Quién es Ced?
—Cedric Di Gloria. Es el verdadero nombre del sumo sacerdote, aunque normalmente lo mantiene en secreto.
—Vaya...
Yuusuke sabía por Sakuya que Ayuukas lo había seducido, pero no imaginaba que hubiera conseguido un caza como ofrenda.
—Es que lo tengo bebiendo de la palma de mi mano.
—...
Yuusuke sabía bien a lo que se refería, pero el resto de presentes inclinó la cabeza, tratando de descifrar las palabras de Ayuukas.
Para el sumo sacerdote, Ayuukas, con su aura de inmortalidad y su maternidad acogedora, era su prototipo de amante soñada: una joven de apariencia inocente que, al mostrarse seductora, encarnaba el ideal romántico que él había anhelado siempre. Había quedado completamente prendado de ella.
Ayuukas llevaba siglos codeándose con reyes y magnates. En la alta nobleza, donde se toleran todo tipo de excesos y excentricidades, no era raro que surgieran gustos peculiares. Y aquel sumo sacerdote, criado en el cerrado régimen de Polvatia, resultó ser un blanco irresistiblemente fácil.
—Al menos, ya nos hemos asegurado el apoyo de la máxima potencia de Polvatia.
—Eso es... impresionante.
La sala se maravilló al comprender la magnitud de la influencia de Ayuukas.
—Y esa máquina voladora es muy práctica. Quizá es más versátil que tus vehículos motorizados, Yuusuke.
—Ni pensarlo: no voy a replicarlo.
—Ñe.
Los otros dos representantes, de Blue Garden y Trent Rietta, seguían frunciendo el ceño: aquella mujer había superado con creces la imagen desenfadada que habían visto en la reunión informal previa. Alguno se preguntó con recelo si no habrían sido engañados.
El ambiente, que antes de comenzar la reunión era distendido, se tornó tenso. «Vaya... Ayuukas nos ha dejado en evidencia », suspiró Yuusuke.
Si Blue Garden, sedienta de tecnología polvatiense, se inclinaba ahora hacia Gazetta, la preocupación que comentaron cuando recibieron el informe de Hivodir en el palacio podría cobrar cuerpo. Como rostro de Fonkrank, Yuusuke no podía quedarse de brazos cruzados.
—Es cierto que el caza polivalente es poderoso y muy útil, pero de momento solo nos lo han prestado con tripulación, ¿no? —comentó Yuusuke, con intención de tomarse una pequeña revancha.
—Sí, así es.
—En mi opinión, extender su uso por Kaltcio no será fácil: hacen falta instalaciones específicas, formar a pilotos y técnicos, mantenimiento regular... Todo eso encarece muchísimo el proyecto.
A menos de ceder Gazetta entera a Polvatia para disponer de su personal y recursos, aquello no podría prosperar pronto.
—Además, un caza requiere infraestructura y un equipo dedicado solo a él. ¿Merecerá la pena el coste?
«Yo podría manejarlo solo, pero tú...» añadió Yuusuke en voz baja.
—Vaya, qué malvado eres —resopló Ayuukas.
Al escucharle, los demás representantes comprendieron que, pese a todo, Gazetta no tenía una ventaja insalvable. Relajaron su guardia y aliviaron la tensión. Ayuukas se encogió de hombros y fijó la vista en un rincón de la sala.
—Por cierto, ¿qué hace ese chico?
Al girar todos la mirada, vieron que Kou estaba generando unas pequeñas flores luminosas de magia y repartiéndolas entre los guardias y los sirvientes presentes en la sala.
—Toma, para ti.
—Ah, no. Yo...
Kou les ofrecía esas flores blancas, que se pegaban solas al pecho, brillando con un halo suave.
—Qué técnica tan curiosa. Si lo trajiste expresamente, quiere decir que no es un niño cualquiera, ¿eh?
—Bueno... supongo.
Ayuukas miró a Yuusuke como preguntando si debía tratarlo como un aliado de Sakuya, y este asintió de manera ambigua. Como parecía inofensivo, dejaron que Kou siguiera con su reparto.
Poco después, llegaría el grupo principal de embajadores polvatienses para la sesión en la Catedral de Kaltcio. Entonces se daría el parte de la misión, y se procedería con la selección y distribución de los diplomáticos según cada reino.
«¿Qué propósito tendrán esas flores...?», pensó Yūsuke, dispuesto a preguntárselo a Kou más tarde, mientras repasaba con la mirada la sala donde pronto empezaría la reunión.
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