
Bueno, bueno~
Si alguien pensaba que WCC se había acabado aquí, pues resulta que no. A partir de ahora iré publicando los capítulos de la última webnovel que Alphapolis nunca llegó a editar como Tomo de la serie.
Lamentablemente, estos capítulos solo tienen texto y no tienen imágenes, por lo que las portadas de cada post tendrán siempre el mismo aspecto. Lo siento.
Son un total de 30 capítulos + prólogo + epílogo, así que todavía tenemos WCC para rato.
Edit: Me he dado cuenta en el capítulo 8 que el tomo se llama Kalvatia y no Kaltciadia (ya lo he corregido en los títulos de las entradas del blog, aunque no en las imágenes). Era, efectivamente, un juego de palabras, pero entre Kaltcio y Polvatia. ¡¿Quién iba a saberlo antes de leer nada?! Ni siquiera sabía que se le daría continuidad a Polvatia antes de empezar traducir esta secuela.
Además, el juego de palabras original es un poco enrevesado. Estaba claro que el inicio hacía referencia a Kaltcio, que se escribe カルツィオ, ya que empiezan con los mismos dos kanjis (カル = "kal"). Pero luego Kalvatia, que se escribe カルパディア, sigue con パ ("pa") y ディア ("dia"). Mientras que Polvatia se escribe ポルヴァーティア, con un ヴ ("va") y un ティア ("tia"). Pero se ve que en el habla japonesa son diferencias mínimas que suenan casi igual. En fin, que era difícil de adivinar desde un principio sin tener contexto ni saber japonés.
¡Espero que os guste!
-Xeniaxen
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator
Traducido por: Xeniaxen
Prólogo
Varias decenas de días después de la fusión de los continentes de Kaltcio y Polvatia... En Kaltcio estaba a punto de empezar el Festival de la Cosecha, que se celebra al inicio de la estación de tierra. El eco de las batallas libradas entre ambos continentes se había desvanecido, y ahora reinaba la calma.
En el Palacio de Volance, que se alzaba en el corazón de Sanc Adiet, la capital del reino de Fonkrank, Yuusuke (conocido como el Dios Oscuro de la Calamidad) estaba refunfuñando de la situación global:
—Los movimientos de Gazetta, la opinión pública interna, la atenta vigilancia de las fuerzas de Polvatia... ¡Vaya lío de mundo que nos ha quedado!
—Como si no fuera cosa tuya —replicó Violet, que una vez más había irrumpido en la habitación de Yuusuke para rebuscar entre sus cachivaches.
Violet era una buena amiga y también la jefa de Yuusuke. Por el curso de los acontecimientos, iban a coronarla pronto como reina.
—Si de verdad quisieras hacer honor a tu título de dios oscuro, podrías haber triturado la propia tierra de Polvatia con tu habilidad; igual así no habríamos tenido tanto lío, ¿eh?
Tras la guerra contra Polvatia, ella había llegado a comprender con mucha más profundidad el alcance del poder de Yuusuke.
—¡¿Qué dices?! ¡Qué bestia eres!
Es verdad que quizá no habría sido del todo imposible. Pero hacer algo así sería pasarse de la raya...
—En vez de dios oscuro, ¡entonces te habrían llamado dios de la aniquilación absoluta!
«Ahora que lo pienso... », se preguntó Yuusuke de pronto, «Si puedo personalizar el suelo y ampliar mi zona de influencia, ¿podría agrandar el radio para abarcar toda la tierra en mi menú de personalización...?».
Estaba pensando en transformar la vasta llanura de Kaltcio‑Polvatia, esa tierra flotante en forma de disco, en un planeta esférico al estilo de la Tierra.
«Claro que todo el proceso de asimilación llevaría años... En fin...», concluyó.
—Hablando de eso —Violet interrumpió sus pensamientos—, parece que van a usar la Catedral de Kaltcio para elegir a los representantes de aquella conferencia, ¿no?
—Así es. Es el edificio de mayor envergadura en Kaltcio, a parte del palacio, y además es un lugar donde las cuatro grandes naciones colaboraron en pos de la igualdad.
Próximamente, para establecer relaciones diplomáticas con Polvatia, querían enviar un emisario de paz a negociar con sus representantes. Para seleccionar a los embajadores de Kaltcio se iba a convocar una reunión entre las cuatro grandes potencias, y como sede iban a emplear la Catedral de Kaltcio, junto al Lago Reflejo Lunar, el mismo lugar donde antaño se reunieron los monarcas de cada nación para proclamar la Confederación de los Cinco Clanes.
—Aunque oficialmente está previsto que se reúnan enviados de las cuatro grandes potencias, al final ya está decidido que irán los representantes de Fonkrank y Gazetta...
Violet asintió sin poner objeciones; para Yuusuke aquello era casi un mero trámite.
—En la pasada guerra, Blue Garden y Trent Rietta prácticamente no hicieron nada.
—Bueno, comparados con nosotros y Gazetta, claro.
Aunque aquellas dos naciones prestaron algo de apoyo tras bambalinas, lo más lógico era que los únicos que combatieron directamente contra el ejército de Polvatia fueran los enviados de Kaltcio.
—Por cierto, ¿vendrá también Sakuya?
—Dijo que lo intentaría.
—¡Qué bien! Así estaremos cubiertos si surge cualquier imprevisto.
—Ja, ja, ja. Sí, eso espero.
Sakuya Tsuzuki, la maga de otro mundo, apareció por primera vez el día en que la unidad de reconocimiento de Polvatia desembarcó en Kaltcio y entabló combate. Llegó aquí procedente de la Tierra, el mundo original de Yuusuke. Gracias a su extraordinario poder, su intervención fue de gran ayuda en la guerra contra Polvatia.
Hoy en día, Sakuya seguía pasando con regularidad por este mundo: fortalecía su lazo con Yuusuke e incluso mantenía intercambios personales con la heroína polvatiense Alicia, involucrándose de lleno en los asuntos de ambos continentes.
—Y, ¿qué tal va lo de Gazetta?
—Pues... parece que todavía no hay nada claro. Seguro que en la próxima conferencia de las Cuatro Grandes Naciones podremos enterarnos de los detalles por parte de Ayuukas —respondió Yuusuke, encogiéndose de hombros.
Unos días después de que la guerra contra Polvatia entrara en una fase de calma, Yuusuke recibió una misiva ultrasecreta de Ayuukas, la chamana de Gazetta. El mensaje advertía de «movimientos inquietantes» en el interior de Gazetta. ¿Por qué habría informado a Yuusuke de asuntos internos de su reino? Él pensó que esas maniobras estarían poniendo en riesgo su propia seguridad.
En Gazetta todavía subsistían numerosas facciones aferradas a su ideal hegemónico de dominación. Hasta ahora, esa corriente había sido contenida por la declaración de la Confederación de los Cinco Clanes, pero la reciente invasión de Polvatia les había abierto nuevas esperanzas.
El poder de Polvatia, sustentado en sus armas mágicas, superaba con creces a la fuerza militar de Kaltcio, basada en artes divinas. El único capaz de hacerles frente resultó ser Yuusuke. A partir de ese hecho, surgió la ambición de apoderarse de aquella tecnología para que los guerreros desvalidos pudieran derrocar a la sociedad de los usuarios de artes divinas y conquistar Kaltcio. Y, como consecuencia, en Gazetta brotó una facción dispuesta a asesinar a Yuusuke. Justo aquello que Ayuukas y Shinja temieron desde el final de la guerra.
—Qué irónico... Los de Gazetta, que te consideraban el salvador de su clan, ahora traman asesinarte.
—De verdad, ya les podría haber dado por otra cosa.
Por ahora no había habido movimientos a pleno día; sólo circulaba el rumor de que existía esa facción, pero que esa preocupación viniera del propio seno de Gazetta ya era de por sí un problema.
—Me temo que en Polvatia habrá quien se alíe con esa facción para hacerte frente.
—Eso es lo que me han dicho; es el principal peligro.
Más allá del asunto del asesinato, había que impedir a toda costa que hubiera armas poderosas que se extendieran entre organizaciones clandestinas. Yuusuke siempre había sido muy cauteloso al crear con su habilidad de personalización armas o vehículos de combate de gran potencia.
—Es cierto que, para reforzar nuestra tecnología y capacidad militar, en cierto modo, no queda otra...
—Ya, la introducción de la tecnología mágica va a desequilibrar el balance de poder sin duda.
Trent Rietta, por ejemplo, si obtuviera técnicas de magia avanzada seguramente las emplearía en busca de entretenimiento. Pero en el caso de Gazetta, con sus problemas internos... Aunque la política de paz del Rey Esvobus lo mantenía contenido, Fonkrank era en realidad una potencia militar considerable. Y Blue Garden, situada entre esas dos grandes naciones, probablemente se mostrara también dispuesta a incorporar tecnología mágica para afrontar los tiempos venideros. Al fin y al cabo, la semilla de calamidades que trajo Polvatia seguía latente.
Desde el principio se supo que el plan de modificación de la ciudad sacra Castle Palace, la maniobra que silenció a Polvatia en la última batalla, no había sido más que una medida apresurada y temporal. Pero, si todo pudiera resolverse en un periodo de paz, sería lo ideal.
Como parte de la investigación de su habilidad de personalización, Yuusuke se aplicaba a fabricar todo tipo de cachivaches, y Violet disfrutaba rebuscando entre ellos. En la habitación privada de Yuusuke, en esa escena de siempre que se había repetido tantas veces, pero ahora salpicada de discusiones más políticas, ambos murmuraron en voz baja, contemplando cómo incluso sus ratos de ocio habían adquirido un trasfondo distinto.
—Ojalá que cuando asciendas al trono las cosas estén más calmadas.
—Eso, eso.
Al atardecer, como de costumbre, el guardia personal y tutor de Violet, Krielov se la llevó a sus lecciones. Así pues, Yuusuke dio por terminada su jornada y se dispuso a volver a casa. Subió al segundo piso del palacio y entró en la segunda sala de descanso de la guardia divina, ahora convertida casi por completo en sala exclusiva de los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro. Allí estaban Vermeer, Zhahid y Zaisha.
—¡Ey, hola! ¿Solo sois tres hoy?
—Buenas tardes, capitán —Zaisha y Zhahid le correspondieron el saludo.
—Hinke e Hisotta no están de servicio hoy —explicó Vermeer.
―Ya, Hisotta todavía echa una mano en la granja de sus padres —comentó Yuusuke—. Y Hinke... bueno, sigue de parranda, pero al menos se ocupa de sus hombres cuando toca.
―¿Ya se va? ―preguntó Vermeer.
―Sí, me piro. Hasta mañana.
Se despidió de ellos y abandonó el salón de descanso. Al llegar a la estación de vehículos en la planta baja, abrió el menú de personalización y visualizó los adoquines frente a su casa. Hoy no iba a usar su vehículo privado, sino el Shift Move para teletransportarse.
―Pues... ¡Vamos allá! Ejecutar.
Los efectos de luz surgieron bajo sus pies y, junto con el suelo del garaje que ocupaba su lugar, trasladó su cuerpo ante la puerta de su mansión, intercambiando los adoquines de ambos sitios.
—¡Ya estoy en casa!
—Bienvenido, mi señor —respondió el mayordomo jefe Zaffis, haciendo una reverencia antes de abrirle la puerta.
Las cuatro habitantes de la casa lo recibieron como siempre al entrar:
—Bienvenido, Yuusuke.
—¡Hola, Yuusuke!
La joven desvalida Sun y la antigua agente de manipulación convertida en esclava de Yuusuke, Raazsha, bajaron hasta el vestíbulo para saludarle. Tras ellas, caminaban Rasanaasha, antes cortesana de lujo y espía, conocida como la Princesa Cantarina, que se autoproclamó amante de Yuusuke, y Parcer, una heroína de Polvatia hacía cuatro generaciones.
—¿Cómo ha ido hoy el día, Yuusuke?
—¿Ya has vuelto, Yuusuke?
Y una última presencia: una chica de cabello negro, ataviada con un vestido que le recordaba a un uniforme de criada, pero con un aire marcadamente mecánico.
—Hola, Yuusuke.
Su pronunciación de «Yuusuke» en un japonés aún más fluido que el de Sun revelaba su origen distinto. Su nombre era Rectima. Hacía unos quince días, Sakuya la había traído y le había pedido a Yuusuke que la acogiera en la mansión.
Rectima aparentaba ser una mujer de veintitantos, pero no era humana: era una «asistente robot», una entidad construida íntegramente con tecnología mágica. Eso sí, su ingeniería no tenía nada que ver con la de Polvatia.
(Xeniaxen: ¿Creéis que se acuesta con todas? A Raaz y Nasha les va el mambo, y a Sun ya la desfloró.)
Sayuka la sacó del otro mundo en el que estaba involucrada, unas ruinas donde se conservaba la tecnología mágica de una supercivilización milenaria. Era como una reliquia de la antigüedad. Por cierto, quien la descubrió fue un joven aventurero llamado Kou, que disfrutaba explorando aquellas tierras.
Yuusuke recordó entonces una vez que Sakuya lo llevó de caza contra un señor demonio en ese mundo durante medio día, y allí conoció a Kou: un aventurero gólem con la curiosa condición de existir como ente espiritual.
Cuando trajeron a Rectima a este plano, no era más que un cascajo de hierro ennegrecido, pero Yuusuke la reparó por completo usando su habilidad de personalización y la dejó con su apariencia actual.
Aun así, ella había perdido casi todos sus recuerdos. Al parecer, los datos originales seguían intactos en su «módulo de memoria», pero aún no sabían cómo extraerlos, así que continuaba en fase de recuperación. Por eso, además de cuidarla como parte de la rehabilitación, la acogieron en la mansión de Yuusuke.
Al echar un vistazo al vestíbulo, Yuusuke vio alineadas a las residentes: mujeres con historias tan peculiares como él (Sun, Rasanaasha, Raazsha, Parcer y Rectima). Todas ellas, por sus propios motivos, profesaban un cariño o interés especial hacia él. Yuusuke se dio cuenta de lo extraordinario que había llegado a ser su hogar.
—Siento que esto... se está convirtiendo en un harén...
—¿Eh? ¿No te habías dado cuenta antes? —le espetó Raazsha.
Sun asintió a su lado; Rasanaasha, desde atrás, esbozó una sonrisa cómplice; y Parcer, divertida, se rió abiertamente. Rectima, inmutable en su expresión, se inclinó ante el cabizbajo Yuusuke y le dedicó un respetuoso:
—Buen trabajo, Yuusuke.
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