
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator
Traducido por: Xeniaxen
Capítulo 11
El regreso de la heroína de Polvatia
Tras invertir tres días en reorganizar la infraestructura de la nueva Castle Palace, Yuusuke encontró una extraña conexión en una de las redes de tuberías que se extendían desde la Gran Basílica.
Cuando un objeto o una ciudad es incorporada como un elemento de mapa, puede visualizarse toda su estructura interna. Sin embargo, cuando el objeto es demasiado grande, no cabe en una sola pantalla y debía desplazarse para obtener una visión completa. Así fue como Yuusuke se percató de que, desde la instalación de control, situada bajo la Gran Basílica, aparecía una flecha que indicaba la posibilidad de seguir desplazándose aún más abajo.
—Mmm... Por la disposición de las salas y los equipos, parece una especie de hospital o algo así.
—¿Quizás se trate de un refugio de emergencia para altos cargos?
—Que el equipo esté en funcionamiento significa que ahora mismo hay alguien utilizándolo, ¿no?
Kanan y Alicia escuchaban la explicación de Yuusuke sobre las instalaciones subterráneas. Basándose en rumores que habían oído y en información del terminal de la sala de mando central, intentaron deducir su función.
Ya habían comprobado anteriormente que desde la sala de mando podían contactar con instalaciones especiales, como la que contenía el dispositivo de control de navegación continental, desde donde habían llamado al personal para que subiera a la superficie. Ahora bien, con esta instalación subterránea no existía comunicación visual mediante los monitores de proyección. Por ello, ni siquiera sabían si las personas allí dentro eran conscientes de la situación en la superficie. No había claridad acerca del tipo de instalación ni del número o el rango de los individuos presentes en ella.
—Tampoco es que podamos preguntarles al alto oficial sacro o al sumo sacerdote directamente... —alertó Yuusuke.
—Es cierto —convino Alicia—. Ahora mismo, mejor no revelarles que tu poder no llega a todas partes.
Ella se ofreció para acompañarle en la investigación, en lo que apoyaba sobre su hombro la gran maza fabricada por el dios oscuro.
—Entonces, yo me quedaré aquí investigando más sobre esa instalación —intervino Kanan mientras acercaba uno de los monitores de proyección hacia él y se acomodaba en la silla improvisada que Yuusuke había creado.
—De acuerdo. Te dejamos al mando por ahora, Kanan. Cerraré todas las salidas de aquí por precaución, así que asegúrate de tener suficiente agua y comida.
Considerando la posibilidad de que la investigación se extendiera, Yuusuke reforzó la seguridad alrededor de la sala de mando central.
—Por favor, no me dejes atrapado aquí sin salida, ¿eh? —respondió Kanan en tono de broma.
—No te preocupes, volveremos pronto. Estoy contigo, después de todo.
En ese ambiente distendido, los tres prepararon sus siguientes pasos. Tras varios días reorganizando Polvatia, Yuusuke, Alicia y Kanan ya se habían convertido en compañeros de confianza en esta misión conjunta.
La instalación del dispositivo de control para la navegación continental estaba conectada a través de un pasaje especial desde el área superior de la Gran Basílica, reservado exclusivamente para el sumo sacerdote. No obstante, esta instalación desconocida solo tenía un único acceso directo, desde un hospital exclusivo para altos cargos. Yuusuke y Alicia se trasladaron mediante Shift Move desde la sala de mando central hasta la entrada misma de ese misterioso complejo.
—Una instalación subterránea oculta, con aspecto de hospital... Me da la sensación de que aquí podría haber algo desagradable.
—¿Por qué lo dices?
—Bueno... porque estas instalaciones subterráneas suelen dedicarse a experimentos turbios que crean monstruos y cosas así. Al menos esa es la teoría habitual —Yuusuke encogió los hombros, aclarando que se refería a un concepto típico de los videojuegos.
—No lo entiendo muy bien —Alicia inclinó la cabeza confundida—, pero parece algo así como una mazmorra que explorarían los aventureros.
En su mundo original, Alicia aspiraba a convertirse en aventurera y se dirigía precisamente a una ciudad con una mazmorra y una academia para entrenar aventureros cuando fue invocada a este mundo. Sentía cierta extraña coincidencia al encontrarse justo ahora, después de haber cumplido su papel como heroína, frente a una instalación semejante.
—Bien, empecemos a investigar.
—Vale. Yo iré delante. Abre la puerta.
Alicia afianzó el agarre de la maza, la balanceó una vez en el aire para comprobar el peso y se posicionó firmemente frente a la pesada puerta.
Yuusuke ya había realizado una búsqueda preventiva. Al modificar apenas unos milímetros el suelo de la instalación y volverlo ligeramente blando sin producir efectos visibles desde fuera, podía detectar la presencia de cualquier objeto móvil por la leve deformación del suelo. Gracias a ello, sabía que no había movimiento alguno al otro lado de la puerta. Aun así, no descartaba que pudiera haber algo flotando en el aire.
«Además, podría haber sistemas de seguridad o trampas», pensó. Si se trataba de dispositivos fijos, podría neutralizarlos inmediatamente mediante la personalización, pero los dispositivos autónomos capaces de volar necesitarían ser tocados directamente.
—Primero vamos a verificar visualmente que es seguro antes de abrir la puerta.
—¿Visualmente?
Yuusuke hizo aparecer la pantalla de personalización, ajustó algo con rapidez y, tras murmurar un teatral «¡Ejecutar!», una parte de la puerta brilló brevemente antes de que una pequeña ventana apareciera en ella. Incluso tenía una lámina transparente como cristal reforzado.
—Ah, claro... Me olvidaba de que podías hacer cosas así.
Dentro de los edificios, el poder de Yuusuke era casi omnipotente. No necesitaba arriesgarse explorando terreno desconocido directamente; podía verificar previamente si existía algún peligro. Siempre que un objeto estuviera conectado, su poder no tenía límite aparente.
—Hmm... No parece haber ningún peligro visible.
—Bien, avancemos entonces.
Después de comprobar visualmente que todo parecía seguro, se adentraron en la misteriosa instalación subterránea.
Un largo y desangelado pasillo continuaba recto durante un trecho. En comparación con los pasillos modernos y decorados con grandeza que caracterizaban tanto la Gran Basílica como otras instalaciones de Polvatia, este tenía un aire bastante más antiguo.
Al llegar al final, el camino se bifurcaba a izquierda y derecha. Un lado era un callejón sin salida con una pequeña sala. Parecía un almacén, pero no encontraron nada especialmente destacable en su interior. El otro pasillo tenía una reja metálica en el suelo y numerosas habitaciones a ambos lados.
—La estructura parece de hospital, pero al estar aquí da más la impresión de ser una prisión.
—Es verdad. Esa pequeña habitación a la derecha probablemente sea un puesto de vigilancia, y las que se extienden al fondo tienen pinta de celdas individuales.
Alicia supuso que quizá se trataba de algún tipo de instalación para retener en secreto a individuos de alto rango. No eran poco frecuentes las prisiones que incluían instalaciones médicas. Sin embargo, al comprobar la estructura completa desde su pantalla de personalización, Yuusuke pensaba que, para ser solo un centro de reclusión, había demasiadas salas parecidas a quirófanos.
—Todas estas habitaciones están vacías...
—Y parece que llevan bastante tiempo sin utilizarse.
Tras eliminar la reja metálica y acceder al pasillo del fondo, Yuusuke y Alicia avanzaron revisando cada una de las habitaciones que encontraban a su paso. Todas tenían un diseño sencillo, idéntico entre sí, con apenas una cama y una silla. Tanto el suelo como las camas estaban cubiertos de polvo.
—Sin embargo, por este pasillo sí que parece que haya pasado gente recientemente.
—Sí, el aire es distinto al de las habitaciones vacías.
En el puesto de vigilancia había incluso pegado un folleto informativo distribuido recientemente entre los fieles en la Gran Basílica, lo que evidenciaba que alguien había visitado el lugar hacía poco.
Al final de este nuevo pasillo, el camino volvía a bifurcarse. Hacia la izquierda se extendía una amplia sala circular conectada con ocho pequeñas habitaciones. Cada una de ellas tenía una especie de camilla o plataforma en el centro, rodeada por estanterías llenas de frascos y utensilios diversos, similares a las de un quirófano. Las plataformas tenían, además, correas para sujetar brazos y piernas.
—Esto no parecen quirófanos, sino, más bien, un laboratorio.
—Coincido... No es precisamente un lugar agradable.
Allí tampoco había indicios de uso reciente; tanto las plataformas como las estanterías acumulaban polvo.
—Ostras. En la habitación del extremo opuesto sí que parece haber presencia humana ahora mismo.
—¿Puedes percibirlo? Ah, es verdad, antes mencionaste algo de detectar presencias.
—Sí, hice un pequeño truco en el suelo de toda la instalación. Puedo notar si hay alguien caminando...
Yuusuke había detectado que alguien se movía de vez en cuando dentro de aquella habitación. Parecía una figura ligera, con poca masa corporal y de pasos cortos, que caminaba sobre dos piernas. La puerta estaba fuertemente cerrada desde fuera, sin posibilidad aparente de ser abierta desde el interior.
—¿O sea que la persona está encerrada?
—Bueno, viendo el resto de las habitaciones, parece bastante claro que ese es el objetivo de esta instalación.
Dado lo visto en las pequeñas salas anteriores, probablemente no fuera un simple centro de detención. Aun así, Yuusuke tenía claro que se trataba de una instalación pensada para mantener encerrada a gente.
Al fondo del pasillo que se extendía en dirección opuesta al gran vestíbulo, llegaron ante una puerta de máxima seguridad cerrada, como si se tratara de una cámara del tesoro. Yuusuke no tardó en usar su habilidad de personalización para crear una pequeña mirilla en aquella robusta puerta, y se asomó al interior.
—¿Qué ves? ¿Hay alguien?
—Una chica con el pelo plateado. Está ella sola.
—¿Una chica? —Alicia ladeó la cabeza con curiosidad.
Yuusuke incrustó en la puerta un detector de sustancias tóxicas que Kanan había preparado antes de que partieran, y comprobó si el aire dentro de la sala era seguro.
—Parece que no hay gases peligrosos.
—Si hubiera algo así, la persona ahí dentro ya estaría... Ah, claro. Eso que decías antes sobre experimentos para crear monstruos peligrosos... Te referías a este tipo de cosas.
Entre los asesinos, había quienes adquirían una resistencia extrema a los venenos, bebiéndolos en pequeñas dosis de forma habitual. Aprovechando esa inmunidad, podían recubrir su propio cuerpo con toxinas para acercarse a sus objetivos y acabar con ellos: una técnica letal.
Si se consiguiera crear un humano capaz de vivir en un entorno cargado de veneno, o incluso de expulsar veneno constantemente, desde luego se podría considerar una criatura monstruosa.
—Bueno, si tuviera una enfermedad muy contagiosa con alta tasa de mortalidad, también sería un problema bastante gordo —añadió Yuusuke.
—Hmm... —Alicia asintió lentamente—. Así que el peligro puede adoptar muchas formas distintas.
La profundidad del conocimiento de Yuusuke le causó una sincera impresión. Durante su formación como heroína, centrada exclusivamente en la fe, se había vuelto más cerrada de mente de lo que creía.
Fuera como fuere, Yuusuke decidió intentar hablarle a la chica del otro lado de la mirilla.
—Esto... ¿Hola? ¿Nos oyes?
—Te oigo... sí. Pero, ¿qué haces aquí? Esa ventana no estaba ahí antes —respondió ella.
Con el ceño fruncido, como si sospechara que tramaban algo extraño, la muchacha los instó a que entraran de una vez si tenían algo que hacer allí. Yuusuke y Alicia se miraron; decidieron que, antes de nada, era mejor averiguar quién era exactamente aquella chica. Se dispuso a hacerle una pregunta, pero...
—¿Venís a probar otra medicina? —se adelantó ella—. ¿O sois los de hacerme compañía en la cama?
—¡¿Eh?!
Al girarse, Yuusuke se encontró con que la chica se había acercado hasta la misma mirilla y lo estaba observando desde dentro.
—No os había visto nunca. ¿Y el viejo sacerdote ese? ¿Ha estirado la pata ya?
Yuusuke volvió a intercambiar una mirada con Alicia. Si aquella chica se atrevía a llamar viejo al sumo sacerdote, o bien tenía un rango altísimo dentro del Gobierno Sacro... o bien formaba parte de su entorno más cercano. Todo apuntaba a que debía tener algún vínculo con la cúpula. Mientras reflexionaban sobre ello, la muchacha los miró fijamente y murmuró con naturalidad:
—Ah, ya veo. Sois de los nuestros.
—¿De los nuestros...?
—A vosotros también os invocó esa voz, ¿verdad?
—...
Una tercera mirada entre Yuusuke y Alicia lo dejó todo claro.
—Soy Parcer —divertida por sus reacciones, la chica esbozó una sonrisa y se presentó sin rodeos—. La heroína de Polvatia. Bueno... de hace unas cuantas generaciones, seguramente cuatro.
La muchacha que se hallaba en la sala más profunda de aquella instalación subterránea, y que se hacía llamar Parcer, era una antigua heroína invocada a la Polvatia de antaño, portadora del poder de la inmortalidad.
Yuusuke y Alicia se sentaron frente a Parcer, en la habitación donde había estado encerrada, para escuchar su relato sobre aquel extraño recinto.
Esa estancia, a diferencia de las otras, austeras y en desuso, triplicaba su tamaño y estaba cuidadosamente acondicionada. No tenía nada que envidiar a los aposentos reservados a los altos cargos en los pisos superiores de la basílica.
—Entonces, Parcer, ¿has estado aquí desde que fuiste invocada, sirviendo como conejillo de indias para experimentos humanos?
—Más o menos, sí. ¡Esto es un vicio...! —Palsa respondía mientras daba mordiscos a la comida sólida que Yuusuke había condimentado—. ¿Qué es?
Les explicó que, desde hacía ya más de una década, no le habían administrado fármacos con efectos secundarios peligrosos. Al parecer, el actual sumo sacerdote le tenía cierto aprecio, y su situación había mejorado mucho respecto a la época de sus predecesores.
Al oír aquello, Alicia frunció el ceño, pensativa por lo que aquello implicaba sobre el sumo sacerdote, y aprovechó para hacerle una pregunta directa sobre ella misma:
—Antes dijiste que eras la heroína de hace cuatro generaciones...
—Sí, llevo encerrada aquí cerca de mil doscientos años.
—¡¿M-Mil doscientos años...?!
—Claro. Cuenta cada cuántos años vienen los héroes y ve cuatro generaciones atrás —añadió Palsa como si nada.
—Así que aquí también hay un ciclo de trescientos años... —murmuró Yuusuke, pensativo.
Con eso, confirmó su sospecha: Kaltcio y Polvatia invocaban a sus enviados desde otros mundos en ciclos que prácticamente coincidían. Parcer, por su parte, se mostró interesada en la calma con la que Yuusuke aceptó aquella revelación.
—Tú no te sorprendes, ¿verdad? ¿Cómo has dicho que te llamaban? ¿Dios oscuro?
—Bueno, es que conozco una niña que tiene tres mil años.
Cuando Yuusuke puso como ejemplo a Ayuukas, esta vez fueron tanto Alicia y Parcer quienes se sorprendieron.
—¿¡Tres mil años!?
—¿¡Has dicho tres mil!?
—¿Eh? ¿No te lo había contado, Alicia? —preguntó Yuusuke, rascándose la mejilla—. Es la del pelo largo blanco violáceo, con quien te enfrentaste en la playa.
Alicia recordaba a esa muchacha de aire arcaico, a la que había tomado por una heralda del caos, y que había comprobado que seguía con vida al retirarse... pero jamás se le habría ocurrido pensar que fuera semejante veterana.
—Y ni siquiera fue invocada... Supongo que siempre hay excepciones.
—¡Y-Y pensar que traté así a alguien tan único...! —exclamó Alicia, llevándose las manos a la cabeza, presa del remordimiento.
Yuusuke decidió dejarlo estar y preguntó a Parcer cómo era posible que supiera tanto sobre el mundo exterior, a pesar de haber estado encerrada durante tanto tiempo. De hecho, tenía un conocimiento bastante preciso de la situación reciente en Polvatia.
—Ya lo he dicho antes: al sumo sacerdote actual le caigo en gracia.
Cuando él se alojaba en estas instalaciones, Palsa podía enterarse de muchas cosas a través de sus conversaciones con los altos oficiales sacros que le acompañaban. Además, en su habitación había un «espejo informativo» donde le llegaban los anuncios oficiales del Gobierno Sacro, así que también podía ir siguiendo las noticias de la ciudad y los asuntos recientes.
—Hace poco vi que promocionaban una «Gran Ofensiva de Purificación» o como se llame. Así que al final Polvatia ha caído, ¿eh? —comentó con una carcajada divertida—. El sumo sacerdote llevaba ya un tiempo sin aparecer por aquí, pero ahora dudo que vuelva a hacerme compañía, ¿no?
Ante aquella explicación, Alicia se quedó paralizada, sin saber cómo reaccionar.
—¿Cómo...? ¿El sumo sacerdote... te...?
De nuevo, Yuusuke intentó pasar por alto el tema y siguió haciéndole preguntas a Parcer.
—Ahora que lo pienso, no veo que haya investigadores en esta instalación. Parece que apenas se usan ya. ¿Qué hace el sumo sacerdote teniéndote aquí encerrada?
—¿Cómo? Aunque tengo mil doscientos años, mi cuerpo es el de una chica joven. Aparte de supervisar los experimentos, está claro lo que hace conmigo, ¿no?
—Ah... Vale —comprendió Yuusuke, pensando: «Claro, antes mencionó que el sumo sacerdote le tenía aprecio».
—Eh... Esto... Pero, ¿a qué te refieres exactamente...? —reaccionó Alicia.
—¿Qué pasa? ¿No lo pillas? Que le caigo en gracia. Me tiene cariño. Tenemos encuentros sexuales, por si así te queda más claro.
—S-Sí, si te estaba entendiendo, pero... ¿De verdad que él...?
Tras una pausa, Parcer se percató de la confusión de Alicia y le preguntó directamente:
—A ti no te ha tocado, ¿verdad? —dijo con la convicción de que ese hombre no se atrevería a ponerle la mano encima a una heroína tan poderosa como ella—. La mayoría de los sumos sacerdotes anteriores solían pensar: «¿Cómo voy a acostarme con un monstruo inmortal? ¡Qué asco!», pero parece que el actual anhela la eterna juventud. Bueno, quizás también le guste mi cara o mi cuerpo.
Parcer siguió revelando las inclinaciones sexuales del sumo sacerdote, así como todo lo que la habían obligado a hacer durante su ceremonia de iniciación.
—Tú tienes un rostro imponente; si hubieras sido un poco más aniñada, te habría dado candela de la buena —dijo Parcer en tono de broma.
—¡...!
Alicia no pudo ocultar su repulsión al descubrir lo que hacía el Gobierno Sacra en las sombras y la verdadera naturaleza del sumo sacerdote.
—No existe una organización completamente intachable, ¿sabes? No es que quiera defender a esos tipos, pero dentro de lo que cabe, ya es mucho pedir que no metan mano a los fieles ni a la población civil por puro deseo personal. Para ser una organización religiosa basada en la hipocresía, no está tan mal —apostilló Parcer, desde su experiencia, casi como una advertencia maternal para la ingenua Alicia.
La veterana heroína le pidió que no se lo tomara todo tan a pecho, y la actual heroína solo pudo sentirse abrumada y agradecida. Yuusuke se quedó pensando para sí que quizá con esto Alicia también habría terminado por resolver sus dudas respecto a lo de respaldar a la nueva facción de Polvatia.
Entonces, Parcer se giró hacia él y, de pronto, le lanzó una pregunta:
—Con la situación actual, ¿qué será de mí?
—Hmm... ¿Qué te gustaría?
La realidad era que podría seguir viviendo en esa instalación aislada o ir al distrito autónomo de los polvatienses. Si su existencia salía a la luz, al sumo sacerdote seguramente le traería más de un problema.
—Ya me he cansado de este lugar. Me gustaría ver esa nueva tierra, Kaltcio.
—¿Entonces, te vienes a Kaltcio?
Como heroína que conocía a fondo las dos caras de la historia de Polvatia, su mera presencia en Kaltcio serviría también como advertencia para el Gobierno Sacra.
Yuusuke pensó en confiarla a Ayuukas, que también poseía un cuerpo inmortal, pero fue la propia Parcer quien mostró interés por Yuusuke. Quería conocer mejor al hombre que había derrotado al Gobierno Sacro de Polvatia.
(Xeniaxen: Ya tiene otra waifu.)
—Bueno, en realidad no es que haya derrotado a nadie...
—Ju, ju. Precisamente, son ese tipo de cosas tuyas las que me llaman la atención. No es que te hagas de menos, pero tampoco te consideras superior. Los hombres que yo he conocido son criaturas barbudas, arrogantes, insensibles, y unos cobardes que alardean de sus méritos en combate.
—Eso es porque tu muestra está muy sesgada —comentó Yuusuke con tono irónico.
Así, el dios oscuro se encargó oficialmente de ponerla bajo su protección. Cuando Parcer hubo recogido sus pocas pertenencias, regresaron al centro de mando de la Gran Basílica y empezaron a moverse para gestionar lo que quedaba por hacer.
De vuelta en Sanc Adiet, había que presentar informes sobre la operación, desmontar el armamento sobrante que se había instalado para la defensa...
—Ahora sí que se puede decir que hemos cerrado una etapa.
Tras desmontar la Gran Basílica y convertirla en una especie de centro de reuniones, Yuusuke se trasladó mediante Shift Move hasta un lugar discreto, en el extremo de la ciudad amurallada que ahora funcionaba como distrito autónomo para los habitantes de Polvatia. Allí se despidió de Alicia.
—Bueno, lo dejo todo en tus manos. Seguro que lo harás genial. ¡Cuídate mucho!
—Sí, haré lo que pueda. Suena raro decir «gracias», pero... Tú también, cuídate, Yuusuke.
Tras estrechar con firmeza la mano de ella, Yuusuke abrió un hueco en la muralla mediante el menú de personalización y salió al exterior con Parcer y Kanan. Allí les esperaba un caza polivalente de combate preparado para el regreso a Kaltcio.
A Kanan le tocaría seguir colaborando para mantener el contacto entre Kaltcio y Polvatia. Por su parte, Parcer estaba entusiasmada con la idea de subirse a una nave de combate, algo que siempre había querido probar. Así, emprendieron el camino de vuelta a su continente.
La misión en Polvatia había quedado, por el momento, concluida.
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