Estoy resfriada... Puta bida.
-Xeniaxen
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator
Traducido por: Xeniaxen
57
—Fiona, si vuelves con el profesor, llévate esto.
—Ajá...
Con ambas manos, la niña de cabello verde tomó la cesta llena de verduras y se alejó caminando con pasos cortos. Bahana la observó con una sonrisa, ya que le recordaba a Sun cuando era pequeña.
Elfiona era la niña asesina que Yuusuke trajo junto a Rasanaasha y Raazsha, así como una gran cantidad de supermedicinas. Había sido rescatada tras la disolución de la unidad de operaciones especiales y quedó bajo la custodia del de pelo negro, que la dejó al cuidado de Zeshald.
En casa del profesor, Elfiona se mostraba extremadamente tranquila, casi sin expresar emociones. Tras llevarse obedientemente las verduras y lavarlas, las guardó en la despensa y, con movimientos torpes, preparó té siguiendo las instrucciones de Bellusha. Las pocas palabras que intercambiaban en voz baja hacían que parecieran madre e hija, o quizás hermanas. Al parecer, compartían cierta conexión como ex sicarias. Aunque no había ni rastro de los gestos y expresiones encantadoras que había aprendido en su entrenamiento, sus ojos reflejaban una intensa curiosidad y brillaban con vida.
Por cierto, la ropa de Elfiona la había remendado Bahana a partir de prendas antiguas de Sun y suyas.
Mientras tanto, Zeshald las observaba a ambas con una expresión pensativa, bebiendo el té que le habían servido en el sofá del salón. En su mente rondaban los acontecimientos recientes y las supermedicinas personalizadas que tenía guardadas en una estantería de su consulta. Gracias a ellas, el tumor causado por la enfermedad degenerativa que afectaba el cuerpo de Rasanaasha había desaparecido por completo. Habían erradicado una de las enfermedades más temidas de Kaltcio.
Rasanaasha no podía creerse que se había librado de la enfermedad con la que creía que tendría que convivir el resto de su vida. Le expresó su gratitud a Yuusuke y Zeshald con todo su ser.
—Ojalá esto sirva para salvar a muchas personas...
La fórmula de la fabricación de la supermedicina, que antes era un monopolio de Noscentes, ahora estaba mayormente en manos de Gazetta. Aunque se habían filtrado algunas recetas a los alquimistas de otros países, aún no se habían distribuido los componentes.
—Hald.
—Sí.
—...
Mientras tomaban el té en silencio y comían algunos dulces, los tres pensaban en la ejecución el castigo de Rasanaasha, que en ese mismo momento debía estar llevándose a cabo en la Plaza del Juicio.
—Tarde o temprano, Yuusuke acabará yendo a Gazetta... Espero que todo salga bien.
En la Plaza del Juicio de Sanc Adiet, la multitud se había congregado para presenciar el humillante castigo de una princesa cantarina, un evento sumamente raro bajo el reinado del Rey Esvobus. Sobre el cadalso, Yuusuke estaba de pie junto a Rasanaasha, quien bajaba la mirada avergonzada. Por ciertas razones, no le habían puesto mordaza.
—Bien, empecemos... ¿Está bien así?
—Sí...
Los guardias comenzaron a atar a Rasanaasha. A pesar de ser una criminal, el trato que recibía era respetuoso, probablemente debido a su estatus como princesa cantarina. Tras asegurarse de que estuviera bien asegurada, un guardia leyó en voz alta los cargos. Finalmente, se anunció el inicio del castigo.
Justo en el momento en que Yuusuke estaba a punto de levantarle la falda a Rasanaasha, que estaba inmovilizada en postura de perrito...
—¡Eh! ¡¿Qué pasa?!
—¡No se ve nada!
De repente, una barrera de luz apareció alrededor del cadalso. Formó un domo que lo envolvió por completo y, al instante, se solidificó en una pared de piedra. No hacía falta preguntar quién era el responsable. Entre los murmullos de confusión, empezaron a escucharse protestas. Pero pronto se silenciaron.
¡Futish!
—¡Aaaaah!
Un sonido seco y un grito ahogado se filtraron desde el otro lado del muro. El hecho de que Rasanaasha, con su silueta esbelta y elegante, estuviera en una posición tan indecorosa avivó la imaginación del público. Aunque no podían ver lo que ocurría, los espectadores se quedaron embelesados escuchando sus gemidos, que parecían contener un matiz de placer.
Normalmente, ese tipo de castigos solían convertirse en un espectáculo bullicioso, con la multitud vociferando y animando el evento como si fuera una festividad vulgar. Sin embargo, esta vez, cualquiera que intentara hacer ruido recibía miradas de reproche y un: «¡Silencio!». Incluso los jóvenes que habían acudido con la intención de armar alboroto se quedaron callados, concentrados en lo que ocurría.
Algunos intentaron perforar la pared, deduciendo por el sonido que debía ser bastante delgada. Los guardias, siguiendo órdenes de Yuusuke, no intervinieron para impedirlo. No obstante, la barrera estaba reforzada con una protección contra artes divinas, la misma que había utilizado en la Fortaleza Gearhawk. Ni siquiera los cortes de viento de máxima potencia de la élite de Blue Garden habrían apenas arañado su superficie. No había manera de que un ciudadano corriente pudiera atravesarla.
Alguien con la destreza de Sorzak podría haberlo logrado, pero, tras debatírselo seriamente, también acabó desistiendo. «Quiero ver... ¡Quiero saber qué está ocurriendo detrás de esa pared...! Pero... conociéndolo, dudo que realmente esté llevando a cabo el castigo... Lo sé, lo sé... pero, ¡aun así...!». Si realmente tuvo este conflicto interno o no, solo él lo sabe.
Al final, Yuusuke consiguió ejecutar el castigo sin permitir que nadie lo presenciara directamente, dejando únicamente los sonidos y las voces como prueba de que se había llevado a cabo. Podría considerarse un engaño, pero la mayoría de los ciudadanos, que no tenían ningún apego especial a la cantarina ni un gran interés por la reputación de la nación, no parecían preocupados.
Cuando el castigo concluyó, la pared desapareció. Rasanaasha, liberada de sus ataduras, respiraba con dificultad, emanando un aura indescriptible, impregnada de la sensualidad que solo una cantarina podía desplegar en una escena de intimidad. Era un aire de seducción tan exclusivo que probablemente los espectadores jamás tendrían otra oportunidad igual en sus vidas. Muchos jóvenes, tras abandonar la Plaza del Juicio, se dirigieron directamente a los burdeles, sedientos de placer.
Solo Yuusuke y Rasanaasha sabían si el castigo había llegado a llevarse a cabo.
—Casi caigo en la perversión...
—A mí no me habría importado... Je, je.
A pesar de saber que era una broma, el joven Dios Oscuro solo pudo reírse y rascarse la cabeza, sintiendo un escalofrío recorrerle el cuerpo ante la seductora mirada de la cantarina.
De camino a palacio para informar sobre la ejecución del castigo, Yuusuke hizo una parada en su mansión para recoger a Sun y Raazsha en un carruaje. Sun iba a ver a Violet, mientras que Raazsha ayudaría a Yuusuke a clasificar los componentes medicinales.
—¿V-Voy a ir al palacio? Pero, ¿seguro que puedo entrar?
—Seguro que sí. ¿Verdad, Yuusuke?
—Claro que sí.
Esta era técnicamente la primera vez que Raazsha participaba en una misión para Fonkrank. Teniendo en cuenta sus circunstancias, los jueces de la corte determinaron que había obedecido las órdenes de la unidad especial en contra de su voluntad. Además, la mayoría de sus operaciones encubiertas eran información que a Fonkrank tampoco le convenía divulgar. Por esta razón, su castigo quedó a discreción del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro.
Aun así, que Yuusuke la liberase no significaba que quedara exenta de culpa. El hecho de que le hubieran encomendado su custodia ya era, en sí mismo, una forma de castigo. En otras palabras, Raazsha se había convertido en la esclava de Yuusuke y él podía hacer con ella lo que quisiera. Le colocaron un brazalete negro, símbolo de su condición, y se la entregaron oficialmente. No obstante, el hecho de "pertenecer a Yuusuke" también garantizaba su seguridad.
Del mismo modo que los desvalidos de Kofta estaban protegidos por la Reina Rishause, nadie se atrevería a tocar a una esclava del héroe de Fonkrank y capitán de la Patrulla del Dios Oscuro.
Como Yuusuke ya había comprobado que los conocimientos de Raazsha sobre medicinas eran muy útiles, la llevó a su mansión y declaró que la convertiría en su asistente para la fabricación de fármacos. Con ello, justificó su liberación bajo la premisa de que seguiría contribuyendo a Fonkrank, lo que permitió salvar las apariencias.
—Entonces, ¿de verdad le golpeaste el trasero?
—¿La azotaste...?
—¿De verdad lo hiciste?
—¡Dejad de preguntar lo que ya sabéis!
En un salón del palacio, la Patrulla del Dios Oscuro, Violet, los tres embajadores, Hivodir y algunos guardias habían organizado un pequeño festín para celebrar el fin del conflicto. Todos disfrutaban de muslos de kina, un producto originario de Rufk. (NT: En el Tomo 2 nos contaron que es un tipo de ave que crían en granjas en Kaltcio.) Yuusuke los había traído de su último viaje, cuando curó a Rasanaasha y dejó a Elfiona bajo la tutela de Zeshald. Eran piezas de primerísima calidad que Bahana le había regalado. Tras ablandarlas bien a golpes antes de cocinarlas, quedaban tiernas y tenían una fama excelente.
Mientras cada uno se deleitaba con la comida, el alcohol y la conversación, Krielov (con el ceño fruncido, cómo no) se acercó a Yuusuke.
—¿No hay forma de fabricar la supermedicina especial sin la supermedicina base?
—Difícilmente. La especial tenía algo que no he conseguido sustituir con nada más.
Cuando Yuusuke revisó sus propiedades, la rareza de la supermedicina especial era comparable a la de la gran espada de platino de Shinja o a la de los metales pesados que usó para la reliquia de la reina de Blue Garden.
De la supermedicina simple que había probado con Hinke ya se estaba desarrollando una versión similar con artes acuáticas para su producción en masa. Estaba previsto que se almacenara como un suministro estándar para la guardia de palacio.
—La idea es sacar al mercado una versión de menor potencia, pero el problema es que podrían aparecer falsificaciones.
—Sí... Con algo así, es de esperar.
Los aventureros, cuyo trabajo a menudo implicaba enfrentarse a bestias mágicas, serían los principales compradores de esta versión más asequible. Aun así, también esperaban comerciarla con Blue Garden, ya que allí escaseaban los usuarios de artes acuáticas.
—Pero quienes más la ansiarán son...
—Los de Gazetta... Shinja y su gente.
La avanzada tecnología de Noscentes para fabricar medicinas estaba ahora en manos de Gazetta, incluido el método para sintetizar la supermedicina.
—Obviamente, la usarán como moneda de cambio.
—Seguro.
Para el ejército de Gazetta, formado principalmente por guerreros de combate cuerpo a cuerpo, disponer de grandes cantidades de supermedicina para recuperarse era una necesidad absoluta. Yuusuke asintió, convencido de que harían todo lo posible por conseguirlas.
—¡Oye, vosotros dos! ¿A qué vienen esas caras largas en plena celebración?
—Yuusuke, ¿me los endulzas?
Violet y Raazsha irrumpieron de repente en la conversación de Yuusuke y Krielov, ambos sumidos en una discusión seria.
—¡La cesta entera, no! De una en una.
—Su Alteza, zarandear los muslitos así no es propio de una princesa.
Cada uno respondió a la que tenía delante: Yuusuke a Raazsha y Krielov a Violet. Ellas, por alguna razón, parecían haberse hecho buenas amigas.
Raazsha ya se había integrado por completo. Al principio estaba retraída, temiendo que todo fuera una falsa sensación de seguridad antes de hundirla en la desesperación. Pero al ver que Sun, una civil desvalida, vivía con Yuusuke como una residente más del distrito de clase alta, se quedó más tranquila. Al ver que no la obligaba a pasar las noches con él y al recibir incluso una habitación propia, acabó conversando con Sun y comprendiendo mejor la naturaleza de su nueva vida. Finalmente, decidió confiar en el chico y volvió a mostrar su verdadero carácter: enérgico, alegre y, para sorpresa de Yuusuke, con un ligero toque de dependencia.
—Oye, Nasha, ¿qué vas a hacer a partir de ahora? —desde una mesa cercana, Raazsha se dirigió a Rasanaasha, que estaba rodeada de hombres.
Aunque ya no podía continuar con su labor como princesa cantarina tras el castigo público, todavía tenía una gran demanda en los círculos más selectos. Algunos intentaban convencerla de que se retirara. Uno con el pelo verde algo despeinado y otro con el pelo amarillo, más arreglado, estaban pendientes de su respuesta, esperando su oportunidad.
Bajo sus atentas miradas, Rasanaasha, con un leve rubor en las mejillas, reveló su decisión. Después de haber sanado por completo y haberse salvado de la peor crisis de su vida, sentía un profundo agradecimiento hacia su benefactor.
—Quiero dedicarle mis encantos a Yuusuke.
—¿Eh?
Desde la mesa contigua, Yuusuke levantó la cabeza al oír su nombre. Unos segundos después...
—¡¿QUÉÉÉÉÉÉÉ?! —el grito de asombro resonó por toda la sala.
—¿Qué pasa? ¿Qué pasa? —preguntaba Yuusuke, que era el único que no comprendía la situación.
Para una cantarina, "dedicar sus encantos" significaba entregarse por completo a alguien. En este caso, la declaración de Rasanaasha equivalía a proclamarse su concubina. Otra cuestión era si él aceptaría o no.
—E-Este tío... Se ha ganado el corazón de una princesa cantarina...
—Es un donjuán sin ni siquiera intentarlo. ¡Qué pasada!
Violet lo miró entre asombrada y exasperada, mientras que Hinke lo contemplaba con una admiración genuina.
—Yuusuke, tenemos que hablar.
—¿Eh? ¿Eh?
Y así fue como Yuusuke acabó arrastrado por la chica más tranquila del lugar, sin saber adónde.
58
Al sureste de Fonkrank había una pequeña ciudad de paso, Ringwall. Hacia el oeste se extendía el Lago Reflejo Lunar, y los alrededores estaban rodeados de un frondoso bosque. Situada cerca de la frontera, si uno seguía el camino junto al lago hacia el sur, no tardaba en adentrarse en territorio de Trent Rietta. Servía como punto de referencia antes de llegar a la capital.
A pesar de su modesto tamaño, esta ciudad de paso albergaba una sucursal de la Asociación de Comercio, un gremio mercantil bastante conocido. Últimamente, habían llegado informes a la Asociación sobre un aumento de los ataques de bestias mágicas en las cercanías. Con la caída de Noscentes, las rutas comerciales se habían visto interrumpidas. En un momento tan crucial en el que se estaban preparando negociaciones con Gazetta para restablecerlas, la situación era especialmente delicada.
El comercio ya estaba sufriendo un impacto económico considerable. En lo que solicitaban guardias a la capital, respondieron a la creciente presión de los comerciantes organizando una investigación independiente a través de aventureros.
—Ya casi estamos. Esa tela en el árbol es la señal.
—¿De verdad se encontraron con bestias mágicas?
—En los caminos de Fonkrank, lo normal es preocuparse más por bandidos que por las bestias.
—Pero aquí ya estamos en territorio de Trent Rietta, ¿no?
—Con tanto bosque en este país, debe de ser difícil mantener a raya a las bestias mágicas.
El grupo de cinco aventureros contratados para la investigación detuvo su carruaje poco después de cruzar la frontera con Trent Rietta y comenzó a prepararse para adentrarse en el bosque. Mientras revisaban su equipo, la conversación derivó en la nueva supermedicina que había salido al mercado recientemente.
—Así que esto es lo vende Fonkrank ahora, ¿eh?
—Dicen que los boticarios de allí la fabrican y la venden usando la tecnología de la antigua Noscentes.
—Vaya, has comprado un montón.
Gazetta había logrado conseguir la fórmula, pero la falta de artesanos y tecnología en su país, dado que era una nación de desvalidos, había reducido drásticamente su comercio. Mientras intercambiaban esa información, se distribuyeron dosis de la supermedicina entre ellos.
—¿Y funciona de verdad?
—Sí, al tomarla lo notas enseguida. Yo creo que es un 20% o un 30% más potente que la que vendía Noscentes.
—¿Y a la mitad de precio? Nada mal, ¿no?
—Bueno, como en el grupo tenemos un usuario de artes acuáticas curativas, ni siquiera tendremos que usarla.
Decidieron guardárselas en los bolsillos como suministros de emergencia. Una vez terminados los preparativos, avanzaron hacia el interior del bosque.
—No creo que pase, pero, si encontramos una madriguera, hacemos lo de siempre: lo exterminamos.
—Si todos los avistamientos son ciertos, es bastante probable.
—Mientras cumplamos con el contrato, da igual. Cuanto antes terminemos, antes podremos ir a buscar tesoros al lago.
Se movieron con cautela, avanzando poco a poco y rastreando la zona con artes aéreas. Observaban los movimientos de los animales cercanos y revisaban si había fluctuaciones anómalas en la energía del entorno.
—¡Ah...! Tenemos algo. Hay tres presencias.
—¿Tres en un mismo sitio?
—Se están acercando desde dentro del bosque.
—Estad atentos. Si hay tres, podría haber una madriguera cerca.
Los aventureros adoptaron una postura de combate y avanzaron con cautela hacia las presencias. Lo extraño era que, a pesar de que las bestias mágicas deberían haberlos percibido, no mostraban señales de moverse. Cuanto más se acercaban, más empezaron a notar una energía inusual.
—¿Eh...? Oye, ¿no notas algo raro?
—Sí... ¿Qué demonios es esto?
—No tiene buena pinta. Quizás deberíamos volver.
Una extraña onda de poder estaba alterando sus transmisiones de artes aéreas, como si alguien las estuviera saboteando a propósito. Sintiendo el inminente peligro, decidieron replegarse y regresar al campamento en la carretera.
En una de las habitaciones del piso superior del palacio de Volance, Yuusuke y Violet conversaban sobre Sun, con Krielov también presente.
—Arrastrarlo a una habitación vacía en plena fiesta... Qué atrevida.
—Pues la cosa no tenía nada de picante, ya te lo digo.
Durante la pequeña celebración por su regreso, Sun se había llevado a Yuusuke a una habitación contigua para hablarle de algo: quería unirse a la Patrulla del Dios Oscuro. No se había atrevido a decirlo delante de todos porque le daba vergüenza.
—Así solo llamaste más la atención, Sun.
—Tal cual...
Aun así, tanto Yuusuke como Violet coincidían en que esa naturalidad despistada era parte de su encanto.
—Pero, ¿por qué quieres hacer algo así de repente?
—Bueno, la verdad es que...
Raazsha tenía amplios conocimientos sobre pociones y medicinas. Rasanaasha contaba con una red de contactos e información bastante impresionante. Y no solo ellas: todos en la Patrulla del Dios Oscuro, así como la gente que rodeaba a Yuusuke, aportaban algo de utilidad. Por su parte, Sun sentía que era la única que no servía para nada y eso la tenía preocupada.
Además, Yuusuke le había dicho en Rufk que le buscaría una tarea acorde con sus capacidades. Después de darle muchas vueltas, quería pedirle directamente que la dejara unirse al equipo.
—No te bastaba solo con vivir con él, ¿eh?
—Sun parece tranquila, pero en realidad sabe cuándo tomar la iniciativa.
Si se ponía a pensarlo, cuando vivía en casa de Zeshald, Sun solía ir ella sola a hacer ofrendas al altar del Dios Oscuro, que estaba bastante lejos de la aldea. También salía al bosque a recoger leña y frutos rara. En realidad, era bastante activa. Sus amigos más cercanos tampoco eran precisamente de perfil bajo: se llevaba bien con Bahana, la cazadora solitaria, y con el mismísimo Zeshald, que, pese a estar retirado, había logrado hazañas extraordinarias. Había crecido viéndolos en acción, así que era natural que estuviera influenciada por ellos.
—Vaya, es justo lo contrario a ti, Violet.
—¿Eh? ¿A qué te refieres?
—A que aparentas ser extrovertida y audaz, pero en realidad eres muy sensible y fácil de herir.
Violet había enrojecido sin querer por aquel comentario tan directo, pero disimuló su vergüenza lanzándole a Yuusuke su platillo volador. Dos veces.
—Ejem, ejem... Bueno, dejando eso de lado, no es algo que se pueda decidir tan a la ligera.
—Ya me lo imaginaba...
Después de todo, ser guardia de palacio era un cargo que solo el mismísimo Rey podía otorgar. Por mucho que Yuusuke fuera el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, y un héroe nacional, no podía simplemente meter a Sun en la guardia sin una razón de peso. Y, para colmo, el momento no podía ser peor. Con la caída de Noscentes, considerada la cuna de la Fe en los Cuatro Grandes Dioses, ahora la atención estaba puesta en el ascenso de Gazetta, un país desvalido. Si justo ahora el Rey permitía la entrada de una desvalida en la guardia de palacio, podrían acusarlo de estar cediendo ante la amenaza de Gazetta.
—Necesitamos inventarnos algo convincente...
Todos los miembros del equipo, y en general la gente cercana a Yuusuke, conocían a Sun y la consideraban de los suyos. Nadie tenía problemas con que fuera una desvalida, así que trabajar juntos no supondría un conflicto.
—Hmmm... ¿Se te ocurre algo, Krielov?
—¿A mí? A ver...
Krielov propuso incorporar a Sun como asistente personal de la Patrulla del Dios Oscuro. Con el tiempo, y acumulando méritos en misiones relevantes, podrían argumentar su ingreso oficial.
—Si logramos que participe en misiones importantes, no habrá motivos para que no acepten su afiliación.
Justo ahora había una solicitud de la guardia para investigar unos ataques recientes de bestias mágicas en el sureste. Años atrás, este tipo de incidentes eran comunes, pero en la actualidad era casi imposible que algo así pasara cerca de una ciudad. Probablemente fueran rumores infundados, pero la caza de bestias mágicas calaba muy bien entre la gente.
—Caza de bestias mágicas, ¿eh?
—Si no es demasiado peligroso, podríamos probar. Sun sabe usar el arco.
—Princesa, antes de nada, necesitamos la aprobación del Rey Esvobus para que acceda a que sea la nueva asistente de la patrulla.
Violet ya dio por hecho que se encargarían de la misión y hasta parecía emocionada por las historias de la aventura que le podrían contar a su regreso. Lejos quedaba la refinada princesa de antaño. Por su parte, su escolta y tutor personal, que también estaba empezando a contagiarse de ese espíritu, se mantuvo serio, aunque no parecía ser del todo consciente de cuánto había cambiado.
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—Que así sea.
Violet había preparado unas tarjetas con frases como "Comer juntos" o "Pasear juntos" para negociar con su padre, el Rey, pero este aprobó la solicitud para incorporar a Sun sin problemas. Un poco desconcertada por lo fácil que había sido, regresó y se lo comunicó a Yuusuke y Krielov.
—Pensé que pondría más pegas, pero nada, ya está hecho.
—Qué fácil...
—El rey debe de tener sus propios planes.
De cualquier modo, quedó decidido que Sun se uniría como asistente a la Patrulla del Dios Oscuro.
En la sala de audiencias, tras la salida de Violet, los ministros de confianza interrogaron al Rey Esvobus sobre sus verdaderas intenciones.
—¿Está seguro? En un momento en el que solo se habla de la influencia de Gazetta...
—Aunque sea como asistente, admitir a una desvalida en la guardia de palacio...
—No pasa nada. Esa muchacha es casi como la hija de Zeshald; su origen es intachable.
En lugar de considerarlo un inconveniente, el Rey Esvobus lo vio como una oportunidad que había llegado en el momento adecuado. A sus ministros solo les respondió con un enigmático «Pronto lo entenderéis», evitando dar más explicaciones. Aún no era el momento de revelarlo.
«El clan blanco, el Dios Oscuro, el origen de la Fe en los Cuatro Grandes Dioses... No pasará mucho tiempo antes de que el orden establecido se desmorone.»
Tras su reunión con la Reina Rishause, en la que había descubierto los secretos del clan blanco y la relación del Dios Oscuro con la historia de Kaltcio, el Rey Esvobus estaba convencido de que, en un futuro cercano, se produciría un gran cambio que sacudiría toda la región. Y esta decisión formaba parte de su preparación para ello.
La llegada del Dios Oscuro debía traer consigo una transformación. La caída de Noscentes y el ascenso de Gazetta. La "calamidad" ya había comenzado. Si Fonkrank quería sobrevivir, necesitaba una base lo bastante flexible como para adaptarse a los cambios en el orden mundial.
59
Después de ser nombrada asistente de la Patrulla del Dios Oscuro, Sun se unió de inmediato a la misión de investigación sobre los ataques de bestias mágicas que les había sido asignada ese mismo día.
Vestía un uniforme blanco, confeccionado con un tejido resistente y de gran calidad, y llevaba a la espalda el arco que le había dado Bahana. Su expresión reflejaba cierta tensión. Aunque su equipo, al igual que el de Yuusuke, estaba repleto de efectos especiales, no podía evitar preocuparse por si depender demasiado de su equipo significaba, en el fondo, que solo estaba apoyándose en el poder de Yuusuke.
—Sin el arco personalizado, tu habilidad es bastante mediocre, ¿verdad?
—La verdad es que sí...
—Lo confirmó...
—¿Eh? ¿Eh? ¿Qué pasa, Yuusuke?
De repente, el chico bajó la cabeza con aire deprimido y empezó a trazar símbolos en el suelo con aspecto de ser de otro mundo. Sun, que había respondido de forma distraída sin pensar demasiado, entró en pánico al ver cómo iniciaba lo que parecía algún tipo de ritual misterioso e intentó calmarlo apresuradamente.
—Capi, siento interrumpir su escenita romántica, pero ya estamos listos para partir —dijo Hinke, mirándolos con los ojos entrecerrados.
—¡No es una escenita! —refutó Yuusuke.
Los miembros subieron al carruaje de la guardia de palacio con Sun.
—Ja, ja, ja. Bueno, al fin y al cabo, si sabes sacarle partido a un equipo mejorado, eso también cuenta como habilidad, ¿no? —intervino Vermeer en tono calmado, con una sabiduría que parecía fruto de una gran experiencia.
—Aunque sea un poder prestado, si sirve para ayudar al capitán, yo estoy contento —añadió Zhahid, que prefería aceptar con gusto la fuerza que le brindaba el capitán antes que aferrarse a su propio orgullo y acabar convirtiéndose en un estorbo. Su tono firme delataba la devoción que sentía por Yuusuke.
Aprovechando la ocasión, el "capi" había añadido algunas mejoras a los uniformes de la patrulla. Para no contradecir la idea de que los efectos especiales no eran fáciles de aplicar, optó por mejoras discretas, como recuperación de energía, curación y aumento de la defensa.
—Bueno... Haré todo lo posible por serte útil, Yuusuke.
—Lo que me encanta es que en vez de "ser útil para todos", quieres "ser útil para el capitán". Es tan propio de ti, Sun.
—¿Eh? A-Ah... ¡Lo siento! Entonces... ¡Haré todo lo posible por ser útil para todos!
—¡No le digas cosas raras, Hinke!
Por ahora, Sun solo era una asistente, pero la Patrulla del Dios Oscuro la había acogido como una nueva integrante. Con su característica algarabía y llamando la atención de los demás, el grupo partió del Palacio de Volance con rumbo a la región sureste de Fonkrank.
Llegaron a la ciudad de paso, su destino, alrededor del mediodía del día siguiente. Durante el camino, hicieron una breve parada en el pueblo de Rufk, donde Zeshald y Bahana pudieron ver a Sun con su nuevo uniforme. El ambiente del viaje había sido bastante relajado hasta entonces, pero la situación cambió una vez que entraron en la ciudad.
—Hay un ambiente bastante tenso aquí.
—Hay muchos mercenarios... No sé si tendrá relación con el asunto de las bestias mágicas.
—No me digas que han aparecido de verdad.
—No es imposible, pero también podría tratarse de bandidos.
Tenían que averiguar todos los detalles, así que detuvieron el carruaje frente a la sede de la Asociación de Comercio, que era el organismo que les había encomendado la misión.
Desde que habían partido, el viaje había sido placentero, pero en ese momento, la atmósfera que los rodeaba se tornó seria. Sun lo notó con claridad, y sintió cómo su tensión aumentaba, en silencio.
—Bienvenidos. Agradecemos mucho que hayan venido. Soy el jefe de la sucursal de la Asociación de Comercio.
—Soy Yuusuke, de la Patrulla del Dios Oscuro. Hemos venido a conocer los detalles sobre la misión de investigación de las bestias mágicas.
Al principio, el jefe de la sucursal se sintió decepcionado al ver que no era un batallón lo que había llegado, sino un grupo reducido de soldados. Sin embargo, tras fijarse bien, notó que el joven capitán de cabello negro llevaba un uniforme oscuro como el de la guardia de palacio y que, por alguna razón, también traía con él a una asistente no especializada en combate, pero equipada con armas. Le vino a la mente el nombre de Patrulla del Dios Oscuro y, cuando Yuusuke lo confirmó, su actitud cambió de inmediato y los recibió con gran entusiasmo.
Les informó sobre la situación en una sala de la sede de la Asociación de Comercio. Les explicó que habían contratado a un grupo de aventureros para investigar el problema por su cuenta con anterioridad. No obstante, poco después de salir, enviaron una señal de auxilio y luego desaparecieron sin dejar rastro.
—Eran expertos en la caza de bestias mágicas...
—Hmm... Es posible que estemos ante una emergencia. O, mejor dicho, casi seguro que lo es.
El hecho de que la desaparición hubiera ocurrido en una zona no muy alejada de la ciudad provocó que tomaran medidas inmediatas. Convocaron mercenarios tanto para reforzar la defensa de la ciudad como para rescatar a los aventureros, pero dado el momento político en el que se encontraban, reunir a personal capacitado para recolectar información no estaba resultando sencillo. Como solo tenían combatientes, no podían moverse sin estar seguros de la situación.
—¿Dices que no habéis logrado reunir suficientes personas?
—Con lo de Gazetta, todos están compitiendo por contratar a ese tipo de activos.
Básicamente, la escasez de usuarios de artes aéreas de espionaje estaba dificultando la recopilación de información. Aunque oficialmente la misión de la Patrulla del Dios Oscuro consistía en cazar bestias mágicas, en realidad su tarea principal era investigar la veracidad de los incidentes y reportar sus hallazgos. No habían previsto encontrarse con una situación como esta, pero tampoco podían simplemente negarse y dar media vuelta.
—Entendido. Primero realizaremos nuestra propia investigación en el área. Mientras tanto, los mercenarios pueden seguir ofreciendo sus servicios.
Tras discutirlo con los demás, Yuusuke decidió que lo primero sería buscar al grupo de aventureros desaparecido. Dependiendo de lo que descubrieran, también podrían considerar utilizar a los mercenarios de la ciudad como refuerzo. Dado que existía la posibilidad de que se vieran envueltos en combate de inmediato, debían decidir qué hacer con Sun.
—Por hoy, pueden descansar en nuestras habitaciones. Confiamos en que tengan un desempeño excepcional.
Aquella noche, se reunieron en la habitación de Yuusuke para afinar los detalles del plan. Querían compartir ideas para encontrar la mejor estrategia. Hinke levantó la mano con una sonrisa burlona.
—Antes de eso, capitán, ¿puedo decir algo?
—¿Hmm? ¿Qué pasa, Hinke?
—¡No esperaba menos del Dios Oscuro!
—¡Cállate ya!
Bromeó sobre cómo el escuadrón siempre terminaba enredado en eventos y crisis inesperadas. Incluso Zaisha, que solía reprender la falta de seriedad de Hinke, no pudo negar del todo su comentario y se limitó a sonreír con resignación.
Tras soltar un poco la tensión, comenzaron a discutir cómo se repartirían las tareas. La mayoría ya tenía sus funciones establecidas. De hecho, todos menos Sun.
—Si el enemigo resulta ser un grupo de bandidos, hacer que alguien sin experiencia dispare contra ellos es peligroso.
—Y también sería un blanco fácil... ¿Has cazado o entrenado antes?
—Solo he disparado a dianas con Violet...
—Apenas aprendió a usar el arco antes de irse de la aldea.
Tenía puntería y manejaba bien el arco, pero la falta de experiencia real en combate era una desventaja. A pesar de que su equipo mejoraba sus capacidades, el desempeño en batalla dependía en última instancia de su propia habilidad y determinación.
El tema central de la discusión terminó siendo cómo integrar a Sun en la misión. En ese momento, ella comprendió con más claridad que nunca lo mucho que le faltaba todavía. Aun así, al ver que nadie en el grupo consideraba la opción de dejarla atrás, se armó de valor.
—¡No os preocupéis! ¡Voy a esforzarme al máximo!
—Sun...
—Bueno, si está tan decidida, seguro que le irá bien.
—De todas formas, nos faltan especialistas en ataque.
—Quedó claro que los desvalidos tienen una gran destreza en combate.
Todos aprobaron las palabras de Sun. A pesar de su ligera timidez, ella respondió con una mirada firme ante la confianza y los ánimos de sus compañeros.
—Vale, Sun. Entonces, ¿te ves capaz de participar mañana?
—¡Sí!
A partir de la siguiente misión, Sun asumiría el papel de arquera, una especialidad poco común entre los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro.
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En las instalaciones centrales de la antigua Noscentes, en el Consejo Divino de Patricia del Norte, Shinja observaba pensativo varios documentos. Eran documentos que había encontrado Ayuukas, y en ellos se detallaban experimentos relacionados con las bestias mágicas.
—¿Esto... también fue obra del Consejo Divino?
—No, probablemente los investigadores lo hicieron por su cuenta para conseguir fondos. Dudo que el Consejo Divino estuviera al tanto.
—Pero... ¿Los responsables de esto entendían lo que estaban haciendo?
—En todas las épocas ha habido investigadores que pierden de vista los límites cuando se dejan llevar por su afán de conocimiento.
La chamana del pueblo añadió que ocurría lo mismo con la historia que los descendientes del clan blanco habían heredado, y que ningún desvalido de la actualidad tenía presentes esos acontecimientos.
El hecho de que se hubieran embarcado en un desarrollo científico que podría llevarlos a su propia ruina se debía precisamente a su ignorancia del pasado. No se les había ocurrido pensar que la era en la que los colorados dominaban el mundo podría llegar a su fin.
—A simple vista, esto parece no tener relación con el Dios Oscuro, ya que es de antes de su descenso...
—¿No lo crees?
—Es un hecho que la presencia de Yuusuke, el Dios Oscuro, llevó a la caída de Noscentes, que había estado bajo el control del Consejo Divino. Si es así, entonces...
Los experimentos descritos en los documentos se habían llevado a cabo a pequeña escala y de manera extraoficial. Aunque los detalles sobre la organización que los había financiado seguían sin estar claros, sabían que, tras la caída de Noscentes, los investigadores se habían refugiado allí. Con ellos, también se habían llevado los resultados de sus estudios.
Para los colorados comunes, representaban una amenaza significativa. La posibilidad de que se convirtiera en un desastre para toda la sociedad de colorados era más que evidente.
—Si algo sale mal, podría volver a repetirse lo que ocurrió hace dos mil cuatrocientos años...
En aquella época, los colorados, que eran los usuarios de artes divinas de entonces, sufrieron un enorme declive en la tierra de Kaltcio, mientras que los blancos prosperaron con la llegada del Dios Oscuro. La chamana preveía el regreso de ese mismo escenario.
—Como rey de Gazetta... debería alegrarme de todo esto —murmuró Shinja antes de soltar un suspiro y levantar la vista hacia el techo del Consejo Divino, con una expresión sombría.
Gracias :)
ResponderEliminarmuchas gracias,por los capitulos.
ResponderEliminarMuchas gracias por los caps xd
ResponderEliminarGracias por el capitulo
ResponderEliminarGracias por los capítulos :)
ResponderEliminargrax por las capis esperando mas salu2 :D
ResponderEliminarYa decidan, bestias mágicas o bestias malignas, como me fastidia que le cambien el nombre cada vez.
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