Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
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Traducido por: Xeniaxen
51
Un pequeño y selecto grupo de guerreros desvalidos avanzaba por un antiguo pasaje subterráneo de piedra, que llevaba al menos quinientos años en desuso. Las raíces de los árboles, que se habían extendido a través de las grietas formadas con el tiempo, bloqueaban su camino, pero ellos las estaban cortando para seguir adelante.
El acceso al pasaje se encontraba en el bosque de Trent Rietta y era uno de los numerosos túneles secretos y rutas de escape que tenía Patricia del Norte. Caminando junto a Shinja, quien lideraba al grupo, iba Ayuukas, una chamana del clan blanco que había salido de su aldea para servir de guía.
—Parece que la mayoría de los otros caminos están completamente sellados... Pero este ha permanecido tal y como estaba —murmuró, con un tono nostálgico.
—¿Y por qué este lo han dejado en estas condiciones? Ni siquiera había una sola trampa...
—Por esto.
Ayuukas señaló hacia el suelo, donde se encontraban esparcidos los restos de varias bestias mágicas, reducidos a simples huesos.
Los innumerables túneles subterráneos que se extendían desde Patricia del Norte a sus alrededores habían sido explorados durante años por los sucesivos miembros del Consejo Divino, quienes los habían sellado para evitar incursiones externas. No obstante, cuando descubrieron este pasaje, estaba infestado de bestias mágicas, lo que hizo imposible acercarse a él. Los miembros del Consejo Divino de hacía dos generaciones habían decidido dejar a las bestias como guardianes naturales del lugar, pero la falta de supervisión llevó a que el túnel cayera en el olvido. Curiosamente, fue a partir de esa época cuando Noscentes comenzó a ver debilitado su poder nacional.
—Incluso las bestias mágicas necesitan alimentarse para sobrevivir...
Observando los restos de las criaturas, que mostraban signos de canibalismo, la chamana del clan blanco ofreció una oración, deseando que al menos encontraran la paz en la muerte.
El interior de Patricia del Norte se dividía en dos áreas principales: la fortaleza, que servía como zona residencial para la población, y el núcleo central, donde residían los gobernantes. En el corazón del distrito central destacaba la Torre Central, sede del Consejo Divino, responsable de gobernar y gestionar todos los asuntos de Noscentes. Era la antigua residencia real del Imperio del Clan Blanco, una estructura cilíndrica de seis pisos, conectada a la fortaleza por cuatro puentes levadizos en su tercer nivel. Al levantar estos puentes, el acceso al Consejo Digino quedaba completamente bloqueado.
En su planta inferior había un pozo profundo, además de un sistema que se abastecía agua directamente desde el lago. Los primeros dos pisos albergaban las cocinas, almacenes de provisiones y dormitorios del personal. Los cuarteles y las caballerizas ocupaban el tercero y cuarto piso, diseñados para permitir el tránsito de carruajes del cuerpo de caballeros por el interior del edificio. En el quinto piso se ubicaban los alojamientos para funcionarios y habitaciones de invitados, junto con algunas salas de reuniones reservadas exclusivamente para nobles extranjeros. El embajador de Fonkrank, que estaba de visita en Noscentes junto con sus escoltas de la Patrulla del Dios Oscuro, no tenía permitido acceder a esta zona. El sexto piso, al que solo se llegaba por una única escalera, albergaba un exuberante jardín colgante. En su centro se erigía una construcción abovedada conocida como la Sala del Consejo Divino. La Torre Central estaba preparada para resistir un asedio de más de un mes, con provisiones suficientes para cientos de personas.
—Las tropas desplegadas en el bosque están avanzando según los planes.
—Bien. Comencemos, entonces...
Al mando de un pequeño grupo de élite, Shinja se ocultaba en un punto desde donde podía observar la Torre Central. Tras reagruparse en el bosque de Trent Rietta, había dejado a la mitad de sus guerreros fuera de la ciudad para respaldar la retirada en caso de emergencia. Durante la oscuridad de la noche, lograron infiltrarse por un antiguo pasaje olvidado y ahora esperaban el momento para atacar.
Normalmente, los miembros del Consejo Divino permanecían recluidos en la Torre Central, pero debido a un banquete con el embajador de Fonkrank, se encontraban en el distrito. Este desplazamiento había dejado uno de los puentes levadizos que conectaban la torre con el distrito aún desplegado, una oportunidad crucial para el plan de los desvalidos.
Había colocado a sus tropas en posiciones estratégicas, mientras la caballería principal aguardaba en el bosque del oeste. El plan consistía en presionar a los miembros del Consejo Divino para que regresaran a la Torre Central. Cuando sus carrozas cruzaran el puente levadizo, lanzarían un ataque sorpresa. Mientras combatieran a los caballeros, el grupo de Shinja aprovecharía para infiltrarse en la torre y bajar los cuatro puentes desde dentro, permitiendo la entrada del ejército principal. Con la torre bajo su control y el Consejo Divino capturado, Noscentes quedaría completamente sometida.
En Noscentes, el poder estaba centralizado en el Consejo Divino y la Torre Central. Aunque Gazetta lograra ocupar temporalmente la fortaleza, si el Consejo permanecía atrincherado, el control del ejército y las órdenes seguirían intactas. En ese escenario, las fuerzas de Gazetta podrían quedar atrapadas y aisladas dentro de la fortaleza. Aunque los guerreros de Gazetta superaban en habilidad individual a los caballeros de Noscentes, estos últimos contaban con una organización impecable y una coordinación facilitada por sus usuarios de artes aéreas. Esta ventaja estructural representaba un desafío importante para el ejército menos disciplinado de Gazetta, y cuanto más se prolongara el conflicto, mayor sería la desventaja.
Sin embargo, si tomaban primero la Torre Central y al Consejo Divino, al estar acostumbrados a actuar solo bajo órdenes precisas, los caballeros de Noscentes perderían toda cohesión y se desmoronarían. Desde los soldados rasos hasta los comandantes, estaban entrenados bajo el lema «No pienses, solo sigue las órdenes», por lo que carecían casi por completo de la capacidad para actuar de manera independiente.
Esta rigidez era exactamente lo que hacía a Noscentes vulnerable ante las tácticas de Gazetta.
—Primer Ministro, ¿de verdad que está bien?
—¿Te refieres al embajador de Fonkrank? No importa. Estamos en una situación de emergencia.
El presidente del Consejo Divino, representante de los usuarios de artes ígneas, había recibido un informe urgente sobre el avance del ejército de Gazetta y había dejado su banquete a medias. En realidad, consideraba que era una buena excusa para escapar de una cena aburrida. Los pequeños enfrentamientos en el bosque del oeste eran algo habitual, así que no sentía ninguna preocupación.
No obstante, en tiempos de emergencia, la larga historia de Noscentes dictaba que los miembros del Consejo Divino debían refugiarse en la Torre Central para dirigir las operaciones. Mientras los caballeros avanzaban con su carruaje, para protegerlo a ambos lados del puente levadizo, de repente...
—¡Es el momento! ¡A la carga!
—¡¿Qué?! ¡Un ataque enemigo!
Los guerreros desvalidos, ocultos entre las sombras, irrumpieron de golpe y cargaron hacia el puente. La repentina emboscada sorprendió a los caballeros, pero rápidamente adoptaron una postura defensiva y chocaron en combate.
Cabe mencionar que Shinja, el líder de los guerreros, estaba al frente de la batalla. Por esta razón, sus subordinados luchaban con una mezcla de determinación suicida y puro desespero. Por otro lado, en el bosque del oeste, el estratega encargado de liderar a la caballería, cuya presión era comparable a la de cierto tutor real, ya había fortalecido su estómago a base de puro estrés.
Casi al mismo tiempo que atacaban la Torre Central, los quinientos caballeros del clan blanco de Gazetta comenzaron su avance desde el bosque del oeste hacia el muro defensivo de Patricia del Norte. Desde lo alto del muro, lanzaron artes divinas y flechas para repelerlos, pero los desvalidos los detuvieron y siguieron adelante. Aceleraron a caballo hasta llegar justo frente al portón de acceso, donde los caballeros de Noscentes habían formado en fila, para luego lanzarse contra ellos.
Los guerreros llegaron hasta las filas del otro grupo y, desde sus monturas, se abalanzaron contra ellos. Blandieron sus espadas y escudos como si fueran una extensión de ellos mismos, luchando con furia para permitir que las fuerzas de ataque incursionaran.
—Mierda... ¡Es diferente a las emboscadas de siempre! ¡Están decididos a romper el portón!
—¿Aún no tenemos órdenes del Consejo Divino? ¡Si no actuamos en cohesión, los daños podrían ser irreparables!
Los caballeros que protegían el portón estaban respondiendo según lo estipulado, pero en un combate cuerpo a cuerpo frontal no podían competir con el ejército de Gazetta. La verdadera fuerza del ejército de Noscentes se manifestaba cuando varias unidades, bajo un control perfecto, se coordinaban para confundir al enemigo con ataques a media y larga distancia. Desgastaban sus fuerzas y los obligaban a retirarse, para después perseguirlos a modo de acoso.
Mientras esperaban las órdenes, les llegó la noticia de que el ejército de Gazetta también había comenzado su ataque en el acceso del este. Aún no se sabía la magnitud del ataque, pero si era de una escala similar al del oeste, había posibilidades de que la guarnición no pudiera detenerlos por sí sola.
Los de dentro comenzaron a discutir si debían enviar unidades de apoyo, pero eso sería actuar por su cuenta y no estaban seguros de si debían hacerlo.
Los de Gazetta, que se habían estado infiltrado meses atrás y estaban preparados para este día, lograron bloquear y desviar las transmisiones de artes aéreas. La información sobre el ataque a la Torre Central no llegó a tiempo, lo que retrasó gravemente la respuesta de Noscentes. Sin información y separados, se estaban librando batallas individuales en el acceso del oeste, la Torre Central y el acceso del este.
Como no podían comunicarse por aire, los mensajeros tuvieron que correr, pero los soldados de Gazetta conocían sus rutas y no permitieron que ninguno llegara a su destino.
En medio de ese caos, un caballero puso su mano sobre la palanca para abrir uno de los portones.
—¡Eh! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡El ejército de Gazetta está ahí afuera! ¡Vuelve a cerrarlo, rápido!
De repente, el portón del oeste comenzó a abrirse, lo que hizo que los que estaban en medio de su discusión la interrumpieran al ver a un caballero manipulando la palanca de apertura. Pensaron que probablemente se había apoyado sobre ella accidentalmente, y estaban a punto de regañarle, pero algo en su expresión les hizo sentir una extraña incomodidad.
—¿Tú...?
En ese momento, el caballero sonrió con una mueca y, desenvainando su espada, intimidó a los demás.
Así, gracias a un espía infiltrado en el interior, el portón se abrió, dando comienzo a la invasión de Gazetta en Patricia del Norte.
Una vez dentro, comenzaron a abrir una tras otra las rutas de escape, y un número aún mayor de soldados de Gazetta comenzó a entrar en masa. En un abrir y cerrar de ojos, tomaron la zona residencial de la fortaleza.
Mientras reunían sus tropas, Noscentes retrocedió hasta el área central, donde se dio cuenta del extraño suceso en la torre. Los cuatro puentes levadizos estaban bajados y no había ningún caballero defendiéndolos. En el suelo y las paredes se podían ver manchas de sangre fresca, así como grietas y cortes. También había partes de armaduras y trozos de telas rasgadas esparcidos por el suelo.
—¿Qué... ha ocurrido...?
Si hubieran atacado directamente la Torre Central, se habría emitido un informe de emergencia a todo el ejército y todos habrían tenido que reunirse allí. Era evidente que había habido un combate, pero esa información no había sido transmitida.
Mientras estaban atónitos, olvidando incluso que la caballería de Gazetta se acercaba desde la zona residencial, se emitió un mensaje desde la torre central.
«Soy el rey de Gazetta, Shinja Trouillard. El presidente y la sala del Consejo Divino están bajo nuestro control. Todas las fuerzas de Noscentes, rendíos.»
La transmisión del Rey Shinja resonó en toda la región de Patricia del Norte, desde la Torre Central hasta cada uno de los rincones de la ciudad.
52
Después de que el anuncio por transmisión de la toma de la Torre Central del Rey Shinja resonara por todas partes, hubo unos momentos de incertidumbre. A pesar de ser de noche, en la puerta de acceso norte de Patricia del Norte se había formado una larga fila de residentes. Bajo el control de Gazetta, un estado de desvalidos, nadie sabía cómo tratarían a los usuarios de artes divinas. Por ello, comenzaron a evacuar hacia las ciudades cercanas.
Shinja observaba esta escena a través del Quevedo Divino, una especie de periscopio especial para observar a distancia, instalado en la sala del Consejo Divino. Este artilugio, creado por un antiguo Dios Oscuro, mostraba una vista aérea de Patricia del Norte y sus alrededores. Incluso reflejaba en tiempo real los movimientos de las personas.
Las tácticas de combate dirigidas por el Consejo Divino y llevadas a cabo por los caballeros de Noscentes dependían completamente de ese quevedo. Sin embargo, su alcance estaba limitado a un área que se podía recorrer en aproximadamente medio día en carruaje desde el centro de Patricia del Norte, y no podía penetrar dentro del bosque. Este era el motivo por el cual Noscentes se volvía considerablemente menos efectiva una vez que el combate se adentraba en el bosque.
Actualmente, las tropas de Gazetta que habían tomado la ciudad estaban formadas por aproximadamente 800 soldados, incluyendo los infiltrados que habían asaltado la Torre Central, la caballería que había ingresado por el portón y los espías que estaban ocultos en la ciudad. Para ocupar Patricia del Norte en su totalidad, tenían en camino un ejército aún mayor.
Por ahora, estaban concentrados cerca de la Torre Central, vigilando a los caballeros de Noscentes. No podían dedicar recursos a bloquear los portones. Además, para evitar conflictos, no intentaron detener a los residentes que evacuaban. Como resultado, el caos posterior a la ocupación se mantuvo al mínimo. No obstante, esto también permitió que se escaparan, mezclados con los evacuados, importantes figuras del Consejo Divino, como el ministro de los usuarios de rango medio y otros líderes esenciales del núcleo de Noscentes, lo que supuso un error estratégico significativo.
—¿Solo hemos logrado capturar al Primer Ministro del Consejo Divino...? —preguntó Shinja.
—Si los que escaparon establecen un gobierno desde el exilio, esto podría acabar mal —contestó su mano derecha.
Entre las grandes potencias que basaban su cultura en la Fe de los Cuatro Grandes Dioses, Fonkrank destacaba como la principal. Trent Rietta no tenía la fuerza nacional suficiente para enfrentarse a Gazetta, y Blue Garden, que proclamó la abolición del sistema de castas, nunca aceptaría al Consejo Divino.
—¿Qué hay del paradero de la Patrulla del Dios Oscuro?
—Lamentablemente, no hemos podido rastrear sus movimientos.
Se confirmó que escaparon junto con los embajadores de Fonkrank, utilizando una ruta diferente a la de los residentes de Patricia del Norte. En el distrito residencial, apareció un extraño pasadizo recto desde la estación de carruajes hasta la muralla noreste. Las huellas de múltiples pasos y las marcas de ruedas de un carruaje continuaban hasta la base de la muralla. Aunque no había agujeros en la muralla, las mismas marcas inexplicablemente se extendían hasta el otro lado de esta.
—Ugh... Eso es obra de Yuusuke.
Dándose cuenta de que habían atravesado la muralla y escapado en carruaje, Shinja abandonó la idea de capturar al de pelo negro.
—En todo caso, envía un equipo de búsqueda.
—¡Entendido!
—Shinny, sigues siendo tan descuidado como siempre.
—¿Abuela...? ¿Ya has terminado lo tuyo?
Ayuukas, que había estado investigando el interior de la Torre Central, llegó hasta el puente levadizo. A él claramente lo molestó que lo llamara por su antiguo apodo de la infancia. La chamana le entregó unos documentos que había encontrado.
—La ubicación de la oficina y el almacén no han cambiado, así que los encontré enseguida.
—Hmm... Entonces, ¿los incidentes de Fonkrank fueron orquestados por el Consejo Divino?
—Si quieres sacar esa conclusión de un presupuesto aprobado y una órden de reunir a varias tropas...
—Lo sé. Pero... esto nos será útil.
Si jugaba bien sus cartas, podría paralizar los movimientos de Fonkrank por un tiempo y concentrarse en consolidar la restauración del Imperio del Clan Blanco. Sin perder tiempo, Shinja empezó a idear un plan para aprovechar la fuga de los líderes del Consejo Divino.
—Envía un mensajero a Risha. Y organiza una unidad separada para perseguir a los ministros fugitivos.
Así, el rey de Gazetta, descendiente de los antiguos gobernantes del Clan Blanco, comenzó a mover las piezas para recuperar el esplendor de su imperio perdido.
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—Pronto entraremos en el bosque. A partir de aquí, seguiremos caminos separados, pero podéis quedaros con el carruaje.
—Entendido. Gracias por todo. Nos han ayudado mucho.
—No, al contrario. Nosotros logramos escapar gracias a vosotros.
La Patrulla del Dios Oscuro, los embajadores y una pequeña unidad de Noscentes se despidieron frente al bosque que se extendía al noreste de Patricia del Norte.
Cuando el ejército de Gazetta comenzó su ataque en la entrada del oeste, Yuusuke regresó al distrito del gobierno y encontró a sus subordinados en una disputa con los de Noscentes. Preguntó a ambas partes qué sucedía. Por un lado, Hisotta había percibido a varios guerreros desvalidos en dirección a la Torre Central, pero no podía revelar esta información directamente. Al preguntar a los escoltas sobre la situación allí, lo interpretaron como un intento de investigar una instalación de alta seguridad. Esto provocó una discusión, ya que Hinke respondió airadamente a las palabras condescendientes de los caballeros. Yuusuke trató de calmar la situación, explicando que no tenían intención de investigar los asuntos internos de Noscentes. Sin embargo, en ese momento, un caballero llegó corriendo desde la zona de la Torre Central pidiendo refuerzos, y acto seguido se escuchó la transmisión de Shinja. Todos los presentes quedaron perplejos, sin entender lo que estaba ocurriendo.
Cuando los delegados del Consejo Divino y los embajadores de Fonkrank regresaron apresuradamente del salón de banquetes, los hicieron moverse rápidamente para protegerlos y evacuarlos a un lugar seguro. Yuusuke y la Patrulla del Dios Oscuro los acompañaron, en un intento de escapar de Patricia del Norte.
Evitaron al ejército de Gazetta y se dirigieron al distrito residencial, donde consiguieron carruajes. Los miembros del Consejo Divino se disfrazaron de civiles y se mezclaron entre los refugiados, mientras que algunos caballeros, también disfrazados, los escoltaron hacia una puerta secundaria.
Por su parte, la Patrulla del Dios Oscuro y los embajadores de Fonkrank optaron por atravesar las calles de manera llamativa, abriéndose paso con las habilidades de personalización de Yuusuke. Este método no solo les permitió tomar la ruta más corta hacia las afueras, sino que también sirvió para distraer a los de Gazetta y facilitar la huida del Consejo Divino.
Cuando Yuusuke extendió su mano y articuló "Ejecutar", las partículas de luz comenzaron a bailar, creando un túnel cubierto que atravesaba las paredes hasta el exterior de la muralla. Al ver esto, incluso los caballeros no pudieron evitar sorprenderse.
—Esto... ¿Estaréis bien solos, Yuusuke? He oído que hay bestias mágicas en el bosque... —preguntó Raazsha con inquietud.
—Sí, no pasa nada. No tuvimos problemas al venir y, aunque no lo parezca, mis subordinados son bastante capaces —Yuusuke señaló a Hinke para bromear, buscando aligerar el ambiente y tranquilizar a la chica.
—¡Oiga! ¿Por qué me señala a mí?
Cuando atravesaron el túnel, Yuusuke vio a las hermanas Rasanaasha y Raazsha, que iban con la fila de los refugiados, y decidió invitarlas a que se unieran a ellos.
Después de separarse del grupo de caballeros, que se dirigió al noroeste para reunirse con el Consejo Divino, la Patrulla del Dios Oscuro avanzó hacia el noreste, adentrándose en el bosque. Su plan era cruzar la frontera de Trent Rietta y dirigirse hacia la península donde habían desembarcado. Desde allí, enviarían un mensaje con artes aéreas al puerto de Fonkrank para que enviaran un barco de recogida. Como dejarían el carruaje en la península, tres caballeros se unieron a ellos en calidad de cocheros, para facilitarles el viaje sin preocupaciones.
Viajar por el bosque en plena noche implicaba ciertos riesgos. Por ello, tras avanzar un poco, Yuusuke utilizó su habilidad para crear un espacio subterráneo donde ocultarse, dejando intacta la superficie del terreno. Allí pasarían la noche. Habría bastado con un refugio básico, pero Yuusuke, con su meticulosidad típica de japonés, construyó incluso habitaciones individuales para cada uno. Los miembros de su patrulla y los embajadores ya estaban acostumbrados, pero los cocheros y las hermanas fliparon.
Las "hermanas" compartían habitación. Bajo la tenue luz de una lámpara portátil de aceite, susurraban entre ellas. Aunque para Rasanaasha regresar a Fonkrank no suponía ningún problema, para Raazsha las cosas eran bastante más complicadas. Entre los altos cargos de Fonkrank, había varios con quienes ella había tenido contacto en su labor como "abeja".
—Qué desastre... Nunca pensé que acabaríamos en una situación así.
Se quejaba de la incompetencia de sus superiores, lamentando que, sin un país donde atraer al líder de la Patrulla del Dios Oscuro, su misión carecía ya de sentido. No obstante, como esta vez las probabilidades de éxito eran bajas desde el principio, albergaba la esperanza de que todo quedara en el olvido.
—Raazsha, ¿tú no tienes familia?
—¿Familia? ¿Cómo va a tener familia alguien con este trabajo? Y, por favor, llámame Nasha.
Raazsha agitó la mano despreocupadamente, suavizando su tono formal. Si de ahora en adelante debían mantener el papel de hermanas por un tiempo, sería agotador complicarse con formalidades.
—Oye, ¿y cómo es Fonkrank?
—¿Eh? ¿No lo sabes?
—No. Apenas he salido de Patricia.
—¿En serio...?
Raazsha había visitado la ciudad vecina de niña, pero desde que fue seleccionada como candidata a espía entre un grupo de huérfanos, sus días habían transcurrido entre constantes entrenamientos y misiones. Aprendió técnicas para seducir a sus objetivos, perfeccionó su capacidad para interpretar a la pareja ideal, pero, en el proceso, perdió de vista quién era realmente. Hubo incluso ocasiones en las que, al enamorarse de un objetivo, terminó sufriendo terriblemente y deseando desaparecer. A pesar de todas sus experiencias, sus actividades se habían limitado al enorme recinto fortificado de Patricia del Norte.
—Conozco cosas, pero no las entiendo. Es todo prestado, como una amalgama de mentiras. Así es lo poco que sé.
Por la naturaleza de su trabajo, había absorbido mucha información y aprendido de múltiples fuentes, pero todo lo que sabía provenía de la perspectiva y la experiencia de otros. La única excepción era la farmacéutica, ya que aprendió a mezclar medicamentos como afición y terminó dominándolo a la perfección.
—Aunque sepas la teoría, cuando pasas a la práctica siempre parece diferente, ¿verdad?
—Sí, es verdad. Me pasa a menudo —respondió Rasanaasha atenta, mostrando comprenderla.
Quizás por los nervios, Raazsha hablaba con más soltura de lo habitual. Aunque normalmente su relación era la de superior y subordinada, en ese momento compartían una conversación que parecía más propia de auténticas hermanas.
—Nasha...
—¿Sí?
—Gracias.
—No hay de qué...
Mientras tanto, los miembros del Consejo Divino, que habían logrado escapar de Patricia del Norte, se habían apartado de la fila de refugiados y habían avanzado hacia el norte por un sendero que bordeaba el lago. Allí, al adentrarse un poco en el bosque, establecieron un campamento improvisado. Desde ese lugar, entraron en contacto con un equipo de operaciones especiales que regresaba de una misión de recopilación de información en Blue Garden. Con ellos, analizaron la situación y comenzaron a elaborar estrategias para recuperar Patricia del Norte.
—La situación no es favorable. Actualmente, la ciudad fortaleza está ocupada por unos tres mil soldados de Gazetta, y la mayoría de los residentes...
—¡Los residentes no importan! Informa sobre nuestras fuerzas, los movimientos de Gazetta y las acciones de los demás países.
El mal humor de uno de los ministros menores del Consejo Divino era evidente. La falta de descanso en el improvisado campamento no hacía más que empeorar el ambiente, y no paraban de discutir acaloradamente alrededor de un mapa extendido sobre una mesa de operaciones portátil.
—Por el momento, no hay movimientos significativos por parte de Fonkrank, aunque es probable que se deba a que todo es aún reciente.
Por otro lado, Blue Garden parecía estar desplegando tropas en la frontera con Gazetta, mientras que Trent Rietta permanecía en su habitual silencio. Dado que este último país, cubierto por extensos bosques, era prácticamente inexpugnable pero carecía de relevancia estratégica, decidieron descartarlo de sus consideraciones. Así, centraron su atención en los movimientos de Fonkrank y Gazetta.
—Ojalá tuviéramos a la Patrulla del Dios Oscuro de nuestro lado...
—No hay nada que hacer. Están protegiendo a sus embajadores.
—¿Deberíamos emitir una solicitud de apoyo a Fonkrank?
Mientras continuaban devanándose los sesos, buscando desesperadamente cómo involucrar a Fonkrank en sus planes, durante la tarde del segundo día tras la caída de Patricia del Norte, les llegó la información de que Raazsha, cuyo nombre en clave era "Abeja", estaba colaborando con la Patrulla del Dios Oscuro.
—¡Qué coincidencia tan conveniente!
—Así es. Que las redes que tejimos de antemano den frutos de esta forma es un golpe de suerte.
—Pongámosla a trabajar de inmediato.
Recobrando su habitual entusiasmo, los miembros del Consejo Divino comenzaron a diseñar un elaborado plan para enfrentar a Fonkrank y Gazetta, utilizando tanto a la Patrulla del Dios Oscuro como a la delegación de embajadores. Rápidamente, dieron instrucciones detalladas al equipo de operaciones especiales.
No obstante, ver tan de cerca cómo se tomaban las decisiones en el Consejo Divino, una entidad normalmente inalcanzable, provocó un cambio sutil en los caballeros de Noscentes. Hasta entonces, habían considerado al Consejo como un organismo sagrado, digno de respeto y reverencia: «Un liderazgo ancestral que guiaba a Noscentes con sabiduría infinita», «Un sistema social basado en la igualdad», «Un conocimiento refinado y omnipresente».
Pero la realidad que empezaban a vislumbrar...
«¿Esto... no es simplemente un grupo de conspiradores? No, administrar un país no puede hacerse solo con idealismos... Pero, aun así...»
Desde que establecieron el campamento en el bosque, los caballeros habían cumplido silenciosamente con las órdenes del Consejo, vigilando los alrededores y recolectando información a pesar de su inexperiencia. Sin embargo, algo los inquietaba profundamente: confiaban la mayoría de las misiones estratégicas a unidades encubiertas como el grupo de operaciones especiales, y no a ellos. Este favoritismo había sido solo un rumor hasta entonces, pero al presenciarlo con sus propios ojos, ese hecho comenzaba a sembrar dudas en sus corazones.
—Así lo haremos.
—Bien. No podéis fracasar.
Ajenos a las preocupaciones de los caballeros, el equipo de operaciones especiales, ahora con una nueva misión, partió hacia la ciudad portuaria de Fonkrank, situada al otro lado del lago.
53
El plan del Consejo Divino era sencillo: hacer que el escuadrón de operaciones especiales encubierto, disfrazado como tropas de Gazetta, atacara a la Patrulla del Dios Oscuro y a los embajadores de Fonkrank. Esto haría aumentar la enemistad entre ambas naciones.
Sin embargo, la Patrulla del Dios Oscuro era la fuerza más poderosa de Fonkrank. Había sometido tanto a la élite de Blue Garden como a la caballería de Gazetta. Incluso para el experimentado escuadrón de operaciones especiales, enfrentarse a ellos directamente sería una misión prácticamente imposible. Por ello, el Consejo decidió utilizar a Raazsha, alias "Abeja", la agente infiltrada que los acompañaba. Aunque sus habilidades para el asesinato no eran destacables, tenía un dominio excepcional sobre el uso de venenos y drogas. Su papel sería inmovilizarlos durante el tiempo que durara el ataque.
Si la unidad de Volmes no hubiera sido aniquilada, habría sido desplegada para esta misión. No obstante, en este caso, su destrucción resultaba una ventaja. Incluso si él revelaba los planes de Noscentes, nadie imaginaría que el Consejo enviaría otra unidad encubierta tan pronto. O eso suponían.
Con esto, su objetivo final era establecer un gobierno en el exilio en Fonkrank aprovechando el caos.
—Por mucho que estos bárbaros nos superen en fuerza militar, demostraremos que nada es más poderoso que la inteligencia.
Mientras el escuadrón de operaciones especiales cruzaba el Lago Reflejo Lunar rumbo a la ciudad portuaria, la Patrulla del Dios Oscuro montaba su campamento en una península del territorio de Trent Rietta. Era un lugar donde los bosques se extendían, en el oeste, hacia el norte y el sur. Aunque no era un páramo, el área era una vasta llanura inexplorada y sin recursos. En medio de ese paisaje, las partículas de luz de Yuusuke comenzaron a brillar. De pronto, apareció una cabaña completamente equipada, con once habitaciones, un patio, una azotea y un establo.
—Hoy le toca cocinar a Hisotta, ¿verdad?
—S-Sí. Compramos algunos condimentos en Noscentes, así que... intentaré preparar algo bueno.
—¡Oh, qué bien!
—Ahh... ¡Tengo un hambre terrible!
La patrulla y los embajadores entraron en el edificio, ansiosos por descansar. Detrás de ellos, las hermanas Rasanaasha y Raazsha, junto con los tres caballeros de Noscentes que hacían de cocheros, se quedaron estupefactos ante la repentina aparición de la construcción. Tras recuperarse, se apresuraron a seguirlos.
—Oye... ¿Quién demonios es Yuusuke en realidad? Nunca había oído hablar de algo tan sobrenatural como esto...
—Yo tampoco... No sé mucho sobre él, la verdad.
Susurrando entre sí, las dos hermanas parecían verdaderamente unidas, a ojos de los demás.
Esa noche, ya entrada la madrugada, cuando todos estaban profundamente dormidos...
Yuusuke había subido a la azotea (al segundo piso, en realidad) para tomar aire fresco. Allí se encontró con Raazsha, que estaba mirando las estrellas. Parecía estar inmersa en sus pensamientos, algo inusual en ella, ya que normalmente habría notado la presencia de cualquier persona que se acercara. Pero esta vez, estaba realmente abstraída, reflexionando.
Haber tenido la inesperada oportunidad de salir de Patricia del Norte y explorar el exterior le había hecho pensar en algo que nunca antes había considerado: la "libertad". Se imaginaba a sí misma lejos de Noscentes, olvidando su trabajo actual y viviendo una vida normal. Pero por más que lo intentaba, no lograba visualizarlo claramente.
Durante el viaje, aunque había tenido conversaciones triviales y compartido risas con los demás, detrás de su sonrisa contenida siempre había un estado de alerta, vigilando los movimientos de cada uno. Observaba con atención si le añadían algo a su comida o bebida mientras, al mismo tiempo, buscaba oportunidades para hacer lo mismo. Esa cautela, esa manera de vivir como agente, como "Abeja", estaba profundamente arraigada en ella.
—¿Qué significa realmente "ser normal"? —se le escapó sin pensar.
—¿En qué sentido?
—Bueno, me refiero a llevar una vida normal, como la de cualquier persona... —respondió sin reflexionar demasiado—. ¡¡¡Ahhh!!!
Tras ese despiste, volvió en sí y se dio cuenta de que Yuusuke estaba junto a ella. Casi saltó del susto.
—¡¿C-Cuánto hace que estás aquí?!
—Nada. Acabo de subir.
—¡Haberme avisado! ¡Me has asustado!
—Bueno, parecías tan distraída, así que pensé que llamarte de repente podría asustarte más.
—¡Suena como si lo hubieras hecho a propósito para asustarme...!
—Exacto.
La respuesta directa de Yuusuke la dejó sin palabras, parpadeando sorprendida. Mientras tanto, él se apoyó en la barandilla junto a ella y dirigió la mirada al cielo nocturno.
—Las estrellas se ven muy brillantes esta noche.
—...
—No tienes que estar tan a la defensiva.
—Tú... No te entiendo —dijo Raazsha, mirándolo con una expresión entre de desconcierto y de resignación.
—Me gustas más así —respondió Yuusuke, esbozando una sonrisa.
—¿Qué?
—Te veo más natural.
Raazsha se quedó rígida de repente. Al escuchar esas palabras, se dio cuenta de que había olvidado mantener su actuación. Se reprochó internamente por su descuido, demasiado evidente para alguien en su posición. Junto con la autocrítica, el rubor comenzó a subir a su rostro.
«¿Qué es esto...? ¿Por qué me siento así?»
No podía controlar sus emociones. Cuanto más trataba de calmarse, más se sonrojaba. Era una situación totalmente nueva para ella, algo que no había experimentado desde los días en que le enseñaron habilidades de seducción.
—¡Ja, ja, ja! Por fin puedo ver cómo eres realmente. Bueno, te dejo sola. Que descanses.
—¿Eh? ¿Qué?
Antes de que pudiera reaccionar, con un tono relajado, Yuusuke le dijo que no se fuera a dormir muy tarde. En un instante, dejó tras de sí un leve destello de luz y desapareció de su vista. Había usado su habilidad especial: un método de teletransportación que intercambiaba partes del edificio dentro de un área limitada.
—¿Qué... ha sido eso...?
La vergüenza que sentía, ya fuera por haber sido descubierta o por haberse mostrado sin actuar, se disipó al presenciar esa misteriosa habilidad. A partir de ese momento, algo cambió dentro de ella. Aunque seguiría fingiendo ser pariente de Rasanaasha como parte de su papel, comenzó a sentirse más ligera. Ahora podía moverse junto al grupo sin necesidad de interpretar un papel constante.
La mañana siguiente, durante el desayuno, todos se reunieron como de costumbre.
—Nasha, tienes mucho pecho, pero estás demasiado delgada. Deberías comer un poco más, ¿no crees?
—¿T-Tú crees que debería...?
—Yuusuke, ¿tú qué opinas?
—¡A mí no me metáis en esto!
Aunque el ambiente parecía el mismo que el día anterior, flotaba en el aire algo sutilmente diferente. Era un cambio que no resultaba desagradable; de hecho, todos lo percibían como algo positivo. No obstante, las miradas desconcertadas de algunos se dirigían de reojo hacia cierta persona de pelo negro.
—Oiga, capitán...
—¿Qué pasa, Hinke?
—Raaz tiene un aire diferente hoy, ¿no cree?
—Hmm. Puede ser —respondió como si nada, mientras continuaba desayunando.
Normalmente, Zaisha habría reaccionado lanzándole una mirada de advertencia a Hinke por sus comentarios. Pero esta vez, decidió ignorarlo y aparentar indiferencia, aunque estaba escuchando con atención. En vez de eso, las preguntas vinieron de una fuente inesperada:
—Oiga... capitán.
—Dime, Hisotta.
—Ayer por la noche... Estuvo un rato fuera de su habitación, ¿verdad...?
Todos miraron sorprendidos a Hisotta, la reservada chica de cabello verde, quien rara vez participaba en este tipo de conversaciones. Hinke abrió los ojos de par en par y Vermeer murmuró con incredulidad: «¿Acaba de hablar...?».
—¿Es que me sigues la pista todo el tiempo? —respondió Yuusuke con su actitud habitual, aunque algo sorprendido también.
—¿Eh? ¡No! Yo... Yo no... ¡No es eso! —nerviosa, Hisotta comenzó a tartamudear—. E-Es que también vi que Raazsha salía, así que pensé que...
—¡Capitán! —Hinke no pudo ignorarlo e intervino con su característico tono inquisitivo.
—¡¿Qué te pasa ahora?!
—¿Entonces pasó la noche con Raaz?
—Solo hablamos un rato.
Un murmullo recorrió la mesa de los embajadores y los caballeros de Noscentes. La atmósfera se llenó de curiosidad y sorpresa. Observándolo todo con una actitud tranquila, Yuusuke pensó: «Esto ya se ha convertido en nuestra dinámica habitual». Y decidió disipar el ambiente incómodo explicando brevemente lo que ocurrió con Raazsha la noche anterior. Explicó que simplemente le dio un consejo, la animó a mostrarse tal y como era.
—¡En la azotea! ¡Y mirando las estrellas! Qué atrevido... ¡Tengo que intentarlo! —comentó Hinke, exagerando la situación.
—¡Cállate ya! —exclamó Yuusuke.
—¡No tergiverses! —añadió Zaisha, para terminar de aplacarlo.
Aunque la conversación era ruidosa, el ambiente se sentía relajado. Los de la delegación, acostumbrados a las rígidas etiquetas de la corte, así como los caballeros de Noscentes, que probablemente se sentían un poco tensos por estar rodeados de extranjeros, se fueron soltando poco a poco. Raazsha, el centro de atención, también comenzaba a sentirse cómoda con el cálido y amistoso ambiente del grupo.
El viaje continuó sin contratiempos, y la noche del tercer día llegaron al extremo norte de la península. Allí, solicitaron un barco y acamparon junto al lago. Esa noche, pescaron y lo comieron como plato principal de la cena. También aprovecharon la ocasión para despedirse de uno de los cocheros, que se dirigió al noroeste para reunirse con el resto de su unidad.
La mañana siguiente, el cuarto día desde que dejaron Patricia del Norte, se despidieron del resto de caballeros.
—Tened cuidado.
—Vosotros también. La situación será complicada para todos.
Después de despedirse, el grupo de Fonkrank se dividió en tres botes y comenzaron a cruzar la superficie del Lago Reflejo Lunar hacia la ciudad portuaria.
—Raazsha, ¿es la primera vez que montas en un bote?
—S-Sí... ¡Oh! ¡Un pez! ¡Está nadando!
Aferrada al borde del bote, miraba cautelosamente la superficie del agua y reaccionaba con la emoción de una niña pequeña. Para alguien que no había salido de la ciudad fortaleza en más de diez años, el mundo exterior, que solo conocía a través de los libros, era una experiencia completamente nueva.
Yuusuke la observó y pensó con una sonrisa: «Esta debe de ser su verdadera esencia...». Por otro lado, Rasanaasha, que conocía la verdad detrás de la situación de la chica, no pudo evitar sentir lástima por ella.
—Este lugar es... ¿la ciudad portuaria de Fonkrank?
Al mirar hacia arriba, en lugar de un techo de piedra, se extendía un cielo amplio e interminable: una "ciudad exterior". Fascinada por el paisaje, Raazsha permaneció unos momentos absorta. El animado ambiente de la ciudad portuaria, tan distinto a lo que decían los libros, le hizo sentir de nuevo el contraste entre la teoría y la realidad. El viento acariciaba su piel, mientras el bullicio de la gente y el palpitar de la ciudad le daban la sensación de que todo el lugar era un organismo vivo gigantesco.
Llegaron al puerto al mediodía y alquilaron habitaciones en una posada, la misma en la que se hospedaron en el viaje de ida. Desde allí enviaron un aviso a Sanc Adiet sobre su regreso e informaron de los acontecimientos en Noscentes. Descansarían un poco mientras esperaban la llegada de los carruajes que los llevarían de vuelta.
Los embajadores, al fin sintiéndose en casa y más relajados, agradecieron a los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro su trabajo impecable.
—Aunque aquí parece que ya estemos seguros, nos han informado de un incidente que ocurrió poco después de nuestra partida —comentó Vermeer.
—Será mejor no bajar la guardia hasta que lleguemos a Sanc Adiet —añadió Zhahid.
—De acuerdo. Ustedes también, por favor, mantengan la cautela hasta que lleguemos al palacio —les dijo Yuusuke a los embajadores, quienes asintieron con seriedad.
—¡Yujuuu! Chari, Joanne... ¡allá vooooy! —gritó el usuario de artes aéreas de la Patrulla del Dios Oscuro mientras corría con un entusiasmo desbordado.
Aunque el resto del grupo y los embajadores prefirieron ignorar esa escena, sabían que aquel guardia tenía su propio método para conseguir información...
En la habitación asignada a las hermanas, Rasanaasha llamó a Raazsha, mientras miraba a través de la ventana:
—Raaz, ¿quieres que vayamos de compras?
—¿Eh? ¿Y qué vamos a comprar?
—Ropa para ti.
—Ah... claro. Sí, tienes razón. Vamos.
Aquella noche, Raazsha había abandonado su casa en medio de la confusión, llevándose apenas lo puesto. Ni siquiera contaba con pertenencias personales para su día a día, pues, durante sus misiones, recibía lo necesario bajo pedido. Comprar cosas en una tienda era algo inusual para ella. Normalmente tenía prohibido adquirir algo por gusto personal, ya que podría interferir en su capacidad para asumir un nuevo "papel". Incluso le entregaban su salario en pequeñas cantidades, y ella lo usaba principalmente para comprar comida o fármacos para experimentar.
—Esto de las compras... Tengo que pagarlas con mi dinero, ¿verdad...?
—Claro, no tenemos ninguna misión. Yo te lo pago, si quieres.
—Ah, bueno... gracias por la ayuda.
—Je, je, je. No hay de qué.
Caminando por la avenida principal, las dos hermosas hermanas revisaban las paradas con mucha sintonía. Obviamente, siendo una princesa cantarina y una agente secreta, llamaban inevitablemente la atención de todos los transeúntes, sin importar su edad o género. Más tarde, cuando Hinke lo supo, se arrepintió profundamente de haber salido temprano hacia la posada: «¡Qué mal! ¡Pude haber sido el que cargara sus bolsas!».
«En la avenida principal. Hemos encontrado a las dos agentes.»
«Está bien. No hagáis contacto todavía. Seguidlas sin que os vean y confirmad la ubicación del objetivo.»
54
—¡Qué cómodo! ¡Y me queda mejor de lo que pensaba!
—Si te pones algo en el pelo, resaltarás aún más.
De regreso a su habitación, Rasanaasha y Raazsha se probaron la ropa que habían comprado. Para la pequeña, que apenas había tenido la oportunidad de elegir su propia ropa o de disfrutar arreglándose, ir de compras y vestirse a su gusto le resultó una experiencia nueva muy agradable. Sin embargo, un leve atisbo de ansiedad comenzó a invadirla de repente.
—¿Pasa algo?
—Sí, un poco...
No podía ignorar los problemas asociados a su rol como agente, especialmente considerando que el conde, el superior de Rasanaasha, no tardaría en querer hablar con ellas al llegar a Sanc Adiet. Es más, en el palacio no solo había simpatizantes de Noscentes, sino también varios nobles que en el pasado habían sido víctimas de sus métodos de persuasión. Y esos métodos no siempre eran tan sutiles o dulces como los que habían intentado con Yuusuke. En más de una ocasión, había recurrido a tácticas menos loables.
—Ugh... ¡Hic! ¡Hic!
—¿Eh? ¿Qué...? ¿Qué he hecho...?
—Señor [?]... debería moderarse, por favor. Es uno de los grandes nobles de Fonkrank, no pueden verlo con esta borrachera.
—¡Espera! ¡No recuerdo nada! ¡Protestaré ante el reino si...!
Había usado drogas para inducir estados de embriaguez y había logrado que ciertas personas, mientras visitaban Noscentes por asuntos comerciales, cometieran actos reprobables. Y había fingido ser una sirvienta para conseguir información comprometedora, para utilizarla más tarde como chantaje.
Si algunos de esos individuos le exigieran explicaciones, incluso su hermana falsa Rasanaasha saldría salpicada.
—Hay cosas que me preocupan...
Si Noscentes caía definitivamente, era poco probable que el conde decidiera protegerla. En el peor de los casos, podría incluso intentar eliminarla para salvaguardar su propia posición.
—A estas alturas ya no hay vuelta atrás.
—Así es... Quizá deberíamos buscar un lugar cercano donde ocultarnos.
Rasanaasha sugirió que, primero, permanecieran en su casa tomando precauciones para no ser vistas, y después podrían mudarse en secreto a alguna ciudad cercana. Así podrían reducir el riesgo de ser reconocidas por miembros del palacio.
Aquella noche, ambas debatieron hasta altas horas, considerando incluso la posibilidad de confesarle todo a Yuusuke y apelar al perdón de la princesa Violet en última instancia.
—Bueno, por muy buena persona que parezca Yuusuke, no creo que lo pase por alto sin más...
—¿Tú crees?
—Es el héroe de Fonkrank, ¿cómo quieres que haga eso?
Con una sonrisa amarga, Raazsha le recordó a su hermana que no era prudente esperar compasión de un soldado, aunque este aparentara ser amable y justo.
Mientras el grupo y los embajadores pasaban su tiempo en la ciudad portuaria, el conde visitaba la prisión de Sanc Adiet para hacer un interrogatorio. En una sala sin testigos, informó al prisionero de pelo rojo frente a él sobre la situación en Noscentes.
—Vaya. ¿Patricia del Norte cayó tan fácilmente?
—Más de la mitad del Consejo Divino está movilizando sus fuerzas restantes. No pasará mucho tiempo antes de que intenten algún tipo de contacto con nosotros.
El conde había acudido a advertir a Volmes que, como Noscentes no había desaparecido del todo, debía cuidar sus declaraciones en los interrogatorios para no precipitarse. Comprendiendo su intención, el otro insinuó que a él tampoco le convenía que Noscentes cayera, por lo que maniobraría para ganar tiempo.
—Si fingimos que hay restos de la facción de Izapnar en Gazetta o Blue Garden, o incluso una tercera fuerza, podremos resistir un tiempo.
—Hmm... Ya veo. Durante ese lapso, el Consejo Divino podría establecer un gobierno en el exilio en Fonkrank y aparentar que tienen activos en alguna parte.
El conde asintió ante la propuesta de Volmes, asegurándole que transmitiría la estrategia a los otros agentes.
—Bien... ¡Ya podéis llamar al oficial de interrogatorios! —gritó Volmes al guardia que había venido a trasladarlo de vuelta a su celda.
—¿...?
Intrigado por la solicitud del usuario de artes ígneas, el guardia fue a buscar al oficial. Un rato después, entraron varios guardias.
—Fue el Consejo Divino de Noscentes quien nos ordenó atacar —declaró Volmes.
Informado de la caída de Patricia del Norte, Volmes reveló que el responsable de los ataques a las aldeas desvalidas había sido el Consejo Divino de Noscentes. Como condición para aceptar a los refugiados de Blue Garden, se les había integrado en el cuerpo de operaciones especiales. Aunque él lideró el equipo, aseguró que su autoridad se limitaba a la logística y la gestión, mientras que el verdadero mando recaía en el subcomandante, que había muerto en la ciudad portuaria. Tanto él como sus subordinados, antiguos miembros de la Brigada de Fuego de Blue Garden, estaban bajo constante vigilancia durante las misiones. Con todos muertos, no había forma de desmentir su testimonio, por lo que confiaba en no ser descubierto.
—Entonces, ¿quieres decir que el Consejo Divino os obligó a actuar?
Quien resumió la declaración y la cuestionó fue Hivodir, un joven guardia vestido con el uniforme de la Patrulla de Fuego. Al reconocerlo, Volmes adoptó una actitud humilde con la intención de ganarse su favor.
—Así es... Pido disculpas por los inconvenientes que le causamos a usted y a Fonkrank.
Tras su expresión de pesar, Volmes calculaba meticulosamente el momento más oportuno para revelar información que incrementara su valor como prisionero. Decidió utilizar como respuesta a la pregunta de por qué había comenzado a hablar, el sacrificio de un "chivo expiatorio": el conde que ocupaba un lugar destacado en Fonkrank y que mantenía vínculos con Noscentes.
—El conde que vino hace un momento a interrogarme... está conectado con el Consejo Divino.
Destapó a varios otros espías de Noscentes que, incluso mientras estaba en prisión, lo habían estado vigilando. Relató que, debido a que conocía las conspiraciones y maniobras del Consejo Divino, su vida estaba en peligro.
—Quizás la caída de Patricia del Norte los haya dejado tan alterados que se movieron con torpeza...
Volmes explicó que el conde había venido a advertirle explícitamente que no hablara, insinuando que la mayoría del Consejo aún estaba intacto y que los espías de Noscentes seguían teniendo influencia.
—He juzgado que este es el momento adecuado para sacar la verdad a la luz.
—Entiendo.
Hivodir asintió con aparente comprensión, lo que hizo que Volmes sonriera para sus adentros. Pero entonces, el joven de Fonkrank abrió la puerta de la sala de interrogatorios, haciendo que entrara alguien de fuera. La expresión de Volmes se tensó ligeramente.
—Estas dos personas pertenecían al grupo que atacó la aldea de mi familia.
—...
Eran dos hombres jóvenes. Uno carecía de un brazo, mientras que el otro tenía la espalda torcida en una posición antinatural. Eran antiguos subordinados de Volmes, a quienes había dado por muertos en el enfrentamiento con la Patrulla del Dios Oscuro y los guerreros desvalidos.
—¡Oh! ¡Compañeros! ¡¿Estáis vivos?! ¡Pensaba que habíais muerto!
—...
Al encontrarse con sus antiguos subordinados, les hizo una señal con los ojos para intentar que se ajustaran a su versión de los hechos, utilizando un antiguo código de la Brigada del Fuego. Se inventó que, esa noche, los tres habían estado bajo estricta vigilancia. Alegó que, si hubieran cometido algún error o se hubieran contenido, la vida de todos sus compañeros habría estado en peligro.
—¿Corroboráis su versión?
—No...
—Todo lo que dice el comandante... es mentira.
Ninguno de los dos siguió su señal. En realidad, Hivodir ya los había interrogado previamente y conocía los hechos.
—Estos dos hombres confesaron que desertaron de Blue Garden y se refugiaron en Noscentes incitados por usted.
—Eso no es...
—Y no solo eso. Durante la batalla en la ciudad portuaria, intentó usar a sus subordinados como señuelo para escapar solo, ¿verdad?
Cuando la guardia de Fonkrank se retiró, los habitantes ayudaron a reunir los cadáveres enemigos para enterrarlos en el bosque. La mayoría de los cuerpos estaban en la posada, destruida por las llamas, pero encontraron a dos detrás de una casa, en las afueras. Descubrieron un túnel que conectaba con el sótano de la posada, y supusieron que habían intentado escapar por ahí. Sin embargo, nadie los había visto durante la batalla.
Uno de los cadáveres estaba decapitado; el otro tenía una herida mortal en el pecho y tenía los órganos calcinados. Determinaron que los habían herido con una espada y unas artes ígneas excelentes.
—Las armas reglamentarias de los guardias de Fonkrank son lanzas. Pero usted tenía una espada.
—...
Los dos testigos de la Brigada del Fuego habían visto los cadáveres y habían confirmado que eran antiguos compañeros suyos. Frente a los cuerpos y tras escuchar la situación en la que Volmes fue capturado, confesaron en detalle sus acciones tras desertar de Blue Garden. Afirmaron que no creían que él hubiera realizado tratos secretos sin que ellos lo supieran.
—Además, hace unos días recibimos esto en el palacio.
—¿Todavía hay algo más?
Hivodir sacó un documento de su abrigo y lo mostró. Llevaba el sello de Gazetta. Lo enviaron desde Noscentes el día después de la caída de Patricia del Norte a través de un "pájaro mensajero" del Consejo Divino. En el documento, el rey de Gazetta detallaba las conspiraciones que el Consejo había llevado a cabo contra Fonkrank, incluidos los espías infiltrados y sus conexiones con ciertos nobles. También mencionaba el establecimiento de la unidad de Volmes y revelaba que fue él quien inicialmente había propuesto el plan de atacar las aldeas de desvalidos con el objetivo de provocar conflictos entre Gazetta y Fonkrank. Esa revelación terminó con todas las posibilidades de Volmes.
—Parece que su información sobre Noscentes ya no tiene ningún valor. ¿Algo que decir?
—...
Volmes suspiró y permaneció en silencio.
El quinto día tras la caída de Patricia del Norte, la Patrulla del Dios Oscuro se encontraba en la ciudad portuaria pasando la tarde mientras esperaba la llegada del convoy que los recogería.
—¿De compras?
—Sí, hoy voy a cocinar pescado para la cena.
—Qué bueno.
Aunque por dentro aún albergaba cierta inquietud, Raazsha se había integrado por completo a ese ambiente relajado y había pasado a comportarse de forma natural. Había establecido buenas relaciones y, por primera vez, se sentía satisfecha de poder mostrarse tal como era.
—Abeja.
—¿Qué?
De repente, escuchó cómo alguien la llamaba por su nombre en clave y se giró. Una niña pequeña en un callejón la observaba con una sonrisa encantadora. La niña comenzó a cantar una canción, como si fuera una rima infantil:
—De flor en flor, buscando el dulce néctar~
—Mientras escondes el veneno en tu ser...
—Je, je, je. Eres la abeja, ¿verdad?
—¿Y tú... eres de las Fuerzas Especiales?
La niña se presentó como Elfiona y le entregó un pequeño paquete. Luego, la condujo hacia un oscuro callejón. Raazsha comprendió de inmediato que lo que contenía el paquete era algún tipo de veneno. Caminó tras ella, que avanzaba con movimientos infantiles, hasta que el bullicio de la calle dejó de escucharse. Entonces escuchó una voz masculina, fría y cargada de tensión; un agente de infiltración y manipulación de Noscentes. El hombre se dirigió a la "Abeja" para transmitirle su orden.
—Esto son órdenes directas del Consejo Divino.
—¡...!
—Neutraliza a la Patrulla del Dios Oscuro y a la delegación diplomática de Fonkrank, y respalda el ataque de la unidad de operaciones especiales.
—¿Qué opinas?
—Puede que ella misma creyera haber dejado atrás su misión.
El líder de la unidad de operaciones especiales observó cómo la figura de Raazsha desaparecía entre la multitud, mientras pedía la opinión de uno de sus subordinados. Por su reacción, parecía evidente que no había mantenido su misión original delante de la Patrulla del Dios Oscuro. Si había desarrollado algún tipo de apego emocional, eso complicaría las cosas.
—¿Crees que nos traicionará?
—Esa mujer recibió el mismo entrenamiento especial que Elfiona. No debería ser capaz de traicionar.
El subordinado miró a la niña, que mostraba una encantadora sonrisa. Elfiona era un prototipo de asesina infantil asignada a las Fuerzas Especiales a modo de prueba, fruto de un programa de entrenamiento experimental del departamento de inteligencia de Noscentes.
Su inocente sonrisa y sus adorables gestos eran completamente artificiales, resultado de un riguroso adiestramiento. Estaba condicionada para obedecer ciegamente las órdenes del líder y cumplir con precisión las misiones asignadas. El programa de formación, que el departamento de inteligencia había perfeccionado durante años, omitía deliberadamente cualquier tipo de educación emocional. Los niños creados bajo ese sistema permanecían inactivos como muñecos cuando no tenían una tarea que realizar; no tenían capacidad para actuar de manera autónoma.
En comparación con Elfiona, que había sido entrenada bajo el último programa educativo, Raazsha pertenecía a una generación anterior. Aunque su desarrollo emocional había debilitado ligeramente la fuerza coercitiva del adoctrinamiento, este seguía atrapado en lo más profundo de su mente por las cadenas de obediencia que le habían inculcado.
El líder asintió ante la opinión de su subordinado.
Después de regresar a la posada, Raazsha confesó a Raaznaasha que había recibido la orden de asistir a la unidad de operaciones especiales en su siguiente ataque a la Patrulla del Dios Oscuro.
—Tch, ah... Supongo que pensar en llevar una vida normal era demasiado pedir.
—Raaz...
—Tú también deberías prepararte.
Raazsha le advirtió que, como el plan se ejecutaría esa misma noche, Raaznaasha no debía salir de la habitación después de cenar. Sin embargo, esta última intentó convencerla de reconsiderarlo. Aunque el Consejo Divino aún existiera, Noscentes estaba ocupado por Gazetta, y ellas ahora se encontraban lejos, en una ciudad del territorio de Fonkrank.
—Creo que no hay razón para seguir sirviendo a un Consejo Divino cuyo futuro es incierto. Deberías priorizar tu vida.
—Vaya, no sabía que tenías tan poca lealtad. No olvides que somos agentes al servicio del Consejo Divino.
—Raaz... Lo tuyo no es lealtad. Tú misma lo sabes, ¿verdad?
Si la obediencia de Raazsha se basara en lealtad a su patria, Rasanaasha podría respetar su convicción. Pero le señaló que, en realidad, lo que la impulsaba a seguir las órdenes del Consejo Divino no era lealtad, sino miedo.
Ella frunció el ceño y desvió la mirada. Sin decir nada, le dio la espalda.
—Por favor, Raaz. Piénsalo bien y contémoselo todo a Yuusuke, ¿sí?
A pesar de las dificultades, esta era su oportunidad de vivir en libertad. Rasanaasha creía que Yuusuke lo entendería y le instó a confiar en él. Pese a que la pequeña tenía cierta confianza en Yuusuke, las cadenas del adoctrinamiento y su temor seguían oprimiéndola.
—Lo siento, Nasha...
Mientras estaba de espaldas, había preparado unas bolitas de miel gelatinizada. Rápidamente se metió una en la boca, tomó a Rasanaasha por sorpresa y la besó, empujando la bolita con su lengua hasta el fondo de su garganta. Luego la derribó en la cama y la inmovilizó.
La mayor, entendiendo el significado de sus acciones, intentó liberarse para advertir a Yuusuke y los demás del peligro. Pero la formación en combate de Raazsha le permitió sujetarla firmemente, sin que la otra pudiera hacer nada.
Finalmente, el sedante en la bolita de miel comenzó a hacer efecto, llevándola a un profundo sueño.
—De verdad, lo siento... —susurró Raazsha mientras apartaba suavemente sus labios y acariciaba la mejilla de su hermana, que ya respiraba tranquilamente en su sueño.
Luego, con el paquete que Elfiona le había entregado oculto en su ropa, salió de la habitación.
—¡Oh! ¡Qué buena pinta tiene!
—No es que tenga buena pinta, es que está delicioso.
—¡Ja, ja, ja, ja! Creo que me has dejado sin palabras.
La cena transcurría en el ambiente animado de siempre, con todos reunidos, charlando y comiendo. Raazsha explicó que Rasanaasha se había retirado a descansar porque no se encontraba bien, algo que, debido a la enfermedad que padecía, los demás aceptaron con preocupación pero sin dudar.
—Bueno, me voy a cuidar de mi hermana.
—Claro, avísanos, si pasa algo.
—¡Tu comida estaba deliciosa, Raaz!
—E-Esto... ¿Podías enseñarme la receta otro día?
De vuelta en la habitación, Raazsha miró de reojo a Rasanaasha, que dormía profundamente en la cama, mientras terminaba de prepararse para salir. Los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro habían devorado hasta el último bocado de la cena que había preparado, en la que había mezclado un veneno de acción retardada que causaba parálisis.
Aunque era parte de su misión, no pudo evitar sentirse algo satisfecha de que apreciaran su esfuerzo culinario. No obstante, lo que realmente dominaba su corazón en ese momento no era la alegría por los cumplidos ni la sensación del éxito de la misión, sino el miedo y la desesperación. Sentía como si estuviera cayendo hacia un abismo oscuro y sin fondo.
—Tengo que enviar el informe...
Con pasos vacilantes y la mirada perdida, salió tambaleándose por la puerta trasera de la posada, adentrándose en las callejuelas del puerto bajo el manto de la noche.
Muchas gracias n.n
ResponderEliminarmaldición me dejó en suspenso
ResponderEliminarsee quedo en suspenso xd
ResponderEliminarcasi todos los capitulos era solo bla bla bla de cosas aburridas y cuando se pone interesante se acaba D:
ResponderEliminarNooo quier más! :) Gracias por los capítulos
ResponderEliminarHola mucho gusto, primero que nada tengo que decirles que adoro este blog y quiero agradecerles sinceramente sus esfuerzos con esta novela y cada novela y manga que ustedes ofrecen, ya que nos hacen los días más felices a mi y a cientos más. Y segundo había leído hace unos días que estaban buscando una nueva novela sobre magia y quería saber si podrían tomar este proyecto se llama: "Magic Chef Of Ice And Fire" me engancho los primeros capítulos pero no hay nadie quien traduzca sus capítulos al español :( quisiera que lo tuvieran en consideración... de nuevo muchas gracias por todo, soy fiel seguidora de todos sus proyectos y de verdad que los admiro mucho, sigan con el buen trabajo :)
ResponderEliminarMuchas gracias, de verdad :)
Eliminarya se esta traduciendo aqui https://theshadowkingdomtraducciones.wordpress.com/the-magic-chef-of-ice-and-fire/
EliminarJoe una semana mas xD
ResponderEliminar,uy agradecido estubó muy buena
ResponderEliminarNooo toca esperar una semana mas...
ResponderEliminarGracias por la traducción
Graciaa de corazon por si trabajo su traducioon es esquisita
ResponderEliminarSe que no se puede gobernar siendo blanco o negro... pero esos sujetos en verdad me desagradan... ¿niños asesinos? eso me parece demasiado.
ResponderEliminar¿Por qué Yuusuke no desconfía de ellas? deberia saber que existen las mujeres asesinas y las espías.
es un puberto... no piensa en eso precisamente XD
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