12/04/2016

WCC - 55, 56



Hoy no iba a publicar, porque Degel me entregó sus capítulos muy tarde, pese a que lo avisé... e.e' Pero finalmente he podido sacar tiempo para acabar de revisarlos y cuando he leído el final he pensado: Los voy a publicar para que sufran sin saber cómo continúa hasta la semana que viene XD

Aquí los tenéis, pues~


-Xeniaxen


PD: No, en serio, está muy mal porque yo no puedo traducir los míos sin haber leído primero los suyos, y esta vez Adam no ha podido revisarlo. En fin... *suspiro*



Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator



Traducido por: Xeniaxen


55

Momentos antes de que el equipo de operaciones especiales contactara con Raazsha... Al noreste de Noscentes, un convoy de Fonkrank avanzaba rápidamente por un estrecho camino forestal.

—¿El ejército de Gazetta sigue persiguiéndonos?

—Sí, aunque mantienen la distancia. Probablemente por temor a un contraataque de artes divinas.

Tras la caída de Patricia del Norte, en los días posteriores, las fuerzas de Noscentes habían estado reuniendo a las unidades dispersas que estaban recolectando información y a aquellas estacionadas en diferentes puntos estratégicos fuera de la ciudad. Ahora, como facción oficial del gobierno de Noscentes, viajaban junto con el Consejo Divino hacia Fonkrank, cruzando el territorio de Blue Garden. Aunque habían sido descubiertos por el ejército de Gazetta, este parecía actuar con cautela debido a su conflicto previo frente a la Gran Muralla de Paula, que les había puesto en el punto de mira. Esperaban que, al cruzar la frontera, dejaran de perseguirlos.

—¡Hay numerosos soldados armados al frente! ¡Confirmada la bandera del ejército de Blue Garden!

—¡Nos están ordenando detenernos!

—Solicita ayuda. Infórmales de que estamos siendo perseguidos por Gazetta.

La facción del gobierno de Noscentes, aunque consciente de que estaban cruzando el territorio sin previo aviso, confiaba en que, al tratarse de una emergencia, Blue Garden les ofrecería apoyo para llegar a Fonkrank. Sin embargo, la respuesta de Blue Garden les dejó estupefactos.

—D-Dicen que si no obedecemos la orden de detenernos, nos atacarán...

—¿Qué? ¿Acaso quien está al mando no comprende la situación?

Gazetta, el país de los desvalidos, que buscaba derrocar el dominio mundial de los usuarios de artes divinas, era un enemigo común para todas las naciones. Si Noscentes caía en sus manos, el equilibrio del poder en Kaltcio cambiaría drásticamente. Aunque había experimentado un desarrollo notable en los últimos años, Blue Garden seguía siendo un país emergente y aún estaba lejos de ser una gran potencia. Incluso un principiante en política o en estrategia militar entendería lo peligroso que era para ellos tener una frontera directa con Gazetta sin el amortiguador que representaba Noscentes.

El líder de la Orden de Caballeros de Noscentes reprimió su frustración, consciente de que no podían permitirse un enfrentamiento directo con el ejército de Blue Garden. Mientras vigilaban la proximidad del grupo de Gazetta, la caravana de Noscentes, que transportaba al Consejo Divino, se detuvo frente a las tropas de Blue Garden.

Inmediatamente, los caballeros de Noscentes formaron un perímetro defensivo alrededor de sus carruajes, mientras los soldados de élite de Blue Garden los rodeaban en formación semicircular. Para sorpresa de todos, el grupo perseguidor de Gazetta llegó poco después y, en lugar de atacar, formó un cerco que incluía tanto a las tropas de Noscentes como a las de Blue Garden, situándose frente a estas últimas como si se trataran de aliados.

Al principio, los de Noscentes pensaron que simplemente se encontraban en medio de un tenso enfrentamiento. Pero al observar cómo los representantes de ambas facciones avanzaban para intercambiar unas breves palabras, una inquietante sospecha comenzó a surgir: parecía que lo habían acordado todo previamente. Y no estaban equivocados.

—¿¡Nos están exigiendo que bajemos las armas!?

—No puede ser... ¿Blue Garden aliado con Gazetta?

—Esto es... inconcebible...

—¿Y si esos soldados no son realmente de las brigadas de élite de Blue Garden?

Antes de enfrentarse a ambos ejércitos para abrirse paso hacia el territorio de Fonkrank, surgieron opiniones en el grupo sobre si debían aceptar su difícil situación. Rodeados completamente, proteger al Consejo Divino era una tarea casi imposible. Finalmente, decidieron rendirse bajo la custodia de Blue Garden.

Los miembros del Consejo Divino, encabezados por el ministro de los ciudadanos de clase media, expresaron su descontento. Como líderes del gobierno de Noscentes, exigieron un trato digno. Sin embargo, la respuesta de Blue Garden fue tajante:

—Parece que estáis cometiendo un grave error de interpretación.

—¿Qué quiere decir?

—No queremos negociar, sino capturar a los cabecillas de los crímenes contra el estado.

—¿Qué insinuáis con eso?

—Es indignante que no se respete nuestra posición. Somos el Consejo Divino de Noscentes. Ten en cuenta que cualquier afrenta hacia nosotros llegará como queja formal a vuestra Reina.

El comandante, sin inmutarse, explicó que actuaban bajo órdenes directas de la Reina Rishause. El Consejo Divino no daba crédito.

—¿Qué estará tramando la Reina...?

—¿Acaso ha hecho algún pacto secreto con el rey de Gazetta?

—Ahora, deberéis acompañarnos a Paula. Allí, seréis interrogados, también en relación a su "unidad de operaciones especiales".

Cuando el comandante mencionó a la unidad que, disfrazada como soldados de Fonkrank, había atacado a un equipo de inteligencia de Gazetta, los rostros de los líderes del Consejo Divino se contrajeron visiblemente.



Al recibir información sobre la actividad de la unidad de operaciones especiales dentro de su territorio, la Reina Rishause decidió actuar estratégicamente. Aprovechó la oportunidad para reunirse con las fuerzas gubernamentales de Noscentes y envió una brigada de élite para esperar su regreso en la frontera.

Quien le dio la noticia fue Reifold, bajo las instrucciones del Rey Esvobus. El objetivo era capturar al equipo de operaciones especiales de Noscentes y darle a Blue Garden el mérito de la acción. Al mismo tiempo, esto serviría para disipar la desconfianza y los recelos que los ciudadanos de Fonkrank pudieran tener hacia ellos, reforzando así los lazos entre ambos países y enviando un mensaje de advertencia a Gazetta. Fue una decisión rápida y calculada del rey, que utilizó un chivatazo de Shinja.

Sin embargo, antes de que Reifold le entregara la información a la Reina Rishause, ya había llegado un emisario de Gazetta con el mismo dato. Este emisario no solo detallaba sobre el ataque de Volmes a las aldeas de desvalidos, sino que también ofrecía un acuerdo: Blue Garden debía compartir prioritariamente con Gazetta lo que le sonsacara al Consejo Divino de Noscentes.

Rishause mantuvo hábilmente el equilibrio entre Shinja y Esvobus. Coordinó la captura del Consejo Divino y le agradeció a Fonkrank el filtraje de información, comprometiéndose a entregarles a los miembros del Consejo Divino capturados. La estrategia de Shinja pronto dio resultados.

—¿Su objetivo es la Patrulla del Dios Oscuro?

—Sí, al parecer, la unidad de operaciones especiales ya se encuentra escondida en la ciudad portuaria...

Cuando capturaron a los de Noscentes, algunos caballeros que protegían al Consejo Divino revelaron que había información urgente que debía llegar a Fonkrank lo antes posible. Shinja ordenó la transmitieran de inmediato, ganándose así el favor de Fonkrank mientras se aseguraba de que tanto Gazetta como Blue Garden enviaran informes de emergencia.

Al saberlo, Fonkrank respondió rápidamente enviando un escuadrón de rescate desde el Palacio de Volance para interceptar al convoy que transportaba a la Patrulla del Dios Oscuro. También usaron artes aéreas para transmitir la advertencia con mayor rapidez.

El rey Esvobus comprendió claramente los movimientos de Shinja «Esta vez, nos ha tomado la delantera...», pensó. A partir de ese momento, supo que debía prestar atención no solo a las acciones del país desvalido, sino también a su acercamiento con Blue Garden.

—¿Lograrán llegar a tiempo para salvar a la Patrulla del Dios Oscuro?

Desde sus aposentos, el Rey Esvobus miró hacia el Lago Reflejo Lunar y luego dirigió su vista a la torre de observación, donde supuso que estaría su querida hija.



Gracias a los diversos efectos que había aplicado a su uniforme y a otras prendas, Yuusuke disfrutaba de una comodidad inmejorable y de su vitalidad siempre al máximo. Dado que con un sueño breve lograba una recuperación completa, había adoptado una rutina diaria que consistía en acostarse temprano, levantarse a medianoche y aprovechar las horas tranquilas antes del amanecer para trabajar en desarrollar su habilidad de personalización. Y mantenía esa rutina incluso durante sus viajes.

Esa noche, se encontraba dedicado a la creación de un medicamento de alta eficacia para Rasanaasha, que había enfermado de repente. Gracias a los fármacos de alta calidad que había conseguido en Noscentes, el desarrollo de su "supermedicamento" (como él lo llamaba) avanzaba de manera satisfactoria.

—Tengo algo de hambre...

Debido a su rápido metabolismo, en pocas horas le entraba el hambre, incluso sin haber realizado demasiado esfuerzo físico. Decidido a ir a por un tentempié, salió de su habitación, pero pronto sintió una extraña incomodidad en el ambiente del tranquilo hostal nocturno.

—Hoy está más silencioso de lo normal...

Aunque las habitaciones contiguas a las de la Patrulla del Dios Oscuro estaban desocupadas, normalmente podía escuchar alguna conversación entre Hinke y Vermeer, o incluso entre los embajadores.

—Quizás lo hacen por consideración a Rasanaasha...

Con esa conclusión en mente, Yuusuke comenzó a caminar hacia la cocina, pero justo en ese momento...

—Ca... pi... tán...

... un débil y rasposo murmullo femenino detuvo sus pasos. Permaneció inmóvil, aguzando el oído. Entonces, la puerta de una de las habitaciones, tres más adelante en el pasillo, crujió lentamente al abrirse.

—Ca... pi... ta...

—¡¿Zaisha?!

Quien apareció, tambaleándose y aferrada al marco de la puerta, era Zaisha, vestida con su ropa de dormir. Yuusuke corrió hacia ella, que estaba al borde de desplomarse.

—¡Ey! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

—Mi... Mi cuerpo... Debe de ser... alguna droga...

—Espera... Siéntate, despacio... Toma esto.

Yuusuke la ayudó a sentarse cuidadosamente y le ofreció una de sus pociones experimentales del supermedicamento.

—Glup... Glup...

Poco a poco, la chica comenzó a recuperar el color en su rostro. Las convulsiones de su cuerpo se detuvieron, y su expresión empezó a mostrar alivio.

—¿Un paralizante?

—Sí, probablemente algo elaborado con artes acuáticas.

Tras escuchar lo sucedido de boca de Zaisha, quien ya había recuperado movilidad, Yuusuke regresó a su habitación para recoger varias dosis adicionales del supermedicamento. Luego, ambos comenzaron a revisar las habitaciones de los demás.

Zaisha explicó que había empezado a notar que algo iba mal mientras leía un libro en la cama. Intentó contrarrestar los efectos con sus artes acuáticas, pero la parálisis que le había invadido resultó ser inmune a su habilidad. Logró concentrarse lo suficiente como para mover los brazos y equiparse un anillo de recuperación que tenía junto a la cama. Convencida de que el capitán podría resolver la situación, salió arrastrándose con las fuerzas que le quedaban.

—Empieza desde allí y ve habitación por habitación.

—¡Entendido!

Repartiendo las dosis entre ambos, Yuusuke y Zaisha visitaron al resto del grupo. Descubrieron que todos, incluidos los embajadores, estaban inmovilizados de la misma manera.

—Vaya... Esta es la habitación de Hisotta. ¿Hisotta, estás bien?

—Ca... pi... tán... A-Ayu... da...

Yuusuke dudó un momento antes de entrar, pero al oír la voz de ella lo hizo sin pensar. La encontró yaciendo boca abajo en el suelo. Corrió hacia ella, la levantó con cuidado y, aliviado de que no parecía tener ninguna herida, le acercó el frasco del supermedicamento a los labios.

—Bebe esto. Te ayudará a recuperarte.

—Ah... Esto... Qué ver... güenza...

Hisotta se sentía lo suficientemente avergonzada por que el capitán la hubiera visto en camisón. Y el hecho de estar en los brazos de Yuusuke, bebiendo de un frasco como un bebé, hizo que se pusiera roja como un tomate. La habitación estaba a oscuras, por lo que Yuusuke no lo notó.

Zaisha decidió darles algo de privacidad. Sin decir nada, pasó de largo la habitación de Hisotta y abrió la siguiente puerta.

—¿Hinke? ¿Estás bien?

—Ugh... Uhh...

Desde la cama se escuchó un gemido. «Parece que también está paralizado», pensó Zaisha mientras se apresuraba con la medicina en mano.

—Toma. Lo ha hecho el capitán. Con esto seguro que te sentirás mejor.

—Ugh... Ah...

Zaisha destapó la botella y la acercó a los labios de Hinke, pero este le agarró el brazo, intentando comunicarle algo con desesperación. Al verlo, Zaisha inclinó la cabeza hacia él para escuchar mejor.

—¿Eh? ¿Qué intentas decirme?

—Be... so... Da... Dame... un...

—Si tienes energía para eso, parece que no estás tan mal.

Sin contemplaciones, Zaisha le metió el frasco en la boca y lo obligó a beber.



Una vez recuperados, todos se reunieron en la habitación de Yuusuke. Durante la charla, Hisotta mencionó que, mientras estaba paralizada, había captado vagamente lo que parecía ser un mensaje de emergencia de Sanc Adiet.

—"Vais a ser atacados esta noche"...

—Pues sí. Hemos sido el objetivo —asintió Zhahid, aún en ropa de dormir.

Vermeer, que siempre iba con el uniforme del escuadrón puesto, incluso para dormir, le preguntó a Zaisha:

—¿Entonces los síntomas fueron causados por una droga paralizante?

—Sí, por los síntomas y el tiempo que tardó en hacer efecto, parece ser de acción lenta.

Hinke e Hisotta confirmaron que no había indicios de que se hubieran utilizado artes aéreas para esparcir el veneno en el aire. Esto llevó a la pregunta: «¿Cuándo lo consumieron?». Todos comenzaron a repasar lo que habían ingerido y cuándo.

—Yo no comí ni bebí nada después de la cena.

—Yo solo tomé un poco de licor.

—Nosotros también. Nos desplomamos mientras discutíamos si salir a beber fuera esta noche.

—Entonces, eso significa que lo consumimos durante la cena.

La cena había sido preparada por los cocineros del alojamiento y por Raazsha.

—¿Raazsha no está aquí?

—Exacto. Rasanaasha estaba descansando en su cama, pero ella...



La ciudad portuaria estaba envuelta en la oscuridad de la noche. Un grupo armado corría por un callejón.

La unidad de operaciones especiales había interceptado el mensaje de emergencia de Sanc Adiet. Aunque no pudieron descifrarlo en detalle, sabían que iba dirigido a la Patrulla del Dios Oscuro, por lo que cambiaron sus planes sobre la marcha. Primero asaltaron a la unidad de vigilancia local de la ciudad portuaria, y luego, con un ligero retraso respecto al plan original, se dirigieron al alojamiento de la Patrulla del Dios Oscuro.

—¿El efecto de la droga seguirá activo?

—Claro, no te preocupes. Es una mezcla especial.

—Deberían estar inmovilizados hasta el amanecer... —dijo uno mirando hacia atrás, en dirección a la Abeja—, siempre y cuando lo hayan ingerido correctamente.

Raazsha había acudido a ellos para informar que había finalizado su misión, pero mostraba un comportamiento extraño. Era evidente que había intentado aprovechar el colapso de Patricia del Norte para escapar y que había desarrollado un apego emocional hacia los miembros de esa patrulla y su objetivo principal, el capitán.

Cuando una agente de seducción desarrolla este tipo de sentimientos, se le debe someter a una estricta reeducación para asegurarse de que no vuelva a cometer el mismo error. No obstante, dado que habían perdido su base principal, no podían enviarla a un sitio adecuado.

«Después de esta misión, nos encargaremos de su reeducación nosotros mismos...», pensó el líder de la unidad de operaciones especiales. «Así mi equipo podrá desahogarse...», decidió mientras trazaba el futuro de Raazsha.



Aunque algunas ventanas permanecían iluminadas, el interior de la posada estaba sumido en silencio. La unidad de operaciones especiales entró por la puerta trasera, avanzando con sigilo.

El plan consistía en llegar rápidamente a la habitación del objetivo, asesinarlo, y luego crear una distracción para sembrar el caos. Durante la retirada, se mostrarían disfrazados como soldados de Gazetta para confundir a los testigos.

Llegaron al vestíbulo frente a las escaleras que llevaban al segundo piso.

—Es aquí arriba. El primer grupo, que vaya por la derecha; el segundo, por la izquierda. Los demás, encargaos de los embajadores.

—¡Ah!

—¿Qué?

—El suelo...

El primero en subir las escaleras desapareció de repente. Había caído por una trampa oculta en el suelo. Los que venían detrás se detuvieron de golpe. Entonces, el suelo, inclinado de manera anormal, les hizo perder el equilibrio y también cayeron.

Según su reconocimiento previo, era una posada ordinaria.

—Tch... ¡Es una emboscada! Abortamos misión. ¡Retirada!

Estaba claro que las trampas eran obra de las peculiares artes divinas del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, quien, según los rumores, podía manipular estructuras a voluntad. Mientras ordenaba a sus subordinados que rescataran a los que habían caído, el líder de la unidad se giró y atacó a Raazsha.

—¡Ah!

—Parece que esto de ser una puta no era una simple tapadera...

El filo de su arma apenas logró rasgar la ropa de Raazsha. Ella esquivó el ataque de forma instintiva, pero cayó al suelo con una expresión de asombro y confusión.

—¿P-Por qué...?

—¿No aprendiste que los traidores deben morir?

—No... Yo no os he traicionado... ¡No!

—No hay nada más que hablar.

Alzó en el aire un cuchillo de diseño negro, preparado para el asesinato, con su filo apuntando directamente a la chica. Su especialidad no era lidiar con combates letales, así que se quedó paralizada, aterrada. Intentó retroceder arrastrándose por el suelo, pero el líder la acorraló nuevamente.

—Le daré tu cadáver a la Patrulla del Dios Oscuro. Seguro que te lo agradecerán.

—N-No...

—Para ser sincero, prefiero a las mujeres vivas.

De pronto, una voz masculina y joven los interrumpió. En ese instante, el líder de la unidad de operaciones especiales empezó a ver todo del revés.

—¡¿Qué...?!

Logró distinguir a un hombre vestido de negro de pie en lo alto de la escalera, apuntándolo con un dedo. Al reconocerlo como el objetivo, pensó en aprovechar la oportunidad para ordenar un ataque.

En un instante, analizó su posición. No tenía cuerdas en las piernas ni nada que lo retuviera. Giró su cuerpo en el aire para aterrizar con las manos y los pies en el suelo. Sin embargo, justo cuando intentaba inspeccionar los alrededores en busca de la trampa o el poder que lo había arrojado...

—¡¿Qué demonios?!

De nuevo, volvió a verlo todo del revés. Esta vez no logró reaccionar a tiempo y cayó de espaldas contra el suelo. Pero antes de poder procesar lo ocurrido... otra vez. Se extendió rápidamente para amortiguar el impacto y logró evitar un golpe directo, aunque no sin lastimarse las rodillas.

Y entonces, otra vez. Experimentó la misma breve sensación de ingravidez antes de volver a caer hacia el suelo.

«¡¿Qué está pasando?! ¡¿Qué me están haciendo?!»

Raazsha observaba la escena con la boca abierta, incapaz de comprender lo que sucedía. Pero no era la única. Los miembros de la patrulla y los embajadores, que se encontraban junto a Yuusuke en lo alto de las escaleras, e incluso los soldados atrapados en la trampa, todos miraban la escena con una mezcla de desconcierto y terror.

El líder de la unidad caía desde el techo hacia el suelo una y otra vez. Era como si estuviera atrapado en un bucle sin fin.

Yuusuke había modificado las tablas del suelo y del techo para intercambiarlas continuamente, creando una trampa que él mismo llamó "Caída Infinita". El sonido rítmico de los golpes: ¡pam!, ¡pam! ¡pam!, resonaba en toda la estancia.

Aunque el fenómeno duró apenas unos minutos, pareció como si hubieran pasado horas. Finalmente, neutralizaron al líder, desorientado y mareado. Los subordinados aceptaron su derrota y soltaron sus armas, entregándose sin oponer resistencia.

Justo cuando todos los miembros de la unidad de operaciones especiales habían sido capturados...

—¡¡¡Yuusuke!!! ¡¿Estás vivo?!

Tras unas doce horas de recorrido sin descanso, cambiando de caballo continuamente, el grupo de guardias de palacio llegó a la ciudad portuaria. Aunque visiblemente agotados, su entrada en la posada estuvo cargada de energía y determinación.

—Tú sí que estás bien vivo, a estas horas...

—¡Hola, Hivodir! ¿Qué tal?

Quien lideraba a los guardias no era otro que Hivodir. Había sido seleccionado debido a sus logros anteriores, como la captura de Volmes. Era una misión con la que no solo se ganaría méritos como capitán de un grupo de guardias, sino también le haría quedar bien con la Patrulla del Dios Oscuro. Lo enviaron convencidos de que era una oportunidad ideal para él.

Aunque, para ser sinceros, Hivodir no tenía ningún interés en esas maquinaciones políticas. Al llegar y ver que la situación ya estaba completamente resuelta, no pudo evitar sentirse un poco frustrado tras la agotadora marcha forzada.

—Vamos, no te pongas así...

—¡N-No me pongo de ninguna manera!

Nadie pudo evitar sonreír al ver cómo el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro calmaba al temporalmente designado capitán de los otros guardias. Poco a poco, el ambiente habitual de la patrulla comenzó a llenar el lugar.

De este modo, el complot orquestado por Noscentes contra Fonkrank se redujo a la nada.



—¿Estás bien?

—Ah...

Yuusuke se agachó frente a Raazsha y le extendió la mano.

—Por ahora... Escucha, ya hablaremos más tarde. Pero deberías descansar por hoy.

Ya habían llegado a la conclusión de que ella les había inoculado el paralizante. Por las palabras del líder de la unidad de operaciones especiales, también quedó claro que parecía estar involucrada en este tipo de trabajos. Quedaba por resolver cuánto sabía Rasanaasha sobre la ocupación de su hermana, pero decidieron que ya lo tratarían una vez regresaran a Fonkrank.

—¡Raaz!

En ese momento, recién levantada tras los efectos del somnífero, Rasanaasha apareció tambaleándose. Todas las miradas se dirigieron hacia ella, y justo en ese instante...

Una pequeña figura entró en el salón sin hacer ruido. La única que se percató de su presencia fue Raazsha, que seguía sentada en el suelo.

Era una niña pequeña, destinada a recibir el nombre en clave de "Abeja Venenosa". Llevaba una delgada cerbatana, como si fuera una pajita, y la dirigió hacia su objetivo.

—¡Yuusuke!

Al darse cuenta de hacia dónde apuntaba la cerbatana, Raazsha se impulsó con fuerza desde el suelo. El dardo con veneno especial se clavó en su pecho al interponerse para protegerlo.




—¡¿Qué...?!

—¡Raaz!

Elfiona había fallado su objetivo al ver interrumpida inesperadamente su línea de fuego. No tardó en ser reducida por los guardias.

—¡Raazsha! ¿Estás bien?

—Ah... ¡Ahhhhh!

Raazsha se retorcía en el suelo, sujetándose desesperadamente el pecho, donde se había clavado el dardo. Zhahid reconoció los síntomas de envenenamiento y levantó la voz, algo poco común en él:

—¡Nooo! ¡Sujetadla y sacad el dardo! ¡Rápido!

Zaisha y Rasanaasha, expertas en artes acuáticas curativas, corrieron de inmediato para intentar sanarla.

—¡Raaz! ¡Raaz! ¡Aguanta!

—¿Qué es este dardo? ¡¿Qué pasa?!

El dardo no solo se resistía a salir de donde estaba insertado, sino que parecía adentrarse cada vez más en su cuerpo.

—¡Ja, ja, ja! No podréis sacarlo. ¡Una vez se clava, se acabó! —dijo el líder de la unidad de operaciones especiales, ahora bajo custodia, con tono triunfal.

No había logrado matar a su objetivo, pero la idea de infligir daño a alguien cercano a él le bastaba como una forma retorcida de revancha. Una sonrisa torcida se dibujó en su rostro.

El dardo estaba diseñado con una punta especial que impedía su retirada. La toxina que recubría su superficie estimulaba los músculos de alrededor del orificio, provocando que se introdujera lentamente en el cuerpo. Cuando estuviera lo suficientemente profundo, el veneno almacenado en su interior se liberaría, causando una muerte lenta y dolorosa, mermando el cuerpo desde dentro. Intentar sacarlo a la fuerza solo rompería la punta, liberando el veneno de inmediato.

—¡Esto es su castigo por habernos traicionado! ¡Sufre todo lo que pue...!

—Cállate ya, escoria inmunda —con el ceño fruncido, Hinke lo interrumpió con un puñetazo que dejó al otro inconsciente—. Qué asco me das.

Mientras tanto, Rasanaasha y Zaisha continuaban aplicando sus artes curativas, desesperadas, pero el dardo seguía adentrándose poco a poco en el cuerpo de Raazsha. La piel de alrededor de la herida ya comenzaba a tornarse de un tono púrpura.

Agotada y sin fuerzas, la víctima dejó de moverse, su cuerpo ahora casi inerte completamente.

La desesperación comenzaba a extenderse en el amplio salón. Yuusuke bajó corriendo las escaleras tras haber ido a su habitación a buscar medicinas.

—¡Capitán! Si sigue así...

—Lo sé.

Extendió su mano para tocar el dardo, pero la mano de Raazsha lo detuvo, aferrándose a él con una fuerza debilitada.

—Má... ta... me...

—Ni de broma.

Rechazando su ruego por una muerte piadosa, Yuusuke sostuvo su mano como para darle ánimo y luego tocó el dardo para abrir el menú de personalización.

Todos contuvieron la respiración mientras observaban cómo la energía de sus misteriosas artes divinas se expandía y él movía sus dedos en el aire, interactuando con el menú.

Amplió la visualización del dardo en la interfaz. Primero reforzó su estructura para evitar que se rompiera y desactivó todos los mecanismos internos que liberaban el veneno. Luego, eliminó las púas de su perímetro y le redujo ligeramente el diámetro.

Con un movimiento suave y sin resistencia, lo extrajo. Lo envolvió cuidadosamente en un trozo de tela para asegurarse de transportarlo de forma segura.

Ignorando al líder de la unidad de operaciones especiales, que lo miraba incrédulo a través del hematoma de su ojo, Yuusuke sacó una nueva supermedicina.

—Es una versión experimental, pero debería funcionar.

Era una versión avanzada de la supermedicina original. Se la administró a Raazsha y pidió a Zaisha y Rasanaasha que continuaran aplicando sus artes curativas alrededor de la herida. La medicina no solo amplificaba los efectos de las artes acuáticas curativas, sino que también poseía propiedades curativas extremadamente potentes por sí misma. Sin las habilidades únicas de Yuusuke, replicar algo así requeriría preparar enormes cantidades de supermedicinas, refinar cada componente varias veces y extraer gota a gota los más efectivos, un proceso descomunalmente complicado.

Poco a poco, la piel que se había tornado de un púrpura oscuro recuperó su tono saludable, y el rostro pálido de Raazsha empezó a mostrar un ligero rubor. Aunque los síntomas del veneno parecían haber desaparecido, el agotamiento extremo la venció y cayó en un profundo sueño.

—Ufff... Parece que ya está fuera de peligro. Buen trabajo, chicas.

—Qué alivio... Ha sido increíble, como siempre, capitán. Su supermedicina funcionó de maravilla.

—Yuusuke...

Tras expresar su agradecimiento a Zaisha y Rasanaasha, Yuusuke se acercó a la dormida Raazsha y, como lo había hecho antes, le apartó suavemente el flequillo con la mano.

—Tranquila. Ahora, descansa.





56

La serie de incidentes que comenzó con los ataques a las aldeas desvalidas llegó a su fin con la práctica destrucción de Noscentes. La Patrulla del Dios Oscuro y los enviados diplomáticos emprendieron un tranquilo viaje de regreso a Sanc Adiet en los carruajes que habían acudido a recogerlos.

Detrás de ellos, un grupo de guardias escoltaba a los prisioneros. Raazsha, Rasanaasha y los Elfiona viajaban juntas en el mismo carruaje.

Tras el alboroto del ataque, Yuusuke llevó a Raazsha a su habitación, desmanteló las trampas que había instalado en la posada y, una vez calmada la situación, recibió una importante revelación de Rasanaasha.

—Hay algo que debo contaros a todos...

Rasanaasha confesó el secreto que había mantenido oculto y se disculpó por haberlos engañado. Lo que reveló fue impactante: la princesa cantarina, que tenía estrechos lazos con los círculos del palacio, resultó ser una espía de Noscentes.

—¿Esto tiene que ver con Raazsha?

—Sí, Raaz... En realidad, no somos hermanas. Nos conocimos por primera vez durante esta misión. Ella es una agente de seducción y, de hecho, es mi superior.

—Vaya...

—¿En serio...?

El grupo quedó sorprendido al descubrir que ambas eran agentes de Noscentes y que su parentesco era falso. Sin embargo, como Hivodir les había contado que había muchos nobles en Fonkrank con conexiones con el Consejo Divino, lograron asimilar la noticia con relativa calma.

—No sé qué les va a pasar cuando regresemos a Sanc Adiet... —señaló Zaisha, preocupada.

—Probablemente. Pero ya nos preocuparemos de eso cuando lleguemos —le respondió Yuusuke.

A pesar de su actitud relajada, todos eran conscientes de la magnitud del problema. Era poco probable que el palacio decretara un castigo violento, dado el carácter del Rey Esvobus, pero seguramente habría una exhaustiva investigación para identificar a los demás espías.

—Es probable que haya una reestructuración importante en los cargos.

—Sí. Habrá caos por un tiempo, pero no es asunto nuestro.

Hinke e Hisotta estuvieron de acuerdo, mientras que Zaisha y Vermeer encogieron los hombros, pensando: «El capitán no tiene remedio...». Por su parte, Zhahid mostró una expresión ambigua, pero no dijo nada.

En ese ambiente, el grupo finalmente regresó a Sanc Adiet el día diecisiete del mes de agua de Shalnar.
(NT: La última vez que nos indicaron una marca de tiempo fue en el Tomo 2. Eso fue el mes de fuego de Shalnar, justo el mes anterior al actual: mes de agua de Shalnar. Recordemos que el orden de los meses es: fuego, agua, tierra, viento; mientras que el orden de los dioses, que marcan la estación, es el mismo: Volnar (fuego), Zeshnar (agua), Shalnar (tierra), Hilgnar (viento). Por tanto, en este punto de la historia estamos en el segundo mes (agua) de la tercera estación (Shalnar).)



—Bienvenido de vuelta, Yuusuke. Buen trabajo, equipo.

—Bienvenido, Yuusuke. Gracias por vuestro esfuerzo.

Violet y Sun recibieron a Yuusuke. Al escucharlas, sintió una extraña sensación de nostalgia y miró de reojo el rostro de la desvalida.

—¿Pasa algo, Yuusuke? —preguntó ella, inclinando ligeramente la cabeza.

No, no lo había oído mal. La pronunciación de Sun al decir su nombre se parecía cada vez más a la japonesa.

—No, nada —respondió, aunque intrigado por el detalle—. Es solo que me alegra veros de nuevo.

Dado que el país que habían visitado como enviados diplomáticos había colapsado, no era un evento que pudiera considerarse positivo. Por esa razón, no organizaron ningún acto para recibirlos, algo con lo que Yuusuke estuvo de acuerdo, especialmente por el asunto relacionado con las cantarinas. Así, su misión llegó a su fin de manera discreta.

—Bueno, creo que pasaré por donde mi amada para saludarla —comentó Hinke, refiriéndose a una cantarina.

—Aún quedan informes por entregar, así que procura que solo sea un polvo rápido... Ah, disculpe la expresión, Su Alteza.

Al intentar corregirlo por su tono vulgar, Vermeer se disculpó de inmediato tras recibir una mirada fulminante de Zaisha. Violet estaba acostumbrada al lenguaje coloquial de los guardias y no pareció darle importancia.

«Quizás ni siquiera entendió lo que quise decir...»

Con ese ambiente relajado, Yuusuke observó cómo sus subordinados se dispersaban, algunos hacia la ciudad y otros hacia sus aposentos. Cuando él mismo estaba por regresar a su cuarto, recordó algo de repente y decidió perseguir a uno de ellos.

—¿Eh? ¿Yuusuke?

—¿A dónde vas, Yuusuke?

—Tengo que resolver un pequeño asunto.

Violet quería discutir sobre los vehículos que Sorzak había llevado recientemente a la habitación de Yuusuke, pero solo pudo observarlo alejarse corriendo.

—Zhahid.

—Oh, Capitán. ¿Quiere algo de mí?

—Bueno, es que... en la posada del puerto, cuando hablábamos del futuro, tenías esa cara tan seria. Y me quedé un poco preocupado.

—Ah... ¿Es eso?

Durante aquella conversación sobre los acontecimientos venideros, Zhahid había mostrado una expresión algo ambigua al escuchar las intenciones de Yuusuke. Intrigado por lo que pasaba por su mente en ese momento, decidió preguntarle.

—Es que me llamó la atención su forma de ser, capitán.

—¿Mi forma de ser?

El usuario de artes acuáticas le explicó que, aunque era habitual que Yuusuke no mostrara un gran sentido de la lealtad hacia Fonkrank, esta vez también parecía tratar los acontecimientos recientes y el futuro con cierta distancia, como si no fueran asunto suyo.

—Siempre observa las cosas desde fuera. Está bien, pero... Bueno, en realidad, creo que no me acaba de cuadrar.

Más que distante, a veces daba la impresión de que había cosas que ni siquiera le importaban realmente, lo cual le generaba inquietud.

—...

Ante el silencio de Yuusuke, Zhahid continuó, ahora con una expresión algo más relajada:

—Bajo su mando, la Patrulla del Dios Oscuro está en una posición clave para influir en la dirección del país, considerando sus logros y su cercanía con Su Alteza.

Desde la perspectiva de ser considerado un Dios Oscuro, aunque se desconocieran los detalles específicos sobre esa naturaleza, lo cierto era que cualquier fuerza que le había hecho frente había colapsado o se había autodestruido. En particular, el caso de Noscentes, una antigua potencia con una historia de cinco o seis mil años, que desapareció prácticamente de la noche a la mañana. En contraste, el hecho de que Gazetta se declarara abiertamente como su aliado era un hito trascendental en la historia.

—Posee un gran poder, y sus logros lo demuestran. Además, tiene influencia y conexiones que le otorgan una voz significativa. Pero no muestra interés en involucrarse en los asuntos del gobierno.

—Más allá del tema del Dios Oscuro... lo demás han sido solo una serie de coincidencias.

—Pues yo creo que quien posee tanto poder y ocupa tal posición como usted tiene la obligación y la responsabilidad de utilizarlos.

Si existiera una razón válida para optar por no usar su poder, podría considerar que cumplía con su deber. Pero si simplemente no tenía intención de usarlo, entonces, bajo el punto de vista de Zhahid, estaba renunciando a su deber; estaba siendo negligente.

—El poder solo cobra sentido al ser utilizado. Está hecho para eso. Y quienes poseen poder nacen con la carga de tener que usarlo para cumplir con su cometido. Es mi opinión personal.

—¿Quieres que me convierta en burócrata?

—Más bien, me gustaría que usted liderara el país.

—¿No te parece peligroso ese pensamiento...?

—Es solo una fantasía personal —respondió con una leve sonrisa, que podía interpretarse como autocrítica.



Tres días después del regreso de la Patrulla del Dios Oscuro a Sanc Adiet...

Las sanciones y medidas contra los simpatizantes de Noscentes, identificados y confirmados tras las investigaciones, se sucedían sin descanso. Los tribunales estaban especialmente saturados, ocupados con los juicios, las sentencias y su ejecución.

El prisionero Vomles fue ejecutado, y los dos antiguos miembros de la Brigada de Fuego, que habían quedado con discapacidades severas, fueron sentenciados de por vida a limpiar las calles con los desvalidos. Además, el conde que había sido el superior de Raazsha también recibió su condena.

—Es la primera vez en el reinado de mi padre que se toman tantas decisiones en tan poco tiempo —murmuró Violet, recostándose en el respaldo de su silla y entrelazando las manos detrás de la cabeza.

Krielov le reprochó su postura, ya que no era apropiada para una princesa, y añadió:

—Después de todo, la caída de una potencia tan antigua ha tenido un impacto considerable en los reinos vecinos.

—Es un poder verdaderamente aterrador.

—No digas eso mirándome a mí... —protestó Yuusuke.

Aunque insistía en que había sido Shinja, el rey de Gazetta, quien había destruido Noscentes, lo cierto era que todos los que se habían enfrentado al Dios Oscuro habían caído uno tras otro.

Violet recordó las palabras que pronunció la primera vez que conoció a Yuusuke: «¿Eres tú el Dios de la Calamidad...? ¿Has venido a destruir mi reino?». Al pensar en ello, no pudo evitar sacudir la cabeza y preguntarse si, después de todo, no estaba tan equivocada.

—Uhh... Qué escalofríos.

—Oye, basta.

En los últimos días, todos en el palacio habían estado extremadamente ocupados. Yuusuke incluso había reducido su dedicación al desarrollo del vehículo motorizado y había centrado sus esfuerzos en la creación de medicamentos. Sin embargo, molesta por la ausencia de nuevos juguetes, la princesa se divertía fastidiándolo.

—¿Y bien? Hoy había un grupo de burócratas reunidos armando jaleo otra vez. ¿Todavía queda alguien más por castigar?

—Lo que discutían hoy era...

Mientras Yuusuke trabajaba en personalizar medicamentos, Violet le preguntó a Krielov sobre los movimientos en el palacio. Cuando Krielov mencionó un nombre, Yuusuke dejó de hacer lo que estaba haciendo inconscientemente.

—¿El castigo de Rasanaasha, Raazsha y Elfiona?

—Hmm... La sicaria encubierta y la princesa cantarina que trajo Yuusuke junto con esa niña inexpresiva, ¿no?

Entre los miembros del Consejo Divino entregados por Blue Garden, los caballeros de Noscentes y la disuelta unidad de operaciones especiales, aquellos sin problemas ideológicos y con habilidades útiles estaban siendo reclutados como recursos nuevos para el país. Sin embargo, el caso de Rasanaasha, Raazsha y Elfiona era complicado, debido a sus circunstancias.

Por ejemplo, en el caso de Raazsha, muchos de los miembros del palacio y comerciantes influyentes de Fonkrank la conocían, y ella tenía información confidencial sobre ellos. Había quienes querían aprovecharse de ella, quienes se sentían amenazados por su presencia, y quienes aún albergaban algún tipo de apego hacia ella. Esos sentimientos provocaban intensos debates sobre su destino, y aún no se había llegado a una conclusión clara.

En cuanto a Elfiona, la ejecución se consideraba demasiado severa, pero la posibilidad de exiliarla quedaba descartada por el riesgo de que revelara secretos de estado. La solución más viable era confiarla a alguien de confianza que pudiera supervisarla, aunque aún no habían decidido a quién.

—Elfiona... Supongo que lo mejor será dejarla con el profesor.

—Ajá. Yo también lo pienso, Yuusuke.

Como antiguo miembro de alto rango del palacio y alguien de confianza, además de tener experiencia previa con casos similares, como el de Bellusha, el profesor Zeshald parecía una opción adecuada para lidiar con alguien con un pasado tan peculiar como el de una sicaria.

—Entonces, sugeriré esa opción.

—Siendo él, dudo que nadie se oponga.

—Quedan Rasanaasha y Raazsha.

—Lo de Rasanaasha parece complicado, y el castigo para Raazsha está prácticamente decidido.

Krielov explicó que Rasanaasha recibiría la amnistía como reconocimiento a sus contribuciones pasadas como princesa cantarina y a cambio de colaborar en la identificación de los simpatizantes de Noscentes. Además, algunos burócratas habían pedido personalmente clemencia para ella.

No obstante, dado que se trataba de un asunto que afectaba la dignidad y la autoridad del reino, no podía ser exonerada sin más. Era necesario imponerle una sanción para demostrar al pueblo que se estaba aplicando justicia. Por eso, se había decidido azotarla en público, por haber traicionado al país mientras ocupaba una posición privilegiada y recibía apoyo estatal.

—Bueno, considerando que lo decidieron los burócratas, parece razonable.

—Hmm... Aun así, no sé si está bien del todo...

Violet reaccionó con visible incomodidad ante la explicación de Krielov sobre el castigo, quien insistió en que era una pena suficiente y que, además, permitía demostrar al pueblo que se había impuesto una sanción adecuada. Aun así, su tono vacilante dejaba entrever que tampoco estaba del todo convencido.

—¿Qué clase de castigo es ese?

—Literalmente eso. Azotarla en público...

Durante el momento más concurrido del día, al mediodía, frente a una multitud, en la plataforma de ejecuciones de la Plaza del Juicio, se inmovilizaba a la persona de manos y pies, se la obligaba a arrodillarse con el torso inclinado hacia adelante y expuesta de cintura para abajo, para que un verdugo llevara a cabo el castigo golpeando sus nalgas. El objetivo era la máxima humillación, por lo que el verdugo se posicionaba pisándole la espalda para que su postura fuera aún peor, y le iba golpeando alternativamente ambos lados. Además, la vigilancia del condenado corría a cargo del verdugo. Se decía que algunos verdugos con gustos particularmente crueles los obligaban a beber grandes cantidades de agua, provocando que se orinaran durante el castigo.

Cuando se aplicaba este castigo a jóvenes nobles, muchos terminaban desmayándose de la vergüenza, y algunos incluso intentaban morderse la lengua para acabar con su vida, razón por la cual se les colocaba un mordedor para evitar suicidios. Después de recibir este castigo, la mayoría de los condenados no podían siquiera caminar por la calle a cara descubierta, por lo que perdían su posición social y la reputación que se hubieran ganado.

Ese sería el destino de Rasanaasha, quien vería destruida la imagen que se había labrado como princesa cantarina. Aun así, los burócratas que lo propusieron opinaban que, dado que había personas con fetiches particulares, ella probablemente no se quedaría sin trabajo.

Era algo que no dejaba cicatrices físicas ni infligía un dolor severo, pero Violet estaba preocupada por las profundas heridas psicológicas que podía causarle a la cantarina. Aunque, teniendo en cuenta que lo que había hecho merecía la ejecución, este castigo podía considerarse una indulgencia. El conde que la utilizó para sus planes ya había sido sentenciado a la pena máxima.

—Hmm, así que todavía existen castigos como ese...

—Que conste que nunca se ha aplicado desde que mi padre asumió el trono. Los que he visto ocurrieron hace mucho tiempo.

Durante el reinado del anterior monarca, y debido en gran parte a las envidias de las mujeres de su entorno, no eran raros los casos en que casualmente descubrían o denunciaban a una joven por una conducta inapropiada. Estos castigos eran frecuentes para servir de ejemplo. Según se decía, incluso las sirvientas podían ser acusadas y castigadas arbitrariamente dependiendo del humor de las concubinas del rey.

Se rumoreaba que la razón por la que el Rey Esvobus no tenía amantes ni mujeres cercanas era porque, de joven, había sido testigo de este tipo de envidias y abusos en el palacio.

—Aunque los burócratas consideren razonable esta decisión, no puedo evitar pensar que quieren aprovecharse de la princesa cantarina para su propio deleite. Krielov, ¡deberíamos pararles los pies!

—Eso es demasiado rebuscado, ¿no cree, princesa?

—Si solo necesitan que el castigo se lleve a cabo, ¿qué más da quién lo haga?

—¡Pues yo seré el verdugo! —propuso casualmente Yuusuke.

—¿¡¿¡¿¡Qué!?!?!?


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