¡Feliz viernes!
-Xeniaxen
Novela original en japonés por: 金斬児狐 (Kanekiru Kogitsune)
Re:Monster
Traducción: Xeniaxen
Traducción: Xeniaxen
Día 486
Encontramos un tramo del camino que estaba pavimentado con hormigón y tenía unas paredes de roca natural completamente distintas. En ellas colgaban linternas de piedra que emitían luz a intervalos regulares, iluminando unas horribles pinturas en el techo, hecho de ladrillos rojos y negros. Parecía una estructura laberíntica para hacerte perder en ella, como las ruinas antiguas. Sin la guía del abuelo gnomo, habría sido difícil salir.
Al parecer, es una sección llamada [Palacio del Inframundo]. No esconde trampas, pero sí monstruos bastante poderosos.
Según el abuelo, el más temible es el Minotauro de la Perdición. Un demonio con cabeza de toro y cintura de pececillo, con un cuerpo humano fuerte y una enorme hacha mandoble de doble hoja.
Su crin, negra y morada, es robusta y no se puede perforar fácilmente con una [Lanza Drenante de Sangre]. Su gruesa piel negra y su densa musculatura son lo suficientemente fuertes como para moverse sin preocuparse de si lo atacan enemigos. Mide más de cuatro metros de altura y tiene una vitalidad desbordante. El hacha mandoble que lleva es una especie de objeto mágico que atrae objetos a su alrededor. Es una habilidad muy simple, pero problemática, porque si tratas de esquivarla en el último momento es posible que te golpeen.
Con todo, se puede decir que es como un tanque humanoide. Además, considerando el tamaño de los pasadizos del supuesto palacio, casi no había otra opción más que enfrentarse al Minotauro de frente, lo que aumentaba aún más el nivel de peligro.
Afortunadamente había pocos de ellos, por lo que pudimos evadirlos y seguir adelante.
Avanzamos matando a los minotauros de frente, a pesar de que tuvimos que esforzarnos bastante para derrotarlo.
Se suponía que era un monstruo que nunca antes había visto. Pero de algún modo me resultó familiar. Aunque yo no lo recuerde, mi cuerpo lo recuerda.
Dio un temible golpe atronador con su hacha. El impacto mortal se dirigía hacia mí. Intentó embestirme con sus cuernos una y otra vez. Hacía trabajar ese enorme cuerpo a su máxima capacidad. Su vello corporal, tan duro como el metal, y su gruesa piel evitaban todos mis cortes. ¿Cómo podía penetrar músculos tan densos que no se pueden perforar? Tenía que encontrar una debilidad estructural para infligirle una herida fatal.
Pese a todo, cacé a todos los minotauros de la perdición que nos encontramos mientras recuperaba algunos recuerdos perdidos. Eran más débiles de lo que recordaba. Los de mi memoria no eran así.
Por ello profundizamos más y más en busca de minotauros más fuertes. Acordé con la familia de cinco que los atacaríamos en lugar de evitarlos mientras nos dirigíamos a la superficie. Entre muerte y muerte, abrimos cofres y recolectamos tesoros escondidos.
Dimos con el cuerpo número cien en un espacioso y misterioso habitáculo en forma de cúpula. Tenía un mural intrincado en el techo que parecía un mapa del Palacio Subterráneo del Inframundo. En el centro del mural indicaba que esta era la parte más profunda de la montaña, y había un gran mineral que brillaba como el sol. Las paredes estaban cubiertas con engranajes y dispositivos de varios tamaños, y unos minerales similares a los cristales de bismuto, brillantes con todos los colores del arcoíris y con patrones geométricos complejos y extraños. El suelo también estaba cubierto con ese material. Originalmente habría sido plano, pero había innumerables protuberancias y escalones. Era como si una civilización desarrollada hubiera sido tragada por organismos basados en minerales.
Nada más llegar, un minotauro se levantó de un trono hecho del material de toda la sala y nos miró.
Era más musculoso que cualquier minotauro que hubiera visto jamás, y sus músculos eran claramente visibles. Era enorme. Medía más de seis metros de altura, y los cuernos dorados en su cabeza eran gruesos y retorcidos. El color de su piel era tan negro como la oscuridad, y tenía líneas rojas brillantes recorriendo todo su cuerpo, como si ardieran como lava. Su vello corporal era blanco y no tenía ni una mota de suciedad. Sus ojos verde claro brillaban con una luz que ansiaba guerra. En sus manos largas y gruesas, sostenía un hacha negra de mango largo y doble hoja tan alta como él, con una niebla negra saliendo de la hoja. Llevaba una especie de bañador hecho de cristal de bismuto que tenía tanta presencia como el hacha. Probablemente era un poderoso objeto mágico.
Era una figura imponente, como el rey de los bárbaros. El escalofrío que me dio de solo pensar que me enfrentaría a él me estimuló las emociones, y también me dio una sensación involuntaria de asfixia.
El minotauro empezó a moverse enérgicamente alrededor del Palacio del Inframundo. Según el abuelo de la familia de cinco, el minotauro que espera a los intrusos en la parte más profunda del palacio se llama Rey Minotauro de la Muerte Fatal.
Frente a este espécimen, un enemigo claramente diferente de las innumerables presas que había cazado en el pasado, solo tuve un pensamiento. Hambre. Era un sentimiento puro, como el sentimiento que tienes cuando ves el mejor banquete. Ese sentimiento, que ha sido siempre la fuerza me ha impulsado a superar duros entrenamientos y la base de mi propia vida, no ha cambiado a pesar de haber perdido memoria.
El minotauro rugió en respuesta mientras me abalancé hacia él con mi lanza carmesí. Sentí que había escuchado ese rugido antes, en otro lugar. Fue una sensación que sacudió mi alma y atravesó todo mi cuerpo. Pero tan pronto como recordé cuándo y dónde lo había oído, mi lanza y su hacha chocaron de frente.
El tremendo impacto devastó parte de nuestro entorno, y me di cuenta de que no podía permitirme el lujo de pensar en otra cosa. Todo lo que podía hacer era concentrarme en lo que estaba frente a mí.
Día 487
El jefe del Palacio del Inframundo, el Rey Minotauro de la Muerte Fatal, era un tipo poderoso.
Ahora está tendido en el suelo. Le arranqué sus dos cuernos desde la base, así como su cuero cabelludo. Y le aplasté uno de sus ojos verdes, aunque se confunde con el otro, que se le sobresale de su órbita. Le corté el brazo derecho desde el codo y el izquierdo desde el hombro. Le destrocé ambas rodillas. Le hice numerosos cortes en el pecho y el abdomen, exponiendo su estómago e intestino. El olor de sus órganos y su contenido ha impregnado toda la sala.
Mientras rendía respeto a tal fuerza vital, claramente muerta pero aún ligeramente viva, acabé con él usando la lanza carmesí para perforar su tronco encefálico a través de un hueco en el cráneo.
Luego, mientras saboreaba la misteriosa sensación de una gran cantidad de algo que fluía en mi cuerpo como un arroyo fangoso, comencé la siguiente tarea.
Si dejas un cadáver abandonado, simplemente desaparece con el tiempo. Por lo que, aun sin poder cocinarlo con magia o acompañarlo de unas setas, debía actuar rápidamente para comerme hasta el último trozo de carne del enemigo.
Le pedí a la familia que me ayudara a preparar una enorme plancha improvisada. La hicimos con un material que conduce bien el calor y no se pega ni siquiera al cocinar carne. Era más grande que un hombre adulto. Le instalamos un hornillo debajo, un mineral rojo que desprendía calor.
Cocinamos toda la carne, parte por parte. La colocamos en un enorme plato de cerámica y la asamos a la parrilla. La grasa de la carne que goteaba en la plancha caliente esparcía un apetitoso olor. No pude evitar salivar de una forma exagerada. Mi estómago rugió como si se quejara de hambre.
Como era de esperar, no salí ileso de la batalla con el Rey Minotauro. Me hice innumerables fracturas pequeñas y grandes por todo el cuerpo, moretones, hemorragias internas, y acabé con las piernas empapadas de sangre por las heridas abiertas. Lo peor fue uno de los golpes que me dio en el pecho. Cortó mi armadura ligera de cuero y por suerte mi ropa interior detuvo la hoja de su hacha, pero el impacto me destrozó el esternón y las costillas, y también me dañó gravemente algún órgano interno. Normalmente, esta sería una lesión grave que dificultaría la respiración debido al intenso dolor y al daño en los pulmones, pero dado que el corazón aún me late, no hay necesidad de entrar en pánico todavía.
He activado mis células para curarme, por lo que incluso si no me ve un médico, en pocas horas estaré curado por completo. Sin embargo, esto me está dando un hambre inusual, ya que sanar consume mucha energía. La única forma de compensarlo es comerse al Rey Minotauro, el oponente más fuerte al que me he enfrentado en este mundo hasta ahora.
Así pues, disfrutamos del festín de carne asada que había comenzado de repente. Aparentemente, la familia de cinco no necesita comer, pero eso no significa que no puedan, y de hecho lo hacen como forma de entretenimiento. Todos disfrutamos de la deliciosa carne del enemigo.
Tenía una textura que se derretía en la boca, extendiendo su indescriptible sabor. El olor de la carne y la grasa subía hasta nuestras fosas nasales, y nuestro sentido del olfato creaba una ilusión de paraíso. También notamos una agradable sensación, como si el poder mágico del minotauro hubiera permanecido en cada trozo de sus fibras musculares y estuviese fluyendo desde nuestro estómago, activando nuestros cuerpos célula por célula.
Hice una pausa para saborearlo bien y luego acerqué mis palillos a la fuente en busca de un trozo de carne tras otro.
Habilidad [Linaje del Rey Demonio] aprendida
Habilidad [Olas del Rey Demonio] aprendida
Habilidad [Hacha Purificadora] aprendida
Habilidad [Vitalidad Superlativa] aprendida
Habilidad [Inmunidad de Sangre del Rey Demonio] aprendida
Habilidad [Esqueleto Rígido del Rey Demonio] aprendida
Cuanto más comía, más habilidades aprendía, una tras otra. También es muy bueno saber que hay muchas habilidades que pueden fortalecerte físicamente, como [Vitalidad Superlativa] e [Inmunidad de Sangre del Rey Demonio], que pueden aumentar drásticamente tu poder de regeneración, vitalidad e inmunidad a las enfermedades.
Fue un enemigo muy fuerte estando vivo y, después de su muerte, se convirtió en un manjar delicioso. Interiormente, le estoy muy agradecido al Rey Minotauro.
Y así, habiendo comido cada trozo de su carne y huesos, seguimos adelante recogiéndolo todo, desde el cristal de Bismuth hasta el tesoro en la habitación oculta en el otro extremo.
Ya casi hemos llegado a la superficie. Qué ganas tengo de salir y tomar un buen trago.
Muchas gracias
ResponderBorrarGracias por el capítulo, por un momento pensé que el minotauro era Mino kichi que se logró recuperar jajajaja
ResponderBorrarmuchisimas gracias por el capitulo, me encantan sus trabajos
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