26/07/2016

WCC - 73, 74



¡Oh! Tienen suerte. Pensaba que ya había publicado esta entrada pero se ve que no XD


-Xeniaxen



Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator



Traducido por: Xeniaxen


73

La mañana siguiente, mientras la expedición avanzaba por el pasaje subterráneo tras haber pasado allí la noche. En la última planta del Palacio de Volance, en la cámara privada del rey, Esvobus y Reifold mantenían una conversación confidencial.

—Parece que hemos malinterpretado quién es realmente.

Reifold había observado a Yuusuke desde que lo encontró en el bosque cerca de Rufk y, tras los acontecimientos recientes en Delia-Lidea, había llegado a una conclusión: no era más que una persona común a la que se le había concedido un extraño poder. Además, los antiguos relatos dejaban claro que un Dios Oscuro podía ser utilizado como una mera fuente de poder.

—Sobre ese asunto...

—No se lo he dicho a nadie todavía. Pero hay otros que ya lo saben.

—¿Gazetta...?

—Y la reina de Blue Garden también. Aunque en su caso, es probable que su conocimiento sea el mismo que el del Imperio del Clan Blanco.

Eso explicaba muchas cosas. Esvobus exhaló un suspiro largo. El uso de las artes aéreas de ilusión sobre Yuusuke no habían sido una orden suya. Había enviado a Reifold para persuadirlo de que se retirara antes del cierre del laboratorio, pero lo que este hizo con su magia fue por pura curiosidad personal.

Yuusuke podía parecer simplemente un hombre común con un gran poder, pero Zeshald temía que pudiera despertar como un verdadero Dios Oscuro. Aunque la posibilidad no era absoluta, tampoco podía descartarse. Por ello, el rey ordenó a Reifold que evitara cualquier interferencia impulsiva. Además, decidió aumentar la vigilancia en torno al joven de pelo negro, manteniendo la apariencia de un mero escolta. Como los pasajes ocultos de su residencia ya estaban sellados, la solución sería reforzar discretamente la guardia en la mansión.

—Si Gazetta se lo llevara y le lavara el cerebro, sería un problema enorme —comentó Esvobus, preocupado.

—Esa es una forma bastante extrema de verlo... —se jactó Reifold.

El rey frunció el ceño. Luego, el espía adoptó una expresión más seria y, tras una breve pausa, formuló una observación precisa para medir la reacción del monarca.

—La historia de Kaltcio es la historia de facciones enfrentándose por el dominio del mundo, con la excusa de una fe en unos dioses que alguien se inventó. Usted ya se ha convertido en parte de esto.

—Lo quiera o no... No puedo recurrir a Zeshald a estas alturas.

El rey alzó la vista hacia el techo, sumido en pensamientos sobre la historia de su mundo y los principios que lo regían, revelados en la reunión de la Fortaleza Deernorth. La reina Rishause le había hablado de la verdad tras la Fe en los Cuatro Grandes Dioses. Volnar, el dios del fuego. Zeshnar, el dios del agua. Shalnar, el dios de la tierra. Hilgnar, el dios del viento. Esos seres, que representaban los cuatro tipos de artes divinas, no eran dioses reales, sino los líderes de su tiempo. Eran los ancestros del Consejo Divino de Noscentes, los mismos que, al asesinar al Dios Oscuro wizard, la entidad que les había otorgado su poder, se autoproclamaron guías de los usuarios de artes divinas. Así nació la Fe en los Cuatro Grandes Dioses. La sociedad actual de los colorados se sostenía sobre ese engaño.

El poder de los usuarios de artes divinas se había utilizado a lo largo de la historia para forjar a los dominadores de cada época. Como enemigos, como aliados, como meta, como punto de partida, como algo a proteger o como algo a destruir... Dependiendo del momento y del Dios Oscuro, su papel había cambiado.

—¿Qué clase de Dios Oscuro es Yuusuke? —murmuró el Rey Esvobus, cerrando los ojos como si le estuviera formulando la pregunta a la historia misma.



A media mañana, la expedición llegó al laboratorio de bestias mágicas. Nada más salir a la superficie, comenzaron a prepararse para la incursión. Habían previsto establecer la base de operaciones en un área segura dentro del complejo, por lo que despejaron la vegetación cercana a la entrada para habilitar un lugar de descanso temporal.

Nada más llegar, Yuusuke evaluó la escala general del recinto. Al igual que el pasaje subterráneo, la instalación aprovechaba una cueva natural, pero presentaba muchas más modificaciones artificiales. A través del menú de personalización, pudo visualizar su estructura completa, incluyendo todos los pasadizos y salas que tenía.

—Capitán, todas las unidades están listas.

—Entendido. Voy a dividir las zonas y abrir la entrada. Díselo al primer equipo.

La estrategia de exploración consistía en sellar todas las entradas y salidas identificadas a través del menú de personalización. Luego, avanzar sellando cada tramo. Como no podían ver qué había más allá de las secciones artificiales, en esos casos dependerían de Shinja y los desvalidos.

Primero exploraron el pasillo central del primer piso, desde la entrada hasta el fondo. Luego crearon barreras en los pasillos laterales para impedir el acceso a otras zonas. También sellaron temporalmente las salas conectadas a estos pasillos, asegurando así el área principal antes de inspeccionar cada estancia de una en una. Como no todos podían participar simultáneamente, se turnarían en grupos. A los equipos más pequeños se les asignó la tarea de revisar las salas ya seguras o se los integró en otras unidades para evitar que estuvieran desorganizados.

—Pasillo central del primer piso, despejado.

—Bien. Abramos las salas de una en una.

Mientras exploraba una de ellas con su grupo, Hinke asomó la cabeza.

—Despejada. Parece que era una sala de descanso para centinelas. No han encontrado nada de valor y ya están quejándose.

—Ja, ja. Bueno, a por la siguiente.

La Patrulla del Dios Oscuro se encargaba de la coordinación, con Yuusuke gestionando la apertura y el cierre de las secciones desde el exterior, mientras que Vermeer y Hinke hacían de mensajeros entre el grupo y la base. Durante la exploración, el resto del escuadrón y Shinja se dedicaban a la vigilancia de los alrededores. Sabían que la presencia de Yuusuke repelía a las bestias mágicas, pero no podían confiarse. La precaución era fundamental.

Con ese ritmo, fueron despejando las salas del pasillo central sin incidentes, completando la exploración de la mayor parte del primer piso. Solo quedaban los pasillos laterales. Una vez asegurados, acondicionarían el primer piso como base de operaciones antes de descender a los niveles subterráneos.

—Capitán, parece que hay bestias mágicas en el pasillo derecho. Parecen ser dos.

—¿En el lado derecho...? Ahí está la escalera hacia el piso inferior, ¿no?

Tras recibir el informe de Vermeer, el capitán optó por proceder con cautela. Selló la escalera del pasillo derecho para bloquear cualquier posible vía de escape para las bestias. Abrió el pasillo izquierdo para asegurarlo y desplegó un equipo allí. También posicionó otra unidad en el pasillo central antes de finalmente abrir el acceso al pasillo derecho para iniciar la caza.

—No hace falta complicarse tanto. Si salimos nosotros, acabaremos con ellos en un instante.

—No te precipites...

Yuusuke rechazó amablemente la oferta de Shinja y le pidió que se contuviera. Dentro del grupo había quienes veían a Gazetta como un enemigo, y aunque habían aceptado cooperar, eso no significaba que estuvieran del todo conformes. Era mejor no provocar tensiones innecesarias. Esa era, de hecho, la razón principal por la que habían asignado los desvalidos a la vigilancia de la superficie.

—Aun así, si la cosa se complica, quédate en el pasillo central por si acaso.

—Meh. Como tú digas.

Frente a la barrera que bloqueaba el pasillo derecho se había reunido un equipo compuesto por los combatientes más experimentados de la expedición. Los de Fonkrank también entraron, listos para reaccionar ante cualquier imprevisto, mientras los cazadores tomaban sus posiciones.

La estrategia inicial consistía en acabar con las bestias mágicas en una primera oleada de ataques a distancia desde el pasillo izquierdo, donde estaban apostados los usuarios de técnicas arrojadizas. Si no lograban eliminarlas de inmediato, al menos las dañarían lo suficiente para que la vanguardia pudiera rematarlas.

—Las unidades están en posición.

—Bien. Voy a abrir el acceso.

Con la señal de Yuusuke, la barrera se desvaneció en una lluvia de partículas de luz. En la penumbra, se escucharon los gruñidos de las bestias. Para identificar su ubicación exacta, los atacantes lanzaron primero bolas de fuego que iluminaron el pasillo. A estas les siguieron ráfagas de viento cortante, y poco después una lluvia de proyectiles de agua y lanzas de hielo.

—¡Se acercan!

—¡Cuidado con la de atrás!

Tal y como habían calculado, había dos bestias en el pasillo. Sin embargo, su tamaño jugaba a favor de los humanos: la primera de ellas recibió la mayoría de los impactos del ataque inicial, mientras que la segunda apenas sufrió daños y cargó de inmediato contra los combatientes.

Los guerreros en la vanguardia reforzaron sus armas con artes divinas y se prepararon para interceptarlas. Mientras, detrás de ellos, los lanzadores se dispusieron a efectuar un segundo ataque.

La bestia mágica que se había lanzado a la carga bajó su postura mientras arañaba el suelo con sus garras, esquivando las bolas de fuego y las ráfagas de viento antes de impulsarse con fuerza para saltar.

—¡Ooooooohh!

—¡Eh, para, Verm! ¡No te lances así!

La criatura se dirigió de un salto hacia el pasillo izquierdo. Justo en ese momento, alguien salió disparado desde el pasillo central para interceptarla: Vermzack, el aventurero que conocieron en la expedición anterior.

Ignorando las advertencias de sus compañeros, atacó con su espada el costado de la bestia. La inercia de su enorme cuerpo y la dureza de su grueso pelaje hicieron que la hoja apenas lograra dejarle un rasguño antes de ser repelida. Entonces, la otra bestia, que había quedado herida por la primera andanada de ataques, se lanzó contra él.

—¡Sacadlo de ahí rápido! ¡Si sigue en medio, no podremos disparar nuestras técnicas!

—¡Uaaaaaahhh!

—¡Mierda...! ¡Cubridlo! ¡Contened a la que está herida!

La bestia ilesa aterrizó, giró sobre sí misma y fijó como objetivo al débil enemigo que había osado atacarla de frente. Para evitar que Vermzack fuera devorado, sus compañeros entraron en acción, interponiéndose para mantener a raya a la otra criatura. La pelea estaba a punto de convertirse en un desordenado cuerpo a cuerpo en la encrucijada de pasillos cuando...

—¡Shinja!

—¡Voy!

A la orden de Yuusuke, Shinja y uno de sus guerreros desvalidos se movilizaron. Aprovechando el momento en que los mercenarios mantenían ocupada a la bestia con sus lanzas, irrumpieron en la escena. Con un golpe de escudo, el blanco asestó un tremendo impacto en el hocico del monstruo, y acto seguido descargó su mandoble sobre su cráneo.

Sacudida por el golpe, la bestia se desplomó. Antes de que pudiera reaccionar, el guerrero cargó con su escudo y la empujó hacia atrás, obligándola a quedar en una posición similar a la de un animal sentado.

—¡Ahora!

Justo en ese instante, se retiró permitiendo que los usuarios ígneos dispararan a quemarropa. La criatura, debilitada, cayó abatida tras recibir el ataque combinado.

Mientras tanto, la otra bestia seguía enfrentándose a Vermzack. Con movimientos rápidos, apartaba con sus garras la espada que este le lanzaba y bajaba su cuerpo cada vez más, preparando un salto para morderlo en cualquier momento. Su cuerpo se movía levemente, como si estuviera midiendo el mejor instante para atacar... De repente, se tensó y retrocedió de un salto, alertada por un peligro inminente.

—Vaya... Esta sí que tiene experiencia.

Empuñando su gran espada de platino, Shinja lanzó un tajo contra la bestia mágica, pero al ver la agilidad con la que esta reaccionaba, dedujo que debía tener experiencia combatiendo contra humanos. Los humanos crean herramientas para compensar su fragilidad y su escasa fuerza física, logrando así enfrentarse a bestias salvajes mucho más poderosas. Ahora bien, contra criaturas con pieles que no dejan pasar las hojas y colmillos capaces de atravesar armaduras de hierro, su cuerpo sigue siendo endeble y fácil de destruir.

Aquella bestia, habituada a luchar contra los soldados que custodiaban el lugar, comprendía esto a la perfección. No importaba si mordía un brazo o una pierna: bastaba un solo bocado de su mandíbula para dejar a su presa incapacitada.

Mientras el desvalido arrancaba su gran espada incrustada en el suelo y volvía a prepararse, la bestia avanzaba lentamente, gruñendo.

«Este humano no tiene la misma onda que los otros. Además, ni siquiera lleva encima esa piel rugosa con la que se protegen los frágiles. Da igual dónde lo muerda: bastará con arrancarle la carne y se acabó.» Si pudiera expresarse en palabras, eso era lo que estaba pensando el monstruo en ese momento.

—¡Uoooooooh! ¡Gah!

De nuevo, Vermzack se lanzó a atacar, pero esta vez Shinja lo apartó de un manotazo, que lo envió rodando por el suelo hacia atrás. Sus compañeros corrieron hacia él para ayudarlo y, justo en ese instante, la bestia pateó el suelo y se abalanzó sobre el Rey Blanco.

—¡Hmpf!

Levantó su gran espada con un golpe que cortó el aire con un chischás. Atrapó a la bestia en pleno salto y la lanzó con todas sus fuerzas contra el techo. La criatura desconocía que entre los humanos existían excepciones. Experimentó por primera vez un daño inesperado y perdió el equilibrio, cayendo descontrolada.

Entonces recibió un segundo golpe, esta vez definitivo. Shinja descargó su espada con un brutal tajo descendente, clavando la hoja como un colmillo gigante en el cuerpo de la bestia y estampándola contra el suelo con un pesado "¡chas!".

Solo había necesitado dos tajos. Y si no hubiera sido por la interrupción de Vermzack, con uno habría bastado.

Los soldados que aún desconfiaban de Gazetta observaron tensos la escena. Ser sus enemigos significaba enfrentarse a guerreros como Shinja. En sus mentes, una pregunta se repetía con inquietud: «¿Tenemos alguna posibilidad contra alguien así?».

—¡Eh! ¡No te atrevas a robarme mi presa!

—¡Verm, basta! ¡Cálmate!

El grito airado resonó por el pasillo, seguido por las voces de sus compañeros intentando contenerlo. La batalla había terminado gracias a la intervención de Shinja, pero Vermzack seguía fuera de control. Al notar el ambiente enrarecido, los mercenarios y aventureros comenzaron a murmurar entre sí.

Sin decir nada, el líder blanco caminó hasta Vermzack. Antes de que nadie pudiera reaccionar, le soltó una bofetada en la cara.

El silencio cayó de inmediato. Sin darle más importancia, Shinja y sus escoltas regresaron tranquilamente por el pasillo central.

—Vaya... No sé si decir "buen trabajo" o...

—Meh... Para mí, esto no ha sido nada. Pero tener a alguien así entre los nuestros es un problema, ¿no crees?

—Bueno... Ya se veía venir que tenía pinta de peligroso.

Yuusuke dirigió una mirada a Vermzack, que parecía haberse calmado al fin, mientras sus compañeros lo retiraban del pasillo. Los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro conocían su historia hasta cierto punto. Y aunque había puesto en peligro a todos con su arrebato, tampoco podían condenarlo completamente. Sus expresiones reflejaban sentimientos encontrados.



Después de encargarse de los cadáveres de las bestias y asegurar la zona, comenzaron a acondicionar la primera planta como base desde donde partir para explorar los niveles inferiores. Mientras Yuusuke organizaba la distribución de las habitaciones para cada grupo, el líder del grupo de mercenarios al que pertenecía Vermzack se presentó ante él para disculparse por el incidente de antes.

—Lo siento, de verdad. A partir de ahora no permitiremos que se lance al frente. Por favor, no nos excluya de la expedición.

Según le dijo, ya había notado que Vermzack tenía ciertos problemas, pero debido a su habilidad en combate, hasta ahora había pasado por alto su tendencia a perder el control en medio de la batalla. No obstante, esta había sido la primera vez que entraba en un estado de confusión total, por lo que también los había tomado por sorpresa a ellos.

—Supongo que tarde o temprano tenía que pasar.

—Sí, tiene su espina clavada contra las bestias mágicas.

Antes de retirarse con sus hombres, el líder mencionó que más tarde enviaría a Vermzack en persona para que se disculpara.

Poco después, Shinja preguntó sobre la situación del aventurero. Yuusuke le resumió lo sucedido en el bosque.

—En definitiva, lo que le falta es determinación. Cualquiera que decida vivir por la espada debería estar preparado para la posibilidad de perder a sus compañeros.

—Hmm... —gruñó Yuusuke ante la perspectiva tan fría y racional de Shinja—. No creo que sea algo tan fácil de aceptar.

—El dolor de perder a un compañero cercano, a un ser querido... —murmuró Ayuukas con una voz apenas audible, mientras los dos hablaban—. No es algo de lo que uno pueda recuperarse fácilmente, ni tampoco algo a lo que uno pueda acostumbrarse. La locura es la escapatoria que ha encontrado para engañarse a sí mismo...

En aquellas palabras estaba el peso de alguien que había vivido durante mucho tiempo y cargaba con el destino de quienes había visto repetidas veces desaparecer a su alrededor.

—Por cierto, ya va siendo hora de comer algo. ¿Cuándo servís la cena?

—...

—...





74

Poco antes de que la expedición terminara los preparativos para la cena tras su enfrentamiento con las bestias mágicas, en la zona noble de Sanc Adiet, Violet visitó la residencia de Yuusuke tras enterarse de que Raazsha había regresado al país. Cuando terminó sus lecciones, fue directamente hasta allí.

Ante la inesperada llegada de la princesa, los sirvientes de la casa de Yuusuke corrieron de un lado a otro para preparar su recibimiento. No obstante, Violet rechazó cualquier tipo de ceremonia y avanzó sin detenerse hasta el interior de la mansión.

—¡Raaz! ¿Estás ahí?

—¡Aaaah! ¡Un momento, no abras la puerta!

Violet se quedó congelada con la mano en el picaporte del laboratorio subterráneo. Desde el otro lado de la puerta se escuchaban ruidos de objetos moviéndose.

Los sirvientes la habían escoltado hasta las escaleras del sótano y se quedaron fuera, tal y como Raazsha les había indicado. Pero su forma de dirigirse a la princesa los dejó visiblemente tensos.

—Ya puedes pasar.

—Okay.

Violet abrió la puerta y entró en la sala de cultivo de musgo solar dentro del laboratorio subterráneo. Había varios recipientes con tierra, musgo y agua del bosque de los árboles enraizados. Mientras echaba un vistazo a todo aquello con interés, estuvo a punto de pedirle que le contara alguna historia del viaje, pero entonces Raazsha miró a su alrededor con cierta cautela. Entendiendo la indirecta, Violet ordenó a los sirvientes que habían traído el té y los dulces que se retiraran de inmediato.

—Que nadie se acerque. Vigilad las escaleras.

—A sus órdenes.

Satisfecha con la reacción de Violet, Raazsha asintió complacida.

—Gracias, princesa.

—¿Y bien? ¿Ha pasado algo?

Entonces, Raazsha le contó con detalle todo lo ocurrido en Delia-Lidea: cómo Reifold había usado artes aéreas de ilusión sobre Yuusuke para convencerlo de que la Patrulla del Dios Oscuro se involucrara en el incidente de las bestias modificadas.

Durante el viaje de regreso, Reifold les había prohibido tanto a ella como a Sorzak hablar del tema para evitar malentendidos. Pero, a diferencia de Sorzak, que como soldado de la Patrulla del Dios Oscuro debía seguir órdenes, Raazsha era esclava de Yuusuke. Así pues, expuso sin reservas todo lo que había hecho el espía sin importarle su prohibición.

—Hmpf... Así que ese tipo...

—Parece que Yuusuke no tenía intención de involucrarse en el asunto.

—Yo también me sorprendí un poco cuando decidió unirse a la caza, pero así tiene sentido.

Al enterarse de que su padre, el Rey Esvobus, también había estado detrás de esos movimientos, Violet se cruzó de brazos y meditó por un momento.

—Raaz, has hecho bien en contármelo. Si notas cualquier otro movimiento sospechoso relacionado con Yuusuke, cuéntamelo todo sin tapujos.

Tras decir eso, tomó un sorbo de té, dejó la conversación sobre Trent Rietta para otra ocasión y se marchó rápidamente de la mansión.



De vuelta en el palacio, Violet llamó primero a Krielov a su habitación. Tras advertirle de que eso quedara entre ellos dos, le pidió información sobre las actividades de Reifold, sin mencionar nada de lo que le había mencionado Raazsha. Dado el carácter curioso de la princesa, no parecería extraño que se interesara por alguien enigmático y de paradero siempre incierto. Concluyendo que era una simple muestra de interés, Krielov respondió sin darle demasiadas vueltas, basándose en lo que sabía.

—Yo tampoco tengo demasiados detalles sobre él, pero esta mañana parece que fue convocado a los aposentos privados del rey.

—¿Una reunión secreta?

—Quién sabe... En cualquier caso, recibe órdenes directas del rey con frecuencia.

«Por lo que sé, suelen discutir o revisar informes sobre asuntos de inteligencia», explicó Krielov. Violet meditó un instante y, tras un leve siseo, formuló una pregunta inesperada:

—Dime, Krielov. ¿Crees que los soldados de la Patrulla del Dios Oscuro podrían ascender a la guardia de palacio?

—¿A la guardia de palacio? ¿A qué viene esto ahora?

—Con todos los méritos que han acumulado, no me parece bien que sigan en la categoría de soldados de la guardia divina.

—Hmm... Es cierto que han logrado grandes hazañas, pero...

Para entrar en la guardia de palacio se exigía tanto un estatus adecuado como una gran destreza con las artes divinas. Aunque los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro eran soldados sobresalientes y con múltiples logros, su nivel de artes divinas era, en general, inferior a la media, y pertenecían a familias comunes.

—Además, esos logros han sido posibles gracias al poder de Yuusuke. Siendo sincero, creo que sería difícil justificar un ascenso.

—Ya veo... Jum. En ese caso, habrá que buscar otra alternativa.

Más tarde, tras la cena, Violet comenzó a pulir su lámpara green después de que Krielov se retirara. Convencido de que sus preguntas eran fruto de su habitual curiosidad e impulsividad, no les dio demasiada importancia en ese momento.



Mientras tanto, en la base establecida en la primera planta del laboratorio de bestias mágicas, se estaba preparando la cena. Estaban moviendo muebles para despejar un espacio donde todos pudieran comer. Esta vez sería algo sencillo: solo tenían que reunir las raciones que cada uno llevaba consigo, así que bastaba con colocar mesas y sillas.

En ese ambiente, alguien llamó a Sun, que estaba ayudando a mover una mesa en un rincón. Eran unos miembros de un pequeño grupo que habían estado revisando las salas ya exploradas en busca de restos aprovechables. Habían encontrado algo en la ranura de una estantería de una de las habitaciones, pero no tenían suficiente gente para moverlo, así que estaban buscando ayuda y, por casualidad, vieron a Sun trabajando cerca.

Gracias a la combinación de su fuerza natural como desvalida y los efectos del anillo, el cinturón y la capa, Sun era, de hecho, la persona más fuerte de la Patrulla del Dios Oscuro. Por eso, le parecía natural que la llamaran para trabajos pesados y no vio nada extraño en la petición. Miró a su alrededor y vio que Yuusuke estaba ocupado reuniéndose con los líderes para discutir los planes del día siguiente. Además, la seguridad de la primera planta ya estaba garantizada. Como no quería interrumpirlo, decidió aceptar la solicitud por su cuenta.

—Oye... ¿Seguro que es una buena idea?

—Bah. ¿De qué te preocupas? Si es una desvalida, no pasa nada.

—Pero es la asistente de la Patrulla del Dios Oscuro...

Sin percatarse de los susurros, Sun los siguió hasta una sala cercana a la entrada, que parecía haber sido una sala de descanso para vigilantes. Dentro había otros dos de sus compañeros, que al verla mostraron una leve expresión de sorpresa.

—Esto... ¿Qué estantería es?

—¿Eh? Ah. Aquella, junto a la pared...

Uno de los hombres señaló una estantería grande y pesada de madera maciza, ligeramente inclinada. Luego se acercó a los tres que habían entrado después y les susurró en tono de protesta.

—Oye, ¿qué es esto? ¡Es la asistente de la Patrulla del Dios Oscuro!

—Da igual, es una desvalida. Luego le damos un par de cristales amarillos y ya está.

—Tengo el presentimiento de que nos sacará al menos un cristal azul...

—A este paso, sería más barato comprar a una cantarina callejera en la ciudad.

En realidad, su intención al atraer a Sun era utilizarla como desahogo sexual. Algunos dudaban de si era prudente tocar a la asistente de la Patrulla del Dios Oscuro, mientras que otros argumentaban que, al ser una desvalida, probablemente cumplía ese papel, por lo que bastaría con pagarle después para evitar problemas.

En una expedición grande y convencional, solía haber al menos una o dos cantarinas contratadas para acompañar al grupo. Sin embargo, en esta expedición, compuesta únicamente por miembros de élite, todos parecían demasiado serios y aburridos. Esos cinco hombres, deseando terminar el día en los brazos de una mujer, habían estado buscando a alguna que pudiera estar dispuesta, pero entre las mercenarias y las aventureras de los grupos más importantes, solo veían mujeres musculosas y con un aire feroz. Las de Gazetta estaban descartados desde el principio, y las de la Patrulla del Dios Oscuro también debían quedar fuera de consideración...

—No hay nadie más, así que no queda otra.

Si le pedían algo así de frente, un grupo débil como el suyo sería rechazado sin más. Por eso, decidieron tomarla a la fuerza y "arreglarlo" después, como si hubiera sido un simple préstamo. Poco a poco, los demás también cedieron al deseo y aceptaron la idea.

Justo cuando uno de los hombres se acercó por detrás para abrazar a Sun y "tomarla", recibió un golpe contundente en la cabeza y cayó al suelo antes de lo previsto.

—¡Ah! ¡Lo siento! ¿Estás bien?

Sun estaba allí, sosteniendo la gran estantería que había levantado. Cuando la alzó, perdió un poco el equilibrio y, al inclinarse hacia atrás, la parte superior de la estantería golpeó de lleno la cabeza del hombre que estaba justo detrás de ella. El resto de sus compañeros se quedaron boquiabiertos al ver cómo Sun había levantado sola esa estantería, que incluso dos hombres juntos apenas podían mover. En realidad, su intención de desplazar la estantería era genuina.

Cuando Sun la apoyó en otro lugar y se giró para atender al que estaba inconsciente, se oyó una voz desconfiada desde el pasillo.

—Oye, ¿qué estáis haciendo ahí?

—¡Ah! Tú eres... de la compañía de mercenarios...

—No, nada, solo... íbamos a pedir prestada a la asistente para que nos cantara un rato...

El hombre que les habló era Vermzack, de mirada afilada y expresión severa, y se ensombreció aún más al escuchar sus palabras. Al oír el motivo por el que la habían llamado, Sun abrió los ojos de par en par y, al comprenderlo, se sonrojó de golpe. Instintivamente, se apartó del hombre al que estaba intentando ayudar.

—¿Sabíais que esta chica es la pareja del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro?

—¿¡Qué!?

—¿¡Pa... pareja!?

Los hombres que habían intentado aprovecharse de ella se quedaron boquiabiertos, mientras que Sun se ponía aún más roja al ser el centro de atención. En contraste, los aventureros del pequeño grupo palidecieron al darse cuenta del lío en el que se habían metido.

—¡L-Lo sentimos muchísimo! ¡De verdad, discúlpanos!

—P-Por favor, no se lo cuentes...

Uno tras otro, se inclinaron suplicando. Sin saber cómo reaccionar, ella se quedó completamente desconcertada. Vermzack intervino para ayudarla. Dijo que no podrían evitar que el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro se enterara, pero pidió que se les tratara con indulgencia, ya que el que había iniciado todo había recibido su "castigo" sin querer y, además, el incidente no había pasado de un intento fallido. Sun asintió y aceptó la propuesta.

Más tarde, cuando Yuusuke escuchó la historia de Sun, zanjó el asunto diciendo que les impondría algún tipo de correctivo. Viendo lo tranquilo que estaba manejando todo, Sun sintió una ligera punzada de tristeza. «Podría haberse enfadado un poco más...», pensó. Aun así, pronto su ánimo cambió. Yuusuke estaba personalizando el mobiliario, pero sus mesas y sillas terminaron siendo enormes o con formas extrañas que parecían más esculturas abstractas que muebles. Viendo su serie de errores, ella no pudo evitar soltar una risilla.

—Capitán, tranquilícese... No ha pasado nada.

—¡Estoy calmado! Tranquila, lo tengo todo bajo control.

—Pues da bastante miedo...

—Esto es un caos total...

—Pero... Esta silla... ¡No está mal...!

—Hisotta...

Mientras los demás miembros de la Patrulla del Dios Oscuro observaban con desconcierto el extraño espacio que Yuusuke estaba creando, Hisotta se interesó por una silla de diseño extravagante. Zaisha la miró perpleja.



—Siento haberos causado problemas.

Después de la cena, mientras la expedición se preparaba para dormir, Vermzack se acercó a la Patrulla del Dios Oscuro para disculparse. Dado lo ocurrido con Sun antes, aceptaron su disculpa sin dificultades. Al parecer, la razón de su arrebato tenía que ver con los compañeros que había perdido en el último incidente. Al enfrentarse de nuevo a una bestia, no pudo contener sus emociones.

—Bueno, haz el favor de controlarte la próxima vez.

—Sí... No volveré a hacer el ridículo de esa forma.

Antes de marcharse, Vermzack se fijó en el grupo de los de Shinja, que habían instalado sus camas cerca de la Patrulla del Dios Oscuro. Su mirada dejaba ver que tenía algo que decir.

—¿Qué? Si quieres algo, dilo.

—Quiero volverme más fuerte...

—Já... Habla con tus compañeros. Cuando hayas resuelto tus asuntos, ven a Gazetta.

Shinja le aseguró que allí lo entrenaría como es debido las artes de combate. Vermzack asintió en silencio y se fue.

—Vaya, qué rey más dedicado.

—Je, je.

Siempre atento a la captación de talento, el rey de Gazetta sonrió con calma ante la burla del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro y luego se metió en su cama. Al momento, Ayuukas se deslizó junto a él con la excusa de dormir a su lado, pero Shinja, fastidiado, la apartó hacia un lado y se dispuso a descansar. Sus hombres montarían guardia por turnos.

—Yo también me voy a dormir.

Murmurando eso, Yuusuke se acomodó en su saco de dormir, diseñado especialmente para la Patrulla del Dios Oscuro. Así terminó el primer día de exploración en el laboratorio de bestias modificadas.

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