
7 años después de mi comentario de "Estamos al día con la traducción inglesa. Estamos a la espera de que haya más capítulos traducidos para traducirlos nosotros"...
-Xeniaxen
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator
Traducido por: Xeniaxen
98
Para resolver la difícil situación de Gazetta provocada por el parón en el comercio a causa de los ataques de bestias mágicas, actualmente se estaba llevando a cabo un plan para establecer relaciones comerciales directas con la ciudad portuaria de Fonkrank. Lo que Shinja quería pedir era, precisamente, que Yuusuke prestara el "poder del Dios Oscuro" para la construcción de ese puerto.
Shinja ya tenía la intención de aceptar la adhesión de Gazetta a la propuesta de la Confederación de los Cinco Clanes. De hecho, estaba justo considerando cuándo enviar una respuesta oficial a la Reina Rishause, así que ambas partes decidieron tratar estos asuntos como condiciones mutuas de intercambio.
Es decir, Gazetta aceptaría la petición del capitán oscuro, enviado como embajador de buena voluntad por Fonkrank, y Shinja, como Rey de Gazzetta, declararía oficialmente su participación en la Confederación. A cambio, la Patrulla del Dios Oscuro prestaría su apoyo en la construcción de la ciudad portuaria de Gazetta. Ese era el acuerdo.
—Veamos... Entonces, ¿también tengo que firmar aquí?
—Sí. Este documento, de momento, lo enviaremos primero a Risha y después se hará llegar al Rey Esvobus.
Esa noche, durante la reunión en el campamento, Yuusuke y Shinja ya habían cumplido prácticamente con todos sus objetivos. Mientras firmaban algunos documentos oficiales, conversaban sobre el tamaño de la futura ciudad portuaria o sobre cuánto tiempo permanecería allí la Patrulla del Dios Oscuro.
—Capitán, ya hemos contactado con la capital.
—Oh. Buen trabajo. Hoy ya podéis descansar todos.
—Entendido. Entonces, con permiso.
Tras rendir informe a Yuusuke, Vermeer salió de la tienda con un último saludo militar.
Les habían cedido una zona dentro del campamento de la Legión Blanca, una instalación provisional para que se alojaran todos, incluido Sun. La capacidad de Yuusuke para materializar de inmediato esa instalación que, incluso reuniendo constructores especializados en magia de tierra, les habría llevado varios días levantar, había dejado a Shinja con muchas expectativas. De ser posible, tenía deseos de que incluso le construyera barcos mercantes de gran tamaño.
—Ahora que lo pienso, ¿no había un rumor sobre que si ponías un barco grande en el Lago Espejo Lunar se acababa hundiendo?
—¿Te refieres a la leyenda del Imperio Sagrado hundido en el fondo del lago? Eso es solo una superstición... O, al menos, eso dijo la abuela una vez.
—Viniendo de Ayuukas, supongo que será verdad.
—Al parecer, sí que existió una ciudad que acabó sumergida. Se dice que durante un tiempo, los barcos eran arrastrados por remolinos provocados por el hundimiento, pero...
Al parecer, ese fenómeno dejó de producirse hace más de mil ochocientos años.
—Vaya... Era de esperar de alguien con tres mil cuatro años... No, ¡si este año ya cumple tres mil cinco! Es normal que sepa tantas cosas.
—Aunque dice que ya ha olvidado la mayoría de los detalles, aún recuerda los grandes acontecimientos y cómo fueron transcurriendo las eras.
Sobre todo, recordaba muy bien todo lo relacionado con el Dios Oscuro. Mientras recogía los documentos que tenía ante él, Yuusuke pensó que algún día le gustaría que diera una clase al profesor Zeshald, recordando lo mucho que aquel viejo estudioso había investigado sobre el tema.
Al día siguiente, la Legión Blanca desmontó el campamento y se retiró temporalmente a Patricia del Norte. Mientras Yuusuke y su patrulla se encargaban de preparar el terreno para la construcción de la ciudad portuaria, ellos asumirían la tarea de transportar los materiales de construcción extraídos de la antigua región montañosa de Gazetta, así como la escolta de las rutas logísticas.
La mayoría de los residentes que huyeron cuando Shinja tomó Patricia del Norte se habían refugiado en un asentamiento situado cerca de las canteras de piedra de la zona montañosa. Allí se reclutaban trabajadores para cortar los bloques de piedra, que luego se transportaban por carretera hasta la ciudad. Desde allí, debían llevarse al emplazamiento costero de la península donde se construiría la nueva ciudad portuaria. Sin embargo, como aún no existía una carretera que conectara Patricia del Norte con la zona del lago en la península, también se iniciaron las obras de construcción de una nueva vía.
Además del volumen considerable de materiales a transportar, la envergadura del proyecto requería la movilización de una gran cantidad de civiles y militares, por lo que Shinja asumió personalmente el mando de todo el ejército. Debido a que iba a desplazarse a lo largo de una distancia considerable, Yuusuke decidió prestarle uno de los vehículos de transporte ligero de su escuadrón.
—Tendría que haber desarrollado algún vehículo de carga.
—Con este ya basta. Te lo agradezco. Dejo la construcción de la ciudad en tus manos.
Tras estrechar firmemente la mano del capitán oscuro, Shinja partió hacia el lugar designado para la ciudad portuaria, donde se pondría al frente de las unidades de ingenieros encargadas de talar el bosque para abrir camino. Se esperaba que los primeros cargamentos de piedra empezaran a llegar dentro de unos diez días, como muy pronto.
—Bien, lo primero será convertir todo esto en material y allanar el terreno.
Echando un vistazo general a su alrededor, Yuusuke abrió el menú de personalización y comenzó el proceso.
Después de dedicar unos tres días a nivelar el terreno, Yuusuke decidió aprovechar el tiempo que tardarían en llegar los materiales para recopilar información sobre edificaciones. Así que cruzó temporalmente el lago y, en la ciudad portuaria de Fonkrank, se dedicó a inspeccionar construcciones que pudieran servirle de referencia. Las digitalizaba en archivos de datos y realizaba ajustes de diseño a través de su menú de personalización.
Insertando los datos de los edificios en la pantalla de personalización, podía comprobar la disposición general de toda la ciudad. De ese modo, en cuanto llegaran los materiales, podría levantar la ciudad portuaria de Gazetta prácticamente al instante.
—Hmm... Quizá sería mejor alargar un poco más el muelle.
—Oye, Yuusuke, ¿qué es esa torre que hay en el embarcadero?
—Es un faro. Es como un punto de referencia.
Mientras Yuusuke señalaba la vista general de la ciudad portuaria proyectada en la pantalla, Ayuukas le hacía preguntas sobre esto y aquello, y le daba consejos sobre la disposición de los edificios o la anchura de las calles. Ella había permanecido en el lugar de construcción junto a un pequeño grupo de escoltas.
(Xeniaxen: ¿Desde cuándo alguien puede ver la pantalla de Yuusuke?)
Al principio, Yuusuke pensaba transcribir a papel o al suelo la vista general de la ciudad portuaria que solo él podía ver en su pantalla, para así recibir sugerencias de los demás sobre el diseño urbano. No obstante, al descubrir que Ayuukas podía ver la pantalla de personalización, optó por pedirle su opinión directamente.
Como semidiosa oscura, Ayuukas podía, mientras estuviera dentro de un cierto radio, sintonizar con un dios oscuro y, gracias al efecto de resonancia, acceder a sus mismos poderes.
—Aun así, tu habilidad es realmente peculiar. He visto antes poderes que permitían manipular objetos, pero esto... —comentó mientras contemplaba su propio menú de personalización con el dedo en la barbilla.
Nunca antes había visto un poder que permitiera alterar la realidad reflejando modificaciones hechas sobre una ilusión como si fuera algo tangible.
Para Yuusuke también era la primera vez que veía a otra persona abriendo un menú de personalización. Con curiosidad, se asomó a mirar por encima del hombro de Ayuukas, intrigado por cómo se veía eso desde fuera.
—¿Cómo se utiliza esto?
—¡Oh! ¿No sabes usarlo?
—Para empezar, no entiendo estos símbolos que parecen letras.
—Ah, eso es...
—¡Capitán, capitán!
Justo cuando Yuusuke iba a leerle en voz alta la opción del menú que Ayuukas señalaba con su pequeño dedo, Vermeer lo interrumpió.
—No es que entienda muy bien qué está pasando, pero esto va sobre cómo usar esa técnica divina suya, ¿no?
Sugirió que quizá no era buena idea explicar con tanta ligereza cómo funcionaba, lo que hizo que Yuusuke se diera cuenta de su descuido. La apariencia infantil de Ayuukas, unida a la emoción de encontrar por fin a alguien que podía ver y tocar lo mismo que él, lo habían empujado sin querer a adoptar el papel de jugador veterano que cuida de un novato.
—Tienes buenos subordinados, sin duda...
—Je,je...
Ante el chasquido de lengua de Ayuukas, frustrada, Yuusuke solo pudo esbozar una sonrisa incómoda.
—Uuuf. No se le escapa una... Sun, vas a tener que vigilar bien al capitán, ¿eh? Que si no, esa abuela en cuerpo de niña lo va a engatusar.
—¿Eh? S-Sí, tendré cuidado...
Sin saber del todo a qué se refería Hinke, Sun se colocó justo al lado de Yuusuke.
Mientras observaban una pequeña barca pesquera que lanzaba redes en el lago, el grupo disfrutaó de un tranquilo rato después de comer.
Absorta mordisqueando con gusto un fruto rara que habían preparado como postre, Ayuukas aportaba una escena entrañable que hizo sonreír a Yuusuke. Fue entonces cuando aprovechó para preguntarle algo que llevaba tiempo rondándole por la cabeza: aquello de que Ayuukas era alguien que había heredado el poder de un antiguo dios oscuro.
—Dijiste algo en los túneles subterráneos del laboratorio, ¿no? Algo sobre ser inmortal... ¿Puedes usar [Creación Personalizada] gracias a ese poder?
—Mmm... En efecto, más o menos es así. ¿Te intriga el tema de los dioses oscuros?
—Sí, bueno. Me interesa saber qué papel tienen, o qué son realmente esas calamidades que cuentan...
—Ya veo... Quizá no esté de más contarte un poco más al respecto.
Ayuukas comenzó a hablar, y lo hizo yendo más allá de lo que había contado en los pasadizos que llevaban al complejo. Empezó a relatar cosas sobre los dioses oscuros que habían descendido a Kaltcio a lo largo del tiempo, y cuál fue su papel en este mundo.
—Cuando hablamos de las calamidades que traen los dioses oscuros —empezó Ayuukas—, a veces se refieren literalmente a desastres... pero muchas otras veces, se trata de grandes transformaciones que marcan un antes y un después en una era.
Cambios provocados por monstruos salvajes que lo arrasan todo con violencia y dejan grandes cambios tras de sí. Transformaciones guiadas por líderes que ejercen un poder divino, más allá de toda comprensión humana.
—Resumiéndolo mucho, diría que el papel de los dioses oscuros es cambiar el estado del mundo. El cómo lo hagan, no importa.
—¿Y por qué quieren provocar esos cambios? Y también... ¿Por qué me eligieron a mí...?
—Bueno, eso solo los dioses lo sabrán. Quizá te eligieron al azar, o tal vez porque tienes las cualidades necesarias para ser un dios oscuro... En todo caso, lo que sí es común es que estas calamidades suelen surgir cuando la civilización está estancada.
—¿Estancada, dices...?
Una existencia que destruye lo antiguo para preparar el terreno para lo nuevo. Eso, según Ayuukas, es lo que eran los dioses oscuros.
—Claro que esto no deja de ser una mera conjetura mía, basada en lo que he vivido.
Destrucción para dar paso a la creación. Según ella, todos los dioses oscuros que había visto hasta ahora, por distintos que fueran en forma o modo de operar, tenían eso en común: dejaban una huella profunda en el mundo tal y como era. Incluso aquel dios oscuro negro de tiempos inmemoriales, cuyo descenso impulsó el auge del clan blanco, trajo consigo una calamidad que transformó radicalmente el orden establecido hasta entonces.
—¿Te has fijado en la estatua del dios oscuro negro que tienen en los santuarios desvalidos?
—Sí, la vi. Era una figura con una forma... que no se sabe si es humana o de monstruo.
—Está basada en una criatura que descendió como dios oscuro hace unos dos mil cuatrocientos años, más o menos.
En aquel entonces, en Kaltcio no existían aún divisiones raciales como las de hoy entre usuarios de artes divinas y desvalidos. Tampoco había una idea clara de lo que era un país. Las aldeas y ciudades estaban más bien organizadas por grupos étnicos, y convivían en un mosaico de comunidades.
Esa criatura se reproducía parasitando a los humanos: les implantaba huevos en el cuerpo y se multiplicaba así.
—Aquel monstruo negro era inmune a las artes de manifestación, lo que hoy llamamos artes divinas, y además tenía preferencia por parasitar precisamente a quienes usaban esas artes.
Los humanos parasitados eran devorados desde dentro por las crías del monstruo tras unos tres días, y esas crías luego buscaban otro huésped al que aferrarse. Las criaturas adultas, con un caparazón negro duro como el de un insecto gigante, eran prácticamente invulnerables a cualquier ataque corriente.
Se movían en enjambres, atacaban aldeas y ciudades, capturaban personas, les implantaban huevos y las dejaban sueltas cerca de otras zonas habitadas. A veces, los infectados huían aterrorizados en busca de ayuda, sabiendo perfectamente lo que llevaban dentro... y eso desencadenaba tragedias terribles.
Así fue como muchos usuarios de artes de manifestación murieron, y los monstruos se multiplicaron a un ritmo incontrolable.
—Joder... Eso es incluso peor que las bestias mágicas modificadas.
—Al menos, tenían forma humanoide, y una inteligencia... aceptable.
Mientras el mundo entero caía en el caos, los únicos capaces de hacer frente a los monstruos negros fueron los guerreros del clan blanco, un linaje que en aquel entonces había especializado su uso de las artes divinas en el fortalecimiento del cuerpo.
Con ellos como eje, se organizó una ofensiva general. Las personas parasitadas, así como las aldeas y ciudades afectadas, fueron completamente aisladas para contener la propagación de los monstruos. Cuando por fin lograron erradicar a las criaturas del dios oscuro de todo Kaltcio, ya no quedaba rastro alguno de los usuarios de artes divinas en el mundo.
A raíz de esto, los usuarios de artes divinas pasaron a ser acusados de haber atraído a los monstruos y causado la catástrofe, y los blancos comenzaron a llamarlos despectivamente "colorados", persiguiéndolos y haciendo que su número disminuyese aún más. Por otro lado, el clan blanco, aclamado como los salvadores que habían exterminado a los monstruos y salvado al mundo, comenzó su era de prosperidad.
—¿Se refiere al Imperio del Clan Blanco del que hablaba Shinja?
—Sí. Aunque por aquel entonces no eran más que unos bárbaros, igual de voraces y salvajes que los monstruos negros. Su dominio se expandió a una velocidad asombrosa. Yo también sufrí mucho a manos de ellos —dijo Ayuukas entre risas.
Yuusuke respondió con una sonrisa vaga, sin saber bien cómo reaccionar.
Unos cien años después, cuando el clan blanco ya había consolidado un gran imperio, Ayuukas, que había llamado la atención del emperador de la época, Trouillard, pasó a servir a su lado como chamana.
—Bueno, pero tras dos o tres generaciones, el palacio y el pueblo se vieron inundados de gente corrompida por la avaricia y el ansia de poder.
Doscientos años después, con el mundo estancado por la inquebrantable supremacía del Imperio del Clan Blanco, llegó el momento de una nueva transformación con la aparición del dios oscuro wizard.
Para entonces, los descendientes de los antiguos usuarios de artes divinas, los "colorados", eran considerados portadores de un poder maligno y despreciados por la sociedad blanca. Pero wizard, un dios oscuro que ostentaba un poderoso dominio sobre la "magia", se alzó como una figura excepcional, reconocida incluso por el emperador. Reunió a los colorados para impartirles clases, influenciando poco a poco sus ideas.
«Vuestro poder no es en absoluto algo maligno», les decía. «Es un don, un regalo que os ha concedido un dios. Deberíais sentiros orgullosos». Así, a través del concepto de artes divinas, enseñó a los descendientes de los antiguos usuarios a dominar la magia y recuperar su antiguo poder. Eventualmente, los colorados se alzaron contra la sociedad blanca.
La nación del clan blanco, que se había corrompido tras siglos de esplendor y había perdido su espíritu combativo, fue incapaz de resistir el poder de las artes divinas y cayó en la derrota. El Imperio del Clan Blanco dejó de existir.
Los líderes del levantamiento propusieron la Fe en los Cuatro Grandes Dioses como herramienta propagandística para unificar al pueblo, y así comenzó una nueva era bajo el dominio de los usuarios de artes divinas.
—Wizard se lamentó... —murmuró Ayuukas con melancolía, como rememorando aquellos tiempos—. Dijo que, por compasión hacia los oprimidos, les había concedido un poder demasiado grande sin pensar en las consecuencias.
También hubo muchos altibajos hasta que la Fe en los Cuatro Grandes Dioses se asentara tal y como se conocía hoy en día. Durante un tiempo, los enfrentamientos entre usuarios de artes divinas se intensificaron y el mundo vivió una era de guerras constantes.
Desde entonces, los dioses oscuros que descendieron sobre Kaltcio en diferentes ocasiones causaron grandes calamidades que sacudieron al mundo o trajeron consigo nuevos conceptos, dejando cada uno su huella de algún modo.
—Hubo monstruos enormes, semi-bestias con cabeza de animal... Incluso una joven que hechizó a incontables hombres y se convirtió en el origen de muchas guerras.
—Una belleza que llevó a un reino a su ruina, ¿eh...?
A veces era el propio dios oscuro quien desencadenaba algo. Otras, eran los humanos quienes se enfrentaban entre sí a causa del dios oscuro. En ese contexto, los líderes de Noscentes, que conocían bien a wizard, supieron manejar la presencia del dios oscuro a su favor, expandiendo su influencia de manera estratégica y logrando que la Fe en los Cuatro Grandes Dioses se asentara hasta el último rincón del mundo.
Fuera como fuere, los dioses oscuros, incluidos los poderes especiales que les otorgaba la "voluntad" de este mundo, siempre estuvieron rodeados por el ciclo de la destrucción y la creación.
—Comparado con todo eso, tú sí que eres una rareza. En lugar de destruir, cambias las cosas. Es como si convirtieras la transformación misma en tu poder. Quizá sea precisamente ese deseo de cambiar las cosas lo que hace que tengas las cualidades necesarias para ser elegido como dios oscuro —comentó Ayuukas, mostrando un verdadero interés por la esencia de Yuusuke.
—Ja, ja, ja...
Aunque no podía decirlo, Yuusuke pensaba: «En realidad, todo esto es como el sistema del juego al que estaba jugando justo antes de venir aquí».
Unos días después... Ya habían transportado una gran cantidad de piedra desde Patricia del Norte hasta el terreno donde querían construir la ciudad portuaria, pasando por la nueva carretera que abrieron atravesando el bosque. Para que el trabajo pudiera avanzar con eficiencia, Yuusuke fue agrupando sistemáticamente los materiales apilados en su inventario con la función de [Agrupar Artículos].
—Primero, toda la base del suelo... Con un día más, ¿podremos empezar?
—Hmm... ¿Aún no hay suficientes materiales?
En la pantalla de personalización aparecía una vista general de la ciudad sin edificios, basada en el modelo de la ciudad portuaria. Toda la superficie del terreno estaba pavimentada con losas de piedra, y el diseño incluía avenidas con calzadas y aceras separadas, cimientos y escaleras para los edificios, así como fuentes con funciones activables mediante mecanismos. Era un conjunto enorme de datos de ítems para el mapa, y con la cantidad de piedra recibida ese día no alcanzaba en absoluto.
—¿No podrías usar solo la parte que ya tienes, dividiéndola por zonas?
—Poder, puedo, pero si lo divido, se formarán desniveles en las uniones y luego es un lío corregirlo.
—Ah... Ya veo.
Ayuukas asintió con interés ante la respuesta de Yuusuke. Luego empezó a trastear con su propio menú de personalización, que había aprendido a usar a base de imitación, para comprobar el tamaño y la extensión de la superficie que Yuusuke había transformado en ítem.
Aún no había aprendido a añadir efectos especiales o alterar formas, pero Yuusuke pensaba que era solo cuestión de tiempo. Fue entonces cuando...
—¡Yuusuke!
—¿Sí? ¿Qué pasa? ¿Sun...? ¡Ugh!
Sun se lanzó con todas sus fuerzas contra el pecho de Yuusuke tras correr hacia él a toda velocidad. Él se mantuvo firme, como un verdadero hombre, y logró recibirla sin caer.
Aliviado por no haber sido derribado, Yuusuke notó que Sun se deslizaba hasta quedar a su espalda, aferrándose a él como si buscara esconderse bajo su capa negra.
—¡Sun! ¡Espera! ¡Escúchame por favor!
Al escuchar una voz familiar, Yuusuke se inclinó para mirar a Sun, escondida bajo su capa, y luego se giró con una expresión resignada.
—Ya pensaba que tardabas en aparecer. El donjuán de la aldea de Rufk que intentó seducir a Bahana y acabó con los incisivos rotos.
El que acababa de lanzarse al suelo con una aparatosa entrada en deslizamiento era Thalys, amigo de la infancia de Sun y ahora miembro del ejército de Gazetta.
—Te veo bien, Thalys.
—Y tú estás igual que siempre...
Thalys se mostró claramente desconcertado tras haber sido recibido con una revelación tan embarazosa de su pasado. Pero enseguida recuperó la compostura y volvió a centrar su atención en Sun, que asomaba medio rostro por debajo de la capa de Yuusuke con evidente cautela.
—Sun, aún soy un aprendiz, pero he conseguido entrar en la Legión Blanca. Como paisano tuyo, nacido también en Rufk, me haría muy feliz recibir tu bendición.
Acababa de ascender de recluta a aprendiz de soldado regular. Había sido asignado como escolta del cuerpo de ingenieros en las obras de la futura ciudad portuaria. Al enterarse del apoyo que prestaba la Patrulla del Dios Oscuro a la construcción, se había puesto a buscar a Sun, que estaba ayudando en el almacén, y le habló con entusiasmo... pero, por alguna razón, ella salió corriendo a toda velocidad. Así que la había perseguido hasta aquí.
—¿Bendición? ¿Lo de ponerte la coronita de plumas...? Sun, dice que quiere que lo bendigas.
—No quiero...
Aferrada aún a la espalda de Yuusuke, escondida bajo su capa, Sun negó con la cabeza, temblorosa. Thalys bajó ligeramente la mirada, con un gesto algo triste. Yuusuke se encogió de hombros y observó bien al chico, sospechando ya por qué Sun reaccionaba así.
—Bueno, será por el aspecto que tienes... Has crecido bastante, ¿no?
La primera vez que Yuusuke conoció a Thalys, era un joven bastante apuesto, aunque con un físico algo frágil. En su regreso durante el festival, ya mostraba un cuerpo más entrenado, evidente resultado del rigor de la instrucción militar. Y ahora, como aprendiz de soldado regular, se había convertido en un auténtico machote. Sus brazos al descubierto, saliendo de la armadura blanca, parecían cuerdas gruesas retorcidas, y proclamaban sin palabras la fuerza de un guerrero.
Para Sun, que había sido atacada por él en el pasado, tenerlo tan cerca con ese aspecto musculoso y con la misma actitud que antes era, inevitablemente, aterrador.
—Parece que la asustas. No hay nada que hacer... Tal vez deberías dejarlo por hoy.
—Tú no estarás influenciando a Sun para que me evite... ¿verdad?
Thalys clavó la mirada en Yuusuke, que intentaba despacharlo de forma pacífica. En el fondo, aún no aceptaba que Sun estuviera bajo las órdenes de Yuusuke, y por eso tampoco terminaba de aceptarlo a él.
Desde una distancia prudente, Vermeer observaba la situación con atención. Notando la tensión, le hizo una señal a Hinke para que vigilara a Thalys. Hinke, por su parte, parecía encontrarle cierto entretenimiento a la escena, pero comenzó a preparar una onda de viento con su magia, por si acaso.
Zhahid dio un paso al frente para colocarse visiblemente detrás de Yuusuke, entrando en el campo de visión de Thalys. El joven guerrero frunció el ceño, devolviéndole una mirada desafiante. La tensión crecía, y Yuusuke se rascó la cabeza con expresión incómoda.
El ambiente se volvió súbitamente más denso. Zaisha e Hisotta, inquietas, miraban alternativamente al joven guerrero desvalido y al capitán, que protegía a Sun.
—Oye, tú, jovenzuelo. Perseguir a la acompañante de un embajador por motivos personales... ¿Qué clase de conducta es esa? Un aprendiz de guerrero raso como tú debería saber que eso es una falta de respeto.
—¿Eh? ¿Y esta renacuaja quién se supone que es?
Al ver que el conflicto no hacía más que escalar, Ayuukas decidió intervenir, incapaz de seguir contemplando una disputa tan inútil. Thalys le dirigió una mirada recelosa, pero justo en ese instante...
—¡Aprendiz, prepárate!
—¡...!
Un soldado regular de la Legión Blanca, escolta de Ayuukas, se abalanzó desde un lado con asombrosa velocidad y le soltó un puñetazo directo en la cara a Thalys, que salió disparado y cayó al suelo rodando. El ambiente, ya enrarecido, se congeló del todo ante la repentina sanción a puño limpio.
—Agh...
—¡¿Qué te crees que haces, mostrando esa actitud irrespetuosa hacia el embajador, a quien el mismísimo señor Shinja salió a recibir en persona?! ¡Y no solo eso, sino que también has osado dirigirte con esa desfachatez a la señora chamana!
—¿Cha... Chamana? ¿¡La señora Ayuukas!?
Las palabras del soldado hicieron que Talis se quedara completamente pasmado.
—¿Qué pasa, no sabías quién era? Bueno, este año he estado ocupada con la reconquista de Patricia y otras tantas cosas, así que tampoco he participado en muchas ceremonias de iniciación de nuevos reclutas...
Ayuukas recordó la agitación de los últimos meses tras la irrupción del dios oscuro y reflexionó con un suspiro cómo se había desatendido de los rituales. Mientras tanto, su escolta se adelantó para pedirle disculpas a ella y a Yuusuke por la conducta del aprendiz.
—Desde luego que son muy de la escuela del castigo físico... Aunque, pobrecillo, la verdad es que me ha dado un poco de pena —murmuró Yuusuke con una mezcla de resignación y compasión mientras veía a Thalys, cabizbajo, disculparse con todos antes de marcharse de vuelta a su unidad.
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