
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
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Traducido por: Xeniaxen
102
Frente a los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro reunidos en una de las estancias de la planta alta del palacio, Yuusuke anunció que su propuesta de hacer reina a Violet había sido aceptada. Comenzó a hablarles sobre lo que debían hacer a partir de ahora.
—Todavía falta para eso, pero es posible que en el futuro pasemos a ser la guardia personal directa de la reina. Por eso, nos han dicho que tenemos que poner en orden ciertas cosas. Por ejemplo, investigar bien los antecedentes de los actuales guardias divinos asignados a la Patrulla del Dios Oscuro.
Los equipos actualmente bajo el mando de los distintos miembros de la patrulla estaban formados, en su mayoría, por amigos, conocidos o personas que habían entrado gracias a contactos. Pero si en el futuro debían actuar como parte de la guardia directa de la reina, su estatus pasaría a estar muy por encima del de un guardia común.
Por ello, era necesario verificar adecuadamente la identidad de todos. Pese a que gracias a la reforma del sistema, impulsada por el proyecto de la Confederación de los Cinco Clanes, ya no se exigía tanto la clase social, no podían permitirse el lujo de tener delincuentes o trabajadores ilegales infiltrados.
A diferencia de los guardias de palacio, que recibían un rango oficial tras presentarse ante el rey en una ceremonia de nombramiento, los guardias divinos podían incorporarse con unos simples trámites. Eso daba pie a que, de vez en cuando, se colara alguien sin los requisitos necesarios. Debido a la falta crónica de personal, eso se toleraba mientras no hubiera problemas.
—Capitán, en este caso, ¿para verificar la identidad sirve un certificado de residencia o algo así? —preguntó Hinke, que empezaba a mostrarse algo inquieto.
—Sí. Mientras puedan demostrar que viven en la ciudad, cualquier cosa sirve —respondió Yuusuke.
Al ver su actitud, el capitán frunció el ceño, sospechando que había algún problema.
—Bueno, verá... Es que tengo un subordinado que... digamos que tiene una situación algo complicada.
Una expresión de preocupación, poco habitual en alguien tan optimista como Hinke, le cruzó el rostro.
—Déjame adivinar: ¿has metido a alguna cantarina callejera o a una extranjera ilegal? —comentó Vermeer con tono burlón.
Como el grupo que dirigía Hinke estaba compuesto íntegramente por mujeres, todos asumieron que sería algo por el estilo. El ambiente tenía un aire de «Sí, seguro que va por ahí».
—Pues no... Resulta que en realidad es una espía de una brigada de élite de Blue Garden —soltó Hinke con una sonrisa incómoda.
La respuesta, que sobrevoló las expectativas con un tirabuzón aéreo, dejó la sala en completo silencio.
—La madre que... ¿En serio?
El murmullo de Yuusuke sirvió de señal para que todos reaccionaran y le lanzaran una lluvia de reproches.
—¡No tiene gracia! —Vermeer volvió a la seriedad de golpe, incapaz de defender semejante decisión.
—Estoy tan atónito que no sé ni qué decir... —Zhahid, que ya de por sí tenía una expresión neutral, se volvió aún más inexpresivo.
Ver a los dos pesos pesados del grupo, encargados de ejercer autoridad cuando hacía falta, con esas caras serias, daba un poco de miedo.
—Pero... En serio, ¡¿qué pasa contigo?! —Zaisha reprendió a Hinke con el tono de una madre regañando a un chiquillo travieso.
—... —a su lado, Hisotta guardó silencio mientras desplegaba una corriente de viento que perturbaba el flujo del aire, reforzando las medidas contraespionaje en torno a la sala.
Sun, como no parecía entender bien lo que estaba pasando, se limitó a observar con cara de desconcierto.
—Pero, vamos a ver, una espía, tío... ¡Eso ya es demasiado! —soltó Yuusuke, que también había adoptado un semblante serio.
—A ver, era espía antes... Ahora es una desertora... —intentó excusarse Hinke—. Fui yo quien la convenció.
—¡Eso da igual! ¡Ya sea una desertora de verdad o te haya estado tomando el pelo, sigue siendo gravísimo! —lo cortó en seco Zaisha—. ¡Llámala ahora mismo!
Todos estuvieron de acuerdo: era lo más sensato. Aun así, Hinke intentó aferrarse a su última carta, suplicando que, si el capitán intervenía, a lo mejor podían hacer la vista gorda.
No obstante, si se trataba de una simple refugiada sería una cosa... otra muy distinta era una ex integrante de una brigada de élite del país vecino y, encima, desertora. No sería tan fácil mantenerla como subordinada de la Patrulla del Dios Oscuro. Entonces...
—¡¿Qué pasa aquí?! ¿Por qué tanto alboroto?
Violet apareció agitando su melena roja recogida en dos coletas, intrigada por el ambiente alterado de la sala. A su lado, Krielov cargaba un paquete envuelto en una tela blanca. Los dos echaron un vistazo curioso a la sala.
Sun se levantó con total naturalidad y preparó rápidamente dos asientos. Como asistente personal, no dejaba cabos sueltos.
—Bueno... Ño que pasa es que Hinke... —empezó a decir Yuusuke, dando una explicación vaga sobre el problema con uno de sus subordinados.
—¡Ah! —lo cortó Violet, antes de que terminara, mientras asentía con comprensión—. Te refieres a la ex espía Ludmila, ¿verdad?
—¿¡Eh!?
El grupo entero se quedó boquiabierto. ¿Cómo lo sabía? Violet se encogió de hombros con un suspiro, diciendo que lo había oído por culpa de ciertos "susurros que viajan por el viento colándose por las rendijas".
Enseguida rebautizó esos "susurros" (es decir, Reifold) como "viento parlante", lo cual sonaba un poco más digno, pero no menos sospechoso.
—Ah... —murmuró Hinke, como si algo encajara por fin en su cabeza.
A su lado, Yuusuke se volvió hacia Violet y le preguntó qué pensaba hacer con el asunto.
—Bah, no tiene importancia.
—¿En serio?
Con el visto bueno de la princesa, quedó aprobado que Ludmila, la desertora de una brigada de élite de Blue Garden, podía seguir trabajando como subordinada de Hinke. En realidad, Violet había adoptado esa decisión basándose en el juicio de Reifold, que había estado observando a la desertora durante varios días y la había considerado digna de confianza.
En el futuro, Violet también estaría en posición de utilizar a Reifold como una de sus piezas, por lo que ya le había preguntado tiempo atrás si había algún aspecto delicado relacionado con la Patrulla del Dios Oscuro. En aquella conversación, Reifold le había contado que, entre los subordinados actuales, había una desertora de Blue Garden. Así fue como ella supo del caso de Ludmila.
Como no tenía intención de revelar con tanto detalle lo que había detrás, Violet mantuvo su actitud despreocupada y explicó su aprobación del caso en tono de broma:
—Bueno, si hasta el capitán se trae a la líder de un grupo rebelde como si nada, esto es insignificante.
—¡Eh, eh! ¡No compares! Aquello fue una excepción, una de esas situaciones muy, muy especiales... —protestó Yuusuke.
Se refería a cómo había acabado incorporando a la operación de la patrulla a la mismísima líder del grupo armado Viento Afilado, la cabeza de la familia Elfidras, responsable del conflicto en Trent Rietta.
Sin prestarle atención, Violet desvió la mirada hacia su siguiente objetivo: Hisotta, que aún dudaba si seguir manteniendo la barrera de interferencia o ya podía desactivarla.
—Y si hasta la que parece la más tranquila del grupo andaba escondiendo al rey de Gazetta en su propia casa, no veo de qué os extrañáis.
—E-Eso fue... Es decir, también fue un caso muy especial. Hubo un cruce de muchas circunstancias... —balbuceó Hisotta, poniéndose visiblemente nerviosa.
Violet parecía disfrutar con la escena. El proceso de selección de su prometido se había aplazado, y podría cumplir su promesa con Yuusuke. Con tantas preocupaciones disipadas, estaba de un humor excelente.
Al final, sobre el caso de Ludmila, se decidió que lo más prudente era que la propia interesada diera una explicación a los demás miembros de la Patrulla del Dios Oscuro, al menos una vez, para que no quedaran dudas.
—¡Yujuuuu! —celebró Hinke con un puño alzado.
Zaisha, sin decir nada, lo fulminó con la mirada.
—Dejando eso de lado, he traído el material para el artefacto sagrado de Volnar.
—Ah, cierto.
Con la conversación volviendo por fin a su cauce, Yuusuke tomó el paquete que Krielov había estado sosteniendo. Dentro había un objeto de metal pesado de platino blanco. Se trataba de un objeto guardado desde hacía tiempo en una cámara del tesoro especial, a la que solo la familia real tenía acceso.
Para lograr que Violet ascendiera al trono, el Rey Esvobus había revelado parte de la verdad sobre el artefacto sagrado de la Reina Rishause, el Tesoro de Zeshnar, con el fin de convencer a los altos mandos. Lo cierto era que ese artefacto fue en realidad creado por el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro para asistir a Zeshald, que se hallaba infiltrado como agente encubierto en aquella época.
Esto surtió un efecto considerable entre las figuras influyentes, muchas de las cuales tenían cierta conexión con la facción contraria a la patrulla y conocían bien el trasfondo del dios oscuro. El poder que otorgaba aquel artefacto era más conocido de lo que uno esperaría.
Que un auténtico Dios Oscuro, manifestado por la voluntad del mundo (es decir, un emisario divino) crease un artefacto sagrado para la princesa Violet... Era un hecho que muchos interpretaron como una señal inequívoca de prosperidad venidera. Las voces que se oponían a su coronación como reina se silenciaron casi por completo.
—¿Qué forma le vas a dar? ¿Como la tiara que lleva la reina de Blue Garden?
—Podría hacer una similar, sí, pero pensaba en algo que encajara mejor contigo, como una pinza para el pelo.
Con la reanudación de los informes especiales del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, pasaron varios días hasta llegar al decimotercer día del mes de viento de la estación de Volnar.
—En nombre de Esvobus Volance XVIII, hago saber a todo el pueblo de Fonkrank...
—A mi gente, a quienes se reúnen en Blue Garden. Yo, Rishause Thule, declaro que...
—Soy Cliffzah. Escuchadme con calma, pueblo mío. Nosotros, los habitantes de Trent Rietta...
—Al habla vuestro rey, Shinja Trouillard. A partir de este momento, Gazetta...
Los cuatro grandes reinos: Fonkrank, Blue Garden, Trent Rietta y Gazetta, anunciaron el mismo día el inicio de la Confederación de los Cinco Clanes y la transición hacia un nuevo régimen. El sistema de castas, basado en la divinización de los Cuatro Grandes Dioses, comenzaría a eliminarse progresivamente. Esta decisión fue comunicada al mundo entero.
Pese a que, en un principio, se temía una reacción caótica, lo cierto es que la situación se mantuvo bastante tranquila. En gran parte, gracias a que se habían distribuido masivamente panfletos explicando en detalle el proyecto de la Confederación.
Incluso en Sanc Adiet, si bien aún no era común verlos cerca del distrito de clase alta, los habitantes desvalidos ya caminaban por las calles como parte del personal de limpieza, y su presencia se había vuelto algo cotidiano. La sociedad centrada en los usuarios de artes divinas de Kaltcio entraba en una nueva era, y desde ese día su apariencia comenzó a cambiar por completo.
Desde el jardín suspendido, en la Torre Central de Patricia del Norte, Ayuukas contemplaba el bosque lejano que se extendía en el horizonte.
—Al final —murmuró para sí misma, alzando la vista hacia el cielo—, el rey sabio no eligió vencer; eligió dar el paso hacia un mundo nuevo.
El mundo del Imperio del Clan Blanco, que había entrado en una época de transformación con la aparición del antiguo dios oscuro Wizard, dio lugar después a una sociedad dominada por los usuarios de artes divinas, basada en la Fe de los Cuatro Grandes Dioses. Ese mundo perduró más de dos mil años.
Pero cuando una visión del mundo persiste durante tanto tiempo, la historia de Kaltcio asegura la aparición de una fuerza destinada a romperla. Y, sin duda, él también podía considerarse un Dios Oscuro de la Calamidad que había venido a destruir el antiguo mundo.
—Aprovecharé la ocasión... Hace siglos que no paso por la tumba de Wiz. Quizá sea un buen momento, después de recibir su nota.
La antigua chamana del clan blanco, Ayuukas, que había vivido en el Kaltcio desde la antigüedad, se dirigía por fin (después de unos dos mil ochocientos años) a lo que alguna vez fue su hogar.
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Cuando pasó el primer Festival de la Bendición, tras la promulgación de la Confederación de los Cinco CLanes en los cuatro grandes países, en la ciudad de Sanc Adiet comenzaron a difundirse las lámparas green, gracias al éxito del cultivo y mejora de la variedad del musgo solar. Ya no solo se usaban en el interior del palacio, sino también en hogares particulares y farolas de las calles.
El musgo solar de Fonkrank, capaz de mantener una luminosidad estable durante largos periodos, empezó a exportarse también a Blue Garden y Gazetta, y acabó siendo utilizado en sistemas de iluminación de todo el mundo.
Por otro lado, el musgo solar natural que se obtenía del bosque de árboles enraizados se convirtió en un bien de lujo debido a su escasa disponibilidad y a la suave luz con un matiz profundo que emitía. Su valor aumentó, y pasó a emplearse principalmente en alojamientos y restaurantes de alta gama. Junto con las piedras de agua, cuya demanda se disparó tras la expansión de las lámparas green, se convirtió en una fuente de ingresos crucial para Trent Rietta.
Fonkrank experimentó un rápido desarrollo gracias a la maquinaria y los vehículos impulsados por una misteriosa energía, y se alzó como una potencia destacada entre los cuatro grandes países. Fue especialmente notable la difusión de vehículos autopropulsados, que reemplazaron en gran parte a los carruajes tirados por caballos. Además del transporte público, en el actual barrio noble (antiguamente, los distritos de clase media y alta), circulaban vehículos privados decorados con los emblemas familiares.
La expansión de estos vehículos empezó con unos pocos modelos iniciales, fruto de las múltiples mejoras sobre los prototipos, que Yuusuke ofreció como obsequio al palacio. Reconocieron su practicidad desde el principio, pero, al compararlos con los carruajes tradicionales, se les reprochaba su falta de elegancia. Sin embargo, cuando Hivodir paseó con la princesa Violet por el barrio noble en un vehículo de lujo hecho por encargo, los miembros de las casas nobles que aspiraban a convertirse en sus prometidos no tardaron en hacer sus propios pedidos. Así, cada familia comenzó a tener su propio vehículo particular.
A partir de ahí, poseer un vehículo privado se convirtió en un símbolo de estatus, una forma de alardear de su riqueza y buen gusto.
Los vehículos de producción en serie destinados a la venta se componían de dos partes: la unidad motriz y la carrocería. Las decoraciones y los accesorios los fabricaban a medida artesanos terrestres según las especificaciones de cada cliente. Este negocio conjunto de Yuusuke y Sorzak servía como fuente de financiación para el desarrollo de otros artilugios con mecanismos especiales.
Por cierto, los motores estaban diseñados con ciertas piezas intencionadamente frágiles para que requerían revisiones y reparaciones periódicas: un detalle cuidadosamente pensado.
También se decidió introducir vehículos específicos para las unidades de guardias del palacio, del mismo modelo que utilizaba la realeza. La financiación inicial para este desarrollo procedía de fondos de ayuda enviados "en secreto, pero oficialmente" por la facción de Ivor.
Aunque en un principio la facción había adoptado una actitud combativa en nombre de la preservación del poder ante la transición hacia la Confederación, el fin del sistema de castas apenas les perjudicó. Al contrario: al darse cuenta de que se trataba de una reforma favorable para ellos, abandonaron rápidamente su resistencia.
El marqués Volard, por su parte, se esforzaba por sofocar los rumores de sus fricciones con el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, que habían empezado a circular a raíz del fracaso de la unidad especial, incluso dentro del palacio. Para ello, proporcionó discretamente fondos a la Patrulla del Dios Oscuro y a la residencia de Yuusuke, filtrando luego la información para simular una relación armoniosa entre ambas partes.
«Que la Patrulla del Dios Oscuro hubiera ido a Gazetta en misión de buena voluntad y solicitado el envío de una unidad de exterminio de bestias mágicas fue gracias a su buena relación con el marqués Volard. El capitán de la patrulla tomó la iniciativa en las negociaciones con Gazetta para proteger al marqués Volard, quien había sufrido un duro revés». Este era el tipo de narrativa que se estaba difundiendo como parte de la campaña de lavado de imagen.
Aun así, al mismo tiempo, el propio marqués sentía vergüenza por su falta de visión. Otros burócratas que habían formado parte de la facción también fingían ahora tener buena relación con el capitán para esquivar su responsabilidad. Esta situación lamentable los había dejado abatidos, y ya no quedaba nadie que expresara resentimiento como antes.
El propio Yuusuke no tenía intención de revelar públicamente la verdad de lo ocurrido en el pasado ni de denunciar a nadie. Bajo un acuerdo tácito, la existencia de la facción quedaría encubierta.
Así, a pesar de las secuelas y los muchos problemas que aún arrastraban, los países de Kaltcio, ahora en una nueva era, continuaron escribiendo día a día su historia.
(Xeniaxen: ¿Y fin? Solo queda un capítulo. Lo que seguirá ya es Tomo EX.)
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