
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
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Traducido por: Xeniaxen
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En la zona más apartada del salón situado en el distrito noble, Yuusuke y los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro estaban reunidos con Ayuukas y una mujer importante de Gazetta. Las doncellas se mantuvieron discretamente junto a la pared, mientras que los guerreros de élite encargados de la escolta se alinearon a cierta distancia, vigilando los alrededores para evitar que nadie se acercara.
—Disculpad que no me haya presentado antes, señor dios oscuro Yuusuke. Mi nombre es Sarina. Es un placer conoceros.
—Ah, no, por favor. El gusto es mío. Soy Yuusuke Tagami, de la Patrulla del Dios Oscuro.
La mujer que se presentó como Sarina resultó ser una de las concubinas del Rey Shinja, y al parecer ocupaba la posición más cercana a la de esposa oficial.
La aldea del clan blanca se encuentra en la región montañosa del sur del antiguo territorio de Gazetta. En ella vivían únicamente familias influyentes, especialmente aquellas emparentadas con la familia real.
Según explicó Sarina, desde que se comunicó a la aldea la intención del Rey Shinja de aceptar la propuesta de la reina de Blue Garden, se había empezado a percibir un ambiente cada vez más tenso en la zona.
—¿Oh? ¿Y eso por qué?
—La verdad es que... parece que algunos regresionistas están planeando solicitar al rey que mantenga la política expansionista. Y eso ha provocado un creciente conflicto con los conciliadores, que desean impedirlo.
Ante la posibilidad de que estallara un enfrentamiento entre ambos grupos, Sarina, que estaba embarazada de un hijo del rey (y, por tanto, posible heredero), decidió abandonar la aldea por precaución y trasladarse a Patricia del Norte antes de lo previsto. En cualquier caso, ya estaba planeado que, eventualmente, todos los habitantes de la aldea se mudaran a la capital.
—Hmm... Los regresionistas del clan blanco, con su fuerte sentido de pertenencia a su linaje ancestral, ¿eh? Si la propuesta de unión de los cinco clanes sale adelante y se establece un heredero, este país por fin conocería la estabilidad... pero para quienes desean revivir el Imperio del Clan Blanco, esa estabilidad no es algo que vayan a celebrar —comentó Ayuukas con tono analítico, lanzando una mirada de reojo a Yuusuke.
—Gracias por la clase de historia —respondió él, con un sarcástico y monótono, al captar la intención de ella.
Acto seguido, dirigió la vista a Sarina. Aunque sus ropajes amplios lo disimulaban bastante, ahora que lo sabía, podía notar cómo su vientre estaba ligeramente abultado.
La estrategia de Ayuukas era sencilla: para que Gazetta pudiera unirse al proyecto de la Confederación de los Cinco Clanes sin problemas internos, había que eliminar los focos de inestabilidad. Por eso, había facilitado este encuentro entre Yuusuke y la única concubina embarazada del Rey Shinja, tanto para garantizar su seguridad como para lanzar una advertencia indirecta a los regresionistas.
—Vale. ¿Y qué se supone que tengo que hacer exactamente?
En una sociedad como la de Gazetta, donde el pueblo otorgaba una enorme importancia simbólica al dios oscuro, Yuusuke ejercía una influencia política que iba más allá de cualquier cargo formal. Ayuukas confiaba en que su mera implicación bastara para reducir las tensiones entre los regresionistas y los conciliadores. A pesar de que Yuusuke lo comprendía a grandes rasgos, no tenía ni idea de qué se esperaba de él en la práctica.
—No tienes ningún filtro, ¿eh...?
—Se me da fatal eso de hablar con rodeos.
La sinceridad sin adornos de Yuusuke provocó en Ayuukas una mezcla de admiración y resignación. Fue una reacción muy parecida a la de Violet cuando, al proponerle al Rey Esvobus la visita de la Patrulla del Dios Oscuro a Gazetta, le preguntaron el motivo y respondió sin titubear: «Salvarme el culo».
Las fricciones entre los regresionistas y los conciliadores eran algo que incluso el propio Shinja había empezado a temer desde el momento en que se planteó aceptar la propuesta de Rishause. Los conciliadores llevaban tiempo defendiendo una postura pacífica: no provocar conflictos, preservar la reciente estabilidad de Gazetta y tratar de integrarse en la sociedad actual de los usuarios de artes divinas. Eran, en definitiva, un grupo que apostaba por la paz.
Por el contrario, los regresionistas sostenían la doctrina tradicional del expansionismo: negaban la sociedad de los usuarios de artes divinas y proclamaban la restauración del Imperio del Clan Blanco como gran objetivo de Gazetta.
—Dicho eso, tampoco es que de verdad crean que pueden conquistar el mundo ni nada parecido.
Según ella, todo el asunto se reducía a una cuestión: gestionar los sentimientos de los regresionistas.
La clave, al parecer, consistía en hacer que el poder de Gazetta (como herederos del clan blanco) se hiciera notar por todo Kaltcio. Si lograban demostrar que los desvalidos podían igualar o incluso superar en poder a los usuarios de artes divinas, eso bastaría para convencer a los regresionistas.
—Ah. Al final no es tan complicado como parecía.
—Han pasado ya más de dos mil años desde que los del clan blanca fueron desterrados a aquellas tierras. Aparte de la familia real y unas pocas casas nobles, prácticamente no queda sangre de las familias de entonces. Y los jóvenes de hoy en día ni conocen la gloria ni la decadencia del viejo imperio... Tampoco es que tengan muchas razones de peso para aferrarse tanto a su restauración.
—Sí, tiene sentido.
Ayuukas soltó una risa sonora, como diciendo: «Así son las cosas». Y Yuusuke pensó que lo que los regresionistas deseaban, en el fondo, era algo tan sencillo como orgullo y reconocimiento. Si conseguían que el nombre de Gazetta resonara en todo Kaltcio, quizá terminarían aceptando con facilidad la idea de la Confederación.
—Entonces... Tengo una idea bastante simple, creo. Bueno, tan simple, tan simple... tampoco es.
—¿Sí? ¿Qué es?
—Sería algo así como... repetir la historia, por decirlo de alguna manera.
—¿Oh?
Al notar en Yuusuke un atisbo de seguridad poco habitual en él, Ayuukas aguzó el oído con curiosidad, dispuesta a escuchar con atención la propuesta del Dios Oscuro.
Al día siguiente, tras regresar de dirigir personalmente el frente, Shinja frunció el ceño al escuchar las últimas novedades que le transmitieron sus asistentes gemelos.
—¿Sarina está aquí?
—Sí, señor. Además, al parecer, el señor Yuusuke tiene una propuesta respecto a la resolución de dichos problemas.
—¿Oh? ¿Yuusuke, dices...? Ajá... Parece que la anciana ha sabido moverse bien.
Aunque lo ideal sería evitar que se agudizara el conflicto entre los regresionistas y los conciliadores, si el Dios Oscuro quería implicarse en los asuntos internos del país, no necesariamente tenía por qué ser algo negativo. Si lograban reforzar de forma natural los lazos entre Yuusuke y Gazetta, llegado el caso de que en Fonkrank ganara fuerza la facción contraria al Dios Oscuro, les resultaría más sencillo atraer a Yuusuke hacia su bando.
—La señora Sarina se encuentra en una sala interior de la Torre Central. ¿Desea verla?
—No. Eso puede esperar. Primero quiero escuchar la propuesta de Yuusuke. Preparad la audiencia.
—Así lo haremos.
Con la orden del rey, uno de los gemelos corrió hacia Sarina, mientras el otro se dirigió hacia la Patrulla del Dios Oscuro, alojada en el distrito noble, para transmitir el mensaje y coordinar los preparativos de la audiencia.
La audiencia entre el Rey Shinja y la Patrulla del Dios Oscuro no adoptó el formato habitual de súbditos postrados ante el trono, sino que se organizó directamente como una mesa de debate para resolver el problema. Se sentaron alrededor de la mesa redonda en la antigua sala de juntas del Consejo Divino. En especial Sorzak, encantado por el simbolismo de tan histórica mesa, no lograba ocultar su entusiasmo a pesar de los nervios.
Dejando eso de lado, Ayuukas, junto al rey, se llevó una mano a la cabeza y suspiró mientras murmuraba:
—No cambiáis nunca, ¿eh?
—Solo hemos eliminado lo innecesario. El conflicto entre regresionistas y conciliadores es urgente, ¿no?
—Ja, ja, ja... Bueno, es que no me llevo bien con esas formalidades...
Recordando la reprimenda que les habían echado durante la visita al futuro emplazamiento del puerto, Yuusuke temía que le fueran a soltar otro sermón. Aun así, Shinja y él decidieron dar prioridad a la reunión.
—Bien, Yuusuke, adelante con tu propuesta.
—Sí. En pocas palabras, me gustaría proceder con una operación de exterminio de bestias mágicas.
La propuesta de Yuusuke consistía en retomar el fallido plan que hubo en Fonkrank para formar una unidad especial de exterminio y, al mismo tiempo que Gazetta se unía a la iniciativa de la Confederación de los Cinco Clanes, enviar escuadrones de guerreros desvalidos a varios países para cazar bestias mágicas.
—Sería de gran ayuda si pudierais emitir una declaración que incluya que actuáis en respuesta a una petición mía.
—Hmm... Lo cierto es que ya habíamos considerado lo de cazar bestias mágicas en el pasado...
—Pero se descartó por temor a que otros países simplemente nos usaran —añadió Ayuukas, recogiendo las palabras de Shinja.
Él se quedó pensando en los beneficios de esta propuesta con los brazos cruzados. Las bestias mágicas seguían suponiendo un problema grave en todos los países, y sus efectos eran devastadores. Si en ese contexto las tropas de Gazetta demostraban su valía, eso satisfaría a los regresionistas. Además, si lograban éxito allí donde la poderosa Fonkrank había fracasado, y encima respondiendo a una solicitud del propio Yuusuke, el héroe de Fonkrank, el impacto sería tremendo tanto dentro como fuera del país.
—Como propuesta para Gazetta, no tiene fisuras. Pero, ¿no es esto un problema de orgullo para Fonkrank? ¿No es una jugada al margen del Rey Esvobus?
Shinja temía que eso pudiera avivar las actividades de la facción contraria al Dios Oscuro. Aunque le agradaba la idea de facilitar que Yuusuke estrechara lazos con Gazetta, no quería que se repitiera una situación como el intento de asesinato.
—Tranquilo, ya he pensado en eso también.
La propuesta de Yuusuke, en realidad, incluía toda una serie de estrategias cuidadosamente diseñadas. No era solo una ocurrencia suya, sino un plan que había ido tomando forma gracias a las ideas de Vermeer, Zhahid, Sorzak y los demás.
—Para empezar, vamos a prestar vehículos de energía para desplegar las unidades de exterminio de Gazetta por todo Kaltcio.
Con el objetivo de facilitar el movimiento de las tropas, construiría vehículos especiales solo para las fuerzas de exterminio. Así, podrían desplazarse con rapidez y operar en distintas regiones. Se presentaría todo de forma que sus logros fueran posibles gracias al apoyo del héroe de Fonkrank.
Era una forma de retomar y adaptar el planteamiento que Ayuukas había tenido en su día sobre los vehículos de energía, pero ahora dándole la vuelta y usándolo a su favor.
—¿Y nos entregaréis esos vehículos?
—No, solo os los prestaremos. Además, mientras se estén fabricando, señora Ayuukas, usted tiene prohibido acercarse.
—Tch... Has pensado en todo.
Los vehículos que tenía pensado construir serían de altísima gama y con instalaciones avanzadas. Así, Yuusuke se aseguraba de que nadie pudiera copiarlos en secreto. Entre ese tipo de tiras y aflojas, la reunión avanzó sin problemas, y fueron afinando los detalles del plan poco a poco.
Aquella noche, Yuusuke trabajó con Sorzak en la construcción de un vehículo de transporte de tropas en un rincón de las instalaciones militares de Patricia del Norte, donde les habían cedido un garaje.
—A este ritmo, seguro que para mañana por la noche lo tenemos terminado.
—Sí, solo faltan las pruebas y enseñarles a conducirlo.
El día anterior, ya se había informado al Palacio de Volance de parte de lo acordado en la reunión con Shinja. Solo se transmitió una parte del contenido para evitar que, a través de los burócratas del palacio, llegaran detalles a figuras como el marqués Volard, afines a la facción. Aunque el Rey Esvobus parecía inclinarse a dar su aprobación, aún estaba meditando la decisión. Para confirmar personalmente el contenido del acuerdo entre Yuusuke y Gazetta, Reifold estaba de camino hacia allí.
Hisotta, que había venido a entregar el informe de rutina, informó que Reifold podría llegar alrededor del mediodía pasado mañana.
—Ahora mismo el Lago Espejo Lunar se puede cruzar rápido... así que, probablemente.
—Ya veo. Gracias por el aviso.
El vehículo de transporte de tropas, ya completado en un 70 %, se había diseñado a partir del vehículo de transporte público que operaba en Sanc Adiet. Era un vehículo de ocho ruedas: cuatro a cada lado, todas independientes; con forma de caja rectangular plana y robusta, y una puerta trasera. Su aspecto tosco recordaba a los vehículos blindados TPB del mundo de Yuusuke. Eso sí, debido a las limitaciones del motor y de los materiales, el cuerpo no era de metal, sino casi completamente de madera.
Además de reforzar el motor y la resistencia del vehículo, la característica más destacada de este modelo, al que Yuusuke había calificado de "altamente avanzado", residía en su interior. La cabina de conducción estaba al frente, en el centro. Las ventanas no eran ni demasiado grandes ni pequeñas, con una resistencia comparable al cristal antibalas. Justo detrás, se encontraban dos asientos para ayudantes especializados en artes aéreas. Después de estos, los asientos para las tropas se alineaban enfrentados, y cada uno de ellos contaba con un arnés en forma de armadura que se ajustaba por encima.
Ese arnés, que servía de cinturón de seguridad, estaba hecho con armaduras a las que se les había incrustado numerosos efectos especiales: recuperación de energía vital, curación, efecto calmante, desintoxicación, entre otros. De ese modo, los soldados podrían mantener su estado físico en perfectas condiciones durante los desplazamientos. Incluso con heridas leves, bastaba con sentarse y dejar que sanaran.
Los asientos para los asistentes de artes aéreas incluían también un efecto de amplificación de artes divinas. En resumen, se trataba de un vehículo de transporte de tropas con especificaciones muy particulares.
El plan era terminar primero esta unidad, someterla a pruebas en misiones de exterminio de bestias mágicas bajo condiciones duras, y luego replicarla hasta tener diez unidades que se enviarían a distintos países como parte del despliegue de las fuerzas de Gazetta.
Como medida de seguridad, implementaron un temporizador: si pasaba un cierto periodo de tiempo, el motor dejaría de funcionar, las ruedas se bloquearían y el vehículo quedaría inutilizado. Para extender ese plazo, Yuusuke debía visitar Gazetta y realizar una renovación del sistema. Este mecanismo estaba inspirado en el sistema de protección de luz que habían utilizado durante el desfile del Festival del Aniversario.
—Ha acabado teniendo una forma bastante... peculiar, ¿no? —observó Hisotta, con curiosidad.
—Sí, está basado en un vehículo militar que había en mi mundo. Ya entonces destacaba bastante por su diseño —explicó Yuusuke.
En Kaltcio, donde lo más habitual eran los carruajes tirados por caballos o los vehículos de energía que empezaban a popularizarse en Fonkrank, no cabía duda de que este vehículo debía de parecer muy extravagante. Yuusuke sonrió al imaginarlo, e Hisotta también esbozó una sonrisa. La atmósfera en el garaje, iluminado por las lámparas green, se tornó momentáneamente más relajada.
—Lamento interrumpir su sesión de coqueteo con la subordinada, pero... ¿podría echarle un ojo al eje de la tercera rueda? —soltó Sorzak con tono monótono, asomando la cabeza desde debajo del vehículo.
—¡Que no estoy coqueteando!
Yuusuke suspiró, abrió el menú de personalización y empezó a ajustar la parte correspondiente. Hisotta solo pudo sonrojarse, sin saber dónde meterse.
Dos días después, finalizaron el primer prototipo del vehículo de transporte de tropas. Mientras Yuusuke explicaba su funcionamiento a los candidatos a tripulantes, apareció Reifold, guiado por soldados de Gazetta.
—Vaya, Yuusuke. Otra vez con un vehículo de aspecto bastante peculiar.
—¡Oh! Te estaba esperando, Reifold.
Yuusuke le pidió que lo acompañara en la prueba de conducción, ya que estaban a punto de salir para ello. Reifold abrió mucho los ojos, visiblemente sorprendido, lo cual era raro en él.
—¿Eh? Se supone que he venido a verificar un pacto secreto entre tú y el rey de Gazetta, ¿no?
—No lo llames pacto secreto. Simplemente quiero que veas con tus propios ojos qué va a hacer Gazetta y qué es lo que he creado para ello. Acompáñalos.
Yuusuke también habría querido participar en la prueba para comprobar el funcionamiento del vehículo, pero debido a su naturaleza de Dios Oscuro, los monstruos evitaban acercarse, lo que impedía una prueba de combate efectiva, así que tuvo que desistir.
—Hmm... Bueno, no me niego, pero he de admitir que me has pillado por sorpresa.
—Es más directo así. Además, sigue siendo un problema que Violet te mire con tanta desconfianza, ¿no?
—Hmm... Eso es cierto.
Responder a la petición irracional de Yuusuke podría servir para calmar un poco la desconfianza que la princesa Violet tenía hacia él. Aunque se trataba de una petición inesperada nada más llegar a Patricia del Norte, Reifold decidió que era una buena idea.
—Te agradezco el detalle —dijo, despreocupado.
—De nada —respondió Yuusuke—. ¡Sube!
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Gracias a la construcción del puerto, Fonkrank y Gazetta podían ahora comerciar atravesando el Lago Espejo Lunar. Sin embargo, debido a la geografía, el comercio entre Gazetta y Trent Rietta solo podía realizarse por vía terrestre.
Los comerciantes que recorrían las dos rutas que conectaban ambos países solían preferir la Ruta Alta, que era más corta, con la esperanza de minimizar el riesgo de ataques de bestias mágicas.
Una caravana que acababa de partir de una base del ejército de Trent Rietta (establecida precisamente como contramedida contra las bestias mágicas) y que se encontraba a punto de llegar al punto medio entre dicha base y el territorio de Gazetta, cuando...
—¡Detectada la aproximación de bestias mágicas! ¡Están cerca!
—¡Las artes divinas se están viendo alteradas...! ¡Deben de ser bestias modificadas!
—¡Proteged la caravana! ¡Formad en posición defensiva!
—¡No dejéis que se acerquen a los caballos! ¡Arqueros, subid a los techos de los carros!
Los mercenarios contratados como escolta se desplegaron alrededor de la caravana para prepararse para el ataque. Poco después, una horda de bestias mágicas irrumpió desde entre los árboles que bordeaban el camino.
Las bestias se dividieron en grupos: algunas atacaban de frente, otras intentaban rodearlos por la retaguardia, y otras más corrían en círculos para confundir al enemigo. El cerco se iba cerrando poco a poco. Si atacaban a los comerciantes, que no tenían medios para defenderse, sería el fin. Los mercenarios apretaron sus defensas, dispuestos a no permitir que se rompiera su formación.
—¡Ignorad a las que solo corren! ¡Coordinaos!
—¡No os fijéis solo en el suelo! ¡Algunas saltan a la cabeza para morder!
Se cubrían los puntos ciegos entre ellos mientras se daban instrucciones a gritos. Con sus espadas y lanzas, mantenían a raya a los enemigos, y usaban los arcos para atacar a distancia. Aun así, no lograban infligir heridas letales, y las bestias heridas se retiraban rápidamente al bosque.
Aquel comportamiento tan coordinado, casi como el de un ejército, quizás era resultado de que las bestias modificadas habían sido empleadas como tropas especiales por el ejército del Viento Afilado.
—¡Maldita sea, están bien entrenadas!
La emboscada de las bestias mágicas consistía en tres capas que bloqueaban el camino por delante y por detrás, mientras que los lados, más débiles, quedaban hacia el bosque, sabiendo que los humanos no podían moverse bien entre los árboles. Algunas de las bestias del círculo exterior incluso estaban tumbadas descansando o rascándose detrás de las orejas con las patas traseras.
Si solo estuvieran los mercenarios, podrían haber intentado una retirada o un avance forzado. Pero al tener que proteger a los comerciantes, romper la formación era muy arriesgado.
Incapaces de avanzar ni retroceder, solo les quedaba resistir hasta que apareciera otra unidad aliada. En medio de esa tensión, justo cuando los capitanes de los mercenarios empezaban a impacientarse, algo apareció al fondo del camino. Al principio no supieron qué era; nunca habían visto algo así. Algunos pensaron que podría ser una nueva especie de gran bestia mágica. Pero aquello que parecía un patrón en sus costados... eran ruedas.
Tanto los mercenarios, desconcertados y en alerta, como las bestias mágicas, se vieron sacudidos por la repentina aparición de aquel objeto extraño. Era algo semejante a un escarabajo gigante, que emitía un zumbido característico mientras se lanzaba directamente contra el cerco de las bestias.
El primer prototipo del vehículo de transporte de tropas, diseñado para llevar al escuadrón de exterminio de bestias mágicas de Gazetta, estaba realizando una prueba de conducción por la Ruta Alta. A bordo iban guerreros de la Legión Blanca, con sus mensajeros y asistentes de artes divinas, además de un emisario espía enviado por Fonkrank.
Cuando el vehículo se acercó a la zona media entre la entrada de la Ruta Alta y el puesto de control de Trent Rietta, las artes aéreas de desplazamiento empezaron a alterarse. Poco después, avistaron un grupo de bestias mágicas al frente. Al identificar también a un grupo de mercenarios y comerciantes rodeados por dichas bestias, se apresuraron a prestar apoyo de inmediato.
El vehículo irrumpió directamente en el cerco de más de una decena de bestias que bloqueaban el camino, deteniéndose junto a los mercenarios que protegían la caravana. Al principio, estos se mostraron sorprendidos por aquel vehículo que arrollaba bestias a su paso, pero al ver desde la ventanilla del conductor que había personas dentro, comprendieron que se trataba de aliados y se tranquilizaron.
—¡Desembarcad! ¡Vamos a barrer a esas bestias!
Al grito del comandante, los guerreros desvalidos respondieron con un enérgico «¡Sí!» y comenzaron a salir uno tras otro por la puerta trasera del vehículo. Durante el trayecto, se habían mantenido en perfectas condiciones físicas gracias a los dispositivos con efecto regenerativo instalados en los asientos. Con sus cuerpos robustos en plena forma, blandieron sus armas con fuerza y abateron a las bestias una tras otra.
—¿¡Guerreros desvalidos!? ¿¡Son de Gazetta!?
—Pero ese extraño vehículo... también parece llevar el emblema de Fonkrank...
Los mercenarios de la caravana, que acababan de ser rescatados, quedaron impresionados por la fuerza de los soldados gazettianos, de quienes tanto se hablaba en rumores. Al mismo tiempo, sus miradas se dirigían con desconcierto a los emblemas de Gazetta y Fonkrank, que estaban pintados uno al lado del otro en aquel vehículo rectangular.
Un vehículo que se movía sin caballos. Les recordaba a los autobuses que circulaban por Sanc Adiet, que eran conocidos incluso en países vecinos. No obstante, se decía que aquellos vehículos funcionaban gracias a las artes divinas especiales del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, el héroe de Fonkrank.
Teniendo en cuenta que recientemente dicho capitán había colaborado en la construcción del puerto de la península que ahora pertenecía a Gazetta, comenzaron a surgir susurros que apuntaban a que Fonkrank y Gazetta podrían haber establecido algún tipo de alianza o acuerdo de cooperación.
Poco después, la horda de bestias mágicas que había rodeado a la caravana fue aniquilada por el escuadrón gazettiano que había irrumpido en el campo de batalla.
En cuanto desapareció la onda de interferencia de artes divinas, comenzaron a llegar simultáneamente transmisiones por artes aéreas desde el puesto de control del camino, las ciudades de descanso y también desde Patricia del Norte, en Gazetta.
La Asociación de Comercio, que se encargaba de asistir a los comerciantes, había empezado a temer que las caravanas y los grupos de mercenarios estuvieran siendo atacados por bestias mágicas modificadas desde que perdieron contacto con ellos y, al parecer, ya había enviado refuerzos desde el puesto de control del camino.
También llegó una transmisión al prototipo de vehículo, enviada por la Patrulla del Dios Oscuro desde Patricia del Norte, para confirmar que todos estaban a salvo. Comunicaron que no solo habían realizado con éxito la prueba de rendimiento del vehículo, sino que además habían logrado eliminar a las bestias mágicas modificadas.
Al recibir la comunicación del equipo del prototipo, Yuusuke y Sorzak terminaron de preparar las nueve unidades restantes y entraron en fase de espera.
—Ahora solo queda esperar a que regrese el prototipo.
—Ha salido todo bien. Pero sí que impone ver alineados estos vehículos motorizados.
Como no cabían en el garaje que les habían asignado dentro de las instalaciones militares de Patricia del Norte, los vehículos de transporte de tropas estaban alineados en el patio interior, a lo largo de la muralla, en una zona que antes se usaba como almacén de materiales.
De algún modo, su forma característica, rebosante de una funcionalidad casi estética, desprendía una sensación de poder que captaba la atención de los soldados gazettianos que se acercaban a curiosear.
—Aun así, que se toparan con una horda de bestias mágicas justo en su primera prueba de campo... Parece que la situación de los ataques de bestias es aún más grave de lo que pensábamos.
—Sí...
Decidido a aprovechar el momento, Yuusuke convocó a los soldados del ejército gazettiano que se habían preseleccionado como posibles tripulantes del escuadrón de exterminio para enseñarles cómo funcionaba y cómo se conducía el vehículo.
Al día siguiente, el primer prototipo y el escuadrón de exterminio regresaron sanos y salvos junto con la caravana comercial que se dirigía hacia Gazetta. Lo primero que hizo Yuusuke fue revisar el estado del vehículo y confirmar que no presentaba ninguna anomalía.
Más tarde, tras recibir el informe de Reifold, el Rey Esvobus dio su autorización, y Yuusuke declaró oficialmente que tanto el prototipo como el resto de unidades serían cedidas a Gazetta como vehículos de transporte de tropas exclusivos para los escuadrones de exterminio de bestias mágicas.
En respuesta, el Rey Shinja decretó la puesta en marcha de la operación: el envío de escuadrones de exterminio de bestias mágicas a otros países por parte de Gazetta, según la solicitud del capitán Yuusuke, de la Patrulla del Dios Oscuro, enviado de buena voluntad desde Fonkrank. Gazetta emitió un comunicado oficial a las demás naciones.
Sin mucha demora, los de Yuusuke notificaron su regreso a Fonkrank y comenzaron los preparativos para la retirada.
—No solo nos has ayudado con la construcción del puerto, sino que encima has mediado en nuestros conflictos internos. Disculpa las molestias.
—No te preocupes. Al final hemos conseguido más de lo que esperábamos con esta misión.
Shinja se disculpó también por no haber podido celebrar un banquete en condiciones, pero Yuusuke le restó importancia diciendo que entendía que era una época complicada y que tampoco estaba acostumbrado a ese tipo de cosas.
Así fue como la Patrulla del Dios Oscuro, tras cumplir su misión como enviados de buena voluntad, emprendió apresuradamente el camino de regreso a casa.
De regreso, en el carruaje, la patrulla conversaba sobre sus próximos movimientos. Como Reifold también estaba presente, aprovecharon para repasar los preparativos de la pequeña represalia contra la facción al volver a casa, sin tener que repetir explicaciones.
—¿Eso lo teníais planeado desde el principio? —preguntó Reifold con una sonrisa divertida, al escuchar los detalles.
—Qué va. Al principio solo quería meterles un pequeño susto.
La idea de solicitar el envío de escuadrones de exterminio de bestias mágicas surgió cuando conocieron a Sarina, la concubina del Rey Shinja, en Patricia del Norte, y empezaron a involucrarse en los conflictos internos de Gazetta. A partir de ahí, combinaron la propuesta con ideas de Vermeer, Zhahid y Sorzak, y acabaron desarrollando una jugada que también servía para presionar a la facción.
—Entonces, cuando volvamos, podré ver de primera mano el talento estratégico de Yuusuke.
—No me pongas tanta presión, anda.
Al ver que Reifold parecía esperar hasta dónde serían capaces de acorralar a los del bando de Ivor, Yuusuke insistió en que sería simplemente una maniobra sutil, nada demasiado agresivo.
En una de las habitaciones del alojamiento de la guardia de palacio, ubicado en los pisos superiores del Palacio de Volance, Violet trasteaba con un prototipo a medio hacer que aún no incorporaba funciones mecánicas complejas. Con la mirada perdida, observaba en silencio la habitación vacía de su dueño. Según las noticias de Gazetta, la Patrulla del Dios Oscuro regresaría en un par de días.
—Al fin la encuentro, Alteza.
—¿Krielov?
—El rey desea hablar con vos acerca de aquel asunto.
—De acuerdo.
Asintiendo con calma, Violet dejó sobre la mesa el extraño objeto cuya utilidad ni ella misma comprendía del todo. Echó un último vistazo al interior de la habitación de Yuusuke y se marchó.
Antes de enviar a Yuusuke a Gazetta como embajador de buena voluntad, Violet había alcanzado un acuerdo con su padre, el Rey Esvobus, y los altos cargos del reino. Ese acuerdo estipulaba que, si el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro lograba negociar con éxito con el Rey Shinja y obtenía resultados notables, se aprovecharía la ocasión para contener a la facción de Ivor, seleccionando oficialmente un prometido para la princesa con un año de antelación.
Entre los candidatos a prometido, seleccionados de las grandes casas nobles, se encontraban también miembros afines a la facción de Ivor. Todos ellos compartían el mismo temor: que Yuusuke, el capitán oscuro, acabara convirtiéndose en el prometido de Violet, y que llegara a alcanzar una posición que respaldara tal unión.
«Es mejor no enfrentarse al héroe favorito de la princesa. Mientras yo, con mi linaje y méritos militares, esté aquí, no hay de qué preocuparse. Si metemos la pata y provocamos el desagrado de la princesa, podríamos acercarla aún más a ese capitán.»
Hasta ahora, el principal candidato a prometido, Hivodir, había logrado mantenerlos a raya con esos argumentos. Pero el éxito rotundo de la misión diplomática de la patrulla en Gazetta era tan grande que incluso la superioridad del duque heredero quedaba eclipsada. Ya ni siquiera Hivodir podría seguir apaciguando sus temores por mucho más tiempo.
—Aun así, ha sido un éxito tras otro. Un resultado más que brillante.
—Así es.
Violet y Krielov caminaban juntos por uno de los pasillos del palacio, comentando los frutos que había traído la misión de la Patrulla del Dios Oscuro en Gazetta.
Gracias al comercio directo entre Gazetta y Fonkrank, ambas economías habían mejorado notablemente, y los rumores que criticaban a la Patrulla del Dios Oscuro por su implicación con Gazetta habían desaparecido por completo de las calles de Sanc Adiet.
El héroe de Fonkrank, que había logrado una diplomacia exitosa con Gazetta y traído consigo una gran riqueza, volvía a ser aclamado por el pueblo. Tras el fracaso del escuadrón especial de exterminio y la falta de medidas efectivas contra las bestias mágicas, el comercio se había paralizado y la atmósfera en la ciudad era asfixiante. Liberarse de ello provocó un gran alivio colectivo.
Y con la aparición de los guerreros desvalidos y sus victorias, empezaban a verse claros indicios de que el problema de las bestias mágicas estaba en vías de resolverse. Gracias a ello, también se estaban disipando la desconfianza y las sospechas del pueblo hacia Gazetta.
Algunos enterados presumían de saberlo todo: decían que el capitán oscuro llevaba tiempo negociando con Gazetta bajo cuerda, que aquellos rumores antiguos seguramente estaban relacionados con eso. Al contarlo en las tabernas, se ganaban los aplausos de los oyentes.
—Así que... ¿mi prometido será Hivodir, después de todo?
—Tiene la sangre, la cuna y unos méritos impecables... —respondió Krielov con frialdad.
A punto de cumplir quince años y acercándose ya a la edad adecuada para el matrimonio, Violet dejó escapar un suspiro cortado.
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