24/05/2016

WCC - 65, 66




Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator



Traducido por: Xeniaxen


65

El día del Festival de la Danza, a través de la guardia estacionada en Rufk Yuusuke consultó con Violet si podía aceptar un duelo por Sun. La respuesta que recibió fue clara y concisa: «¡Machácalo!». Por supuesto, omitió mencionar que un guerrero desvalido había venido desde Gazetta.

—Muy propio de ella...

—Jo, jo, jo. Si hoy no fuera el festival, tal vez habría venido a verlo.

Asintiendo a las palabras de Zeshald, Yuusuke se dirigió a la plaza, donde los preparativos habían terminado. Una multitud de aldeanos y guardias ya se había reunido, y su aparición desató vítores entre los asistentes. Sun, vestida con un atuendo decorado con plumas, estaba sentada junto a Bahana, con buenas vistas al duelo. Su papel era el de coronar al vencedor.

Al otro lado de la plaza, Thalys esperaba vestido con una armadura blanca de entrenamiento. A su lado, el guerrero desvalido, ataviado con una armadura de soldado regular, parecía darle consejos. El joven asentía de vez en cuando mientras observaba a Yuusuke.

Yuusuke se ubicó a su lado de la arena, junto a una pila de vigas de madera apiladas. Abrió el menú de personalización y revisó los datos de combate que había estado configurando días atrás, comprobando si podía usarlos con la madera.

«Sí, esto servirá.»

Normalmente, su sistema podía personalizar el terreno del suelo, pero si ya tenía materiales preparados, la estabilidad era aún mayor. También preparó su habitual muro defensivo y trampas, en caso de que algo saliera mal.



—¿Listos? ¡Hacia el centro, por favor!

Siguiendo la voz del árbitro, Yuusuke y Thalys caminaron hacia adelante en el campo. La multitud escuchó atentamente la presentación de ambos.

Por un lado, Yuusuke, el legendario héroe de Deernorth y capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, cuyo nombre era conocido en todo Fonkrank. Por el otro, Thalys, un aprendiz de guerrero originario de Rufk y reclutado por la Legión Blanca de Gazetta.

Un aprendiz sin renombre había desafiado nada más y nada menos que a un héroe para disputarse a una muchacha de la aldea. Sin duda, la escena encajaba perfectamente con la emoción del festival. La plaza entera bullía de entusiasmo.

Ambos contendientes recibieron las instrucciones: no causar heridas mortales, acatar las órdenes del árbitro, y detenerse si uno de los dos perdía el conocimiento.

Tras la explicación, Yuusuke abrió su menú de personalización y, mientras ajustaba los datos de combate, observó a su rival. Él tomó una enorme espada de madera, tan alta como él, y la blandió con un fuerte movimiento para probar su peso. Al igual que las vigas de Yuusuke, la habían tallado el día anterior los aldeanos. A pesar de ser de madera, parecía considerablemente pesada.

—Ah... Ya decía yo que me sonaba de algo. Tu postura es como la de Shinja.

—Solicité entrar en la Legión Blanca porque admiraba la fuerza de Shinja.

En el ejército de Gazetta, los refugiados sin entrenamiento o experiencia en combate eran asignados a la infantería de lanceros. Sin embargo, durante una inspección, Thalys quedó fascinado por la poderosa técnica con la espada de Shinja y pidió ser admitido en la caballería.

—No me contendré, Yuusuke. Te venceré y haré que Sun reconozca sus sentimientos por mí.

Con una postura imponente y un aire decidido, Thalys sujetó su espada al estilo Shinja.

—Ugh... No creo que eso funcione así... —murmuró el de pelo negro con desgana.

Yuusuke también se puso en guardia. Sin demasiado entusiasmo, extendió una mano al frente y se colocó medio de lado, su postura habitual. La multitud interpretó aquello como una muestra de confianza, como si el héroe de Deernorth subestimara a su oponente.

—¡Thalys, te está menospreciando! ¡Demuéstrale lo que vales!

—¡Dale una lección al héroe!

El público comenzó a lanzar gritos de ánimo. Yuusuke suspiró con aún menos ganas de pelear, mientras que Thalys irradiaba energía. Siguiendo el consejo de su compañero, tenía una estrategia clara: «El capitán de la Patrulla del Dios Oscuro no es bueno en el combate cuerpo a cuerpo. No le des espacio.»

«Me lanzaré de inmediato en cuanto empiece.»

—Ugh, Yuusuke... Tienes la bendición de Sun y ni siquiera te esfuerzas...

Desde su asiento de honor, Bahana chasqueó la lengua con fastidio al ver la actitud de Yuusuke.

—Tranquila, seguro que Yuusuke estará bien... creo.

—Sun, ¿cómo pelea Yuusuke?

—Eh... En realidad, nunca lo he visto pelear...

—No sé si confiar en ti o preocuparme más...

Suspirando, Bahana jugueteó con las plumas del atuendo ceremonial de Sun.



—¡Que empiece el combate! —proclamó el árbitro, y agitó la bandera de inicio hacia abajo.

Al mismo tiempo, Thalys se lanzó hacia adelante como una flecha. A pesar de llevar armadura y una enorme espada, su velocidad de carga era asombrosa. Su entrenamiento había comenzado con un riguroso fortalecimiento de piernas y cintura. Además, el hecho de estar en su tierra natal, en un entorno conocido, parecía darle un extra de energía. Entre los dos había aproximadamente diez metros de distancia, pero en un instante ya había reducido la mitad.

Yuusuke manipuló su menú de personalización para crear una trampa y guiar a su oponente con una barrera, pero se distrajo por la inesperada velocidad y cometió un error.

—Ups. Esto no es.

En el momento en que apartó la vista, cerró por error el menú del mapa, desactivó el foso trampa y le fue imposible construir la barrera con la tierra del suelo. Thalys seguía avanzando directamente hacia él. Sin otra opción, Yuusuke ejecutó antes de lo previsto el Plan B de su menú de combate.

Una luz envolvió los troncos apilados detrás de él y desaparecieron. En su lugar, apareció una gigantesca figura humanoide.

—¡¿Qué demonios...?!

Era la mitad superior de un gigante de casi ocho metros de altura, con la apariencia de una armadura completa. El desvalido, sorprendido por la repentina aparición del gigante acorazado, detuvo sus pasos acto reflejo. Al ver que la criatura levantaba un brazo, recuperó la compostura.

La regla básica del combate contra artes divinas era: por muy fuerte que sea la técnica, el usuario sigue siendo vulnerable. Debía bastar con golpear directamente a Yuusuke para detener el coloso.

«Una bestia de ese tamaño tiene que ser lenta. Mientras no me golpee, no habrá problema.»

Antes de que el gigante acorazado pudiera bajar su puño, Thalys se impulsó hacia adelante, buscando al de pelo negro. Pero en el siguiente instante, una fuerza descomunal lo lanzó por los aires.

El puñetazo del gigante, mucho más rápido de lo que esperaba, lo golpeó y lo hizo estrellarse contra el suelo. Casi al mismo tiempo, la parte superior del torso del gigante acorazado se disolvió en luz y desapareció, dejando una barrera protectora alrededor de Yuusuke.

—¡Uf! Por los pelos... —dijo, dejando escapar un suspiro de alivio.

El gigante acorazado estaba diseñado para ejecutar una combinación de tres ataques: dos puñetazos laterales y un golpe de arriba a abajo. A pesar de su apariencia pesada, su velocidad era tal que completaba el combo en unos tres segundos. Dado que no había tiempo para cancelar el ataque, Yuusuke transformó parte del gigante en materiales para la barrera, bloqueando así el segundo golpe. Si el tercer ataque hubiera impactado, Thalys habría sufrido heridas graves.

La multitud, atónita ante la rapidez del gigante, permaneció en silencio. Incluso el compañero de Thalys, el guerrero desvalido, se quedó paralizado de la sorpresa. Entre ellos, Elfiona observaba la escena con ojos brillantes, a pesar de su rostro impasible.

—Esto sí que me ha sorprendido... —murmuró Zeshald, que se acercó para curar a Thalys.

Había visto a usuarios terrestres usar gólems para trabajos de carga, pero estos eran lentos y pesados. Nunca había visto uno moverse con técnicas de combate humanas.

—Qué va. Este Plan B todavía tiene mucho por mejorar —comentó Yuusuke.

Explicó que los gólems de tierra eran más útiles que el gigante acorazado, y enumeró sus defectos. Aunque se movía de manera fluida, solo seguía patrones preestablecidos y no era capaz de reconocer a sus objetivos. Por eso, se podía esquivar con facilidad. Requería el uso de barreras para dirigir al enemigo y ajustes constantes en su orientación. Era ineficaz en combates caóticos y, más aún, era un blanco fácil para los ataques a distancia. Su principal ventaja era el impacto visual y el efecto sorpresa, un artilugio de distracción más que una verdadera amenaza.

Mientras Zeshald curaba a Thalys, los aldeanos trajeron una camilla.

—¿Qué tal estás?

—Bueno. Tiene algunas contusiones y rascadas. Nada grave.

—Menos mal.

Yuusuke observó cómo se llevaban al desvalido a la consulta de Zeshald, y luego se giró hacia la gradería.

—Ve, anda —animó Bahana a Sun, para que se levantara.

La joven desvalida se acercó a Yuusuke y le colocó sobre la cabeza una corona adornada con plumas, sellando su victoria. Al ver esto, la multitud finalmente procesó el desenlace y estalló en aplausos. El título de héroe no era un simple adorno. Esa impresión quedó grabada en los aldeanos, en los guardias de Rufk y en el guerrero de Gazetta.

Yuusuke se rascó la cabeza, respondiendo con modestia a la ovación, y Bahana se lo quedó mirando con alivio.



En la madrugada del segundo día del Festival de la Danza, Thalys dejó atrás su tierra natal con una sola promesa: «Volveré cuando me haya hecho más fuerte». Mientras corría por el camino de regreso a Gazetta, recordó las palabras que Zeshald le había dirigido la noche anterior.

Cuando recuperó la conciencia, en la cama de la consulta de Zeshald, se sintió completamente decepcionado de sí mismo por no haber podido hacerle frente a Yuusuke. Y seguía sin poder aceptar que hubiera reclutado a Sun en la guardia.

Confiaba y respetaba a Zeshald al igual que Sun, y por eso le confesó lo que sentía mientras este le hacía el último reconocimiento:

—Está claro que la fuerza de Yuusuke es aplastante. Pero... sigo sin aceptarlo. Por el bien de Sun, voy a hacerme más fuerte y, la próxima vez...

—Mhm. Pero, dime, Thalys, ¿alguna vez has pensado en lo que siente Sun?

Zeshald señaló que decir que lo hacía "por el bien de Sun" no era más que una forma de imponerle sus propios deseos y sentimientos. Él se quedó pensativo.

—A ver, entiendo que no te haga gracia verla en un campo de batalla —siguió Zeshald.

Sun tenía muchas formas de permanecer al lado de Yuusuke sin necesidad de involucrarse en un mundo tan peligroso. Pero si había elegido unirse a la Patrulla del Dios Oscuro, era porque había tomado su propia decisión. Quería valerse por sí misma, y Yuusuke respetó ese deseo.

—Dime, ¿quién crees que ha pensado más en Sun?

—...

Sin una respuesta clara, Thalys siguió avanzando hacia el sur por los caminos aún oscuros de Fonkrank, con el corazón encendido por una inquietud que no lograba apagar.



El primer día del festival quedó totalmente eclipsado por el evento del duelo. A partir del segundo comenzó en serio la parte dedicada a las propuestas de matrimonio. En la plaza central, jóvenes de ambos géneros se lanzaban en una auténtica batalla de confesiones, exclamando con pasión: «¡Cásate conmigo!».

Después de lo ocurrido el día anterior, Sun y Yuusuke habían terminado convertidos en la pareja oficial de Rufk. Ya no quedaban valientes dispuestos a desafiar al héroe de Deernorth, y tampoco había nadie con la suficiente confianza como para intentar cortejar a Yuusuke, por lo que ambos disfrutaron de un festival tranquilo.

Aun así, con la vorágine de confesiones, rechazos y compromisos, el ambiente era demasiado caótico como para relajarse. Buscando algo de calma, la parejita salió a dar un paseo por el bosque y, sin darse cuenta, llegaron hasta el santuario del Dios Oscuro, donde se habían encontrado por primera vez.

—Cuánta nostalgia...

Alguien de la aldea debía de estar cuidando el lugar de vez en cuando, pues la lámpara de aceite seguía encendida. Yuusuke avanzó hasta la cámara de piedra del fondo. Al mirar las pinturas del techo, se dejó llevar por los recuerdos. Este era el sitio donde había despertado en este mundo.

—Ahora que lo pienso, tengo que darte las gracias, Sun.

—¿Por qué?

Si ella no hubiera dejado aquella tela como ofrenda, habría tenido que salir al mundo completamente desnudo. De inmediato, Sun recordó el momento en que lo vio así, en mitad del camino, con su "cosa oscura" a plena vista, y se sonrojó.

Yuusuke se dio cuenta de qué estaba recordando Sun y, un poco incómodo, intentó desviar el tema con una broma:

—Lo normal es que fuera al revés...

—¿Al revés?

—No, digo que... En estas situaciones, lo típico es que sea el chico quien ve desnuda a la chica, ¿no?

—Y-Yuusuke... Qué atrevido...

—¿¡Por qué!?

La llama de la lámpara osciló, proyectando una cálida luz en la cámara de piedra. Las risas de los dos resonaron en el lugar, pero en algún momento se apagaron, dejando un repentino silencio. Sentada sobre el pedestal de piedra, Sun murmuró algo:

—¿Te gustaría... verme...?

—¿Eh?

Con las manos juntas sobre el pecho y la mirada ligeramente baja, Sun alzó los ojos, su rostro completamente sonrojado, y repitió con más claridad:

—¿Quieres... verme desnuda...?

—......

La pregunta lo dejó sin palabras. Yuusuke intentó salir del apuro con una respuesta evasiva.

—¿No será que Raazsha...?

—¡No! ¡Esto no me lo ha dicho ella! —Sun alzó la voz con firmeza, interrumpiéndolo. Su tono resonó en la cámara de piedra.

—Yo... Yo le pido consejo. Quería saber cómo podía llamar tu atención...

—Yo...

Yuusuke se quedó descolocado ante aquella confesión. Había aprendido a lidiar con mujeres que no ocultaban su lado egoísta, y también con aquellas que fingían ser lo que no eran, pero apenas tenía experiencia con alguien que le entregara sus sentimientos de forma tan sincera. No tenía ni idea de qué decir.

—Entonces... ¿No te gusto, Yuusuke? —murmuró ella en un tono triste, interpretando que tal vez su silencio era un rechazo.

—¡No, no es eso! Es que...

Yuusuke le explicó lo que lo hacía dudar. El hecho de ser el Dios Oscuro, de no pertenecer a este mundo. La leyenda decía que él traería la calamidad al mundo y desaparecería. Pensar en todo eso lo hacía reacio a enamorarse y a entablar una relación profunda con alguien aquí.

—Si al final resulta que todo sucede como en la leyenda y desaparezco...

Pensar en la persona que se quedaría atrás le impedía dar ese paso.

—Yuusuke, sigues siendo un poco extraño.

—¿Tú crees?

—Si de verdad crees que puedes desaparecer en cualquier momento, ¿no es eso una razón de más para dejar huella en este mundo?

—Hmm... Supongo que donde yo crecí, no predomina ese tipo de mentalidad.

Mientras meditaba sobre los valores de su mundo de origen con la mano en el mentón, un suave roce de tela lo devolvió a la realidad. Y lo que vio ante él fue la blanca y seductora piel de Sun, iluminada por la tenue luz. Sus clavículas resaltaban con elegancia.

—Sun...

—La gran torre, las fortalezas... Estoy segura de que muchas de las cosas que has construido quedarán como prueba de tu existencia en este mundo. Pero... yo también quiero llevarme una parte de ti. ¿Puedo pedirte eso...?

La luz titilante dibujaba sombras sobre la superficie de su cuerpo, siguiendo el movimiento de su respiración entrecortada. Completamente desnuda, Sun alzó la mirada con timidez, pero en sus ojos brillaba una determinación inquebrantable mientras le pedía a Yuusuke que la hiciera suya.

(Xeniaxen: ¡¿WHAAAAAT?!)


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Al atardecer, los dos caminaban de regreso a la aldea.

—De verdad... Lo siento. Soy un desastre...

—Tranquilo, tranquilo. No tienes que preocuparte tanto por eso.

Yuusuke andaba cabizbajo, absolutamente derrotado, mientras Sun, a su lado, reía y lo consolaba con palabras amables.

Al final, el héroe de Deernorth sucumbió ante la seducción de Sun de la forma más lamentable posible: con una hemorragia nasal fulminante que lo dejó fuera de combate. Yuusuke estaba desanimado, pero a Sun no parecía importarle. Su confesión y su intento de seducción habían terminado en un desastre sangriento, sí, pero al menos lo había intentado. Que él hubiera reaccionado de esa manera ante su desnudez y sus insinuaciones le daba cierta confianza en su propio atractivo como mujer.

—Lo intentaremos en otro momento.

—Ja, ja, ja... Ahh...

«Definitivamente, es de una familia de guerreros», pensó Yuusuke, aferrándose a esa idea como escape de la realidad.



Por cierto, en ese mismo momento, en la mansión de Zeshald...

—¿Dices que sientes menos sensibilidad?

—En la zona baja de la espalda...

—Hmm, ¿aquí?

—¡Ah...!

El viejo verde y la dama de hielo, derretida por completo, estaban en pleno arrumaco.





66

Día cinco del mes de fuego de Hilgnar. Desde primera hora de la mañana, la risa alegre de Violet resonaba por los pisos superiores del palacio de Volance.

—¡Bua, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!

—Sun...

—L-Lo siento.

Yuusuke había sido descubierto. Violet ya se había enterado de que se había desmayado con una hemorragia nasal ante la seducción de Sun. Ahora mismo, estaba siendo objeto de burlas sin piedad.

Las vacaciones y el Festival de la Danza habían terminado. Yuusuke y Sun habían regresado la noche anterior a su mansión de Sanc Adiet para prepararse para retomar sus labores en la guardia. Nada más llegar al palacio por la mañana, Violet los había acorralado exigiendo detalles sobre el duelo. Como ese día iban a repartir los anillos de artes divinas, Yuusuke dejó a Sun como su interlocutora y se dirigió a la sala de descanso para entregarlos.

Allí, habló con Hivodir, quien le contó detalles sobre lo que había sucedido durante el Festival de la Danza y cómo se había comportado Violet en su ausencia. Sin embargo, al volver, se encontró con que la conversación había derivado hasta el incidente en el santuario del Dios Oscuro.

—Así que era eso... Entonces no es que seas torpe, Yuusuke.

Violet parecía satisfecha con la revelación. Ahora entendía que Yuusuke no solo mantenía cierta distancia con las mujeres en general, sino que además tenía razones de peso para hacerlo. Mientras hablaba, se frotaba los músculos abdominales, como si le dolieran de tanto reír.

—Deja eso ya. ¿Qué pasa con el otro asunto?

Intentando desviar la conversación, Yuusuke cambió de tema. Se refería a la propuesta de viajar a Gazetta para investigar la organización de investigaciones experimentales de la antigua Noscentes y su relación con el estudio de las bestias modificadas.

—Mmm... Eso... Hablaré con mi padre primero. Te diré algo mañana.

—No parece que te entusiasme mucho la idea.

—Claro que no. Aún no sabemos qué rumbo tomará Gazetta a partir de ahora... Ese hombre no es alguien en quien se pueda confiar.

Violet no veía con buenos ojos que Yuusuke viajara a Gazetta en persona, pero sí estaba de acuerdo en que debían extraer información de allí. Por el momento, hablaría del asunto con el Rey Esvobus y le transmitiría la propuesta del chico.

Después de todo, su intento de cambiar de tema había resultado.


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—¿Una consulta de Blue Garden?

El documento que había llegado a manos de Shinja estaba firmado por la Reina Rishause. En él, bajo el pretexto de investigar posibles delitos adicionales del antiguo alto dirigente, se preguntaba si en el territorio de la antigua Noscentes había existido alguna organización dedicada a hacer experimentos con bestias mágicas. Teniendo en cuenta los recientes incidentes de cerca de la frontera entre Trent Rietta y Fonkrank, Shinja dedujo que la solicitud debía de haber sido promovida por Fonkrank a través de Blue Garden. Ayuukas, a su lado, asintió a esta suposición. Y, en efecto, así era.

Al final, se había descartado la idea de que Yuusuke viajara a Gazetta. En su lugar, la familia real de Fonkrank había optado por utilizar a la Reina Rishause de Blue Garden como intermediaria para extraer información de Gazetta. Se trataba de una estrategia basada en la relación de confianza personal entre el Rey Shinja y ella.

—Si están buscando información sobre las bestias modificadas, no podemos desaprovechar la oportunidad... —murmuró el blanco.

—¿Piensas hablarles sobre esos científicos? —Ayuukas le preguntó directamente cuáles eran sus intenciones.

—No, no les daré la información tan fácilmente. En su lugar, los provocaré un poco.

—Vaya, vaya, Shinny. Parece que por fin empiezas a pensar.

Cada vez que él cometía un error o actuaba de forma ingenua, la chamana del pueblo, Ayuukas, solía burlarse de él llamándolo con el apodo infantil que usaba en su niñez. Como era de esperar, a Shinja no le gustaba en absoluto que lo llamaran así.

—Oye, ¿cuánto tiempo más piensas quedarte aquí, vieja? Vuelve al pueblo de una vez.

—Mi hogar está aquí. Qué remedio.

Ayuukas había vivido hace muchos años en el núcleo de la capital de Noscentes, Patricia del Norte, y seguía considerándolo su hogar. Diciendo esto, agitó una mano con desdén y se marchó a pasear por los jardines flotantes.

Mientras observaba cómo se alejaba, Shinja pensó que, por mucho tiempo que hubiera pasado, para ella todos seguirían siendo unos niños.

«Encima, con esa apariencia... Hace que me cueste aún más aceptarlo...»

(Xeniaxen: Creo que esto no nos lo han contado aún en la novela, pero en el manga sí que se ve. Ayuukas tiene la apariencia de una niña pequeña, pero en realidad podría tener cientos de años. Shinja la llama "abuela" pero no se sabe si son parientes de verdad o si la llama así porque es vieja. Podría ser que fueran parientes, ya que los dos se supone que provienen del linaje de la familia real de Gazetta.)

Soltando un profundo suspiro, Shinja se dispuso a redactar la respuesta a la consulta.


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—Señora Rishause, hemos recibido una nota del rey de Gazetta...

—¿Una nota?

La respuesta a la consulta sobre la organización científica de Noscentes fue: «Tenemos conocimiento de ello, pero preferimos no divulgar la información».

El hecho de que el documento no fuera una carta oficial, sino un mensaje personal del Rey Shinja, dejaba en evidencia que habían deducido que la petición provenía del Rey Esvobus.

—¿Qué significa esto...?

En un rincón del escrito, había un misterioso mensaje añadido: «Preparaos para la calamidad venidera».



Transmitieron de inmediato la información a Fonkrank. En el palacio de Volance, los burócratas debatieron la respuesta. La veían como un acto de encubrimiento por parte de Gazetta. La sospecha predominante era que el país desvalido planeaba utilizar las bestias modificadas como armas. No obstante, las opiniones estaban divididas entre si debían adoptar una postura abiertamente hostil hacia ellos o no.

—¡Debemos organizar una expedición punitiva contra Gazetta! Si no los aplastamos antes de que se fortalezcan, será demasiado tarde.

—No es necesario provocar un conflicto. Dudo que Gazetta, después de tanto esfuerzo por consolidar su territorio, quiera debilitarse desatando una guerra.

—Así es. Los desvalidos necesitan muchísimo más esfuerzo que nosotros, los usuarios de artes divinas, solo para desarrollar sus tierras. Apenas pueden mantener en pie su propio país.

—¡No podemos subestimarlos!

Los partidarios de la guerra veían el mensaje en la nota como una declaración de intenciones: una advertencia de que Gazetta planeaba utilizar las bestias modificadas para traer una nueva calamidad sobre la sociedad de los usuarios de artes divinas, al igual que la caída de Noscentes había sido un cataclismo para su civilización. Los opositores, en cambio, coincidían en la interpretación de la "calamidad", pero en cuanto a la palabra "venidera", creían que no se trataba de una amenaza directa, sino de una advertencia sarcástica sobre los problemas que las bestias modificadas causarían en el futuro. Daban por sentado que las bestias habían sido creadas por científicos usuarios de artes divinas. Sabían que las criaturas liberadas en las granjas de Fonkrank eran prototipos. Por ello, argumentaban que el mensaje era, más que nada, una burla hacia ellos.

Por contra, los más radicales entre los partidarios de la guerra desestimaban esta interpretación. Decían que los bárbaros desvalidos no tenían la sofisticación necesaria para enviar mensajes tan enrevesados. Pero los discípulos de Zeshald, que formaban la mayor parte de los opositores, ignoraron sus críticas. Consideraban que el verdadero signo de ignorancia era menospreciar la inteligencia de los desvalidos.

Mientras debatían sobre el significado del mensaje, Reifold se lo hizo llegar a Zeshald, quien llegó a una conclusión diferente.

—Shinja... Ese tío parece saber bastante sobre el Dios Oscuro.

Se decía que en algún rincón de Gazetta existía un asentamiento del clan blanco donde se conservaban registros sobre la historia del Dios Oscuro que se remontaban tres mil años atrás. Teniendo en cuenta lo que Shinja le había contado a Yuusuke en la muralla de Paula y la visión que tenía Gazetta sobre el Dios Oscuro, el profesor comenzó a especular sobre el verdadero significado del mensaje: «Preparaos para la calamidad venidera». ¿Se refería al Dios Oscuro? ¿O a las bestias modificadas?

Si era lo primero, entonces la frase sugería que, bajo ciertas condiciones, Yuusuke podría despertar como Dios Oscuro. En ese caso, permitirle acercarse a Gazetta se volvía aún más peligroso. Si era lo segundo, entonces cabía la posibilidad de que, entre los dioses oscuros del pasado, hubiera existido alguno similar a una bestia modificada.

—Cuando el clan blanco y los desvalidos dominaron el mundo... ¿Cómo era ese mundo? —murmuró en voz baja en lo que contemplaba el cielo de Kaltcio a través de la ventana, perdido en pensamientos sobre un remoto pasado.



Día 9 del mes de fuego de Hilgnar...

—Sigue costando, ¿verdad? —preguntó Yuusuke.

—Sí... Creo que el entorno es el adecuado, pero parece que falta algún elemento —respondió Raazsha.

En el sótano de la mansión, ella lideraba el experimento de cultivar musgo solar, pero se había estancado justo cuando estaba a punto de lograrlo.

—Quizá la clave esté en el tipo de árbol al que se adhiere el musgo... Así que... ¡Quiero ir a Trent Rietta! —sugirió Raazsha como una posible solución.

—No será solo una excusa para hacer turismo, ¿no? —Yuusuke la puso a prueba, en tono de broma.

—¡Glups!

—Ja, ja, ja. Bueno, le preguntaré a Violet.

Ya completamente en confianza, Yuusuke y Raazsha solían hablarse de esta manera. Ahora bien, cuando salían de la mansión, como cuando visitaban a la tienda de Sorzak, ella adaptaba su manera de hablar para cuidar la imagen de él, en un tono mucho más formal. Esta diferencia en su comportamiento daba pie a muchas conversaciones y, para Yuusuke, evocaba la calidez de una familia. La ex asesina estaba convirtiéndose en alguien importante para él, de una manera distinta a Violet y Sun.



—Hmm... De acuerdo. No tengo problema con que vayáis a Trent Rietta.

—Entendido. Me pondré a preparar todo.

Como ya casi no había sospechas sobre la implicación de Trent Rietta en el tema de las bestias modificadas, Violet aprobó rápidamente la solicitud.

Así, la Patrulla del Dios Oscuro recibió la misión de viajar a las ciudades gemelas de Trent Rietta, Delia-Lidea, lugar de origen del musgo solar, para investigar los árboles a los que se adhería.

Delia-Ludia era una ciudad situada en la frontera entre los bosques y las montañas rocosas, que quedó dividida por una ruta comercial. Con el tiempo, creció hasta convertirse en una gran ciudad con dos zonas muy diferenciadas: Delia, el área boscosa, que prosperaba gracias a la recolección de plantas; y Ludia, la zona minera, que extraía minerales de sus canteras.

La expedición incluiría no solo a la asistente de la patrulla, Sun, sino también a Raazsha, como ayudante de investigación.

—Cuento contigo para hacer que mi lámpara green funcione.

—Si logramos cultivarlo, podríamos cambiar toda la iluminación del palacio por lámparas green.

—¡Oh! Me gusta cómo piensas.

Mientras conducía su kart por el campo de entrenamiento interior, Violet se rió con entusiasmo y les dijo que esperaría con ganas escuchar sus historias del viaje.


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En lo más profundo del bosque de Trent Rietta, entre árboles cubiertos de enredaderas que se entrelazaban unas con otras, una roca blanquecina sobresalía del suelo. A simple vista, parecía una de tantas piedras dispersas por la espesura, pero en su base se distinguían varias figuras humanas. Eran guardias armados. Posiblemente, usuarios de artes divinas.

—Ya casi es hora del relevo.

—Sí, por fin podré comer algo decente.

—Yo no podré por un tiempo... Si veo carne, seguro que la vomito.

—Bah. Es solo cuestión de acostumbrarse.

Bajo esa roca, oculta a simple vista, se encontraba una instalación de investigación subterránea, construida aprovechando una cueva natural. Allí se llevaban a cabo estudios sobre armas biológicas y drogas sintéticas especiales.

Originalmente, este lugar había sido un laboratorio secreto de Noscentes, dedicado a experimentos clínicos con humanos para el desarrollo de nuevas medicinas. Sin embargo, en el transcurso de estas pruebas, los investigadores descubrieron algo inesperado: al administrar ciertos fármacos a bestias mágicas captivas, estas adquirían habilidades especiales.

El científico que realizó este hallazgo continuó sus experimentos y, con el tiempo, logró inducir un estado de hipnosis en las bestias, permitiéndoles obedecer órdenes simples. Ahora bien, dado que esto no se alineaba con el propósito inicial del laboratorio, no recibió financiamiento oficial. Aun así, decidió seguir con los experimentos por su cuenta, invirtiendo sus propios recursos. Hubo un tiempo en el que reunió a colaboradores y contrató traficantes del mercado negro especializados en mercancías de dudosa procedencia. En secreto, vendía prototipos a los países vecinos para probar su potencial bélico.

Tras la caída de Noscentes, logró escapar llevándose consigo todo el equipo y los fondos que había podido reunir y se atrincheró en esta instalación. Día tras día, continuaba con sus experimentos en busca del arma definitiva: la "bestia soldado".

Sabía perfectamente que, debido a la naturaleza de sus investigaciones, no se las aceptarían en ninguna parte. Ahora que su país había desaparecido, ya no tenía adónde ir. Así, el desarrollo de bestias modificadas ya no era solo una investigación, sino un modo de supervivencia.

Liberado de las tradiciones y restricciones que imponía el Consejo Divino de la antigua Noscentes, este científico se hallaban ahora bajo el control de una nueva autoridad: una organización de traficantes del mercado negro. Bajo su mando, parecía que los últimos restos de moralidad que aún les quedaban también se habían desvanecido. Ahora su obsesión con la investigación estaba desenfrenada.



En una de las salas del laboratorio, donde había decenas de jaulas alineadas, un investigador de aspecto cansado, con ojeras, murmuraba para sí mismo mientras organizaba unos frascos de sustancias químicas. Su compañero, al verlo, le dijo:

—Oye, vamos a comer.

—Esto... Ah... Enseguida voy... La muestra... La atrofia cerebral...

El investigador llevaba días en vela, intentando averiguar la causa de un comportamiento anómalo de una de las bestias modificadas criada en el exterior.

El informe que recibió hacía unos veinte días indicaba que, pese a que tenía la orden de atacar a cualquier intruso que se acercara a su madriguera, no reaccionó hasta que alguien le prendió fuego.

El observador tuvo que utilizar su última opción, una flauta mágica con la que impartían órdenes a las bestias modificadas, para hacer que la criatura atacara al grupo de aventureros. Sin embargo, la derrotaron con facilidad.

El investigador apenas reaccionó con una respuesta incoherente. Viendo que no tenía sentido insistir, su compañero negó con la cabeza y se fue solo al comedor. El investigador estaba trasladando un frasco que contenía un potente veneno para bestias cuando el sonido de la puerta cerrándose lo distrajo.

—¡Ah!

El recipiente, barato y deteriorado por el uso desde los tiempos en que el laboratorio carecía de fondos, cayó al suelo y se hizo añicos. Por suerte, la cantidad de veneno en su interior no era mucha, por lo que no llegó a formar un charco peligroso. Pero eso fue lo único afortunado.

«Lo diluiré con agua para limpiarlo y no habrá problema.»

Con la mente embotada por la falta de sueño, el investigador tomó un paño y un frasco de agua y se agachó para frotar el suelo. Fue en ese instante cuando inhaló el veneno evaporado.

—Ugh... Uuuh... Je... Je, je, je, je, je...

Apenas pasaron unos segundos antes de que el veneno surtiera efecto. Un fuerte delirio alucinógeno se apoderó de él, sumiéndolo en un estado de excitación extrema. La fatiga acumulada y el estrés reprimido hicieron que se obsesionara con la idea de "liberar a las bestias". Incapaz de soportar que nada permaneciera cerrado, comenzó a abrir sin control cajones, armarios y cualquier cosa.

—Oooh... ¡Liberar! ¡Hay que liberar! Uuuh... ¡Libertad! ¡Ya basta!

Su mirada borrosa se posó en las jaulas donde se encontraban las bestias que esperaban su turno para ser modificadas.

—Li... ber... tad...


8 comentarios:

  1. maldita sea Yuusuke, noticeale ya a Sun

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  2. No deseo ser mala onda ni como por estilo, pero al parecer en el día 66 falta parte de la historia donde Yusuke y Sun van al santuario del Dios del Mal y Sun se desviste para Yusuke provocando que el tenga una hemorragia lo que genera que al contarselo a Violet ella se ría de Yusuke. Espero y deseo equivocarme en la ubicación de esta parte de la historia y si he hecho spoiler por favor comenten que fue spoiler y eliminen el comentario.

    Atte. Un ávido y vicioso lector.

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  3. Antes de nada gracias por tan magnifica traducción y es verdad que falta una parte del capitulo 65 pero no pasa nada aqui dejo el enlace de la parte que falta eso si en ingles xD.

    http://dreamsleeper87.blogspot.com.es/2015/12/the-dance-festival-back-part-part-2.html

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  4. Gracias por los capitulos

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  5. Me desepcionas Yusuke me desepcionas

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  6. jajajaja una hemorragia nasal jajajajaaj ese Yuusuke. Sun da lo mejor de ti...
    Ah tipico... creas unas especies nuevas, estás se escapan y que empiecen los juegos del hambre.

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