WCC - 62

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Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)

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Traducido por: Xeniaxen

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En la segunda capital de Blue Garden, la ciudad fortificada de Paula. En uno de los pasadizos de su edificio central avanzaba Reifold, un espía de Fonkrank. A su lado caminaba Plausha, una nueva recluta de la élite de Blue Garden, concretamente de la Brigada de Viento.

—Ha cambiado un poco el ambiente por aquí, ¿no crees? —habló Reifold con indiferencia.

—¿Ah, sí? No llevo mucho tiempo en la brigada, así que no lo sé muy bien.

El nombre de Reifold era bien conocido no solo entre las altas esferas del gobierno de Blue Garden, sino también dentro de las brigadas de élite, donde se le consideraba un hábil agente de inteligencia. Por ello, para evitar que obtuviera información sensible, Blue Garden tuvo que asignarle un guía que no estuviera muy al tanto de los asuntos internos de la organización.

En ese sentido, la novata Plausha que, además, tenía lazos estrechos con el antiguo instructor de artes divinas Zeshald, a quien el propio Reifold respetaba, resultaba la candidata perfecta para el puesto.

La misión de Reifold en esta ocasión le había sido encomendada directamente por el Rey Esvobus de Fonkrank. Por lo tanto, su visita contaba con la aprobación oficial de la Reina Rishause de Blue Garden.

—Es por aquí.

—Gracias. A partir de aquí puedo seguir solo.

En lo más profundo del subterráneo del edificio central se encontraba la sección de celdas individuales, un área destinada a prisioneros de alto rango y criminales de gran importancia para el estado. Allí estaba encerrado Izapnar, el antiguo caudillo supremo de Paula, arrestado por conspirar para asesinar a la reina.

—Vaya. Cuánto tiempo.

—Tú... ¿Qué quieres?

—Tengo un par de preguntas. ¿Cómo se domestican las bestias mágicas...? O, más bien, ¿a quién se las compraste domesticadas?

Cuando Izapnar estaba al mando, una de sus estrategias de provocación contra Fonkrank consistía en soltar bestias mágicas en las granjas de Sanc Adiet. El método que empleaban para amaestrarlas seguía siendo un misterio. Reifold había acudido a la celda de Izapnar para interrogarlo sobre la procedencia de esas bestias mágicas.

Al notar la expresión desconfiada de su interlocutor, le mencionó el caso de una bestia con la capacidad de anular las artes divinas.

—Mira por donde...

—¿Eh? Por el tono de tu voz, diría que ya habías oído hablar de una bestia así.

—Las bestias modificadas las adquirimos a un comerciante de artes aéreas. No sé de dónde las conseguía él. Su capacidad para anular artes divinas aún era limitada entonces.

En un principio, Izapnar solo pretendía utilizar bestias herbívoras relativamente inofensivas para causar daños en los cultivos. Para su sorpresa, las criaturas que le entregaron no eran bestias mágicas salvajes capturadas, sino ejemplares criados en cautividad. Según el comerciante, estaban siendo modificadas para su uso como armas en el futuro.

—¿Y qué fue de ese comerciante? ¿Tienes información sobre quién estaba detrás?

—No. Volmes lo investigó varias veces, pero siempre que entraba en territorio de Noscentes, le perdíamos la pista.

(Xeniaxen: Nunca hemos visto una imagen de Izapnar, ¿verdad? ¿Cómo será?)

Al pronunciar el nombre de su antiguo hombre de confianza, aquel que lo traicionó y huyó, Izapnar frunció ligeramente el ceño. Cuando Reifold le contó el destino que había corrido ese subordinado, dejó escapar una risa irónica, aunque su expresión seguía siendo complicada.

—Hmpf... Qué idiota.

Habiendo obtenido la información que necesitaba, Reifold se dirigió a la puerta, dispuesto a marcharse. Justo entonces, Izapnar, como si hubiera recordado algo, añadió una última observación:

—Ahora que lo pienso... Aquel comerciante usaba a veces expresiones con acento de Trent Rietta. Igual que tú.

—Vaya, interesante...

—Me ha sido de utilidad— respondió Reifold sin volverse, y abandonó la celda de alta seguridad.

Mientras tanto, en la capital de Fonkrank, Sanc Adiet, se celebraba una reunión en el Palacio de Volance para tratar la respuesta de Trent Rietta a la consulta enviada por la familia real de Fonkrank.

La mañana siguiente, durante el desayuno, la princesa Violet ya estaba sonsacando detalles sobre la reunión al capitán de la Patrulla de Fuego, Krielov. Como el asunto estaba relacionado con la Patrulla del Dios Oscuro, no podía descartar la posibilidad de que se tratara de algo aún más grande, así que quiso sacarle hasta el más mínimo detalle.

—¿No hay indicios de que esté involucrado el estado, como en el caso de los falsos ataques y Noscentes?

—Aún es demasiado pronto para confirmarlo.

A la pregunta de Fonkrank: «¿Existe en vuestro país un grupo que esté experimentando con potenciar las capacidades de las bestias mágicas?», Trent Rietta respondió que no había ninguna institución en su territorio dedicada a eso y expuso las medidas que estaban tomando al respecto al asunto.

—Han determinado que cualquier organización que críe bestias mágicas alimentándolas con humanos representa un grave peligro, por lo que el gobierno de Trent Rietta también ha iniciado una investigación.

Tras recibir la consulta de Fonkrank y una denuncia de la Asociación de Comercio, ahora estaban movilizándose a fondo para esclarecer la situación.

—Si solo se tratara de un grupo de comerciantes que han perdido el rumbo, podríamos estar tranquilos...

—Todavía no conocemos la magnitud de los estragos que han causado esas bestias mágicas. Una vez tengamos todos los informes, podremos determinar su verdadera escala.

Los ataques de bestias mágicas en los caminos eran algo prácticamente impensable en la actualidad, razón por la cual muchas denuncias al respecto habían sido relegadas a un segundo plano. Sin embargo, ahora se estaban revisando todas y verificando su autenticidad.

—Por ahora, no nos queda más que esperar... —murmuró Violet.

Tomó un sorbo de su bebida para tragarse el último bocado de carne de kina, dando así por terminada su comida.

Por otro lado, Yuusuke estaba en su mansión compartiendo la comida con Sun, mientras hablaba con Raazsha sobre el cultivo del musgo solar, la fuente de luz de las lámparas green. A raíz del incidente de Noscentes, Raazsha había acabado convirtiéndose en esclava de Yuusuke. No obstante, él solo aceptaba esta situación como una formalidad, por eso se sentaban todos en la misma mesa.

—¿Podría ayudarme también Nasha con el musgo?

—Ah, sí, es verdad. También me gustaría que tuviera algo que hacer.

Rasanaasha había dejado de ser una princesa cantarina reconocida por el estado. Al haber "entregado sus encantos" a Yuusuke, su pertenencia le había sido transferida oficialmente a él, convirtiéndose en su princesa cantarina personal. Cualquiera que quisiera contratar sus servicios debía hacerlo a través de Yuusuke, pero como él no la obligaba a aceptar clientes en contra de su voluntad, su día a día era bastante tranquilo, igual que el de Raazsha.

A partir de ahora, ambas colaborarían en la investigación y el desarrollo de las lámparas green, ya fuera recopilando información sobre de quienes habían intentado cultivarlas antes o utilizando los contactos de Rasanaasha para obtener el musgo.

—Bueno, será mejor que vayamos al palacio.

—Ah, sí. Estaré lista enseguida.

Yuusuke se levantó de la mesa y Sun subió a su habitación para ponerse el uniforme de la Patrulla del Dios Oscuro.

—¡Que tengáis un buen día!

—¡Hasta luego!

Tras despedirse de los sirvientes y Raazsha, Yuusuke y Sun se dirigieron al palacio en su carruaje privado.

—Sun, encárgate de esto.

—Entendido. ¿Esta vez es para los de la Patrulla de Tierra?

Le entregó un anillo con un efecto amplificador de artes terrestres. Hoy le tocaba repartir anillos de artes divinas. Desde su regreso de Noscentes, Yuusuke le había confiado a Sun la tarea de distribuir estos anillos entre los guardias de palacio.

Tal vez gracias a esto, aquellas voces que solían menospreciarla habían ido desapareciendo. El trato de Violet hacia ella no había cambiado, y el hecho de que hubiera sido aceptada oficialmente en la Patrulla del Dios Oscuro, aunque aún fuera como asistente, les estaba dejando claro a todos que no se trataba simplemente de un capricho de la princesa.

—¿Hoy también toca practicar con el arco?

—Sí. Disparo alternando entre el arco de la tía Bahana y el que me prestó Violet.

Primero, afinaba su puntería con el arco de Bahana, que tenía un efecto de corrección de precisión, y luego cambiaba a un arco normal para fortalecer su destreza. Se trataba de un método de entrenamiento bastante eficiente.

—Ah. Qué buena idea. Quizá yo también debería entrenar algo aparte de la resistencia física... ¿Me ves blandiendo una espada?

—¿Tú, con una espada...?

Sun lo miró fijamente y ladeó la cabeza con una sonrisa, sin poder imaginárselo para nada. El capitán de la Patrulla del Dios Oscuro se sintió ligeramente herido.

—¡Ah! ¡Lo siento mucho! No quería decirlo en ese sentido, es que... No tiene un aire nada temible, Yuusuke.

—Pues eso tampoco es bueno...

En el asiento del carruaje, Yuusuke se desplomó como un boxeador cuando ha quemado todas sus energías. Sun sonrió con ternura, luego le tomó suavemente del brazo y se acercó un poco para susurrarle al oído.

—Yo sí confío en ti, Yuusuke.

—Sun... ¿Esto ha sido idea de Raazsha?

La chica intentaba mostrarse más cercana, pero al mismo tiempo se sonrojaba por la vergüenza, y se quedó pasmada cuando Yuusuke dio en el clavo.

—¡¿Eh?! ¡N-No! Esto...

—Ahhh... Voy a tener que decirle que no te enseñe cosas raras.

—Oh... Pero, yo... Tengo derecho a interesarme por esas cosas... —murmuró Sun mientras miraba por la ventanilla.

—¿Mhm? ¿Has dicho algo? —preguntó Yuusuke.

—No es nada —respondió ella.

Él ladeó la cabeza, confundido.

El carruaje avanzaba a toda velocidad por las calles del distrito de alta clase. Ante ellos, brillando bajo la luz del sol, se alzaba el palacio de Volance.

Otro día más comenzaba en Sanc Adiet.

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