Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
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Traducido por: Xeniaxen
64
—Por fin hemos llegado... Al final, habría sido más rápido venir en el carruaje de la guardia.
—Pero llegar tan rápido sin ningún medio de transporte sigue siendo increíble.
Tras algunas pausas para descansar, Yuusuke y Sun llegaron a la aldea de Rufk poco después del mediodía. El trayecto había durado unas cinco horas. De todas formas, para Yuusuke, que antes de llegar a este mundo era un amante empedernido de los videojuegos, repetir la misma acción sin descanso durante horas no era para tanto.
—Hola, Yuusuke. Hola, Sus. Ya esperaba que llegaríais pronto.
—Hola, tía Bahana. ¡Cuánto tiempo!
—¡Hola, hola!
Bahana estaba al tanto de la incorporación de Sun como asistente de la Patrulla del Dios Oscuro. Le acarició el pelo a Sun y le dijo que habría preferido verla con su uniforme nuevo.
Como no habían llegado en carruaje, solo las personas que estaban cerca de la entrada de la aldea se dieron cuenta de su regreso. No obstante, para cuando llegaron a la casa de Zeshald, ya se habían reunido casi todos los vecinos.
—Tengo la sensación de que hay más gente que antes.
—También veo edificios nuevos.
—Je, je. Gracias a vuestras hazañas, cada vez más gente se está estableciendo en Rufk. Algunas familias incluso se han mudado desde otras aldeas.
Además de eso, la presencia de Zeshald había convertido Rufk en un lugar famoso tanto dentro como fuera del país. A eso se le sumaba el hecho de que Sun, una desvalida originaria de la aldea, había sido nombrada asistente de la prestigiosa Patrulla del Dios Oscuro.
—Bueno, por ahora no ha habido ningún incidente y la aldea se está volviendo más animada. Es una buena señal.
—Si tú lo dices...
Habían despejado el área donde antes había un bosque y ahora albergaba nuevas construcciones. Yuusuke no pudo evitar sentir que el lugar estaba cambiado. Le recordó a cómo, cuando era niño, solía jugar en un descampado que, para cuando llegó a la secundaria, ya había desaparecido.
En las ciudades grandes no se notaba tanto, pero a medida que un lugar se desarrollaba, llegaba más gente y, con ello, aumentaban los desconocidos. Tal vez, en seis meses, la costumbre de repartir recuerdos para todos en la aldea cuando regresaba de un viaje se reduciría solo a sus conocidos más cercanos.
—Qué paradoja. La aldea se desarrolla y se hace más grande, pero las relaciones entre vecinos disminuyen...
—¿Yuusuke?
Sun inclinó la cabeza, desconcertada por el comentario. Yuusuke simplemente le sonrió y respondió que no era nada, antes de dirigirse a la casa de Zeshald.
—¡Ya estoy en casa, profesor!
—Cuánto tiempo.
Sun saludó con el entusiasmo de quien regresa a su hogar, mientras que Yuusuke lo hizo con la naturalidad de un reencuentro entre conocidos.
—Oh. Bienvenidos de vuelta.
—Bienvenidos...
—Bienvenidos...
Zeshald los recibió con su actitud despreocupada de siempre, acompañado por Bellusha, que ya lucía completamente cómoda su uniforme de sirvienta, y Elfiona, vestida con ropa típica de la aldea. Aunque la expresión de la pequeña seguía siendo bastante neutra, se le notaba mucho más relajada que antes.
Los preparativos para el Festival de Danza avanzaban sin contratiempos. Al parecer, incluso había algún valiente que había declarado su intención de conquistar a Bellusha.
—Por cierto, parece que la última vez, en el Festival de la Cosecha, ocurrieron muchas cosas.
—Ah, sí... Vaya si pasaron cosas...
—Sí que pasaron...
Durante ese festival, Sun había sido atacada por Thalys, un amigo de la infancia. Yuusuke también había recibido mucha atención de un grupo de chicas del pueblo. Recordarlo le hizo sentir cierta vergüenza.
—Tienes que estar más atento y asegurarte de proteger bien a Sun —le dijo Zeshald con una sonrisa.
Por alguna razón, sus palabras le transmitieron la misma sensación de presión que se tendría al hablar con el padre de una hija en edad de casarse.
Después de la cena y de tomar un breve respiro, Yuusuke decidió pedirle su opinión a Zeshald sobre el incidente de las bestias modificadas.
—Hmm... Me pregunto si las bestias que vendían en Blue Garden y las que visteis fueron creadas por la misma persona.
—¿Quiere decir que podría haber varios grupos dedicados a la cría de bestias mágicas?
—O quizás hay un solo grupo, pero dividido en varias unidades.
—Ah... Como si cada uno se centrara en finalidades distintas, ¿no?
Si el método de criar bestias mágicas en madrigueras dentro del bosque ya se hubiera estado usando desde hacía tiempo, debería haber habido informes de avistamientos o ataques mucho antes. Pero dado que los incidentes se dispararon recientemente, era lógico pensar que estas eran más recientes.
—Aun así, sigue siendo extraño.
Zeshald sugirió que tal vez el objetivo no era criarlas, sino realizar experimentos con ellas. Podrían querer evaluar el rendimiento de las madrigueras y las bestias contra los aventureros que acudieran a investigar los ataques.
—Mmm... Me suena a algo que he visto en algún lado…
—... —Yuusuke recordó que en un videojuego al que había jugado hace años ocurría algo similar.
—¿Qué pasa? —le preguntó Bellusha a Elfiona, al notar que parecía querer decir algo.
—En el centro de entrenamiento... había alguien hablando con el director farmacéutico...
Al escuchar la conversación de Yuusuke y Zeshald, Elfiona recordó que, cuando estuvo en el centro de formación de niños asesinos, había investigadores discutiendo sobre bestias como esas.
—Hmm... Así que Noscentes está metido en esto también...
—Es un país muy antiguo. No es de extrañar que salgan tantas cosas de ahí...
Yuusuke propuso preguntar a Gazetta si en la antigua Noscentes existía alguna organización dedicada a la experimentación con bestias mágicas. Zeshald, por su parte, prefería evitar contacto con Gazetta. Aun así, como ese país tenía interés en Yuusuke, pensó que podrían sacarles información, así que no rechazó la idea.
—Después de las vacaciones, se lo consultaré a Violet.
—Sí. Aún no tenemos información suficiente, así que no hace falta correr.
Con eso, Zeshald dio por concluido el tema de las bestias mágicas.
—Hemos hablado bastante. Lo mejor será que descanséis por hoy.
—Sí, tienes razón.
Con la víspera del festival al día siguiente, decidieron acostarse temprano esa noche.
—Bien, parece que llegaré a tiempo para el Festival de la Danza.
El vigésimo día del mes de viento de Shalnar, la víspera del festival. Un joven avanzaba hacia el norte por el camino de Fonkrank, rumbo a la aldea de Rufk.
—Pero esa chica vive en Sanc Adiet ahora, ¿no? Si no ha vuelto a la aldea, habrás hecho el viaje en vano.
—No te preocupes. El profesor Zeshald sigue en la aldea, y ella siempre vuelve a casa en días como este.
El joven afirmó con total seguridad que, aunque estuviera acostumbrada a la vida en la ciudad, ella nunca descuidaría la relación con quienes considera de su familia. Su acompañante, un hombre mayor y más sereno, asintió con admiración.
—Ya veo. Se nota que sois amigos de la infancia. La conoces bien.
Ambos llevaban el cabello blanco ondeando al viento, señal de que eran del clan blanco, y bajo sus sencillas capas ocultaban armaduras blancas. Su forma de moverse con gran agilidad y resistencia dejaba claro que eran guerreros desvalidos.
—Sun... Pronto nos reencontraremos.
En la aldea de Rufk, los preparativos para el festival avanzaban con la ayuda de los guardias destinados allí. La plaza central sería el escenario principal. También se habían dispuesto mesas y sillas en otros espacios abiertos, para que aquellos que en el festival escogieran a su pareja pudieran hablar en intimidad.
Si bien el festival servía para reunir a quienes deseaban una pareja pero aún no tenían a nadie en mente, en la mayoría de los casos era más bien una ocasión para que parejas ya formadas se mostraran públicamente y declararan ante todos: «Estamos saliendo». A veces, incluso alguien con múltiples pretendientes aprovechaba la ocasión para elegir a una sola persona.
Asimismo, surgían situaciones inesperadas, como que alguien terminara escogiendo a una persona que no conocía de antes. Incluso los más mujeriegos, a quienes normalmente solían criticar por salir con varias a la vez, se convertían en el centro de atención.
—Puf... —suspiró Bahana—. Con esto, ya hemos terminado de decorar.
—Buen trabajo —la felicitó Sun.
Guardaron las escaleras y fueron a echar un vistazo a los avances en otras zonas mientras conversaban.
—¿Este año también te encargarás de la carne, tía Bahana?
—Qué va. Esta vez he pedido gestionar la barra.
Como cada año, se había asignado a algunas personas la tarea de recorrer las mesas repartidas por la aldea, sirviendo bebida a los enamorados y asegurándose de que todo marchara bien. También debían detectar y prevenir cualquier posible problema.
Bahana comentó que este año el festival prometía más sorpresas de lo habitual. No solo porque la población de la aldea había crecido, sino porque algunos de los guardias habían entablado relaciones cercanas con aldeanos. Además, varios de ellos tenían interés en Bellusha.
—Hmm... Pero la verdad es que ella está pegada al profesor todo el tiempo...
—¡Ja, ja, ja! Es verdad.
—Parece que vamos a presenciar un auténtico "festival de corazones rotos" —se rió Bahana.
Mientras hablaba, sus ojos se posaron en Elfiona, que se movía de un lado a otro por la plaza entre ramos de flores para la decoración. Con una sonrisa, comentó que en dos o tres años más se convertiría en una joven en edad casadera, y que tenía muchas ganas de verla. Los adultos que la rodeaban también la miraban con bondad.
Entonces, Elfiona se detuvo de repente y fijó la vista en el estrecho pasaje entre dos edificios.
—Fiona, ¿pasa algo?
Bahana le habló con curiosidad al ver que se quedaba inmóvil, observando un punto concreto. Sin apartar la mirada, la niña señaló hacia allí y murmuró:
—Dos guerreros...
En ese momento, se oyeron a dos personas moverse, seguido de voces murmurando quejas.
—No esperaba que hubiera soldados patrullando. Me alegra que este atajo siga igual.
—Esta aldea ha pasado por muchas cosas... Pero vaya, ese camino es un suplicio para mí.
—¿Eh...? ¿Thalys? —Sun pronunció ese nombre con sorpresa.
De entre los edificios, tras haber esquivado la vigilancia de los guardias de la entrada, apareció Thalys, el amigo de la infancia de Sun que había huido a Gazetta. Al parecer, había utilizado un antiguo pasaje que solían usar de niños. Detrás de él, se erguía otro hombre, un guerrero desvalido aún más alto.
Mientras los aldeanos los miraban desconcertados, Thalys divisó a Sun y su rostro se iluminó al instante.
—¡Sun! No puedo creer que haya podido verte nada más llegar... Nuestra conexión es tan...
Abrió los brazos para abrazarla, pero Bahana se interpuso y lo detuvo en seco.
—Fiona, ve a buscar al maestro. Rápido.
—Ajá...
Ella respondió brevemente y, sin dudarlo, se giró y salió disparada hacia casa de Zeshald. Su entrenamiento como ex aspirante a asesina le permitía moverse con una velocidad impresionante, por lo que atravesó la multitud en un abrir y cerrar de ojos.
—Bahana, no te metas.
—¿A qué has venido?
—¿No es obvio? A conquistar a Sun y llevármela conmigo.
—¿Qué?
Thalys había estado en Gazetta entrenando como guerrero y experimentando la vida fuera de la aldea. Con el tiempo, había ganado músculo y también algo de razón, y su fama de mujeriego había comenzado a apaciguarse. Al principio, intentó coquetear con las bellas mujeres extranjeras, pero poco a poco perdió el interés y empezó a pensar con seriedad en su futura esposa. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Sun encarnaba a su mujer ideal.
—¿Has venido expresamente al festival para secuestrarla?
—Más bien, cuando me di cuenta de que el festival se acercaba, me apresuré en venir.
Mientras Thalys y Bahana hablaban, los aldeanos comenzaron a murmurar entre ellos. También se acercaron guardias tras recibir el aviso. Se mantuvieron vigilantes por la presencia del otro guerrero desvalido, pero no tomaron medidas inmediatas, pues Thalys seguía siendo un ex miembro de la aldea.
—Sun, ven conmigo a Gazetta.
—No.
Su respuesta fue cortante. Pero él, como si lo hubiera anticipado, no se inmutó y empezó a enumerar todas las maravillas de ese país gobernado por desvalidos. Detrás de él, el otro guerrero asentía con los brazos cruzados.
—¡Sun!
—Vaya, vaya... Así que Thalys y un guerrero desvalido.
Una voz calmada interrumpió la escena. Yuusuke y Zeshald habían llegado. Detrás de ellos, Elfiona y Bellusha. La multitud se apartó instintivamente, dejando pasar al joven héroe de Fonkrank y al antiguo instructor de artes divinas de la corte.
—¡Yuusuke! ¡Profesor!
Sun corrió hacia Yuusuke y se ocultó tras él, igual que lo había hecho en el pasado con Zeshald. Se refugió en la espalda del joven, que llevaba puesto su uniforme negro. Thalys frunció el ceño al verlo, pero se recompuso enseguida y se giró con actitud desafiante hacia ellos.
—Hmpf. No parece que haya sido una orden directa del Rey Shinja.
—No. Ha sido completamente decisión mía. Algo personal, profesor.
Yuusuke y los demás escucharon el relato de Thalys y Bahana, y pronto entendieron la situación. El guerrero desvalido que lo había acompañado hasta Fonkrank era su instructor y, viendo la situación como un asunto romántico, había aprobado la idea de que él regresara a su aldea para conquistar el corazón de Sun. Además, si todo salía bien, esto podría servir como una excelente promoción de Gazetta como un lugar ideal para los desvalidos. Zeshald pensó que esa era la verdadera razón detrás de la decisión.
—Independientemente de tu entusiasmo, ¿no ves que Sun se niega a ir a Gazetta? —comentó Zeshald, insinuando que lo mejor sería que se diera por vencido.
—Sé perfectamente por qué —él lo ignoró y se giró hacia Yuusuke con determinación. Apuntándolo con el dedo, lanzó una acusación—. Conozco todos los rumores. Dicen que arrastraste a Sun a una batalla peligrosa.
—¿Eh? No. Yo no...
—Si la has hecho formar parte de la guardia, tarde o temprano la obligarás a mancharse las manos de sangre. ¡Yo jamás permitiría algo así!
—¡Oye! ¡Yo también estoy haciendo lo posible para que eso no pase...!
Antes de que Yuusuke pudiera explicarle que Sun había sido asignada como su asistente en la Patrulla del Dios Oscuro, el desvalido lo interrumpió. Con el deseo de demostrar la seriedad de sus intenciones, desafió en combate al héroe de Fonkrank.
—Mañana, en el Festival de Danza, resolveremos quién es más digno de ella. Yo me llevaré a Sun.
Un murmullo de asombro recorrió la multitud. Un guerrero de Gazetta desafiando al capitán de la Patrulla del Dios Oscuro por una aldeana... Era un espectáculo digno de un festival.
—¿Siempre fue así?
—E-Eh... —ante la confusión de Yuusuke, Sun solo pudo esbozar una sonrisa incómoda.
—Parece divertido. Yo también quiero ver de qué es capaz Yuusuke.
—¡Tía Bahana, por favor...!
Bahana al principio había recibido a Thalys con recelo, pero empezó a mirarlo con cierta aprobación. No solo había regresado por Sun, sino que su rostro ahora reflejaba una madurez que antes no tenía. Además, este tipo de situaciones le resultaban entretenidas.
«Bueno, gane quien gane, seguro que Sun no cambiará de opinión respecto a Yuusuke.»
Empezaron a preparar la plaza, recién decorada para el festival, para el enfrentamiento. Yuusuke se preguntaba si un guardia real podía aceptar un duelo así, y miraba a su alrededor con resignación. Sun trató de animarlo.
—Bellusha, ¿puedes preparar algunos remedios?
—Sí...
El Festival de la Danza estaba a la vuelta de la esquina. Zeshald decidió que valía la pena disfrutar del espectáculo y supervisar la pelea de los jóvenes. También se encargaría de que hubiera medicinas y equipamiento médico listo para cualquier herida.
—Ah, la juventud... —murmuró con un tono divertido.
hoohohooh gracias
ResponderEliminarlos comflictos amorosos de otras personas son tan divertidos XD
ResponderEliminarJajajajaja pos se los conflictos amorosos de otras personas son muy divertidos
ResponderEliminarSe subirá el nuevo cap hoy?
ResponderEliminarmuchas gracias
ResponderEliminarY mientras tanto... Yuusuke sigue actuando como si no se nada...,
ResponderEliminarGracias.