Otra semana más por aquí y con algunas novedades en la vida de Rou. ¡Disfruten!
-Xeniaxen
Novela original en japonés por: 金斬児狐 (Kanekiru Kogitsune)
Re:Monster
Traducción: Xeniaxen
Traducción: Xeniaxen
Día 465
Salmo Decadente del [Héroe Extraviado: Valiente de Lava – Gablerose] completado con éxito
Has recibido la habilidad rara [Rastreador de los Perdidos]
Has recibido [Tesoro Sagrado Deteriorado: Puños del Dragón de Lava Maldito – Lavanic Versad]
Has recibido [Cristal Maldito — Desastre del Dragón]
Has recibido [Lágrimas de Dragón Celestiales]
Has recibido [Cofre del Tesoro del Dragón de Lava]
Pensando en las novedades de haber derrotado a Gablerose, como lo de salmo decadente y el tesoro sagrado deteriorado, oré en silencio por un momento. Luego guardé su cabeza, su cuerpo y las recompensas en mi inventario.
Me comí una parte de su cola. Todavía estaba caliente. Tenía una buena textura, sin nada de grasa. Estaba deliciosa, extremadamente sabrosa. Era tierna pero consistente, por lo que tuve que masticarla bien. Cuanto más masticaba, más sabor soltaba. La boca se me llenó de felicidad. Si sabe así estando cruda, ¿cómo estará cocinada? Tengo que pedirle al Héroe de la Cocina que me la haga.
Por cierto, no noté ninguna [Maldición] al comerla, pero puede ser que no me afecte al ser yo. Le di un trozo a Minokichi y exclamó “Buuuuuff” con cara de felicidad. También generé unos goblins para probarla con ellos. A ninguno de ellos les hizo efecto la supuesta [Maldición].
Mejor. Llegados hasta aquí, solo nos quedaba extraer los minerales de la gruta antes de volver a casa.
Por un momento me olvidé de los goblins y cuando me giré para ver qué hacían, vi que estaban como bailando. Con movimientos gráciles, a veces girando sobre su propio cuerpo, estaban animados. Algunos tropezaban entre ellos pero la vista era magnífica. Seguramente, al haberlos creado igual que lo habría hecho para una pelea, sentían la necesidad de ejercitarse. Aunque se supone que debían tener cierta inteligencia, por lo que no sabía qué hacer con ellos.
Es raro que un ser invocado muestre tanta autonomía, así que decidí dejarlos ser felices un rato. Tal vez la carne del dragón les había activado.
Podía dejarlos allí, para que sobrevivan por sí mismos. Todos estaban bien equipados. Tenían una [Navaja Multiusos], un [Escudo], una [Armadura Ligera] y les di [Piel de Conejo]. Tengo de sobras, por lo que no me importa lo que hagan con ello.
Así, volvimos a ver al topo guardián. Le mostramos la cabeza de Gablerose. Su ojo derecho estaba intacto y era hermoso. Conservaba los cuatro colmillos afilados y bastantes más piezas dentales. Tenía cuatro cuernos de dragón a derecha e izquierda de la cabeza. Derramaba un poco de sangre, que se ve que puede ser venenosa o medicinal. Y en cuanto al cerebro, bueno, le quedaba la mitad. No tenía tan mala pinta, solo las heridas normales de una batalla.
Bueno, tampoco tenían que juzgarnos por eso.
El topo se asombró del tamaño de aquella cabeza. La tocó con cuidado, temblando, y se puso a llorar. Al pensar en su amigo... los sentimientos afloraron. Estuvo así durante un buen rato.
Al oír el ruidoso llanto de su compañero, otros guardias se acercaron a ver qué pasaba. Nos dijeron que tardarían un tiempo en arreglar el papeleo, así que decidimos volver con los demás.
Estoy cansado y quiero comer carne de dragón cocinada.
Día 466
A primera hora de la mañana, unos mensajeros del [Rey Dragón] vino a buscarnos donde nos alojábamos, en la mejor posada del tercer nivel. Eran un total de tres personas. Un diácono fortachón un poco viejo y dos dragones jóvenes, armados de pies a cabeza, que serían sus escoltas. El señor parecía ser el más fuerte de todos, pero bueno. (NT: En el catolicismo, un diácono es un servidor de Dios que sigue las órdenes de sus superiores. Como un asistente. Suelen ser chicos jóvenes.)
Por supuesto, venían a hablarnos de Gablerose.
En resumen, se extendieron enumerando todas las contribuciones y premios que habíamos conseguido, y nos dieron las gracias por ello. Con ello, ya podemos bajar hasta el cuarto piso. Además, nos dieron información muy detallada sobre las zonas de peligro y el paradero de Fauniligan. Y como recompensa especial por detener al yerno del [Rey Dragón], nos dieron un cofre con cincuenta escamas de dragón que parecían piedras preciosas.
Nunca pensé que el [Rey Dragón] nos daría un trato especial. Estaban nuevas y relucientes, no como las que se desprenden al mudar de piel. Estoy contento. Tener las escamas del dragón más poderoso del lugar es un material de primera.
Saqué una escama del cofre, que a su vez era una caja con grabados preciosos. Era del tamaño de una persona y brillaba con intensidad. Una verdadera obra de arte que tan solo por su apariencia ya era infinitamente valiosa. No era dura como los diamantes, pero parecía bastante resistente. Se podía doblar bastante y luego volvía a su forma original. Podría incluso ser un [Tesoro Sagrado].
Le entregué una a Minokichi que, sorprendido, se inclinó para darme las gracias.
El diácono y sus escoltas no parecieron estar conformes con mi manipulación de las escamas. Se les puso la cara roja, especialmente al hombre. Con el ceño fruncido, me miraban con los ojos entrecerrados. Aun así, cumplieron con su deber sin decir nada.
Entonces probé a comerme una. Era lo suficientemente dura como para romperle los dientes a alguien normal, como una galleta de arroz. Estaba deliciosa. Crujiente, con un sabor profundo a experiencia. El poder mágico del [Rey Dragón] concentrado en ella. Al mirarla de cerca, parecían tener como capas. Y el sabor cambiaba mientras la masticaba. Me la terminé en menos de un minuto.
Por alguna razón, los escoltas estaban pálidos y un sudor frío corría por la frente del diácono. Con la voz temblorosa, les dijo que mantuvieran la calma.
Creía que ya habían acabado y se irían en cualquier momento. Pero entonces el diácono me preguntó acerca de la muerte de Gablerose.
Dada la situación, creo que lo mejor habría sido explicárselo todo con tacto. Pero las recompensas me habían animado y quería compensarles con algo más espectacular.
Me puse a representar la escena transformando mi brazo de plata en una especie de marioneta. Kanami, Pelirroja, Herrera y los niños parecían emocionados, así que entré todo lo que pude en el papel. Sorprendentemente, el diácono tenía un artículo mágico para grabar en vídeo. Dijo que le haría llegar mi actuación le llegaría directamente al [Rey Dragón].
Fui dando forma a mi brazo para mostrarles cada escena. También generé un goblin con la habilidad [Bardo] para que interpretase un hilo musical. No tenía nada preparado, pero creo que salió considerablemente bien.
Intenté ser lo más veraz posible, pero para añadirle dramatismo, exageré el momento en el que Gablerose, en su último suspiro, recordó a su amada con una sonrisa. En vez de hacerle ascender al cielo, que es lo típico cuando mueres, hice que se hundiera en el suelo, ya que me pareció más acorde con las tradiciones de aquí.
Los escoltas derramaron alguna lágrima con el trágico final. El diácono cerró los ojos y pronunció una oración. Kanami y los niños me aplaudieron, entusiasmados. Me alegra que lo hayan disfrutado.
Luego nos replegamos cada uno por su lado. Después de despedirnos del diácono, salí de la posada para preguntarle más cosas al guardia topo. Aproveché para callejear un poco y ver qué tipo de habitantes vivían en el tercer piso. Había de todas las razas y en general parecían bastante fuertes. Era un sitio seguro. Los cuerpos de seguridad se tomaban en serio su deber. Todos iban bien vestidos y aseados. Las calles también estaban limpias. Tenían un buen nivel de vida. Compré ropa y algunos artículos mágicos, como minerales e ingredientes propios de esta zona.
Llegué a la posada temprano. Hoy elegí una de las más lujosas del tercer piso, llamada el Ágora de las Columnas. Destacaba por sus deliciosos platos de piedras comestibles y sus aguas termales. Realmente todas las piedras comestibles que he probado estaban buenísimas, así que veremos qué tal son las de aquí. En cuanto a las aguas termales, tenían tres manantiales, cada uno con efectos distintos. El primero era rosa, tenía propiedades purificantes, para limpiar cualquier impureza de la piel. El segundo era blanco, curaba heridas y enfermedades menores. El último era de color negro, servía para aumentar la fuerza y el poder mágico. Hacía tiempo que no me bañaba en aguas termales y me encantó. Me relajó muchísimo.
Después, cenamos piedras comestibles. Pedí un rocaenvuelto de aguapercas, que era un plato de piedras comestibles con pescado de cueva. Era la recomendación del día. Esperé con ansias a que me lo trajeran.
Me sirvieron un pez de cueva envuelto en varias piedras comenstibles talladas en rodajas finas como si fueran jamón, aunque en boca sabían un poco a queso. El aroma del pescado era inmejorable. ¿Estaba cocinado al vapor? Se cortaba fácilmente con cuchillo y tenedor. El sabor del pescado era suave, por lo que realzaba el de las piedras.
Kanami también pidió lo mismo. Estaba tan bueno, que no escatimamos en acompañarlo con sake. El Héroe de la cocina y las Hermanas estaban emocionadísimos de aprender nuevas formas de cocinar las piedras comestibles.
Satisfecho con la deliciosa comida de piedras comestibles, decidí volver a las aguas termales con mis mujeres (y Minokichi con la suya). Continuamos bebiendo y pasamos un rato muy agradable.
Nos esperan unos días ajetreados, así que eso nos vino genial para reponer fuerzas.
Acabo de leer el capítulo anterior y reviso para con alusión de ver si publicaban este y lo hiciste , gracias lo he estado leyendo creo que desde 2018, gracias por la dedicación
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