Hmm~ Pensaba que el Tomo 4 terminaba en estos capítulos pero se ve que conté mal. Por cierto, no lo siento si les jodí con el spoiler del banner XDDDD
¡Disfruten de la lectura!
-Xeniaxen
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator
Traducido por: Xeniaxen
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El hecho de que el Rey Cliffzah, que había huido de Ringwall, hubiera pedido protección al grupo de Hivodir llevó a la celebración de una reunión de emergencia en el Palacio de Volance.
Mientras tanto, la Patrulla del Dios Oscuro se estaba preparando para partir en cualquier momento hacia Trent Rietta. Después de la cena, discutieron qué hacer con Valerie y su séquito. Dado que ya conocían sus circunstancias y su relación con Viento Afilado, no los querían tratar como simples prisioneros. En su lugar, consideraron utilizarlos para influir en sus seguidores dentro de la organización y atraerlos a su bando. Sin mercenarios, Viento Afilado sería una fuerza reducida que dependería de las bestias mágicas. Si ella consideraba que las acciones de los tres oficiales eran una traición contra la casa Elfidras e instaba a los demás a rendirse, podría sembrar el caos y generar un impacto significativo.
—Esa es la propuesta que tenemos, ¿qué opinas?
—¿Que qué opino...? No es que tengamos otra opción. Haremos lo que decidas.
—Ya veo.
Valerie respondió encogiéndose de hombros, y los demás asintieron.
Después, Esvobus aprobó la propuesta de la Patrulla del Dios Oscuro. También lo hizo Cliffzah, quien estaba reorganizando su ejército con los supervivientes de la batalla en la frontera y los soldados que habían huido junto a él de Ringwall. Así, la participación de la líder de la casa Elfidras en la operación se reconoció, de manera no oficial, como parte de la estrategia de la Patrulla del Dios Oscuro. Valerie asumiría el papel de cooperar en la recuperación de la capital como un acto de redención en nombre de su linaje.
Al día siguiente, el grupo de refuerzo de Hivodir, junto con el ejército de Trent Rietta, comenzaron su avance por la carretera costera hacia Ringwall, bajo el liderazgo del Rey Cliffzah. Por su parte, la Patrulla del Dios Oscuro se dirigió a un pueblo cercano a la frontera que serviría como punto de tránsito hacia Ringwall, con el propósito de apoyar a las fuerzas de Hivodir. Según los cálculos de Vermeer y Welsh, era posible que una unidad de Delia-Lidea saliera a interceptarlos.
—Las tropas de Delia-Lidea suman dos batallones, con aproximadamente cuatrocientos ochenta mercenarios y, si están en plena formación, doce bestias mágicas.
—Eso significa que la cantidad de mercenarios en la capital debe rondar los mil... Sumando las fuerzas del grupo de refuerzo y el ejército de Trent Rietta, apenas llegamos a una cuarta parte de su número.
Basándose en la información de Hivodir y del Palacio Volance, Welsh hizo una estimación de la distribución de las tropas. Yuusuke calculó las fuerzas enemigas apostadas en Ringwall, y el resultado no era alentador. Aun así, Vermeer señaló un punto débil del ejército de Viento Afilado:
—Que todos sus mercenarios sean combatientes efectivos es una amenaza, pero mantener esa cantidad de efectivos a largo plazo no es viable.
—Es probable que el oficial general Fortress esté planeando incorporar al personal militar que quedó en la capital —agregó Welsh, intentando leer su estrategia.
Si Viento Afilado lograba reclutarlos, podrían sumar cerca de dos mil soldados adicionales. Pero...
—Bueno, si la mentalidad de la población no ha cambiado, dudo que se unan a ellos.
—Sí... Tiene sentido —convino Yuusuke.
Las constantes sucesiones monárquicas y el sistema de transmisión del trono demostraban que los habitantes del país no estaban acostumbrados a revoluciones ni rebeliones. Mientras seguían avanzando, planificaron estrategias para coordinarse con Hivodir. Finalmente, llegaron a la ciudad dormitorio cerca de la frontera.
En el cuartel general del Viento Afilado, instalado en el palacio real de Ringwall, el oficial general Fortress analizaba la información que tenían. En ese momento, el oficial financiero Izaac entró en la sala con pasos pesados, tras haber renovado los contratos para la defensa de la capital y pagado a los mercenarios.
—¡Maldita sea, esto es un gasto imprevisto! Si seguimos a este mismo ritmo, ¡no tendremos fondos suficientes para llegar hasta la próxima estación!
El intento de reclutar a las tropas de Trent Rietta que aún permanecían en la capital había fracasado, y el agotamiento de los fondos era una creciente preocupación para el oficial financiero. El hecho de que el Rey Cliffzah siguiera con vida, junto con la presencia de tropas de Fonkrank cerca de la frontera y los movimientos de la Patrulla del Dios Oscuro, actuaban como un factor disuasorio. Incluso entre los burócratas, casi nadie se inclinaba abiertamente a apoyar a los tres oficiales.
Los discursos motivacionales sobre el auge del imperio de Trent Rietta como una nación poderosa en una nueva era no estaban dando resultados. La mayoría de la población parecía estar esperando y observando la situación. Izaac expresó su enojo, molesto por la actitud oportunista del pueblo, pero Fortress, con calma, compartió su visión:
—Si lográramos derrotar a la Patrulla del Dios Oscuro y demostrar nuestra fuerza, la gente se uniría a nosotros.
—¿Y eso es posible? Estamos hablando de un grupo que, a pesar de ser su primer enfrentamiento, logró acabar con las bestias modificadas que teníamos en fase experimental.
—Si no, perderemos la guerra. Pero sí, creo que tenemos posibilidades de éxito.
Fortress explicó su plan. Primero, esparcirían el rumor de que, si Fonkrank recuperaba la capital, Trent Rietta caería bajo su dominio militar. La vida del pueblo estaría regida por normas estrictas, perdiendo la libertad que habían disfrutado hasta ahora. Después, insinuarían que la alianza militar contra Gazetta no era más que una excusa del Rey Cliffzah para ceder el gobierno de Trent Rietta, y que el país acabaría perdiendo su soberanía. Finalmente, afirmarían que la sublevación de Viento Afilado había sido un acto necesario para evitar esa traición.
—Si logramos contener a los de Fonkrank y al ejército de Cliffzah, la población se pondrá de nuestro lado.
Creían que, afortunadamente, la Patrulla del Dios Oscuro solo contaba con una pequeña unidad, ya que parte de sus fuerzas estaban reteniendo a las tropas de Gazetta. Sabían que estaban planeando reunirse en Ringwall con los refuerzos que descendían por la costa.
—Podemos defender la capital con los mercenarios y las bestias de guerra.
Las flautas mágicas que el enemigo había adquirido del laboratorio no eran muchas. Aunque incluso un uso rudimentario de estos artefactos podía afectar a las bestias modificadas, en Ringwall había actualmente cincuenta de ellas. Que los otros tuvieran cinco o seis no afectaría tanto.
—La oficial militar dirigirá la operación con un batallón de la capital y las fuerzas de élite de la organización. También utilizaremos la guarnición de Delia-Lidea para interceptar a la Patrulla del Dios Oscuro.
—Ya veo. Así que también contamos con las tropas de Delia-Lidea... Estamos hablando de la unidad más poderosa de Fonkrank, pero no llegan ni a cien efectivos. Si desplegamos nuestras élites y casi tres batallones...
Izaac reflexionó sobre la composición de las tropas. Estimaba que la Patrulla del Dios Oscuro tenía unos setenta efectivos. Aunque su lado también había sufrido bajas en los combates previos, su ejército sumaría al menos novecientos treinta soldados entre los tres batallones y las tropas de élite. Incluso con pocas bestias mágicas, esta vez podrían ganar.
—Bien. De momento enviaremos un destacamento para frenar el avance de la Patrulla del Dios Oscuro.
Mientras tanto, los dos batallones de Delia-Lidea se unirían a un batallón de Ringwall, reforzados con tropas de élite, para formar un grupo de interceptación. Una vez reunidos, lanzarían un ataque total sobre la Patrulla del Dios Oscuro, a la que el destacamento inicial se encargaría de frenar hasta entonces. El objetivo del destacamento no era otro que obstaculizar la marcha rápida de los carruajes. Si usaban bestias de guerra, podrían bloquear eficazmente la asistencia al movimiento con artes aéreas, dificultando su avance.
—La Patrulla del Dios Oscuro debería llegar mañana al pueblo que conecta Ringwall con la carretera principal. Lo más probable es que el enfrentamiento tenga lugar en algún punto intermedio.
—Vamos algo justos de tiempo... En cualquier caso, hay que acelerar la movilización de las tropas de Delia-Lidea y dar la orden de salida a la oficial militar.
Izaac salió de la sala con el mismo estruendo con el que había llegado, pero Fortress lo detuvo antes de que se marchara.
—Espera un momento. Hay algo que me preocupa... Los asesinos que enviamos tras la señorita Valerie no han regresado.
—¿Eh? Ahora que lo dices, tampoco he recibido noticias de los subordinados que envié tras ese mocoso desvalido.
Izaac se echó a reír, como si hasta ese momento lo hubiera olvidado por completo, pero Fortress, con su expresión imperturbable, señaló los problemas que surgirían si Valerie seguía con vida.
—Todavía hay miembros dentro de la organización que la consideran la líder legítima. En especial, si esa información llegara a oídos de la oficial militar...
—Mmh... Eso sí que sería un problema. ¡Me encargaré de ello de inmediato!
Con el rostro ensombrecido tras la advertencia de Fortress, Izaac respondió con firmeza. Esta vez, salió definitivamente de la sala de mando.
La Patrulla del Dios Oscuro pasó la noche en una posada cercana a la frontera, donde ya habían estado antes, bajo el pretexto de investigar los daños causados por las bestias mágicas. Se estaban preparando para la marcha forzada que los aguardaba al día siguiente. Según el plan, partirían temprano por la mañana, harían una parada en un pueblo intermedio para almorzar y luego avanzarían por la carretera en formación con el cuerpo de guardias de refuerzo de Hivodir para atacar Ringwall.
—Primero, el cuerpo de guardias atacará al frente, y nosotros irrumpiremos desde el flanco.
—Pero... Los que pueden participar en el ataque, apenas serán unos cuarenta, ¿no?
—Así es. Por eso, la mayoría tendrán la orden de proteger al capitán.
—Eso significa que...
Vermeer lo dijo sin rodeos: el plan asumía desde el principio que Yuusuke sería la clave de la ofensiva. Con la amenaza de las bestias mágicas bajo control gracias a la producción en masa de flautas mágicas, el único problema real era la cantidad de mercenarios. Un gran número de ellos se había concentrado en los alrededores de Delia-Lidea debido al incidente del laboratorio, y parecía que Viento Afilado los había reclutado casi en su totalidad. Habían considerado la opción de traer mercenarios desde Fonkrank, pero aparte del coste, los mercenarios no solían tener mucho trabajo en su país, así que no había suficientes para reunir un ejército significativo.
—Mmm... Si tuviéramos recursos como en Paula, podríamos apañarnos de alguna manera. Pero atacar directamente va a ser difícil.
—Bueno. Nuestra misión es atraer la atención del enemigo y apoyar al ejército. La defensa y el hostigamiento son su especialidad, ¿no, capitán? —Vermeer le dio una palmada en el hombro con una sonrisa.
«¿Confían en mí, eh...?»
—¿Yuusuke?
Era de noche. En la plaza desierta de la posada, Yuusuke miraba el cielo, donde las nubes se deslizaban algo más densas de lo habitual. Al escuchar la voz de Sun, se giró.
—¿Eh? ¿Qué pasa, Sun? ¿No puedes dormir?
—No... Es que te vi y pensé que podríamos hablar un rato.
Ambos comenzaron a caminar sin rumbo por las tranquilas calles de la posada. Hacía tiempo que no tenían un momento para conversar con calma. La batalla decisiva podría llegar al día siguiente, así que pasar esa noche hablando no le parecía una mala idea.
Cuando encontraron un buen lugar, Yuusuke activó su personalización y generó un banco con un elegante diseño francés. Se sentaron juntos.
—¿Te preocupa algo?
—¿Me ves preocupado?
—Sí.
—Ya veo.
Fue un intercambio breve. Pero en esas simples palabras se reflejaba la confianza mutua. El viento nocturno soplaba frío, reduciendo la distancia entre ellos. Entonces, Sun tomó una decisión atrevida.
—Cuéntamelo, no te guardes nada. Yo también... quiero decirte algo, Yuusuke.
Al pronunciar esas últimas palabras, se sonrojó levemente. Yuusuke entendió de inmediato en qué estaba pensando, y su reacción fue enrojecer también, aunque al mismo tiempo se sintió un poco abatido. Ese pequeño gesto disipó parte de su tensión y, finalmente, comenzó a hablar en voz baja sobre lo que últimamente no dejaba de rondarle la cabeza: su propia posición en todo esto.
En un principio, debería haber pasado los días en el palacio, entreteniendo a Violet de vez en cuando y dedicándose a ampliar su visión del mundo en una especie de búsqueda personal. Sin embargo, sin darse cuenta, había terminado en el campo de batalla, teniendo que actuar de nuevo en su papel de héroe y teniendo que cumplir con las expectativas de todo el mundo.
—Zhahid me dijo algo una vez. Si alguien posee la capacidad de lograr algo y elige no utilizarla, entonces, si existe una razón de peso para esa decisión, se podría considerar que está cumpliendo con su deber. Pero si simplemente no quiere usarla, entonces está renunciando a su responsabilidad y tomando la opción más cómoda.
Desde que fue invocado en este mundo, Yuusuke había sido testigo de cambios significativos. Antes de su llegada, muchas conspiraciones se fraguaban en las sombras sin salir a la luz. Tal vez algunas nunca habrían llegado a concretarse. Pero, ya fuera por la naturaleza del Dios Oscuro o por simple casualidad, se veía envuelto en acontecimientos sin comerlo ni beberlo. Y cuando decidía involucrarse, las cosas escalaban aún más.
—Cuando Vermeer me explicó el plan, me di cuenta de que no tengo suficiente determinación.
—¿Determinación?
Siempre había respondido a las situaciones que surgían. Se había implicado activamente en cosas como la fabricación de vehículos, el cultivo de musgo o el desarrollo de medicamentos. Pero su interés se limitaba a lo que tenía cerca. Ante el mundo en su conjunto, su actitud era pasiva. Incluso la propuesta de la ley para proteger a los desvalidos había surgido a raíz de la historia personal de Hisotta. No había sido un desafío consciente a la lógica de este mundo. Y, sin el respaldo de Violet, probablemente no habría logrado nada.
—Al final, todo ha sido una serie de casualidades.
En Blue Garden, se había limitado a construir fortalezas y murallas. Puso empeño en ello, sí, pero no hizo nada que estuviera fuera de su misión. En Noscentes, lo único que hizo fue huir y defenderse de los ataques. No intentó detener activamente la invasión de Shinja. Ni siquiera la clausura del laboratorio había sido algo que él mismo hubiera impulsado. Mirando hacia atrás, se daba cuenta de que solo se había dejado llevar por los acontecimientos.
A pesar de haberle dicho a Violet «Exploremos el mundo juntos y ampliemos nuestros conocimientos», la realidad era que ni siquiera intentaba conocerlo ni involucrarse en él. En esta batalla, la estrategia se basaba en su poder, y estaba dispuesto a responder a esas expectativas.
—¿Sun?
—Yuusuke, lo estás haciendo bien. No te preocupes.
—¿Tú crees?
—Sí. Además, no tienes por qué forzarte a hacer algo si no quieres —Sun apoyó el rostro contra su pecho y siguió hablando en voz baja—. No importa que seas el Dios Oscuro o cualquier otra cosa que te llamen. Tú eres tú, y deberías vivir como quieras.
—Ya veo. Ja, ja... Creo que me estoy presionando demasiado.
Entonces, él recordó las palabras que él mismo le había dicho a Raazsha tiempo atrás: «Solo tienes que ser tú misma».
—Otra vez. ¿Ves? No sonrías forzado.
Y también recordó lo que Raazsha le había dicho en respuesta. Su cuerpo se tensó de inmediato. Había estado interpretando el papel que los demás esperaban de él, esforzándose en ajustarse a esa imagen. Pero no estaba siendo él mismo.
—…
—Es difícil, ¿verdad? Aunque digas que debo vivir como yo mismo elija, ¿qué significa eso realmente?
Sun se separó ligeramente y, con las mejillas sonrojadas, alzó la mirada hacia él. Luego, extendió su mano con cuidado, rozándole la mejilla con sus finos dedos.
—Ehm... Esto...
—Yuusuke... Tú mismo lo dices, no tienes mucha determinación... Así que...
Sun se fue acercando a su rostro lentamente. Sus labios estaban cada vez más cerca, y Yuusuke sintió que su corazón se aceleraba. No sabía si era su propio latido o si su habilidad de personalización captaba el ritmo del corazón de ella, pero el sonido retumbaba en sus oídos.
Cuando sus narices se rozaron, Sun cerró los ojos con suavidad. Se quedó quieta, con la respiración temblorosa y cálida rozando los labios de Yuusuke. Él tampoco se movió.
La calidez de sus dedos en su mejilla latía al mismo ritmo que su propio pulso. Una lágrima se deslizó por el rostro de Sun y cayó silenciosa. Ese pequeño gesto empujó a Yuusuke.
Con sus brazos, cubiertos por el uniforme negro de la patrulla, rodeó la espalda de Sun, vestida con su habitual atuendo blanco de asistente. La estrechó con suavidad, como si la oscuridad envolviera la luz.
—Mmh…
Tal vez solo era una forma de evadirse de la realidad. «Pero, aunque solo sea por ahora...», pensó. Por un momento, Yuusuke se dejó consolar por la calidez de Sun, por su dulce fragancia y por el suave contacto de sus labios.
(Xeniaxen: ¡No esperaba que fuese Sun quien se lanzara...! ¡Me ha sorprendido!)
82
La mañana siguiente, tal como estaba previsto, la Patrulla del Dios Oscuro partió temprano y, antes del mediodía, ya habían llegado a la aldea que servía como punto de relevo. Mientras reponían agua y tomaban el almuerzo para prepararse para la batalla de la tarde, llegó un mensaje de Hivodir: un pequeño contingente enemigo había salido de la capital y se dirigía hacia ellos. También se había confirmado que las tropas de Delia-Lidea avanzaban por la carretera principal. Vermeer dedujo que el enemigo había enviado esta unidad de distracción para facilitar el movimiento de las fuerzas de Delia-Lidea, que irían a defender Ringwall.
—¿Quiere que salgamos nosotros a hacer reconocimiento?
—Sí. Mejor asegurarnos de que no haya emboscadas.
La unidad de Hinke, que había hecho la propuesta a Yuusuke, estaba compuesta en su mayoría por especialistas en apoyo de movimiento y transmisión de información, lo que la convertía en una excelente opción para labores de exploración. Yuusuke ensambló rápidamente un pequeño vehículo motorizado y lo puso a disposición del equipo de Hinke.
—¡Bien! ¡Vamos a dar una vuelta! —exclamó Hinke con entusiasmo, subiendo a la motocicleta con un compañero detrás.
—No hagas ninguna locura.
Mientras tanto, frente a la puerta norte de Ringwall, las tropas de apoyo de Hivodir y el ejército de Trent Rietta, comandado personalmente por el Rey Cliffzah, formaban sus filas a lo largo de la carretera costera. Detrás de la tosca muralla improvisada que Viento Afilado había levantado, se veía a los mercenarios moviéndose con prisa. «Si aún no han organizado completamente su defensa, es un buen momento para tantear sus fuerzas», pensó Hivodir.
Para la mayoría de los comandantes de la unidad de refuerzo, todos seleccionados de la guardia de palacio, esta era su primera batalla. Antes de lanzarse a un combate a gran escala, debían acostumbrarse al campo de batalla con pequeños enfrentamientos.
Avanzaron poco a poco hasta alcanzar la distancia de ataque de sus artes divinas. Al percatarse de ello, Viento Afilado comenzó a desplegar mercenarios con arcos. Como su ejército solía utilizar bestias mágicas, que interferían con las artes divinas, su principal opción para ataques a distancia eran las armas convencionales.
En ese momento, un explorador informó a Hivodir que habían detectado una unidad saliendo por la carretera occidental de Ringwall. Se había unido a las fuerzas que venían de Delia-Lidea, y se movía en formación de tres batallones.
—¿Intentarán atacar por nuestro flanco o la retaguardia?
—No... Seguramente quieran acercarse al grupo de Yuusuke... ¿Puede que su objetivo sea la Patrulla del Dios Oscuro?
Hivodir ordenó enviarles un mensaje de advertencia. En ese momento debían estar avanzando por la carretera. No obstante, las artes aéreas de transmisión, que hasta antes del mediodía habían funcionado sin problemas, no lograron llegar. Eso confirmó sus sospechas: si la comunicación no llegaba, significaba que algo estaba interfiriendo con ella desde el bosque que separaba ambas carreteras.
—Seguramente es obra de esa pequeña unidad que salió esta mañana.
Sin perder tiempo, organizó un pequeño grupo de mensajeros y asistentes de movimiento para que se dirigieran a la ciudad costera y contactaran con la Patrulla del Dios Oscuro. Al mismo tiempo, comenzó a analizar las fuerzas enemigas que aún permanecían en Ringwall para determinar cómo atacar.
—En la capital deben de quedar unos dos batallones de mercenarios... Más o menos el doble que nuestras fuerzas.
Pero la situación no era desesperada. Era un número considerable, pero seguía siendo mejor que enfrentarse a un enemigo cuatro veces superior. Hivodir ya no era el mismo que había luchado en la muralla de Paula o contra los asaltantes de la aldea desvalida. Había ganado experiencia y confianza.
Aun así, los otros comandantes novatos no estaban igual de tranquilos. Sus rostros mostraban la tensión del momento. Hivodir los observó un instante, asintió para sí y luego, con calma, comenzó a hablar. Todos los presentes dirigieron su atención al capitán.
—En mi primera batalla, el ejército de Gazetta irrumpió en medio del conflicto, y la situación cambió varias veces. Fue un desastre. Cuando me enfrenté a los asaltantes de la aldea desvalida, estuve completamente solo, sin apoyo, al borde de la muerte. Pero, de alguna forma, logré salir adelante. Mientras no os dejéis llevar por el miedo y permanezcáis alerta, podréis sobrevivir.
Así, compartiendo su experiencia en combate para infundir ánimo en sus compañeros, Hivodir dio la orden de iniciar el ataque para recuperar Ringwall, en coordinación con el ejército de Trent Rietta.
No mucho después de que la Patrulla del Dios Oscuro partiera de la aldea del almuerzo, la unidad de exploración de Hinke, que iba por delante, regresó apresuradamente. Habían detectado ondas de interferencia de artes divinas. Según su informe, parecía que había bestias mágicas al acecho.
Ante esa información, Yuusuke decidió repartir flautas mágicas a todos los miembros. Al ver aquello, Welsh abrió los ojos de par en par y preguntó a Yuusuke con incredulidad:
—S-Señor Yuusuke... ¿E-Estas flautas mágicas son auténticas?
—¿Hmm? Ah, bueno, son copias, pero he verificado con artes aéreas que emiten la misma frecuencia que las originales.
—¿Copias...?
Welsh se había estado preparando para ofrecer sus propias flautas mágicas en caso de un enfrentamiento con bestias mágicas, pero nunca habría imaginado que se podrían replicar en tal cantidad en tan poco tiempo. Quedó abrumado por la destreza de los artesanos terrestres de Fonkrank. Si eran capaces de reproducir objetos con mecanismos internos tan complejos, entonces su nivel técnico debía de ser altísimo.
Lo que Welsh no podía ni imaginar era que todas esas copias las había hecho Yuusuke solo. Aún desconocía el verdadero alcance de sus habilidades.
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—¡Oye! ¡¿Qué diantres está pasando?! ¡Esos tipos no han dejado de usar artes divinas!
—¡Algo raro pasa con las bestias mágicas! ¡Haced vuestro trabajo de una vez!
—¡Están usando más flautas mágicas que nosotros! ¡Hay que eliminarlos!
—¡¿Y cómo demonios quieres que demos en el blanco a tanta distancia?!
En la batalla ante la muralla del norte de Ringwall, habían sido desplegadas todas las bestias mágicas, salvo unas pocas enviadas para frenar a la Patrulla del Dios Oscuro. Ahora bien, todos los comandantes de la guardia de refuerzo de Fonkrank poseían flautas mágicas y las tocaban sin descanso, desbaratando el control sobre las bestias mágicas y logrando así neutralizarlas.
El ejército de Viento Afilado había basado su estrategia en la interferencia de las bestias mágicas contra las artes divinas, pero ahora esa táctica se había vuelto en su contra. La guardia de Fonkrank tenía una potencia de fuego superior en el intercambio de ataques a distancia con artes divinas. Al impedirles recurrir a sus cargas en oleadas para aprovechar su superioridad numérica en combate cuerpo a cuerpo, las fuerzas mercenarias quedaron a merced del enemigo. En cuestión de momentos, fueron empujadas hasta la muralla por el ejército de Trent Rietta.
—¡Maldita sea! ¡Defended la puerta cueste lo que cueste! ¡No los dejéis entrar!
—Oficial financiero, ¿a dónde va?
—¡A ver a Fortress! ¡Vuelvo enseguida!
Sorprendido por la inesperada neutralización de las bestias mágicas, el oficial Izaac ordenó la defensa total antes de dirigirse apresuradamente al cuartel general en busca de una solución.
—¡No podemos seguir así! ¿Podemos pedir que vuelvan parte de las tropas enviadas contra la Patrulla del Dios Oscuro?
—Agh... ¡¿Cómo han logrado producir tantas flautas mágicas?! La situación es bastante desfavorable...
—¡Más que desfavorable! ¡¿Cómo demonios han conseguido tantas flautas...?!
—Esto de las bestias mágicas es un problema, pero también nos han informado que la señorita Valerie está con la Patrulla del Dios Oscuro.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué coño dices?! ¡No tiene sentido!
Si eso era cierto, era muy posible que el enemigo tuviera información detallada sobre su organización. Además, ahora que conocían el estado real de sus fuerzas, estaba claro que no podrían sostener la lucha por mucho tiempo.
Pero no querían perder la capital. Fortress envió una orden para que la mitad de los tres batallones que avanzaban por la carretera oeste regresara. Como las bestias mágicas ya no servían más que de estorbo por su gran tamaño, las retiraron temporalmente y optaron por aprovechar su superioridad numérica para resistir de algún modo.
—Ya hemos frenado a la Patrulla del Dios Oscuro, así que dejemos el resto a la oficial militar. Centrémonos en defender la capital y esperemos la llegada de los refuerzos.
—¡De acuerdo!
Izaac asintió ante la propuesta de Fortress y salió a toda prisa a supervisar la defensa de la muralla.
La Patrulla del Dios Oscuro avanzaba por la carretera occidental cuando llegaron a la zona donde Hinke había detectado las ondas de interferencia. De inmediato, las artes aéreas de apoyo al movimiento se volvieron menos efectivas, y la velocidad de los carruajes comenzó a disminuir.
Los guardias responsables del transporte informaron del problema, lo que confirmó la presencia de bestias mágicas. Ante esto, todos los combatientes descendieron de los vehículos y se posicionaron alrededor de ellos, listos para repeler un posible ataque. Mas tras un tiempo en guardia, se percataron de que no había señales de una emboscada inminente.
—Si nos retrasamos más, solo le estaremos dando más tiempo a Viento Afilado para prepararse.
—Entonces, ¿aceleramos el paso...? —dijo Yuusuke, y se quedó pensando por un momento—. Pero si no tenemos artes aéreas de asistencia, llegaremos cansados.
A la velocidad actual, las bestias mágicas que se ocultaban en el bosque podrían seguirles fácilmente. Si seguían recibiendo interferencias, tardarían más de medio día en llegar a Ringwall. Antes de continuar, era necesario eliminar a las bestias cercanas y neutralizar las ondas de interferencia.
—Si todos tocamos la flauta y las ondas se debilitan, Hisotta podrá localizar a las bestias para que enviemos un equipo de caza. ¿Os parece bien?
—Suena razonable —asintió Vermeer—. Tomaré algunos hombres de las unidades de Hinke y Zaisha, y los combinaré con mi grupo y el de Zhahid para encargarnos del exterminio.
Tras discutirlo, Yuusuke decidió que su guardia personal se quedaría protegiendo los carruajes, junto con la unidad de Hisotta, Valerie y el resto del equipo escolta.
Una vez reorganizadas las fuerzas y confirmadas sus posiciones, alzaron sus flautas y soplaron al unísono en dirección al bosque. El efecto fue inmediato. Las bestias mágicas que hasta entonces habían estado generando interferencias quedaron aturdidas por la música de los instrumentos.
—Están el bosque... a la izquierda del camino: hay dos al frente, tres a los lados y la última que está más adentro. Percibo dos fuentes de artes aéreas, y una tercera en la derecha del camino, desplazándose a velocidad de marcha.
Aprovechando la momentánea distorsión en la interferencia, Hisotta rastreó con precisión la ubicación de los enemigos. Las dos presencias de usuarios aéreos debían de pertenecer a los domadores de bestias. Según Welsh, las formaciones estándar de estas unidades consistían en un domador por cada dos bestias mágicas, lo que significaba que podría haber un tercer domador escondido cerca.
—¡Desde la izquierda, en el bosque!
—¡Entendido! Nos ocuparemos de ellos.
—Encárgate. Zhahid, ve a por los de delante.
—De acuerdo.
Vermeer y Zhahid, con sus respectivos escuadrones, se adentraron en el bosque, aún tocando sus flautas. Yuusuke y Sun permanecieron atentos al enemigo oculto en el lado derecho del camino. El grupo de Valerie también se unió a la ofensiva. Aunque las interferencias afectaban ligeramente su desempeño, ella había envuelto su brazo en llamas en preparación para la batalla.
Las bestias mágicas, confundidas por la superposición de órdenes de las flautas de ambos bandos, comenzaban a rascarse furiosamente detrás de las orejas o a frotar sus cabezas contra el suelo, tratando de aliviar la irritación que les causaban las señales contradictorias. Incluso una sola de estas criaturas era un adversario temible, pero ahora, completamente aturdidas, no eran muy distintas de bestias salvajes ordinarias.
—¡Ahí!
—¡Dale!
Siguiendo la trayectoria de la flecha de Sun, una corriente de fuego se deslizó entre los árboles hasta desaparecer. Un grito desgarrador de una bestia mágica resonó en la distancia, y la débil onda de interferencia que envolvía la zona se disipó por completo.
—No vayas a incendiar el bosque —comentó Yuusuke con cierta preocupación.
—Sé controlar la intensidad de mi fuego —respondió Valerie con un deje de humor.
Poco después, ya habían eliminado todas las bestias mágicas ocultas. Los domesticadores que sobrevivieron huyeron hacia el interior del bosque, probablemente, replegándose hacia Ringwall.
—El plan ha salido bien.
—Sí. Hay que prepararnos para partir cuanto antes...
—¡Capitán! Tenemos un mensaje urgente de la guardia de refuerzo...
Con la desaparición de la interferencia, los mensajeros de Hivodir, que avanzaban hacia la ciudad costera mientras buscaban una rendija para comunicarse, lograron hacer llegar un informe de alerta. Una fuerza enemiga equivalente a tres batallones se dirigía hacia la carretera occidental.
—Tres batallones...
—Eso son casi novecientos soldados... —calculó Hinke—. ¡Es demasiado, joder!
—El ejército de Viento Afilado cuenta con un total de cinco batallones. Si dos de ellos permanecen en Ringwall, significa que nos doblan en número —analizó Zhahid.
—Nos quieren eliminar primero —dedujo Vermeer.
(Xeniaxen: Atención, porque se viene mucho texto.)
Ahora todo tenía sentido. El destacamento de bestias mágicas al que se enfrentaron momentos antes estaba compuesto por un grupo pequeño diseñado específicamente para obstaculizar su avance. La situación se había tornado crítica. Enfrentarse a la fuerza enemiga era una locura, pero si la Patrulla del Dios Oscuro se retiraba, la unidad de tres batallones podría darse la vuelta y lanzar un contraataque contra los de Hivodir. Estos se verían obligados a retirarse antes de que les cortaran la ruta de escape. Y aunque desde Sanc Adiet enviaran refuerzos de emergencia, tardarían al menos tres días en llegar.
Solo tenían dos opciones: retirarse y asumir que la operación para recuperar Ringwall había fracasado, o resistir durante tres días, atrayendo al menos a la mitad de la fuerza enemiga hasta que llegaran los refuerzos de Fonkrank.
Para lograr esto último, no podían simplemente atrincherarse en una fortaleza construida por Yuusuke. Con una desventaja numérica tan grande, se verían obligados a permanecer en constante ofensiva, sin descanso, lo cual era prácticamente imposible.
El único camino viable parecía ser la retirada. Pero si se retiraban, el grupo de Hivodir caería, lo que significaría la derrota tanto de Trent Rietta como de Fonkrank.
«¿Qué debo hacer...?». El peso de la decisión recaía sobre Yuusuke. Los demás guardaban silencio, conscientes de la gravedad de la situación, esperando su respuesta. Como líder de la patrulla, él era el único que podía tomar esta decisión.
Mientras reflexionaba, sintió la mano de Sun sujetando la suya en un gesto de apoyo.
«Estrategia y tácticas... Solo tengo experiencia en juegos de simulación. No tenemos suficientes efectivos y, sin recursos, ni siquiera puedo usar mi habilidad de personalización para retener o atrapar al enemigo. No es como en Paula...»
¡La Gran Muralla de Paula! La imagen de los enormes muros defensivos de la ciudad apareció en su mente.
Entonces, con la mirada baja, Yuusuke notó algo moverse a sus pies. Unas piedras sueltas y pequeños terrones de tierra, removidos probablemente por el combate. Entre ellos, un gusano anillado retorciéndose lentamente en la tierra.
—¡...!
En el instante en que se dio cuenta, Yuusuke tuvo una revelación. Abrió el menú de personalización y comenzó a operar. Se desplazó unos pasos y repitió el proceso.
Los guardias lo observaron con extrañeza. Cada vez que el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro empleaba su habilidad, realizaba una serie de movimientos que parecían un ritual peculiar. Mientras ellos se preguntaban qué estaba haciendo, Yuusuke cerró el puño con determinación y sonrió con una expresión llena de entusiasmo. El murmullo a su alrededor cesó de inmediato.
Sin dudarlo, Yuusuke abrazó a Sun con fuerza, haciéndola sonrojar, y luego se giró hacia los miembros de la patrulla para anunciar su decisión:
—Podemos hacerlo.
El primer paso del plan era simple. Primero, convertiría en materiales una porción del suelo dentro de un área determinada. Esto era lo mismo de siempre. Luego, haría lo mismo en otra sección alejada del primer punto. Hasta aquí, nada nuevo. Sin embargo, la clave estaba en el siguiente paso: conectaría ambos puntos con una estructura en forma de barra creada a partir de material personalizado y los agruparía como un solo objeto.
Hasta ahora, cuando convertía en material un terreno A y otro B ubicados en diferentes lugares, estos se manejaban como objetos separados, A y B. Esto significaba que, al construir alojamientos o pequeñas fortalezas, tenía que ensamblar cada parte por separado, uniendo los materiales progresivamente. Por ejemplo, la base se hacía con materiales de A a C, las murallas exteriores con materiales de D a F, y las paredes interiores con materiales de G a I.
Lo que acababa de idear era diferente: en lugar de tratar cada segmento de manera individual, agruparía los materiales A, B y C en un único objeto desde el principio, permitiéndole aplicar personalización a gran escala de una sola vez. Prepararlo llevaría algo de tiempo, pero una vez agrupados, el proceso sería mucho más ágil.
Cuando construía alojamientos o pequeñas fortalezas, añadir o ensamblar los materiales llevaba tiempo. No obstante, desmantelarlas era casi instantáneo, ya que, una vez formadas, se consideraban un solo objeto. Yuusuke nunca había pensado en agrupar los materiales desde el inicio porque nunca había sido necesario, pero ahora esa omisión se había convertido en una ventaja.
Tras anunciar que se enfrentarían al enemigo en lugar de retirarse, Yuusuke ordenó que los no combatientes se replegaran con los carruajes hacia la retaguardia y comenzó a preparar la estrategia. Convocó a Vermeer, Zhahid y Welsh para discutir los detalles.
—Vaya... Ha ideado un plan bastante audaz.
—Pero si es el capitán, es factible.
—Soy un forastero, así que desconozco el alcance del poder del señor Yuusuke, pero si necesita información para su estrategia, pregunte lo que sea.
—Bien, para empezar...
Todos confiaban en el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro y comenzaron a trabajar en sus respectivas tareas.
La carretera tenía un ancho suficiente para que dos carruajes pasaran en direcciones opuestas, lo que significaba que, alineados en formación de combate, cabrían cinco soldados de frente. Aunque en una batalla podían desplegarse más allá de la carretera, utilizando el área del bosque, el problema surgía con el transporte de tropas. El terreno del bosque cercano no era precisamente llano, lo que significaba que el enemigo solo podía mover sus carruajes por la carretera principal. Por lo tanto, la cantidad de soldados que podían viajar a la vez estaba limitada.
Dado este contexto, era probable que el enemigo reuniera a sus tropas en algún punto intermedio de la carretera, antes de continuar a pie. Si se agrupaban demasiado pronto, tendrían que recorrer una mayor distancia a pie, lo que los fatigaría y ralentizaría su avance. Por otro lado, si se reunían demasiado tarde, podrían verse obligados a entrar en combate sin haber completado su formación.
Para anticiparse al enemigo, Yuusuke empezó por determinar el punto en el que las tropas de Viento Afilado se reagruparían, para prever el lugar de encuentro con la Patrulla del Dios Oscuro.
Mientras llevaban a cabo los preparativos, un explorador del ejército de Trent Rietta trajo una noticia que podría inclinar la balanza a su favor. De los tres batallones enemigos, aproximadamente la mitad había regresado a Ringwall.
Según informó Hisotta, la guardia de Hivodir, a pesar de estar en desventaja numérica, estaba logrando contener al ejército de Viento Afilado en la puerta norte de Ringwall. Al parecer, la neutralización de las bestias mágicas estaba surtiendo efecto.
—Confiaron demasiado en las bestias mágicas —murmuró Welsh con seriedad.
—Bien, ya tenemos la ubicación exacta del enemigo y hemos determinado el punto probable del enfrentamiento. Vamos, Hinke.
—¡Sí! Ya era hora.
Montado en la pequeña motocicleta, Yuusuke partió hacia la carretera para preparar su gran trampa. Mientras tanto, los demás se encargaron de los ejercicios de simulación con las tropas para afinar la ejecución del plan.
Si todo salía bien, conseguirían una victoria absoluta. Y si fallaban, al menos el daño no sería catastrófico.
«Ahora es cuando demostraré de lo que soy capaz...»
Gracias por lso capitulos
ResponderEliminarGracias por el capitulo.
ResponderEliminarMe gusta mucho la empecé el viernes y el lunes me acabé el tercer volumen un
Sun ♡
ResponderEliminarGracias por el capitulo :D
ResponderEliminargracias por los capis :D
ResponderEliminargracias por el cap
ResponderEliminarGracias por los capitulos n n
ResponderEliminarSun... Bien hecho, pues si Mahoma no va a la montaña, la motanña va a Mohama.
ResponderEliminarAhhh chicos, chicos... en el momento en el cual decidieron ir en contra de Yuusuke perdieron la guerra.
Sun es la mejor solo una pregunta si existe alguien que me pueda responder ellos solo se besaron o hicieron mas?
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