22/03/2016

WCC - 41, 42, 43, 44, 45



Me enfadé bastante este fin de semana porque Degel no me había entregado sus capítulos (los cuales tuvo dos semanas para hacer) y me puse a traducir más y más mientras lo esperaba. Así que, de algún modo, deben agradecerle a él que hoy haya 5 capítulos (????). En fin... Digo esto porque él se comprometió a hacer también 5 para la semana que viene, así que si no los tiene, pueden ir a reclamarlo en su blog XDDD. Es broma, sé que estuvo malito y después tuvo un imprevisto.


-Xeniaxen


PD: Es posible que el jueves haya una sorpresita~




Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator



Traducido por: Xeniaxen


41

—Decidido. Los compensaremos así.

Unos días después de la reunión no oficial y secreta entre la princesa Violet de Fonkrank y el rey Shinja de Gazetta, tuvo lugar la cumbre oficial entre la reina Rishause de Blue Garden y el rey Esvobus de Fonkrank en la Fortaleza Deernorth.

El primer tema que abordaron fue la compensación a las familias de las víctimas del incidente de la Fortaleza Gearhawk. Se acordó que Blue Garden cubriría las indemnizaciones a todas las familias afectadas con los bienes personales confiscados al ex líder supremo Izapnar.

Cabe mencionar que, al revisar estos bienes, antes de la reunión, se descubrió que aproximadamente la mitad eran robados. Todo apuntaba a los miembros de la Brigada de Fuego, que desaparecieron el mismo día de la revuelta interna. Su paradero, junto con una parte restante de los bienes, seguía siendo desconocido. No obstante, las joyas y metales preciosos que hallaron eran suficientes para cubrir el asunto.

Luego, la conversación se centró en un tema de mayor preocupación para ambos reinos: la amenaza que representaba el reino de Gazetta. En concreto, el rey Esvobus preguntó a la reina Rishause si creía que Gazetta estaba detrás de los recientes ataques a aldeas desvalidas dentro de las fronteras de Fonkrank. Lo hizo para evaluar cuidadosamente su reacción.

—No creo que estén implicados.

—¿Lo dice porque conoce el carácter de su rey?

—Así es. Me parece imposible de su parte.

—Entiendo...

Aunque el rey Esvobus no lo mencionó, tenía información de primera mano de la Patrulla del Dios Oscuro, liderada por Yuusuke Tagami, así como sobre la reciente visita de Shinja a la ciudad. También sabía que Yuusuke era, probablemente, el verdadero "Dios Oscuro". Esto lo descubrió cuando Zeshald solicitó la creación de una reliquia divina, un detalle que ni siquiera sus consejeros conocían. Según su fuente más fiable, el autoproclamado "habitante del bosque", había mucho más en juego.

—Me gustaría tratar un asunto más delicado —dijo el rey Esvobus, despidiendo a los presentes para continuar la conversación en privado. Entonces, preguntó directamente sobre la relación personal entre la reina Rishause, el rey Shinja y Gazetta en general—. Me gustaría conocer sus verdaderos sentimientos sobre cómo piensa lidiar con Gazetta y con el rey Sinha en particular.

—¿Con respecto a Shinja...? —después de un breve momento de duda, ella comenzó a compartir sus pensamientos—. Shinja... No, el rey de Gazetta, está poseído por un espectro del pasado.

Explicó que el clan blanco, que es una comunidad de desvalidos, y la sociedad de los usuarios de artes divinas habían prosperado y caído en decadencia en un ciclo continuo. Shinja estaba atado a las enseñanzas del clan blanco, que dicen que Kaltcio es así y este es el curso correcto de la historia. Ella aspiraba a liberar de esa atadura a los desvalidos, cumpliendo así con el ideal de coexistir y prosperar juntos que su difunto padre había defendido.

—Vaya... Parece que estáis bastante bien informada sobre Gazetta y los del clan blanco —dijo el rey Esvobus, algo desconcertado por la profundidad de los detalles sobre el funcionamiento interno de Gazetta.

Hasta ahora, lo que se sabía sobre el reino de los desvalidos se limitaba a rumores: parecía existir, dado que poseían una fuerza militar propia, pero su verdadera naturaleza era completamente desconocida. Esto cambió recientemente, cuando el rey Shinja compareció en el campo de batalla liderando un ejército de guerreros desvalidos. Fue entonces cuando se hizo evidente que los descendientes del antiguo Imperio del Clan Blanco seguían existiendo.

—Cuando era pequeña, pasé un tiempo viviendo en un asentamiento del clan blanco.

De hecho, el clan Thule, la familia real de Blue Garden, es descendiente de un grupo usuarios de artes divinas (conocidos en aquel entonces como los "colorados") que, hace dos mil años, convivían con el clan blanco, antes de la caída de su Imperio. Cuando eso ocurrió, algunos huyeron junto a los desvalidos hacia las montañas del suroeste del antiguo imperio; otros tomaron rutas distintas, atravesaron el bosque de Trent Rietta y cruzaron el lago para escapar del dominio de lo que ahora es Noscentes. De este modo, lograron sobrevivir y transmitir sus ideales a las generaciones venideras.

El ideal de coexistencia y prosperidad mutua que Rishause defendía era un principio propuesto por un antiguo Dios Oscuro, que el clan Thule había transmitido de generación en generación.

—¿Un Dios Oscuro de la antigüedad...?

—Así es. Esto también tiene que ver con el hecho de negar la Fe en los Cuatro Grandes Dioses, pero...

Entonces habló sobre los secretos que guardaba Gazetta, sobre el Dios Oscuro y los Cuatro Grandes Dioses. Durante su infancia, cuando vivía con su padre y el anterior rey de Gazetta en el asentamiento del clan blanco, descubrió la verdad sobre el origen de la Fe en los Cuatro Grandes Dioses. Aunque el concepto se utiliza para dar sentido a ser una nación de usuarios divinos, la propia Rishause creía que en realidad era una invención.

—Eso significa...

—La idearon quienes reinaban tras la muerte del Dios Oscuro wizard, que descendió en Kaltcio hace mucho tiempo.


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Mientras la reina Rishause y el rey Esvobus discutían en la Fortaleza Deernorth sobre temas que podían poner patas arriba los fundamentos de este mundo, en el distrito de clase media de Sanc Adiet, en la tienda de Sorzak, nacía un invento destinado a revolucionarlo todo.

—Por ahora solo hemos conseguido implementar dos velocidades...

—Creo que, para empezar, es más que suficiente. Iremos aumentando la potencia y la escala poco a poco.

Habían finalizado un prototipo de caja de cambios, un proyecto en el que llevaban tiempo trabajando. Gracias a la habilidad [Creación Personalizada] de Yuusuke habían logrado reducir el desgaste de los engranajes y ejes, además de mejorar la fluidez, consiguiendo un diseño silencioso. Yuusuke duplicó el prototipo completo y le entregó la copia a su subordinado, para que continuara investigando. Se llevó consigo el original para integrarlo en un vehículo y avanzar en su aplicación práctica. Así, identificaría problemas y procedería a solucionarlos.

—Entonces, nos vemos a final de mes.

—Sí, espero con ansias los resultados de sus pruebas.

De regreso en sus aposentos del palacio, Yuusuke buscaba algo en su habitación. El prototipo de la caja de cambios tenía forma de caja, de unos cuarenta centímetros por lado, con un eje que sobresalía. Utilizaba un motor como base, al que se acoplaban múltiples engranajes para incrementar la fuerza de rotación. Aunque la velocidad de giro no era óptima, había incrementado la potencia considerablemente.

—Veamos... Por ahora, puedo probar a instalarlo aquí.

Yuusuke encontró un "vehículo" adecuado. Abrió el menú de personalización y empezó a trabajar en la integración del prototipo.

—¡Yuusuke! ¿Tienes algo interesante?

Al enterarse de que había vuelto de la tienda de Sorzak, la princesa entró en la habitación. Sin embargo, se detuvo de golpe al abrir la puerta.

Sentado en un sillón, Yuusuke se deslizaba poco a poco por la habitación. Había acoplado la caja de cambios y cuatro ruedas a las patas del sillón, creando un "sillón motorizado", y estaba probando su funcionamiento.

—¡Ja, ja, ja, ja! ¿¡Pero qué es eso!? —exclamó Violet, encantada con el sillón motorizado—. ¡Déjame sentarme a mí también!

Sin esperar respuesta, se lanzó sobre el regazo de Yuusuke.

—¡Oye, oye! Pero... parece que incluso así puede moverse. Tiene suficiente potencia.

—¡Sun! Ven tú también.

—¿Eh?

—¿Qué?

Una voz sorprendida respondió a la invitación de Violet. Cuando Yuusuke miró hacia la puerta, vio a Sun, que estaba allí de pie, un poco tímida. Al parecer, la princesa también la había traído sin avisar. Últimamente, la desvalida se había acostumbrado a llevar vestidos, y entró en la habitación con cierta reserva.

—Ehm... Con permiso.

Con cuidado, se sentó al lado de Violet, en el lado izquierdo del regazo de Yuusuke.

—¡Oh, puede aguantar el peso de los tres sin problema!

—¡Es impresionante!

Con esas frases que le recordaban a un anuncio de un gran almacén, Yuusuke se dio cuenta del éxito del experimento. La potencia del prototipo de la caja de cambios permitía mover el sillón incluso con tres personas encima. Si continuaba perfeccionando el diseño, la visión de crear un vehículo que reemplazara a los carruajes no parecía tan lejana.

—Yuusuke, ¿estás bien con nuestro peso encima? —preguntó Sun, mostrando preocupación al notar que él no decía nada.

—Ah, sí, no te preocupes...

—¡Je, je! No te preocupes, Sun. Lo está gozando con el roce.

—¿¡Qué!?

—¡Oye! ¡Bajad ya de aquí! —protestó Yuusuke, fingiendo enfado.

—¡Pero si es como montar a caballo! —respondió Violet, sin darle importancia.

Mientras tanto, Sun agachó la cabeza, sonrojada, intentando esconder su vergüenza.




Mientras el ajetreo habitual continuaba en la habitación de Yuusuke, apareció el capitán Krielov, encargado de la seguridad personal y la educación de la princesa, que llevaba rato buscándola por todo el palacio.

—Sabía que estaría aquí, Su Alteza. Es hora de sus clases de...

La escena que se encontró lo dejó atónito por unos segundos. Yuusuke estaba en un sillón con ruedas, con Violet y Sun sentadas sobre sus piernas, mientras el sofá corría por la habitación a todo trapo. Aunque desconcertado, Krielov parecía haber desarrollado cierta tolerancia con este tipo de situaciones, pues solo tardó unos instantes en recuperar la compostura.

—¡Nooo...! ¡Justo ahora que me estaba divirtiendo tanto...!

—No sea tan caprichosa, por favor —respondió Krielov con firmeza, mientras arrastraba a la princesa fuera de la habitación, ella haciendo un berrinche de niña pequeña.

Yuusuke simpatizó en silencio con la paciencia que debía tener el hombre. Luego, él y Sun intercambiaron una sonrisa.

—¿Te has acostumbrado ya a la vida en el palacio?

—Sí, aunque me da un poco de miedo acostumbrarme demasiado a tanto lujo. Podría resultarme difícil volver a la vida en la aldea.

—Tiene sentido, la verdad.

En el palacio, había sirvientes que realizaban tareas como recoger agua cada mañana, preparar la comida o incluso vestirse. Era fácil olvidarse de hacerlo uno mismo.

—Por lo que vi de Shinja la última vez, no parece que vuelva a intentar nada contra ti, pero... ¿te apetecería volver a Rufk cuando la situación se calme?

—Puede que sí... Ah, pero no quiero molestar al profesor.

—Uff... Sí, es verdad.

—Además, el viaje se hace largo.

Incluso con el apoyo de un sistema de propulsión avanzado para los carruajes, ir y venir de la aldea de Rufk tomaba su tiempo. Si pudiera construir un camino utilizando piedras conectadas, como en la Gran Muralla de Paula, podrían viajar instantáneamente. No obstante, eso requería una cantidad inmensa de piedras, lo que lo hacía poco viable.

—Tengo alguna idea para eso, aunque de momento solo está en fase de diseño.

Había comenzado a idear un método de transporte basado en movimientos instantáneos continuos, aprovechando las propiedades de su habilidad de personalización. En la ciudad de Sanc Adiet, ya había logrado desplazarse instantáneamente intercambiando losas del suelo, y si lograba perfeccionar ese concepto, podría conseguir una movilidad increíblemente eficiente con pocos recursos.

—Aunque, claro, es un método que depende de mi habilidad, así que no serviría de mucho si yo no estoy.

Mientras tanto, Yuusuke y Sorzack estaban avanzando con el desarrollo del sistema de propulsión que podría permitir la creación de vehículos similares a los autobuses, capaces de transportar a muchas personas por todo Kaltcio. Por ahora, eso no era más que una visión utópica que ambos compartían en sus conversaciones.

—De momento, lo importante es conseguir algo que funcione bien en la ciudad.

—¿Quieres decir que este sillón motorizado podría acabar usándose por la ciudad?

—Bueno... sería curioso, pero no es exactamente la idea.

Yuusuke imaginó por un momento una ciudad con sillones rodando por las calles y no pudo evitar reírse. Aun así, decidió centrarse en lo que quería: crear un kart para Violet. Con eso en mente, comenzó a desmontar el sillón motorizado.


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En el centro de las vastas llanuras de Kaltcio había un enorme lago, conocido como Lago Reflejo Lunar. Al otro lado, frente a Fonkrank, se alzaba el antiguo reino de Noscentes, cuya historia se remontaba a un pasado muy antiguo. Su capital, la antigua ciudad de Patricia del Norte, alberga un edificio crucial para el país: la Sala del Consejo Divino. Allí se reúne el Consejo Divino, el órgano que debate a diario las políticas nacionales y toma las decisiones de estado.

En Noscentes, se selecciona a dos representantes de cada grupo étnico que reside en la antigua capital para formar parte del Consejo Divino. No obstante, como la selección de los representantes no refleja la voluntad popular, en la práctica se trata de una dictadura ejercida por unos pocos.

En ese momento, el Consejo Divino estaba reunido para discutir estrategias contra Gazetta y el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro de Fonkrank.

—Pasemos al informe. Han confirmado el vínculo entre Gazetta y el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro.

—Según inteligencia, Gazetta busca atraer al capitán a su territorio para aprovecharse de sus habilidades especiales.

—Se dice que ese tal Yuusuke, el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, fue criado en una aldea de desvalidos, ¿no es así?

—Ahí es donde Gazetta intenta infiltrarse...

El Consejo Divino analizó la conexión entre Yuusuke y los desvalidos. En sus recientes acciones, él había impulsado una ley para protegerlos. Si bien destacar su vínculo con Gazetta podría debilitar su posición en Fonkrank, también existía el riesgo de que eso provocara su deserción, lo que solo beneficiaría al clan blanco. Ante esa situación, surgió la propuesta de intentar atraer al capitán de la Patrulla del Dios Oscuro hacia su propio lado, lo que llevó al Consejo a debatir sobre su verdadera identidad.

—¿Qué opináis sobre que Gazetta trate a Yuusuke como un Dios Oscuro?

—No podemos confirmar si realmente lo es o si simplemente lo están alabando como tal.

—Aun así, supuestamente, si Ayuukas, que se dice que aún vive en algún lugar de Gazetta, vio esa profecía, entonces podría ser el auténtico.

—En ese caso, debemos asegurarnos de capturar al Dios Oscuro o destruirlo a toda costa.

Al igual que el clan blanco de Gazetta, los miembros del Consejo Divino también conocían la existencia y el propósito del Dios Oscuro. Esa información se había transmitido durante generaciones dentro de las familias que habían ocupado el Consejo Divino desde tiempos inmemoriales. Entre estas leyendas figuraba el nombre de Ayuukas Ikudut, considerada la heralda de la llegada del Dios Oscuro, cuya búsqueda había continuado durante siglos.

—El lugar donde se encuentra oculta Ayuukas, probablemente en algún asentamiento del clan blanco, sigue siendo un misterio, por lo que no podemos verificar la autenticidad del Dios Oscuro...

—Por ahora, centrémonos en observar los movimientos de Gazetta y Fonkrank.

—¿Y qué hay de Blue Garden?

—¿Ese reino golpeado por Fonkrank hace poco? Pronto desaparecerá.

El complot de Noscentes se encaminaba a fingir que los ataques del ejército de Gazetta a las aldeas desvalidas, bajo el pretexto de ejecutar a los disidentes, eran en realidad parte de una conspiración de Fonkrank para eliminarlos. Además, al utilizar al desertor Volmes, pretendían simular que Blue Garden lo estaba orquestando todo desde las sombras, avivando así un conflicto a tres bandas entre Blue Garden, Fonkrank y Gazetta. No obstante, el plan se había suspendido temporalmente mientras evaluaban la situación.

En la cuna de la Fe de los Cuatro Grandes Dioses, los descendientes de quienes erigieron esa creencia analizaban la procedencia del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro y llegaron a una conclusión:

—Entonces, ¿estamos de acuerdo en seguir esta estrategia para atraerlo?

—Sí... Parece que puede funcionar.

Cuando se aprobó el plan para captar a Yuusuke, uno de los presentes dejó escapar una observación, sin ocultar su desdén hacia la naturaleza del proyecto:

—Al final, sea la época que sea, los héroes siempre se tachan de lujuriosos.





42

Cuando el rey Esvobus regresó de la reunión y se anunciaron los acuerdos firmados con Blue Garden, finalmente se reanudaron los intercambios entre ambos países. Aunque nunca estuvieron en conflicto oficialmente, la mayoría de los comerciantes se abstenían de comerciar entre ellos. Esto provocó que el comercio, previamente paralizado, se reactivara, estabilizando los precios tanto en las ciudades de Fonkrank como en las de Blue Garden.

—¡Oh, Yuusuke!

Yuusuke había salido a hacer compras al barrio de clase baja para preparar su próximo anillo de artes divinas cuando, en una calle de la zona alta, se encontró con Hivodir, miembro de la Patrulla de Fuego.

—Hola, ¿ya te has recuperado de tus heridas?

—Sí, gracias a las artes acuáticas, ya estaba curado ese mismo día. Además, me dieron descanso un tiempo, así que estoy perfectamente. ¿Otra vez vas allí? —preguntó casualmente, mostrando interés en su salida.

Ambos caminaron por las calles conversando sobre temas triviales. Hivodir, que antes solía moverse siempre en carruaje por la ciudad, ahora podía verse con frecuencia caminando por su cuenta. Cuando llegaron cerca de la puerta del distrito de clase media, el noble vio a una mujer que acababa de girar la esquina corriendo y se dirigió a ella:

—¿Qué ven mis ojos? ¡La señorita Rasanaasha! Hoy también estás radiante.

—Oh, Hivodir, cuánto tiempo sin verlo.

Al notar la mirada de Yuusuke, que claramente preguntaba «¿Quién es?», él le susurró: «Una princesa cantarina».

En Sanc Adiet existían seis princesas cantarinas, consideradas las cortesanas más prestigiosas. Rasanaasha era la tercera en rango. Su cabello y ojos eran de un azul celeste, con una melena que llegaba hasta la cintura, ligeramente ondulada en las puntas. Su apariencia recordaba a la reina Rishause de Blue Garden, aunque Rasanaasha tenía un aire más accesible y modesto.

—¿Te diriges a ver al rey Esvobus?

—No, solo a un burócrata.

Recientemente, varios burócratas que habían asistido a las reuniones en la Fortaleza Deernorth la habían estado llamando con frecuencia. Hivodir asintió, comprendiendo la situación. Rasanaasha, riéndose con cierta amargura, comentó que le habían estado regalando vestidos hermosos, lo que la alegraba, aunque también le generaba un pequeño dilema.

—Bueno, me disculpo, pero tengo prisa.

—No te detendré más, lamento la interrupción.

—Adiós a usted también, Yuusuke.

Rasanaasha se marchó en un carruaje del palacio, mientras Yuusuke e Hivodir la observaban alejarse. Hivodir murmuró, como buscando la aprobación del capitán:

—Su parecido con la reina de Blue Garden está causando furor.

—¿Qué dices? —preguntó Yuusuke, ladeando la cabeza.

Con un gesto teatral, Hivodir se llevó la mano al mentón y, con aire presumido, comenzó a explicar:

—Como parece que no lo entiendes, déjame resumirte el significado de la conversación de hace un momento.

—Claro.

Los burócratas habían estado solicitando más frecuentemente los servicios de Rasanaasha. Como parte de esas solicitudes, le enviaban vestidos caros y deslumbrantes. Sin embargo, todos los vestidos eran bastante similares entre sí. En resumen, estaban usando a Rasanaasha, con su cabello azul, ojos claros y edad comparable, como una especie de "doble" de la reina de Blue Garden, para... **********. (NT: En el original tampoco es explícito, sino que dice algo como «Murmullo, murmullo». Creo que ya se puede interpretar lo que quiere decir.)

—¿Como un cosplay...? —dijo Yuusuke, haciéndose el tonto.



La cantarina Rasanaasha llegó a la lujosa mansión de un conde. La llevaron a una habitación privada, donde no había más que una cama con dosel, adornada con un diseño sencillo pero de gran calidad, que desprendía un aire de opulencia. A pesar de que visitaba esta residencia aproximadamente una vez al mes, no era para cumplir con sus deberes como cantarina.

Desde un rincón junto a la ventana, oculta tras gruesas cortinas, el dueño de la mansión habló:

—Es trabajo, Naasha.

—Entiendo...

—El Consejo Divino ha ordenado evaluar la posibilidad de persuadir al capitán de la Patrulla del Dios Oscuro para que deserte, o al menos enviarlo como embajador a Noscentes.

—¿Desertar, dice...?

El conde era un simpatizante encubierto del Consejo Divino de Noscentes dentro de Foncrank. Rasanaasha, que había obtenido su posición como princesa cantarina gracias al respaldo del conde, desempeñaba funciones de inteligencia y persuasión. En esencia, era una espía.

El encargo que le transmitió en esta ocasión era lograr que el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro desertara hacia Noscentes.

—Convencerlo para que deserte podría ser complicado, considerando las condiciones privilegiadas de las que disfruta ahora.

—Lo sé, por eso te necesitamos a ti.

Mientras le explicaba cómo aprovechar la supuesta debilidad del capitán hacia las mujeres, el conde se sentó al borde de la cama. Rasanaasha se arrodilló frente a él, apoyando su cabeza sobre sus rodillas. El hombre hizo deslizar sus dedos ásperos entre el cabello azul claro de ella, suave como la seda.

—Seguro que has oído los rumores.

—Sí, todos hablan de ello.

El plan era seducir al capitán usando el encanto de Rasanaasha, pero sin provocar los celos de la princesa Violet, manteniendo así una relación prudente. Lo importante era establecer cercanía y ganarse su confianza. Rasanaasha debía acabar insinuándole que en Noscentes había una cultura más liberal respecto a ciertos temas. También revelaría que ella era originaria de allí y que planeaba regresar pronto, aunque a regañadientes, ya que tenía una hermana menor que la necesitaba aquí. El conde había previsto incluso mencionar a un supuesto pretendiente noble de Noscentes, para crear un aire dramático que pudiera captar la atención del capitán. Además, tendría a su disposición esa hermana ficticia, para reforzar la narrativa. Al parecer, el rol de "hermana menor" era el preferido de Yuusuke, según sus fuentes.

Por otro lado, él trabajaría en los niveles más altos del palacio para promover la colaboración entre ambos estados como aliados frente a una amenaza común: Gazetta. Bajo esta premisa, buscaría que la Patrulla del Dios Oscuro fuese enviada como embajadora a Noscentes.

—Confío en ti. Haz lo necesario para atraerlo.

—Entendido.

El conde acarició suavemente la mejilla de Rasanaasha, quien se incorporó al instante. Este gesto era la señal habitual de que su audiencia había concluido. De forma anecdótica, el conde tenía una peculiar inclinación: encontraba satisfacción en acariciar el cabello de las mujeres.

—Ah, y aquí tienes lo de este mes. Asegúrate de cuidar bien de tu salud.

—Ah... Muchas gracias.

El conde le entregó un pequeño frasco que contenía un líquido de un azul intenso. Rasanaasha lo guardó cuidadosamente en su pecho, como si fuera un objeto precioso, y abandonó la mansión.



En el camino de regreso, tras comprar un anillo para personalizar, Yuusuke decidió hacer una parada en la tienda de Sorzak, en el distrito de clase. Al pasar por un parque situado junto al muro que ofrecía una vista del distrito de clase baja, divisó a Rasanaasha apoyada en la barandilla, con la mejilla descansando sobre una mano, sumida en sus pensamientos.

La expresión de ella, diferente de la que mostró cuando se encontraron esa misma mañana, tenía un aire melancólico que llamó su atención.

—Oh, buenas tardes.

—Ah, hola.

Al ver que la miraba, ella le dirigió una sonrisa natural, aunque él percibió que intentaba disimular la expresión sombría de instantes antes.

—¿Ha salido de compras?

—Bueno, algo así.

Su maquillaje era ligero y apenas perceptible, igual que su fragancia, que solo se notaba si uno se fijaba con atención. No llevaba prácticamente accesorios, pero su apariencia transmitía una belleza natural y encantadora, no intimidante, acompañada de una sonrisa serena que inspiraba confianza.

Como su destino era en la misma dirección, caminaron juntos hasta la tienda de Sorzak, y aprovecharon la ocasión para conversar.

—Pero los rumores no siempre son fiables. Yo pensaba que usted sería alguien mucho más temible.

—Prefiero no saber qué dicen esos rumores...

—Ji, ji. De hecho, cuando nos conocimos esta mañana, estaba bastante nerviosa.

Rasanaasha, que tenía cierta confianza en su atractivo como mujer debido a su trabajo como cantarina, confesó que los rumores que circulaban sobre los "gustos" del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro la habían hecho sentirse inquieta.

—Temía que pudiera fijarse en mí.

—Qué mal.

Entre risas y comentarios distendidos, la conversación fluyó fácilmente hasta que llegaron a la tienda de Sorzak. El trayecto se le hizo sorprendentemente breve a Yuusuke.

—Bueno, me despido aquí.

—Claro. Hasta otra.

Después de hacer una leve reverencia a modo de despedida, Rasanaasha cruzó la calle y se fue. Yuusuke entonces entró en la tienda, haciendo sonar la campana de la puerta.



Nada más cruzar la puerta, Sorzak se abalanzó hacia él desde detrás del mostrador con una energía desbordante.

—¡Esa mujer! ¿No es una princesa cantarina?

—Sí, lo es.

—¿La ha comprado?

—¡Claro que no!

Algo desconcertado por la efusividad de Sorzak, le explicó que simplemente se la había encontrado en el parque y habían estado charlando mientras caminaban. El rostro del comerciante reflejaba una profunda envidia. Las princesas cantarinas eran cortesanas de altísimo rango que solo atendían a altos funcionarios del palacio. Tener una relación personal con una de ellas ya era motivo de admiración (o de celos) para los demás.

—Seguro que los rumores se volverán a avivar...

—No jodas...

Con un tono inexpresivo, Sorzak provocó a Yuusuke. Exasperado, el joven insistió en que no estaba involucrado en ningún tipo de relación personal con la chica.

—No creo que haya llegado a la misma relación que tiene con la princesa, pero... ¿no frecuenta al menos a las cantarinas del distrito?

—No, para nada.

—¿En serio? ¿Ni un poco? ¿Acaso la princesa se lo ha prohibido?

—No, no es eso...

Sorzak se llevó una mano al mentón, inclinó ligeramente la cabeza como si reflexionara y, de repente, golpeó la palma de una mano con la otra.

—¡Ah, claro! Debe de ser que solo le interesan las chiquillas... —dijo sonriente y con expresión de satisfacción.

—¡No es eso! ¡No vayas por ahí!

—Ah... Entonces, ¿quizás los hombres...?

—¡Que no!

Tal vez impulsado por los celos hacia el del pelo negro, que parecía ser capaz de charlar con una cantarina sin esfuerzo, Sorzak no paraba de lanzarle provocaciones absurdas.



Yuusuke, ya en su habitación del palacio, tras terminar de fabricar un anillo, disfrutaba de un momento de descanso. Como de costumbre, Violet se había instalado en su cuarto para juguetear con sus prototipos, acompañada por Sun, que la seguía a todas partes. Mientras tanto, Yuusuke aprovechaba para desahogarse sobre lo que le había ocurrido ese día.

—Me estuvieron molestando todo el rato...

—¡Ja, ja, ja! En cierto modo, es inevitable.

Las cantarinas eran consideradas el epítome de la feminidad y el lujo. Su atractivo no se limitaba al aspecto físico; muchos hombres también se sentían atraídos por su amabilidad envolvente.

—¿Yuusuke, no tienes interés en las mujeres?

—No digas eso con un tono tan preocupado, Sun.

Yuusuke intentó dejar claro que, de hecho, sí que tenía interés.

—Pues para ser así, aún no le has dado ningún beso a Sun, ¿no?

—¡¿Eh?! ¡Violet! No tenemos esa relación...

—¿De verdad que no? ¿Estás segura?

—¡Ah! Espera, ahí no... ¡Ah!

Entre risas, Violet comenzó a juguetear con Sun, tocándola ligeramente por todas partes. Ese tipo de bromas desenfadadas eran algo que solo podía ocurrir en la habitación de Yuusuke. En la habitación privada de la princesa siempre había sirvientes presentes, y en el cuarto de invitados de Sun, los guardias permanecían atentos afuera. Si hacían el más mínimo ruido dentro, corrían el riesgo de que alguien irrumpiera diciendo: «¡¿Qué está pasando aquí?!».

—¿Qué pasa, te da vergüenza? —Violet se abrazó a Sun por la espalda y le susurró al oído—. No me digas que no te habías dado cuenta...

—N-No... Yo... Yo no... —balbuceó Sun, toda roja y sin saber qué decir.

Algo abrumado por la efusividad de las chicas, Yuusuke suspiró con resignación y apartó a la princesa traviesa.

—Tienes que pararle los pies, Sun. Violet, no la molestes tanto.

—Parece que el que no se da cuenta de nada eres tú.

—¿Eh?

Violet se encogió de hombros mientras que Yuusuke, sin comprender nada, inclinó la cabeza confundido ante las provocaciones.

—Qué difícil lo tienes, Sun. Te compadezco...

Con un suspiro, la desvalida asintió en silencio, confirmando esas palabras sin necesidad de más explicaciones.





43

—¡Hola, buenas!

—Oh, buenas tardes, Yuusuke. Últimamente nos encontramos mucho, ¿verdad?

Habían pasado varios días desde que Yuusuke reanudó los patrullajes. Mientras recorría los distritos de clase media y baja, había empezado a cruzarse frecuentemente con Rasanaasha. Él pensaba que tal vez antes ya se cruzaban y no se había dado cuenta, pero desde que se conocieron, se saludaban cada vez que coincidían, lo que hacía que ahora le pareciera que se encontraban más a menudo.

—¿Estás de servicio hoy también?

—Algo así. ¿Tienes alguna historia interesante?

—En Sanc Adiet está todo como siempre —comentó ella—, pero he oído que han abierto un nuevo burdel en Noscentes.

—¿En Noscentes...?

—Sí, es que yo soy de Patricia del Norte.

Aprovechando la conversación, mencionó que allí vivía su hermana. Con un tono que dejaba entrever algunos problemas familiares, explicó:

—Mi hermana es una chica normal. Sabe que soy cantarina, pero cuando vuelvo a casa de vez en cuando, acabamos discutiendo por mi trabajo.

—Se preocupa por ti, seguramente.

—Sí, también lo creo.

Yuusuke disfrutaba de la conversación, pero al mismo tiempo evitaba tocar el tema de por qué había decidido dedicarse a ese trabajo. No quería hacer preguntas que pudieran resultarle incómodas. En ese momento, ella se tambaleó inesperadamente. Se llevó una mano al abdomen y se inclinó, como si hubiera tenido un mareo.

—Ah... Disculpe un momento...

Dándole la espalda a Yuusuke, sacó de su bolso un pequeño frasco medicinal y bebió un poco de su contenido. Luego aplicó sobre la zona afectada una técnica acuática de curación para aliviar el dolor interno. «Me lo he tomado esta mañana... ¿Por qué tengo crisis con más frecuencia últimamente?». Mientras el efecto curativo comenzaba a extenderse por su cuerpo, intentó calmarse, aunque no podía evitar sentirse preocupada.

—¿Estás bien? ¿Te pasa algo?

—No, no es nada... Es que desde hace tiempo...

Rasanaasha intentó ocultar la verdad, temiendo que si Yuusuke se enteraba de su enfermedad crónica, pudiera perder el interés en ella. Sin embargo, Yuusuke, preocupado por su estado, le propuso:

—Conozco a un médico excepcional. Si quieres, puedo pedirle que te eche un vistazo.

—¿Un médico?

—Sí, es muy bueno. ¿Te suena el nombre Zeshald?

—Ah, claro, lo conozco. Es el antiguo instructor de artes divinas de la corte, ¿no?

Preocupada por el hecho de que sus crisis se estaban haciendo más frecuentes y viendo la oportunidad de fortalecer su relación con Yuusuke, Rasanaasha decidió aceptar.



Al día siguiente, pasado el mediodía, Rasanaasha visitó el palacio. Yuusuke, que ya había informado a Violet el día anterior y lo tenía todo preparado, subió al carruaje junto con los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro. Aprovechando la oportunidad, decidió llevar también a Sun. Al enterarse de que llevaba consigo a una cantarina por motivos personales, el resto de guardias lo miraron con ojos llenos de envidia.

—Bueno, me voy.

—Ajá. Tened cuidado —se despidió Violet en la abarrotada estación de carruajes, más concurrida de lo habitual.

En un principio, se sorprendió cuando Yuusuke le dijo que quería llevar a la cantarina a la aldea de Rufk, pero al escuchar las circunstancias de Rasanaasha, lo comprendió y, como confiaba en él, dio su aprobación.

El motivo de la situación de la cantarina era que no quería hacer pública su enfermedad. Para una princesa cantarina como ella, admitir que padecía una enfermedad crónica podía dañar su reputación. Aunque no se tratara de una enfermedad contagiosa, inevitablemente sería objeto de prejuicios y miradas de desconfianza.

Cuando se hubieron ido, los guardias que se habían reunido sin razón aparente en la estación de carruajes regresaron a sus respectivos puestos. En medio de la multitud, Violet vio a Sorzak e Hivodir y los llamó para que se acercaran.

—¡Vosotros dos! Venid conmigo. Vamos, Krielov.

Con su guardaespaldas y tutor personal, Violet llevó al líder del grupo de candidatos a prometido y el usuario de artes terrestres de la Patrulla del Dios Oscuro a sus aposentos. Allí, comenzó a hablarles sobre medidas para contrarrestar los rumores de Yuusuke y Rasanaasha. A fin de evitar especulaciones, se debía propagar la versión de que «la cantarina no se encontraba en buen estado de salud, por lo que acudió a Zeshald para un diagnóstico», y que «la Patrulla del Dios Oscuro actuó como escolta». Violet le encargó a Hivodir que lo difundiera entre los guardias de palacio y los nobles, mientras que Sorzak se encargaría de extenderlo entre los comerciantes y ciudadanos comunes. Si surgía este tema en charlas informales o rumores, debían asegurarse de hacer prevalecer esta versión.

—¿Entendido? No la caguéis.

—¡Ja, ja, ja! ¡No se preocupe, se me dan genial los rumores!

—Ah... Yo también quería ir...

Krielov observó al peculiar trío con una expresión algo ambigua, reflexionando sobre los movimientos de Violet. Hasta ahora, sus acciones habían sido impulsivas y caprichosas.

«¿Se ha movilizado ella misma...? Podría ser otro de sus juegos infantiles, pero...»

Percibiendo lo que parecía ser un atisbo de crecimiento, Krielov se debatía entre si debía fruncir más el ceño o relajarse, atrapado en una mezcla de sentimientos encontrados.



El carruaje que transportaba a la Patrulla del Dios Oscuro avanzaba por la carretera en dirección a la aldea de Rufk. Antes de partir, Hinke insinuó: «Solo le falta una usuaria terrestre para un harén perfecto», apelando de forma poco apropiada los rumores sobre las relaciones de Yuusuke con las mujeres, a lo que recibió una mirada fulminante de Zaisha. Quizá debido a la emoción de acompañar a una princesa cantarina, algo que normalmente estaría fuera del alcance de un guardia de rango inferior como él, se mantuvo concentrado en su tarea como usuario de artes aéreas de asistencia al movimiento, pero no podía evitar que su atención se desviara hacia Rasanaasha.

Vermeer sostenía las riendas con una actitud no del todo descontenta, mientras que Zhahid, como de costumbre, permanecía en silencio, aunque el ambiente estaba cargado de una tensión poco común. Tanto Zaisha como Hisotta lanzaban miradas furtivas hacia Rasanaasha, mientras que Yuusuke charlaba animadamente con ella, incluyendo también a Sun en la conversación.

—Veo que hay mucha confianza con Zeshald, ¿verdad?

—Sí, el profesor es una persona realmente buena.

—Además, tiene un lado bastante simpático y accesible, es como un abuelo al que resulta fácil acercarse.

Sin embargo, Zeshald no era simplemente un viejo afable. Había llevado a cabo una hazaña increíble: bajo la apariencia de un exiliado, había llegado solo a Blue Garden, se había ganado la confianza de la reina, había creado una organización y había desmantelado desde dentro a las facciones contrarias a la reina, logrando así un éxito extraordinario.

Cuando la cantarina informó sobre su visita al pueblo de Rufk, el conde le advirtió: «Ten mucho cuidado». Aunque conversaba animadamente con Yuusuke y los demás, sin mostrar nada en su expresión, sentía una ligera tensión ante el inminente encuentro con Zeshald.



—¡Oh, Yuusuke, Sun, habéis llegado!

—Hola, profesor.

—¡Hola!

Hacia el atardecer, la Patrulla del Dios Oscuro llegó a la aldea de Rufk. Ya habían notificado su llegada a la guarnición local mediante una transmisión de artes aéreas, por lo que Zeshald los estaba esperando.

Se habían erigido barracones provisionales para los guardias. Dentro de los fosos defensivos que rodeaban la aldea, se había instalado una valla sencilla. Estas medidas respondían a la amenaza del grupo armado que había estado atacando las aldeas de desvalidos vecinas.

—¡Ah, Bellusha!

El campo que Sun solía cuidar ahora estaba a cargo de Bellusha. Para ella, que había vivido de arrebatar vidas, participar en los cultivos, cosechar y volver a sembrar parecía ser algo que le hacía reflexionar profundamente. Inexplicablemente, ahora también vestía un uniforme de sirvienta.

Los miembros de la patrulla decidieron descansar en los barracones de guardias. Hinke intentó encargarse del equipaje de Rasanaasha, pero, con un grito de «¡No es justo que solo el capitán se divierta!» y pisoteado por Zaisha, lo arrastraron lejos de ella. Yuusuke dejó escapar un suspiro, exasperado. Por cierto, Bahana lideraba la gestión de las comidas y el cuidado de los guardias en los barracones.

—Ese tipo... Y eso que tenía una cantarina favorita en la ciudad y no tenía ojos para nadie más.

—Ju, ju. Es que nosotras, las cantarinas, no somos más que un entretenimiento pasajero. No se lo tenga en cuenta, ¿vale?

Mientras Yuusuke pensaba que acababa de escuchar algo inquietantemente provocador, llevaron a Rasanaasha a la casa del profesor.

—Parece que te va bien, ¿eh?

—Gracias a usted, sí.

Sentado en una silla en la sala que también funcionaba como su consulta, Zeshald invitó a Yuusuke y los demás a sentarse en el sofá y aumentó la resonancia de sus artes divinas.

—Pero, bueno, traer aquí a una princesa cantarina... Así que tú eres Rasanaasha, ¿verdad?

—¿Eh? Ah, sí, un placer conocerle.

—Oye... ¡No dejes la frase a medias!

Haciendo caso omiso del Yuusuke, Zeshald intercambió un saludo tranquilo que logró relajar a Rasanaasha. Procedió a usar las artes acuáticas para examinar la zona afectada y aplicar curación mientras evaluaba su estado.

—Hmm... Es la enfermedad mordaz. (NT: En la versión original es algo así como "enfermedad de marchitamiento", pero me he tomado la licencia de acortarlo.)

—Sí... —Rasanaasha asintió con pesadumbre.

La "enfermedad mordaz" era una dolencia en la que se extendían tumores internos por todo el cuerpo, desencadenando otras enfermedades y llevando inevitablemente al paciente a la muerte.

«Es como un tipo de cáncer...», pensó Yuusuke al escuchar la explicación.

Aunque no afectaba a un porcentaje alto de la población, los síntomas podían ser controlados mediante artes acuáticas curativas. No obstante, no existían casos registrados de una recuperación completa.

—Hmm... Parece que está bastante avanzada. ¿Tomas una medicación adecuada?

—Ah, sí... La tengo aquí.

Rasanaasha sacó un frasco medicinal y, siguiendo las indicaciones de Zeshald, ingirió el líquido azul que contenía. La combinación del medicamento complementario con las artes acuáticas curativas podía frenar considerablemente el avance de la enfermedad. Era así como ella solía controlar el progreso de su dolencia. Zeshald esperó a que el medicamento surtiera efecto antes de emplear su poder. A diferencia de las habilidades comunes, su poderosa técnica generó en Rasanaasha una sensación inmediata de mejoría física.

—¿Cómo te sientes?

—Es increíble... Hacía mucho tiempo que no me sentía tan ligera.

La combinación del medicamento con la curación no solo ralentizaba la expansión y la metástasis de los tumores, sino que también podía reducirlos si era lo suficientemente potente. Aun así, la enfermedad seguía siendo incurable, ya que no era posible erradicar los tumores por completo.

Capaz de detectar los tumores en su propio cuerpo gracias a sus artes acuáticas, Rasanaasha confirmó que el área afectada era notablemente menor que el día anterior. Admirada por las habilidades de Zeshald, el antiguo instructor de artes divinas real, no pudo evitar sentirse impresionada.

—¿Este medicamento es el que tomaste ayer?

—Sí, así es.

Yuusuke preguntó sobre el frasco que sostenía. Se trataba de un medicamento extremadamente costoso, producido únicamente en Noscentes. Aunque también se importaba a Fonkrank, su adquisición era difícil debido a su rareza.

—Déjamelo un momento —le pidió Yuusuke, al ver que tenía el frasco ya medio vacío—. Hmm... A ver qué tenemos aquí.

Mientras abría la pantalla del menú de personalización, Zeshald, que sabía lo que quería hacer, lo observó en silencio. Rasanaasha, algo confundida, alternó su mirada entre los dos. Yuusuke comenzó a revisar el estado del medicamento.

—No es un tipo de medicamento que recupere directamente, sino que aumenta los efectos curativos.

—¿Crees que podrías modificarlo?

—Bueno, supongo que sí... Aunque parece bastante potente.

Dado que era un medicamento que afectaba fuertemente al cuerpo de quien lo tomaba, Yuusuke insinuó que no quería modificarlo de manera imprudente.

—No te preocupes. Yo te puedo asesorar.

Los usuarios de artes divinas de curación como Zeshald, que emplean artes acuáticas de nivel avanzado, eran capaces de investigar los efectos de los medicamentos y el impacto que tenían en el cuerpo humano. Las artes acuáticas y terrestres, en particular, eran esenciales para extraer componentes específicos de minerales y líquidos, o para crear disolventes, lo que les otorgaba una gran valía en el ámbito farmacéutico. Sin embargo, los medicamentos con efectos poderosos requerían no solo de artes acuáticas, sino también de artes terrestres, ígneas y aéreas.

—Noscentes tiene el monopolio de la fabricación de este medicamento, por lo que si pudiéramos crear una buena alternativa, sería genial.

Zeshald garantizaría la seguridad del ensayo y sugirió que Yuusuke intentara modificar el medicamento si consideraba que podía mejorar su efectividad. Si podía ajustarlo para hacerlo más eficaz y a un coste más bajo, sería de gran ayuda para la gente común.

«Para modificarlo, primero necesitaría algunos frascos del medicamento original como muestra, pero en Fonkrank es bastante difícil conseguirlo. ¿Tal vez debería ir personalmente a Noscentes? Seguro que hay más personas que sufren esta enfermedad...» reflexionó Yuusuke, pensativo.

—¿Será más rápido ir a comprarlo directamente?

—Sí, en Noscentes tienen muchos otros medicamentos útiles también. Será mejor que vayas tú mismo.

Mientras hablaban, Rasanaasha los observaba con cara de confusión, sin comprender bien el sentido de la conversación, pero expectante.

—Entonces, le consultaré a Violet a ver si me deja ir.

La idea de viajar a Noscentes para conseguir el medicamento sorprendió a Rasanaasha, quien de repente se vio llena de dudas en su interior.

«¿Será cierto lo que dicen sobre el comportamiento de Yuusuke con las mujeres...?» La mirada de una de sus subordinadas, una usuaria de artes aéreas que parecía muy tímida, no reflejaba en absoluto que la hubiera sometido en contra de su voluntad; más bien, mostraba respeto. Además, de alguna manera, también podía percibir que la chica desvalida, que aparentemente vivía en el palacio, confiaba en él y lo admiraba.

De todos modos, Yuusuke ya tenía una razón para viajar a Noscentes. En su mente, Rasanaasha anotó su progreso para explicárselo al conde, así como sus dudas sobre la precisión de la información sobre el carácter del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro.



Esa misma noche... En el salón de casa de Zeshald, Sun, Yuusuke, Zeshald y Bellusha estaban tomando té y haciendo la sobremesa. Rasanaasha, por precaución, había ido a descansar en la habitación de invitados. Zeshald estaba contando historias sobre Noscentes, cuando Yuusuke aprovechó una pausa en la conversación para hacer una pregunta que le había estado rondando la cabeza:

—Por cierto, ¿por qué llevas un uniforme de sirvienta?

—Hald me dijo que era mejor así... —Bellusha, quien solía tener una actitud tranquila y a veces parecía un tanto distraída, respondió a la pregunta de Yuusuke con su habitual tono suave.

Él echó un vistazo fugaz al profesor.

—¿Hald?

—Mm... Es un apodo de mis años mozos, por decirlo de alguna manera.

Por un momento, el ambiente en el salón se tensó.

—¿Te llama por un apodo...? —murmuró Sun.

Yuusuke se irguió en el sofá.

—Veo que a usted también le va todo fenomenal, ¿verdad, profesor?

—Jo, jo, jo.

—... —. En medio de la animada atmósfera, Bellusha se sintió reconfortada por el calor de la taza que sostenía entre sus manos. «¡Qué bueno está este té!»

A parte de eso, fue una noche tranquila.





44

—De verdad, muchas gracias. Gracias a usted, me siento mucho mejor.

—Nada, nada. Si vuelves a sentirte mal, vuelve cuando quieras.

Al día siguiente, después de salir a primera hora de la mañana de la aldea de Rufk, Yuusuke y los demás regresaron a Sanc Adiet antes del mediodía. Se separaron de Rasanaasha frente al palacio, ya que ella regresaba a su casa, pero Hinke se ofreció amablemente a acompañarla, pidiéndole permiso a Yuusuke. Inmediatamente, Vermeer también se sentó junto a él en el puesto de conductor. Tras despedirse de ellos, el resto del grupo se dirigió a la sala de descanso de los guardias. Yuusuke, por su parte, fue a la habitación de Violet para informarla.



—Y por eso, quiero ir a Noscentes a comprar el medicamento.

—Mmm...

Ella mostró una expresión compleja mientras se sumergía en sus pensamientos. Al verla, Yuusuke se preguntó si habría algún problema específicamente con Noscentes. En ese momento, Krielov le informó que, como parte de la nueva misión de la Patrulla del Dios Oscuro, se estaba considerando la posibilidad de que entregara una carta oficial del rey a Noscentes, en calidad de embajador.

—¿Embajador? Yo no sé nada de política... No tengo ni idea de cómo hacer eso.

—No te preocupes, asignaremos a una persona adecuada para ese rol, no será un problema.

Violet señaló que utilizar a la Patrulla del Dios Oscuro probablemente se debiera a razones de protocolo, a lo que Krielov asintió en acuerdo. Internamente, sentía admiración. La razón por la que cooperaba con las actividades de Yuusuke y Violet, mientras mantenía la conciencia de su propio rol, se debía a su aguda percepción. Como tutor de la princesa, tenía la responsabilidad de frenar sus idioteces. Su trabajo era cortar la información que ella no necesitaba saber y evitar que se relacionara con personas indeseables, para que creciera como una digna heredera de una ilustre línea real. Sin embargo, el corazón militar de Krielov, quien lideraba la Patrulla de Fuego y era conocido por formar a hombres y mujeres de gran talento, se sentía atraído por el ingenio de la princesa. Le parecía un desperdicio. La pregunta que le rondaba era: «¿Realmente debo cortarle las alas?».

—Es solo que, no sé, hay algo que me molesta...

—¿...?

Entendía lo relacionado con la enfermedad mordaz y el medicamento, pero...

—No lo sé, hay algo que no me cuadra —murmuró, como si hubiera algo extraño que no lograba identificar, como si fuera una corazonada.

—¿Instinto de mujer? ¿O estás celosa de Rasanaasha? —bromeó Yuusuke.

Violet le lanzó su platillo volador, y terminó admitiendo que la idea de ir a Noscentes no era tan mala después de todo. De hecho, sospechaba que ellos podrían estar relacionados con los ataques a aldeas desvalidas.

—Si hay algo sospechoso allí, la Patrulla del Dios oscuro podría asustarlos y hacerles creer que estamos investigando.

—Ah, eso... Pero, sinceramente, no tengo ni idea de cómo se hace una investigación de inteligencia.

—Je, je. No sé cómo te las arreglarías si tuvieras que hacer de espía.

Que el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro se paseara por las calles de Noscentes sería suficiente para que la ciudad se sintiera vigilada. Violet pensó que podría disfrutar de la vista a la antigua ciudad mientras tanto y decidió darle permiso a Yuusuke para conseguir el medicamento.

—Yo financiaré la compra.

—Qué alivio. Quería comprar varias cosas y, sinceramente, el dinero me preocupaba un poco.

Yuusuke no quería abusar de la alquimia de transformar cristales verdes en rojos, así que aceptó con gusto los fondos para la misión. Decidió que escogería los fármacos necesarios una vez estuviera allí.

—Deberíamos hacer turismo por la ciudad antigua. Ahora que lo pienso, Rasanaasha dijo que su hermana está allí, ¿no?

—¿Eh? ¿La cantarina tiene familia allí?

Violet observó con los ojos bien abiertos a Yuusuke, que había obtenido de manera casual información privada sobre la cantarina, y de repente recordó algo:

—Hablando de familias, Yuusuke, tu mansión se terminará mañana, ¿verdad?

—Vaya, qué rápido ha pasado el tiempo, ¿eh?

La mansión en el distrito de clase alta que le habían otorgado como recompensa por la construcción de la Fortaleza Deernorth y el trabajo en Paula. También estaba la solicitud de Gazetta, que quería atraer a Yuusuke a su país. Él quería esconder a Sun en la ciudad si se iba, ya que temía que ella fuera objetivo de futuros ataques.

—De todos modos, todavía tengo que negociar lo de que seas embajador. Será mejor que te instales en la mansión con Sun antes de irnos. ¿Verdad, Krielov?

—Sí. Cuando esté instalado, ya deberíamos tenerlo todo arreglado para ir a Noscentes.

Yuusuke decidió seguir ese consejo mientras preparaban el plan en el palacio.

—¿Deberíamos llevarles algún detalle a los constructores?

—No hace falta. Si te preocupa, podrías llevarles algún licor de esos que preparas tú, ¿no?

Eso le pareció una buena idea a Yuusuke, así que enseguida salió al mercado a conseguir el licor.



En plena noche, para esconderse de las miradas ajenas, Rasanaasha visitó la casa del conde para informar sobre el motivo del viaje de Yuusuke a Noscentes. Le explicó cómo había llegado a esa decisión. Al parecer, el conde ya había hablado con el rey, y sentía que la propuesta de enviar a la Patrulla del Dios Oscuro estaba tomando forma.

—Bien, parece que la primera fase va bien.

Como segunda fase, el conde le encomendó a Rasanaasha que, antes de que el capitán partiera como embajador, fuera a Noscentes para encontrarse con su hermana postiza y hacer los arreglos necesarios.

—Ahí, debes ser aún más activa, sedúcelo y haz que se muera por tus huesos.

En el extranjero, la princesa Violet no estaría observando. El conde le dio instrucciones de atraer a Yuusuke con todo tipo de tentaciones, como un festín de lujuria. Ante esto, la cantarina mostró una ligera expresión de duda. Sugirió que podría haber un error en la evaluación de la personalidad del joven, pero...

—Rasanaasha, dime quién eres.

—¿Eh? Ah, una princesa cantarina...

—Así es, eres una princesa cantarina, un título que yo te he otorgado, y también eres una agente de inteligencia.

—Sí...

El conde le explicó que la toma de decisiones sobre el análisis de la información y las directrices de inteligencia era responsabilidad de los expertos como él, y continuó diciendo:

—Tu trabajo es seguir las instrucciones al pie de la letra. ¿Entendido? No necesitamos tu opinión. Tu rol es seguir las órdenes, recolectar información y, en ocasiones, difundirla.

—Lo... Lo siento... No volverá a ocurrir.

—Está bien. Parece mentira... Es impresionante que una princesa cantarina como tú sea tan fácil de engañar.

El conde se sintió atraído por la compasión que consiguió que Yuusuke mostrara por su enfermedad, utilizando su conexión con Zeshald para ganarse su confianza. Por supuesto, su habilidad para hacer que organizaran el viaje a Noscentes bajo el pretexto de comprar medicamentos caros para los ciudadanos, apelando a razones humanitarias, no le pasó desapercibida.

—Tu habilidad para manipular los corazones de las personas... es más competente de lo que esperaba.

El conde estaba completamente seguro de que el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro era como sugerían los rumores y, además, sabía cómo manipular a la gente con una destreza impresionante. Si Yuusuke supiera que piensan eso de él, seguro que se sorprendería.



La mañana siguiente, para la entrega de su recién terminada mansión, Yuusuke acudió con Sun al distrito de clase alta. Era una casa de tres plantas, hecha de piedra, y tenía unas treinta habitaciones, tanto grandes como pequeñas, además de la cocina, las habitaciones para el servicio y un gran salón. En el terreno también había un establo, lo suficientemente amplio como para montar a caballo dentro, y un cobertizo para carruajes.

—¿No se han pasado un poco con las dimensiones?

—¿Eh? ¿Es la primera vez que la ves?

Al parecer, Sun había venido de vez en cuando con Violet a ver cómo avanzaba la construcción. Por otro lado, el ámbito de actividades de Yuusuke se limitaba principalmente a los distritos de clase media y baja, por lo que, desde que la primera vez que visitó el terreno donde se iba a construir, no había vuelto.

—Aunque, tienes razón... La mires por donde la mires, es enorme.

Sun mencionó que durante las visitas con Violet siempre la observaba desde dentro del carruaje, así que, al contemplar toda la estructura directamente, no pudo evitar sentirse impactada por su tamaño.

—¿Verdad? Bueno, entremos a ver cómo es por dentro.

Mientras los dos caminaban hacia la mansión, un guardia los recibió con un saludo respetuoso. En ese momento, pareció mostrar una expresión algo confundida, pero Yuusuke no le dio importancia. Estaba acostumbrado a las miradas curiosas o desconcertadas que recibía debido a las excepciones que le habían otorgado para alcanzar su posición actual.

Después de caminar un poco desde la puerta principal, llegaron a la gran entrada. Al cruzar el imponente portón, un grupo de sirvientes perfectamente alineados los recibió en el amplio salón central.

—Bienvenido a casa, señor.

—¡Qué incómodo!

El título de "señor" le provocó a Yuusuke un escalofrío, como un cosquilleo que le recorrió la columna, pero aceptó que era lo normal y lo dejó pasar. Cabe mencionar que los guardias de la puerta y el cochero designados pertenecían a un equipo distinto al de quienes gestionaban la mansión.

Pensando en que ya presentaría una solicitud para que cambiaran la forma en que lo llaman más tarde, Yuusuke observó el interior de la mansión. El pasillo se extendía hacia ambos lados y, al fondo del salón central, se podían ver dos escaleras, una delante de la otra. No había esculturas ni cuadros decorativos típicos de las mansiones de los ricos o nobles, y el diseño, aunque sencillo, no resultaba austero. Al no ser demasiado recargado, a Yuusuke le dio una buena impresión; sintió que tenía el equilibrio perfecto.

—¿Eh...?

Se percibió de repente un ambiente de desconcierto entre los sirvientes, lo que hizo que Yuusuke desviara su atención hacia ellos. Algunos de los sirvientes no podían evitar dirigir miradas furtivas hacia Sun, quien estaba observando el alto techo. Estaban sorprendidos de que una desvalida fuera a residir allí. Incluso susurraban entre ellos, cuestionándose si los rumores de que el capitán tenía una amante desvalida eran ciertos.

En realidad, algunos burócratas del palacio habían estado recelosos con el trato especial que Yuusuke daba a los desvalidos. Comentaban con desdén: «¡Debido a su influencia, hasta la princesa ha empezado a tratarlos de manera especial!». A pesar de estar relacionada con Zeshald, Sun no tenía la aprobación de ciertos círculos y les molestaba su presencia cotidiana en el palacio.

No obstante, Sun y Yuusuke gozaban de la bendición de la princesa, y él, en particular, era aclamado como un héroe. Tras lo del "anillo divino", incluso los guardias del palacio sabían que no debían ofenderlo. Sin embargo, este descontento llevó a que ciertos burócratas tramaran un pequeño acto de venganza. Los sirvientes asignados a la mansión de Yuusuke habían sido contratados de fuera del palacio, y nadie les había informado de la posición especial de Sun como huésped en el palacio. En realidad, era una maniobra deliberada para incomodarlo.

Con la iniciativa de la limpieza, se veía a desvalidos con más frecuencia en el distrito de clase media, pero siempre bajo la supervisión de guardias. Esto no significaba que las diferencias de estatus impuestas por el sistema social hubieran desaparecido, y la percepción de la gente seguía siendo la misma. Para los ciudadanos comunes, los desvalidos seguían siendo una anomalía que se salía de las jerarquías sociales.

Los burócratas responsables de la situación creían que la posición de Sun en el palacio dependía únicamente de los caprichos de la princesa Violet y no entendían la relación de confianza entre ambas. Pensaron que las reacciones de los sirvientes harían recordar a Sun su lugar.

Las miradas desconfiadas transmitían un mensaje claro: «¿Qué hace una desvalida aquí?». Esas miradas no le pasaron desapercibidas, y su cuerpo se tensó de inmediato. Su temor innato hacia los usuarios de artes divinas hizo que se sintiera intimidada. La idea de quedarse sola en la mansión mientras Yuusuke viajaba a Noscentes solo aumentaba su ansiedad.

Aunque él desconocía la pequeña conspiración, su experiencia en misiones especiales le había otorgado una capacidad para leer a las personas. Fue capaz de captar rápidamente la situación.

—Ehm... ¿Quién es el mayordomo jefe?

—Por favor, llámeme Zhafis, señor.

—Eh... Bien, Zhafis.

—Sí. ¿En qué puedo servirle?

Yuusuke pidió al mayordomo jefe que reuniera a los guardias de la entrada y a todo el personal de la mansión en el salón principal. Decidió que era mejor aclarar las cosas desde el principio con una presentación directa.

—Encantado de conoceros a todos. Me llamo Yusuke Tagami y soy el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro.

Comenzando con una introducción simple y un gesto de reverencia, Yuusuke logró que los sirvientes y los guardias le devolvieran el saludo de manera instintiva. Mientras observaba sus rostros, internamente satisfecho, tomó aliento y continuó con un tono calmado y tranquilizador:

—Ella es Sun, de la aldea de Rufk. Por ciertas circunstancias, ha estado viviendo en el palacio hasta hace poco, pero a partir de hoy vivirá conmigo aquí.

Un murmullo, diferente al de antes, recorrió la sala. Parecían sorprendidos al escuchar que había estado residiendo en el palacio. Yuusuke cambió ligeramente el tono de su voz, bajándolo un poco para transmitir seriedad y apelar a sus emociones:

—Sun es alguien importante para mí, una amiga y prácticamente parte de mi familia. El profesor Zeshald confía en que la cuide. Sé que quizá tenéis prejuicios contra los desvalidos; no os culpo por ello. No obstante, no quiero que trabaje nadie con esos ideales en esta mansión.

El antiguo instructor de técnicas divinas real Zeshald era una figura con mucho renombre, conocido por su contribución junto a Yuusuke en la reciente crisis con Blue Garden. Mencionar su nombre dejó a los presentes aún más impresionados. Aferrada al borde de la capa negra del uniforme de Yuusuke, la desvalida seguía temblando ligeramente. Al notar su nerviosismo, él la abrazó y, con firmeza, dirigió sus palabras a los presentes:

—Si alguno no puede aceptarla como residente de esta mansión, que lo diga ahora.

El salón quedó en un silencio tenso. Los sirvientes palidecieron al darse cuenta de que podían haber disgustado al héroe de Gearhawk, el gran Yuusuke Tagami, en su primer día de trabajo.

—A ver... —dijo Yuusuke, rascándose la cabeza con una expresión incómoda al ver a los sirvientes cabizbajos y paralizados, entonces relajó su tono y reformuló sus palabras—. Quizá pediros que lo digáis ahora es un poco cruel. Lo rectifico. No hace falta que lo comuniquéis ahora. Si más tarde alguien decide que no quiere quedarse, puede presentar su renuncia sin problema. Incluso puedo ayudar a encontraros un nuevo empleo.

Luego, recorrió la mansión junto a Sun. Cuando el mayordomo jefe, Zhafis, se ofreció a acompañarlos, Yuusuke alzó una mano para detenerlo.

—Observa las decisiones que tomen ellos —dijo, señalando a los sirvientes, que seguían intercambiando miradas en el salón principal.

Zhafis inclinó la cabeza en silencio y obedeció las órdenes de su señor.



—Vaya, este lugar tiene bastantes pasadizos secretos y habitaciones ocultas.

Gracias al menú de personalización, Yuusuke pudo ver toda la estructura de la mansión con claridad. Todos los pasadizos secretos y espacios que parecían habitaciones ocultas quedaban completamente al descubierto para él. Por comodidad, decidió taparlos usando las opciones del menú.

—Ehm, Yuusuke...

—¿Eh? ¿Ya estás mejor?

—Sí... Gracias.

—No te preocupes. Ven, vamos a echar un vistazo al segundo piso.

Yuusuke y Sun recorrieron la mansión tomados de la mano todo el tiempo.



Al final del día, ni un solo sirviente dimitió.





45

La mañana siguiente, Yuusuke estaba revisando el equipaje que había preparado la noche anterior para el viaje. En lugar de llevarse ropa de repuesto, como podía arreglarla o limpiarla fácilmente con el menú de personalización, se llevó telas y provisiones.

Su plan era dirigirse al palacio para recibir oficialmente la misión de ir hacia Noscentes y partir de inmediato.

Tras el pequeño incidente del día anterior, los sirvientes de la mansión habían tratado a Sun con la cortesía adecuada. «Puedo dejar la casa bajo su cuidado sin preocupaciones», pensó él.

—Sun, hay algo que quiero pedirte mientras esté fuera.

—¿Sí? Dime.

Yuusuke le entregó a Sun un anillo de artes aéreas y le pidió que se lo diera al oficial de la Patrulla de Viento dentro de cuatro días. Aunque podía haberle pedido este favor a Violet, recibir algo directamente de la princesa podría provocar malentendidos innecesarios. Al ser alguien cercano a él y conocida en el palacio, Sun era la opción ideal para evitar complicaciones.

—Bueno, me voy.

—Que tengas buen viaje, Yuusuke.

Sun agarró el brazo de Yuusuke y se lo soltó, un gesto que ya se había convertido en un tipo de amuleto personal cada vez que él se iba de viaje. Pensando que tal vez debería corresponderle de alguna manera, él le acarició suavemente el cabello. Sun parpadeó, sorprendida, y luego, con un leve rubor en las mejillas y una cálida sonrisa, se despidió de él.

Cuando bajó al gran salón central, el mayordomo jefe y dos sirvientes lo esperaban frente a la puerta.

—Dejo a Sun a tu cuidado mientras no esté.

—Entendido, señor.

Yuusuke subió a su carruaje personal, aparcado en la entrada, y abandonó la mansión.


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—Ahora procederé a explicarte en qué consiste la misión.

En los pisos superiores del Palacio de Volance, la Patrulla del Dios Oscuro estaba recibiendo oficialmente la orden de entregar una carta del rey. Su destino sería Patricia del Norte, la capital de Noscentes, adonde viajarían junto a un embajador y dos asistentes, permanecerían unos días y regresarían posteriormente.

Aunque la misión oficial era llevar la carta del rey Esvobus, su verdadera responsabilidad recaía en actuar como escolta del grupo diplomático.

—Lo ideal sería organizar un equipo de escoltas de las patrullas de palacio y avanzar con calma en las negociaciones diplomáticas, pero...

Krielov, el capitán de la Patrulla de Fuego, explicó que la tensa situación actual con Noscentes, que estaba en confrontación con Gazetta, requería ejecutar la maniobra con rapidez.

El itinerario comenzaba con la salida de Sanc Adiet, desde donde viajarían hacia una pequeña ciudad al sur para pasar la noche. Al día siguiente, viajarían durante toda la jornada hasta una ciudad portuaria cercana al Lago Reflejo Lunar, donde harían otra parada. El tercer día, cruzarían el lago y desembarcarían en la península de Trent Rietta. Desde allí, caminarían hasta un punto intermedio para acampar. El cuarto día, atravesarían la península para llegar a la frontera sur entre Trent Rietta y Noscentes, donde se reunirían con un grupo de escoltas de Noscentes. Finalmente, el quinto día, viajarían en caravana hacia Patricia del Norte, la capital de Noscentes, donde llegarían al mediodía si todo iba según lo planeado.

—Cabe mencionar que en la península de Trent Rietta existe la posibilidad de encontrarse con bestias mágicas. Debéis manteneros alerta.

—Nunca he visto una bestia mágica. ¿Cómo se les hace frente?

—Básicamente, son como animales salvajes peligrosos.

Las bestias mágicas eran originalmente animales carnívoros comunes que mutaban tras consumir a un usuario de artes divinas, adquiriendo así la influencia de su poder. El tipo divino del usuario quedaba reflejado en aspectos como el color del pelaje de la bestia. Aunque no podían usar artes divinas, mostraban una tendencia a atacar a personas con la misma afinidad. Así, en caso de encontrarse con una bestia mágica, el color de su pelaje indicaría a quién de los compañeros iba a atacar, lo que le permitiría elaborar estrategias.

Además de las carnívoras, existían variantes vegetales que surgían de plantas carnívoras mutadas tras alimentarse de cadáveres de bestias mágicas. Estas no presentaban colores asociados a habilidades y rara vez abandonaban los bosques. Su debilidad al fuego las hacía menos peligrosas.

Por último, había bestias herbívoras mutadas por ingerir alguna bestia carnívoras o vegetal. No obstante, estas raramente atacaban a humanos y generalmente no representaban una amenaza si se las dejaba en paz.

—Acampad fuera del bosque y turnaros para mantener el fuego encendido toda la noche. Así estaréis seguros.

—De acuerdo.

Además, como Vermeer y otros integrantes tenían experiencia en cazar bestias mágicas, eso no le preocupaba particularmente. La principal amenaza potencial serían los bandidos u otros grupos armados, aunque el riesgo de encontrarse con ellos era bajo, ya que planeaban evitar las rutas principales y tomar el camino más directo una vez que salieran del territorio de Fonkrank.

—Entonces, confiamos en tu habilidad para el éxito de la misión.

—Ten cuidado, ¿vale? Espero que todos regreséis sanos y salvos.

Despidiéndose de Violet, la Patrulla del Dios Oscuro partió rumbo a la capital de Noscentes.



El carruaje que transportaba a la Patrulla del Dios Oscuro y a los embajadores llegó a su primer destino, un pequeño pueblo, hacia el atardecer de ese día. El desplazamiento más largo comenzaría al día siguiente, así que el recorrido corto de hoy era como una especie de preparación. Tras discutir algunos detalles sobre el itinerario y la logística con los tres embajadores, Yuusuke y los demás se retiraron a descansar en sus habitaciones de la posada, para estar listos para la jornada siguiente.

—Hisotta.

—Ah, capitán...

—¿Estás mandando el informe de hoy?

—Sí.

Hisotta estaba en la calle principal, concentrada en dirección a Sanc Adiet. Estaba usando sus artes aéreas de transmisión para informar al palacio de que la jornada había transcurrido sin problemas. Este era un trabajo crucial, ya que esta habilidad, aunque pudiera parecer modesta, desempeñaba un papel esencial en la búsqueda de información y las comunicaciones regulares durante las misiones.

—Es la primera vez que me asignan una misión tan lejos...

—Para mí también.

—Ah... Es verdad...

Los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro sabían que Yuusuke había sido convocado como Dios Oscuro de otro mundo. No obstante, ni siquiera él tenía una idea clara de qué significaba realmente ser un Dios Oscuro.

—Capitán, usted no parece para nada un Dios Oscuro.

—Ja, ja, ja. Creo que lo de Dios Oscuro es solo un nombre. No creo que signifique que sea realmente malvado.

Yuusuke no creía que el término Dios Oscuro de la Calamidad fuera literal. Según las conversaciones que había tenido con Shinja y la información que había recopilado, sospechaba que el Dios Oscuro era, en realidad, una especie de figura clave en una revolución o un cambio significativo.

—Bueno, lo mejor sería investigarlo directamente en el poblado de Shinja.

—Entonces, capitán... ¿Va a ir a Gazetta algún día? —preguntó Hisotta, preocupada.

—Sí, tengo pensado hacerlo en algún momento. Pero, que quede claro, no significa que vaya a unirme a ellos —aclaró él.

—¿Y si, al final, se ve obligado a apoyar a Gazetta...?

—En ese caso, lo decidiré cuando llegue el momento.

—¡Por favor, hable en serio!

Yuusuke, al darse cuenta de su inquietud, adoptó un tono más firme y tranquilizador:

—Si depende de mí, nunca me convertiré en vuestro enemigo. No tienes nada de qué preocuparte.

—De acuerdo...

Con un ligero asentimiento, Hisotta pareció al fin sentirse algo más tranquila.



La mañana siguiente, la comitiva de la Patrulla del Dios Oscuro partió temprano, avanzando sin contratiempos por la carretera que atravesaba el bosque. Al mediodía, hicieron una pausa cerca del punto donde el camino se bifurcaba hacia Blue Garden y hacia el puerto. Desde allí hasta la ciudad portuaria, la distancia era similar a recorrer la ida y la vuelta entre Sanc Adiet y la aldea de Rufk.

—Si seguimos así, llegaremos por la noche.

—Entendido. ¡Buen trabajo! Podéis descansar tranquilamente hasta la hora de salir.

—¡A la orden!

—Capitán, la comida ya está lista.

Al lado del carruaje, estacionado junto al camino, formaron un círculo para compartir una comida sencilla junto a los embajadores. En el bosque cercano, era fácil encontrar frutos de lara silvestres. En Kaltcio, excepto en tierras extremadamente áridas, era raro que un viajero se quedara sin provisiones.

—¿No aparecen bestias mágicas por aquí?

—En los dominios de Fonkrank, las bestias mágicas de tipo animal están prácticamente erradicadas. Aunque, si te adentras en el bosque, todavía se puede encontrar alguna de tipo vegetal.

Los alrededores de las carreteras eran generalmente seguros. Hacía unos cinco o seis años, durante el bloqueo fronterizo que impuso Blue Garden, se realizó una cacería intensiva de bestias mágicas para garantizar la seguridad de los comerciantes que se veían obligados a tomar rutas más largas. Como resultado, casi no quedaban bestias mágicas en la zona. Sin embargo, esto había llevado a la aparición de bandas de ladrones.

—Un grupo de humanos armados es mucho más peligroso que cualquier bestia mágica.

—Qué irónico.

El exceso de cacerías de bestias mágicas había creado una nueva clase de peligro. En ese sentido, Fonkrank había aprendido la lección de que todo en exceso es perjudicial. Tal vez esta filosofía influyó en la flexibilidad de la nación para adaptarse a los tiempos, como el hecho de mostrar comprensión hacia los desvalidos, pese a mantener el antiguo sistema de clases.



Tras finalizar el descanso, la comitiva reanudó su marcha por carretera en dirección a la ciudad portuaria. Cuando el sol estaba a punto de ocultarse, dejaron atrás el bosque y avanzaron durante unas tres horas más con el Lago Reflejo Lunar a su derecha, reflejando el brillo de la luna. Finalmente, llegaron a la ciudad portuaria, que tenía unos 2.500 habitantes.

Frente a una gran posada ubicada en el muelle de pesca, el grupo descendió del carruaje y comenzó a descargar sus equipajes. Al día siguiente, cruzarían el lago en barco y continuarían a pie durante un buen tramo. Tendrían que cargar con todo el equipaje durante el trayecto.

—A partir de mañana, finalmente saldremos del país —murmuró Yuusuke, observando la oscura superficie del lago que reflejaba la luz de la luna, mientras Hisotta enviaba el informe reglamentario con sus artes aéreas de transmisión.


4 comentarios:

  1. Gracias por estos 5 capitulos, espero ansioso el dia jueves :)

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  2. gracias por los capis..me encanto..

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  3. Gracias por los capítulos!!! Por suerte ya es jueves

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  4. no tienen la novela ligera de mondaiji tachi ga isekai kara kuru sou desu yo

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