Todos los capítulos de manhuas, manhwas, mangas y etc., se están subiendo a un nuevo lector. 
Esto tardará unos días ya que son muchos capítulos. Por favor, esperen pacientemente. –PrinceScans

29/07/2024

Black♣Clover - El sol no se pone para las mujeres incoherentes



Este capítulo me ha gustado particularmente. Cuando vi la imagen no supe decir quiénes eran las dos chicas. Pero todo cobra sentido al leer la historia. ¡Espero que a vosotros también os guste la traducción!


-Xeniaxen



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Autor: Johnny Onda  ♣  Artista: Yūki Tabata



Traducción: Xeniaxen



♣ 3ª novela: Libro de Yuno ♣

Capítulo 3:
El sol no se pone para las mujeres incoherentes




El Día de las Tres Hojas.

Cada hoja del trébol de tres hojas tiene un significado: buena fe, esperanza y amor. El Día de las Tres Hojas es un día especial que se celebra solo una vez al año y en el que le das un regalo a alguien a cambio de que esa persona te haya dado al menos una de las tres cosas. Ese día era hoy. Así pues, todos los habitantes de cada pueblo hablaban entusiasmados sobre a quién y qué pensaban regalar, y los comerciantes invitaban a los clientes a sus tiendas con más entusiasmo que nunca. Era un día que animaba a todo el pueblo... no, a todo el país.

Sin embargo, en medio de todo esto...

—Hmmmmmmmmmmmmmmm~~~~~~~~~~~

Poco antes del mediodía, en una esquina del distrito comercial de la Capital Real, Bell dejó escapar un suspiro. No podía decidirse por qué regalarle a Yuno. Había querido prepararlo antes, pero ella y Yuno habían estado cuidando a Graham (la mascota jabalí de Julius), y luego Mereoleona los había llevado de visita a una zona de magia cuantiosa (que para nada fue solo una visita, sino que les obligó a capturar una mazmorra). Todo el tiempo que tuvo fuera del secuestro ilegal de Mereoleona o de verse obligada a seguir los planes de otra persona lo pasó entrenando para el examen de selección de Caballeros Reales, por lo que no tuvo tiempo de ir de compras en la ciudad antes de hoy.

Cuando finalmente encontró el tiempo para ir, Bell llegó al distrito comercial con el dinero que había estado ahorrando durante mucho tiempo, pero... no era capaz de decidir qué comprar.

—Oh, eres ese espíritu del viento que siempre está con Yuno, ¿no? ¿Bell, era...?

Mientras miraba angustiada la ropa de una tienda, Bell escuchó una voz que la estaba llamando desde un lado. Cuando se giró para ver quién era, vio a una chica con un hermoso cabello largo y liso plateado, con unas grandes gafas de montura negra.

Siento que la he visto en algún lugar antes..., pensó Bell. Luego, como si acabara de recordar algo, la chica de cabello plateado jadeó y de repente se dio la vuelta.

—L-Lo siento. ¡Te confundí con otra persona!

—No, no te equivocas. ¿Cómo podrías confundir a alguien de mi tamaño con otra persona, de todos modos...? ¡AH!

Al darse cuenta de dónde había visto su rostro antes, Bell se puso enfrente de la chica y le quitó las gafas.

—¡Ah, oye! Devuélvemelas de inmediato.

—¡Lo sabía...! Tú estuviste en el campamento de aguas termales de Mereoleona, ¿verdad?

En términos generales, Bell no tenía ningún interés en nadie más que en Yuno y ella misma, por lo que no era muy buena recordando los nombres y rostros de otras personas. Sin embargo, esta chica dejó una pequeña impresión en ella, ya que a menudo la veía con su detestable rival... Asta.

Si no recuerdo mal, se llamaba...

—Te llamas... Noelle, ¿no? Llevas un peinado distinto hoy, pero eres Noelle, ¿no?

—¡¡¡...!!!

Al escuchar su nombre pronunciado por Bell, la chica de cabello plateado, también conocida como Noelle, se agitó visiblemente mientras abría y cerraba la boca nuevamente, hasta que finalmente, con el rostro tan rojo que le llegaba a las orejas, gritó:

—¡T-T-Te equivocas! ¡¡¡No es que... le esté buscando un regalo a Asta ni nada de eso!!!

—Yo no he dicho eso.

—S-Solo estaba comprando para mí, y... pensé que, mientras estaba aquí, tal vez debería buscar un regalo... ¡¡¡pero no vine aquí con esa intención!!! ¡¡¡Así que no digas nada raro!!!

—¡Te he dicho que yo no he dicho nada de eso!

—¿¡Eh...!?

Allí, Noelle recuperó el sentido y miró a su alrededor. La gente a su alrededor se había detenido en seco, mirándola con desconcierto. Era natural. Después de todo, había pegado un grito muy fuerte en medio de una calle bastante transitada de la ciudad.

—Hmm. Da igual. ¿Nos vamos de aquí? —dijo Bell, mientras se rascaba la mejilla con torpeza.

Aunque sea extraño en ella, había leído correctamente el ambiente del lugar.

—¡Te estoy diciendo la verdad! ¡Solo le quiero dar un regalo por cortesía, como durante el Día de San Valentín!

—Que sí~ Ya lo pillo, ¿vale? ¡Eres muy pesada!

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Después de su fuga, Bell y Noelle hablaron mientras caminaban por la ciudad. Su nombre completo era Noelle Silva, era una integrante de los Toros Negros. Maldijo su error de antes. Hoy planeaba comprarle un regalo a Asta de incógnito. Incluso se molestó en disfrazarse un poco y había estado deambulando por la ciudad desde primera hora de la mañana. No obstante, se sorprendió al ver que Bell también estaba allí, por lo que le habló sin pensar. Habiendo expuesto su propia identidad y su propósito, estaba a punto de salirse de sus casillas.

—Pero no se lo digas a nadie...

Y ahora, caminaba con Bell, tratando de convencerla de que guardara su secreto... o mejor dicho, solo estaba tratando de corregir su malentendido. Eso es todo.

—Claro, si a mí me da igual —suspiró Bell antes de continuar—. ¿Sabes...? No creo que haya ninguna razón para que te avergüences de darle algo a alguien importante para ti. En todo caso, creo que es algo muy bonito.

—¡É-Él no es tan importante para mí!

—Eres más contradictoria de lo que pensaba... Entonces, lo reformularé. Imagina que la persona a la que planeas comprarle un regalo también te compra un regalo a ti.

Al escuchar esto, la película de la imaginación de Noelle comenzó a reproducirse. Se imaginó que Asta se había esforzado al máximo para elegirle un regalo. Y, cuando se lo entregaba, ponía su habitual sonrisa inocente y decía: "¡Gracias por todo, Noelle!".

Luego, la agarraba por los hombros y...

De repente, Noelle se llenó de tanta felicidad que se derritió y una sonrisa se formó espontáneamente en su rostro.

—¿Ves? ¡Estás ridículamente feliz!

—A-Ah... n-no, jejeje. ¡Cómo quieres que eso me haga feliz!

—Estás enfadada, pero todavía estás sonriendo... ¿Cómo puede ser? —Bell pasó justo frente a la nariz de Noelle, con el ceño fruncido—. Un regalo es algo que eliges mientras piensas en esa persona, ¡haciendo todo lo posible para hacerla feliz! ¡Un regalo implica que la otra persona pasó tiempo pensando en ti! ¡Por eso recibir un regalo es algo que hace feliz a la gente! ¡Es de mala educación tomártelo de esa manera!

—¡H-Hablas demasiado! ¡Me resulta difícil responderte!

—¿Qué dices? Bueno, ¡pues terminemos esta discusión aquí y ahora!

Mientras los dos discutían entre sí, en ese momento...

*PAM*

Escucharon un sonido detrás de ellas, lo que provocó que la gente del pueblo clamara. Bell y Noelle se dieron la vuelta y vieron una hermosa mujer con el cabello rubio avellana que se había desplomado en el suelo.

—O-Oiga, ¿¡se encuentra bien!?

Sin demora, Noelle corrió hacia la mujer y levantó su cuerpo.

—¿Eh...? —musitó la mujer. Llevaba una boina y un pañuelo que le cubría la boca. Por eso, Noelle tardó un momento en darse cuenta, pero esta hermosa mujer era...

—¿Capitana Charlotte...? ¿Y-Ya se encuentra bien para estar por aquí de compras?

—Sí... No te preocupes. Me mareé un poco mientras compraba. Disculpa.

—Ay~ Tenga cuidado, ¿de acuerdo? Pensábamos que le había pasado algo.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Después de eso, Noelle, Charlotte y Bell caminaron juntas por la ciudad mientras hablaban. La capitana de las Rosas Azules, Charlotte Roselei, maldijo su metedura de pata de antes. Hoy se había disfrazado un poco para comprarle un regalo a Yami de incógnito, pero luego vio a Bell y Noelle caminando por la ciudad. Parecía que buscaban comprar un regalo, así que decidió seguirlas para usarlas como referencia de lo que debía comprar.

Pero... se equivocó. Había escuchado su conversación, cuando Bell le dijo a Noelle que se imaginara recibir un regalo de la persona a la que planeaba comprarle uno. Esto hizo que Charlotte comenzara a imaginar lo mismo. Imaginó que Yami se había esforzado al máximo para elegirle un regalo. Lo imaginó diciendo algo así como: "Me gustan las mujeres fuertes, pero tu lado sensible tampoco está mal." Luego, le colocaba un collar alrededor del cuello, y...

De repente, la sangre se le subió a la cabeza y, antes de darse cuenta, se cayó al suelo.

—Si esto se sabe solo causaría que las de mi escuadrón se preocuparan, así que ¿podríais mantener en secreto el hecho de que me desmayé...? A-Además, si pudiérais no decirle a nadie que estuve aquí...

Charlotte caminó con ellas, tratando frenéticamente de convencerlas de que guardaran su secreto... o más bien, trataba de convencerlas de que no se preocuparan por ella. Eso es todo.

—¡Qué ocasión más ideal! ¡Podemos ir de compras las tres juntas! —Bell replanteó por completo su postura anterior y juntó las manos mientras decía alegremente esto.

—¿Qué...? —las otras dos exclamaron simultáneamente con los ojos muy abiertos por la sorpresa ante la repentina propuesta de Bell.

Bueno, tal vez no era tan disparatado después de todo. Era natural hacer eso después de encontrarte con otro conocido en la ciudad. Además, poder consultar con otra persona mientras compras un regalo suena fantástico. Sin embargo, Noelle y Charlotte también pensaron:

Si hago lo que dice ella, ¿¡no parecerá que estoy muy entusiasmada por comprarle un regalo...!?

Debería pensar "Bueno, supongo que es inevitable", pero...

Estas chicas eran realmente incoherentes. Ahora bien, Bell dijo las palabras mágicas que necesitaban:

—Quiero regalarle algo a Yuno, pero tengo muchos problemas para decidirme. Si lo discutimos entre las tres, decidirse será más fácil, ¿verdad?

—¡¡¡...!!!

Con esas palabras, las dos sonrieron internamente, pero intentaron no mostrarlo por fuera. 

—Hmpf... Bueno, supongo que es inevitable. Si insistes tanto, accederé a comprar contigo —Noelle respondió primero.

—Si lo dices así, no me puedo negar... ¡Ah! ¡Oh, es cierto! ¡Hace unos días, durante el Festival de las Estrellas, acabé en deuda con Yami! No quiero ser una morosa, así que tal vez debería comprarle algo... jaja. La ocasión me viene genial. Venga, me uno —después de Noelle, Charlotte respondió con un tono de voz que sugería que todo esto le resultaba un poco molesto, pero su entusiasmo interior era tan grande que se notaba en su andar. Una conocida suya estaba comprando un regalo, así que por supuesto ella la "ayudaría" y la acompañaría.

¡Visto así, supongo que no queda tan mal...!

—¡Bien, entonces está decidido! —bromeó Bell, sin conocer sus contradicciones, o más bien, sin interesarle un comino sus problemas, y se sentó en el hombro de Noelle. Estas chicas eran realmente incoherentes—. ¡Oh, qué bien! Estoy agotada después de volar durante tanto tiempo. Además, destaco más cuando estoy sola.

—Apuesto a que solo querías esto todo este tiempo... —Es malvadamente mona..., pensó Noelle. Luego le preguntó a Charlotte—: Bueno, eso da igual... Ahora, ¿adónde vamos primero? 

—A la avenida central, ¿no? Allí hay de todo —respondió Charlotte mientras caminaba junto a Noelle.

En ese momento...

—¿Eh...? ¿Jefa? Eres la jefa, ¿verdad?

—¡¡¡...!!!

Al escuchar una voz que conocía muy bien llamándola desde atrás, Charlotte se detuvo en seco. Giró la cabeza de una manera antinatural, muy parecida a un robot, para encontrarse con...

—¡Jefa! Y llevas ropa de civil... ¡Qué bien te queda! ¡Qué guapa!

Era Sol Marron, miembro del escuadrón de las Rosas Azules y colaboradora cercana de Charlotte. Detrás de ella había varias integrantes más de las Rosas Azules.

—Oh, hola... Sol... Qué coincidencia verte aquí.

Por el momento, pudo devolverle el saludo a Sol con dignidad y gracia, pero, internamente, Charlotte estaba pensando: Q-Qué mal... ¡Si descubren que quiero hacerle un regalo a un hombre...!

Las Rosas Azules son un equipo que odia a los hombres, y Charlotte lidera este equipo. No tenía ni idea de qué le dirían si se enteraran de que le iba a dar un regalo a un hombre.

No puedo permitir que se enteren..., pensó Charlotte para sus adentros con vehemencia.

A diferencia de ella, Sol se acercó con indiferencia al grupo.

—Oh, sobre Noelle... ¡El espíritu del viento! Qué honor tan singular~

—Entonces... ¿qué... estáis... haciendo todas aquí? —Charlotte sin querer cortó la coherencia de sus palabras mientras preguntaba. Sol... y el resto de las Rosas Azules no deberían haber tenido ninguna misión que requiriera que estuvieran ahí, entonces, ¿por qué...?

—Escuchamos rumores acerca de que el Pecado Original podría estar por aquí. Y hemos venido a preguntar sobre eso.

¡El Pecado Original! ¿¡Aquí también!? ¡Es un instrumento mágico realmente peligroso! Mientras Charlotte pensaba esto con enojo, Sol inclinó la cabeza hacia un lado con una sonrisa.

—Entonces, ¿qué haces tú aquí, jef...?

—¡Estamos ayudando a Bell a comprar! —antes de que Sol pudiera terminar, Noelle intervino como si estuviera a punto de perder los estribos.

En respuesta, Charlotte asintió con la cabeza tan vigorosamente que parecía un artista de heavy metal. Así es. En su agitación, Charlotte no se había dado cuenta de esto, pero no había necesidad de que estuviera tan preocupada. En ese momento, tenían una excusa conveniente.

Sin embargo, esa sensación de seguridad duró solamente un segundo. La razón fue que Noelle, atrapada en su propio temperamento, declaró:

—L-La capitana Charlotte y yo también, esto... Q-Queríamos comprar un regalo, pero solo... ¡solo por aprovechar que estábamos aquí las tres!

¡¡¡QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ!!! Mientras gritaba internamente, Charlotte miró a Noelle con todas sus fuerzas, pero ya era demasiado tarde.

—¿Un... regalo...?

En el momento en que escucharon a Noelle, Sol y todas las demás miembros de las Rosas Azules entrecerraron los ojos con desconfianza. Luego, para empeorar las cosas, Bell, en su incapacidad para interpretar el estado de ánimo, lanzó la siguiente bomba:

—Claro. Las tres vamos a comprar un regalo a nuestros amados. Ejejeje. ¿No es genial~?

¡¡¡YA TE ENSEÑARÉ YO LO QUE ES "GENIAL"!!!, pensó Charlotte mientras miraba a Bell. Pero fue en vano. Los ojos entrecerrados de las chicas de su escuadrón se agudizaron tanto que brillaban como dagas.

—¿Vuestros... amados...?

—L-Lo estáis malinterpretando... Antes de sacar conclusiones, deberíais escuchar la historia completa de cada una... —mientras intentaba calmar a las de su escuadrón, Charlotte se estaba devanando los sesos, tratando de pensar en una buena excusa.

—Te escucho... Vale, te escucho. Si se trata de ti, jefa, escucharé lo que tengas que decir...

No obstante, antes de que a Charlotte se le ocurriera una idea, Sol dio un firme paso adelante, acercándose a ella. Abrió los ojos, revelando que la luz había desaparecido por completo de ellos, e inclinó descuidadamente la cabeza hacia un lado mientras decía con voz ronca:

—Entonces, dime... La persona a quien quieres darle un regalo... La persona a quien amas... ¿Quién es? —sonaba como un espíritu maligno mientras hablaba.

Habló con tal vigor que Charlotte sintió que si respondía incorrectamente a ese espíritu, la perseguiría por el resto de su vida... no, incluso hasta el otro mundo. La perseguiría gimiendo: "Jefa... Estaremos juntas para siempre... para siempre..." o algo así. Aun así, a Charlotte no se le ocurrió una buena respuesta. ¿Qué podría decirle para escapar de una situación tan difícil...?

—"Amados"... ¡Claro! —aunque Charlotte se sintió acorralada, encontró una pista en esas palabras y dijo—: Vaya... Supongo que me habéis pillado —suspiró y, luego, una por una, miró a Sol y al resto de chicas de las Rosas Azules directamente a los ojos antes de seguir en voz baja y con una sonrisa—. Mis "seres amados"... sois todas vosotras, las integrantes de las Rosas Azules.

—¡¡¡............!!!

El sonido del amor resonó dentro de cada una de las chicas de las Rosas Azules, y una visión de un jardín de flores se extendió por el fondo.

—Hemos subido una posición en el ranking del Festival de las Estrellas este año, ¿no? Todo ha sido gracias al arduo esfuerzo que realizáis todos los días. Es por eso que quería compraros regalos en secreto para cada una, pero... me habéis descubierto —continuó Charlotte.

—Ah... Ah... ¡Ah! J-Jefa... ¡¡¡Jefa, jefa, jefa!!! —un torrente de lágrimas brotó de los ojos de Sol mientras se tambaleaba antes de hundirse en el suelo—. ¡Aunque fuera solo por un segundo, no puedo creer que haya dudado de una persona tan maravillosa y tan considerada con su equipo! ¡¡¡Qué tonta soy!!!

Sol empezó a golpearse la frente contra el pavimento de piedra. Los peatones de alrededor quedaron impactados por la vista, y las madres con niños pequeños cubrieron silenciosamente los ojos de sus hijos antes de alejarse.

—Basta, Sol. Soy yo la que debe disculparse por confundirte. Por favor, para.

Porque, sinceramente, es aterrador verte..., pensó Charlotte.

Esto sacó a Sol de su ensimismamiento.

—¡Las Rosas Azules somos un equipo honorable compuesto únicamente por las mujeres más puras! ¡Desde ahora, cumplamos con recelo nuestras tareas para no quedarnos atrás de esos otros escuadrones dirigidos por unos hombres tan vulgares y viles! ¿¡Ha quedado claro!? —declaró luego Charlotte.

—¡Sí, señora!

Charlotte las despidió con esas palabras, y las integrantes de su escuadrón se marcharon con un 70% más de motivación que antes. Charlotte esperó hasta que se hubieran deslizado entre la multitud antes de agarrarse el pecho. Aunque de algún modo había logrado evitar una crisis, todavía le dolía el corazón por tener que engañarlas de esa manera. Además, comprar regalos para diez personas también sería bastante doloroso... para su billetera, claro. Mientras Charlotte pensaba esto, Noelle y Bell dijeron sorprendidas:

—Es increíble, capitana Charlotte... ¿le comprará un regalo al capitán Yami y a todas las chicas de su escuadrón?

—Eres muy generosa~ ¿Pero de verdad vas a poder? ¿No te vas a arruinar?

¡Todo esto es por tu culpa! Por supuesto, por mucho que hubiera querido, Charlotte no dijo esto. En cambio, respondió con:

—Si es solo de vez en cuando, me lo puedo permitir.

Una respuesta adecuada. En realidad, quien guardaba secretos era ella. No era culpa de esas chicas. Son cabezas huecas, pero no era su culpa.

En cualquier caso... el simple hecho de encontrarse con unas conocidas había causado un alboroto. Tenía la sensación de que también habría otras trampas al acecho. Se dio cuenta de que esa tarde de compras no iba a ser fácil.

—Bueno, pues... ¿nos vamos? No tenemos todo el tiempo del mundo.

Aunque este incidente marcó solo el comienzo de sus problemas, la búsqueda de las chicas de un regalo había comenzado. Con el telón levantado, las tres llegaron a una gran avenida que atravesaba el distrito comercial. A ambos lados de la calle había una amplia variedad de tiendas, tanto grandes como pequeñas, donde se exhibía una amplia variedad de productos. Las tres decidieron que empezarían por el principio y caminarían por esta calle, pensando que seguramente encontrarían algo que valiera la pena comprar. Mientras caminaban, Bell quedó completamente perpleja por segunda vez ese día cuando le dijo a Noelle:

—Sé que me estoy repitiendo, pero tener tantas opciones hace que sea aún más difícil elegir.

—Tendrás que empezar por reducir tus opciones. Por ejemplo, seleccionando cosas que le quedarían bien a Yuno.

—Mmmm, pero... —Bell miró a todas las personas que caminaban por la calle antes de mirar directamente a los ojos de Noelle—. ¡Mi Yuno es tan guapo que no se le puede comparar con ninguno de esos otros chicos! ¡Es tan elegante que le queda bien absolutamente cualquier cosa, y cada cosa parece estar hecha para él!

—No hace falta que seas tan franca —manifestó Noelle, preguntándose si el concepto de "humildad" existía en el mundo de los espíritus.

—Si no puedes decidir qué le queda bien, ¿por qué no compras algo que él se pondría? —dijo Charlotte mientras caminaban hacia una tienda de ropa cercana. Mientras hurgaba en la ropa que estaba apilada en el frente de la tienda, su rostro se sonrojó un poco—. Por ejemplo... Yami usa el mismo tipo de camiseta todos los días, ¿no? Si le compro algo así, por muchas que tenga, seguro que se la pondrá.

—Qué aburrido. Eso se lo puede comprar él mismo —Bell respondió con una expresión de disgusto en su rostro al escuchar la opinión de Charlotte.

—Pero puedes elegir un diseño diferente al que normalmente elegiría él, o algo hecho con materiales de mayor calidad. Luego, cuando necesite vestirse con algo más formal o si simplemente le apetece ponerse algo un poco diferente, puede usar lo que le compraste.

—Ya veo... —Noelle asintió con la cabeza.

Era de esperar de su superior, sin mencionar que era una capitana de los caballeros mágicos. Quizás lo que dijo no fue tan especial, pero Noelle quedó impresionada de que a Charlotte se le hubiera ocurrido y hubiera puesto en práctica una idea así tan rápido. Su gusto para vestir también debía ser excelente.

Al poco tiempo, Charlotte escogió una camiseta imperio de la pila y se giró hacia Noelle y Bell.

—Algo que normalmente él no elegiría, y algo un poco más caro de lo que normalmente suele comprar... En otras palabras, algo como esto.

Dicho esto, la camiseta que les presentó era...

—...

Una camiseta sin mangas de increíblemente mal gusto con calaveras negras estampadas por todas partes. Cubierta con tachuelas rojas por las mangas y el cuello, y con cadenas de oro aquí y allá.

—Estaba pensando en algo parecido a esto, pero... ¿qué opináis?

Por alguna razón, Charlotte tenía una expresión de suficiencia en su rostro mientras sostenía la camiseta y les preguntaba qué pensaban. Noelle y Bell fueron brutalmente honestas con sus respuestas.

—Es tan fea que me están entrando ganas de vomitar.

—Si mi novio se pone eso, corto con él.

—Vaya. Bueno, ya sé que tengo un gusto sublim... ¿¡EEEH!? Espe... ¡¿Qué?! ¿¡Cómo que fea!?

Charlotte no podía creer lo que acababan de decir. Como para sorprenderla aún más, Bell la ridiculizó:

—¡Es feísima! Y no se la compraría ni él ni nadie con lo cara que es.

—¿Qu...? Pero... ¿¡N-No os gusta!? ¡Tiene cadenas!

—¿¡Y qué!? En realidad, ¡es por eso que es fea! ¡Tanto desde el punto de vista de la moda como desde el punto de vista funcional!

—No, pero... tiene calaveras...

—¡No puedes comprar algo simplemente porque tiene calaveras! ¿¡Cuánto atractivo crees que tienen las calaveras, eh!?

Charlotte Roselei: 27 años. Hasta ahora, nunca le había comprado un regalo a un hombre. Recuerda haberle hecho un regalo a su padre cuando era muy joven, pero dar regalos a parientes consanguíneos no es realmente comparable con dar regalos a alguien del género opuesto. Además, la última vez que le hizo un regalo fue cuando tenía 10 años. En otras palabras, su sentido de dar regalos no había madurado desde entonces. Ese grave accidente fue el resultado de que ella intentó sumar dos más dos tras escuchar a unos chicos de por ahí calificar de "guay" algo que tenía "calaveras" y "cadenas".

—Chica, espabila —sin conocer las circunstancias de Charlotte, Bell dejó escapar un suspiro—. Te avanzo que ya he preparado mi regalo principal para Yuno. ¡Solo estoy buscando algo extra para comprarle hoy!

—Espera, Bell. ¿Dices que ya le has comprado un regalo a Yuno? —dijo Noelle, sorprendida.

—¡Claro que sí! —afirmó Bell e infló su pecho con orgullo.

—Por favor... —Charlotte, algo triste, devolvió la camiseta al lugar donde la había encontrado y suspiró— cuéntanos estas cosas antes. ¿No acordamos que usaríamos los regalos de cada una como referencia para ayudarnos a elegir los nuestros?

—¿Y qué compraste? —preguntó Noelle.

—... —Bell hizo una pausa para agregar un momento de suspenso antes de contarlo, con una expresión de suficiencia en su rostro—. ¡No lo compré! Lo escrib... ¡Escribí un poema de unas cuarenta estrofas, todo para Yuno!

Puaj...

Sin darse cuenta de que las dos se habían alejado de ella, Bell comenzó un largo discurso mientras gesticulaba grandilocuentemente con los brazos, como lo haría un actor en el escenario.

—"Cuánto pienso en Yuno todos los días. Cuánto amo a Yuno. ¿Qué es lo que amo de Yuno...?" Casi me quedo corta con cuarenta estrofas, pero lo compuse con el amor que tengo por él cada día. Juju. ¡Lo siento! ¡Mi regalo es demasiado guay para que podáis usarlo como referencia!

Charlotte y Noelle intervinieron antes de que Bell pudiera continuar.

—Tienes mucho valor para burlarte de mi sentido de los regalos cuando tú misma has creado un material tan peligroso.

—Te aconsejo que lo tires cuanto antes.

—¿¡QUÉÉÉÉ!? —gritó Bell, absolutamente enfurecida.

—¡No digas "QUÉÉÉÉ" con esa cara! Una carta aún, pero un poema... Si me dieran algo así, ¡no sabría qué hacer! ¡Entraría en pánico! —respondió Noelle a fuego, inclinando la cabeza como un delincuente.

—¡Qué estúpida! Cada vez que lo lea, sentirá mi amor por él. ¿¡Es que no lo ves!?

—¡Por ​​eso es tan aterrador! Es como si lo estuvieras acosando... ¡No, ni siquiera un acosador llegaría tan lejos!

—¡Pero incluso lo tengo encuadernado en un libro! ¡Y le até un lazo con una cinta!

—¡Nada de peros! ¡Se hace cada vez más terrible! ¿¡Qué te pasa por la cabeza!? Ya no tengo dudas: ¡estás loca!

Espíritu del viento, Bell: edad desconocida. Ama a Yuno y también se ama a sí misma. Le encanta oírse hablar, ama lo que hace y ama lo que escribe. En resumen, piensa que todo lo que crea está genial, lo que significa que considera que el poema que escribió, por supuesto, es genial. Para ella, cualquiera debería estar feliz de recibirlo. Más tarde testificaría que fue ese amor distorsionado lo que la llevó a tal crimen.

—¡¡¡G-Grrrr!!! Te has pasado tres pueblos... ¿¡Y tú, qué vas a comprar!? —respondió Bell, berreando.

—Sabía lo que le iba a comprar desde el momento en que llegamos aquí... está ahí —dijo Noelle mientras se subía las gafas.

Llena de confianza, señaló con el dedo una tienda donde se exhibía un gato de peluche que sostenía un grimorio. Era una tienda especializada, dedicada a la venta de estuches para grimorios.

Es una buena idea, en realidad..., pensaron Bell y Charlotte.

Los estuches para grimorios están hechos de materiales resistentes, pero pueden romperse, especialmente si se dañan con el ataque de un enemigo, por lo que a muchos caballeros mágicos les gusta tener repuestos. Por otro lado, hay muchos hombres descuidados que no se molestan en comprar otro estuche hasta que el anterior se les cae en pedazos. En otras palabras, tal y como Charlotte decía antes, era algo que a la otra persona no le importaría tener más de uno, y al mismo tiempo era algo que no compraría por sí mismo. Además, los estuches para grimorios a menudo presentan diseños bastante estándares, por lo que era poco probable que ocurriera algo como el incidente de la camiseta sin mangas de antes tratándose de estuches para grimorios.

—Ya veo... No está mal, Noelle —dijo Charlotte sin pensarlo.

—B-Bueno, no es una mala elección... —admitió Bell a regañadientes, ya que tampoco pudo negar que la elección de Noelle era buena una vez que vio hacia dónde señalaba.

—Por supuesto. Es un estuche único, así que seguro que le gusta.

Noelle se echó su cabello plateado detrás de su hombro con un movimiento rápido. Caminó hacia la tienda especializada mientras hablaba... pero, por alguna razón, se detuvo antes de entrar a la tienda. Luego comenzó a abrazar el gato de peluche de dos metros que se exhibía en el frente de la tienda para atraer clientes.

—¡Este va a ser mi regalo para Asta! ¡A ver si espabilais y encontráis vuestros regalos! —se jactó.

—¡Estoy bastante segura de que eso no está a la venta! Y, espera un segundo, ¿¡estabas hablando del gato!? —replicó Charlotte de inmediato, lo que hizo que Noelle mirara inquieta a su alrededor.

—¿Eh...? Sí, pero... ¿A qué pensábais que me refería?

—¡A cualquier otro estuche! De hecho, de todos los que hay aquí, ¿por qué elegirías ese? Lo mires por donde lo mires, ¿¡no ves que este no sirve!? ¡Es muy grande!

—¡Pero eso es lo que lo hace tan mono!

Noelle Silva: 15 años. Sus gustos son bastante simples, pero a veces también pueden ser un poco extraños.

—¡Retiro lo dicho! ¡No apoyo tu regalo! —replicó Charlotte con todas sus fuerzas, completamente inconsciente de este aspecto de Noelle y completamente fuera de su carácter habitual...

Entonces, en ese momento, las tres se dieron cuenta: a ninguna de la tres se le da bien elegir regalos.

Las tres eran algo conscientes del hecho de que sus gustos eran un poco "peculiares". Decidieron ir de compras juntas en un intento de remediarlo, pero... nunca pensaron que la cosa fuera tan grave. Lo único que habían estado haciendo es criticarse las unas a las otras y recibir críticas. Esto no las había acercado a elegir el regalo correcto y, a este paso, nunca llegarían a lograrlo. Solo seguirían vagando eternamente por un corredor interminable lleno de malas decisiones. Reconociendo el peligro de su situación actual, intercambiaron miradas en silencio.

—M-Mm... Perdonad. ¿Queréis algo... de mi tienda? —una mujer salió de la tienda de estuches de grimorios y les habló con miedo a las tres.

—¡¡¡...!!!

Las tres se volvieron hacia la mujer antes de mirarse las unas a las otras y asentir. Luego, después de tramar un complot sin decir palabra, todas dieron un paso hacia la comerciante. Ahora que las cosas habían llegado a este punto, tendrían que confiar en su último recurso...

—Queríamos comprar... un regalo. ¿Qué nos recomienda?

...consultar a la dueña de la tienda.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

—Está bien. Son tres regalos distintos, ¿verdad? Esperad un momento mientras los envuelvo.

Después de explicarle sus circunstancias a la comerciante y de casi una hora completa de discutir las cosas con ella, cada una se decidió por regalar un estuche de grimorio.

Lo logramos..., pensaron Charlotte y Noelle mientras se colocaban una mano sobre el pecho con alivio. Sin embargo, por alguna razón, Bell se sentó en el hombro de Noelle con una expresión de insatisfacción.

—¿Qué pasa... Bell? ¿Todavía hay algo que te preocupa?

—No es que esté "preocupada", pero... ¿cómo lo digo? Estaba pensando... ¿seguro que está bien elegir un regalo para alguien tan importante tan fácilmente?

—¿No crees que esté bien? Quizá te haya parecido fácil, pero dedicamos bastante tiempo a elegirlo, y cada una lo hizo con seriedad... N-No me avergonzaría para nada darle un regalo como ese a una persona... importante para mí —Charlotte se sentó en un banco mientras decía esto, consciente del hecho de que había tartamudeado al final.

—No es que me avergüence, pero un regalo así... —respondió Bell cabizbaja, sin haberse dado cuenta del tartamudeo—. Creo que deberíamos mirar más tiendas de todo tipo antes de decidir que esto es lo único que regalaremos.

—Te estás preocupando demasiado.

—Tengo que preocuparme. Es decir, estoy con Yuno porque lo amo. Es por eso que siento que no debo tomar atajos a la hora de transmitir cuánto amor siento por él.

—¿E-En serio...?

Un poco sorprendida por el lado serio que Bell estaba mostrando, Charlotte no pudo evitar asentir con la cabeza... También sintió un poco de envidia de la honestidad con la que Bell podía transmitir sus sentimientos.

—Además, puede que esté divagando un poco, pero... Elegí estar con Yuno porque lo amo, pero... no es que Yuno haya elegido estar conmigo, ¿sabéis? —continuó Bell. Por un momento, se pudo ver un atisbo de miedo en sus ojos decididos e inquebrantables—. Por eso... a veces, no puedo evitar preguntarme... qué piensa Yuno de mí...

—...

Las palabras de Bell hicieron que Noelle y Charlotte se quedaran en silencio.

—Obviamente, estoy bastante segura de que me necesita cuando se trata de pelear, pero... de vez en cuando... me preocupa lo que él piensa de mí a parte de eso. "Necesitar a alguien" y "amar a alguien" es bastante distinto.

Charlotte y Noelle tampoco pudieron encontrar una respuesta a estas palabras, pero en cierto modo entendieron lo que Bell quería decir. Podría haber una discrepancia entre los sentimientos de quien eligió y de quien fue elegido... Y parece que Bell se sentía ansiosa por esto a veces. A primera vista, quizá parecía algo extraño por lo que preocuparse. Ser elegido por uno de los Cuatro Grandes Espíritus es uno de los mayores honores que un mago puede recibir, y prestándole su poder a Yuno lo había ayudado a lograr muchas cosas maravillosas.

No obstante, ese no era el punto. A Bell no le preocupaba si Yuno la aceptaba como una "Gran Espíritu", sino como una "compañera". Por eso Noelle y Charlotte no supieron responder. Sintieron que sería irresponsable de su parte opinar sobre el tema, ya que ellas sabían muy poco sobre cómo es realmente Yuno. Al darse cuenta de que acababa de hacer que el ambiente se volviera increíblemente sombrío, Bell agitó las manos entrando en pánico.

—¡Ah! ¡Pero tampoco me preocupa tanto, no os penséis! Quiero decir... ¡Solo digo que siento que debería elegir un regalo con más entusiasmo para transmitirle mi agradecimiento, ya que elegí estar con él por conveniencia propia! —dijo con su tono de voz habitual antes de mirar el reloj de la tienda. Después de confirmar que era poco más del mediodía, miró a Noelle y Charlotte una vez más—. Y todavía tenemos mucho tiempo, así que voy a mirar otras tiendas un poco más. Hoy fue agotador por todo tipo de razones, pero nunca antes había ido de compras con alguien, así que... Mm... Ha sido divertido... Gracias por acompañarme —añadió sonando un poco avergonzada pero también algo feliz.

—...

En respuesta a esas palabras, Noelle y Charlotte intercambiaron miradas, sonrieron y luego asintieron. Tal y como habían pensado antes, no sabían cómo era la relación entre Yuno y Bell normalmente, por lo que no podían ofrecerle ningún consejo. Aun así...

—Ah~... No tienes remedio. Si quieres, supongo que puedo quedarme contigo un rato más —fue Noelle quien respondió primero.

—Decidido, pues. Pero antes de eso, hagamos una pausa para comer. No se pueden tener buenas ideas con el estómago vacío —siguió Charlotte con un tono de voz que hacía pensar que todo esto era una molestia para ella.

—¿Eh...?

Noelle y Charlotte se rieron cuando vieron lo sorprendida que parecía Bell.

—Está bien que seas tan considerada con él, pero es posible que te estés esforzando demasiado. ¿Por qué no intentas confiar en los demás de vez en cuando...? B-Bueno, no es que yo sea la más indicada para aconsejarte.

—Da igual. Si lo hacemos juntas, podremos lograrlo. ¡Hemos llegado hasta aquí, así que llevemos este asunto hasta el final!

Así es. Es posible que no pudieran darle a Bell ningún consejo sobre relaciones, pero podían elegir un regalo todas juntas. Al menos podrían defender su punto de vista y compartir sus preocupaciones. Bell había dicho que no le preocupaba tanto, pero, al menos, se dieron cuenta de que parecía triste mientras hablaba. Por eso no podían dejar que se preocupara sola. Noelle y Charlotte sabían muy bien lo doloroso que es preocuparse sola.

—Chicas... —dijo Bell con una expresión de asombro que solo mantuvo un segundo antes de girarse hacia abajo para ocultarla. Cuando volvió a mirar hacia arriba, su habitual sonrisa decidida había regresado y se puso a revolotear frente a los rostros de Noelle y Charlotte—. Ya os aviso que haré que me sigáis hasta que se os caigan las piernas, ¡así que preparaos!

—¡Oye! Vale, vale. ¡Pero deja de volar tan cerca de nuestras caras! ¡Las escamas de tus alas se me están metiendo en los ojos!

—¡Ay, mis ojos! ¡Pican! ¿¡Qué es esto!? ¿¡Es parte de tus poderes de gran espíritu!?

Mientras las tres continuaban con esas payasadas, la tendera se acercó a ellas con una bolsa de papel y una sonrisa irónica.

—Gracias por esperar. Aquí tenéis.

—Ah, gracias.

—Otra cosa... —Cuando Charlotte tomó la bolsa, la mujer también le entregó una hoja de papel—. Usad esto también si queréis, por favor.

—¡Oh...! —exclamaron las tres al verlo.

Lo que la dueña les había entregado era un mapa turístico del área comercial. Era prácticamente una guía, llena de toda la información que podían desear, como qué vendía cada tienda, recomendaciones de artículos y más.

—No es que quiera entrometerme, pero escuché vuestra conversación y...

—¡No, no, no! ¡No se preocupe! ¡Esto nos ayuda muchísimo! ¡Gracias! —dijo Bell mientras volaba alrededor del rostro de la mujer.

—Me alegro de ser de ayuda. ¡Ay! Se me han metido tus escamas en los... Ahora que lo pienso, ¿¡qué eres, un instrumento mágico quizá!? —farfulló la señora, alarmada.

Mientras, Noelle y Charlotte tenían la mirada puesta en el mapa. Con esto, incluso ellas, cuyo sentido del gusto era terrible, podrían encontrar un buen regalo. Vieron un atisbo de esperanza, pero luego...

—¡AAAAAAAAH!

—¿¡Oh!? ¿Q-Qué te pasa? ¡¡¡Eso es peligroso!!!

Escucharon dos gritos en rápida sucesión desde afuera de la tienda, y la calle principal se volvió gradualmente más ruidosa. Las tres sabían que debía haber problemas.

—Vamos...

Charlotte se dirigió hacia la salida con Noelle y Bell siguiéndola mientras se preparaban para la batalla. Al mismo tiempo, en un rincón de su corazón, Charlotte pensó: ¿Ha venido a por venganza, después de todo...?

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

—¡Ah, jefa! ¡Llegas en el momento perfecto!

Nada más llegar al lugar, Sol, montada sobre su escoba, se detuvo frente a ellas. Mirando hacia donde apuntaba Sol, pudieron ver a un hombre escapando en escoba por encima de la multitud, perseguido por varias integrantes de las Rosas Azules.

—¿Cuál es la situación actual? —le preguntó Charlotte a Sol.

—Bueno... Es un matón llamado Carlo que tiene una copia del Pecado Original. Se las arregló para escapar antes de que pudiéramos detenerlo... ¡por eso el resto del escuadrón y yo lo estamos persiguiendo! —dijo Sol torpemente. 

—¡No deberías hacer eso! Si hacéis que el propietario del Pecado Original se sienta acorralado, ¡podría desatarse! Tenemos que llevarlo a un lugar sin mucha gente, y rápido... ¡No podemos dejar que estalle en la ciudad! —respondió Bell, presa del pánico.

—Sí, lo sabemos, pero... —la voz de Sol se volvió cada vez más tranquila mientras decía con frustración—: No conocemos muy bien esta zona, así que no pudimos encontrar un lugar adecuado...

Ciertamente, esa zona estaba llena de parejas y familias. No había duda de que las integrantes de las Rosas Azules intentaron encontrar un área tranquila, pero esto era un distrito comercial y hoy era festivo, por lo que probablemente no existía tal lugar. Mientras Charlotte agonizaba sobre qué hacer, Noelle le entregó algo.

—¡Capitana Charlotte! ¡Mire esto!

Lo que Noelle le entregó fue el mapa de antes. Charlotte la miró preocupada. ¿Qué podría tener que ver ese mapa con una situación como esta...? Espera.

—Ya veo... —entendiendo lo que Noelle quería decir, Charlotte le preguntó a su subordinada—. Sol, ¿cuántos transmisores tenéis?

—Ohh. Pensé que hoy le haríamos preguntas a la gente, así que traje seis o siete.

—Excelente. Dános uno. Y préstanos una escoba, por favor.

—Claro, pero... Jefa, ¿qué va a hacer?

—Chicas, llevad al culpable a la plaza central —dijo Charlotte en respuesta, señalando el centro del mapa—. Os guiaremos hasta allí con este mapa. Por favor, que alguien vaya a la plaza antes que las demás y evacue a la gente de allí.

—¡Vale...! ¡Esa es mi jefa! Con un espacio tan amplio como ese, incluso si estalla una pelea... ¿hm? —acercó su rostro al mapa como si acabara de ver algo.

"¡Los dulces de esta tienda se han vuelto muy populares entre las chicas de secundaria! ¡Son perfectos para regalar!"

"¡La dueña de esta tienda es la mejor asesora de belleza de la ciudad! Es posible que puedas programar una consulta con ella..."

Al mirar las anotaciones esparcidas por el mapa, Sol miró a Charlotte con una cara extraña.

—Oye, jefa, ¿qué es esto? ¿Qué es este mapa...?

—¡Esto es una emergencia! ¡Movilicémonos de inmediato! —gritó Charlotte poniéndose cada vez más roja, en un intento de distraer a Sol.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

—¡Los equipos 1 y 2, rodead y bloquead la calle principal hacia el este! ¡Los equipos 3 y 4, esperad mis órdenes en el cielo!

Charlotte volaba en su escoba con Noelle sentada detrás de ella transmitiendo órdenes a las demás utilizando un instrumento mágico transmisor. Mientras, Bell estaba aferrada a su hombro y comentó:

—¡Vale, eso siempre y cuando el culpable siga recto, pero quizá intente escapar por el callejón de un poco más adelante! ¡Deberían bloquear ese área también!

—De acuerdo... ¡Equipos 3 y 4, bloquead ese callejón!

Las tres perseguían a Carlo montadas en una escoba que les prestó Sol, dando órdenes a las otras integrantes de las Rosas Azules para conducir al culpable hacia la plaza central. Charlotte se volvió un poco hacia Noelle, quien estaba desempeñando el papel de líder.

—Eres increíble, Noelle. Que puedas instrucciones con tanta exactitud... incluso con un mapa, la mayoría de gente no podría guiar a otros tan bien como lo estás haciendo tú ahora.

—¿Eh? N-No es nada... No creo que se me dé tan bien.

Era porque había estado deambulando por la zona desde primera hora de la mañana... No podía admitir eso, así que simplemente dio una respuesta vaga. Bell sonrió mientras empujaba las mejillas de Noelle, sin darse cuenta de los intentos de Noelle de ocultar su vergüenza.

—No seas tan modesta~ ¡Ah, esa tienda por la que acabamos de pasar es famosa por sus accesorios de moda!

—¡N-No es que quiera ser modesta...! Por cierto, he oído que allí te dan un bolso gratis muy mono si gastas más de 1000 yuls.

Con una pequeña sonrisa en su rostro, Charlotte giró la cabeza mientras escuchaba su conversación.

—Menuda ganga... Vayamos allí después de haber realizado el arresto.

En su momento de ligereza, la voz de Sol llegó a través del transmisor.

—¡Aquí Sol! ¡Hemos terminado de evacuar la plaza! ¡¡¡Podéis venir cuando queráis!!!

—Buen trabajo. Llegaremos en breve. Preparaos para la batalla y permaneced en espera por ahora.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Después de eso, las hábiles directrices de Noelle llevaron a Carlo a huir hacia la plaza, tal y como querían.

—¿¡Q-Qué pasa con este lugar!? ¿¡No hay nadie aquí...!?

Carlo sospechó en el momento en que se dio cuenta de que no había nadie en la plaza, pero, para entonces, ya era demasiado tarde para él. La varita de Noelle ya apuntaba hacia allí mientras lanzaba su hechizo.

—Magia de Creación de Agua: ¡Nido del Dragón Marino!

*CHOF*

Una cúpula hemisférica de agua cubrió toda la plaza en un instante, lo que obligó a Carlo a frenar repentinamente su escoba.

—¡Abandona! ¡Estás completamente rodeado! —declaró Noelle mientras ella y los demás descendían al suelo.

"Nido del Dragón Marino" protege a los que están dentro de los ataques externos. No impide que la gente que está dentro salga. En otras palabras, estaba mintiendo, pero eso fue más que suficiente para mantener a Carlo en su lugar. Era una ilusión que lo mantenía "atrapado", tanto visual como psicológicamente.

—Entrega el Pecado Original ahora mismo. De lo contrario, te lo quitaremos a la fuerza. Tú decides —dijo Charlotte fríamente, mientras unas grandes rosas florecían de la empuñadura de su espada.

—¡No tienes nada que hacer contra el poder del amor que nos une a mi jefa y a mí! —gritó Sol, que se había unido a ellas en la plaza, con una sonrisa provocativa mientras apretaba el puño.

Charlotte estuvo a punto de negar que tuvieran tal poder, pero entonces Carlo rechinó los dientes con frustración.

—Maldición... ¿Cómo habéis podido responder tan rápido...? ¡Oh! ¡Ay, AAAAH!

Todo su cuerpo comenzó a convulsionar de forma antinatural por la angustia. Las cuatro levantaron la guardia rápidamente cuando Charlotte le preguntó a Bell:

—¿Eso indica que el Pecado Original está a punto de desatarse?

—Creo que sí, pero... de alguna manera, es un poco diferente a las otras veces...

Inmediatamente después de la respuesta de Bell, el cuerpo de Carlo se balanceó hacia adelante dramáticamente, la parte superior de su cuerpo se aflojó como si toda la fuerza lo hubiera abandonado. No obstante, entonces...

—Tsch~ Como pensaba, no tiene buena pinta. Que se haya dejado acorralar tan fácilmente...

—Ey —Carlo levantó la parte superior de su cuerpo lentamente y susurró con una sonrisa traviesa—, ¿alguna de vosotras quiere convertirse en mi nueva anfitriona? He podido manifestarme así porque la longitud de onda de este inútil coincide bastante bien con la mía, pero es demasiado débil y estúpido~

Su expresión, tono e incluso el aura a su alrededor eran diferentes que antes. Era inquietante, como si alguien más estuviera hablando a través del cuerpo de Carlo. Charlotte apretó con más fuerza la empuñadura de su espada.

—¿Qué...? ¿Qué dices, capullo?

—¡Eso es! ¡Estás hablando como si fueras un huésped parásito, una especie de manifestación o como si acabaras de tener un cambio hormonal! De cualquier manera, ¡dentro de cinco años te avergonzarás de esto! —lo abucheó Bell.

—Estás en lo cierto... —en respuesta, Carlo inclinó ligeramente el cuello—. Bueno, menos eso del cambio hormonal. Ahora mismo te estoy hablando porque me he apoderado del cuerpo de este hombre. —Sacó de su pecho un grimorio de color blanco puro, el Pecado Original, mientras les informaba—. Soy la encarnación de este grimorio... lo que llamáis el Pecado Original.

—¿Eh...? —dijo Noelle con el ceño fruncido.

Pero en ese momento...

—¡¡¡Agachaos...!!! —gritó Charlotte, agarrando las cabezas de Noelle y Sol y presionándolas contra el suelo.

Inmediatamente después...

*¡¡¡FLAS!!!*

Algo invisible pero muy, muy grande voló sobre sus cabezas. Un momento después, la escoba que habían dejado atrás y el pavimento de piedra circundante se hicieron añicos.

¿¡Qué diantres está pasando...!?, pensó Noelle con un escalofrío.

Charlotte se levantó y apuntó con su espada al enemigo.

—¡Todas, activad vuestro Mana Skin para protegeros! Lo más probable es que... ¡este tipo esté usando tentáculos invisibles para atacarnos! ¡Concentraos en vuestra percepción de maná!

Todas se quedaron de piedra cuando escucharon sus instrucciones. Aunque les hubiera dado la orden de concentrarse en su percepción de maná y detectar los ataques invisibles del enemigo, si esos ataques eran tan rápidos, sus cuerpos no podrían reaccionar a tiempo. Si sus ataques continuaban así, no podrían protegerse.

—Kushi~ Estoy impresionado de que hayas podido sentir ese ataque... Me gustas. Parece que también podrías resonar en mi longitud de onda —justo cuando todas se habían dado cuenta del peligro en el que se encontraban, Carlo... no, el Pecado Original dijo esto con admiración—. Bueno, da igual. Os dejaré a todas medio muertas y luego me tomaré mi tiempo para elegir un nuevo cuerpo anfitrión~

Golpeó el pavimento de piedra con sus tentáculos invisibles y luego lanzó su ataque.

—Magia de Creación de Espinas: Espada Mortal de Espinas...

—Magia de Creación de Tierra: Madre Tierra Arrasadora.

Charlotte conjuró su magia de espinas mientras que Sol conjuró un muñeco de arcilla gigante contra el Pecado Original. Sin embargo, las espinas de Charlotte fueron repelidas por los tentáculos invisibles y el muñeco de arcilla recibió una lluvia de golpes. Como esperaban, era difícil lidiar con un objetivo cuyos ataques no podían ver. Sintiendo que no podía simplemente quedarse atrás y no hacer nada, Noelle apuntó con la punta de su varita al Pecado Original.

—Magia de Creación de Agua: ¡¡¡Rugido del Dragón Marino!!!

No obstante, su hechizo se estrelló contra una pared invisible de tentáculos que se había extendido alrededor de su enemigo, convirtiendo su hechizo en un simple chorro de agua en un abrir y cerrar de ojos.

—Oh, tú también eres impresionante. Además, ese no era todo tu poder, ¿verdad?

Escucharlo hablar en un tono tan despreocupado hizo que Noelle chasqueara la lengua. Los tentáculos le servían como medio de ataque y como escudo para protegerse. Si no podía ver dónde hacían de escudo, entonces no había forma de saber dónde atacar.

¿¡Cómo se supone que vamos a capturar a un enemigo como este...!?

—¿¡Eh...!?

Mientras Charlotte entraba en pánico, notó un movimiento inesperado en el agua que se había esparcido por el último ataque. Aunque los tentáculos eran invisibles, repelen el agua, haciendo visibles sus movimientos y su forma.

¡Con esto, podríamos...!

—¡Noelle! ¡Sigue disparándole tu magia de agua! ¡No hay nada que temer si podemos ver sus ataques! —le dijo Charlotte a Noelle, para darle más sustancia al rayo de esperanza que vio.

—Kushishishi~ ¿Qué dices? No creo que eso sirva de mucho a menos que podáis detener mis movimientos —dijo la encarnación, provocándolas.

—Entonces, simplemente detendremos tus movimientos —respondió Charlotte como si ya lo hubiera tenido en cuenta.

En algún momento durante la batalla, Bell voló colocándose justo por encima de la encarnación. Con una sonrisa, respiró hondo.

—¡¡¡Aliento de Sylph!!!

Bell exhaló, creando un prodigioso torrente de viento que se dirigió hacia la encarnación a una velocidad tremenda.

—Hmmmmm. ¿El espíritu del viento también está aquí? ¿Quiénes sois vosotras?

Quizás determinó que no podía enfrentarse a ese ataque, así que usó sus tentáculos para saltar hacia un lado y esquivarlo. Eso le tomó una pequeña fracción de tiempo, en el cual su embestida de ataques cesó. Aprovechando ese breve interludio, Charlotte se movió entre los huecos de sus tentáculos.

—No somos nadie en particular. Solo unas chicas que estaban de compras.

Charlotte disparó zarzas espinadas desde la empuñadura de su espada, atravesando directamente la verdadera forma del Pecado Original, el grimorio blanco, antes de que este finalmente se rompiera en pedazos. El grimorio se convirtió en partículas de luz, dispersándose en el aire. Al mismo tiempo, sus tentáculos invisibles también desaparecieron.

—Ya veo. Eso fue... grosero por mi parte. Por favor, continuad disfrutando de vuestro día de compras. —La encarnación no parecía particularmente molesta por lo que acababa de suceder y habló en un tono indiferente—. Para compensar que me haya interpuesto en vuestro camino, os diré una cosa. Soy simplemente un "manuscrito" que nació del primer Pecado Original. El primero es mucho más fuerte que yo y es capaz de mucho más que yo.

—¿Estás poniendo excusas, ahora que has perdido?

—Tal vez. Podría sentirme un poco frustrado tras perder tan fácilmente después de todo lo que dije. Ni siquiera debería tener tal "función"... vaya. Tal vez mi conciencia aún sea imperfecta, o quizás estos sean solo sus pensamientos residuales.

Después de escucharlo hablar tan misteriosamente por segunda vez, Charlotte no pudo evitar preguntarle:

—¿Qué eres tú exactamente?

—No soy nadie. Tal y como dijiste antes —respondió la encarnación como si hubiera estado guardándole rencor a la respuesta que Charlotte le había dado anteriormente. Luego, la miró directamente.

Ella pudo ver una mezcla de emociones oscuras en sus ojos: resentimiento profundo, venganza, pero también miedo.

—Somos el "Pecado Original". Nacimos del primer pecado que vosotros, la raza humana, cometisteis.

—...

Con esas palabras llenas de significado oculto, el cuerpo del hombre cayó inerte como una marioneta a la que le cortan los hilos, y el Pecado Original desapareció por completo. A pesar de los muchos misterios que quedaron, la problemática se había resuelto, así que todas comenzaron a limpiar las secuelas.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Poco después de la batalla, llegaron varios otros caballeros mágicos para ayudarlas a limpiar, así que pudieron terminar en poco tiempo. Lo que sí consumió más tiempo fue su informe a los investigadores de instrumentos mágicos. Esta era la primera vez que oían hablar de que el Pecado Original se había personificado dentro del cuerpo de una persona, así que tuvieron que explicar lo que había sucedido muy minuciosamente. También tuvieron que transmitir el peligro aparente que representa el primer Pecado Original, así como el hecho de que estaba buscando magos fuertes para ser sus anfitriones.

Para cuando terminaron de transmitir todo esto y más, el sol ya había comenzado a ponerse. Ese hecho por sí solo normalmente no habría sido un problema, pero...

—...

Después de cambiarse de sus ropas empapadas, se quedaron en la plaza iluminada por el anaranjado sol poniente. Con una expresión de tristeza en sus rostros, miraron... los estuches de grimorio que habían comprado como regalo, que habían quedado completamente empapados y hechos trizas después de su batalla con la encarnación del Pecado Original. Charlotte no sabía cuántas veces había suspirado ya antes de decir:

—Lo siento. Todo esto es porque los até a la escoba. Debería haber sugerido dejarlos en la tienda.

Así es. La bolsa en la que estaban los estuches estaba ondeando al viento mientras perseguían a Carlo, por eso terminó atándola a un lugar tan peligroso. Pensó que eso era mejor que llevarla ella misma, pero su decisión se volvió en su contra. Pensar que sería destruida de un solo golpe...

—No había nada más que pudieras hacer en una situación así. Además, ahora esa tienda de estuches de libros ya está cerrada... —dijo Noelle sacudiendo la cabeza lentamente.

Mientras habían estado corriendo por la ciudad limpiando las secuelas del incidente, habían visto que la tienda ya había apagado sus luces y cerrado por el día. También habían notado que muchas de las otras tiendas estaban cerradas, probablemente como precaución después de un incidente así.

—No. Yo podría haberlos cogido y escondido en un lugar seguro. Lo siento —se disculpó Bell con expresión de pena.

—No te habría dado tiempo a hacer eso en una situación tan caótica. Entonces yo también puedo decir que debería haberlos guardado dentro de mi vestido. Podría haberlo hecho, ya que no era yo quien conducía la escoba... —respondió Noelle sin demora.

—No, no habrías podido, porque estaban atados a la escoba. ¡Es culpa mía! —objetó Charlotte frunciendo el ceño.

—¡No, es culpa mía!

—¡Para nada! ¡Es culpa mía!

Por un momento, las tres se miraron fijamente a los ojos, pero entonces...

—¡Puajajajajajajaja!

De repente, Bell empezó a reír y, como si se hubieran contagiado, Noelle y Charlotte se pusieron a reír también. Ese intercambio había sido demasiado extraño, y estaban felices de escuchar tanta simpatía de las otras... Con sus corazones llenos de emoción, no pudieron evitar reírse a carcajadas. Las tres continuaron riéndose un rato antes de que Bell se estirara y dijera:

—¡Vale! Entonces, ¡esforcémonos otra vez para escoger un nuevo regalo!

Lo dijo alegremente, pero la tienda donde compraron sus estuches de grimorio originales estaba cerrada, y muchas de las otras tiendas también. Además, la tinta en el mapa había quedado demasiado emborronada para leerla. Encima de todo, estaban todas exhaustas después del incidente de hoy. Enfrentadas a condiciones tan desfavorables, elegir otro regalo seguramente sería una tarea ardua. Aun así...

—Es verdad. ¡Vamos a darnos prisa y a comprar un regalo!

—Sí. Primero, vayamos a esa tienda que vendía pequeños accesorios de la que hablamos antes.

Noelle y Charlotte respondieron con una sonrisa y asintieron, como si salir a elegir otro regalo fuera lo más natural. Ciertamente, iba a ser difícil. No obstante, no lo harían solas. Después de superar un día lleno de turbulencias y adversidades, irían de compras con sus compañeras de confianza. Tal vez todas tuvieran un gusto terrible, pero después de superar tantos desafíos como lo habían hecho, tal problema era trivial en el peor de los casos.

El sol todavía se estaba poniendo, sin llegar a desvanecerse en el crepúsculo. Si unían sus fuerzas una vez más, seguramente encontrarían una manera de lograrlo. A estas mujeres incoherentes se les daba mal rendirse. Llenas de ánimo, las tres comenzaron a caminar dando pequeños brincos. Sin embargo, en ese momento...

—¿Eh? Reina de las Espinas, ¿eres tú?

De repente, escucharon a un hombre llamándolas por detrás.

—¡¡¡...!!!

Charlotte giró la cabeza tímidamente y vio a...

—Oh, tenía razón. ¿Qué? ¿Por qué vas vestida tan femenina hoy?

El hombre para el que planeaba comprar un regalo, Yami, estaba holgazaneando con un cigarrillo en la boca. Para empeorar las cosas, a su izquierda y derecha estaban...

—¡Oh, Noelle! ¡No sabía que estabas aquí! ¡Te he estado buscando! —Asta saludó a Noelle mientras el misterioso pájaro Nero se posaba en su cabeza con una mirada desagradable en sus ojos.

—Bell, ¿dónde estabas? Sé que dijiste que saldrías, pero estabas tardando mucho —dijo Yuno con su habitual cara inexpresiva.

No puede ser...

Enfrentadas a la mayor adversidad del día justo cuando estaba por terminar, las tres se pusieron tan blancas como un fantasma. Pensar que se encontrarían con las mismas personas a quienes querían comprar regalos... Habría estado bien si ya se los hubieran comprado. Ahora bien, como los habían encontrado antes de comprárselos, tendrían que explicar por qué estaban allí. En otras palabras, tendrán que explicar que habían venido para comprarles un regalo...

Mientras sus tres cabezas daban vueltas con pensamientos caóticos, Yami abrió la boca y soltó una bocanada de humo mientras preguntaba:

—Entonces, ¿qué estáis haciendo aquí...?

—¡Y-Yo podría preguntarte lo mismo! ¿¡Qué estáis haciendo vosotros en un lugar como este!? —respondió Charlotte amargamente a su pregunta con otra pregunta.

Aunque él se sintió un poco fuera de lugar por lo frenética que parecía Charlotte, Yami señaló a Charlotte mientras respondía:

—¿Qué quieres decir? Hoy es el Día de las Tres Hojas, ¿no? Te estaba buscando un regalo.

—¡...!

En un instante, el rostro de Charlotte se volvió completamente rojo, y sintió que su conciencia se desvanecía. En cambio, esta vez logró detenerse antes de caer al suelo, y se calmó lo suficiente como para decir:

—¿U-U-U-Un r-re-re-re... regalo...? ¿A mí?

No se calmó completamente, pero fue suficiente para que Yami asintiera y dijera:

—Por una vez, gané una apuesta a lo grande, así que compré algunos regalos para mi escuadrón, pero entonces Vanessa me dijo: "No está bien que me compre un regalo a mí y no a mi rival... ¡la capitana Charlotte!". No es que lo entienda mucho. Pero me dijo que debía comprarte un regalo.

—Q-Qué entrometida... Además, no tengo ni idea de por qué te ha dicho eso.

De alguna manera logró recuperar la compostura y aclaró su garganta mientras respondía. Le molestaba un poco el hecho de que otra persona le hubiera dicho que lo hiciera, pero aun así, eso era más que suficiente.

Un regalo de Yami... Esto me hace tan feliz... Estoy tan y tan... ¡FELIZ!

De hecho, era perfecto así. Si no se lo hubieran mandado, si él hubiera dicho que le había ido a comprar un regalo por su propia voluntad, sin duda, ella habría colapsado en el acto. Mientras lo pensaba, Yami agregó casualmente:

—Bueno, francamente, quería comprarte algo de todos modos. Siento que me has ayudado mucho, especialmente este año... Oye, espera, ¿estás bien? Se te acaban de poner los ojos en blanco.

—C-Cállate... ¡CÁLLATEEEEEEEEE!

—Espera, ¿qué te pasa de repente...? Oye, ¡OYE! ¿Por qué me estás atacando? ¿Qué quieres de mí?

—¡Quiero que desaparezcas de mi vista! ¡Por favor!

Mientras Charlotte lanzaba sus espinas a Yami, que estaba inusualmente desconcertado por lo que estaba sucediendo, Noelle le preguntó a Asta, retorciéndose de la vergüenza:

—A-Asta... ¿y tú, por qué has venido aquí...?

—¿Yo? ¡Vine a comprar un regalo para todos los Toros Negros!

—Ah... ya.

"Todos"... Mientras esa palabra resonaba en su mente, Noelle guardó silencio.

—¡Ah, es verdad! —por alguna razón, Asta comenzó a quejarse—. ¿Dónde has estado toda la mañana? ¡Te he estado buscando por todas partes!

—¿A ti q-qué te importa...?

—¡Sí que me importa! ¡Quería ir de compras contigo hoy para poder comprar algo que te gustara!

En un instante, el rostro de Noelle se volvió completamente rojo. Básicamente estaba diciendo que quería comprarle un regalo solo para ella. Además...

—Q-Q-Que... ¿q-q-querías tener... u-una cita conmigo?

Inmediatamente después de dejar escapar eso...

¡Oh, no!, pensó de inmediato. Al dejar escapar esas palabras, parecería que pensaba en Asta como un hombre.

—¿Una cita? —dijo Asta parpadeando, antes de que ella pudiera intentar retractarse—. No sé qué quieres decir, pero no estaba seguro de lo que querías, así que pensé que podríamos pasear por la ciudad y así comprarte lo que quisieras. También pensaba que, ya que estábamos, podríamos ir a comer a algún lugar y buscar regalos para los demás.

¡Eso es literalmente una cita! Mientras Noelle pensaba esto, gritó sin pensar:

—¡Tontasta! ¡¿Y por qué no me buscaste con más empeño?!

—¡¿Por qué estás siendo tan irrazonable?! ¿¡Cómo iba a poder encontrarte!?

—E-Estás mintiendo... ¡Eres un mentiroso! ¡Da igual! ¡No habría querido ir contigo, de todas formas!

—¡Me estás dando miedo! ¿Por qué te pones así? ¡Cálmate!

Al lado de Asta y Noelle, que estaban enfrascados en una animada pero desconcertante conversación, Bell le preguntó a Yuno con torpeza:

—Yuno... ¿tú también has venido... esto... a comprar un regalo?

—No, mientras caminaba por la ciudad buscándote, me encontré con estos dos.

—Ah... Vale, claro... —murmuró Bell mientras inconscientemente bajaba la cabeza.

Estaba un poco decepcionada, pero, por otro lado, no es que esperara nada diferente. Bell es un espíritu, por lo que la idea de darle un regalo puede que ni siquiera se le hubiera ocurrido a Yuno.

Es solo que... Bell planeó hacerle un regalo a Yuno y, sin embargo, Yuno no planeó hacer lo mismo. Se llevó un gran chasco. Resultó que no entendía los sentimientos de Yuno en absoluto. Pensó que la necesitaba, pero solo como espíritu. No tenía ni idea de si pensaba en ella como compañera. Puede que ni siquiera pensara en ella como tal, ya fuera como alguien que le gustaba o como alguien a quien odiaba.

Agotada por los sucesos del día, esos pensamientos inusualmente negativos comenzaron a invadirla, pero...

—Además, no necesitaba comprar regalos hoy... porque ya los había comprado.

—¿Eh...?

Bell levantó la cabeza. Yuno metió la mano en el estuche de su grimorio y sacó una pequeña bolsa de papel. De dentro, sacó pequeñas prendas, no más grandes que la palma de una mano humana, y las sostuvo frente al cuerpo de Bell.

—Qué bien... Encargué a una tienda de ropa que me hiciera esto, así que me alegra que sean del tamaño correcto.

—Yuno, ¿esto es...? —preguntó Bell, atónita.

Yuno volvió a guardar la ropa en la bolsa de papel.

—Debes estar aburrida de usar la misma ropa todos los días. Así podrás ir cambiando —le entregó la bolsa a Bell mientras continuaba—. Gracias por todo, Bell. Gracias a ti, cada día es animado y divertido.

Antes de que pudiera siquiera digerirlo, las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos.

—¡...! ¿En serio...?

—Bueno... Crecí en un ambiente bastante ruidoso, así que me siento más tranquilo cuando estoy al lado de alguien tan animado como tú —mientras Yuno decía esto, empujó la bolsa de papel hacia Bell... Sonaba un poco tímido al decirlo, pero se expresó con franqueza—. Por eso, espero que continúes apoyándome en el futuro. Gracias por elegirme.

—¡¡¡...!!!

Sus lágrimas comenzaron a brotar y se encontró incapaz de responder a sus palabras. Su entrega podía haber sido brusca, y no todas sus ansiedades se habían disipado, pero el insociable y taciturno Yuno le había transmitido claramente sus sentimientos. Había dicho las palabras que más quería escuchar, y eso la había hecho extremadamente, extraordinariamente feliz. Al escucharle pronunciar sus sentimientos, no pudo evitar llorar.

—Bell... ¿por qué estás llorando?

Aunque fuera extraño para él, Yuno parecía preocupado. Sin darse cuenta de ello, Bell se abrazó a su cara, con su propio rostro hecho un desastre de lágrimas.

—Jum... Jum... ¡Soy yo quien debería darte las graciaaaaaaaaaaas!

Bell incluso empujó sus alas contra el rostro de Yuno mientras lo abrazaba. Él luchó por despegarla. Al final, aquello se había convertido en uno de sus típicos intercambios, pero Bell estaba contenta. ¿La aceptaba Yuno? Esa era la incertidumbre que tenía en su corazón, pero las palabras de Yuno la disiparon por completo. Esencialmente le había dicho que siguiera haciendo lo que siempre había hecho. Por eso, seguro que abrazarlo así le parecería bien... no, no solo bien, mejor que eso aún.

Mientras Bell jugaba con Yuno, con sus pensamientos llenos de satisfacción, Yami finalmente se liberó del misterioso ataque de Charlotte.

—Maldita sea, ¿qué cojones ha sido eso...? —maldijo, antes de finalmente volver al tema original—. Ahora que lo pienso, vas vestida con esa ropa elegante porque también estabas de compras, ¿verdad? —sugirió dejando escapar otra bocanada de humo de su cigarrillo—. Entonces, ¿queréis que vayamos todos juntos de compras? Así ya no tendré que darte el regalo más tarde.

—¡¡¡...!!!

Internamente, Charlotte y Noelle estaban sonriendo de oreja a oreja, pero se esforzaron por no mostrarlo en sus rostros. Ya que los chicos estaban siendo tan insistentes, pensaron que debían hacerles un "favor" e ir de compras con ellos.

Visto así, ¡no está tan mal...!

Las dos llegaron a esa idea instantáneamente, pero fue Noelle quien respondió primero.

—Uf... Supongo que no hay más remedio~ Si estáis tan desesperados, entonces iremos con vosotros.

—Si lo dices así, no puedo negarme... Hay que ver qué pesado eres —accedió Charlotte con un tono de voz indiferente.

Estas mujeres incoherentes eran ciertamente contradictorias.

—¡Genial! ¡Ir todos juntos será más divertido! Aunque yo no sé mucho sobre tiendas y eso.

—Por eso vamos a ir con ellas. ¿Qué tienda nos recomendáis visitar?

En respuesta a Asta y Yami, las tres intercambiaron miradas en secreto y, con una pequeña sonrisa, respondieron:

—Conozco unos almacenes que venden pequeños accesorios de moda. Empecemos por ahí. Yo os guío —Charlotte tomó la iniciativa, mientras pasaba sus dedos por su suave cabello.

—¡Dan un bolso muy mono gratis con todas las compras! —siguió Noelle, inflando su pecho con una expresión de satisfacción en su rostro.

—¡Además, hay una tienda de dulces súper popular entre las chicas de secundaria! ¡Vamos allí después! —agregó Bell finalmente, recordando una información que había leído antes.

El día de hoy pudo haber tenido sus altibajos, pero así fue como las chicas de los caballeros mágicos eligieron sus regalos con los chicos de los caballeros mágicos.

Por cierto...

—No, yo ya compré un regalo, así que me voy a retirar por hoy. Además, quiero empezar a entrenar para el Examen de Selección de los Caballeros Reales.

—¿¡Qué dices!? ¡Ya que estás aquí, vamos de compras juntos!

Asta sujetó firmemente el brazo de Yuno sobre su hombro y lo llevó a la fuerza.


♣ Esa noche, en el despacho de Vangeance... ♣


—El Pecado Original puede tomar el control del cuerpo de cualquier humano que coincida con su longitud de onda. Además, está buscando un anfitrión más fuerte... Ajá, eso es realmente problemático —dijo Vangeance en voz baja mientras leía el informe que acababa de llegar a sus manos. Al otro lado de su escritorio estaba un miembro del Amanecer Dorado que le era ferozmente leal, un hombre llamado Sandler.

—Hablando de cosas problemáticas, este incidente en la Capital Real ha causado que las preocupaciones de los ciudadanos aumenten.

—Ya veo. Eso podría ser justo lo que necesitamos...

—¿Eh...? —Sandler no pudo evitar titubear, incapaz de pensar en por qué su capitán diría eso.

—Lo siento —elaboró Vangeance, con una delgada sonrisa en su rostro y agitando ligeramente una mano—. Estaba pensando en qué podríamos hacer respecto al mal ambiente que se está extendiendo por todo el país debido al evento de hoy y a los ataques del Ojo de la Noche Blanca. Acabo de pensar en una contramedida que debería funcionar. Siento que haya sonado tan raro.

—No tiene que disculparse...

A pesar de responder así, la duda continuó ardiendo en el corazón de Sandler. No pudo evitar sentir que Vangeance empezaba a actuar de manera extraña cada vez que había un incidente que involucraba al Pecado Original. Hubo muchos momentos en los que parecía entender mucho sobre ese grimorio blanco con tan solo la mínima información. Hablaba como si hubiera sabido de la existencia del Pecado Original desde hacía mucho tiempo...

¿Qué estoy pensando...? Sandler sacudió ligeramente la cabeza para disipar esos pensamientos ridículos. Si lo hubiera sabido hacía tanto tiempo, habría actuado ya, antes de que el Pecado Original se convirtiera en una amenaza pública. El capitán que Sandler admiraba era ese tipo de hombre.

—Entonces, me retiraré —dijo Sandler, dándose la vuelta para irse.

Pero...

—Ah. ¿Podrías esperar un momento?

Vangeance abrió el cajón de su escritorio y sacó una pequeña caja. Se tomó la molestia de caminar hasta donde estaba Sandler y dijo, mientras sostenía la caja:

—Gracias por todo, Alecdora. Me gustaría que aceptaras esto.

—Señor V-Vangeance... ¿esto es...? —balbuceó Sandler, abrumado por la sorpresa.

—Hoy es el Día de las Tres Hojas, ¿verdad? —le informó Vangeance con una sonrisa detrás de su máscara—. Siempre te esfuerzas al máximo, así que quería agradecértelo. Bueno, no es nada valioso, pero...

—N-No... no pasa nada, faltaría más. Lo acepto con gratitud.

Sandler tomó su regalo, se despidió y salió del despacho.

♣ ♣ ♣ ♣ ♣

Después de haber terminado su trabajo del día, voló al medio de un bosque despoblado. Revisó cuidadosamente para asegurarse de que no hubiera nadie más alrededor, tomó una bocanada de aire y...

—¡¡¡YUUUUUUPIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!! —gritó con gran alegría mientras sostenía su regalo hacia el cielo con ambas manos.

Y entonces... Bueno, eso es una historia distinta.



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