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viernes, 20 de mayo de 2022

Re:Monster - 473, 474




Un viernes más, ¡disfruten de la lectura!


-Xeniaxen


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Novela original en japonés por: 金斬児狐 (Kanekiru Kogitsune) 

Re:Monster


Traducción: Xeniaxen



Día 473


Estoy bastante satisfecho con cómo ha quedado mi equipación. Esto es lo que llevo:
  • Una chaqueta de cuero granate.
  • Pantalones de cuero, reforzados con una placa de armadura muy fina pero resistente, hecha con los restos del soldado mecánico.
  • Unas botas granates con la suela hecha del cuero más grueso y las puntas reforzadas con placa metálica.
  • Un cinturón de cuero granate con un par de vainas abiertas donde cuelgan el mangual y el atlatl.
  • Un carcaj, también de cuero granate, para transportar las [Lanza Drenante de Sangre].
  • Una bolsa de cuero granate para transportar cosas.
  • Un yelmo hecho con la cabeza de león de la quimera, que tiene una melena granate que me protege el cuello y la espalda.
Ya sé, voy todo de granate. Pero estoy orgulloso de todo lo que he hecho con los pocos recursos que tenía. Llamo la atención, pero voy bien protegido y el cuero suave es bastante cómodo. Tengo armadura sobre los puntos vitales y algún que otro truco preparado.

Antes de salir a la aventura, comprobé de nuevo toda la equipación y me comí un enorme hueso para desayunar.

Debía ser precavido antes de hacer cualquier movimiento.

Aproveché al máximo todas las habilidades de búsqueda de información de las que dispongo, procurando no pasar por alto ni el más mínimo detalle. Normalmente me agota ser capaz de percibirlo todo, desde el aire que fluye hasta el sonido de pequeños desprendimientos en las paredes de roca, pero tenía que hacerlo. Debía poner los cinco sentidos en sobrevivir, fuera como fuese. Afortunadamente, aún puedo usar habilidades de recuperación como [Regeneración Veloz] y [Activación Celular]. Pero debo extremar las precauciones, ya que no tengo a nadie para ayudarme.

Después de comer, finalmente salí de la base.

Mi primer objetivo era una magnífica estructura, parecida a un templo, que había avistado a lo lejos. Pensaba que, al ser un edificio que se había mantenido en pie junto a todas las ruinas, podría darme algo de información sobre este sitio.

Confirmé que era un templo. Y era gigantesco. Seguro que encontraría algo útil dentro.

Entré con [Encubrir], [Anular Sentidos], [Mimetizar], [Ocultar] y [Obstruir Camino] activadas. Encontré un tigre de más de ocho metros de largo, con el pelaje pálido, como electrificado, y tres quimeras que eran una mezcla entre perros y cabras. Estaban devorando una enorme serpiente de más de diez metros.

El tigre estaba comiendo por la parte de la cabeza. Los perros y cabras comían por los lados, a izquierda y derecha, desgarrando ruidosamente sus gruesas escamas. No sé si todavía estaba viva o fue solo un reflejo, pero vi que la serpiente movía débilmente la cola con intención de contraatacar. Pero entonces un rayo pálido la golpeó, provocándole convulsiones.

La quimera estaba loca por comer y no pareció darse cuenta. Entonces pensé que, desde la distancia a la que me encontraba, tenía la oportunidad perfecta para sorprenderles. Sin titubear, me saqué las [Lanza Drenante de Sangre] del carcaj de cuero y el atlatl del cinturón. Me coloqué en perpendicular a ellos, de modo que varias de sus cabezas quedaban alineadas. Pretendía ensartar a todos los de un lado de un solo disparo. Disparé con [Francotirador Preciso], [Aceleración Electromagnética], [Bala Perforadora], [Hombro Reforzado], [Fuerza Reforzada], [Ataque Sorpresa], [Cuerpo Flexible] y [Bombardeo] activadas.

La punta de la lanza entró por el globo ocular de una de las cabras y salió por el otro. Hizo añicos la cabeza de la siguiente, esparciendo trozos de su cerebro por doquier. Atravesó la mandíbula de la quimera con cabeza de tigre, cuyos fragmentos explotaron como metralla contra la cabeza de uno de los perros y partieron la parte derecha del morro del otro.

El ataque fue letal para todos, excepto para la quimera. Con una vitalidad tremendamente sorprendente, comenzó a mirar a su alrededor. Pero yo había echado a correr justo después de disparar. Pese a que el suelo estaba un poco resbaladizo por el desnivel, mis botas hicieron bien su función y me propulsaron casi a la misma velocidad que la lanza. Antes de que la quimera se recuperara del dolor y se vengase, yo ya estaba allí.

Le cercené el cuello con la lanza carmesí, cortándole una parte de la melena en el mismo movimiento. Rodé por el suelo para evitar su garra derecha y le ensarté el corazón suavemente con [Detección de Latidos]. Atravesé su pelaje y sus huesos, y retorcí mi arma para detenerlo finalmente.

Estaba muy contento de poder desayunar carne fresca, pero no tenía mucho tiempo. Trasladé su cuerpo a otro edificio más seguro, drené su sangre, le quité la piel y me lo comí deprisa, con órganos y todo. Me llené bien. Hacía tiempo que no comía carne y huesos de tanta calidad. Oh, qué bueno. Cruda también habría estado buena, pero acerté usando [Ignición] para asarla en su punto.

Después de eso, volví a emprender mi camino hacia el gran templo. Ojalá encuentre algo más de comida, quién sabe.


Día 474


La enorme estructura era un templo de verdad. En las paredes y el techo, visiblemente desgastados, había frescos pintados con una técnica sobresaliente. Creo que algunos reproducían escenas de la Biblia. Las imágenes se hacían más magníficas y complejas a medida que te adentrabas. El interior era bastante rudimentario, probablemente debido al paso del tiempo, aun así hermoso comparado con las ruinas de afuera. Había marcas en las paredes de los muebles que un día lo habían adornado. Cuanto más adentro, más lujosos parecían. Cabe la posibilidad de que fuera la morada de algún estafador, o bien un templo religioso bastante grande.

Ese templo, que aún conservaba los vestigios del bullicio que alguna vez alojó, contaba con mecanismos y sistemas para interceptar a los intrusos, como es natural.

No había trampas, ya que hubiera sido peligroso que uno de sus adeptos quedase atrapado. Sin embargo, unos soldados mecánicos con apariencia de ángel y unas marionetas armadas seguían patrullando el área, aunque ya no hubiese nadie alrededor.

Los soldados mecánicos eran humanoides gigantes con una armadura plateada de cuerpo completo tan intimidante como pesada. Tenían unas alas metálicas en la espalda y sostenían una maza enorme. Seguro que eran una mole que atacaba a lo bruto, derribando a sus enemigos sin miramientos. Las alas les darían la rapidez necesaria para pillarte por sorpresa. Eran tecnología claramente avanzada.

Las marionetas estaban detrás de ellos. También parecían ángeles, pero con rostros humanos de lo más bellos y un físico espectacular. En su espalda brillaban un par de alas de ángel blancas e iban vestidas con una túnica blanca. Su sonrisa, elaboradamente tallada en su cara de madera, era encantadora. Llevaban un hermoso cetro blanco por el que disparaban haces de luz lo bastante poderosos como para tumbarte de un solo golpe. No parecían tener cooldown, por lo que serían bastante molestos. Si quería abatirlos, debía aprovechar alguna brecha para propelerles una [Lanza Drenante de Sangre].

Había al menos tres grupos con una docena de soldados mecánicos y marionetas cada uno. No podía bajar la guardia, o moriría en un abrir y cerrar de ojos. Aun así, me las arreglé para atacarles por sorpresa. Les tendí una trampa y continué explorando el templo.

Recogí varios restos de civilizaciones antiguas. Muchos de ellos los encontré en cofres del tesoro. Afortunadamente apenas se habían deteriorado con el tiempo.

Llegué a un lugar que parecía la cámara privada de alguien con un rango alto, como un Papa o un Cardenal. Permanecía intacta, como si el tiempo se hubiera detenido en ella. Almacenaba muchos libros, muebles y obras de arte en los que usé [Encoger] y guardé en la bolsa de cuero granate. Envolví los que me parecieron más delicados con cuero suave. No es que necesite cosas así ahora mismo, pero tengo la esperanza de que puedan ser valiosas en un futuro.

Por cierto, lo más emocionante que obtuve esta vez fue un cofre del tesoro que había en un altar blanco, en la parte más profunda del templo. Volví con todo a la base provisional, comí algo y me acosté.

Por la noche, tuve un sueño. Sobre el pasado que había olvidado. Recordé algunas cosas...



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