04/04/2017

WCC - 94




Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator



Traducido por: Xeniaxen


94

Ese día, Krielov se pasó por la sala de descanso del piso superior, donde solían reunirse los miembros de las distintas patrullas.

—¿Eh? Qué raro verle por aquí, capitán —dijo uno de los miembros de la Patrulla de Fuego al notar su presencia.

—Sí... Su Alteza ha querido tener un detalle conmigo.

Normalmente, Krielov se encargaba de cuidar de Violet como su escolta y tutor personal, dedicándose a regañarla mientras la atendía en sus aposentos. Pero ese día, dado que hasta después del mediodía estarían con ella el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro y su asistente exclusiva, le habían concedido un pequeño respiro.

—Desde que llegó el señor Yuusuke, la princesa ha cambiado bastante, ¿verdad?

—Bueno... Sí, no te lo voy a negar.

Mientras que antes no paraba de quejarse de lo aburrida que estaba y arrastraba a su alrededor con sus caprichos y exigencias, últimamente Violet empezaba a mostrar una actitud más reflexiva... O, al menos, eso le parecía a Krielov. Al notar mejoría en su estómago, dejó escapar una ligera sonrisa.

Cuando se sentó en una mesa libre, sus subordinados más cercanos se le fueron acercando, ofreciéndole bebida mientras comenzaban una charla distendida.

—Hablando del señor Yuusuke... Desde que empezó el Festival de la Libertad, parece que se ha activado una facción bastante hostil hacia la Patrulla del Dios Oscuro.

—Mis criados dicen que por el distrito de clase baja incluso se rumorea que quieren asesinarlo.

Ante la mención de un asesinato, Krielov frunció el ceño visiblemente y llamó la atención a sus subordinados.

—No deberíais decir esas cosas tan a la ligera...

—Tiene razón, disculpe... Pero la verdad es que se oye mucho por ahí.

Encogiéndose de hombros, los soldados añadieron que últimamente incluso los ciudadanos comunes de Sanc Adiet parecían percibir un ambiente extraño y algo turbio.

—Dicen que los antiguos habitantes de Noscentes planean una venganza relacionada con la leyenda del Dios Oscuro de la Calamidad o algo así...

Quizá ese aire de inquietud que se percibía en las calles se debía a las restricciones en el flujo de mercancías, que estaban empezando a notarse en la disponibilidad de algunos productos. Con el trato discriminatorio que seguían recibiendo los de Noscentes, tampoco sería raro que alguno acabara cometiendo alguna locura.

—Los que vinieron de Noscentes también parecen recelosos con la Patrulla del Dios Oscuro, ¿no?

—Sí. Dicen que cuando la patrulla estaba de visita por allí, las fuerzas de infiltración de Gazetta tomaron la Torre Central de Noscentes con demasiada facilidad.

—Pero, vamos... Teniendo en cuenta lo que hizo el Consejo Divino con los países vecinos, tampoco se puede decir que no se lo buscaran...

—Dejadlo ya. Quienes servimos como guardias del palacio no deberíamos andar repitiendo chismes vulgares tan a la ligera.

Tras la reprimenda del serio capitán, los guardias callaron al fin. Ahora bien, a diferencia de lo que acababa de decir, Krielov no descartaba del todo la posibilidad de que la facción llegara a recurrir a un intento de asesinato.

Si alguien intentara atentar contra el capitán o algún miembro de la patrulla, es evidente que la primera sospecha caería sobre el grupo del marqués Volard. Y ellos mismos lo saben de sobra. Sería demasiado torpe y evidente pensar que llegarían tan lejos.

Por otro lado, tampoco se le ocurría qué otra facción podría querer tenderles una trampa de ese tipo con el propósito de desprestigiar a Volard y los suyos. «¿Y si el objetivo es azuzar a los de Noscentes hasta que acaben estallando...?», pensó.

En realidad, Krielov sabía bien que el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, aclamado como héroe por sus múltiples hazañas, no era alguien que destacara por una gran destreza en combate ni por sus conocimientos estratégicos. Tan solo era un joven de otro mundo, invocado en Kaltcio como Dios Oscuro. Sus habilidades y resistencia superiores a las de cualquier guardia común provenían del equipamiento que portaba, reforzado con sus artes divinas, no de su propio talento. En el fondo, era alguien que nunca había tenido relación con la guerra.

«Si los que se oponen a la patrulla conocieran ese detalle... Piensan que reuniendo a unos cuantos civiles o pillándole desprevenido, podrán acabar con él...». Krielov siguió dándole vueltas al asunto, pero negó con la cabeza. «Si lo supieran, seguro que ya estarían presionando para enviar a la patrulla a combatir contra las bestias mágicas. Aun así, será mejor estar prevenido...».

—¿Capitán?

—Me ha surgido un asunto. No os paséis con la bebida.

Tras acabarse de un trago la copa que le habían servido, Krielov abandonó la sala de descanso de la guardia de palacio.



Ese mismo día, Krielov regresó a la habitación privada de Violet. Se la encontró jugando con Yuusuke y Sun sobre lo que parecía un mapa extendido en el suelo. Estaban haciendo girar una versión pequeña de Kaltcio, en forma de disco, como la que había en la sala de juegos de la Fortaleza Deernorth, y moviendo tres figuritas humanas sobre el mapa.

—¿Eh? —dijo Violet al verlo—. ¿Ha pasado algo, Krielov?

—Sí, Alteza, hay algo que me gustaría comentarle... Pero, antes, ¿qué están haciendo?

Al ver su expresión desconcertada, ella respondió mientras hacía girar la ruleta, a cuatro patas sobre el mapa con una figurita en la mano:

—Se llama Sagorok. Es un juego tradicional del país de Yuusuke.

—Sugoroku —la corrigió Yuusuke. (NT: Sugoroku significa "doble seis" en japonés. Es un juego de tablero similar al backgammon o al juego de serpientes y escaleras occidental.)

Violet obligó a Krielov a unirse, y le dio su propia ficha. Él movió la figura el número de casillas que marcó la ruleta y, por alguna razón, fue devuelto inmediatamente al punto de partida, lo que provocó una carcajada de Violet.

Mientras jugaban, Krielov sacó a colación los rumores que había oído de sus subordinados. Que pudiera hablar de intentos de asesinato en medio de un juego indicaba que su manera de pensar se había vuelto más flexible que en el pasado.

—¿A-Asesinato...? ¿Van a matar a Yuusuke?

—Por muy habilidoso que sea, no suena muy bien, la verdad.

—Desde luego, es una historia bastante descabellada... ¿Tiene que ver con ese grupo, quizás?

—Puede que sí, aunque también podría ser un rumor infundado que se ha propagado a partir de simples habladurías.

Aun así, recomendó no bajar la guardia. Tras avanzar su ficha desde una casilla que decía "Avanza tres", Yuusuke giró la ruleta con expresión preocupada. Sonrió a Sun, que estaba en una casilla de "Pierdes un turno", como diciéndole que no pasaba nada. Luego pensó en reforzar su equipamiento un 30% más de lo habitual durante un tiempo por si acaso, e hizo avanzar su ficha... que acabó de nuevo en la casilla de salida.

—¡Pua, ja, ja, ja, ja, ja, ja! ¡Tú también!

—Hmm... Quizá puse demasiadas trampas antes de la meta...



La tarde estaba teñida por el cielo rojo del crepúsculo. Después de almorzar en el comedor del palacio, Yuusuke bajó hasta la entrada principal para salir a dar su paseo diario por la ciudad, no sin antes volver a su habitación a colocarse algunos complementos extra de protección.

Por cierto, en cuanto al resultado del sugoroku, Violet pisó dos veces una casilla trampa justo antes de la meta, que la mandó de vuelta a la salida, y Krielov acabó dándole la vuelta al juego y ganando. Abatida por la derrota, la princesa se había encerrado a dormir la siesta hecha un ovillo de tristeza.

—Yuusuke.

—Hola.

Ese día, Yuusuke tenía previsto hacer una prueba de conducción por la ciudad con el prototipo de vehículo motorizado de uso personal, así que planeaba dar una vuelta por los alrededores del distrito de clase baja. El vehículo en desarrollo estaba guardado en el mismo almacén que se usó para preparar el desfile del Festival del Aniversario.

Llevaba a Sun con él porque el vehículo estaba diseñado para dos personas, y se suponía que era mejor hacer la prueba de conducción con el aforo completo... O, al menos, esa era la excusa oficial para lo que en realidad era una cita.

—La próxima vez, invita también a Nasha y Raaz.

—Sí, es verdad... Ellas también se merecen un respiro de vez en cuando.



Pasaron unos días, hasta que llegó el día once del mes de fuego de Volnar.

—Ah, capitán.

—Hola, Hisotta.

Yuusuke estaba caminando por el mercado, medio vacío, cuando se encontró con Hisotta, que iba vestida de civil y con bolsas en ambas manos, igual que la última vez. Parecía estar volviendo de hacer la compra, así que, como ya había hecho en el pasado, Yuusuke se ofreció a llevarle la mitad de la carga y caminaron juntos hasta su casa.

—Siempre vas cargadísima, ¿eh?

—Sí, es que también compro cosas para la gente del barrio...

—Ah, claro. Tú puedes entrar y salir libremente del mercado, así que todos confían en ti para estas cosas.

—Je, je, je. ¡Eso es! —sonrió felizmente Hisotta.

Si llevara el uniforme de la Patrulla del Dios Oscuro, el efecto de apoyo del equipo le facilitaría cargar el peso, pero no le parecía apropiado ir vestida así en su día libre solo por eso, así que hoy iba de paisano.

—Si no, sería como hacer trampa.

—Ugh... Me dejas en mal lugar...

Conversando distendidamente, llegaron a la calle que daba a la entrada del barrio de los desvalidos, que estaba iluminado con antorchas. Entonces, de repente, Hisotta ladeó la cabeza.

—¿Hm? ¿Qué pasa?

—Ah, no... Es que me preguntaba qué estará haciendo ese de ahí...

Yuusuke siguió la dirección de su mirada y vio a un hombre de pelo azul, aparentemente un ciudadano común, de pie junto a una pared cerca del pequeño puente que cruzaba el muro exterior. Estaba apoyado con los brazos cruzados, mirando el paisaje del barrio desvalido, como si esperara a alguien.

Aunque a veces se les podía ver en el distrito de clase baja, los usuarios acuáticos (ciudadanos de clase media, por lo general residentes del distrito de clase media) no solían frecuentar esa zona, por lo que su presencia allí resultaba inusual.

Cuando Yuusuke e Hisotta se acercaban al pequeño puente, un hombre de cabello amarillo salió del barrio desvalido, vestido con el uniforme de la guardia. Al llegar al puente, se inclinó levemente a modo de saludo ante ellos, se hizo a un lado para dejarles paso y luego saludó con la mano al hombre de pelo azul que estaba junto a la pared. Quizá habría venido a reforzar la seguridad del barrio.

«¿Será su acompañante? Tal vez son compañeros de trabajo...», pensó Yuusuke.

Podía ser que, como ellos mismos, fueran un civil y otro de servicio. Mientras Yuusuke reflexionaba vagamente sobre ello, de pronto...

—¡Quieto!

—¡...!

El guardia de la Patrulla de Tierra agarró de repente a Hisotta, le puso un cuchillo en el cuello y la tomó como rehén, encarando a Yuusuke. Este se puso en guardia, sorprendido. Hisotta ahogó un grito, paralizada por el miedo.

—¡C-Capitán! ¡Detrás de usted!

—¡...!

La advertencia de Hisotta, casi como un grito de auxilio, hizo que Yuusuke se girase justo a tiempo para ver al hombre de pelo azul con una lanza de hielo flotando frente a él, desprendiendo una neblina helada mientras la apuntaba en posición de disparo. Yuusuke trató de abrir de inmediato la pantalla de personalización con su habilidad mental para levantar una barrera defensiva. No obstante...

«¿Me faltan materiales? ¡Maldición! ¡Es porque estamos sobre un puente!»

Como el barrio de los desvalidos ni siquiera tenía el suelo empedrado, para construir una barrera había que convertir primero el terreno en materiales aprovechables. El área que podía convertir en materiales con una sola personalización era limitada, pero normalmente era suficiente para levantar una barrera defensiva.

Pero justo ahora, Yuusuke estaba sobre un pequeño puente de madera tendido sobre el muro exterior. Como el alcance de su habilidad abarcaba prácticamente solo el vacío bajo sus pies, apenas podía obtener materiales más allá del peso del propio puente, lo cual era insuficiente para erigir una barrera.

El hombre de pelo azul lanzó la lanza de hielo. Tres afilados proyectiles de hielo volaron hacia él, dejando un rastro gélido tras de sí. La zanja bajo el puente no era tan profunda como para causar heridas graves si se hubiera lanzado al vacío y, al tratarse de un ataque recto, podría haberlo esquivado saltando... pero...

—¡Capitán, esquívelas!

«¡Si esquivo, le darán a Hisotta!»

El guardia sostenía a Hisotta como escudo humano, presionándole el cuchillo contra el cuerpo. Si Yuusuke esquivaba, las lanzas de hielo irían directas al frágil cuerpo de la chica.

—No hay más remedio que... ¡Agh...!

—¡...!

La lanza de hielo impactó de lleno en el cuerpo de Yuusuke, que salió despedido por la fuerza del golpe. El impacto arrastró también a Hisotta y al guardia, haciendo que los tres se desplomasen más allá del puente.

El guardia sufrió pocos daños con la caída, ya que su armadura lo protegió, y se incorporó de inmediato. Al ver a Yuusuke tirado de espaldas, intercambió una mirada con el hombre de cabello azul y asintieron con un gesto.

Sin molestarse en rematar a Hisotta, que seguía atrapada bajo su propia carga de bolsas, los dos se alejaron rápidamente del lugar.

—Uhh... C-Capitán...

Hisotta salió arrastrándose entre las bolsas desperdigadas, incorporándose mientras buscaba con la mirada a Yuusuke. Entonces...

—No... No puede ser, c-capitán...

En los ojos muy abiertos de Hisotta se reflejaba la imagen del capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, tendido boca arriba, con una lanza de hielo aún emergiendo de su pecho y desprendiendo un gélido vapor.

—¡Capitán!

—¿Sí? ¡Dime!

—¡¿Quéééé...?!

Yuusuke se incorporó de golpe. A punto de abalanzarse sobre él, Hisotta dio un brinco del susto y se cayó de culo.

—¿Eh? ¿Ah? P-Pero... ¿Qué?

—Aaah... Joder. Me lo he comido de lleno. Menuda hostia me ha dado...

Cuando Yuusuke se quitó la lanza de hielo clavada en el pecho, esta se desmoronó dejando solo unos cuantos restos helados pegados al uniforme. Gracias al traje especial que llevaba, equipado con refuerzos que aumentaban la resistencia tanto a artes divinas como a ataques físicos, había conseguido detener la lanza.

La punta del proyectil, que parecía haberse incrustado en su cuerpo, se había hecho añicos contra la superficie del uniforme, y el resto se había quedado simplemente pegado ahí.

—C-Capitán... ¡Menos mal...!

—Sí, sí. Ya pasó. Perdona por preocuparte...

Después de acariciarle el pelo a una Hisotta que lloraba a moco tendido, se levantó con esfuerzo y empezó a recoger las bolsas. Entonces le pidió a la chica que se encargara de dar el aviso. Ante todo, tenían que informar y dar caza a los atacantes.

—¿Recuerdas sus caras?

—S-Sí... Snif... Me acuerdo de ellos... Buaaa...

Yuusuke sonrió con resignación y siguió acariciándole la cabeza para calmarla.

Un rato después, miembros de la Patrulla del Dios Oscuro llegaron tras recibir la confusa transmisión de auxilio de Hisotta. Tras escuchar lo sucedido, se dispersaron por la ciudad con sus respectivos subordinados para buscar a los culpables. Yuusuke, por su parte, decidió volver al palacio para informar y recibir instrucciones de Violet.

—Por un momento, pensé que estaba muerto.

—No diga cosas así, capitán, que da mal rollo... —lo regañó Zaisha, preocupada, mientras lo curaba.

—Lo siento —dijo él, encogiéndose de hombros.



6 comentarios:

  1. Otra dosis, jajajajaj. Un millón de gracias por el capitulo, parece que la resolución final se va acercando...

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  2. Gracias por el capitulo, me encanta la serie.

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  3. Woahh genial, muchas gracias por continuar. Un trabajo impecable como siempre. Maldito yuusuke pense que tendria un nuevo poder jajsja

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  4. gracias por el capitulo vaya solo tengo unas cosas que decir primera Sun ya es la wafle numero 1 que bien y segunda lo que me dio con ese momento casi me da un infarto con ese ataque

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  5. Bueno, me pregunto si Yuusuke luego de esto intentará al menos tener algo de ataque cuerpo a cuerpo, hasta ahora ha sido demasiado flojo en ello.
    Muchas gracias.

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