Fanfics LCS: "La Maldición de la Bella Durmiente"

La maldición de la Bella Durmiente

~Por Leeris

Una figura encapuchada caminaba deprisa por la calle. No era porque tuviera alguna misión urgente o importante que hacer. No. Tenía hambre y pronto sería la hora de cenar. Giró en la esquina para entrar en la zona más oscura de la ciudad.

Tuvo que sujetarse la capucha con una mano para evitar que un golpe de aire se la quitara. Bajo ella se ocultaba un hombre joven, apuesto, de ojos azul cielo y cabello dorado como el sol. Desde luego, su presencia desentonaría en ese oscuro barrio.

Llegó a su destino al final de la calle: una vieja y destartalada casa. Y sin siquiera llamar abrió bruscamente la puerta.

-¡Pink!

El interior de la casa estaba en silencio. Miró alrededor.

-¡Pink! ¡Sal de donde quieras que estés!- sin esperar respuesta conjuró su luz santa.

La destartalada habitación, la suciedad y las telarañas dieron paso a una limpia, ordenada y, sobretodo, rosa estancia. Paredes rosas, muebles rosas, peluches, cojines con encaje… parecía más una casa de muñecas que el hogar de un nigromante.

-¡Maldición! ¿No me digas que de verdad no está en casa?- pensó furioso.

Era casi la hora de cenar y estaba hambriento. Había tenido que ir a comprar extracto de rosas y de lavanda para preparar sus cremas blanqueadoras y comprobó que habían subido los precios. Con todo el dolor de su alma tuvo que desprenderse de unas cuantas monedas de oro y privarse así de pasar por la pastelería a por unos pasteles de arándanos; todo por el bien de su fondo de jubilación. ¡Se quedó sin merendar sólo porque la Iglesia se negaba a pagarle los ingredientes de sus cremas blanqueadoras! ¡Por la Diosa! ¡Si el Caballero Sol tenía que tener la piel tersa y blanca, entonces la Iglesia debería de contarlo como gastos de trabajo!

Estaba enfadado.

Y hambriento.

Y cuando tenía hambre se enfadaba más fácilmente.

¡Y Pink no regresaba a casa!

-¡Maldición!- de una patada tiró varios muebles.

Un poco desahogado miró a su alrededor. Lo último que quería era que Pink lo encontrara destrozando su casa. Soltó un bufido y empezó a recoger el desorden.

- Auch.- se quejó al notar un pinchazo en la mano. - ¿Qué es esto?- dijo. Lo que acababa de enderezar era una rueca de madera. -¿Ahora le ha dado por hilar?- cogió un trozo de hilo para verlo mejor. Rosa, como no. Vio como una gota de sangre manchó su inmaculado guante blanco. –¡(censurado)!

Seguir Leyendo....