19/05/2025

WCC EX - Capítulo 6



Pensaba que esto iba a ser un capítulo de relleno hasta que he leído el final. ¡...!


-Xeniaxen



Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator



Traducido por: Xeniaxen


Capítulo 6
Antes de la tormenta

La ciudad de Sanc Adiet se encontraba inmersa en la distribución acelerada de las armas especiales de defensa aérea, las ballestas de luz antiaéreas mejoradas, creadas para hacer frente al ejército de Polvatia. Como cada día, Yuusuke había acudido al taller antes del amanecer para dedicarse al desarrollo de armamento. Ahora que ya disponía de un número considerable de unidades (incluidas las de reserva), estaba retomando el proyecto de las plataformas flotantes, que había dejado a medias.

Se trataba de bases aéreas equipadas con los dispositivos de levitación tomados de los cazas polivalentes. Aunque se estaban instalando ballestas de luz en las murallas divisorias de la ciudad y en los tejados de edificios comunes, en instalaciones como hospitales se evitaba deliberadamente colocarlas, para no convertirlas en objetivos de ataque. En zonas donde no había estructuras adecuadas, la idea era cubrir los huecos con plataformas flotantes suspendidas en el aire. También planeaba colocarlas rodeando el perímetro exterior.

Como en este mundo no existían sistemas de defensa aérea equivalentes a los cañones antiaéreos del mundo original de Yuusuke (esos que detonan las balas cerca del objetivo), su plan consistía en contrarrestar al enemigo con una red de plataformas densamente distribuidas que dispararan sin descanso: un intento de crear una defensa aérea de alta densidad.

La estrategia, en esencia, era que «a fuerza de disparar, alguna daría en el blanco». Aunque el verdadero objetivo era evitar que los enemigos se acercaran al cielo de la ciudad y, con ello, que tuvieran ocasión de atacar.

—Vale, creo que con esto basta.

Aún estaba analizando el sistema de propulsión, ya que era un componente distinto al de levitación, así que por ahora no era posible maniobrarlas con libertad como los cazas polivalentes. Aun así, el aparato podía desplazarse de forma limitada.

Así, Yuusuke terminó de construir una plataforma flotante capaz de mantener una buena estabilidad de vuelo, equipada con dos artilleros y una ballesta de luz mejorada. Como aún no habían llegado los materiales necesarios para la producción en masa, decidió tomarse un pequeño descanso.

—Oh. ¿Has terminado una nueva máquina? Trabajas con mucha diligencia desde primera hora.

—Buenos días, señora Ayuukas.

Después de desayunar, Ayuukas se presentó en el taller. Sin su asistencia en el transporte de materiales mediante Shift Move, la producción en masa habría sido inviable. Yuusuke le pidió que iniciara de inmediato el envío de materiales y puso en marcha el proceso de fabricación a gran escala de las plataformas flotantes.

—Una vez esté todo instalado en Sanc Adiet, quizá deberíamos priorizar Blue Garden.

—Yo también lo había pensado —respondió Ayuukas.

Por su geografía, Blue Garden parecía difícil de atacar, pero, en términos de distancia, la Ciudad Fortaleza de Paula era el punto más cercano a Polvatia. Gazetta contaba con la fortaleza natural de Patricia del Norte, una estructura extremadamente robusta que además quedaba muy lejos de Polvatia. Con Sanc Adiet actuando como muro defensivo, era poco probable que se viese amenazada a corto plazo. También Trent Rietta, rodeada de un espeso bosque, se hallaba a una gran distancia de los invasores. Estas dos naciones, situadas al sur y sureste de Kaltcio, de momento podían considerarse suficientemente protegidas con el simple despliegue de las ballestas de luz mejoradas.



El cuerpo de guardias se incorporó al trabajo y comenzaron a transportar las plataformas flotantes que se iban reproduciendo en serie. Al cabo de un rato, apareció como de costumbre Violet. En teoría, su visita también cumplía con una función oficial: la inspección de la fábrica dirigida por la Patrulla del Dios Oscuro, que respondía directamente a la princesa.

—¡Oooh! ¡Flota, flota! —exclamó con alegría mientras se subía a una de las plataformas flotantes en fase de prueba.

Su actitud despreocupada alegraba a los guardias que trabajaban en la fábrica. Durante las operaciones, ni Yuusuke ni Ayuukas solían hablar demasiado. Absortos como estaban en manipular la interfaz del menú de personalización, el ambiente habitual era entre relajado y ausente.

Dentro de la fábrica, envuelta por la onda de sus artes divinas no identificadas, producían armas en serie a un ritmo absurdo, que los guardias debían gestionar y distribuir con rapidez. Era un entorno de trabajo bastante implacable.



La producción en serie de las plataformas flotantes alcanzó el número previsto antes del mediodía, así que Yuusuke dio por terminada la jornada. Agradeció el esfuerzo a los guardias, que llevaban desde hace dos días sin apenas descanso, encargándose de revisar, transportar e instalar el armamento.

—¡Buen trabajo! He mandado preparar en el comedor un banquete con bebida y muslitos de Kina que corre por mi cuenta. Id a comer y descansad.

—¡Uoooh! ¡Usted sí que es un buen jefe!

—¡Gracias, señor! ¡Qué aproveche!

Los guardias se marcharon de la fábrica entre vítores. Yuusuke se estiró sobre su silla. Ayuukas también empezó a hacer estiramientos, haciendo crujir el cuello.

—¡Aaah! Por fin un respiro.

—Respecto a la táctica... Al final, habrá que entrenar directamente en combate real, ¿no?

—Eso parece. Además, si ya nos están observando, creo que será más efectivo lanzarnos al ruedo directamente.

Según le había contado Sakuya, que al parecer había logrado sonsacarle bastante información a Alicia, el bando de Polvatia estaba usando herramientas de observación a distancia para vigilar todo el territorio de Kaltcio, y ya tenían cierto conocimiento sobre los movimientos del ejército y la situación de las ciudades.

Si hacían pruebas o ejercicios de entrenamiento con las ballestas de luz antiaéreas que habían desplegado por toda la ciudad, cabía la posibilidad de que el enemigo desarrollara estrategias adaptadas desde el principio. Por eso, lo ideal era no mostrar sus cartas aún, y causar suficiente daño en la primera ofensiva como para intimidar al enemigo y obligar a sus dirigentes a sentarse a negociar.



—Si conseguimos que piensen que luchar les saldrá caro, ya habremos ganado...

—Bueno, si tienen a tantos fieles fervorosos, no será tan fácil que se echen atrás.

El dominio basado en la educación religiosa ataba la ideología de los ciudadanos, y esa doctrina era el pilar que mantenía unido al continente. Si el Gobierno Sacro proclamaba que la purificación del continente impuro era una misión sagrada encomendada por su dios, entonces negociar con los bárbaros que habitaban en el continente impuro era, sencillamente, impensable. No obstante, esa era tan solo la imagen que proyectaban hacia sus fieles. En la práctica, dependería del porcentaje de miembros del gobierno que realmente creyeran en esas enseñanzas. Para los devotos, todo lo que no fuera Polvatia era un territorio impuro, y quienes lo habitaban eran descendientes de un pueblo corrompido que adoraba demonios.

En una dictadura convencional, sustentada por el poder militar, bastaba con que el líder dijera algo para que todos se alinearan sin rechistar; una estructura rígida, pero con cierta flexibilidad. Pero en una dictadura basada en la fe, si el líder proclamaba un cambio de rumbo, era muy probable que surgieran fieles que, aferrados a la doctrina previa, se negaran a acatar la nueva línea. A fin de cuentas, su lealtad más profunda no era hacia el dirigente, sino hacia el dios descrito por la doctrina. Si el líder (supuesto portavoz de ese dios) cambiaba de postura de forma repentina, muchos no serían capaces de aceptarlo si su razonamiento no encajaba con su fe.

Y siempre hay ambiciosos que intentan aprovechar esos vacíos de poder. Aunque en apariencia crean en la doctrina, no les interesa más que como escalera para ascender dentro del gobierno. Si alguno de esos futuros líderes empezaba a reunir seguidores y se formaba una facción, el conflicto interno sería inevitable.

—Tenemos que provocar divisiones en la cúpula y rebeliones en la base, hasta que acaben desmoronándose por sí solos.

—Tiene pinta de que acabaríamos todos metidos en un buen lodazal...

En caso de que Polvatia no lograra someter por la fuerza a Kaltcio, la propia autoridad de su estructura de poder se tambalearía. Más de la mitad de su población pertenecía a la clase social baja: personas que habían perdido país, tierras y estatus tras ser purificadas, y que vivían obligadas a realizar trabajos forzados bajo el eufemismo de servicio a la comunidad.

La aparición de un ejército enemigo capaz de enfrentarse de tú a tú a la todopoderosa Fuerza Sacra, dotada de armamento mágico, podría ser justo lo que encendiera la chispa del levantamiento popular entre los ciudadanos oprimidos. Si conseguían agitar a los fieles con discursos para que demostraran su fe, podrían mantener el control social un tiempo más. Pero aquellos forzados a integrarse como mano de obra, originarios de otros continentes, podrían aprovechar la ocasión para alzarse, recuperar sus tierras y unirse a Kaltcio.

—Si lo hacemos bien, podríamos llegar a un acuerdo de paz sin tener que desmantelar todo el sistema de gobierno.

—¿Y cómo se consigue eso, exactamente?

—Creando un nuevo hecho.

El actual sumo sacerdote de Polvatia gozaba de una gran popularidad entre los fieles, así que mientras el Gobierno Sacra mantuviera unas negociaciones discretas con Kaltcio, su posición no se vería amenazada. Pero si no se cumplía con la purificación, su discurso empezaría a perder fuerza y sería difícil mantener la coherencia doctrinal. Por eso, Ayuukas proponía que el Gobierno anunciara oficialmente un nuevo hecho: que Kaltcio no era un continente impuro.

—Puede sonar algo forzado, pero bastará con modificar un poco la doctrina para incluir que, entre los fragmentos del mundo, hay zonas que no están corrompidas.

—¿Y de verdad se lo tragarán así de fácil?

—Claro que sí. Mientras no toquemos el núcleo de la doctrina, incluso los más fanáticos seguirán creyendo sin rechistar.

Si la Fuerza Sacra no conseguía someter Kaltcio por la fuerza, bastaría con justificarlo diciendo que no pudieron purificar el territorio porque su población también gozaba de la protección del mismo dios. De esa manera, el Gobierno Sacro no vería dañada su autoridad y los fieles podrían aceptar la situación sin resquebrajar su fe.

Una vez alcanzada la paz, bastaría con que Kaltcio hiciera como si no supiera nada respecto a la fe de Polvatia. Ya se encargarían ellos de suponer que, como estaban alejados de la tierra central, no conocían al dios Polva, o alguna otra explicación que diera pie a justificar la excepción. Si se llegaba a ese punto, la Confederación de los Cinco Clanes de Kaltcio y el Gobierno Sacro de Polvatia podrían convivir en paz sobre una tierra unificada, sin que ninguna de las dos partes tuviera que renunciar a sus principios.

(Xeniaxen: ¿Pero no se supone que Polvatia va conquistando otros continentes uno tras otro? Por mucho que logren convivir, luego se tendrán que unir a la expedición de ir navegando por la galaxia intermedia. ¿No han pensado en eso?)

—Claro que, por debajo de la mesa, ambos bandos se pincharán constantemente.

Polvatia seguiría queriendo mantener su gobierno basado en la supremacía religiosa, y haría todo lo posible por evitar la fuga de conocimientos mágicos o la pérdida de su masa laboral compuesta por ciudadanos de clase baja. Kaltcio, en cambio, iniciaría una campaña sutil para debilitar tanto a la Fuerza Sacra como al Gobierno Sacro. Probablemente intentarían establecer contacto con los ciudadanos de clase baja, incluso alentarían deserciones entre los ciudadanos de clase alta con la promesa de una vida más libre que bajo el yugo de la teocracia.

Mientras Yuusuke y Ayuukas intercambiaban impresiones sobre el escenario político futuro...

—Fuaaa... —la princesa Violet, tumbada sobre una de las plataformas flotantes, soltó un bostezo antes de impulsarse suavemente con una patada en la pared—. Habláis de cosas bien complicadas, ¿eh?

Se desplazaba por el taller flotando sin rumbo fijo, rodando sobre sí misma.

—Eres como un gatito.

—¡Miaaau!

Al verla tan aburrida, Yuusuke recordó que no había podido prestarle mucha atención en los últimos días, y pensó en construir algún juguete para entretenerla. Abrió su menú de personalización. Tenía tanto materiales como ideas de sobra.

Al notar que Yuusuke comenzaba a mover los dedos en el aire como siempre que trabajaba, ella pensó que estaba ocupado de nuevo y se dejó caer sobre la base, esta vez intentando impulsarse hacia la pared opuesta. Sin embargo, no vio que había una columna justo en su trayectoria, y al golpearla en diagonal empezó a girar en el mismo sitio.

—¡Uoooh! ¡He fallado el salto!

—Se entretiene sola...

—Ju, ju, ju. Es una chica brillante y muy lista, pero también conserva su parte más inocente. Muy propio de su edad —comentó Ayuukas, que observaba la escena mientras espiaba de reojo la pantalla de personalización de Yuusuke.

Lo que él estaba construyendo era un sofá propulsado por una hélice con la funcionalidad de flotar incorporada. El módulo mágico necesario para mantenerlo en suspensión era bastante voluminoso, así que extrajo de su inventario un modelo de sofá regio, elegante y lujoso, adecuado para una princesa. Ajustó el tamaño y escondió el mecanismo de propulsión entre los refuerzos para mantener la seguridad.

—Vale, creo que ya está. Ejecutar.

Los materiales sobrantes se desintegraron en un haz de luz, y en su lugar apareció un gran sofá rojo con un pequeño escalón para subir. La parte inferior, robusta y metálica, mostraba el mecanismo visible. Tenía un aire muy de ciencia ficción.

—¡Oooh! ¿Qué es eso?

—Un regalo.

—¿Eh? ¿¡Es para mí!?

Violet se abalanzó con entusiasmo sobre el sofá, y Yuusuke le explicó cómo pilotarlo. Diseñado con la seguridad como prioridad, se elevaba normalmente hasta veinte centímetros del suelo, y como máximo hasta unos cuarenta. Se desplazaba a la velocidad de una persona caminando. Era lo bastante grande como para que se sentaran tres adultos, por lo que ella, con su pequeña estatura, podía incluso tumbarse a lo largo.

—¡Yujuuu! ¡Por fin tengo un vehículo volador para mí sola!

—Tampoco vuela muy alto, ni va muy rápido.

—Nada, nada. ¡Esto era justo lo que quería!

El lujoso sofá rojo flotaba libremente por el interior del taller. Violet parecía dispuesta a recorrer con él todos los rincones del palacio. Sentada de forma desenvuelta pero con porte, daba la impresión de una reina descansando en su trono. Mientras la observaba con una expresión dulce, como si cuidara de una hermana pequeña, Ayuukas se acercó en silencio al lado de Yuusuke.

—Un par de años más, y tendrá buenas curvas, tanto arriba como abajo.

—¡No me susurres estas cosas al oído!

La chamana, que predecía que la princesa también se convertiría en un arma de seducción, le hizo recordar a Yuusuke el día en que se conocieron. No pudo contradecirla: Violet ya había intentado usar su encanto con Zeshald, y cuando fue hasta la aldea de Rufk para entregarle aquella orden de reclutamiento, también había usado cierto tipo de tretas de forma muy natural. «Si sigue llevando esa ropa, puede acabar siendo bastante peligrosa», pensó Yuusuke mientras se lo imaginaba.

—¡Pero a mí también me gusta! —exclamó Ayuukas, que no perdió la oportunidad y se hizo una copia para sí misma del sofá.

Maniobrando su propio sofá flotante azul, se colocó junto al de Violet.

—¡Oooh! ¡Ayuukas, tú también te has hecho uno! ¡Es casi la hora de comer, vamos a hacer una carrera hasta arriba!

—Ju, ju, ju. Yo he tuneado un poco el mío. ¿Podrás seguirme el ritmo?

La princesa y la chamana, que parecían dos hermanas cómplices, surcaron los pasillos del palacio montadas en sus sofás voladores. Las dos competían por ver cuál alcanzaba antes el comedor de la planta superior. Yuusuke las observó alejarse y también salió del taller para ir a comer.



Cuando terminó la hora del almuerzo y las dos regresaron a la fábrica, sus sofás flotantes presentaban varios cambios en el aspecto gracias a las personalizaciones que les había aplicado Ayuukas. Ahora llevaban un dosel con volantes, con cortinas de encaje e incluso lámparas green. Estaban preparados claramente para salir al exterior. Ayuukas había ajustado el ancho del suyo para poder usarlo también en Patricia del Norte.

Sentada en el suyo, Violet jugueteaba con el adorno de la palanca de control.

—Oye, Yuusuke, ¿el mío no podría ir más rápido?

—Podría, pero es peligroso, así que no.

—¡Buuu! ¡El de Ayuukas va mucho más rápido!

—Es que ella es inmortal, así que no pasa nada.

Por otro lado, como no alcanzaba mucha velocidad y podía arrastrarse fácilmente a mano, resultaba más fácil que un vehículo a motor para llevarla a sus lecciones, así que Krielov, su escolta personal y tutor, estaba encantado.

Tras toda la agitación del mediodía, al atardecer Yuusuke terminó su jornada en el palacio y volvió a casa. Sanc Adiet seguía en estado de alerta máxima por el posible ataque de Polvatia, pero él podía volver al palacio en un instante si recibía un aviso, así que tenía bastante libertad de movimiento.

—Ahora que lo pienso, hoy no ha venido Sakuya...

Al desplazarse con Shift Move desde sus aposentos en el palacio hasta el vestíbulo de entrada de su casa, las criadas, que notaron su presencia de inmediato, se apresuraron a reunirse para recibirlo con un «¡Bienvenido!», que pronunciaron al unísono. Normalmente se desplazaba en vehículo a motor entre casa y palacio, así que cuando entraba por la puerta ya solían estar todas en formación. Verlas tan apuradas le hacía gracia, aunque le supiera un poco mal.

—Bienvenido, Yuusuke.

—Bienvenido a casa, Yuusuke.

—Gracias.

Desde la planta de arriba bajaron Sun y Raazsha para recibirlo también. Yuusuke le entregó la capa del uniforme a Raazsha y subió a su habitación acompañado de Sun. En la mesa había colocadas algunas cosas que Sakuya le había traído hace unos días: una foto familiar de su mundo original y una carta escrita a mano por su yo de aquel mundo, entre otras.

Al ver la foto, ambas mostraron interés por lo detallado y curioso de lo que aparecía representado. Al enterarse de que las personas retratadas eran los padres de Yuusuke, su expresión cambió a una curiosidad distinta.

También había una foto del Yuusuke original. Comparándola con el Yuusuke que ahora hacía de dios oscuro en este mundo, aunque el aspecto físico era el mismo, el rostro claramente no lo era. Sobre todo, la mirada tenía una intensidad distinta.

—Pero si... ¡Este Yuusuke tiene pinta de ser mucho más amable!

—¡Maldito yo original! ¡Seduciendo a Sun desde una foto!

—Sí, sí. No te pongas celoso de ti mismo.

Aquella conversación había tenido lugar la noche anterior.

—¿Cómo está el panorama en Polvatia? ¿Parece que vayan a moverse pronto?

—Quién sabe... Según Ayuukas, es probable que lancen un ataque mañana o pasado.

Como ya prácticamente hemos acabado de instalar las plataformas flotantes, en principio lo tenemos todo listo. Durante el combate, Sun y Raazsha, así como las criadas que trabajaban en la residencia de Yuusuke, seguirían el plan de evacuación y se refugiarían en el búnker subterráneo de la casa. Era una instalación independiente del laboratorio subterráneo donde cultivaban musgo solar, preparada para estancias prolongadas y abastecida con agua y víveres.

—¿Y tú, Yuusuke? ¿Te quedarás todo el rato en el palacio si empieza la batalla?

—Probablemente, sí. Dependerá de la situación, pero supongo que estaré ocupado con la reparación de la ciudad y el traslado de las plataformas.

En especial el Palacio de Volance, el edificio más visible de Sanc Adiet, probablemente sería uno de los principales objetivos por su valor simbólico y estratégico, así que tendría que monitorizarlo en todo momento con la pantalla de personalización.

Había improvisado la defensa antiaérea a toda prisa, y no estaba claro cuán efectiva sería contra los cazas del ejército de Polvatia. La ciudad podía repararse rápidamente mientras hubiera materiales, pero si alguien resultaba herido, no sería tan fácil. Por eso esperaba que los guardias encargados de manejar las ballestas de luz mejoradas actuaran con inteligencia para evitar bajas.

—Entonces... Habrá que aprovechar ahora que aún reina la paz para agradecerte todo lo que has hecho por nosotras, ¿no?

—P-Pues... Sí, supongo...

Raazsha le dedicó una sonrisa traviesa, mientras que Sun lo miró fijamente con ojos llenos de expectación. Aunque estaban hablando de algo tan serio como una inminente guerra con Polvatia, el ambiente de repente se volvió rosado y cargado de tensión insinuante.

—¿Eh...? ¿Qué pasa ahora de repente?

—Yuusuke, creo que ya va siendo hora de que empieces a tomarte en serio lo de Sun, ¿no crees?

—Eso me lo dices con esa sonrisita maliciosa...

—Ay, es que en realidad es porque me da vergüenza.

Raazsha soltó eso con su tono habitual, ante un Yuusuke completamente descolocado. Él sospechaba que todo venía porque, sin querer, les había contado a ambas lo que ponía en la carta de su otro yo del mundo original: «Por favor, no me tengas en ascuas».

Y justo entonces, alguien anunció su visita.

—Buenas noches, Yuusuke.

—Oh, bienvenida.

Era Rasanaasha, la antigua princesa cantarina, con su cabello azul claro cayéndole en suaves ondas hasta la cintura. Aunque no solía aparecer por allí a esas horas, Yuusuke la recibió encantado, pensando que había llegado en buen momento. Pero...

—Me han invitado Sun y Raaz. Dicen que esta noche quieren pasarlo bien.

—Maldita sea, ¡refuerzos!

Al parecer, las tres lo habían planeado juntas.

—Ju, ju, ju. Ya puedes mentalizarte, Yuusuke.

—Yuusuke...

Y así, justo antes del inminente enfrentamiento con Polvatia, Yuusuke se dio cuenta (aunque un poco tarde) de que estaba a punto de cruzar no una, sino dos o tres líneas con ellas.

(Xeniaxen: ¡¿En serio?! Pero no nos lo va a narrar, ¿verdad?)


Era medianoche. Yuusuke estaba en su habitación, tumbado y contemplando el techo. Disfrutaba de un momento de lenta y plácida dicha, algo ausente, mientras pensaba en su propio futuro y en el de quienes le rodeaban.

«La verdad... Esto ha avanzado a pasos agigantados...»

Tenía la sensación de que, a partir de ahora, las cosas no cambiarían demasiado en su relación con Sun y el resto. Con el torso y los brazos cubiertos de flores azules, amarillas y blancas, pensó (sin demasiado orden ni filtro) que si se añadía el rojo a esa mezcla, iba a haber bastantes problemas, incluida su falta de contención.

(Xeniaxen: El rojo, por Violet. Por si alguien no está despierto.)

Con esa idea sin mucho sentido dándole vueltas por la cabeza, Yuusuke intentó levantarse.

—Por lo pronto, ¿podéis soltarme el brazo?

—Mmmh... Un poco más...

—No quiero separarme de ti...

—No te vayas...

Atrapado en medio de la cama, física y emocionalmente inmóvil, Yuusuke solo podía lamentarse con resignación.



No hay comentarios:

Publicar un comentario