
Bien, pues hoy llegamos al final de esta aventura. Tenía la espina clavada de no haber podido acabar esta serie en su momento, porque los que la traducían al inglés la dropearon. Por fin, he podido retomarla (¡desde el principio, además!) y quedarme tranquila.
Pero esto no acaba aquí. Ahora seguiré con el Tomo EX y otras side stories que tiene el autor sobre la misma saga.
-Xeniaxen
Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator
Traducido por: Xeniaxen
103
El sol brillaba con una intensidad que quemaba la piel, la brisa marina acariciaba y aliviaba el cuerpo acalorado, y el sonido de las olas que iban y venían acompañaba la escena. A lo lejos, apenas visible, se distinguía el cabello verde del autoproclamado "habitante del bosque".
—¡Yuusuke!
—¡Yuusukeeee!
Desde una embarcación motorizada pequeña que surcaba la orilla, Sun y Violet, en traje de baño, saludaban con la mano a Yuusuke, que descansaba plácidamente tumbado bajo una sombrilla de playa (o, más bien, un toldo de campaña modificado con estructura de marquesina), clavada en una interminable franja de arena blanca. Por cierto, quien pilotaba la embarcación era Hinke. Cerca del rastro que dejaba el motor al pasar, Zaisha e Hisotta flotaban a la deriva entre las olas, sujetas a flotadores redondos.
Yuusuke devolvió el saludo y se incorporó. Se relajó al ver a Raazsha y Elfiona jugando con la arena en la orilla. En el toldo de al lado, Zeshald y Sorzak, sentados entre Bellusha y Rasanaasha, mostraban una leve sonrisa.
Aprovechando el período prolongado de descanso que les habían concedido a los guardias del palacio, la Patrulla del Dios Oscuro había venido de excursión hasta una playa del norte de Fonkrank, junto con la familia de Zeshald.
En el vehículo de transporte motorizado que habían usado para llegar hasta allí, Vermeer, Zhahid y Krielov descansaban tumbados. Los dos primeros, exhaustos por las largas horas de conducción. Y el capitán de la Patrulla de Fuego, agotado por tener que calmar a la princesa durante tanto tiempo.
—¿Y tú no tendrías que estar volviendo ya? Tengo entendido que hay follón, ¿no?
—Yuusuke... las mujeres son un marrón.
El que descansaba tranquilamente junto a Yuusuke, relajando su imponente musculatura, era un mastodonte de pelo blanco.
—De verdad... son un marrón de los gordos...
—Y-Ya veo...
Como parecía estar bastante agobiado, Yuusuke decidió retrasar un poco su informe a Ayuukas. Al parecer, en Gazetta el asunto del heredero al trono se había complicado. Todavía no se había decidido quién sería la consorte oficial del Rey Shinja, y el asunto ya había escalado hasta involucrar a la reina de Blue Garden.
Dado que el propio rey se había esfumado como si nada, todo apuntaba a que el caos en la corte de Gazetta continuaría hasta que la chamana, que estaba a punto de regresar de su viaje, pusiera orden.
Aun así, como tenía la sensación de que el asunto le salpicaría de alguna manera, por el momento, Yuusuke decidió disfrutar al máximo de sus vacaciones.
—Ya era hora de que llegaras, Yuusuke.
—¿Por qué has tardado tanto?
—Vaya, sí que estáis animadas... ¡Ahh! ¡Qué fría!
Pisando la arena ardiente que crujía bajo sus pies, Yuusuke caminó hasta la orilla, donde Sun y Violet le esperaban. Nada más llegar, Violet saltó desde la embarcación motorizada y le lanzó un buen chorro de agua salada. Yuusuke se giró instintivamente, empapado.
—¡Mua, ja, ja, ja, ja, ja! ¡Es el castigo por tardar tanto en venir! ¡Toma, toma!
—¡Yo también! ¡Eh, eh!
—¡Parad yaaa...!
Las salpicaduras del mar que se alzaban hacia el cielo de Kaltcio brillaban al reflejar la luz del sol, resplandeciendo como si fueran chispas danzando en el aire.
Esa misma noche, la Patrulla del Dios Oscuro, el hábil agente de inteligencia y el propio rey de Gazetta pasaban la velada en una construcción de arena sorprendentemente sólida. Más que un campamento en la costa parecía un auténtico cottage de playa. Rodeado por altos muros sin acceso exterior, el lugar estaba perfectamente asegurado.
Disfrutando de unas vacaciones en un entorno tan cómodo como el de una casa de veraneo, todos compartían conversaciones en el salón principal, bebiendo y reforzando la camaradería. Por cierto, Violet e Hisotta, agotadas de tanto jugar, ya dormían, con Sun y Zaisha velando por ellas.
En medio de ese relajado ambiente, Yuusuke escuchaba con naturalidad (o, más bien, aguantaba las quejas) al Rey Shinja. Este se había sumado al grupo sin mucha ceremonia, y le hablaba de los problemas en Gazetta.
—Si no me equivoco, ¿se llamaba Sarina, no?
—Eso es. Proviene de una familia vinculada a la realeza del clan blanco. Además, era una guerrera decente, sabía manejar la espada.
Shinja se lamentaba, casi como un borracho cualquiera, de cómo había acabado teniendo a Sarina como concubina con fines sucesorios, y de que antes era una subordinada sensata y razonable.
—¿Por qué las mujeres tienen que complicarlo todo? —decía, entre quejas y tragos.
Por lo visto, el hecho de que Sarina no aprobara claramente convertirse en esposa legítima del rey estaba causando ciertos roces entre los pesos pesados.
—¿Te está rechazando el matrimonio?
—Dicho así... suena peor de lo que es.
Shinja consideraba que una información a medias podría afectar a su honor, pero juzgó que, al estar Yuusuke y los suyos implicados hasta cierto punto en el asunto, podía contarles todo con detalle. Y así, comenzó a explicarles la situación actual del palacio real de Gazetta.
—Gracias a tu plan, la unidad de exterminio de bestias mágicas de Gazetta se ha hecho famosa en todo Kaltcio. Los conservadores parecían satisfechos con eso; pero ahora ha surgido otro problema.
Con la revelación pública de los orígenes de la Fe en los Cuatro Grandes Dioses y la verdad sobre los usuarios y los desvalidos, tanto desde Gazetta como desde Blue Garden se alzaban voces a favor de una unión entre ambos reinos mediante el matrimonio del Rey Shinja y la Reina Rishause.
El argumento era que, si ambos pertenecían originalmente al mismo linaje real, lo lógico sería reunificar la sangre de esa familia. Incluso los conservadores del clan blanco, que se oponían al sistema de la Confederación, expresaron su apoyo a esta idea.
Los partidarios de la unión defendían que una fusión entre Gazetta y Blue Garden convertiría al nuevo reino en la mayor potencia de Kaltcio. Eso abriría la posibilidad real de una unificación total del continente, lo que alentaba aún más a los conservadores, que apoyaban la restauración del Imperio del Clan Blanco.
—O sea, que habéis vuelto al punto de partida... O, más bien, que ahora sois más imperialistas que antes.
—Es que ahora tienen un camino claro y concreto. Incluso algunos que antes estaban indecisos empiezan a inclinarse por el bando conservador.
Suspirando como si escupiera un peso del alma, se sirvió otro trago. Los demás empezaron a prestar atención a la conversación.
—Tú también eras imperialista antes, ¿no?
—En el pasado... Solo pensaba en actuar como rey del clan blanco.
Por aquel entonces, Gazetta seguía en una especie de guerra fría constante con el antiguo gran reino de Noscentes en la frontera, y el país entero estaba agotado de un conflicto interminable. De hecho, incluso entre los círculos cercanos a la familia real, el ánimo era de todo menos alto.
No solo Caluwa, que en apariencia se hacía pasar por una ciudad normal de usuarios, sino incluso el corazón mismo de Gazetta, la aldea del clan blanco, contaba con miembros del bando conciliador. Y lo cierto es que sus propuestas eran bastante sensatas.
La restauración del Imperio del Clan Blanco ya era un sueño del pasado. Por muy valientes y hábiles que fueran sus guerreros, el destino de una nación no se podía decidir, a estas alturas, por la fuerza individual. Aquellos tiempos habían quedado atrás.
Comparado con los países de usuarios de artes divinas, que disponen de una mano de obra eficiente gracias a las técnicas especializadas para cada función, Gazetta no podía competir en absoluto en aspectos como el desarrollo del territorio o la industria en general. Por mucho que se esforzaran, era imposible que Gazetta se hiciera con el dominio de todo Kaltcio. A menos, claro, que surgiera una entidad trascendental como el dios oscuro de las leyendas y eliminara a los usuarios, dando paso a un mundo dominado por los desvalidos.
—En el seno mismo de Gazetta... aunque ocupábamos una posición de poder, nos estábamos quedando atrás en los tiempos.
Para preservar la existencia del clan blanco, estaban obligados a mantener las tradiciones heredadas desde la antigüedad. Fue en ese contexto que Yuusuke descendió a Kaltcio.
Los de Fonkrank se sorprendieron un poco al descubrir las circunstancias que llevaba en secreto el Rey Shinja. Siempre les había parecido tan seguro de sí mismo, avanzando con paso firme por el camino que se había trazado.
—La reina Rishause... —añadió, entonces, Zeshald—, parece que ya había comprendido tu estado de ánimo en base a algo muy parecido a eso, ¿sabes? —Se echó a reír diciendo que se lo había contado su propio rey. Tras la caída de Izapnar, durante la reunión celebrada en la Fortaleza Deernorth, el Rey Esvobus preguntó a la Reina Rishause sobre su relación con el Rey Shinja—. Aunque nadie, ni siquiera nosotros, esperábamos que Gazetta estuviera tan al borde del colapso —siguió Zeshald mientras jugueteaba con su barba.
En cualquier caso, tanto los problemas internos de Fonkrank y Blue Garden como los de Gazetta y Noscentes (junto con sus tensiones políticas), empezaron a moverse todos tras la aparición del Dios Oscuro. El día en que estalló la guerra civil en Blue Garden a causa de las maquinaciones de Fonkrank, la Patrulla del Dios Oscuro intervino como fuerza militar. Que el ejército de Gazetta usara a Yuusuke como pretexto para invadir Blue Garden fue una gran apuesta.
—Más allá del resultado, aquello provocó un equilibrio interno en Gazetta. Fue más fácil mover a los soldados.
Al escuchar esas palabras, Yuusuke recordó las escasas referencias que Shinja había hecho en el pasado sobre los suyos. Después de la batalla ante la Gran Muralla de Paula, en una conversación con la Reina Rishause, dijo: «En mi país tampoco somos un bloque unido, por eso había que actuar antes de que naciera el heredero».
También, aquella noche que visitaron la aldea de la familia de Hivodir, frente al cadáver de un gazettiano que aparentemente había sido abandonado como parte de una operación encubierta por un grupo armado, hablaron sobre el bando conciliador. Por el término "conciliador", Yuusuke había pensado que se trataba de gente moderada, que simplemente deseaba la paz, pero en realidad eran un grupo bastante activo políticamente.
Se sospecha que algunos miembros de ese bando facilitaron información del ejército de Gazetta a Noscentes para facilitar la labor de la unidad de operaciones especiales liderada por Volmes, el excomandante de élite de Blue Garden.
—Los conciliadores parecen tener bastante peso en Gazetta, pero... ¿todos están a favor de la fusión con Blue Garden?
—No todos, aunque... los conciliadores actuales ya no son exactamente como antes.
Con la reconquista de Patricia del Norte y la caída de Noscentes, Gazetta comenzó a estabilizarse como gran nación. Entonces, la mayoría de los conciliadores abandonaron la idea de integrarse en un mundo liderado por los usuarios de artes divinas, y cambiaron su rumbo: ahora prefieren mantener a Gazetta como una de las cuatro grandes potencias. Se reconvirtieron en una facción de derechas distinta.
Por eso, en lo que respectaba a la propuesta de unificación con Blue Garden, dentro del bando conciliador también había opiniones divididas.
—¿Entonces incluso el bando que más parecía dispuesto a ayudar a poner orden está dividido...?
—Así es... Ellos ya estaban activos dentro del país mucho antes de que tú aparecieras...
Todos asintieron y, justo cuando Shinja iba a retomar su queja...
—¡Oyeee, Shinja! ¿Estás aquííí?
—¡¿Quééé?!
Una figura blanca y pequeña irrumpió en la sala con tal ímpetu que casi parecía que había derribado la puerta de una patada. Cerca de la entrada, Hinke fue arrastrado por la explosión de energía y acabó rodando por el suelo.
—¿Ayuukas?
—¡A-Abuelita! ¿Qué haces aquí...?
Yuusuke se quedó perplejo. Shinja, por una vez, mostró señales de nerviosismo. Ayuukas se acercó sin dudarlo y le dio un buen coscorrón en la cabeza.
—¡¿Y tú qué haces bebiendo en plena crisis nacional, eh?! —lo reprendió con voz severa—. ¡Enséñame ese trasero! ¡Te voy a educar como cuando eras niño!
—Ten piedad, por favor...
Shinja agachó la cabeza con resignación y trató de llevarse a los labios la copa medio vacía, pero Ayuukas se la arrebató y se la bebió de un trago, exhalando con fuerza.
—¡¿Ehhh...?! ¿Está bien? Quiero decir, eso es alcohol...
—No te preocupes. Soy inmortal. Aunque beba veneno, lo único que haré será escupir sangre y ya está. ¡No voy a morirme por eso! —dijo, antes de pedir otra copa.
Sin más opción, Yuusuke se la sirvió. Por cierto, al parecer, había abierto un agujero en el muro con [Creación Personalizada] y su habilidad de resonancia. Dijo que lo había cerrado bien, pero Vermeer se levantó para ir a revisarlo.
Mientras tanto, Shinja tomó otra copa y se sirvió él mismo.
—Y bien —preguntó con tono pausado—, ¿has encontrado alguna forma de solucionar el embrollo?
Supuso que había venido desde Patricia del Norte hasta la playa del extremo norte de Fonkrank porque ya tenía un plan para arreglar todo aquel jaleo.
(Xeniaxen: Si el autor no hubiera tenido algunos dejes machistas... Esto podría acabar en matrimonio entre Yuusuke y Shinja XD.)
—¡Já! Siempre dando vueltas sin parar, pero cuando se trata de marrones, los suelta y se desentiende... —refunfuñó Ayuukas—. En el camino pasé a ver a la señorita Risha.
—¿Oh?
Dado el gran carisma de la reina, en Blue Garden tanto los burócratas como el pueblo preferían no posicionarse ni a favor ni en contra del matrimonio. Tan solo querían que fuera lo que la reina deseara.
Por su parte, Rishause parecía dispuesta a corresponderlo si Shinja se lo pedía. Eso sí, sus dos damas de compañía eran más bien reacias.
—¿Eso solo puede traer ventajas para Gazetta, no?
—Desde nuestro punto de vista, no vemos con buenos ojos una unión entre Gazetta y Blue Garden.
Al oír la información de Ayuukas, Yuusuke murmuró para sí, y fue entonces cuando Krielov, que hasta ese momento había guardado silencio, comentó desde la perspectiva de Fonkrank:
—Eso también lo entendemos nosotros.
Por supuesto que aspirar a convertirse en la nación más rica y poderosa de Kaltcio era un objetivo fundamental, pero también lo era, en beneficio de Gazetta, saber convivir con el resto sin provocar conflictos innecesarios, como una de las Cuatro Grandes Naciones.
—La cuestión es qué piensa él de todo esto —Ayuukas le preguntó directamente por sus sentimientos.
—Yo... —advirtiendo que hablaba bajo los efectos del alcohol, Shinja respondió—: Después de todo el esfuerzo que Risha ha hecho para recuperar Blue Garden por su cuenta, no quiero quitárselo.
Una razón extremadamente personal; inapropiada para alguien que, como rey, debería tomar decisiones con la mirada puesta en el panorama general. Ahora bien, Yuusuke comprendió perfectamente el respeto y el afecto que Shinja sentía por su amiga de la infancia.
—Entonces no hay ningún problema.
—¿Eh? ¿Qué quieres decir con eso?
Tras confirmar los verdaderos sentimientos de Shinja y las reacciones de Yuusuke y los demás, Ayuukas señaló la raíz del problema que había complicado todo. La razón por la que Sarina no daba su aprobación clara al matrimonio con el Rey Shinja.
Resulta que el día en que Sarina y su grupo entraron a Patricia del Norte para evitar tensiones, recién vuelto del frente, Shinja decidió priorizar la audiencia con la Patrulla del Dios Oscuro y dejó a Sarina para después. Aquello la había ofendido.
No era del tipo que prestara mucha atención a sus concubinas, así que él no se dio cuenta de su descontento. En medio del caos que trajo la transición al sistema de la Confederación, la distancia entre ellos fue creciendo. Fue en ese contexto que empezaron a escucharse las voces a favor de la unión con Blue Garden. La actitud de Sarina, de postergar la aprobación del matrimonio con Shinja, como forma de expresar su protesta, se complicó aún más cuando el bando conservador se mezcló en el asunto.
Shinja se dejó caer al suelo. Yuusuke lo comprendió perfectamente, y soltó una sonrisa irónica. Como involucrado, prefirió no hacer comentarios.
—¿Por qué las mujeres tienen que ser así...?
—Tampoco es que todo el problema sea culpa de Sarina, ¿sabes?
Ella, de hecho, conocía la relación entre Shinja y Rishause. Si realmente deseaban estar juntos, ella estaba dispuesta a retirarse. Y, por su lado, Rishause también estaba dispuesta a responder si Shinja deseaba unirse a ella. Pero la cuestión era que Shinja... no quería arrebatarle su reino.
—Esto da para una novela palaciega con drama amoroso y todo —bromeó Yuusuke.
—Vaya que sí... —coincidió Ayuukas con una sonrisa, en lo que se encogía de hombros.
Las mujeres del grupo de la Patrulla del Dios Oscuro escuchaban con un interés que no intentaban disimular.
Al menos, el asunto de Sarina parecía encaminado a resolverse con una buena disculpa. Ahora el reto era convencer a los partidarios de la fusión, y a los conservadores que querían volver a una Gazetta regida por los blancos.
—Si alguien más respetado que el propio rey hablase con ellos, quizá sí escucharían —dijo entonces Ayuukas. Se giró y clavó la mirada en Yuusuke—. Me refiero a ti, que te haces llamar Dios Oscuro pacifista.
—¿Tenía que tocarme a mí justo ahora...?
Ayuukas sugería que, si el propio Yuusuke, en calidad de Dios Oscuro, se ponía al frente para convencerlos, no les quedaría más remedio que escuchar. Era una petición para que se implicara una vez más por el bien de Gazetta y, por extensión, por la estabilidad mundial.
—Es que mi jefa está dormida...
Yuusuke no estaba precisamente en contra de ayudar, pero tampoco era una decisión que pudiera tomar por su cuenta. Respondió así mientras miraba con ternura a Violet, que dormía plácidamente con la cabeza apoyada en el regazo de Sun. Fue entonces cuando Reifold, que hasta ese momento había mantenido una presencia casi imperceptible, les transmitió unas palabras en nombre del Rey Esvobus.
Incluso durante las vacaciones, Reifold había seguido informando al palacio de la situación del grupo. Mantenía un canal de comunicación secreto paralelo a los informes regulares de Hisotta.
—Fonkrank está dispuesto a dar permiso oficial para que el capitán oscuro colabore, siempre que eso pueda ayudar a estabilizar la situación.
Teniendo eso en cuenta, y a través de Reifold, el Rey Esvobus planteó una pregunta a los representantes de Gazetta. ¿Cuánto valoraban realmente los veteranos de Gazetta, aquellos que se hacían llamar conservadores, la figura del dios oscuro? ¿Lo consideraban una simple pieza con poder divino, como en el antiguo Consejo Sagrado de Noscentes? ¿O lo veían de verdad como su salvador?
—Mitad y mitad.
—Así es.
—¿Ah, sí?
Hasta ahora, Yuusuke solo había tenido contacto con Shinja y su círculo, así que no se había hecho una idea clara de cómo lo veían en general en Gazetta. La pregunta del Rey Esvobus resultó ser una forma bastante acertada y directa de ayudarle a entender cómo estaban las cosas.
—Pero entonces, si yo aparezco como la gran figura salvadora, ¿no podría pasar que eso provocara justo el efecto contrario?
—Bueno, ese riesgo también existe, claro...
Ayuukas propuso entonces una estrategia: aprovechar la autoridad y el prestigio de la Patrulla del Dios Oscuro para organizar un gran festival por la paz que concentrara la atención de todos y generara una atmósfera en la que oponerse resultara complicado.
Desde la resolución del problema con las bestias modificadas hasta la puesta en marcha de la Confederación, las hazañas del grupo habían elevado su reputación. El objetivo era aprovechar ese prestigio para convocar a los reyes de las distintas naciones.
—Esto está empezando a sonar a algo bastante gordo...
—Estamos hablando del futuro del mundo; no es para menos... Aunque no dejas de tomártelo con esa pachorra tuya de siempre —suspiró Ayuukas. Dudaba entre tomarse aquello como una señal de temple o como una completa falta de conciencia de la magnitud de lo que se estaban jugando.
—Mejor me quedo con la segunda opción.
—¡Ja, ja, ja! Ya sabía yo que dirías eso. Pero esta vez vas a tener que comportarte como si fueras un personaje de talla mundial.
La chamana pidió la colaboración de todos para poner en marcha su plan y resolver la situación de forma pacífica.
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Hacia finales del mes de agua de Zeshnar, cuando el sol brillaba durante más tiempo que en cualquier otra época del año...
A medio día de camino al oeste de la ciudad portuaria de Fonkrank, junto al lago y situado justo en el centro de Kaltcio, se alzaba en un claro del bosque un enorme edificio con aspecto de fortaleza. Su nombre: la Catedral de Kaltcio.
Construida sobre una base excavada en forma de mortero, en el centro se elevaba una estructura de piedra de forma hexagonal, dispuesta como una pirámide por niveles superpuestos. Cada piso estaba rodeado por una terraza y, en la terraza superior, se instaló un altar.
La construyó Yuusuke con su habilidad [Creación Personalizada], a partir de una maqueta que Ayuukas había guardado en la aldea de los desvalidos: una reproducción de un antiguo santuario de culto a los espíritus de Kaltcio.
Para su construcción se utilizaron vehículos de Fonkrank para mover los materiales, y convocaron trabajadores de Gazetta, Blue Garden y Trent Rietta para la extracción de piedra. La obra se finalizó periodo de tiempo sorprendentemente breve.
Hoy, en este lugar, se reunían los reyes de las Cuatro Grandes Naciones para declarar su compromiso de cooperación por la paz mundial. En torno a la catedral, que a partir de ahora sería alabada como símbolo de la paz, se había congregado una multitud de gente de todos los países para presenciar y celebrar el acontecimiento.
Mirando desde la pequeña ventana de la sala de espera, Yuusuke quedó abrumado por la cantidad de personas.
—Uaah... Hay un montón de gente...
—Que los reyes y ciudadanos de las principales naciones se reúnan en un solo lugar... Hacía siglos que no se veía un festival de tal magnitud.
—Dicho por usted, Ayuukas, suena aún más impresionante.
—Je, je. Pero hoy el protagonista eres tú. Hazlo bien.
Vestida con el atuendo ceremonial de chamana de la aldea, Ayuukas le dio una palmadita de ánimo en el trasero. Vestido con su uniforme de capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, ligeramente más ornamentado de lo habitual, él asintió con la ayuda de los efectos calmantes que él mismo había añadido a los nuevos adornos.
De forma oficial, se trataba de una ceremonia en la que, bajo el liderazgo del héroe, se declararía la intención de cooperar por una paz eterna. Sin embargo, en realidad, también servía como un movimiento concertado entre los reyes para contener a los elementos desestabilizadores dentro de Gazetta.
Justo cuando Ayuukas salía, entraron los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro, Sun, Raazsha, Rasanaasha y todos los demás, vestidos con sus mejores galas. Durante la declaración del juramento por parte de los reyes, Yuusuke actuaría como maestro de ceremonias. Como parte de la puesta en escena, sus camaradas más cercanos se situarían alineados tras él, como apoyo del héroe.
—Vaya... Todas las chicas van con vestidos. Estáis guapísimas...
Al decir en voz alta lo que pensaba, Yuusuke provocó un sonrojo colectivo entre las presentes.
—Y-Yuusuke...
—Yuusuke...
—Señor Yuusuke...
—C-C-Capitán...
Hinke y Sorzak pusieron cara de circunstancias, pero quizás por los nervios ante el gran evento, esta vez no se molestaron en saltar con algún comentario. Solo Zhahid parecía algo tenso; los demás actuaban con la misma naturalidad de siempre. En medio de ese ambiente tan relajado propio de la Patrulla, Sun suspiró aliviada y preguntó a Yuusuke en voz baja:
—Yuusuke, pareces tranquilo. ¿Va bien con el discurso?
—Bueno, más o menos. Tengo una chuleta, así que mientras no me trabe, todo irá bien.
Yuusuke sonrió; podía mostrar el texto del discurso en su pantalla de personalización. Sun ladeó la cabeza sin entender del todo eso de la "chuleta".
—Es la primera vez que das un discurso oficial, ¿no? —intervino Violet—. Asegúrate de no liarla. Me daría mucha vergüenza, ¿sabes?
—Entonces no me metas presión...
A pesar de sus palabras, esa pequeña charla con ellas consiguió que Yuusuke se sintiera más relajado. Fue entonces cuando sonó el redoble de tambores desde el exterior. Era la señal: pronto empezaría la ceremonia.
—Bueno, vamos allá.
—Mucho ánimo.
—¡Confiamos en ti!
Estaba tan sereno que parecía increíble que fuese él quien iba a desempeñar un papel tan central en la gran ceremonia que estaba a punto de comenzar. Tanto Sun como Violet, al observar al joven héroe que avanzaba con su capa negra ondeando, no pudieron evitar recordar cuánto había crecido desde que lo conocieron.
El solemne redoble de tambores resonaba en la Catedral de Kaltcio. Aunque era pleno día, las antorchas de madera resinosa ardían con fuerza en la terraza panorámica, donde los reyes de las distintas naciones comenzaron a hacer acto de presencia.
- Desde Fonkrank, el Rey Sabio del Muro de Fuego, Esvobus Volance XVIII.
- Desde Blue Garden, la Reina Sacerdotisa del Agua, Rishause Thule.
- Desde Trent Rietta, el Rey Benevolente del Verde Profundo, Cliffzah.
- Y desde Gazetta, el Rey Blanco Colmillo de Lobo, Shinja Trouillard.
Los cuatro reyes de las cuatro grandes naciones se reunieron frente al altar, en el centro de la terraza. Por el acceso contrario al que ellos habían utilizado, apareció entonces otro grupo: la comitiva del héroe, encabezada por el capitán de la Patrulla del Dios Oscuro, vestido con su uniforme negro.
El murmullo del pueblo, retumbando en el basamento cóncavo que rodeaba la terraza, fue apagándose poco a poco. Cuando el capitán oscuro avanzó hasta el altar, una onda de energía de viento se propagó por el lugar:
«Bien, habéis venido. Oh, reyes de las cuatro grandes naciones que habéis respondido a mi llamado...»
La voz del capitán resonó con fuerza, amplificada por las artes aéreas de transmisión. Aunque Yuusuke no era muy amigo de las frases tan grandilocuentes, esta vez se había asegurado de practicar bien.
La majestuosa ceremonia celebrada en la cima de la recién construida catedral estaba en su apogeo. Viendo a Yuusuke avanzar con tanta seguridad en tan imponente escenario, Sun, Violet y todas las mujeres que lo apreciaban lo contemplaban con ojos brillantes, deslumbradas por su figura.
(Xeniaxen: Este autor es bastante mojabragas...)
Mientras la Catedral de Kaltcio estallaba en júbilo con la declaración de juramento entre el héroe y los reyes de las cuatro grandes naciones, Ayuukas contemplaba la escena desde la orilla del Lago Reflejo Lunar, alejada del bullicio.
El fin de una historia de Kaltcio donde, usando a dioses que no eran dioses como piezas de ajedrez, se libraban luchas por la supremacía. La revolución que trajo Yuusuke había cambiado incluso el curso de esa historia.
Anhelando la paz, él eligió su camino por voluntad propia, y consiguió también la convivencia con sus opositores. Con sus propias manos, había creado el mundo que deseaba.
—Ese poder suyo... [Creación Personalizada]... es en sí mismo una auténtica revolución.
Un poder que no se regía por intereses como el combate o la estrategia, sino que creaba cosas nuevas. Un poder hecho, sin duda, para cambiar el mundo.
—La transformación del mundo... se ha consumado.
Al ver los haces de luz alzándose desde la Catedral, Ayuukas esbozó una pequeña sonrisa. Y entonces, para grabar en su memoria y en sus ojos la forma de vivir del dios oscuro Yuusuke, se puso en camino hacia donde él se encontraba.
—¿Hacia qué clase de mundo nos llevará, a partir de ahora, este dios oscuro de la presente era?
A lo lejos, bajo la mirada de la chamana, que había contemplado el fluir de la historia eterna, las aclamaciones del pueblo y el retumbar de los tambores festivos resonaban desde el corazón de Kaltcio hasta los confines de toda la tierra.
Fin.
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