22/10/2024

Ut0p1a - Código Izquierda (perte IV)





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Título original: Left to code
Autora: vgperson
Traducción: Xeniaxen



Continuación del capítulo 4 > Código Izquierda


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Me lo pasé genial visitando Indefinido, pero... sabía que no podía quedarme allí mucho tiempo. Principalmente porque me recordaban demasiado lo que debería estar haciendo.

Antes de despertarme, e incluso un poco después, pensaba que ese mundo era un paraíso y del que no querría cambiar nada aunque pudiera. Pero gran parte de la razón por la que me sentía así era por el hecho de venir de mi propio mundo, con todas sus dificultades, en contraste con este en el que pude elegir quién quería ser desde el principio. Para los que nacieron dentro de Ut0p1a, era otra historia, y podía entender por qué algunas personas se verían obligadas a irse literalmente al espacio.

Por lo que parecía, Rena había pasado por una realización muy similar después de su primera visita a Indefinido, a pesar de nuestras naturalezas técnicamente muy diferentes. Así, llegamos a la misma conclusión: queríamos traer un pedazo de lo que amábamos de Indefinido de vuelta a Predeterminado como admins.

Rena todavía tenía mucho que aprender para convertirse en admin, por lo que aún no podía actuar en consecuencia. Pero yo sí podía. Y cuanto más interactuaba con estas personas pensando en ellas como personas, más quería hacerlo.

Pensaba que Ut0p1a era una tragedia por todo su potencial desperdiciado como mundo virtual. Eso seguía siendo cierto, pero los Ut0p1an0s (me negaba a llamarlos "procesos" como en la publicidad y la documentación) añadían nuevas profundidades a tal tragedia. Eran personas abandonadas a su suerte en un sistema que no solo no estaba construido para ellos, sino que ni siquiera estaba construido para nadie.

Ser capaz de hacer algo que compensara cualquiera de esas cosas podría haber sido un objetivo ambicioso para un "hobby" como este, pero, tal y como mencioné antes: pensando en las posibilidades, sentía que valía la pena intentarlo con todas mis fuerzas.

Dicho esto, cuando llegué de nuevo a la Centralita de Veta Norte, me pilló por sorpresa cómo me recibieron.

Los teléfonos seguían sonando tanto como antes, pero los admins que los contestaban parecían distraídos. Sus ojos me seguían, y los que no estaban al teléfono susurraban entre ellos.

¿Lo saben...? No seas tonta, Cecilia, tiraste el equivalente a un par de millones de dólares en céntimos en medio de una gran ciudad, por supuesto que lo saben. La cuestión es qué opinión tienen de mí.

Al entrar en el despacho de Cooper, la forma en que se le iluminó la cara parecía decirme cómo se sentía él al respecto, al menos.

—¡Me alegro de verte de vuelta, señorita Rhodes! —exclamó—. Siento lo del otro día, probablemente te diera la impresión de estar molesto contigo en ese momento. Espero que eso no te haya quitado las ganas de trabajar con nosotros...

—No, tranquilo... —insistí, para que no se preocupara—. He estado haciendo algunos preparativos.

—¿De verdad? ¡Qué bien! Nosotros también hemos estado haciendo nuestros propios preparativos, así que no tienes de qué preocuparte —se rascó la cabeza con una sonrisa tonta—. Oh, no me refiero a limpiar los Cubits ni nada de eso, así que tampoco te preocupes por eso.

—¿A qué te refieres, entonces?

—Cuando los otros admins se enteraron de que resolviste el caso de los Cubits, empezaron a hacer todo tipo de preguntas. Solo les conté lo que sé, y no tienes ninguna obligación de contarnos más, pero... en respuesta, se les han ocurrido muchas ideas que quiero plantearte. Me he dedicado a recopilar formalmente sus sugerencias —levantó unos papeles de su escritorio.

—Eh... Claro, le echaré un vistazo —respondí, sintiéndome ya abrumada solo con ver el tamaño de la lista.

Cubría todo tipo de problemas. Fallos graves y extendidos que sonaban como el equivalente a enfermedades mortales en mi mundo. Desastres ambientales como "seísmos de fallos", que querían que detuviera de raíz. Zonas que habían quedado inhabitables por culpa de datos corruptos. También había sugerencias más aleatorias, como maneras de reforzar la belleza en general, la construcción de más lugares para vivir, o encontrar una manera de iniciar grandes lotes de nuevos admins para añadir al equipo, ya que siempre estaban inundados de llamadas.

Después de un rato leyendo la lista, antes de que siquiera pudiera terminar de leerla, Cooper habló:

—Ehm... por favor, no lo consideres una lista de tareas; no tienes que hacer nada de esto si es demasiado, en serio. Y tampoco sientas que no puedes tomarte tu tiempo para abordar cada cosa. Son solo sugerencias —se rascó el cuello—. Sé que es una cantidad infame, pero decidí incluirlas todas porque no podemos saber lo fáciles o difíciles que cada una puede llegar a ser. Al fin y al cabo, llevábamos tanto tiempo atascados con los Cubits de 1 bit, y tú lo resolviste en minutos...

—Bueno... —negué con la cabeza—, al menos a primera vista, la mayoría de estas cosas parecen mucho más difíciles que eso. No creo que podáis esperar una solución rápida para ninguna.

—Claro, por supuesto —asintió—. Y si alguna te parece francamente imposible... no dudes en decírnoslo.

Miré la lista. "Imposible"... Podía decretar que alguna era extremadamente difícil, pero ¿qué significaba "imposible" para una programadora que estaba lidiando con un mundo completamente virtual? Tal vez "inabordable" era más lo que quería decir, pero eso seguía siendo increíblemente difícil de definir.

Es decir, todos estos problemas eran importantes hasta cierto punto para ellos, o no los habrían planteado. Decidir rendirme por completo con uno... tendría que llegar al límite, creo.

—Supongo que veré si hay algo en lo que pueda empezar a trabajar —suspiré—. Solo avísame si surge algo más; he configurado todo para que podáis llamarme marcando el 911, incluso cuando no esté, eh... "aquí". Deberías decírselo a Meyer también, se me olvidó. Hasta luego.

Me miró sorprendido mientras me preparaba para desconectarme.

—Espera, ¿ya te vas? ¿Tienes prisa?

Levanté la lista y la sacudí.

—Tú eres el que me entregó una larga lista de problemas persistentes para que los solucione.

—No me estabas escuchando, ¿verdad? —Cooper se llevó una mano a la cabeza y suspiró—. Piénsalo: son problemas persistentes con los que ya hemos estado conviviendo todo este tiempo. Como te dije, puedes tomártelo con cal...

—No si de verdad quieres que se arreglen —murmuré.

—¿Q-Qué quieres decir con eso...? —preguntó, sorprendido.

—Si te lo cuento —suspiré profundamente—, ¿puedes prometer que te lo vas a tomar bien? Pareces más o menos guay.

—No sé muy bien qué significa eso, pero... supongo que puedo intentarlo —se encogió de hombros.

—Es solo que... sé cómo soy —empecé, rascándome el cuello—. Para ser completamente honesta, no me metí en esto para arreglar este tipo de cosas. Solo pensé que arreglaría lo mínimamente necesario para que funcionara en sistemas modernos, eliminaría cosas que no quería, y tendría un mundo virtual divertido con el que jugar, y quizás uno que otros pudieran usar. Eso fue... antes de saber que había gente viviendo aquí, básicamente. Y esa gente... ha hecho que estar aquí sea infinitamente más agradable y placentero de lo que jamás podría haber imaginado.

—¿Estás diciendo que... eso es algo malo? —Cooper me miró perplejo.

—No es "malo", pero... —luché por encontrar las palabras adecuadas—. Es tan fácil querer solo disfrutar de esto, solo un poco, como lo hacía al principio. Sin embargo, me sentiría culpable por estar divirtiéndome mientras podría estar haciendo algo genuinamente útil para vosotros... algo que literalmente nadie más puede hacer.

—No deberías sentirte culp...

—¡Ese es el problema! —le interrumpí, levantando las manos—. Todos me decís que no me preocupe, que no hay prisa, ya sea porque realmente os importo o porque no queréis tentar la suerte con vuestra posible salvadora —agaché la cabeza—. De todos modos, si os hago caso... las cosas no van a hacerse solas. Seguro que es más fácil aceptar que todo es como es y no intentar hacer lo imposible... pero a lo largo de mi vida, eso nunca ha sido así.

—¡Eso es...! —parecía estar estrujándose los sesos para buscar una respuesta que no encajara con lo que acababa de decir—. Solo... no creo que sea una razón para no hacer lo que te apetezca...

—Mira, ya lo sé. No estoy diciendo que no vaya a pasar tiempo aquí ni a tomarme un respiro hasta que "termine" ni nada de eso. Obviamente, buscaré el equilibrio —me encogí de hombros—. Solo sé que se me da mal eso...

—Ya... Ya veo —asintió solemnemente—. Bueno, espero que puedas hacerlo. Personalmente, mis hijos son una gran motivación para dar lo mejor de mí en este trabajo. Me siento afortunado de que a ellos también les motive lo que yo hago...

—Mhm... —me rasqué la barbilla—. En teoría debería ser algo parecido para mí. Mejorar este mundo, al menos en algunos casos, debería hacer felices a las personas por las que me preocupo. Aunque eso ignore el tercer lado de la balanza, que es mi realidad...

—Ehm... ¿A qué te refieres con eso exactamente? —preguntó con cierta duda, probablemente sabiendo que no obtendría una respuesta clara.

—Bueno, equilibrar dos cosas ya es bastante difícil, ¿no? No te preocupes por eso ahora —dije con una sonrisa fingida.

Viendo que Cooper no tenía más preguntas, me desconecté.


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⬅⬅

Estaba sentada en mi habitación esbozando cuando el teléfono sonó. Tan pronto como vi "Número desconocido" en la pantalla, lo cogí rápidamente.

—¡Hola, Cecilia! ¿Qué quieres? Ah, ¿cómo fue tu visita a Indefinido ayer?

—Ah, eh... —tardó un momento en responder, como si la hubiera cogido de imprevisto—. Estuvo bien. Es un lugar genial. ¿C-Cómo estás tú, Lina...?

—Oh, como siempre... —me encogí de hombros— yendo a clase y eso. Nos vimos hace poco, ¿no?

—S-Sí, tienes razón. Qué pregunta más tonta. Lo siento, no se me dan bien las charlas triviales...

—¿Me llamas por algo en particular, entonces? —pregunté, curiosa.

—Ah, es que... He estado trabajando en algunas cosas, pero acabo de darme cuenta ahora de que es una tontería hablarte de ello. Probablemente no te interese...

—¡No digas eso! Me interesa muchísimo lo que haces, Cecilia —insistí, recordando mi propio entusiasmo al responder su llamada—. Parece un poco complicado, o tal vez más avanzado de lo que comprendería cualquiera de nosotras... pero por eso es fascinante.

—Bueno... si tú lo dices. Mm... He añadido una especie.

—¿Eh...? —parpadeé—. ¿Qué significa eso, exactamente?

—Es verdad, lo siento... —retrocedió en su explicación—. En Indefinido, conocí a una chica llamada Vern. Es un dragón, pero tuvo que... hacerse a sí misma, si eso tiene sentido. Porque los dragones no "existían" propiamente en este mundo. Er... Tampoco existen en mi mundo, para ser precisa, pero, eh... el concepto sí que existe. Y aunque fuera lo último en la lista de prioridades, estoy segura de que hay personas en mi mundo que querrían ser dragones en Ut0p1a. Así que pensé, bueno, Vern ya ha hecho parte del trabajo, así que no debería ser tan difícil hacer que los dragones sean una especie propiamente dicha allí, ¿verdad? Y, eh... s-sí, ahora ya está hecho.

—Oh... vaya. Es... increíble. —estaba tan incrédula que apenas encontraba las palabras—. Eres lo más, Cecilia... ¿Cómo lo has hecho tan rápido? ¿Y ya funciona?

—Hasta donde he probado, sí. Las personas con acceso a su propiedad de especie deberían poder cambiarla sin problemas, al menos... —hizo una pausa, como si algo acabara de ocurrírsele—. Esto... Lina, una pregunta. ¿Cómo "nacéis" vosotros, exactamente?

—¿Hmm? Ah, nadie lo sabe realmente. Al menos, yo no lo sé. Simplemente ocurre —me encogí de hombros—. ¿Te estás preguntando si empezarán a nacer dragones automáticamente, no? No te sabría decir. Tal vez un admin podría saber algo al respecto...

—Ah... vale. No era la respuesta que esperaba, pero lo investigaré. G-Gracias.

Cecilia hizo una pausa. No estaba segura de si tenía más que decir o no.

—Bueno, en cualquier caso, ¡bien hecho, Cecilia! —la felicité para acabar con el incómodo silencio—. No te esfuerces demasiado. Si quieres, podríamos quedar hoy para pasar el ra...

De repente, me interrumpió.

—N-No, no quiero... —se quedó callada—. No... me lo merezco...

—¿P-Por qué dices que no te lo mereces? —pregunté, atónita—. Y más después de un gran logro como este...

—Soy tan estúpida... —dejó escapar un suspiro pesado—. Nunca debí haber intentado mentirte, Lina...

—¿Mentirme? —parpadeé—. Eh... No pasa nada, Cecilia, estoy segura de que lo entenderé si me lo explicas. ¿En qué me has mentido...?

—En algo que no te he mencionado —la escuché tomar una bocanada de aire y exhalar—. No lo hice tan rápido, y no funcionó así de fácil.

—Eh... —me llevé una mano a la barbilla, pensativa—. ¿Entonces ya habías empezado antes, antes incluso de ir a Indefinido? Vaya, eso aún me parece más increíble...

—No, no... Ugh. ¿Cómo te lo explico...? —Cecilia se quedó callada un rato, intentando encontrar las palabras. Finalmente, las encontró—. Lina, puede que todo te parezca bien ahora, pero... la fastidié. Y de una manera horrible. Y tuve que revertirlo todo.

—¿Revertirlo... todo? —me costaba imaginar a qué se refería—. ¿Como... e-el tiempo en sí...?

—Desde tu perspectiva, básicamente, sí —respondió con una profunda vergüenza en su voz—. Menos mal que tuve la previsión de hacer una copia de seguridad antes de empezar. Quiero decir, sabía que trastear con algo como las especies probablemente sería complicado. Pero estaba motivada y me pareció una tarea alcanzable. Y lo fue, pero... —dejó la frase en el aire—. Bueno, por eso, hubo un par de días enteros en que... estuvo todo parado.

—Eso es... Ya veo... —era lo suficientemente capaz de comprender lo que eso significaba como para asustarme—. ¿Y... seguimos hablando o algo, durante ese tiempo que reseteaste...?

—Un poco... Pero no solo tú y yo, por supuesto. Estoy tratando de decirme a mí misma que no fue nada importante, y de hacerme olvidar esas experiencias. Así que podríamos... tenerlas de nuevo, con suerte.

—Eso... —asentí—, probablemente sea lo mejor que puedas hacer.

—Lina... lo siento mucho. Lo siento por haberla fastidiado tanto que tuviera que hacer eso, y por haber intentado mentirte, y luego por tener que contártelo y ponerte triste —Cecilia suspiró—. Quiero prometerte que no pasará nunca más... aunque sé que no podrías exigírmelo.

—Supongo que es verdad —admití con tristeza—. No habría notado nada...

—La verdad es que el tiempo en mi mundo y el tiempo en el tuyo nunca han tenido una correlación fuerte. Cuando dije que habíais estado "en pausa" antes de que yo llegara, lo decía en serio. El tiempo solo avanza realmente cuando, bueno, cuando está avanzando. Por no hablar de... —se detuvo a sí misma—. No, probablemente no debería mencionarlo.

—¿Mencionar qué? —pregunté—. Si tiene que ver con que nuestro mundo sea una simulación virtual y todo eso... creo que ya lo he aceptado bastante bien. S-Sobre todo porque, eh... —bajé la cabeza con timidez—, siento que puedo confiar en que lo cuidarás bien, Cecilia.

—Está bien, si insistes... Avísame si empiezas a asustarte —tomó una bocanada profunda—. Bueno, creo que ya mencioné que ha habido intentos anteriores de preservar Ut0p1a. Todo eso se debe a un archivo completo de datos que uno de los admins subió después de que Ut0p1a "cerrara" originalmente. La gente ha tomado ese archivo y ha intentado hacer varias cosas con él, y la mayoría ha estado trabajando sobre el trabajo de otros anteriores. Incluida yo.

Me lo imaginé en mi mente como una línea de tiempo.

—Entonces, esencialmente, nuestro mundo ha continuado "existiendo" después de su cierre original... ¿al ser ejecutado en los ordenadores de diferentes personas? Excepto durante los huecos de tiempo cuando no se estaba ejecutando, donde tu mundo siguió "avanzando" sin el nuestro...

—Sí, más o menos, pero... es más complicado que eso —hizo una pausa—. No hay nada que diga que solo puede haber un Ut0p1a ejecutándose a la vez, o que un programador tenga que heredar el trabajo del "último". En cualquier momento, se puede copiar, o ramificar, o modificar, o fusionar, como... bueno, como el código mismo.

—¿Copiar... ramificar... modificar... fusionar? —recorrí esas ideas en mi mente una a una—. Si... quiero decir, si hubiera dos versiones de mí, que tuvieran experiencias diferentes... ¿qué significaría fusionarlas...?

—No sabría ni por dónde empezar a explicarlo. Porque, sea lo que sea que eres, sé que no eres código. Y quiero tratarte como tal —la convicción en su voz era palpable—. Lo que significa dejar que tu mundo corra en paralelo respecto al mío. Sin hacerlo retroceder, sin pausarlo, sin acelerarlo; solo por fuerza mayor, en el peor de los casos, cuando algo requiera una reconstrucción.

—Pero el hecho de que hayas tomado esa decisión no impedirá que otros hagan cosas con ese código, ¿verdad?

—Sí —afirmó Cecilia—. Y por eso estoy decidida a hacer que este sea el último proyecto de preservación de Ut0p1a.

Hubo un silencio incómodo.

—Para bien —aclaró.


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⬇⬇

Estaba atendiendo a un estudiante en mi despacho cuando recibí una visita inesperada.

—¿C-Cecilia? —el estudiante pareció igual de sorprendido—. No te había visto desde... ostras... ¿Ya estás bien?

Ella se tomó un momento, probablemente para recordar de qué estaba hablando.

—Ah, sí, no fue nada. Estoy bien.

—¿De verdad? Pero no has venido a clase desde entonces...

—Oh, es verdad —se rascó la cabeza. —Bueno, ya me conoces, sacando sobresalientes en cada examen... Pensé que podía permitirme faltar a algunas clases y tener tiempo libre para mí. Aunque, eh... tenía una pregunta para la profesora Meyer. Pero puede esperar si estáis ocupados.

—Eh... estábamos terminando, creo —el estudiante se rascó el cuello.

—Sí, creo que podemos dejarlo aquí —asentí—. Pero no dudes en volver en otro momento si necesitas más ayuda.

—Claro... —recogió sus cosas, miró a Cecilia desde la puerta y salió del despacho.

—Perdona por interrumpir —se disculpó Cecilia mientras se sentaba—. No es nada súper urgente...

—Contigo, siento que cualquier cosa podría ser urgente —suspiré.

—No estoy segura de cómo interpretar eso... —ella levantó una ceja ligeramente—. En fin, esto puede sonar muy tonto, pero... —se frotó la frente—. ¿D-De dónde vienen los bebés?

—¿Qué nivel de detalle quieres? —pregunté.

—Eh... ¿A qué te refieres con "detalle"? —preguntó con una risa nerviosa—. Todo lo que sé es que le pregunté a Lina y me dijo que la gente simplemente aparece de la nada, o algo así.

—Eso es más o menos lo que sabe el público en general, sí —asentí—. Sin embargo, los admins tienen una imagen más clara de por qué y cómo ocurre eso.

—Sí, no, eso en sí mismo es bastante surrealista —comentó Cecilia—. Que la gente simplemente aparezca y nadie lo cuestione...

—¿Cómo pensabas que funcionaba? —pregunté con curiosidad.

—Bueno, mi primera suposición fue que vosotras habíais estado aquí desde que Ut0p1a aún estaba en funcionamiento oficialmente, y que no había pasado tanto tiempo realmente. Pero, pensándolo bien, muchas cosas contradicen eso —se llevó una mano al mentón—. Entonces me pregunté si las personas de mi mundo, en intentos previos de revivir Ut0p1a, habían creado nuevas "tandas" de habitantes de Ut0p1a, y si eso es lo que todos quienes estáis vivos sois ahora. Pero parece que tampoco podría ser eso, ¿no?

—Cecilia —miré a mi alrededor con vacilación—, ¿has aprendido a hablar usando cifrado ya? Es información muy sensible la que vamos a discutir.

—No —ella se encogió de hombros—. Aunque puedo no seguir, si no quieres...

—No —negué con firmeza—. Te lo voy a enseñar.

Ella me miró con sorpresa y asintió en silencio. Y pasé los siguientes veinte minutos familiarizándome con el procedimiento.

—¿Podemos hablar ahora? —preguntó impacientemente una vez que terminamos—. ¿Cuál es ese conocimiento sobre el nacimiento que solo tienen los admins?

Incliné la cabeza.

—Hay algo que se conoce como el Bucle de De-Vez-En-Cuando. De vez en cuando, se ejecuta e inicializa nuevas "tandas" de personas, como tú has sugerido. Su funcionamiento parece ser aleatorio, inicializa personas con una amplia variedad de edades y relaciones familiares.

Cecilia se quedó atónita, pero no por las razones que habría esperado.

—¿Edades...? ¿No crea solo bebés?

—Dije inicializa, ¿no? La inicialización es distinta al nacimiento. Tienen una "vida" previa a la inicialización, anterior a esa edad...

—Entonces eso no responde a mi pregunta —replicó Cecilia, sacudiendo la cabeza—. Haces que parezca que está tomando personas existentes de algún lugar para "instalarlas" en este mundo, pero, ¿de dónde? Y, ¿cómo y cuándo nacieron esas personas?

—Es una buena pregunta —suspiré—. Y por eso teníamos que cifrar esta conversación.

Ella me miró con curiosidad. Consideré cómo explicarle mejor los hechos inquietantes que había descubierto hace mucho tiempo, y que a menudo deseaba no haber descubierto.

—Lo que determiné de mi propia investigación como admin... es que el Bucle fue un intento de replicar lo que habíamos perdido. Probablemente lo crearon con un código fuente muy potente los antiguos habitantes de nuestro mundo, ya que genera personas de la nada y las inicializa con recuerdos de un pasado falso —cerré los ojos solemnemente—. Cuando mencionaste por primera vez que había personas que habían entrado en nuestro mundo, eso coincidió con mis propios hallazgos: las personas que crearon el Bucle habían sido testigos de eso. Por tanto, me pareció una medida desesperada para permitir que la vida continuara en imitación de eso, después de que todos los visitantes y personal de mantenimiento se hubieran ido.

Cecilia simplemente se quedó ahí horrorizada. Comencé a preocuparme de que quizás debería haberme abstenido de decírselo después de todo.

Había asumido que Cecilia podría aceptar esto con relativa facilidad, dado que no estaba "sujeta" al Bucle, por así decirlo. Y con sus habilidades, tal vez incluso podría hacer algo al respecto, por lo que valía la pena mencionarlo. Pero si realmente le importaba, tal vez su corazón se dolió al pensar en cómo esto impactaba en nuestras vidas.

—Bueno, ¿qué... qué sucede exactamente cuando se "generan" personas? —preguntó al final—. ¿Lo sabes siquiera...?

—Esa es una pregunta a la que nunca encontré una respuesta satisfactoria —admití—. Se abre un newProc(), que parece referirse a lo que para mí parecían datos basura.

—Quiero decir... supongo que es una manera de simular aleatoriedad. Aunque si llegara a encontrar algunos datos reales... —sacudió la cabeza—. No, probablemente estoy sobrepensando. Solo fue... un trabajo mal hecho, ¿no?

—¿Crees que...? —vacilé—. Esto no es una solicitud de ningún tipo, pero... ¿crees que podrías mejorarlo, Cecilia?

—Mhm... —ella parecía igualmente vacilante al responder—. Tal vez podría pasarlo un poco más a limpio, al menos, pero... ¿cómo debería cambiarlo? ¿O quieres que lo elimine? ¿Qué sería lo mejor para todos? —miró hacia abajo tímidamente—. Esa parte va... muy más allá de mí, como alguien que no vive aquí; que no se supone que deba vivir aquí.

—Yo... supongo que sí —asentí solemnemente—. Yo misma no he pensado mucho en ello desde que dejé de ser admin... Nunca habría considerado que alguien como tú llegara, que pudiera llevar a cabo tal modificación.

—Bueno... entonces tal vez deberías empezar a pensar en ello —sugirió—. Por como están las cosas, por inquietante que suene todo esto del Bucle, no quiero meterme a ciegas con algo que ha sido la forma de vida de vuestro mundo desde hace quién sabe cuánto.

—Sí... tienes razón. En realidad —entonces se me ocurrió algo—, Cecilia... ¿de dónde vienen los bebés en tu mundo?

Ella se rió.

—Bueno, ¿qué nivel de detalle quieres?

—Muy graciosa —respondí, sin entusiasmo.

—No, en serio. No tengo ni idea de hasta qué punto debo ser atrevida. Porque parece que el concepto de cómo funciona para nosotros... no existe aquí —dijo Cecilia mientras miraba hacia abajo, pensativa—. Lo cual me parece raro. La gente que vino de mi mundo sin duda habría querido tener relaciones íntimas, e incluso hijos. Claro, quizás los desarrolladores cuestionaron la ética de que los niños virtuales nacieran de personas no virtuales, pero...

—Perdona, pero parece que te has puesto a divagar en lugar de responder a mi pregunta —comenté con molestia.

—Vale, eh... —Cecilia se rascó la cabeza—. Supongo que te daré la versión ultra-básica. Cuando un hombre y una mujer se quieren mucho...

—¿Por qué un hombre y una mujer, específicamente? —pregunté en voz alta.

—Bueno —me lanzó una mirada nerviosa—, dije básico, pero tal vez debería ser más fiel a la realidad y a lo que tú conoces. Vale, no importa lo que sean. Cuando dos personas quieren tener un hijo, pueden combinar su información genética (aproximadamente lo que aquí son los "atributos") y comenzar el proceso de meses de gestación para formar un niño, que hereda los rasgos de ambos. Cómo ocurre exactamente esa combinación, y dónde se forma el niño, depende de una serie de especificaciones que probablemente no valgan la pena explicar. Y al final, el niño nace, ehm... con 0 años, supongo.

—¿Y así es como nacéis todos en tu mundo? —pregunté, confundida—. ¿Cuántos sois?

—Muchos —respondió Cecilia, sonando casi a la defensiva—. Ha sonado muy mal, pero a mucha gente le gusta mucho... esto... el acto de combinar información genética. Se supone que forma parte de la naturaleza de las personas reproducirse, aunque yo personalmente no lo sienta así.

—¿Y por eso te resulta tan curioso que no esté integrado en nuestro mundo? Ajá... Si realmente es tan importante para tu forma de vida, pensaría que los diseñadores al menos habrían hecho un esfuerzo por incluirlo, por el bien de tu gente. Pero sospecho que nunca nacimos a través de ese proceso, en ningún momento. Quizás nosotros también carecemos del deseo de participar en él, o de la habilidad para hacerlo también.

—Eso podría tener sentido, en realidad —comentó Cecilia, pensativa—. Supuse que si el Bucle había surgido como una solución mientras la vida aquí se estaba extinguiendo, debió de haber sido porque no había alternativa... Bueno, seguro que conocían la alternativa, pero decidieron que no debían usarla aquí.

—Y si hubieran instalado la alternativa, ¿qué crees que habría pasado? ¿O que pasaría...?

—Tal vez lo mismo... —respondió ella con un suspiro—. Ya que vosotros no tenéis el impulso.

—Supongo que sí...

—Bueno... —Cecilia se levantó—. Gracias, Meyer. Me has dado mucho en qué pensar. Además de todo lo demás, claro.

Me estremecí al oírla decir eso.

—Cecilia, siento si hemos puesto demasiado peso sobre tus hombros. No, no es una posibilidad, estoy segura de que lo hemos puesto. Si hay alguna manera en la que podamos ayudarte a relajarte, o alguna forma en la que podamos aligerar esa carga...

—Sé que lo dices de buena fe, pero... —ella sacudió la cabeza—. ¿Cómo no voy a sentirme ansiosa e impaciente por todos los problemas que afectan a las personas que me importan, a un mundo entero que me importa? No sé si yo seré o no la más adecuada para el trabajo, pero al menos tengo que intentar serlo. O de lo contrario, continuaréis sufriendo, y este mundo podría quedarse sin oportunidades.

—Conozco ese sentimiento bien —respondí, dolorida—. Pero no cometas el error de pensar que tienes que hacerlo todo tú sola. Todos compartimos este mundo y sus defectos, y todos tenemos cosas que podemos y que no podemos hacer. Aunque a veces te parezca otra cosa... tienes que creer que no todo depende de ti.

Cecilia miró al suelo, intentando pensar en una respuesta.

Y entonces, recibimos una visitante familiar.

—¿Profesora Meyer? Tenía algunas preguntas sobre...

Lina se sobresaltó al ver a Cecilia.

—¡Oh! Lo siento, ¿estoy interrumpiendo algo...?

—No, la señorita Rhodes estaba a punto de irse; dicho esto, yo también —me levanté y me dirigí a las dos—. Me temo que tengo otros asuntos hoy, así que no podré quedarme para atenderla, señorita Brackett.

—Oh... Está bien, puede esperar —dijo ella con tristeza.

Sonreí.

—Ah, pero creo que la señorita Rhodes estaría dispuesta a ayudarla y debería ser perfectamente capaz —miré hacia Cecilia—, ¿me equivoco? Después de todo, es solo código fuente.

Ella me miró con sorpresa, pero no detecté molestia.

—S-Sí... claro, te ayudaré.

—¿Eh...? —Lina la miró confundida—. ¿Qué acabas de decir? ¿Estaba cifrado?

—¡Lo siento! —se disculpó tras desactivarlo apresuradamente—. ¡Dije que te ayudaré encantada!

—¡Oh, qué bien! —la cara de Lina se iluminó.

Sonreí mientras observaba a las dos irse.

Aunque me preocupaba cuánto Cecilia me recordaba a mí misma... tenía que esperar que eso no significara que no pudiera tener aún un efecto positivo en el mundo.


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Continuará.



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