04/05/2025

WCC EX - Capítulo 3



Se viene un combate interesante. Y sí, yo también me he sumado a la ola de generar imágenes con IA. ¿Lo hago bien?


-Xeniaxen



Novela original en japonés por: ヘロー天気 (Hero Tennki)
World Customize Creator



Traducido por: Xeniaxen


Capítulo 3
El dios oscuro de Kaltcio y los visitantes

El continente de Polvatia contactó con Kaltcio desde un ángulo casi perpendicular. Los mares de ambos mundos se conectaron y grandes olas se arremolinaron en un violento forcejeo.

Aunque visualmente el ángulo de contacto era muy pronunciado, por algún motivo, no parecía que el agua se volcara de uno al otro. Ambas tierras se tocaban en ángulo recto, pero ambas superficies mantenían un equilibrio horizontal.

—Es impresionante... —murmuró Zaisha.

—Una escena que desafía toda lógica —siguió Zhahid, completamente desconcertado.

Los demás miembros de la Patrulla del Dios Oscuro asintieron, igual de asombrados.

—¿Esto se va a quedar así todo el tiempo?

—Lo más probable es que, con el paso de los días, ambas tierras terminen alineándose —respondió Ayuukas, señalando con el dedo un puerto costero visible en el continente enemigo.

Desde esa costa cuidadosamente desarrollada, podía distinguirse un gran número de embarcaciones; aparentemente, buques de guerra. En Kaltcio no existía infraestructura similar. De hecho, más allá de la pesca, nunca había habido razón para tener barcos en el mar.

—Debe de ser un puerto militar. Seguro que lo construyeron con la fusión continental en mente.

—Entonces... ¿Van a esperar a que ambos continentes estén alineados para lanzar una invasión por mar? —guiado por la explicación de Ayuukas, Yuusuke empezó a deducir los posibles pasos del enemigo.

Si zarparan ahora, encallarían sin remedio en el ángulo del borde. Por tanto, hasta que los mares no quedaran rectos, no podrían llegar desde el otro lado. Eso significaba que, con suerte, disponían de unos días de margen hasta que las tierras quedaran alineadas... Tiempo suficiente, tal vez, para entablar negociaciones con el enemigo.

Yuusuke pensaba en esas posibilidades, pero también le rondaba por dentro otra preocupación al contemplar aquella gigantesca ciudad: el poder que tenían para mover todo un continente. ¿Era algo semejante a las artes divinas, o más bien una tecnología comparable a un sistema de propulsión?

«Si su nivel tecnológico es alto, esto podría acabar siendo como enfrentarse a armas modernas...»

En los barcos alineados en el supuesto puerto militar no se veían mástiles ni velas. Tampoco parecían tener remos, como las galeras, ni se distinguían chimeneas o estructuras similares. Yuusuke los estaba escudriñando, preguntándose si estarían armados con cañones, cuando de pronto...



—¡Yuusuke! ¡Algo viene volando hacia aquí!

Sun fue la primera en detectarlo y señaló al cielo, alarmada. A su lado, Shinja entrecerró los ojos y también lo vio, justo antes de que Hisotta lanzara apresuradamente artes aéreas de rastreo, con las que consiguió localizar el objetivo.

Desde la unidad dirigida por Hivodir también desplegaron más artes aéreas de rastreo, pero en ese momento ya era posible verlo a simple vista: el objeto se acercaba a gran velocidad.

—¡¿Q-Qué demonios es eso?!

—No parece un pájaro...

—¡Mirad, hay gente a bordo!

Lo que se acercaba era una estructura de forma cúbica, parecida a un vehículo motorizado sin ruedas. Para Yuusuke, su aspecto recordaba al de una gabarra, similar a las de su mundo, pero voladora. (NT: Una gabarra es una barcaza, un barco pequeño y chato, generalmente utilizado para transportar carga en puertos y ríos.)

En realidad eran cuatro naves voladoras, sin alas ni hélices, a simple vista sin propulsión. Avanzaban por el cielo directamente hacia su posición.

—¿Esto va a ponerse feo...?

Yuusuke se tensó. Quizá sus temores sobre el nivel tecnológico del enemigo estaban a punto de confirmarse.



La unidad de reconocimiento, que había despegado desde la base aérea sagrada de Castle Palace, avistó desde el aire lo que parecían ser soldados reunidos en la costa del continente rival y ajustó su rumbo para acercarse. No obstante, cuanto más se aproximaban, más extraño les parecía el reducido tamaño del grupo.

—Son muy pocos... —comentó Kanan, que observaba al enemigo desde el asiento junto al piloto.

Estaban formados en su mayoría por infantería ligera. Se veían también algunos jinetes, pero eran tan escasos que se podían contar con los dedos.

—¿Y si han enviado emisarios para dialogar? —respondió el artillero a cargo de la torreta principal.

—Hmm... Tiene sentido.

Nadie podía saber con certeza cómo habría interpretado el continente enemigo la aproximación de Polvatia. Pero si no habían previsto una invasión, no tenía lógica que hubieran preparado un ejército de inmediato.

Desde allí debía verse con claridad la gigantesca Castle Palace. Era evidente que había habitantes, así que lo natural sería que intentaran iniciar alguna forma de contacto.

—¿Qué hacemos?

—¿Qué vamos a hacer...? No hay otra. Hay que cumplir con la misión.

El objetivo de ese reconocimiento era medir el poder del enemigo, y el Gobierno Sacro no tenía ningún interés en establecer diálogo. Si preguntaban, lo único que recibirían sería un reproche. «Atacar y traer información», es lo que tenían que hacer.

De hecho, Kanan conocía a más de un veterano de la fuerza aérea que había pasado por eso mismo. Para alguien como él, un ciudadano de segunda clase que ya de por sí estaba mal visto en Castle Palace, ganarse la antipatía del Gobierno Sacro no le convenía para nada.

—Bueno, me sabe mal por ellos, pero vamos a proceder según el protocolo: nos acercaremos y desplegaremos las armaduras mecanizadas.

—Entendido.

Envió la señal de preparación de descenso a los soldados con armaduras mecanizadas que aguardaban en el compartimento de carga, y el caza polivalente comenzó a perder altitud.



Desde la zona donde se encontraba reunido el grupo de representantes de Fonkrank y Gazetta, Yuusuke observó cómo una de las naves voladoras descendía hasta quedar a unos cincuenta metros frente a ellos. Desde su parte inferior, comenzaron a lanzar algo.

—¿Han soltado algo?

—Parecen... ¿soldados con armaduras?

Ocho soldados con armaduras, para ser exactos. Aunque aterrizaron desde una altura considerable, el hecho de que la superficie fuera arena no pareció impedirles ponerse en marcha. Portaban escudos en el brazo izquierdo, un arma similar a un arco corto montada en el derecho y una espada colgando del cinturón.

A simple vista, las figuras dentro de esas armaduras debían ser considerablemente corpulentas. Sin embargo, gracias a sus conocimientos del mundo terrestre, Yuusuke no descartaba otra posibilidad más preocupante.

—¿Estáis seguros de que ahí dentro hay humanos...?

—Sea como sea, voy a encargarme.

Hivodir había recibido el encargo de actuar como emisario en esta ocasión. Dio un paso al frente. Como representante de Kaltcio, su primer objetivo era intentar establecer comunicación con el adversario. Según Ayuukas, ambos mundos compartían una misma lengua, aunque con algunos matices en la pronunciación.

Con ayuda de un subordinado especializado en artes aéreas, amplificó su voz. Se dirigió con solemnidad a los soldados acorazados que se acercaban en formación.

—Somos los representantes de las naciones que gobiernan la tierra de Kaltcio. Visitantes, deseamos sentarnos a hablar con vosotros en un diálogo pacífico.

Los soldados intercambiaron miradas. Entonces, uno de ellos extendió el brazo hacia Hivodir... y su arco comenzó a brillar con una luz blanca.

Alerta desde el principio, Yuusuke reaccionó de inmediato: utilizando su habilidad de personalización, erigió una barrera de arena delante de Hivodir. Justo entonces, del arma emergió una especie de «flecha de luz», como un rayo concentrado, que atravesó con facilidad la arena.

En ese preciso instante, Yuusuke activó un Shift Move, trasladando el cuerpo de Hivodir junto a su unidad, fuera del alcance del disparo. No sufrió ningún rasguño.

—Creo que las negociaciones se han roto.

—Qué rápido.

Ya lo habían previsto con el augurio de Ayuukas, pero que respondieran con un ataque letal a un intento de diálogo dejaba claro que no eran el tipo de enemigos con los que se puede razonar.

Las unidades de Fonkrank y la Legión Blanca de Gazetta se pusieron en posición de combate. La unidad de Hivodir comenzó a lanzar ataques a distancia con artes divinas. Los caballeros de Gazetta se posicionaron cerca de ellos para entrar en combate cuerpo a cuerpo cuando fuera necesario. La Patrulla del Dios Oscuro, en la retaguardia, se organizó en formación defensiva en torno a Yuusuke.

Toda esa zona de la playa había sido previamente tratada por Yuusuke con su habilidad de materialización de recursos, lo que le permitía convertirla en un objeto manipulable. En caso de emergencia, podría usar otro Shift Move para evacuar al grupo entero en cuestión de segundos.

—Hisotta, informa a la capital de inmediato. El resto, coordinaos con la unidad de Hivodir y responded como veáis, con precaución ante ataques aéreos.

—¡S-Sí!

—Entendido.

Mientras daba órdenes trasteando con el menú de personalización, Yuusuke visualizaba en pantalla una imagen completa de la playa. Observaba con atención los cambios en tiempo real del terreno. Si los soldados acorazados enemigos entraban en el área marcada, ya contemplaba la posibilidad de capturarlos manipulando la geografía con su habilidad.

Las unidades de guardias lanzaban uno tras otro ataques con artes divinas: bolas de fuego, cuchillas de viento, bloques de hielo y masas de tierra. Sin embargo, ninguno parecía surtir efecto contra los enemigos, que seguían avanzando imperturbables con sus escudos en alto.

Entonces, los ocho soldados acorazados extendieron al unísono el brazo derecho, y sus arcos comenzaron a brillar.

—¡Vienen flechas de luz!

Los caballeros de la Legión Blanca se adelantaron, escudos en mano, para cubrir a los guardias. Yuusuke alzó una barrera de arena tres veces más gruesa que la que había usado antes con Hivodir.

Las ocho flechas de luz impactaron una tras otra contra la barrera, abriendo grandes agujeros con fuerza explosiva. No llegaron a perforarla del todo, pero su potencia era sin duda formidable.

—No parecen tener capacidad de disparo continuo —observó Shinja.

—Sí... pero con un solo impacto podrían liquidarnos —masculló Yuusuke, mientras analizaba el funcionamiento de aquellos arcos.

—Mientras no te den, no pasa nada —respondió con indiferencia el Rey Blanco, en lo que desenfundaba su gran espada de platino.

Los enemigos habían aterrizado desde gran altura sin sufrir daños y caminaban firmemente sobre la arena sin perder el equilibrio. Parecían estar reforzados con algo más que simple armadura. Yuusuke sospechaba que se trataba de una especie de exoesqueleto, como un traje potenciador.

Ordenó a Hisotta que analizara más a fondo su comportamiento y estructura.

Al observar también las naves que sobrevolaban la zona, con un diseño tan distinto al de cualquier tecnología de Kaltcio, Yuusuke no descartaba una posibilidad cada vez más preocupante: que esos soldados acorazados de casi dos metros de altura no fueran humanos, sino armas autónomas de combate, como robots.

—¿Eh...? ¿No os parece que... suena como un vehículo motorizado?

—¿Detectas presencia humana?

—Oigo voces... No parecen mensajes transmitidos con artes aéreas... Más bien, están hablando entre ellos, a gritos...

—Hmm... Entonces sí que podrían estar usando algún tipo de exoesqueleto o traje potenciador.

Si se trataba de un equipo como tal, Yuusuke podía aprovechar un truco del sistema «Creación Personalizada»: bastaba con ejecutar una personalización sobre cualquier objeto equipado para forzar su retirada inmediata.

El inconveniente era que primero debía tocar el objetivo. Pero si no llevaban esas armaduras «equipadas» sino «tripuladas»...

—¡Vienen más flechas de luz!

—¡Voy!

Al oír la advertencia, Yuusuke activó de nuevo el menú de personalización y formó una barrera de arena, esta vez con cinco veces más grosor que la primera. Aunque ya había pensado en un método para neutralizar a los soldados acorazados, aquellas armas a distancia seguían siendo un problema.

—Shinja, ¿puedes enviar a la caballería al combate cuerpo a cuerpo y hacer que los atraigan hasta nuestra zona?

—¿Tienes un plan?

Shinja no tenía reparos en lanzarse al ataque y, mientras daba la señal a la Legión Blanca, adoptó una postura ofensiva. Si la idea era tender una trampa, como una jaula o una trinchera, era importante coordinar bien el momento para que el enemigo no acabara con ellos.

—No es un plan elaborado, solo que si se monta un buen caos, tendré una oportunidad para acercarme. Podría quitarles la armadura directamente, o bien... probar otra cosa.

Si resultaba que esas armaduras no eran simples equipamientos, tenía un método aún más eficaz para neutralizarlas.

—Suena interesante —respondió Shinja con una sonrisa.

Sin vacilar, pasó por encima de la barrera de arena semiderruida y lideró una carga directa contra los enemigos.



Mientras tanto, los soldados de la Fuerza Sacra de Polvatia, que pilotaban las unidades de combate humanoides conocidas como armaduras mecanizadas de asalto (o, simplemente, «armaduras mecanizadas»), coordinaban sus movimientos con la unidad de reconocimiento aéreo.

Estaban recopilando información sobre el método defensivo del enemigo que utilizaba la arena del terreno para crear barreras. Sospechaban que se trataba de algún tipo de habilidad especial. Y si esa habilidad era capaz de alterar el terreno, dependiendo de su alcance, suponía un riesgo potencial para las bases que construyeran. Por eso, comprender el funcionamiento de las habilidades especiales de los nativos debía ser su prioridad.

—Aquí, la unidad líder: el enemigo está iniciando el combate cuerpo a cuerpo. No sabemos qué tipo de habilidades pueden usar. Permaneced atentos.

Las demás unidades respondieron afirmativamente por el canal de comunicación. El líder apuntó su mirada al hombre de cabellos blancos que se acercaba de frente empuñando una gran espada de platino. Desenfundó su propia espada pesada, diseñada para las armaduras mecanizadas e ideal para el cuerpo a cuerpo.

Las armaduras mecanizadas del ejército de Polvatia combinaban una estructura de soporte motriz que replicaba los movimientos del piloto con un blindaje robusto. Eran prácticamente inmunes a ataques convencionales. A pesar de su peso, permitían moverse con una agilidad comparable a la de estar completamente desarmado, y el consumo físico del usuario era mínimo. El piloto iba completamente inmerso en la armadura, pero los sistemas de seguridad impedían que esta generase una fuerza excesiva. Además, existían variantes con equipo adicional para operaciones subacuáticas o aéreas, lo que permitía adaptar las unidades a múltiples funciones.

El modelo estándar incluía un sistema de flotación como el de las naves voladoras, lo que les daba una gran capacidad de salto y la posibilidad de permanecer en el aire durante periodos breves. Esto permitía usar arcos para atacar mientras planeaban, e incluso conservar algo de control sobre la postura en pleno vuelo.

Su armamento estándar consistía en arco, escudo y espada:
  • El arco era el modelo básico, llamado «Ballesta Sacra de Luz de Uso General», un arma que condensaba energía mágica pura y la disparaba a modo de proyectiles.
  • La espada era una arma pesada y resistente, llamada «Gran Espada Sacra de Uso General», producida en masa mediante moldes y diseñada para el uso exclusivo de estas armaduras.
  • El escudo era un escudo convencional, aunque de gran tamaño y peso, llamado «Gran Escudo Sacro de Uso General», y tenía grabado el emblema de Polvatia.
La configuración estándar consistía en llevar el escudo en el brazo izquierdo, el arco en el derecho y la espada en la cintura. También se podía disparar el arco con una sola mano y empuñar la espada en la otra.



El sonido del viento cortado resonó con un zumbido pesado. La gran espada del soldado dentro de la armadura mecanizada trazó un amplio arco en el aire. Pero con agilidad felina, Shinja se deslizó por debajo del golpe, y su espada de platino se incrustó con fuerza en el costado del gigantesco enemigo.

Se oyó un un golpe seco y contundente. El impacto apenas hizo tambalearse a la armadura mecanizada, que contraatacó de inmediato, bajando su escudo desde lo alto contra el guerrero de cabello blanco que había logrado meterse en su radio de alcance.

Shinja lo esquivó de un salto lateral y, al aterrizar, volvió a impulsarse hacia atrás, alejándose fuera del rango de la gran espada sacra de uso general del enemigo.

—Con ese tamaño... y aun así, se mueve muy bien. Encima, es casi inmune a los golpes...

El soldado acorazado apenas mostró reacción tras recibir el espadazo reforzado con el poder del dios oscuro. Continuó atacando con calma, sin perder el ritmo. Shinja se preguntó si aquello era un soldado raso cualquiera o un combatiente de élite. Si se trataba de lo primero, estaban ante una amenaza mucho más grave de lo que pensaban.

Al echar un vistazo a sus subordinados, pudo ver que los cincuenta caballeros de la Legión Blanca estaban luchando con todas sus fuerzas para contener a los siete enemigos acorazados restantes. A duras penas lograban mantenerse en formación.

Los soldados acorazados no parecían coordinarse entre sí. Cada uno luchaba por separado, enfrentándose a distintos adversarios. Blandían sin esfuerzo sus enormes espadas y escudos con una libertad de movimiento casi inhumana, y no mostraban el más mínimo signo de fatiga.

Que no actuaran en equipo no parecía deberse a que cada uno fuera un guerrero solitario de renombre que rehusaba colaborar. Por sus movimientos, se intuía que todos habían recibido el mismo tipo de entrenamiento y pertenecían a una misma unidad.

—¿Estarán midiendo nuestra capacidad de combate?

Al sospechar que se trataba de un grupo de reconocimiento o exploración avanzada, Shinja comenzó a ejecutar el siguiente paso de su plan: retroceder poco a poco y atraer a los soldados acorazados hacia la zona de terreno modificado, preparada por Yuusuke con la habilidad de materialización de recursos.



Desde la armadura mecanizada del líder de escuadrón, se envió una transmisión al caza polivalente que sobrevolaba la zona. El poder de combate del enemigo estaba dentro de los parámetros previstos, pero se había confirmado la presencia de al menos un individuo capaz de enfrentarse directamente a una armadura mecanizada en igualdad de condiciones.

—De momento, vamos a atacar también al grupo con habilidades especiales que está en la retaguardia.

«Recibido. Durante la elevación de la arena, se registró una acumulación mágica bastante intensa. Proceded con precaución.»

—Entendido. Aquí, la unidad líder a todas las unidades: vamos a atacar a la formación enemiga de la retaguardia.

La armadura mecanizada que se estaba enfrentando a Shinja realizó un gran corte con su espada como maniobra de distracción. A continuación, dio un salto colosal, sobrevolando al guerrero blanco de un solo impulso. Las otras siete unidades lo imitaron, rompiendo el cerco de los caballeros de la Legión Blanca. En pleno vuelo, apuntaron con sus arcos de luz hacia las unidades de guardias posicionadas en la retaguardia.

—No hacía falta ni atraerlos. En fin... ¡Yuusuke, ya vienen!

Como si respondiera a su voz, una nueva barrera de arena apareció frente al enemigo. Las flechas de luz comenzaron a impactar una tras otra sobre ella. Los soldados acorazados se desplazaban como si flotaran, disparando a intervalos regulares mientras avanzaban por el aire. Al llegar a la muralla, la atravesaron de un salto, aterrizando directamente sobre su cima.

Desde allí se dispusieron a lanzar un ataque contra los de Fonkrank, escondidos al otro lado, pero... de repente, sus movimientos se detuvieron en seco.

—¡¿Dónde están?!

«¡Unidad enemiga detectada al frente izquierdo!»

Cuando apareció la muralla de arena, los enemigos estaban allí. Pero ahora se habían trasladado a una posición bastante más alejada. ¿Tenían alguna habilidad especial que les permitía moverse con tanta rapidez? Si era así, debían identificar y analizar esa capacidad cuanto antes. El líder fue a dar nuevas órdenes de ataque, cuando...

—¿Qué...? ¡No se mueve...! ¡La armadura no responde!

«¡Capitán, mi unidad también está paralizada!»

«¡Aquí igual! ¡No podemos movernos!»

«¡El sistema de eyección tampoco funciona!»

Todas las unidades empezaron a informar de su incapacidad para actuar. Nadie podía moverse. Los indicadores mostraban niveles normales de energía mágica, y no se detectaban fallos en la conexión de los sistemas ni presiones anómalas sobre el blindaje exterior. La causa era totalmente desconocida.



—Bien. Son míos —murmuró Yuusuke mientras deslizaba los dedos por la interfaz flotante de su menú de personalización. En su pantalla, aparecía claramente el grupo de soldados acorazados que había entrado en la zona materializada. Había agrupado sus armaduras mecanizadas como un solo ítem, completamente capturadas bajo su control—. Así que al final eran vehículos...

Tras haber tomado el control de las armaduras, comenzó a analizarlas, extrayendo información valiosa. Entre los datos, aparecía el nombre exacto del enemigo: Unidad de Combate Mecanizada de Uso General, de la Fuerza Terrestre Sacra de Polvatia.

—Polvatia... ¿Será el nombre del país del que vienen? En cualquier caso, estos ya están neutralizados.

—Quedan los que siguen volando por ahí arriba —comentó Ayuukas, asomándose para mirar la pantalla de Yuusuke antes de alzar la vista al cielo.

Varias naves voladoras de forma cúbica, que habían estado patrullando en círculos, empezaron entonces a cambiar bruscamente su trayectoria.



La unidad de armaduras mecanizadas, completamente inmovilizada por una causa desconocida, concluyó que esa parada repentina no se debía a una avería técnica. Desde la unidad líder se envió una solicitud de rescate y apoyo a los cazas polivalentes que patrullaban en el cielo.

Estos cazas habían estado monitorizando los niveles de energía mágica. Detectaron una fuerte alteración justo antes de que las armaduras quedaran inactivas, similar a la que se registró cuando apareció la barrera de arena. Por ello, dedujeron que la causa debía de ser alguna habilidad especial del enemigo que afectaba a las armaduras, forzándolas a entrar en un estado de inactividad.

Dado que los sistemas de comunicación funcionaban con normalidad, descartaron que se tratara de una interferencia directa con los dispositivos mágicos que servían como fuente de energía. Así pues, el capitán de la unidad de reconocimiento, Kanan, ordenó que las naves procedieran a un ataque de cobertura mientras se llevaba a cabo la operación de rescate.

—Naves dos y tres, hostigad a la unidad enemiga de la retaguardia y a la infantería. La número cuatro, en espera en el aire para dar apoyo. El rescate de los pilotos lo haremos nosotros.

Cuando la nave cuatro se posicionó en altura para tener una vista general de la zona, las otras tres iniciaron un descenso coordinado, listas para intervenir.



—¡Cuidado con el bombardeo aéreo!

Una de las naves iba equipada con un arma de proyectiles de disparo rápido. No eran tan potentes como las flechas de luz que lanzaban los soldados acorazados, pero sí lo bastante fuertes como para causar daños similares al impacto de una pedrada pesada.

Yuusuke invocó una barrera de arena en forma de semicírculo, sostenida por varias columnas, para proteger a todos del fuego aéreo. La guardia estaba desconcertada por ese tipo de ataque tan inusual, al que no estaban para nada acostumbrados.

Mientras manipulaba la interfaz del menú de personalización, Yuusuke fijó su objetivo en la nave que acababa de cruzar por encima de sus cabezas, siguiendo la trayectoria de una que había pasado justo antes.

—Esto aquí... ¡Ejecutar!

Yuusuke erigió de golpe una torre de arena justo en la trayectoria de vuelo de una de las aeronaves enemigas, que volaba a baja altitud. La nave intentó esquivarla, pero no lo logró del todo y chocó contra ella de lado.

En el momento del impacto, Yuusuke usó el menú para convertir el vehículo en un ítem, integrándolo como parte de la propia torre. Fue el mismo método que había usado antes para neutralizar a los soldados acorazados.

—¡Shinja, encárgate de capturarlos!

Con un movimiento, volcó el vehículo para hacer caer a los ocupantes, y pidió a Shinja y los suyos que los redujeran. Los pilotos estaban asegurados con cinturones, pero los sacaron sin problemas tras bajar la nave al suelo. Los tripulantes, completamente desconcertados, apenas podían reaccionar ante lo ocurrido.

—Así que esto es lo que llaman un caza polivalente... Tiene cosas bastante peligrosas incorporadas.

Mientras analizaba la aeronave, Yuusuke modificó parte de su estructura y la integró en la torre de arena para reutilizarla como batería antiaérea improvisada. Respondió a los cazas enemigos que aún intentaban el rescate usando las armas incorporadas en el caza capturado.

—¡Capitán, ¿sabe cómo usar eso?! —gritó Zaisha, boquiabierta, mientras estaba curando a los pilotos caídos y al ver cómo Yuusuke ponía en funcionamiento el arma aérea

—Al fin y al cabo está hecho para que lo usen personas. Estas cosas suelen funcionar más o menos igual.

Aunque pilotar el vehículo completo sería complicado, el menú de personalización mostraba sus especificaciones y funciones, así que con eso le bastaba para aprender a manejarlo. Yuusuke se sentó en el asiento del artillero, agarró la palanca de control y apuntó al enemigo. Alineó la retícula con las siluetas antes de apretar el gatillo.

Con un sonido distinto al de las armas de fuego del mundo moderno que conocía (más parecido a una mezcla de carga mágica y zumbido energético), comenzó a disparar ráfagas de flechas de luz concentrada.

Las ráfagas golpearon el blindaje de los cazas enemigos que se aproximaban.



—¿¡Saben usarlo!?

«Aquí, unidad dos. ¡Nos han alcanzado! ¡Maldición, justo en la abertura del propulsor!»

—¡Unidad dos, retiraos de inmediato! ¡Unidad cuatro, id a apoyarles! ¡La prioridad es rescatar al capitán Kanan y al escuadrón de armaduras mecanizadas!

«Aquí, unidad cuatro. Recibido. Iniciando maniobra de apoyo.»

Mientras descendía, la unidad cuatro se preparó para intervenir. La unidad dos, por su parte, se retiró con la nave ligeramente desestabilizada. Como en esta ocasión los dos continentes habían colisionado de forma casi perpendicular, los pilotos debían tener cuidado con la orientación del vehículo al cruzar desde la atmósfera de Kaltcio al espacio aéreo de Polvatia.

En cuanto la unidad dos entró en el rango de comunicación con la base aérea sagrada de Polvatia, transmitió su situación actual y la intención de regresar temporalmente a la base.

—Dependiendo de cómo vaya esto... tal vez tengamos que pedir refuerzos.

—Refuerzos, ¿eh...? ¿Tú crees que nos los darán?

El escuadrón de reconocimiento comandado por Kanan estaba compuesto exclusivamente por ciudadanos de segunda generación, es decir, no eran polvatienses de sangre pura. Eran lo que se conocía como una «unidad prescindible».

Desde la base, estaban observando la batalla mediante el espejo remoto. Si, tras analizar las habilidades del enemigo y sus niveles de magia, el alto mando consideraba que no resultaban imprescindibles, lo más probable era que no enviaran refuerzos para rescatarlos.

—En el peor de los casos, lo volarán todo y asunto resuelto. Incluidas las armaduras y las naves.

—Supongo que eso es mejor que que nos lleven como prisioneros... Dependerá de cómo traten a los cautivos.

Lo más probable era que ese continente acabara integrado en Polvatia y pasara a estar bajo el control del Gobierno Sacro. Si sobrevivían hasta entonces, tal vez ser prisioneros no fuera el peor destino... aunque todo dependía del trato que se les diera.

Mientras los pilotos de la unidad dos intercambiaban estas palabras, el detector de energía mágica registró de repente un pico anómalo. Fue solo un instante; la lectura volvió rápidamente a la normalidad. Al revisar los alrededores, no detectaron ninguna fuente de magia que explicara semejante fluctuación.

—¿Será una avería...?

—Puede que el sensor también haya recibido algún impacto.

La placa sensora que detectaba la magia estaba expuesta en la parte inferior de la nave. Si el ataque había alcanzado el hueco junto al propulsor, no sería raro que también hubiera dañado esa parte. Llegaron a esa conclusión y, sin darle más importancia a la lectura anómala, los pilotos de la unidad dos aceleraron su retirada.



Yuusuke se estaba enfrentando a los dos cazas enemigos con la ballesta sacra de luz de disparo rápido, integrada en la torre de arena que él mismo había modificado. Entre reforzar ligeramente el poder de fuego, generar nuevas barreras para detener los ataques enemigos y reparar las que se habían dañado, el manejo del combate requería una atención constante y ajetreada.

—A ver, voy a echarte una mano —dijo Ayuukas, la chamana con la habilidad de resonar con el dios oscuro, mientras aprendía a manejar la ballesta a través de la habilidad de personalización de Yuusuke.

Se sentó en la otra torreta del arma para unirse al combate, pero... como no le alcanzaban bien los mandos, llamó a Shinja y se instaló sobre sus rodillas. En realidad, con esto también estaba enseñándole a él cómo manejar el arma.

Gracias a que Ayuukas asumió parte del disparo, Yuusuke pudo concentrarse en otras tareas. Agrupó todas las armaduras mecanizadas atrapadas en la zona de materialización y, dejando la captura de sus pilotos para después, las mantuvo bloqueadas con unas ligeras modificaciones. Aprovechó el espacio que se liberó para montar un refugio antiaéreo en el que los guardias de Fonkrank y los caballeros de Gazzetta pudieran refugiarse junto a los prisioneros.

—Con esto reducimos el riesgo de que un derribo los pille en medio.

—Sigues tan considerado como siempre con tus subordinados... Pero, vaya, no damos ni una, ¿eh?

Pese a los disparos luminosos que ambos lanzaban con entusiasmo, ni Ayuukas ni Yuusuke lograban acertar gran cosa con su puntería de novatos. Y dado que los pilotos enemigos ya no se tomaban la situación a la ligera tras haberles arrebatado una de sus propias naves, la coordinación y evasión de los dos cazas restantes era más que eficaz.

—Ya veo cómo funciona esto... En ese caso, yo también ayudaré.

En ese momento se unió Reifold, el autoproclamado «habitante del bosque». Desde el inicio del combate, como era habitual en él, había estado observando desde bastante más atrás (diez pasos, al menos), analizando el flujo de la batalla y evaluando al enemigo, así como posibles formas de contrarrestarlos con sus técnicas de espionaje.

Había llegado pronto a la conclusión de que el poder mágico por sí solo no bastaría para afrontar a un enemigo que hacía uso de armas tecnológicas tan avanzadas. Afortunadamente, en Kaltcio contaban con Yuusuke, el heraldo del cambio que buscaba la paz: el dios oscuro. Contra adversarios que se valían de máquinas para el combate, las habilidades de Yuusuke, que había sido capaz de tomar el control de dichas máquinas, representaban el peor contrincante posible.

Reifold se unió a la contienda para poner a prueba esa estrategia de combate: combinar la toma de control de las armas del enemigo con el uso inteligente del espionaje. Usando sus artes aéreas de rastreo, analizó en tiempo real el espacio aéreo y los movimientos de los cazas enemigos para prever sus trayectorias, identificar el mejor momento y el lugar exacto para disparar, y marcarlo acumulando granos de arena sobre la mira. Gracias a esta asistencia, resultaba mucho más efectivo disparar hacia los puntos indicados por Reifold que usar el sistema de puntería automático de la ballesta.

Este método dependía completamente de la precisión del asistente. Pero si era alguien hábil, los resultados podían ser formidables.



Gracias al apoyo de las artes aéreas, las flechas de luz reforzadas comenzaron a impactar una tras otra con precisión.

—¡Blindaje lateral izquierdo desprendido! ¡El mecanismo de recarga de la ballesta de luz ha quedado dañado! ¡Seguir así es demasiado peligroso!

—Aquí, unidad cuatro. Hemos detectado una anomalía en el sistema de flotación. Procedemos a abandonar el espacio aéreo de combate.

—No queda más remedio...

El comandante provisional de la unidad de reconocimiento decidió retirarse al considerar que seguir combatiendo solo aumentaría los daños y pondría en peligro a su equipo. Hizo ascender bruscamente el caza para tomar distancia del puesto de artillería improvisado en la torre de arena, y comenzó una amplia maniobra de giro.

Al divisar, desde lo alto, el grupo de armaduras mecanizadas reunido en un mismo punto y el caza número uno incrustado en la torre de arena, el piloto alargó la mano hacia el dispositivo que activaba la autodestrucción.

—Han capturado al capitán Kanan y los suyos, pero... ¿los de las armaduras no siguen dentro...?

—Sí, pero, de todos modos...

Ahora que nadie podría rescatarlos, debían evitar a toda costa que el enemigo se hiciera con la tecnología de los trajes o los vehículos. Ya habían probado activar la autodestrucción del caza capturado, pero, al parecer, el golpe al estrellarse contra la torre había dañado el sistema y no se había activado.

—Al menos quería llevarme por delante a ese tipo de negro... Perdonadnos.

Con un clic, presionó el interruptor que enviaba la señal de autodestrucción. Pero no pasó nada.

Los pilotos vieron parpadear en rojo las luces indicadoras de activación instaladas en los hombros y las cabezas de las armaduras (señal de que habían recibido la orden), pero en ningún momento se produjo la esperada explosión.

—¿Qué...? ¡¿Qué demonios está pasando!? ¡No puede ser que fallen todos los dispositivos a la vez!

Desconcertado, el comandante temporal continuaba dando vueltas en el aire cuando una flecha de luz impactó de lleno en su aparato. Estaban claramente por encima del alcance habitual de una ballesta de ese tipo, pero aun así habían sido alcanzados. Alarmado a más no poder por ello, no dudó en ordenar la retirada inmediata.

Con la conclusión de que no debían dejar que el enemigo capturara y utilizara su armamento, los restos de la unidad regresaron al cuartel general de Polvatia.



—Vaya. Se han retirado al fin...

Al observar cómo se alejaban los últimos objetivos desde el puesto de artillería improvisado en la torre de arena, Yuusuke dejó escapar un suspiro. Tras usar Shift Move para bajar al suelo, los miembros de la Patrulla del Dios Oscuro se le acercaron con palabras de agradecimiento.

—Buen trabajo, Yuusuke. Toma un poco de agua.

—Gracias por su esfuerzo, capitán.

—Esta vez hemos salido del paso, ¿eh?

—Oiga, esos soldados acorazados... tienen luces en la cabeza y los hombros, ¿qué será eso?

El enfrentamiento con un enemigo de tecnología desconocida y sumamente avanzada se reflejaba en el rostro agotado de casi todos... con la excepción de uno que, como siempre, no parecía demasiado afectado.

—Ah, parece que eran sistemas de autodestrucción.

—¡¿Autodestrucción...?!

En realidad, Yuusuke ya había eliminado las cargas explosivas tanto de los cazas como de las armaduras mecanizadas mediante el sistema de personalización. Como el menú le mostraba los componentes de cada máquina, pudo identificar las partes peligrosas y desmontarlas de antemano.

—Aun así... si algo como eso viniera en masa hasta Sanc Adiet, acabaríamos convertidos en un mar de fuego en un solo día.

Habían logrado repeler el ataque, pero estaba claro que aquello no había sido más que una avanzadilla. En Kaltcio no existían cazas voladores, ni mucho menos sistemas de defensa antiaérea en las ciudades.

—Bueno, Sanc Adiet y todas las ciudades de Kaltcio —añadió Ayuukas.

Había descendido también de la torre de arena con un Shift Move. Aunque solo fuese en parte, ya parecía manejar bastante bien la habilidad de personalización.

Mientras tanto, Shinha seguía arriba, trasteando con la ballesta sacra de luz de disparo rápido para aprender a manejarla.

Por ahora, Yuusuke pensaba que podrían replicar las armas de los cazas si conseguían los materiales necesarios. «¿Sería suficiente para hacerles frente?», reflexionaba con los brazos cruzados. Estaba empezando a elaborar un plan de producción en masa, cuando la voz de advertencia de Ayuukas interrumpió sus pensamientos.

—Por cierto... Se está acercando otra cosa desconocida.

—¿Eh?

La chamana, con una mirada seria, levantó la vista hacia el cielo. En la dirección que señalaba, algo flotaba sobre ellos batiendo unas alas oscuras.



No hay comentarios:

Publicar un comentario