20/08/2024

Ut0p1a - Código Arriba - ¡NUEVA SERIE!



Hola amigos y amigas,

Estoy contenta porque este año estoy teniendo tiempo de traducir mucho. A finales del año pasado estuve mal por el trabajo y a inicios de este año me cambié a uno 100% remoto, por lo que tengo mucho más tiempo para mí. Estoy muy feliz~

Hoy quiero presentaros una nueva serie que es una historia original de vgperson. Quizá os suene porque nos basamos en su traducción de Bad∞End∞Night para crear la nuestra.

La historia de Ut0p1a me gustó desde el primer momento. Va de un mundo virtual con personajes furros. Más o menos. Leedla a ver qué os parece.

Aún no he terminado de traducirla entera, pero, en principio, la estaré publicando los martes, a falta de Black Clover.

Por cierto, me he tomado la libertad de crear los personajes de la historia con un generador de imágenes por IA. ¡Y me encantan los resultados!


-Xeniaxen






01. Código Arriba

Título original: Up to code
Autora: vgperson
Traducción: Xeniaxen



Me desperté sintiéndome rara.

No tenía idea de qué hora era. Así que miré a mi izquierda...

No, a mi izquierda...

Mi izquierda...

Por más que lo intentaba, mi cabeza no giraba como yo quería. Dándome cuenta rápidamente de lo que estaba mal, cerré los ojos de nuevo y suspiré, preguntándome si podría dormir el resto del día.

No estaba de humor para otro problema técnico.


₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁


Finalmente hice el esfuerzo de salir de la cama y, ​​un "finalmente" más tarde, me levanté —apenas pude evitar caerme hacia un lado. Noté que mi compañera de cuarto me miraba perpleja; no estaba segura de cuánto tiempo había estado haciendo eso.

—Hay que ver lo poco madrugadora que eres, ¿no? —señaló con un bostezo falso.

—Lo intento... —murmuré, aunque definitivamente ella solía levantarse antes que yo—. Normalmente lo hago mejor que hoy. Es que... tengo otro problema técnico.

—Oh —dijo Lily de una manera difícil de calificar: ¿era un "Oh" de desinterés?, ¿un "Oh" de preocupación?, ¿o un "Oh, otra vez"? Probablemente no acabé de entenderla porque tenía sueño.

—Es que se me... se me ha girado todo —le expliqué—. Intento moverme en una dirección y lo hago en la otra. Es raro, ¿no? ¿Por qué crees que un...?

—A mí no me preguntes —se encogió de hombros—. ¿No te había pasado antes, Lina...?

Negué con la cabeza y luego me detuve un momento porque no lo había hecho en la dirección que quería, pero rápidamente me di cuenta de que no importaba.

—Es totalmente nuevo para mí. Pero hay que estar preparada para todo, ¿no...? —suspiré, con una sonrisa forzada.

Lily definitivamente no parecía interesada; supongo que solo necesitaba despertarme un poco para darme cuenta. No dijo ni una palabra más, así que me aparté y la dejé a lo suyo.

Así era como siempre iban las cosas entre nosotras, en general. Cualquiera podía decir con solo mirarnos que Lily y yo no éramos una pareja adecuada: ella es una figura estoica e impresionante, y yo, una pringada con cola de conejo...

Había habido una encuesta para asignar los cuartos, por lo que realmente creo que nunca deberían haberme puesto con ella. Pero probablemente algo salió mal, como siempre.

Aun así... a veces me alegro mucho de estar con ella.

Encendí mi ordenador, más por costumbre que por otra cosa —al fin y al cabo, sentía que no iba a poder lograr nada hoy—. Simplemente me recosté en mi silla, ya agotada antes de empezar el día.

Era un fallo debilitante. Además, ¿valía la pena hacer el esfuerzo de acostumbrarse a la diferencia? ¿No estaría entonces igual de fastidiada al día siguiente, una vez que se arreglara?

(NT: El original se refiere a los fallos como "glitches". Es un lenguaje un poco más informático y creo que todos los hispanohablantes entendemos la palabra, pero como no está reconocida por la RAE simplemente lo he dejado en "fallo".)

En realidad... ¿iba a arreglarse para mañana? ¿Podría saberlo con certeza?

Suspiré al pensarlo.

—Voy a llamar a un administrador —dije en voz alta, supongo que dirigiéndome a Lily.

Ella se giró a medias hacia mí.

—¿Es una emergencia?

—Creo que sí...

—Bueno, será mejor que se lo digas con un poquito más de convicción —me aconsejó, volviendo a girarse.

Alcancé el teléfono con mi mano izquierda, lo cual no tenía intención de hacer, pero pensé que no importaba. Al menos hasta que el teléfono se me resbaló de las manos y recordé por qué.

Miré la mano. Las texturas seguían sin cargarse, lo que hacía que efectivamente no hubiera fricción. Había sido así durante... ¿cuántos días ya? Era realmente molesto.

Recogí el teléfono de nuevo con mi mano buena y marqué el número lentamente, asegurándome de recordarlo bien. Pronto escuché esa familiar voz neutral.

—Has contactado con la Oficina de Atención para Aflicciones Personales. ¿En qué puedo ayudar?

—Yo, ehm, tengo un fallo —respondí nerviosa—. Varios, en realidad...

—¿Es una emergencia?

—Eh... B-bueno... —tartamudeé, y luego grité—: ¡S-Sí, creo que sí!

Lily comenzó a toser de repente. La miré preocupada, pensando si se le habría atragantado algo, pero enseguida me reprendí por esa idea absurda.

—¿Está bien, señorita?

—¡N-No del todo! —respondí, volviendo a centrarme en la llamada—. Si no arreglan pronto este fallo que tengo, eh... ¡mi compañera de cuarto podría ahogarse!

—¡Por favor! —gimió Lily, recuperando rápidamente la compostura.

—Describa la naturaleza de su fallo.

—Bueno, es como que, si intento mover el brazo derecho, muevo el izquierdo. Y si giro la cabeza, se gira para el otro lado. Esto... ¿tiene sentido? Ah, y no solo eso...

—Gracias por su colaboración. Esta información se ha añadido a nuestros registros.

Y con eso, la llamada terminó. No sé qué esperaba, pero así es como terminan siempre, y nunca parece significar gran cosa.

Incluso cuando llamo directamente para reportar mis fallos, no siempre los solucionan cuando me voy a la cama antes de la próxima actualización. Se supone que así es como debería funcionar, y es lo que todos dicen que pasa... pero evidentemente no conmigo.

Y cuando la corrección de mis fallos es incierta, y la productividad parece imposible... mi camino está claro.

—Buenas noches, Lily.

Ella miró el reloj.

—Aún falta para eso, pero gracias, Lina.


₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁


Me desperté y miré hacia la izquierda.

Ohhh. Qué bien.

Me incorporé en la cama y miré mi mano: también arreglada. Cada vez que mis fallos se solucionan rápidamente me parece un milagro... Aunque aún no estaba segura de cuánto tiempo había dormido.

Siempre me tocaba la peor parte con los fallos. Cuando pregunto a los demás, me dicen que no tienen tantos, que no son tan graves y que se los solucionan rápido. Yo no estoy de acuerdo con ninguna de las tres cosas.

Aunque, pensándolo bien, tiene algo de sentido. Claro, nunca pude entender por qué me tocaban tantos fallos. Supongo que si yo soy la única que los tiene, y encima son tantos y tan seguidos... no estoy precisamente en lo alto de la lista de prioridades, ¿no?

Pero ahora no era momento de pensar en eso. Con esos fallos corregidos durante la noche (¿o quizá noches?), hoy podría hacer algo de verdad. Salté de la cama e intenté iniciar una conversación con Lily mientras encendía mi ordenador.

—Eh, Liyl, los fallos se han arrelga... digo, arregldo... arreeeglaaado.

Me miró raro.

—¿Se te ha comido la lengua el gato? —preguntó, agarrándose la lengua para ilustrarlo.

La fulminé con la mirada.

—No haaace graaa... gracia.

Además, estaba totalmente fuera de lugar, pero yo no estaba en condiciones de deletrear eso.

—Tienes razón. Lo siento —dijo, y parecía sinceramente arrepentida. Luego hizo una pausa breve—. Ha sido de mal gusto... ¿lo pillas? ¿Gusto? Vale, esa ha sido forzada.

Me puse los auriculares.

—Ya noo te eschuco.

A pesar de eso, siguió intentando hablarme.

—Solo estoy intentando quitarle hierro al asunto... para ayudarte de alguna manera. Porque cada vez que tienes un nuevo fallo, pareces... —Al ver que la ignoraba, dejó de hablar—. Bueno, no sé. En fin —siguió Lily, levantándose—, tengo que irme. Que te vaya bien.

Rápidamente recogió sus cosas y salió por la puerta. Vaya coincidencia que tuviera que irse justo ahora... Supongo que ninguna de las dos tenía muchas ganas de hablar.

Me quedé mirando la pantalla del ordenador. Quería dibujar algo, aprovechando que era una buena oportunidad para practicar, pero no se me ocurría nada. Siempre me cuesta arrancar, incluso cuando, en teoría, no tengo ningún obstáculo, así que ¿quién podría culparme por no querer ni intentarlo cuando también tengo que lidiar con los fallos técnicos?

Al poco, abrí mi armario y revisé mi ropa en busca de inspiración. Un vestido con estampado pixelado... una falda plisada con un número indefinido de pliegues... un "top" que, en realidad, se extendía infinitamente hacia abajo... Nada nuevo, la verdad.

Sí, mi ropa suele tener fallos también. Ni siquiera necesito llevarla puesta. Incluso cuando dejo el armario cerrado, parece cambiar regularmente con patrones extraños. No sé si es contagioso o qué.

Es una lotería. A veces, la ropa con fallos queda genial y se convierte en una pieza de moda interesante, y otras veces, los fallos arruinan mi vestido favorito... Bueno, y a veces mi vestido favorito es uno con fallos.

En fin. Aunque mi raro armario suele ser una fuente habitual de inspiración artística, hoy no funcionaba. Así que recurrí a mi último recurso: dibujar gatos.

Simplemente... me gusta dibujar gatos.

Aun así, siento que no es la mejor manera de mejorar como artista. Nunca logro concentrarme en un proyecto durante mucho tiempo, y eso me parece el mayor obstáculo para mejorar. Así que, siempre que puedo, intento dedicar más esfuerzo a un solo dibujo.

Por eso, en lugar de hacer garabatos de gatos, pasé horas dibujando un solo felino.

Me concentré tanto que no me di cuenta de que Lily había vuelto hasta que empezó a hablar.

—Oh, ¿estás dibujando algo? Oye, ¿podrías dibujarme a mí? —se rió sola—. Es broma, sé que no... ¿eh...?

Se quedó en silencio y se me acercó por detrás. La miré, luego al dibujo, y luego de nuevo a ella.

Intentando ocultar mi cara sonrojada, oscurecí un poco el color de su cabello en el dibujo.

—Ejem... —tosió, girándose y acomodándose en su lado de la habitación como si nada—. Continúa.


₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁


Esa noche, no pude dormir.

No tenía nada que ver con Lily. Si sentirme incómoda durmiendo en la misma habitación que ella, o simplemente pensar en ella, me estuvieran manteniendo despierta, habría pasado sin dormir casi todas las noches. No, estaba segura de que era un fallo.

Y eso ya era demasiado. Un fallo que no me dejaba ni siquiera solucionar mis fallos. ¿Qué podía ser peor?

Rindiéndome en el intento de dormir, me puse a buscar en Internet algo que pudiera ayudarme. No esperaba mucho. Pocos parecían tener problemas con los fallos tan graves como el mío, y los que los tenían nunca conseguían respuestas mucho mejores que "Espera a que los administradores lo arreglen".

Sin embargo, la búsqueda de "No puedo dormir debido a un fallo de insomnio nocturno por favor cómo arreglarlo" dio algún resultado.

¿Alguien más tiene un fallo que simplemente le hace no poder dormir? ¿Podré recibir una actualización sin dormir?

Emocionada, fui bajando en la página de resultados, buscando las mejores respuestas.

"¿No tendrás el romance rondándote la cabeza? ;3"

Casi gruñí. No, idiota, ya he dejado claro que...

Pero seguí leyendo.

"En serio, si tienes fallos tan graves, quizá quieras probar a tocar tu código fuente."

Me quedé mirando esa palabra. ¿Qué demonios era eso? ¿Por qué nunca había oído hablar de ello?

Si antes no podía dormir, mis búsquedas a partir de ese momento me habrían mantenido despierta toda la noche de todas formas.

Aprendí que alterar el código fuente permite a una persona cambiar... muchas cosas, si sabes cómo hacerlo. Puede usarse para arreglar fallos. Es algo que, en teoría, cualquiera puede aprender.

Y había una clase introductoria que se iba a ofrecer en mi universidad el próximo trimestre.

Estaba desconcertada. Sabía que debía de estar perdiéndome algo. ¿Cómo era posible que nadie me hubiera contado esto cuando lo había tenido justo delante todo el tiempo? Dudosa, busqué reseñas de estudiantes que habían tomado la clase.

"¡El 10 más fácil que he conseguido! Es perfecta para llenar el horario."

"Le hace competencia a la asignatura más absurda de la universidad."

(NT: Dejo la nota aquí porque me parece curiosa la expresión que se usa en la narración original. Yo no la conocía. Hemos traducido como "la asignatura más absurda" lo que en el original la autora describe como "underwater basket weaving". Es un modismo anglosajón que se refiere de manera peyorativa a asignaturas universitarias supuestamente inútiles o absurdas y, a menudo, en general, para referirse a la percepción del empeoramiento de los estándares educativos. Fuente y más info: Wikipedia.)

"Zzzzz..."

Dada mi situación actual, esa última reseña me pareció involuntariamente malintencionada.

Seguía confusa. ¿No era esta clase tan increíble como parecía el tema? ¿O era realmente increíble, pero también muy fácil? ¿Había algo que no estaba entendiendo en mi estado de privadez del sueño?

Pensé que quizá debía esperar, preguntar a Lily si ella sabía algo al respecto. Pero la clase ya casi estaba llena, así que podría ser demasiado tarde para cuando llegase la mañana, especialmente si se suponía que era fácil...

De repente, aparté todos esos pensamientos de mi cabeza. Esta era la primera luz de esperanza en mi vida desde... quizás, desde siempre. Parecía que por fin podría hacer algo contra los fallos. No podía dejar pasar esa oportunidad.

Así pues, me borré una asignatura de Historia y me inscribí en Introducción al Código Fuente.

Incluso en ese momento, sentí que tal vez me había precipitado demasiado, pero eso no importaba. Lo importante era que las cosas iban a cambiar a partir de ahora.

Y me juré que, pasara lo que pasara, sería para mejor.


₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁


Después de una larga noche, fui recompensada con el raro sonido de Lily bostezando.

—Vaya, te has levantado temprano —comentó curiosa, estirándose.

—Ah, sí, he etsado depspierta dedse... estoo... relamente temprno.

—Ah. Ya veo —dijo solemnemente. Se sentó al borde de su cama—. Voy a suponer que fue un fallo lo que te mantuvo despierta toda la noche. Pero no veo que estés tan mal, ¿verdad?

—Eh... supogno que no... —murmuré, sorprendida de que Lily estuviera conversando conmigo antes de vestirse. Luego recordé, como si de alguna manera lo hubiera olvidado—: ¡Ah, es vredad! ¡Me he isnicrto en una calse de cdoigo fneunte!

—¿Una clase de código fuente? —repitió Lily, sorprendida—. ¿Te refieres a la del próximo trimestre?

—Sí, preo tuev que dejrar Hitsoira para pdoer metlera en mi horiaro. Esprea un memnoto —me llevé la mano a la frente—. ¿Per quó no manvute la csale de Hitsoira hasata estrar seugra de que relamnete qeuría...

—No te preocupes. Creo que has tomado una excelente decisión —me aseguró—. Una clase de código fuente parece una gran idea. Debería haber pensado en sugerírtelo antes, pero pensé que quizás ya lo sabías.

La miré.

—¿Sabses, aglo más sorbe ello? Es que yo on lo concíao.

—Oh, vaya... —Lily se mostró inusualmente tímida de repente, tocándose el cuello—. No mucho. Supongo que es... —se volvió un poco más segura a medida que encontraba las palabras—. Es bueno para quienes no quieren conformarse con lo que les dieron al inicializarse.

—Bueno —bajé la cabeza—, tal vez es lo que debería hacer yo, ¿no? Me inicialicé muy joven, y he estado aguantando este tipo de cosas todo el tiempo.

—¿En serio? —preguntó, interesada más en mi edad de inicialización que en la otra parte—. Yo me inicialicé a los 15.

—Vaya, qué suerte.

—¿Por qué dices eso? —respondió ella, parpadeando. Eso me sorprendió y me recordó que estaba hablando con Lily.

—Oh, eh... No sé, en realidad. Es lo único que se me ha ocurrido decir. Estoy cansada.

—Bueno, ya lo sé —dijo en voz baja—. Pero, ¿crees que es mejor inicializarte mayor?

—Supongo que... sí, más o menos —luché por explicar por qué me sentía así—. Así no tienes traumas de la infancia, ¿no?

—¿A qué te refieres con "traumas de la infancia"?

—Ya sabes —ahora pensaba que estaba bromeando conmigo—, cosas que te pasan cuando eres pequeña. Me gustaría no haber vivido muchas situaciones, así que...

—Si tú lo dices —Lily se encogió de hombros—. De todos modos, no es que no viviera esos años. Simplemente, me inicialicé después. Mi infancia nunca me pareció tan mala, solo... poco destacable.

—Ah, ¿funciona así? —pregunté—. ¿Vives todos esos años igualmente, sin importar a qué edad te inicializas?

—Es como lo recuerdo —respondió sin entusiasmo.

Me sonó extraño, pero no quise insistir más. Pensé que no le iba a gustar que cuestionara sus recuerdos, así que cambié un poco de tema.

—Siempre me he preguntado cómo se inicializan las personas. Hay de todas las edades y tipos diferentes, ¿cómo se decide eso?

—Pues menuda duda existencial tienes. Bueno, ¿quién sabe? —se encogió de hombros—. Pero en cuanto a la última parte... seguramente sea aleatorio —sugirió con un toque de desdén—. Es todo cuestión de azar... y supongo que hay gente que no es tan afortunada.

Sí... Tenía razón.

Parecía que se estaba cansando de esta conversación. Ni siquiera había intentado iniciar una conversación real con ella, simplemente ocurrió. Maldecí mi somnolencia. No podía creer lo cansada que estaba.

—Bueno, eh... —bostecé—. Perdona por molestarte. En realidad, solo quiero dormir...

—Ajá —asintió Lily—. Sabes, dudo que ese fallo sea lo único que te impida dormir. En el peor de los casos, solo estará haciendo que te sea muy difícil.

—¿De verdad? ¿Cómo lo sabes?

—Bueno... —se rascó la cabeza—. Piensa en todas las cosas que tendrían que estropearse para impedirte el sueño por completo. ¿Podría un simple fallo hacer todo eso?

—Ya... —asentí, somnolienta—. Es probable...

—Lina —se acercó, me agarró por los hombros y me miró seriamente—, si vas a luchar contra tus fallos, no puedes creer eso.

—Sí —desvié la mirada—, tienes razón. Pero estuve horas intentando dormir anoche...

—Pero ahora estás aún más cansada, ¿verdad? —me recordó—. ¿Puedes pensar en algo que te ayude a relajarte?

—¿Relajarme...?

Demasiado cansada para usar la razón, apunté hacia Lily.

Ella suspiró, pero sonrió como si lo hubiera esperado todo el tiempo.

—Está bien.

Se acercó, se sentó en mi cama y me rodeó con un brazo suave.

Me dormí en poco tiempo.


₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁


Finalmente, llegó el día de mi primera clase de Introducción al Código Fuente.

Como estaba decidida a empezar con buen pie, me puse mi vestido favorito: uno que se agitaba de vez en cuando como si lo moviera una brisa (sin que haya ninguna brisa, claro está). No creía que ninguno de mis compañeros fuera a notarlo, ni para bien ni para mal.

Observando a los demás estudiantes antes de comenzar la clase, no pude evitar sentir que yo era la rara, aunque no estaba segura de cómo exactamente. Aunque... bueno, tampoco era un sentimiento único de esta clase.

La profesora Meyer llegó justo a tiempo, repartió un programa de la asignatura y comenzó sin rodeos.

—Bienvenidos a SRC 101, Introducción al Código Fuente —empezó—. Una mera introducción a qué es el código fuente, un tema bastante vasto, debo decir —durante el discurso, se movió lentamente de un extremo de la sala al otro—. Algunos consideran esta asignatura una tontería. Y, en cierto modo, es verdad, en comparación con las posteriores, que son más exigentes. Pero antes que nada, quiero dejar una cosa clara —se detuvo en mitad de su trote para dar un efecto dramático y miró a la clase—. El código fuente no es una tontería. Siempre, siempre, siempre, debe tratarse con cuidado y responsabilidad —tras esto, abandonó el tono severo y adoptó uno más bien aburrido en comparación—. Dicho esto, supongo que debería preguntaros. Aunque quizás sea pronto para decidirlo, ¿cuántos de ustedes quieren seguir aprendiendo más sobre esta materia?

Dudé un poco. Sabía que había clases más avanzadas, pero quería centrarme en los primeros pasos, en lugar de pensar demasiado en el futuro...

Aun así, levanté la mano. Noté que no muchos otros lo hicieron.

—Interesante —comentó con poco interés en su voz. Sentí que me estaba mirando a mí. Mis sospechas se confirmaron cuando se acercó a mi escritorio en la primera fila—. ¿Su nombre?

—L-Lina Brackett.

—¿Y dice que le interesa esta materia? Repito: interesante. Quizás nos veamos mucho —dijo secamente, con una sonrisa a medio camino entre complacida y divertida—. Ah, y ese vestido...

—Oh —mi rostro se iluminó al instante—, ¡gracias por darse cuenta! Es mi favorito, pero no pensé que nadie...

—No lo vuelva a llevar a mi clase, por favor. Es una distracción.

Vaya. Avergonzada, mantuve las manos firmemente en mi regazo para evitar que se agitara demasiado. Aunque, ¿cuánto puede llegar a distraer si ninguno de los estudiantes parecía notarlo? Algunos incluso parecían confundidos sobre cómo podía ser "una distracción". Pero si distraía a la profesora... bueno.

De todos modos, poco después de eso, la profesora Meyer comenzó la lección propiamente dicha.

—Si vamos a hablar de código fuente, entonces debería ser obvio por dónde debemos empezar: el entorno gracias al cual el código fuente existe. Me refiero, por supuesto, al Exploit.

(NT: Exploit es una palabra inglesa que significa "explotar" o "aprovechar". En el ámbito de la informática es un fragmento de software, un fragmento de datos o una secuencia de comandos o acciones, utilizada con el fin de aprovechar una vulnerabilidad de seguridad de un sistema de información para conseguir un comportamiento no deseado del mismo. Fuente: Wikipedia.)

Cambió la diapositiva, y me vi asaltada por una pared de palabras confusas que parecían no tener mucho sentido juntas. Me apresuré a escribirlo todo en mis notas mientras la profesora lo explicaba.

—Estos son los comandos que conforman el Exploit. Permiten realizar cualquier modificación en el código fuente. Memorícenlos bien si queréis tocar el código fuente con regularidad.

Un chico levantó la mano. No estaba prestando mucha atención, pero creo que era uno de los que dijeron que querían profundizar en la materia.

—¿De dónde proviene el nombre Exploit?

—Eso es... difícil de responder —contestó Meyer, pareciendo reflexionar profundamente—. Si bien hemos conservado el conocimiento del código fuente durante muchas eras, las circunstancias de su descubrimiento se han perdido con el tiempo. Sin embargo, quizás están familiarizados con el término en informática. Se refiere a una secuencia de comandos que permite a los usuarios hacer cosas que normalmente no tienen permitidas. En la mayoría de los casos, otorga un control mucho mayor del que se supone que un usuario debe tener.

—¿Pero no suelen corregirse los cambios en el código fuente? —alguien más levantó la mano.

—Solo si hay alguien que los corrija... —respondió la señora Meyer, después de hacer una pausa.

Mientras esta discusión tenía lugar, yo seguía intentando copiar los comandos. No sé qué me pasaba; mis manos temblaban, no podía escribir bien, mi lápiz simplemente dejaba de escribir.

Pero, más allá de eso, no podía... concentrarme. A pesar de lo decidida que estaba a tener éxito en esta clase, y de lo importante que la profesora Meyer decía que era el Exploit ese, me estaba resultando increíblemente difícil concentrarme.

¿Era esto como aquella noche en la que no pude dormir? ¿Mis fallos eran un obstáculo tan grande que ni siquiera podía aprender a arreglarlos?

O peor aún... ¿Y si no era culpa de los fallos? ¿Y si simplemente... era yo?

Quizás preocuparme por eso era la mitad del motivo por el que no podía concentrarme. Así que decidí dejar de pensar en ello.

La lección continuó, y empecé a sentirme mucho mejor. No es difícil, pensé, al menos no aún. Puedo entenderlo. Podría hacer algo con estos conocimientos.

Al menos eso pensé, hasta que tuve que empezar a ponerlo en práctica.


₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁


Nuestra clase, unas cuantas sesiones después, comenzó de manera extraña.

—Esto es un lápiz —dijo la profesora Meyer, colocándolo en el escritorio frente a la clase. Luego, se quedó en silencio.

Después de que todos miramos lo suficiente al lápiz y a ella, continuó.

—Sí, claro, es obvio. Cualquiera podría decir que esto es un lápiz. Pero los lápices no son todos exactamente iguales, y no todos sus aspectos son visibles —lo levantó—. Pero comencemos con lo que es visible. Podemos ver el color del lápiz, pero no podemos cambiar ese color una vez que ya se ha fabricado —de repente, el lápiz cambió de amarillo a azul—. O sí.

Los que estaban interesados en la clase (rápidamente se hizo evidente quiénes eran) quedaron bastante impresionados, yo entre ellos. Un lápiz es relativamente aburrido, pero imaginando hasta dónde podría llegar esto, estaba claro lo increíble que podía ser el código fuente.

Meyer puso el lápiz en mi escritorio.

—Vamos, empezaremos con algo simple. Ya les he enseñado los conceptos básicos, así que veamos qué pueden hacer con este lápiz. No se preocupen, no tiene que ser nada muy grande.

—Esto... —tosí, mirando a mis compañeros—. ¿Quiere que yo sea la primera, profesora Meyer?

—La he visto con ganas de intentarlo.

No, creo que confundió mis nervios por tener que ser la primera y no poder ver a alguien más hacerlo antes que yo... Está bien, está bien. Puedo hacerlo.

Cerré los ojos y activé el Exploit, que milagrosamente ya había logrado memorizar. Encontré el lápiz frente a mí y pude sentir algunas de sus cualidades. Ahora solo necesitaba decidir qué...

—¡¿Q-Qué es eso?! —un compañero al lado mío, prácticamente gritando, me sacó de la concentración.

Me detuve y me giré para mirarlo, pero él solo se encogió de miedo. Miré a la profesora Meyer, quien me observaba con una expresión impasible.

—Hm... ¿Qué ha pasado? —pregunté—. ¿He cambiado algo en el lápiz?

Meyer levantó el objeto y lo examinó.

—Lo convirtió en un bolígrafo.

—¿Eso es bueno?

Soltó uno de los suspiros más ruidosos que había escuchado.

—Es discutible.

Entonces tiró el bolígrafo a la basura, lo cual parecía implicar que "bueno" precisamente no era.

Sacó un lápiz de repuesto y empezó a hacer que todos los demás intentaran lo que yo no había conseguido. Mientras tanto, le pregunté en voz baja al chico a mi lado por qué había gritado.

—¿Eh...? Es que... Se te puso una cara rara —explicó, sin estar muy seguro de cómo describirlo—. Era como... tenías esto aquí, esto allá... —trató de ilustrarlo con las manos.

—Ah. Habré tenido un fallo —le dije, un poco aliviada—. Me pasa mucho.

—Ah —respondió, y luego se dio la vuelta. Me pregunto si tal vez le di miedo.

Naturalmente, nadie más tuvo problemas importantes a la hora de cambiar aspectos del lápiz. Una chica ardilla incluso se puso creativa y lo convirtió en un lápiz mecánico, lo cual me molestó un poco, porque ¿cómo es que eso estaba bien y un bolígrafo no? Aunque no llegué a decirlo en voz alta.

El resto de la clase transcurrió sin incidentes hasta el final, cuando la profesora Meyer me dijo:

—Señorita Brackett, si tiene tiempo, le sugiero que pase por mi despacho.

Tenía mucho tiempo libre, y estaba muy dispuesta a dedicarlo a mejorar en el control del código fuente. Necesitaba mejorar todo lo que pudiera.


₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁


La profesora Meyer parecía casi aliviada cuando entré a su despacho.

—Qué bien, ha venido —dijo. Sacó un lápiz—. Inténtelo de nuevo, sin que nadie la distraiga esta vez. Solo quiero asegurarme.

Traté de hacer lo mismo que en clase... bueno, al menos la primera parte. Sin embargo, esta vez tuve problemas para activar el Exploit.

—Eh, un segundo...

Saqué mis apuntes de la mochila, los revisé y lo intenté de nuevo.

Y otra vez.

No era que no lo recordara; simplemente no lograba picar (teclear) los comandos correctamente, ni siquiera en mi propia mente. Me llevé las manos a la cabeza y gemí.

—¿Está bien? —preguntó la profesora Meyer, con una expresión de preocupación.

No le respondí. Seguí intentándolo hasta que finalmente funcionó. Pero ahora estaba preocupada. ¿Sería capaz de hacerlo bien si me había costado tanto con la parte "fácil"? Encontré el lápiz...

Hubo una fuerte explosión. Abrí los ojos y vi que el lápiz... se había hecho añicos.

—¡¿Cómo logró activar una función de explosión?! —gritó Meyer, que se había escondido detrás de su escritorio.

—Eh, sí... —me rasqué la cabeza—. No esperaba que un lápiz tuviera una función así...

—¡No la tiene! ¡Lo sabría! —suspiró y se dejó caer en su silla—. Usted tiene... muchos fallos, ¿no?

—Sí —suspiré. No sabía qué más decir al respecto.

—Bueno, para... alguien como usted —consideró cuidadosamente sus palabras—, esto va a ser mucho más difícil. Es probable que encuentre mucha más resistencia.

—Qué mal —murmuré, dejándome caer sobre su escritorio.

—Así es como es... —me consoló, o al menos lo intentó.

—Supongo que debí haber imaginado que los fallos se interpondrían al arreglar fallos, como siempre...

—Espere —me interrumpió—. ¿Su intención al tomar mi asignatura era arreglar sus fallos?

—Exacto. ¿Qué pasa?

—Ante todo... eso no se aprende en la asignatura de introducción —me informó, con un tono de tristeza al decirlo—. Y no le sugeriría que se adelante por su cuenta, dado... bueno, lo que ya le he dicho.

Debería haber estado increíblemente decepcionada, pero noté que no todo estaba perdido.

—¿La asignatura de introducción? Entonces, ¿está en SRC 102 o algo así?

—Sí, en esa asignatura se profundiza más en temas como los fallos y...

—¡Genial! —alcé el puño con entusiasmo—. ¡Entonces me inscribiré en SRC 102 el próximo trimestre!

Ella no parecía muy entusiasmada.

—Pero tiene que aprobar esta asignatura primero.

Sí, no hacía falta que me lo recordara...

Iba a salir, pero me giré.

—Oh, esto... una última cosa. Usted es muy buena en la edición del código fuente, ¿verdad? ¿Podría ayudarme a arreglar mis fallos?

—Señorita Brackett —soltó una tos exagerada.

—¿Sí?

—Cuando la miro... no sé dónde terminan los fallos y dónde empieza usted. Siento decirle que no cuente conmigo.


₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁ ₀ ₁


Las cosas continuaron así por un tiempo. Es decir, mal.

Habría sido otra cosa si no estuviera plagada de fallos. Habría sido otra cosa si no me estuviera yendo terriblemente mal en clase. Pero además, pese a que la profesora Meyer me aconsejó que no lo hiciera, seguía intentando arreglar mis propios fallos, y fracasaba estrepitosamente cada vez.

—Oye, Lina —me susurró Lily—, despierta. ¿No tienes clase de código fuente?

—No, hoy no —murmuré.

—¿Dejaste la asignatura? —me preguntó preocupada.

—No, no —negué con la cabeza, molesta, y suspiré—, es solo que... no quiero ir a clase hoy. Me supera.

—Está bien —respondió sin más, lo cual me sorprendió. Luego me dejó sola para que siguiera holgazaneando en la cama.

Sentí un alivio tremendo al no tener que preocuparme por la clase de Código Fuente y que a Lily le pareciera bien. No estoy segura de cuánto tiempo estuve ahí tumbada antes de que otra cosa cruzara mi mente.

—Oh, Lily... ¿Y tú no vas a clases hoy?

—No, hoy no —respondió alegremente.

—Entonces... ¿qué vas a hacer hoy?

—Cuidar de ti.

Me incorporé de inmediato y la miré, atónita.

Para ser honesta, siempre había pensado que Lily me odiaba. Que solo era lo suficientemente amable como para no decirlo. Pero... supongo que desde hace un tiempo, había empezado a darme cuenta de que no era así.

—No es propio de mí, ¿verdad? —suspiró Lily—. ¿Quieres hablar?

—Vale... —respondí con un hilo de voz, acurrucándome entre las sábanas—. Tú primero.

Lily, la gata antropomórfica de pelaje marrón con rayas, se sentó en la silla junto a mi cama, cruzando las piernas, mientras yo, una coneja antropomórfica de pelaje blanco, me incorporaba en la cama, sujetándome a las sábanas con fuerza. Detrás de Lily, se veían mi ordenador y mi tableta de dibujo.

Lily acercó la silla para sentarse más cerca de mi cama. Y casi como por primera vez, aunque demostrablemente no fuera la primera, me mostró una cálida sonrisa.

—Sé que normalmente actúo de cierta manera —empezó—. Seria, un poco mandona. Soy difícil de abordar. Pero... es todo fachada. Preferiría no tener que ser así —bajó la mirada con tristeza—. Pero es algo a lo que tiendo a recurrir como defensa. Porque quiero que me tomen en serio como mujer, y no es fácil conseguir que los demás hagan ambas cosas.

—¿Ambas cosas? —pregunté, confundida por su elección de palabras.

—No importa —sacudió la cabeza—, podemos hablar de eso en otro momento. No es tan importante como esto —puso una mano sobre mí—. No quiero seguir siendo así contigo, Lina. Te mereces a alguien que pueda ayudarte, y eso es lo que preferiría ser para ti.

Todavía estaba sorprendida.

—Entonces, eso significa que... ¿te caigo bien? ¿De verdad te caigo bien?

—¿Por qué estás tan sorprendida? —respondió, casi como una súplica; parecía dolida al darse cuenta de cuánto había dudado de si le caía bien—. Eres una chica agradable, con talento... Y eres mucho más directa que yo sobre quién eres. Eso es genial.

—Supongo que sí —sonreí tímidamente, aunque obviamente emocionada por descubrir cómo se sentía Lily en realidad.

—Entonces —dijo, descruzando las piernas—, ¿qué te hace sentir tan mal, y qué podemos hacer para que te sientas mejor?

Luchando por dejar de lado la sensación de ser una molestia para ella, recordándome que ella estaba renunciando voluntariamente a su propio tiempo para ayudarme, le conté a Lily muchas cosas. Todos los fallos con los que había estado lidiando durante las últimas semanas, lo mucho que me costaba concentrarme y aprender en clase, todos mis enfrentamientos con la profesora Meyer dentro y fuera de clase, cómo seguía intentando arreglar mis fallos a través del código fuente pero generalmente terminaba empeorándolos porque no tenía idea de cómo hacerlo.

Aun así, no supe cómo responder a la segunda pregunta.

Lily no tuvo nada que decir sobre cada pequeña cosa que mencioné, y cuando lo hacía, a menudo se limitaba a ofrecer un "Qué mal, lo lamento", "Normal que te sientas así", y ese tipo de cosas. Tal vez ella tampoco sabía cómo responder la segunda pregunta.

Cuando finalmente terminé, me preguntó:

—Bueno, ¿qué quieres hacer ahora? Tienes el día libre.

Lo pensé por un momento.

—Dibujar... supongo.

—Entonces creo que eso podría hacerte sentir mejor —dijo ella, sonriendo.

Quizás tenía razón. Pero la verdad es que ya me sentía mucho mejor.


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Lamentablemente, no todos notaban mi "mejora".

Acudía regularmente al despacho de la profesora Meyer, y ella se cansaba regularmente de mí. Solo esperaba que no hubiera otros estudiantes que necesitaran ayuda extra, pero si Meyer nunca usaba eso como excusa para deshacerse de mí, probablemente no los había.

—Para algo tenemos las clases, señorita Brackett —gruñó—. Le vendría bien prestar atención en ellas, en lugar de dejar que todo se le escape por sus largas orejas. Aunque para ello primero debería asistir a clase...

—Lo... lo siento. No siempre puedo asistir... —fui lo suficientemente ambigua como para decir la verdad sin tener que entrar en detalles.

—De acuerdo, no pasa nada —concedió, desistiendo de presionar más—. Pero mantengo mi postura. La clase no está pensada para ser difícil, así que no veo por qué debería enseñárselo todo dos veces.

—¡Pero estoy mejorando en memorizar! Mis notas en los exámenes escritos están subiendo, ¿no?

—No lo suficiente como para ver una mejora real —murmuró, apoyándose en un codo—. Y sigue viniendo aquí casi todos los días.

—Es en la ejecución donde me sale todo mal —admití—. ¿No me lo dijo usted misma? Mis fallos me obstruyen, pero...

—Señorita Brackett —me interrumpió Meyer con voz fuerte—. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué es tan propensa a los fallos?

Me miró intensamente, asustándome un poco.

—No... En realidad, no...

—Hm... Está completamente estropeada.

—¿Q-Qué? —balbuceé.

Por dura que fuera como profesora, nunca esperé que dijera algo así... o tal vez simplemente esperaba que no lo hiciera.

—Me encanta ver a mis estudiantes convertirse en editores de código fuente competentes —sacudió la cabeza con tristeza—. De verdad. Pero estoy bastante convencida de que usted no puede aspirar a eso —se levantó y comenzó a caminar de un lado hacia otro—. Los cambios en el código fuente se supone que arreglan las cosas. Se supone que nos ayudan a hacer lo que queremos cuando no tenemos otra manera de hacerlo. A hacer posible lo imposible. Pero no es el tipo de cosa que sucede solo agitando una varita. El código fuente es como intentar reparar pequeños agujeros en un barco que se hunde —bajó la cabeza—. Y, déjeme decirle, hay barcos que no vale la pena salvar —se giró hacia mí y me fulminó con la mirada—. En sus manos... el código fuente no parece solucionar nada. Se regodea en sus fallos y solo provoca más errores con sus patéticos intentos de arreglarlos. Usted... usted... —De repente, su enojo pareció enfriarse significativamente. Se sentó de nuevo y se cubrió la cara con las manos—. Solo... solo esperaba que uno de mis estudiantes pudiera arreglar este mundo algún día. Y desearía haber tenido razón con usted.

No sabía qué decir. Me alegraba que dejara de regañarme, pero... el daño estaba hecho, por así decirlo. Y ahora me sentía mal, preguntándome qué podría haber causado que se desquitara así conmigo.

—Lo siento —me dijo después de un rato—. Me he sobrepasado. Pero... el hecho es que seguiré calificando a todos mis estudiantes de manera justa. Así que más le vale que mejore.

Asentí.

—Lo intentaré.

Pareció sorprendida de que no estuviera más afectada por su arrebato. Sonrió y asintió también.

—Espero que lo haga, señorita Brackett.


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Lily pareció notar que algo andaba mal en cuanto entré por la puerta.

—¿Qué ha pasado?

—Me enteré de qué piensa Meyer realmente sobre mí —suspiré, encogiéndome de hombros—. No es nada...

—Vaya —dijo, y luego se quedó en silencio—. Supongo que ahora es un buen momento para decirte que yo también fui a su clase.

—¿Cursaste Código Fuente? —dije en voz alta.

Supongo que habría sido razonable estar un poco molesta porque no lo había mencionado hasta ahora. Pero tenía la sensación de que eso había sucedido hacía bastante tiempo, así que no me molestó.

—No era muy buena. Y solo tomé la asignatura introductoria, por los créditos. No estaba muy interesada en seguir adelante. No soy muy admin.

—¿Qué quieres decir con tipo admin? —le pregunté, frunciendo el ceño.

Lily me miró como si fuera tonta, pero, bueno... de una manera más afectuosa.

—¿No lo sabes? Tienes que aprender a buscar mejor. Los admins son básicamente eruditos del código fuente... Pero casi nadie quiere trabajar de eso.

—Porque... —entonces lo comprendí— ¿tienen que arreglar los glitches de todos?

—Exacto.

—Ni siquiera sabía que los admins eran personas normales —dije asombrada—. Pensé que... ya sabes, que se inicializaban así...

—No —dijo Lily, sacudiendo la cabeza—. La gente estudia para llegar a trabajar de eso. O para llegar a renunciar al puesto, como Meyer.

—¿Ella fue admin?

Dado lo que acababa de descubrir, supongo que no debería de haberme sorprendido tanto: una ex admin ahora enseñaba a futuros admins, pero todo estaba sucediendo muy rápido.

—Sí... Aunque hasta ahí llega lo que yo sé —Lily se rascó la cabeza—. Escuché que pasó algo mientras estaba en activo y que, poco después, renunció. Sin mencionar que dejó a su marido.

—¿Su... qué...? —expresé, más que asombrada.

Reflexioné sobre la información y de repente me sentí terrible por muchas cosas que había pensado en el pasado.

Los admins no son todopoderosos, solo son personas normales, pero tienen que resolver los problemas de todos. Y la profesora Meyer no solo tuvo que lidiar con eso, sino con algo más que la llevó a... bueno, lo que dijo Lily. Ni siquiera podía imaginarme qué.

—Si eso es cierto —empecé en voz baja—, supongo que no puedo culpar a la profesora Meyer por gritarme.

—Cuando sus estudiantes la decepcionan... He oído que le afecta mucho —dijo Lily con solemnidad—. Supongo que todavía le apasiona mucho su trabajo como admin, incluso después de haberlo dejado. Quiere que las personas que la reemplacen sean aún mejores de lo que ella fue, porque se supone que fue realmente buena. —Lily puso una mano en mi hombro—. Pero espero que no pienses mal de ella por nada de lo que dijo. Creo que en el fondo, realmente quiere ayudarte.

—¿Hay alguna razón en particular que te haga creerlo...? —pregunté. Me pregunté si Lily tenía una relación significativamente mejor con Meyer que la mía.

—Oh, eh... —se frotó el cuello—. Bueno... fue admin, y ahora es profesora. ¿No crees que eso muestra un interés en ayudar a los demás? Al menos, es lo que me gustaría creer...

—Sí... es verdad —asentí—. Hm. ¿Podrías ayudarme a creer en algo más?

—¿Hm? ¿En qué?

Sonreí.

—En que voy a sacar un 10 en el examen final.


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—¡¿Qué nota te ha puesto?!

—En la asignatura, un 4 —repetí.

Las clases habían terminado, el trimestre había acabado y me había suspendido. O al menos, no contaba como que había aprobado.

—¡Pero si te esforzaste muchísimo estudiando para el examen final!

—Sí...

—¡Mejoraste mucho! ¡Lo vi con mis propios ojos!

—Lo sé...

—¡Olvídate de lo que dije! —exclamó Lily, furiosa—. ¡Está claro que Meyer tiene algo en contra de ti, ¿no?! ¡Oh! ¡Lo que daría por...!

—Lily, da igual, no importa —intenté calmarla.

—¡No me digas que no importa, Lina! —replicó, enfurecida—. ¡Tú me importas! ¡Me importa verte tener éxito en... en lo que sea! Esto importaba, ¡y creo que tú también deberías pensar así!

—No... —negué con la cabeza—. No me refería a eso.

—Entonces, ¿qué quieres decir? —preguntó, curiosa.

—La calificación que obtuve en la asignatura... no importa. Lo que importa es todo lo demás. A pesar de mis fallos, he sido capaz de seguir adelante... —Tomé su mano—. Y ahora tengo a personas que entienden por lo que estoy pasando.

Cuando supe del código fuente por primera vez —recordé—, sonaba como una solución mágica. (NT: El texto original habla de "sourcery", lo que hemos traducido como "código fuente". En realidad, "sourcery" conlleva acceder al código fuente y modificarlo, pero no hay una palabra en español para ello. De todos modos, esta aclaración aquí es porque la palabra "sourcery" se parece mucho a "sorcery", que significa "hechicería". Por eso la protagonista dice que la primera vez que leyó sobre ello le sonó como a magia.) La solución definitiva para mis fallos... Pero fui realmente ingenua. Tal y como me dijo la profesora Meyer, solo puedes arreglar una cosa a la vez. Y mis fallos no van a desaparecer solo porque intente arreglarlos.

—Y además... no soy la única. A veces parece que estoy completamente sola enfrentando todas estas dificultades, pero no es verdad. Todo el mundo tiene problemas, de una manera u otra. Así que... todo lo que podemos hacer es... —Fui interrumpida por una notificación de correo en mi teléfono—. Ostras... Perdón. Déjame ver qué es —dije, un poco avergonzada.

Abrí el correo y mis ojos se abrieron de par en par.

"Señorita Brackett:

Le puse un 4 para ser justa con sus compañeros. Pero para ser justa del todo, no puedo dejarlo así.

Por tanto, he decidido que permitiré que se inscriba en SRC 102, si está dispuesta al reto."

—¿Qué dice? —preguntó Lily.

Solo la miré y sonreí, luego escribí mi respuesta.

"Estoy lista para lo que sea. ¿Cuándo empezamos?"

(NT: Es posible que la frase final haga referencia al título del capítulo, "Up to code", que también puede traducirse como "Lista para picar código".)

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