01/07/2024

Black♣Clover - El convite de los capitanes




¡Feliz inicio de julio!

He visto que Black Clover no está teniendo mucho éxito, pero bueno, seguiré traduciéndola porque me gusta.


-Xeniaxen



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Autor: Johnny Onda  ♣  Artista: Yūki Tabata



Traducción y revisión : Xeniaxen


♣ 2a novela: Libro de la Orden de Caballeros ♣

Capítulo 4:
El convite de los capitanes




Como colaborador cercano al Rey Mago, Marx usa su magia de memoria y comunicación con absoluta precisión. Es un hombre muy capaz. Su increíble habilidad se hace evidente por el hecho de que él es el único colaborador cercano al Rey Mago a quien le han confiado la misión de asegurarse de que cumple sus deberes como rey.

Como todos sabemos, el Rey Mago es quien está en la cima de los caballeros mágicos. Por supuesto, Marx no asume solo la mitad de sus deberes, sino que hay varias personas que lo apoyan. Sin embargo, en este momento, Marx es el único que reporta directamente al Rey Mago. Hay quienes actúan como guardias imperiales o asesores en tiempos de emergencia, pero Marx generalmente actúa como el único apoyo del Rey Mago.

En resumen, está haciendo él solo un trabajo que deberían realizar varias personas. Además, el actual Rey Mago, Julius Novachrono, desaparece siempre que encuentra la oportunidad. Nunca por nada relacionado con su trabajo, claro. Más bien, suele decir "He oído un rumor sobre una magia interesante en una ciudad cercana" y, como un niño travieso, desaparece casualmente sin dar más explicaciones. Mientras protege a ese niño travieso (de 42 años), Marx realiza con afán sus deberes diarios. Su posición es una que una persona poco capaz nunca podría soportar.

Pero ahora...

—Gracias por tomaros el tiempo en vuestras apretadas agendas para reuniros conmigo hoy aquí —murmuró Marx entre dientes mientras una gota de sudor frío cubría su noble rostro. Su comportamiento era torpe, inadecuado para el hombre capaz que es. Sintió que podría vomitar en cualquier momento. ¿Por qué hemos tenido que llegar a esto...?, pensó.

—Oye, cabeza de tazón. Déjate de formalidades y empieza ya.

El lugar de reunión era la sala de conferencias de la sede principal de los caballeros mágicos. Sobre la mesa había muchos platos de carne y verduras de aspecto delicioso, así como bebidas alcohólicas frías. También había ollas de comida repartidas uniformemente, así como...

—Cállate... Yami. Un hombre horrible como tú puede que no lo sepa, pero todo tiene un código de etiqueta —reprendió la capitana de las Rosas Azules, Charlotte Roselei.

Con su respuesta desapasionada, los demás alrededor de la mesa comenzaron a hablar uno por uno.

—¿Qué? Pero, a este paso, ¡la cerveza se calentará! La cerveza tibia es una ofensa para el maná.

—Kjekje. ¡Vosotros dos, dejad de pelearos cual parejita! ¡Marx no puede seguir si no lo dejáis hablar!

—¿¡Q-Q-Q-Q-Q-Q-Q-Q-Quién ha dicho que seamos parejita!? ¡¡Jack, no digas tonterías!!

—¿Eh? Charlotte, pues parece que se te escapa la sonrisa... ¿¡noo!?

—Niño ciervo... La próxima vez que hables, ten cuidado que no meta mis espinas en tu garganta.

Con la ausencia de Fuegoleon y Poizot, solo estaban presentes siete de los nueve capitanes. Habían sido convocados por el Rey Mago. Un aura tormentosa emanaba de ellos mientras estaban sentados rodeados de comida.

—B-Bueno pues, al menos, brindemos... —Ante una atmósfera tan explosiva, Marx se obligó a sonreír y se puso de pie—. ¡T-Todos los presentes! Hagamos que hoy sea un día de celebración y que esta fiesta sea inolvidable... ¡Salud!

Y así comenzó el convite infernal.


♣ Unas horas antes del convite infernal... ♣


—¿Una cena para capitanes...?

—Así es. Estoy pensando que deberíamos hacer que la Conferencia de Caballeros Mágicos de hoy sea así.

Marx y Julius tuvieron este intercambio ese mismo día en el almacén subterráneo de la sede de los caballeros mágicos. Habían oído que dos miembros de los Toros Negros, Luck y Magna, habían capturado una mazmorra extremadamente difícil y habían traído sus reliquias al reino. Por supuesto, no cargaron con todas esas reliquias solos. A petición suya, los caballeros mágicos del cuartel general fueron a ayudarlos. La mazmorra estaba tan llena de reliquias que tardaron medio día en traerlas todas. Las enviaron a la División de Evaluación Mágica para tasarlas y, sabiendo que todas ellas tenían un alto valor de investigación, el Rey Mago había ido a observar cómo trabajaban.

—¡Ooh! ¡Oye, oye, Marx! ¡Mira! ¡Es increíble! ¡Este cráneo negro se cae a pedazos, pero si le inyectas poder mágico, queda como nuevo! ¡Debo decir que Magna y Luck son impresionantes! ¡Vencieron a diez como este~! Quiero preguntarles cómo lo hicieron, pero quizá ya han regresado a su guarida.

Bueno... La otra razón por la que Julius había ido era para saciar su curiosidad.

—No, dijeron que tenían algunos recados que hacer en Seitan, una aldea en el Reino Abandonado, así que se fueron de inmediato... Es posible que ya se hayan ido de allí, pero ¿quiere que intente contactar con ellos?

—Hmmm... No. Deben de estar cansados después de una misión como esa. Dejémoslos descansar... Es más, ¡mira! ¡Dicen que este esqueleto tiene un espacio mágico dentro de su cuerpo! ¡Se supone que esto de aquí es el interruptor para activarlo!

—¿Ah, sí? Como era de esperar, todas las reliquias de esa mazmorra son muy avanzadas... ¡Espere, espere! —Marx casi quedó atrapado en el ritmo de Julius. Si le respondes sin pensar, ese maníaco de la magia balbucea sin parar sobre magia—. Sobre la cena... Bueno, es decir, ¿por qué cree que tenemos que organizarla?

—¿Por qué lo preguntas...? Porque todos somos camaradas de la misma Orden de los Caballeros Mágicos. No creo que necesitemos otra razón para comer y beber juntos.

—Es cierto, pero... —Eso no era lo que Marx intentaba decir—. Ciertamente, se conocen desde hace mucho tiempo y tienen sus propias conexiones personales, pero... Se me hace difícil decirlo, pero, por lo que he visto, la relación entre ellos es bastante mala. No estoy seguro de si podrán disfrutarla...

Para decirlo claramente, esta cena iba a ser una experiencia increíblemente desagradable para todos los involucrados... Es lo que intentó dar a entender, pero Julius respondió con un tono afable mientras jugueteaba con la calavera.

—Sí, la cena probablemente será tan desastrosa que preferirás estar muerto. ¡Jaja! Siempre te recordaremos, Marx.

¡Debería romperle el cráneo a este viejo chiflado! A veces, pensamientos peligrosos como este cruzaban la mente de Marx. Pero si causara tal peligro, con toda seguridad sería considerado traición nacional.

—Pero, ya sabes, es precisamente por eso que quiero organizar la cena —con esas palabras, Julius apartó la mirada del cráneo que tenía en las manos y miró a Marx—. Recibimos una declaración de guerra del Ojo de la Noche Blanca y Gueldre nos traicionó. Además, el Reino del Diamante y el de la Pica se están volviendo cada vez más agresivos. Ahora que tenemos más peligros e inquietudes, los caballeros mágicos deben actuar más como un bloque... Hemos hablado de esto varias veces, ¿no?

—Sí...

Después de que Marx asintiera dócilmente con la cabeza, Julius respiró hondo y continuó:

—Y sabes que he estado trabajando estas últimas semanas para darle forma a esa idea, ¿no?

—Sí... Revelar al traidor de los caballeros mágicos, fomentar misiones conjuntas como lo que sucedió en Kiten, así como probar el nuevo sistema de membresías de intercambio y demás, ¿verdad?

—Sí, eso es todo por lo que respecta a misiones.

Estrictamente hablando, eso es todo lo que había hecho hasta ahora como Rey Mago. Sin embargo, la verdad es que hay una cosa más que hizo sin que nadie lo supiera. Es cierto que Magna y Luck acababan de atravesar una mazmorra que nunca antes había sido explorada y habían traído varios tesoros. Sin embargo, fue Julius quien los indujo a hacerlo. Julius sabía que los Toros Negros estaban buscando una manera de arreglar los brazos de Asta, por lo que eligió una mazmorra extremadamente difícil que probablemente contenía tesoros raros. Luego usó su magia de transformación para transformarse en una anciana, le contó a Magna sobre la mazmorra en el mercado negro y le dio algunas pistas sobre cómo capturarla. Que pudieran capturarla con éxito o no era una apuesta, y al final no encontraron ninguna pista sobre cómo curar los brazos de Asta (bueno, resultó que Asta ya se los había curado en el Bosque de las Brujas). Sin embargo, como resultado, se volvieron mucho más fuertes y lograron hacerse con los tesoros de la mazmorra.

Gracias a ese logro, el número de estrellas de los Toros Negros asciende ahora a 101, lo que los sitúa en segundo lugar solo por detrás del Amanecer Dorado. El que alguna vez fue el peor escuadrón de caballeros mágicos se ha abierto camino hasta la cima en un instante. Esto agitará a los otros caballeros y los animará a trabajar aún más duro. En otras palabras, ahora más que nunca debían aprender a cooperar entre sí. Aunque indirectos, sus esfuerzos servirían como un gran trampolín para que los caballeros mágicos se unieran.

Por supuesto, ya contemplaba que no todo saldría bien a la primera. Aun así, solo un pequeño movimiento a escondidas produjo unos resultados magníficos. Para él, esto era más que suficiente.

—¿Qué pasa... señor? ¿Por qué sonríe de repente? —preguntó Marx con curiosidad.

Esto hizo que Julius se diera cuenta de que lo que estaba pensando se reflejaba en su rostro.

—¿Eh? Ah, no. ¡Jaja! ¡No es nada! ¡No he hecho nada a tus espaldas, te lo juro!

—Yo no he dicho eso...

—...

Marx lo miró fijamente durante un rato antes de suspirar derrotado.

—Bueno, está bien... Más o menos puedo imaginar lo que hizo —dijo Marx mientras inspeccionaba los montones de tesoros en la sala. Era un hombre verdaderamente capaz—. Entonces, lo que está diciendo es... ¿que esta "cena de capitanes" también es una parte esencial de su plan para unir a los caballeros mágicos?

—S-Sí. Así es —Julius se aclaró la garganta como para recordar sus pensamientos—. Yo también soy consciente de su relación actual. Aunque no se lleven mal entre ellos, ciertamente no son tan cercanos como para reír y comer juntos... Aun así, ¿no crees que es un problema que la relación entre los capitanes, que se supone que deben dar un buen ejemplo a todos los demás en sus escuadrones, se quede así para siempre?

—Estoy completamente de acuerdo con usted, pero no creo que su relación vaya a mejorar después de una cena o dos...

—Y ya casi es hora del Festival de las Estrellas, ¿sabes? Y creo que probablemente me volverán a preguntar. Lo más seguro es que lo haga el propio Rey o uno de los miembros de la realeza: "¿Se llevan bien entre ellos los capitanes?"... o algo así —Julius interceptó las palabras de Marx con una expresión de aburrimiento. Marx sabía que Julius siempre pone esa cara cuando habla de asuntos políticos—. Bueno, puedo ser evasivo si es necesario... Pero no me culpes si pasa algo. Creo que el mero hecho de celebrar una cena convite debería tener un poco de atractivo, lo que hará mejorar un poco su relación.

Hacía solo unas semanas, la realeza intentó echarle la culpa del ataque a la Capital Real a los caballeros mágicos. En ese momento, pudieron ganarse el apoyo de la gente, pero puede que no sea el caso la próxima vez. Si algo así volviera a suceder y la culpa recayera en la discordia entre los capitanes, no sabría cómo responder. Por supuesto, Julius realmente quería que profundizaran sus amistades entre ellos, y también encontraba la diplomacia política realmente aburrida. Sin embargo, hay que prestar atención a aquellos que intentan hundirte y preparar las contramedidas correspondientes.

—Señor... —mientras Julius pensaba, por alguna razón, Marx espetó con admiración—: ¡Cuánto me alegro de que haya estado pensando tanto en temas tan delicados...!

—A veces pienso en estas cosas, al igual que a veces no piensas en mí como el Rey Mago, ¿no?

A veces piensas que soy un viejo chiflado, ¿no?, pensó para sí mismo.

—Solo bromeaba... Pero lo entiendo. Si le ha dado tantas vueltas, haré todo lo que pueda para ayudarle —dijo Marx haciendo el saludo del trébol, y su rostro finalmente se iluminó con una sonrisa.

—Gracias —Julius le expresó su gratitud con una pequeña sonrisa—. Bueno, también tengo otras razones personales para hacerlo —se dijo en voz baja.

—¿Eh? Disculpe, ¿ha dicho algo? —le preguntó Marx a Julius, pero, para entonces, la sonrisa habitual de Julius ya había vuelto a su rostro.

—No es nada. Bien, entonces, odio pedirte esto, pero ¿puedo confiarte los preparativos de la cena?

—Entiendo... ¿Hay algún plato en particular que crea que debamos servir?

Estaba un poco preocupado, pero se concentró en hacer preguntas pragmáticas. La cena sería en unas horas, así que si no empezaba a prepararla de inmediato, no podría terminar a tiempo.

—Cualquier cosa estará bien, pero... ¿quizá un "hot pot"? Yami me contó que la gente de su tierra natal se reúne alrededor de un "hot pot" para fortalecer sus vínculos. (NT: "Hot Pot" es un tipo de restaurante que, al menos en España, ya es bastante conocido. Es como una "fondue" donde cocinas dentro de un caldo carne o verduras que te sirven crudas. Buscad imágenes en Google.)

—Comprendo. Entonces me encargaré de eso.

"Hot pot"... No se ven mucho en las fiestas del Reino del Trébol. Iba a ser algo difícil de cocinar, pero eso no le impediría cumplir con esa petición.

—Te lo agradezco mucho. Bueno, entonces voy a investigar un poco más estos instrumentos mágicos.

—Está bien, pero... —Marx volvió a mirar a lo ancho de la sala con una sonrisa amarga—. No se absorba tanto y llegue puntual a la fiesta. No podré con las preguntas de los capitanes yo solo.

—¡Jaja! ¡No te preocupes! —dijo con una sonrisa de oreja a oreja mientras volvía su atención hacia el cráneo.

Marx puso una sonrisa amarga más al salir del almacén.

Un convite de "hot pot" para los capitanes... El ambiente probablemente será tenso, pero habrá alcohol y, sobre todo, Julius estará allí. Supongo que todos se comportarán hasta cierto punto si están ante el Rey Mago.

Bien, siempre que se presente...


♣ Con esto, volvemos al presente, cuando se estaba produciendo el brindis inicial... ♣


¡¡¡Dónde está ese viejo chiflado...!!!!!!

Marx estaba internamente de los nervios mientras la cantidad de gotas de sudor en su rostro se multiplicaba por segundos. Para colmo, ninguno de los capitanes levantó su copa para brindar. Fue a buscar a Julius diez minutos antes de que comenzara la cena, pero, por alguna razón, ya no estaba en el almacén. En cambio, había una nota que decía "Estoy probando la funcionalidad del esqueleto en un sitio distinto. Por favor, empezad la cena sin mí".

Después de esa bomba, Marx comenzó a buscarlo frenéticamente, pero no estaba en ninguna de las salas adyacentes y ni siquiera podía sentir su maná. También había cortado todas las vías de comunicación, como de costumbre. Mientras él iba de aquí para allá como pollo sin cabeza, llegó el momento de la cena, así que informó de la desaparición de Julius y comenzó el convite. Ahora bien... tal y como esperaba, el ambiente era terrible.

—¡Cálmate, Charlotte! ¿¡Por qué estás tan enfadada!?

La cena apenas había comenzado y, aun así, Charlotte, cuyo rostro estaba rojo por alguna razón, estaba disparando sus espinas al capitán de los Ciervos Celestes, Rill Boismortier.

—C-Cierra el pico, Rill. ¡Te estoy enseñando cómo debes comportarte delante de tus superiores!

—¡QUÉ! ¡Ay! Parece que quieras matarme... ¡Oye! ¡Me has cortado con una de tus espinas!

Sentados junto a ellos estaban los capitanes de las Mantis Verdes y los Toros Negros, Jack el Destripador y Yami Sukehiro. Un aura turbulenta los rodeaba y también empezaron a pelear de repente.

—Oye, reina de las espinas, deja de asustar al niño ciervo. Mira, está temblando como un cachorro.

—¡Kjakja! ¡Pero si has empezado tú, Yami!

—¡Y un cuerno! Has sido tú, cara de cadáver, que no paras de decir cosas para irritarla. Seguro que tienes el cerebro tan muerto como la cara. Das pena.

—¿¡QUÉÉÉ!?

Sentado frente a ellos estaba el capitán del Amanecer Dorado, William Vangeance. En lugar de hacer algo para detener la pelea, simplemente estaba allí inmóvil y sonriendo como suele hacer.

—Juju. Ya veo que todos os lleváis tan bien como siempre... No obstante, el Rey Mago llega bastante tarde.

Sentado a su lado estaba el capitán de las Águilas Plateadas, Nozel Silva. No había pronunciado ni una sola palabra desde el inicio de la fiesta. Irradiaba un aura hosca de disgusto.

—Hmm...

Y finalmente, junto a Nozel estaba la capitana de los Pavos Reales Coral, Dorothy Unsworth.

—Zzz... Zzz... Zzz... Hm, ñam, ñam... Zzzz...

Cuando duerme, a menudo le sale una burbuja de mocos por la nariz. Eso significa que estaba dormida en ese momento, pero de alguna manera estaba comiendo. Hay muchas cosas en ella que son simplemente incomprensibles.

En cualquier caso, aparte de Marx, no había ni una sola persona interesada en tener la fiesta en paz. Tampoco había señales de que Julius fuera a acudir al acto que él mismo había organizado. Marx había estado intentando usar su magia de comunicación, pero todavía no había podido contactar con él.

Como pensaba... Tendré que intentar arreglarlo yo solo.

—¡Vaya! ¡¡Preparé toda la comida yo mismo, pero debo decir que, por la variedad que hay, parece realmente apetitosa!! —En un intento por cambiar el ambiente de la fiesta, Marx empezó a echar ingredientes en una olla. Mientras lo hacía, se volvió hacia Yami, quien todavía estaba discutiendo con Jack—. Me han dicho que este "hot pot" es un plato típico de su tierra natal, capitán Yami. ¿Pero cómo se come exactamente? ¡Por favor, enséñeme!

—¡Yo qué sé!

—...

Con esos tres monosílabos, Yami volvió directamente a su discusión con Jack. Sus ojos se encontraron con los de Marx por un solo instante, revelando la mirada de un asesino.

—Ah... vale. ¡Jaja, es verdad! Cada uno tiene sus gustos, ¿no? Lo siento.

Marx sintió como si su corazón estuviera a punto de romperse. Necesitaba encontrar a alguien con quien hablar para poder recuperarse. Justo ahora, su interlocutor y su sincronización fueron terribles. Tenía que dar con alguien que pareciera más abierto a la conversación...

—¡Ah, c-capitán Nozel! ¿¡Le gustan las aves de corral!?

En ese momento, Nozel, que estaba alcanzando un pato asado, desvió su mirada hacia Marx. Puede que fuera difícil hablar con él, pero tratándose de una conversación sobre su comida favorita, se abriría un poco. Al menos eso es lo que Marx pensaba...

—Kjakja, ahora que lo pienso, ¡no te había visto comer o beber nunca antes, Nozel!

—¡Oh, está comiendo! Qué conmovedor. Es como un gato salvaje que no te deja acariciarlo y finalmente accede a comerse lo que le has puesto en el plato... Siento que voy a llorar.

Fue aún peor... Jack y Yami hicieron una pausa en su pelea para burlarse de Nozel. Ambos debían haber decidido que burlarse de él era más interesante que pelear entre ellos. Sin embargo, su objetivo los ignoró y continuó comiendo con refinamiento. Marx no estaba seguro de si debía sorprenderse o si debía haberlo esperado. Después de todo, Nozel sabía muy bien cómo eran esos dos. De todos modos, a pesar de que parecía tranquilo...

—Kjakja. ¿¡Un gato!? Ahora que lo mencionas, ¡es totalmente él! ¡Un gato con mucho ego!

—Sí. Viéndolo así, hasta parece mono.

Esto hizo que los músculos de la frente de Nozel se contrajeran, y acto seguido, los dos siguieron metiendo el dedo en la llaga.

—¿Te parece mono? ¿Con esa cara de amargado? ¡Kjakja! ¡Ve al oculista!

—No, es que tiene algo mono. ¿Será la trenza? Se la hace todas las mañanas para parecer más mono.

—¡Eh...! ¡Basta ya! —explotó Rill. Infló sus mejillas y señaló la trenza de Nozel—. ¡Nozel cree que la trenza lo hace más guay! No puedo os burléis de él por eso... ¡AY! —En un abrir y cerrar de ojos, Nozel clavó una lanza de mercurio en la garganta de Rill—. Eh, espera, ¿¡qué!? ¿¡Por qué!? ¡Pero si te estaba defendiendo! ¡Yami y Jack te han dicho cosas peores!

—Silencio... No tenéis remedio.

—¿Por qué estás siendo tan irrazonable...? ¡Oye! ¡Ay! Espera, ¿¡el corte de antes de las espinas se me está haciendo más grande!?

Marx apartó silenciosamente la mirada del caos que se estaba produciendo ante él. Ciertamente Nozel no estaba siendo razonable, pero, se mire por donde se mire, Rill estaba sufriendo las consecuencias de lo que había dicho. Que se ocupen ellos mismos de sus problemas, pensó.

—O-Oye... Yami. —Después de que Marx tomara su cruel decisión, Charlotte, que estaba sentada a su lado, dividió silenciosamente el contenido de la olla en platos pequeños mientras un leve sonrojo coloreaba sus mejillas—. Mientras me preparaba el mío, he pensado que podía prepararte un plato para ti... A-Aquí tienes, cómetelo rápido que se enfría —dijo mientras colocaba un plato pequeño en frente de Yami.

Ahora que lo pensaba... desde que Marx le había dicho que la reunión de hoy sería una cena, ella había estado un poco extraña. Parecía haber tenido que reunir coraje cuando se sentó junto a Yami, y parecía muy nerviosa cuando lo hizo. Incluso después de que el convite diera comienzo, había estado actuando como si tratara de buscar el momento adecuado para algo.

¿Será que quería cuidar de Yami? Marx no estaba seguro de cuáles eran sus intenciones, pero si eso era lo que intentaba hacer, entonces le estaba infinitamente agradecido. Si podía mantener a Yami bajo control, entonces Jack también debería calmarse un poco. Eso frenaría a los dos mayores alborotadores.

Justo cuando Marx se estaba haciendo ilusiones, Yami y Jack se miraron el uno al otro.

—Oye... Yami. Como te has puesto ñoño, parece que Charlotte se ha trastocado... ¿¡Qué porras!? ¿¡Qué le pasa a esta mujer tan incomprensible ahora de repente!? ¡Está diciendo cosas raras!

—¡No sé! O-Oye, Charlotte... ¿Qué quieres de mí? ¿Q-Quieres envenenarme?

—¡¡I-Imbéciles!! ¡¡Estaba tratando de hacerte un favor!!

—¡¡Uaaaaaau, qué pinta tan deliciosa!! ¡¡Y-Yami, si no se lo va a comer, démelo a mí...!! —justo cuando Charlotte estaba a punto de volver a invocar sus espinas, Marx se abrió paso en la conversación.

—¡S-Sí! ¡Por favor, quédatelo, Marx! ¡No quiero tener nada que ver con este idiota!

Por un momento, la cara de Charlotte era como la de un demonio, pero luego respondió con un puchero mientras empujaba el plato hacia Marx.

Realmente no entiendo lo que acaba de pasar... pero, por ahora, he evitado el peligro, pensó.

—¡Ah, ya sé! ¡Capitán Yami! Tuvo a Yuno en su equipo hace unos días para la membresía de intercambio, ¿no? ¿¡Qué tal estuvo!?

Aunque acababa de evitar una crisis, era solo cuestión de tiempo que volvieran a provocarse mutuamente, por lo que decidió cambiar el tema de conversación.

—¡Ah, es verdad! ¡Me acabo de acordar! Oye, máscara rara, ¡te quería hablar de eso!

Marx no estaba seguro de si había elegido el tema de conversación perfecto o de si simplemente fue en el momento adecuado, pero Yami dejó de discutir con Jack y se volvió hacia Vangeance.

—Dame a Yuno, ¿vale? No como intercambio. Me lo quedo gratis.

Bueno... He hecho que conversaran, pero ahora más que eso, parece un chantaje, pensó Marx.

—Jaja... He oído alguna anécdota sobre cuando estuvo contigo, pero ¿tanto te interesa Yuno? —Vangeance respondió con una sonrisa mientras hacía girar suavemente el contenido de su copa. Hasta donde Marx sabía, Vangeance era el único que podía comportarse con tanta elegancia mientras Yami lo presionaba.

—Sí, podría sacarle muy buen provecho. Cocina y limpia que te cagas, y le puedo encargar que me compre alcohol y cigarrillos.

—Me lo contó el propio Yuno. Cuando Sandler lo escuchó, se enfadó mucho y le dijo: "Puede que seas un simple plebeyo, pero nosotros nunca obligaríamos a un miembro de nuestro escuadrón a hacer algo así...". Nunca antes lo había visto arrugar tanto la cara.

—Bueno, obviamente, también creo que la magia de Yuno es la leche. El espíritu del viento que tiene está chetado. Él solo ya es muy fuerte, pero con la magia espiritual, supera a la gran mayoría.

Se dice que hay un espíritu de cada uno de los cuatro atributos principales: tierra, fuego, viento y agua. Usan magia extraordinariamente poderosa que solo pueden ejercer aquellos que han recibido la bendición del espíritu: la llaman magia espiritual. Yuno ha sido bendecido por el espíritu del viento, Sylph. Y ella ya ha hecho contribuciones significativas en muchas de sus misiones.

—Es el puto amo. ¡Me secó la ropa en un segundo!

La habilidad de un espíritu no está pensada para las tareas del hogar.

—¿Me entiendes o no? Transfiéremelo.

Y no es algo que se pueda conseguir tan fácilmente.

—Juju. No. Ni siquiera me estás ofreciendo a nadie a cambio, ¿o cómo?

—¿Eh? ¿Qué? ¿Te lo pensarás si te cambio a alguien por él? ¿Hay alguien en mi equipo que quieras?

—Mmmm... Déjame pensar —detrás de su máscara, un brillo travieso brillaba en sus ojos—. ¿Qué tal... Asta?

—...

Todos en la mesa se detuvieron en estado de shock. Eso tenía que ser una broma, de esas que se suelen hacer en una fiesta entre amigos, pensaron. Seguramente ninguno de los dos hablaba en serio. De todos modos, aunque estuvieran bromeando, mencionó el nombre de Asta en una conversación sobre intercambiar el mejor diamante en bruto del Amanecer Dorado... Esencialmente estaba diciendo que el valor de Asta era equivalente al de Yuno. Ese plebeyo que ni siquiera tiene magia. Todo el mundo sabe que Asta es un excelente caballero mágico. Su nombre ha aparecido con frecuencia en los informes más recientes, y algunos de los capitanes incluso han luchado junto a él. Sin embargo, no tener ningún poder mágico es una desventaja demasiado grave para los caballeros mágicos. Por tanto, todos se sorprendieron al escuchar a Vangeance mencionar su nombre. Marx se preguntó si podía sentir algún tipo de potencial en Asta.

—¿Eh? Es broma, ¿no? ¿Te lo quieres quedar? Es todo tuyo. Se rompió los brazos, aunque ayer ya parecía estar curado del todo, así que haz con él lo que quieras —Yami no parecía desconcertado y continuó hablando en su forma habitual—. Bueno, pero... —En el siguiente instante, su boca se convirtió en una sonrisa provocativa cuando dijo—: No creo que puedas lidiar con él.

—¿Por qué...?

Por un breve momento, los dos se quedaron inmóviles, estudiándose el uno al otro sin decir palabra.

El ambiente que los rodeaba no era desagradable, pero sí un tanto peculiar, como si ambos intentaran medir algo específico en el otro. Justo cuando Marx se disponía a intervenir en la conversación...

—Juju. Dejemos la broma ahí... No te daré a Yuno. Todo el mundo espera grandes cosas de él este año.

—Ehhh~ Jopé. Eres un tacaño con una máscara de colores rara.

—Oh, juju... ¿Hm? ¿Eso es un insulto? ¿No era mi apodo?

Con eso, comenzaron a beber nuevamente, sonriendo mientras continuaban conversando entre ellos. A diferencia de antes, cuando parecían estar lanzándose acertijos el uno al otro, no había ningún malestar entre ellos, solo placer genuino del momento.

Si esto continuaba, los otros capitanes probablemente se involucrarían y entonces todos disfrutarían de ser parte de una conversación normal. A Marx le empezó a invadir una oleada de alivio, pero entonces...

—Tch. Bueno, bueno. Mi mocoso tiene más agallas que Yuno, de todos modos~

Oh, no. Con esa única frase que Yami soltó casualmente, la sonrisa de Vangeance se endureció un poco.

—Supongo... Bueno, creo que Yuno también tiene muchas agallas. Nunca los he comparado, así que no puedo decirlo con certeza, pero no creo que Asta le haga sombra a Yuno en ese sentido.

Con esas palabras, esta vez, fue Yami que se tensó un poco.

—No... Para nada. Ese Asta odia tanto perder que preferiría morir, así que apuesto a que ganaría. Aunque tampoco lo puedo asegurar.

—Yuno también odia perder... Él mismo me dijo que, durante el ataque a la capital, la razón por la que pudo capturar a un miembro del Ojo de la Noche Blanca es por la rabia que le producía perder.

—No, no, si vas a sacar eso, Asta se cargó a un porrón de zombis durante ese ataque.

—Así es, pero Yuno derrotó a un miembro de los más fuertes. Gracias a él, pudimos obtener información vital sobre el Ojo de la Noche Blanca, ¿no crees?

—¡La única razón por la que pudimos obtener información es porque Asta usó su espada para romper su hechizo de protección!

—Espera, ¿qué? Jaja... No discutan, por favor —Marx intentó detenerlos, pero su voz no les llegó y los dos continuaron su disputa.

Probablemente ninguno de los dos tenía la intención de que eso sucediera. Sin embargo, digan lo que digan, está claro que ambos adoran a los miembros de su escuadrón. Los dos se entusiasmaron más y más hasta que sus almas prácticamente gritaban "¡Mi hijo es mejor que el tuyo!". Ninguno de los dos había bebido mucho alcohol aún, pero quizás eso tuvo algo que ver.

Y luego, finalmente...

—Entonces... Tendremos que hacerlo. —Yami habló con una mirada penetrante y una voz tan grave que podría matar—. ¿Los convocamos aquí mismo, ahora mismo, y hacemos que luchen hasta que uno de los dos caiga...?

—Hmmm... Supongo que está bien.

—¡¡NOOOOOOOOOOOOOO ESTÁ NADA BIEN!! —Marx finalmente decidió que era hora de intervenir, pero ya no estaba en su campo de visión. Estaba acostumbrado a que Yami fuera así, pero era raro ver a Vangeance con la misma mirada. Incluso podría ser la primera vez que lo veía así.

Sí que aprecian a los miembros de su escuadrón..., pensó Marx.

—¡P-Por favor, esperen! ¿¡Hacer que vengan para pelear no es... muy repentino!? Además, los dos son del mismo pueblo, ¿no? ¡¡Enfrentarlos entre sí es demasiado cruel!!

—En realidad, ellos cuentan que pelear entre sí es la forma en que han perfeccionado sus habilidades de combate desde que eran niños. Solo queremos que lo hagan una vez más, así que no creo que encuentren nuestra invitación nada irrazonable —Vangeance estaba sorprendentemente tranquilo cuando dijo esto, lo que sugería que, para empezar, nunca se había dejado llevar por sus emociones. Él simplemente era así de malvado. Las personas que son tranquilas y lógicas, cuando están enfadadas, son las más aterradoras.

—Bueno, puede que sea así, pero... ¿¡Tiene que ser ahora!? ¿¡Qué pasa con la cena!?

—¿¡Quieres callarte ya!? ¡Podemos comer y beber mientras pelean!

—¿¡Qué!? ¡Eso suena exactamente como lo que haría un rico maquiavélico para divertirse! ¡Se van a traumatizar!

¡Ver a dos personas que crecieron juntas como hermanos luchar hasta la muerte contra su voluntad! ¡Solo un demonio haría algo así y sonreiría por ello! A ese hombre lo llamaban el Dios de la Destrucción por algo. Ahora que lo pensaba, si esos dos estaban dispuestos a cosas como esta, entonces, seguramente...

—¡Kjakja! ¡Oye, Yami! ¿Estás haciendo planes para disfrutar de un espectáculo tan interesante sin mí? —Tal y como predijo Marx, Jack se unió a la conversación— .Déjame participar. Luego cortaré al que gane.

—¿¡Eeeh!? ¿¡Jack también va a pelear!? —Fue como si hubiera comenzado una reacción en cadena. Esta vez, fue Rill quien respondió, mirando de reojo a Charlotte y Nozel mientras hablaba—. Ajaja... Entonces, yo también quiero. ¡N-No es que me sienta realmente incómodo con ciertas personas y esté tratando de alejarme lo más posible de ellas o algo así!

—No sé de qué tienes tanto miedo... ni me importa. Yo también pelearé.

—¿¡Quéééééé!?

Charlotte declaró en voz baja su intención de participar, sin preocuparse por Rill, quien abrió los ojos como platos por la sorpresa. La expresión de Marx reflejaba la de Rill mientras farfullaba:

—P-Pero... ¿¡Por qué usted también, capitana Charlotte!?

—Por lo general, no me importa lo que hagan los hombres... Sin embargo, pronto llegará el Festival de las Estrellas, un evento de gran importancia. Estos tontos necesitan que alguien los vigile para que no hagan nada estúpido —por alguna razón, seguía mirando a escondidas a Yami mientras hablaba—. Es peligroso dejar a Yami sin supervisión...

Por segunda vez esa noche, Yami y Jack intercambiaron miradas después de observar su comportamiento.

—Oye, Jack. ¿Qué crees que le pasa hoy? ¿Que es peligroso dejarme sin supervisión, dice...? Quiere seguirme y... ¿¡atacarme por detrás con sus espinas!?

—¡C-Cállate, Yami! ¡Haz memoria! ¡Seguro que has hecho algo para enfadarla! ¡Habrás profanado su honor o algo así!

—¡¡T-Te voy a... matar!!

—¡No! ¡Por favor!

—¡C-Capitana Dorothy, capitán Nozel! Ustedes sí que creen que es un desastre hacer que Asta y Yuno peleen, ¿no? —gritó Marx desesperadamente mientras protegía a Yami con su cuerpo, con los brazos extendidos. No tenía ninguna fe en que ninguno de esos dos uniera fuerzas con él, pero eran los únicos dos que aún no habían entrado en la conversación. Eran sus últimas dos bazas, por lo que no tuvo más remedio que apostar en ellos la última de sus fugaces esperanzas.

Pero... Pensándolo bien, ninguno de los dos ha disfrutado la fiesta en absoluto, aunque tampoco han hecho nada para arruinarla. Aun así, eso en sí mismo puede ser una prueba de que se sienten como en casa en esta cena, lo que significa que podrían estar dispuestos a ayudarme a disuadir a los otros capitanes.

Con tales esperanzas en su corazón, Marx esperó a que cualquiera de los dos respondiera. Sin embargo...

—...

—Zzz... Zzz... Zzzz, zzz-zz-zz... Zzz... Zzz...

Eso no había sido nada bueno. Los ojos de Nozel transmitieron el mensaje: "Me importa un cuerno. Si me molestas, te partiré la columna por la mitad". Y la única respuesta de Dorothy fueron sus ronquidos.

Ya sabía yo... Tendré que hacer algo al respecto yo mismo, pensó Marx.

—¡P-Por favor, cálmense todos! ¡Por ahora, volvamos a sentarnos! Esta cena es un banquete formal organizado por el Rey Mago, ¿de acuerdo? ¡No pueden ignorar eso! —No quería hacer eso, pero decidió que necesitaba tomar prestada parte de la autoridad del Rey Mago, así que lo mencionó. Aun así, no estaba seguro de si eso sería suficiente para tranquilizarlos...— O... ¿Cómo lo digo? Independientemente del hecho de que esta fiesta la haya organizado el Rey Mago, por favor, no se vayan de la mesa. —Quizás Marx estaba contando la verdad demasiado pronto. Quizás este banquete solo era una maniobra política—. El Rey Mago convocó esta cena para que profundicen en sus amistades los unos con los otros. —Como mínimo, quería que supieran ese hecho—. La verdad es que sí, es una manera torpe de hacerlo. Incluso creo que es inútil. De hecho, creo que es realmente irresponsable por parte de ese maníaco de la magia haberlo organizado y ni siquiera presentarse. ¡Creo que, al menos esta vez, se merece una buena colleja!

—¿Q-Qué? Marx, ¿estás tratando de respaldarlo? ¿O solo quieres insultarlo?

La voz de Rill estaba llena de preocupación, lo que hizo que Marx volviera a sus sentidos. Casi dejó que las frustraciones diarias que había acumulado salieran de él.

—D-De todos modos, es innegable que había ideado este convite teniendo en cuenta su relación... Entonces, no quiero que peleen en algo que él pensó para confraternizarlos.

—...

Ante el llamamiento desesperado de Marx, todo el banquete quedó en silencio.

La cena se había desviado mucho de lo que pretendía el Rey Mago... En este punto, incluso si el Rey Mago hubiera estado presente, sería imposible arreglarla. Sin embargo, esta era la única manera que se le ocurrió a Marx de evitar que la fiesta se desmoronara. Tal como temía, lograr que el grupo se llevara bien era imposible...

—Qué absurdez... —replicó Nozel mientras se levantaba lentamente de su silla. Su respuesta se sintió como un ataque a un enemigo ya derrotado. Dicho esto, se dirigió hacia la salida.

—Ah... ¡Espere! ¡Capitán Nozel! ¿¡Adónde va!?

Nozel se detuvo y giró la cabeza por encima del hombro, mirando a Marx con ojos espantosamente fríos.

—Me voy a casa. Su objetivo era profundizar nuestras amistades entre nosotros, ¿no? Pero con el convite arruinado como está, eso no sucederá. Por tanto, no tiene sentido quedarse aquí.

—...

Estaba en lo cierto.

—Es más... ¿No estás de acuerdo en que esto era imposible desde el principio? ¿Yo? ¿Llevarme bien con un plebeyo, un extranjero y una noble de una familia en declive? —Su mirada fría pasó de persona a persona antes de encontrarse con la mirada de Marx una vez más—. Es cierto que la cooperación entre los distintos escuadrones de los caballeros mágicos será esencial mientras que la guerra continúe intensificándose. Pero cooperación y confraternidad no son sinónimos. Más bien, las relaciones a medias dan origen al descuido, y el descuido perturba la cooperación. En lugar de perder el tiempo en congregaciones absurdas, sería más valioso entrenar juntos.

—¿¡Absurdas, dices...!? —Pero no pudo refutarlo. Aunque Marx sintió que Nozel había llevado las cosas demasiado lejos, nada de lo que dijo era incorrecto. Aun así, ¡el Rey Mago...!

—¿No es discutir este tipo de cosas una de las razones por las que ese tipo organizó la cena...?

—¡...!

Quien dijo lo mismo que Marx querría haber dicho fue Yami. Sus ojos y su tono eran tan extraordinariamente inexpresivos como de costumbre.

—Además, tienes razón cuando dices que una amistad a medias solo conduce a errores por descuido, pero si no empezamos a hacerlo a medias, nunca se convertirá en una amistad al completo. Eso es lo que fortalece la colaboración... No es que quiera entrometerme en tu linaje. A mí tampoco me agrada la idea de ser amigos.

—Cierra la boca... extranjero. Fue por tu ridícula propuesta que este convite se ha ido al garete.

—Ah, ¿todo es porque íbamos a hacer que Yuno y Asta se pelearan? ¡Si pensé que justamente animaría un poco la fiesta! Pero supongo que realmente no deberíamos. Lo siento.

Yami miró a Vangeance, quien se disculpó con una sonrisa irónica.

—Sí. Juju. Supongo que eso no nos acercaría exactamente, ¿no? Tal como dijiste, pensé que sería bueno que pelearan un poco y luego comieran algo de aquí, pero... Ciertamente, fue una propuesta imprudente. Nos dejamos llevar y pido disculpas por eso.

—¿Eh...? —los ojos de Marx se abrieron en estado de shock. ¿A esos dos se les ocurrió esa idea para animar el convite? Al hacer todas esas objeciones y tratar de mantenerlos a todos aquí en contra de su voluntad, ¿terminé arruinándolo yo y haciendo que la situación fuera incómoda para todos...?

—De todos modos, siéntate de nuevo, míster orgullo. No estoy diciendo que tengas que llevarte bien con todos, pero ¿no puedes al menos esperar a que llegue el Rey Mago? Puedes decirle lo que nos has dicho y luego irte, ¿sabes?

—...

Justo cuando Nozel abrió la boca para responder a las palabras de Yami, escucharon un sonido distorsionado.

—Oh... Al fin puedo comunicarme contigo.

Cuando miró hacia la dirección del sonido, Marx vio el rostro del Rey Mago proyectado a través de su magia de comunicación.

—¡E-El Rey Mago! ¡¡SEÑOR...!! ¿¡¡Dónde ha estado holgazaneando todo este tiempo!!? —gritó Marx, a punto de llorar. Sabía que era solo una proyección de Julius, pero estaba a punto de arrojarse sobre él.

—Jaja. Perdón, perdón. Me quedé demasiado absorto analizando estos gólems de aquí.

—¡Y un cuerno! ¡Todos lo están esperando! ¿¡Dónde está!?

En respuesta a los gritos desesperados de Marx, Julius pareció un poco preocupado.

—Estoy en la mazmorra... Donde capturamos a esos miembros del Ojo de la Noche Blanca. Hice una barrera y luego reconstruí algunos de los viejos gólems.

Ya veo... Esa cámara es un punto ciego. Sin duda es muy grande y resistente. Probablemente esa barrera sea la razón por la que no pude localizarlo antes, pensó Marx para sí mismo.

—Es solo que, esto... ¿Recuerdas que te dije de que había un espacio mágico dentro del cuerpo de ese gólem? Me preguntaba cómo era ese espacio y, mientras lo miraba, accidentalmente entré... —Mientras hablaba, la voz de Julius sonaba cada vez más avergonzada—. He usado todo mi poder mágico... así que ahora no puedo salir... Estoy atrapado dentro.

—...

En ese momento, Marx no sintió ira, ni tristeza, ni lástima. Todo lo que sintió fue "vacío".

—Por eso, esto... Me resulta difícil decirlo, pero... —Julius miró a todos en la sala antes de rascarse la cabeza nuevamente—. ¿Podéis... venir... a salvarme?


♣ ♣ ♣ ♣ ♣


—¡Kjakja! Entonces, seguramente... Los gólems están al otro lado de la entrada, ¿verdad?

—Eso es lo que dijo... Ah, pero, obviamente, tendremos que atravesarla. Hay una enorme cantidad de poder mágico saliendo de ahí.

Los capitanes habían llegado a la entrada de la mazmorra. Mientras Jack y Yami hablaban, los otros capitanes permanecieron inmóviles. Julius estaba detrás de esa entrada. Todos ellos se prepararon para la batalla mientras se acercaban a la mazmorra sin decir una palabra, cada uno de ellos con sentimientos que no podían expresarse.

—¡Porras! ¡Ni siquiera me voy a molestar en recordarle que es el Rey Mago! Aun así, ¡no olvide que es un hombre de 42 años! ¡Se está haciendo mayor! Debería cuidar mejor de sí mismo...

—Sí, sí, SÍ, SÍ...

En realidad, Marx había estado sermoneando a Julius a través de su magia de comunicación durante todo el viaje a la mazmorra... así que él no estuvo tan callado, después de todo.

—Oye, Julius. La barrera encierra a las personas dentro, pero desde fuera se puede entrar, ¿verdad?

—¿Eh? S-Sí. Así es. Solo yo puedo desactivarla.

—Vale...

En otras palabras, una vez que pongamos un pie dentro de la barrera, tendremos que derrotar a los gólems y liberar a Julius, o de lo contrario no podremos salir... Bueno, si las cosas se ponen difíciles, siempre podría usar mi Corte Dimensional para atravesar la barrera, pero eso sería una mala idea. Si no logro derrotarlos a todos con ese ataque y uno de esos gólems termina escapando, seguro que todos se enfadarán conmigo.

Mientras Yami pensaba, Nozel preguntó en su habitual tono gélido:

—¿Conocemos el número de nuestros enemigos y cuáles son sus habilidades?

—Hay diez gólems. Lo que he podido confirmar sobre sus habilidades hasta ahora es que se inmunizan y pueden copiar las habilidades de otros usuarios de magia. Cuando los atacas con magia, pueden analizarla, se hacen inmunes a ese ataque y adquieren la capacidad de replicarlo. Con que un ataque les golpee una sola vez es suficiente para que lo usen como si fuera suyo. Por cierto, no importa cuán magullados estén, eso parece no tener ningún efecto en el espacio mágico dentro de ellos, así que podéis atacarlos sin preocuparos por mí. —Julius respondió sin prisa pero sin pausa. Todos no pudieron evitar preguntarse cómo había quedado atrapado a pesar de saber tanto sobre esos gólems—. Además, esto podría ser lo más problemático sobre ellos, pero...

Sonaba como si Julius estuviera a punto de decir algo de vital importancia, pero...

—¿¡Eh...!? ¡Espere! ¿¡Señor!? ¿¡Qué ha pasado!?

Su transmisión se interrumpió de repente. Marx intentó restablecer repetidamente el contacto, pero fue en vano. Por mucho que lo intentó, no hubo respuesta.

—Vaya... ¿Qué, lo has perdido? Pues qué mal. Normalmente, cuando pasa esto, el tipo con el que estabas hablando muere en circunstancias extrañas.

—¡N-No diga eso! ¡Seguro que la conexión se volvió inestable como antes y...! —Marx respondió bruscamente al chiste de Yami con el rostro pálido.

—También es posible que se le haya acabado por completo el poder mágico... Es un escenario que preferiría no contemplar, pero permanecer en ese espacio mágico por mucho tiempo puede dejar algún tipo de efecto negativo en el cuerpo humano... De todos modos, deberíamos salvarlo lo antes posible —contempló Vangeance, que estaba detrás de Marx, en voz alta. Mientras hablaba, Vangeance sacó el grimorio de su estuche—. De todos modos, todavía hay mucho que no sabemos sobre el enemigo. Ninguno de nosotros sabe con certeza qué está pasando ahí dentro, por lo que no podemos trazar una estrategia clara. No bajéis la guardia.

—Hmmf... ¿Qué crees, que puedes liderarnos solo porque eres el capitán del Amanecer Dorado? —replicó Nozel sarcásticamente mientras sacaba su propio grimorio—. Básicamente, debemos destruirlos antes de que se hagan inmunes. Atacarlos con un objeto como lo hicimos con Poizot debería ser suficiente... Puedo hacerlo yo solo, así que ¿por qué no regresáis y continuáis cenando?

—¿¡Q-Qué estás diciendo, Nozel!? ¡El Rey Mago nos lo ha pedido a todos, así que debemos ir todos! —respondió Rill con desesperación en su voz.

—Rill... ¿Quieres salvar al Rey Mago o es que no quieres volver a la cena? —Charlotte habló después de él con un suspiro.

—¡P-Por supuesto que quiero salvar al Rey Mago! T-También... no quiero acabar apuñalado.

Su intercambio de palabras pudo haber sonado como si estuvieran bromeando, pero ambos sostenían sus grimorios, en una postura sin aberturas mientras miraban hacia la entrada de la mazmorra. Todos estaban listos para la batalla.

—Zzzz... Zzzz... Zzzz... Zzzz...

Excepto por Dorothy... Lo único que se podía oír de ella eran sus ronquidos. Llegó hasta allí dormida y abrió su grimorio dormida también. Como nadie la entiende, Yami simplemente la consideró una anomalía y dijo:

—Bien. ¿Estáis preparados? —preguntó Yami mientras desenvainaba su espada. Después de confirmar que todos asentían con la cabeza (excepto Dorothy), puso su mano en el pomo de la puerta—. Entonces, recordad, no bajéis la guardia —anunció distraídamente mientras abría las puertas de plomo.

En realidad, aquello los pilló a todos un poco desprevenidos...

Por muy fuerte que fuera el enemigo, eran siete capitanes de los caballeros mágicos. No iban a perder de ninguna manera. Ninguno de ellos estaba flagrantemente desprevenido. Sin embargo, llegaron con la suposición de que "no iban a perder", lo que generó falta de atención.

Si no fuera por eso... entonces, seguramente, no estarían en este lío.

[Señal de poder mágico confirmada.]

Una voz estridente chilló en el momento en que todos saltaron a la mazmorra. Eran los gólems, esqueletos de tono negro. Tal como había dicho Julius, eran diez. Estaban dispersados por toda la sala, pero una vez que los capitanes se reflejaron en sus ojos plateados, se lanzaron hacia los intrusos a la velocidad del rayo.

—¡Uuuuh, estos tipos son mucho más espeluznantes de lo que pensaba! ¡Yo no quiero tener nada que ver con ellos! ¡Gente, todos vuestros!

—¡Kjakja! ¡¡Yo tampoco quiero tener nada que ver con tus impresiones femeninas!!

Mientras Yami bromeaba, corrió directamente hacia uno de los gólems. Jack saltó detrás de él.

—Magia de Oscuridad: Manto de Oscuridad – Corte Avidya.

Yami comenzó blandiendo su espada directamente hacia el enemigo. Una afilada hoja negra se extendió desde su espada y golpeó el esqueleto con una fuerza terrible. La hoja cortó el esqueleto en dos, pero aun así, el cráneo siguió vibrando.

[A-A-A-A-A-A-A-A--Ataque mágico recibido. Grabando en m-m--emoria.]

—Magia de Corte: ¡¡Guadaña de la Muerte!!

El ataque aéreo de Jack partió en dos el cráneo y el resto del cuerpo del gólem que todavía estaba adherido al esqueleto. Sin embargo, no terminaron ahí. Ambos atacaron por segunda vez y luego por tercera vez. Continuaron su lluvia de cortes hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, el cuerpo del esqueleto quedó completamente diseccionado.

—Kjakja. Ya veo. Después de cortarlo con magia, puede copiarla... Pero si lo cortamos tanto, no le da tiempo a reaccionar. —Jack analizó la situación mientras aterrizaba. Tal y como dijo, el esqueleto, cruelmente hecho trizas, se movió un poco con un crujido antes de dejar de moverse por completo.

—¿Vamos a por el resto~? —Rill preparó su pincel y paleta mientras apuntaba a los esqueletos.

Su magia, una pintura de colores vivos, bailaba alrededor de su paleta, acumulándose constantemente alrededor del pincel. Creó un torrente de color, tan espeso y largo como una serpiente.

—Magia de Pintura: Primavera Restrictiva.

Agitando su pincel como una varita, disparó un torrente de magia a otro esqueleto, envolviendo su cuerpo en un instante. Luego, la magia se convirtió lentamente en piedra, encerrando el cuerpo del esqueleto en su interior y hundiéndolo en el suelo. Lo que estaba representado en el lienzo del suelo era una pintura única de un manantial.

[A-A-A-A-Ataque mágico recibido-do-do-do. Grabando en me-memoria...]

Al estar atrapado en el centro de la pintura, quedó completamente inmovilizado. Al poco tiempo, todo quedó en completo silencio.

—Ujujuju~ Parece que restringir completamente sus movimientos antes de que copien tu magia también es efectivo~ —dijo Rill con alegría.

—Como dije... Esto es como aquella vez con Poizot. No dejéis las cosas a medio terminar —Charlotte reprendió a Rill mientras pasaba junto a él, levantando lentamente su mano hacia el esqueleto—. Magia de Creación de Espinas: Látigo Mortal de Espinas.

Mientras lanzaba su hechizo, lanzó innumerables espinas como si fueran balas. Centenares de espinas afiladas perforaron el cuerpo del esqueleto que, junto con la pintura, se hicieron añicos.

—¿Qué habrías hecho si se hubiera liberado de la restricción? Si vas a pelear, hazlo bien.

—Está bien. Pero restringirlos es una forma más segura de derribarlos.

—Já...

Mientras discutían de un lado a otro de la cámara, los dos pasaron a su siguiente objetivo.

Y luego, finalmente, en la parte de atrás...

—Magia de Mercurio: Espadas Plateadas.

Nozel disparó espadas de mercurio desde la retaguardia para apoyar a los cuatro que iban delante. Atravesaron los esqueletos, deteniéndolos en su lugar y creando un espacio que permitió a Jack o Yami cortarlos, a Charlotte atravesarlos o a Rill hacerlos parte de sus pinturas. Gracias a su lluvia de ataques, lograron reducir a la mitad de sus enemigos.

—¡Asombroso! —exclamó Marx, observando la situación desde atrás.

Pese a que sabían poco sobre el enemigo, no flaquearon. Instantáneamente identificaron la debilidad del enemigo, establecieron una estrategia basada en ella y cada uno cumplió su papel con facilidad. Fue una actuación brillante, un ataque supresor que demostraba la experiencia que habían adquirido en innumerables batallas. No hubo ni un poco de incomodidad o tensión en su trabajo en equipo. Cada uno de ellos entendió cómo querían moverse los demás, leyendo dos, e incluso tres movimientos por delante. Había una sensación de unidad que Marx podía sentir mientras luchaban.

Como esperaba, no hay nada que pueda detener a estos siete, y eso que una de ellos está dormida...

Mientras Marx los observaba aliviado, Vangeance, que lo había estado siguiendo todo desde la retaguardia, gritó:

—¡Tres gólems a las 12 en punto están amplificando su poder mágico! ¡No sabemos qué podrían hacer, así que acabad con ellos rápidamente!

Sin embargo, antes de que alguien pudiera reaccionar a sus instrucciones...

[Iniciando sincronización entre todos los dispositivos.]

Cuando uno de los gólems dijo esto, los ojos de todos los gólems derrotados comenzaron a brillar en rojo. Los ojos de los gólems que aún estaban vivos comenzaron a brillar del mismo color también. Todo esto sucedió en un instante. Realmente fue solo un instante, pero...

[Sincronización completa... Devolviendo el dolor.]

Los cinco gólems restantes lanzaron su magia todos a la vez.

[Magia de Oscuridad: Manto de Oscuridad – Corte Avidya]

[Magia de Corte: Guadaña de la Muerte]

[Magia de Pintura: Primavera Restrictiva]

[Magia de Creación de Espinas: Látigo Mortal de Espinas]

[Magia de Mercurio: Espadas Plateadas]

Los gólems les devolvieron toda la magia de los capitanes.

—En serio... ¿¡Qué!? —Yami murmuró en estado de shock mientras esquivaba los ataques de los gólems. Los gólems que aún no habían atacado estaban usando su magia, lo que significaba que...— E-Estos tipos, ¿¡no tienen miedo de infringir los derechos de autor!?

—Kjakja. No es momento para bromas... No sé cómo, pero parece que cada gólem puede usar cualquier ataque que hayamos usado contra cualquiera de los otros como si lo hubiera recibido él mismo —dijo Jack cuando aterrizó cerca de Yami después de esquivar los ataques de los gólems.

—Por tanto, eso significa que todos los hechizos que acabamos de usar ya no son efectivos contra ninguno de ellos... ¿verdad?

Y sea lo que sea lo que les lancemos a partir de ahora, si se "sincronizan" nuevamente, se volverán aún más poderosos..., pensó Yami.

Todos entendieron esto por el ataque anterior y pasaron a luchar a la defensiva. Por supuesto, aún no habían perdido todas sus opciones. Podían golpear a los gólems con un ataque de amplio alcance como la "Lluvia Plateada" de Nozel y el "Gran Árbol Misteltein" de Vangeance, y luego usar objetos para atacar a los gólems que quedaran. Sin embargo, si hacían eso, destruirían algo más que la sala en la que se encontraban: destruirían la barrera y más allá. A diferencia de cuando destruyeron parcialmente la zona cuando capturaron a Poizot, existía el riesgo de que hicieran que la mazmorra colapsara por completo.

La forma más segura de derrotar a los enemigos era capturarlos con magia de restricción y luego destruirlos a todos a la vez, pero todos sus hechizos de restricción ya no eran efectivos.

A no ser...

—¡Chicos...! ¡Con uno me basta! ¡Derroten a un gólem y tráiganme el cráneo! —Marx gritó al grupo cuando se dio cuenta.

—¿Qué te pasa de repente? Si quieres una calavera, allí hay un gólem que ya vencimos...

—¡No, lo necesito intacto! ¡Si está tan dañada, no creo que funcione!

—¿Que funcione el qué...? —dijo Yami frunciendo el ceño. Cuando vio la expresión seria de Marx, se rascó la cabeza como pensando que la petición era un engorro.

—¡Jack, Charlotte...! ¡Ayudadme contra este que tengo aquí delante! ¡Los demás, evitad que los otros gólems se acerquen!

Todos formaron rápidamente de acuerdo con lo que Yami había señalado. Nadie hizo preguntas ni exigió explicaciones. Marx, el único asistente de confianza del Rey Mago, el hombre capaz que lo ayuda en sus deberes, dijo que quería el cráneo de uno de los esqueletos. Esa fue toda la razón que necesitaron.

—Magia de Corte: Cuchillo de Caza.

Jack dio el primer golpe. Cortó el esqueleto innumerables veces, lo suficientemente profundo como para crear pequeñas fisuras en todo su cuerpo. En respuesta a sus ataques, el esqueleto se dirigió hacia él a una velocidad temible.

—Magia de Creación de Espinas: ¡¡Látigo Mortal de Espinas!!

Charlotte disparó su magia en respuesta, pero no causó mucho daño. Sus zarzas golpearon directamente el cuerpo del esqueleto, pero el esqueleto se deshizo de ellas y continuó cargando hacia adelante. Sin embargo, sus zarzas también le golpearon en la cara, oscureciendo su visión por un momento. Y entonces...

—Está bien, bueno, lo siento por esto. Te voy a decapitar. —Yami apareció detrás del esqueleto, espada en mano—. Magia de Oscuridad: Corte Apagado.

Blandió su espada negra, cortando el esqueleto por el cuello y, con un segundo movimiento, cortó en dos su torso.

Usaron el ataque de Jack para atraer el esqueleto, luego Charlotte usó su magia para obstruir su campo de visión, dándole a Yami la oportunidad de asestar el golpe final. Para asegurarse de que esta secuencia de eventos no fuera interrumpida, los demás mantuvieron a raya los movimientos de los otros cuatro esqueletos restantes. Aunque Marx había sido el artífice de la petición, una vez más quedó impresionado por su habilidad.

—Aquí tienes, cabeza de tazón. Es posible que todavía sea capaz de moverse, así que ten cuidado.

—¡Ah, sí!

Yami arrojó el cráneo a Marx sin avisar, mientras este estaba perdido en sus pensamientos. Ciertamente todavía le estaba dando vueltas, pero eso no fue ningún problema. Mientras tuviera un modelo con el que trabajar...

—Ohhh... ¡Lo siento, Yami! ¡¡Hay dos gólems que van directos hacia ti!! —Rill gritó presa del pánico mientras dos gólems corrían directamente hacia Yami. Como Yami estaba ocupado con Marx, tardó en reaccionar.

[Magia de Pintura: Primavera Restrictiva]

—¡¡!!

El gólem que Yami acababa de matar disparó la magia de Rill directamente hacia él.

Parece que las heridas fueron demasiado superficiales, pensó Yami.

—¡Tch...!

Yami saltó hacia un lado para esquivarlo, pero el colorido torrente de magia golpeó su pierna, deteniéndolo y atándolo al suelo. Mientras estaba inmóvil, los otros dos gólems se prepararon para dispararle, pero...

—Magia Restrictiva de Tiempo: Chrono Stasis.

En un solo instante, los gólems quedaron capturados dentro de esferas de magia y dejaron de moverse por completo. O mejor dicho, se vieron obligados a una suspensión total.

Solo había una persona capaz de esto...

—Hola. Parece que logré llegar a tiempo. —Era el Rey Mago, Julius Novachrono. Apareció galantemente en escena con su habitual sonrisa amable—. Pude ver lo que estaba pasando dentro de los gólems, pero... Esto... ¡H-Habéis hecho un gran trabajo! ¡Muy loable! Sí, eh... sí.

Bueno... Parecía un poco más incómodo de lo habitual.

—¿¡E-El Rey Mago!? ¿¡Cómo ha podido...!? —Rill exclamó sorprendido.

Todos los demás lo miraron asombrados. Si estaba atrapado dentro de uno de los gólems, ¿cómo había llegado hasta aquí...?

—Lo... hice salir —Marx respondió a las preguntas de todos con una expresión de agotamiento. Sostenía el cráneo en sus manos, con las yemas de los dedos alrededor de la mandíbula inferior—. Me dijo que, cuando presionas esta parte del esqueleto, expulsa todo el contenido del espacio mágico de su interior... Bueno, nunca lo había hecho antes, así que no sabía qué sucedería exactamente, pero...

El dedo que empujaba la mandíbula inferior del cráneo todavía le temblaba. Estaba claro lo nervioso que estaba.

—¿Pero cómo sabías dentro de qué esqueleto estaba...? ¡Ah! —mientras hablaba, Rill hizo una mueca de comprensión.

Marx asintió con la cabeza antes de continuar:

—Dijeron que se "sincronizaban". En otras palabras, "cada uno de ellos contiene la misma información". Basado en eso, pensé que tal vez compartían el mismo espacio mágico... y parece que estaba en lo cierto.

Más bien, estoy realmente feliz de haber tenido razón. Lo aposté todo a una carta, pensó. Si se hubiera equivocado, entonces es posible que Julius hubiera quedado atrapado en uno de los cráneos ya destrozados. Solo pensar en ello hizo que Marx se estremeciera. No, posiblemente hubieran podido restaurar los cráneos a la normalidad después de la batalla, pero ¿quién sabe cuánto tiempo les habría tomado? Además, probablemente nadie hubiera podido rescatar a Yami. En cualquier caso, estaba increíblemente contento de que su plan hubiera tenido éxito...

[A-A-A-A-A-A-A-A--Ataque mágico recibido. Grabando... Grabando en memoria-a-a-a.]

—¡¡!!

Justo cuando Marx había suspirado aliviado, los esqueletos que estaban sellados comenzaron a temblar.

—Q-Qué... ¿¡Señor Julius!? ¡Se están moviendo! ¿¡Los esqueletos se están moviendo!?

—¿E-Eh? Ejeje. ¡Supongo que estoy más débil de lo que pensaba! —después de que Julius respondió a Rill, se volvió hacia todos y dijo—: ¡Todos, a mi señal, liberaré mi hechizo, inmediatamente después, atacad todos a la vez!

—No es necesario —Yami interrumpió las instrucciones de Julius y se colocó con su espada—. Los voy a cortar en dos, así que lo único de lo que debe preocuparse es de detenerlos si alguno de ellos todavía se está moviendo.

Una tremenda cantidad de poder mágico se elevó de su espada como humo negro.

—¡Kjakja! Oye, Yami, ¿qué vas a hacer esta vez?

—¿Por qué lo preguntas...? Como dije, los voy a cortar por la mitad. A esos de ahí —Yami respondió a la pregunta de Jack y apuntó a los cuatro esqueletos restantes—, y al espacio que los rodea. Magia de Oscuridad: Manto de Oscuridad – Corte Dimensional.

Con un movimiento de su espada, partió en dos a los cuatro esqueletos, así como la magia de Julius. Los esqueletos continuaron traqueteando, pero...

—¡No os mováis! —gritó Julius, disparando esferas de magia con una precisión inigualable. Golpearon los esqueletos, provocando que se hicieran añicos sin dejar rastro.

—Ya... está... —Después de examinar el polvo negro que había dejado el ataque de Yami, Marx se dejó caer al suelo aliviado. Esta vez, realmente todo había terminado. El único problema que quedaba era...

—¡Y-Yami! ¿¡Qué ha sido eso que has hecho!? Cortar mi magia de esa manera... ¡es increíble! Incluso rompiste la barrera... ¡Oye, hazlo otra vez! ¡Porfa, porfa!

Cómo regañar a ese viejo maníaco de la magia...


♣ ♣ ♣ ♣ ♣


—¡¡Lo siento!! Nunca pensé que las cosas saldrían así... —rodeado por todos los demás, Julius ofreció sus más sinceras disculpas.

—Kjakja. En realidad, me da igual~ Gracias a esto, tuve la oportunidad de acuchillar a esos tipos —informó Jack felizmente, mirando los restos de los esqueletos reunidos en una esquina de la cámara.

Después de la batalla, todos recogieron los restos de los esqueletos y repararon la entrada de la mazmorra para asegurarse de que no quedara evidencia de batalla que había tenido lugar. Por supuesto, hicieron todo esto sin llamar a la División de Evaluación Mágica o al equipo de recogida de restos. No querían que se convirtiera en un asunto oficial, o mejor dicho, no querían que nadie más supiera que el Rey Mago, el hombre que está en la cima de los caballeros mágicos, se había metido él solo en tremendo lío.

—Jaja... Tu escepticismo es útil, pero...

—¡Sin peros! Las cosas salieron bien porque vinieron todos los capitanes, pero ¿¡qué habría hecho si no hubiera podido contactar conmigo!? ¡Siempre termino diciéndole lo mismo! ¡¡Tiene que ser más consciente de que es un hombre de 42 años!!

—Sí... Sí... Sí, sí...

Marx había estado regañando continuamente a Julius durante todo el tiempo que estuvieron limpiando. Le puso todos los puntos sobre las íes, por lo que los demás no sintieron la necesidad de decir nada mientras esperaban que la ira y el disgusto de Marx disminuyeran. De hecho, es posible que incluso se sintieran un poco mal por Julius.

—Bien... Ya está todo en orden, así que me voy.

—¿¡E-Eh!? ¿¡Ya te vas!? ¿¡Y qué pasa con la cena!? —espetó Julius en estado de shock ante las palabras de Nozel.

—Con lo que hemos tardado en deshacernos de todo, la comida ya se habrá enfriado y las bebidas se habrán calentado. No tengo todo el día, así que lo mejor será suspender la cena —respondió Nozel con su habitual expresión fría.

—...

Tenía razón.

—Además... —hizo una pausa y se dio la vuelta, poniéndose de frente a todos una vez más—. Ha quedado bastante claro... ¿no? Incluso sin organizar reuniones de hermandad, los capitanes podemos trabajar unidos y reconocer las verdaderas fortalezas de cada uno.

—...

La boca de Julius se abrió ante las sorprendentes palabras de Nozel.

—Por supuesto, me niego a reconocer nada más que sus fortalezas. En primer lugar, me opongo a sentarme en la misma mesa que cualquier capitán que no sea de la realeza o la nobleza. ¡Todavía no estoy de acuerdo con la idea de que se le dé el rango de capitán a semejante gentuza...! —Se dio cuenta de que había permitido que algo parecido a la ira se filtrara en sus palabras y luego tosió como para recuperar la compostura—. Sin embargo, soy consciente de que, independientemente de mi postura al respecto, todas las personas aquí tienen la fuerza necesaria para ser capitanes. Además, está demostrado que son capaces de luchar a mi lado... Mientras sea así, para mí es más que suficiente.

—Bueno... Esa es una forma muy indirecta de decirlo, pero estoy de acuerdo contigo —fue Yami quien intervino. Nozel lo fulminó con la mirada, pero no siguió antes de dar un paso atrás—. Nuestra relación diaria es nefasta, pero podemos trabajar juntos si es necesario, así que no tienes que preocuparte por ayudarnos con nuestra vida privada. —Miró a Julius a los ojos y dijo, como si fuera obvio—: La Orden de Caballeros Mágicos que creó no es tan débil —una ligera sonrisa apareció ligeramente en su rostro mientras decía esto.

—Si, tienes razón —respondió Julius, devolviéndole la sonrisa a Yami.

Después de hacer sus movimientos tanto oficial como extraoficialmente durante estas últimas semanas, Julius se había dado cuenta de una cosa. Son (los caballeros mágicos del Reino del Trébol) incluso más fuertes de lo que Julius jamás imaginó. Parece que no tendría que haberles gastado ninguna broma. Son perfectos tal como son.

Sabía que tienen el poder de resistir cualquier dificultad que se les presente y podía sentir que, poco a poco, se van haciendo más fuertes. Saber eso era suficiente.

—Entonces... ¿podemos irnos?

Julius estaba inmerso en sentimientos cálidos, pero las francas palabras de Nozel lo devolvieron a la realidad. Se rascó ligeramente la mejilla y dijo con una sonrisa irónica:

—S-Sí. Claro. Este tampoco es el ambiente adecuado para un convite... Y, como dijo Yami, no parece que haya ninguna necesidad de que interfiera en vuestras relaciones personales. ¡Jaja! ¡La cooperación que habéis mostrado es magnífica!

Bueno... la verdad es que Julius ya lo sabía. Dejando a un lado sus vidas privadas, siempre demuestran una enorme capacidad para cooperar en el campo de batalla. Él lo sabe desde hace mucho tiempo. No había preparado la cena para confirmar que...

—¿Qué pasa, Julius...? ¿Tenemos algo en la cara?

—Ah... No...

Al darse cuenta de que estaba observando inconscientemente los rostros de los capitanes, Julius rápidamente desvió la mirada.

Después del Festival de las Estrellas, los Leones Carmesíes y las Orcas Púrpuras tendrían nuevos capitanes y volverían a ser nueve en total. En otras palabras, esta era la última vez que podría ver a los siete así. Quería verlos a todos comer y beber juntos al menos una última vez. Todos esos asuntos oficiales de los que le hablaba a Marx no le importaban. El verdadero objetivo de la cena era que todos congeniaran y comieran juntos.

—No es nada... Lamento haberos causado tantos problemas a todos.

Sin embargo, este no era el momento ni el lugar donde expresar pensamientos tan privados, y es cierto que tanto la comida como el alcohol habrían llegado a un estado cuestionable. Por ahora, se rendiría sin más.

—Es que... había pasado mucho tiempo desde la última vez que os vi pelear juntos.

—¿Eh? ¿Qué ha dicho?

—N-No... No es nada —Julius respondió a la pregunta de Yami con su habitual sonrisa amable.

En realidad, Julius podría haber escapado del espacio mágico y derrotado a esos esqueletos por sí mismo. Además, mintió cuando dijo que se había quedado sin poder mágico. Si lo hubiera hecho, no habría podido escapar de ese espacio mágico y no habría podido lanzar sus hechizos dos veces después. Creía en la fuerza de sus capitanes y sabía que trabajarían juntos. Sin embargo, quiso comprobar hasta qué punto podrían cooperar entre sí tras perder a Fuegoleon y Poizot. Y así, se le ocurrió esta pequeña "aventura".

Fue terriblemente indecoroso de su parte, pero es poco probable que este grupo tenga la oportunidad de trabajar juntos de esta manera en el corto plazo. Los ejercicios conjuntos requieren mucho tiempo, recursos y energía para su preparación, y además no sirven para mostrar su verdadero poder. Para empezar, nadie más puede competir con ellos. En ese sentido, estos gólems fueron una oportunidad única. Tuvo que soportar algunas reprimendas, pero, a cambio, tuvo la oportunidad de verlos en combate. Fue un precio justo.

Bueno... su cena se canceló, pero da igual. Prepararía otra la próxima vez que tuviera la oportunidad.

Mientras Julius pensaba, Yami lo miró cara a cara y dijo:

—No sé por qué me parece sospechoso... ¿Le importa si me pongo serio y leo su ki?

—¡N-No! ¡Jaja! ¡Y no descubrirías nada! Es más, mira, si unos se van, ¡vayámonos todos!

En el instante en que Julius hizo esta sugerencia presa del pánico, Nozel inclinó la cabeza y dijo:  

—Bueno, entonces me voy.

Sin dudarlo, giró sobre sus talones y caminó hacia la salida. Puede parecer de mala educación irse así, pero siendo Nozel, ya hizo bastante quedándose.

—¡Bueno, eso es una lástima! ¡Ujujuju! ¡Qué pena que se haya suspendido una oportunidad tan especial de comer con todos! ¡Quería hablar un poco más~!

—¡Kjakja! ¿Ah, sí? ¡Entonces siéntate al lado de Charlotte a la próxima!

Rill y Jack intercambiaron palabras mientras seguían a Nozel.

—Qué tontería... ¿De verdad crees que volvería a tolerar tus intentos de hacer gracia por segunda vez?

—Zzzz... Zzzz... Zzzz...

Los otros capitanes también se dirigieron hacia la salida mientras conversaban entre ellos. Ninguno de ellos quiso continuar con la fiesta. Después de todo, seguramente a ninguno le gustó la idea. Charlotte incluso dijo que era una "tontería". No obstante, no pasa nada. Ciertamente no se puede decir que la relación entre ellos sea "buena", pero es por eso mismo que chocan, discuten y se presionan entre ellos para mejorar día a día. La Orden de los Caballeros Mágicos se estableció a través de rivalidades amistosas. Julius se había entrometido porque temía que se estuvieran lastrando entre ellos en lugar de hacerse más fuertes. Si alguna vez lo necesitaba, implementaría un plan aún mayor.

Sin embargo, basándose en lo que sintió antes, eso no sería necesario por ahora. Para los miembros de sus escuadrones, los capitanes están siendo modelos ejemplares de cómo debe ser una competencia amistosa. Puede que no pase mucho tiempo antes de que todos los caballeros mágicos hagan lo mismo. Si pueden cooperar unos con otros y actuar como un solo bloque, seguramente podrán superar incluso una situación difícil como la que se avecina...

Julius estaba sumido en sus pensamientos mientras los seguía.

—Como dije... tiene una sonrisa muy sospechosa. Me está asustando, así que ¿puede parar? —dijo Yami mientras caminaba junto a Julius.

Julius se dio cuenta de que había dejado que lo que estaba pensando se reflejara en su rostro nuevamente. Mantuvo su expresión mientras se volvía hacia Yami.

—¿Mmm~? No es nada. Estaba pensando en lo mucho que habéis crecido.

—¿Qué carajo...? —dijo Yami con una risita. Entonces, de repente hizo una expresión de sorpresa y dijo—: O-Oiga, ¿habla en serio? Sentí vagamente eso mismo antes, pero ¿¡ha estado pensando cosas lascivas sobre mí...!?

—Sabes, llevo mucho tiempo pensando en si decírtelo, pero esos chistes tuyos preocupan a las personas que te rodean más de lo que crees —respondió Julius con una sonrisa irónica mientras colocaba su mano sobre su pecho.

—¡C-Capitanes! —gritó Marx cuando se iban. Por alguna razón, estaba sudando y le temblaban los labios. Tenía una expresión de dolor, como si hubiera algo importante que decir... pero no quería decirlo. Sin embargo, en poco tiempo, se armó de determinación y habló—. Estaba pensando... en cómo hacer que el convite de capitanes sea más... emocionante y... —metió su mano temblorosa en su túnica—. Reservé una sala privada... donde podríamos cantar mientras bebemos después de cenar.

Y sacó un folleto de cierto bar.

—...

Por segunda vez esa noche, todos se quedaron paralizados en silencio. Marx era verdaderamente un hombre capaz y, además, muy diligente. Como era tan capaz, preparó la posibilidad de una fiesta posterior. Como resultado...

—¿¡Qué... qué estás haciendo, Marx!? Tratar de hacer que la fiesta sea emocionante con gente como esta... ¡Eso es imposible!

Esas palabras insultantes vinieron de Rill, quien se aferró a Marx mientras este suplicaba, con los ojos muy abiertos por el pánico.

—Además, ¿¡cantar!? ¿¡Estás loco!? ¡Con esta gente... sería un cuadro bien caótico!

—¡Es inevitable! Fue una decisión de último momento, ¡así que no pude encontrar reservas disponibles en ningún otro lugar! ¡No puedo reservar un restaurante abierto al público sin más! ¡Perturbaríamos el negocio!

Jack se acercó a Rill y Marx con un brillo en los ojos mientras continuaban su debate.

—Está bien, Rill~ Puedes sentarte entre Charlotte y yo. Y puedes contarme todo esto que dices. ¡Kjakja! Lo que realmente piensas de nosotros y tal~ —dijo Jack mientras ponía su mano sobre el hombro de Rill.

—Oye, Jack. Que yo no he accedido a ir... —Charlotte replicó con una expresión de indignación en su rostro.

—¿Eh? ¿Qué pasa? Si suena divertido. Yo voy~

—¿Quééé...? —Charlotte giró la cabeza y respondió con una voz varias notas más alta que su rango habitual cuando escuchó a Yami decir que él iba a ir. Luego, tosió levemente y dijo—: B-Bueno, como dije antes, alguien tendrá que controlar que estos hombres no hagan estupideces... ¡Así que yo también iré!

Al escuchar esto, Yami y Jack palidecieron.

—C-Como dije antes... ¿¡qué te pasa hoy!? Quieres asesinarme cuando me despiste, ¿¡no!? Si vas a matarme, ¡hazlo rápido! ¡¡Deja de hacer todas estas cosas raras para mantener el suspenso!!

—¡C-Cálmate, Yami! Ofrécele un sacrificio en tu nombre y ya está... ¡Ya sé, ofrezcámosle el niño ciervo!

—¡Imbéciles... dejad de enredar...! M-Mira, si eso es lo que queréis, entonces os concederé el deseo y os mataré aquí mismo. Prepárate... Rill.

—Espera, ¿¡por qué empiezas conmigo!?

—¡Juju! Calma, chicos —Vangeance intervino con una sonrisa irónica justo cuando una atmósfera caótica comenzaba a flotar en el aire. Luego se volvió hacia Julius—. Quien propuso que tuviéramos esta cena fue el Rey Mago. Creo que debemos dejarle a él decidir si alargamos la fiesta o no.

Con esas palabras, todos los ojos se posaron en Julius.

—Mmm... Vamos a ver. —Los ojos de Rill estaban llenos de lágrimas. Los ojos de Nozel estaban llenos de disgusto ante la idea de no poder irse. Marx tenía una mirada suplicante. Los ojos de Yami decían que le daba igual todo. Al observar los diferentes pensamientos reflejados en sus ojos, Julius felizmente se rascó la cabeza y dijo—: Bueno... Ya que estamos todos reunidos, vamos.

Y así comenzó la juerga infernal después de la cena infernal.



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